viernes, 28 de diciembre de 2012

67. Cañete y el vino de Jerez

Bueeeeeeeeeeeeeno, no se me molesten, ya sé que no están todo el día tocando la zambomba y escuchando villancicos con cara de arrobo. Ha sido automático: les he pinchado un poquito, a cuenta de su absentismo bloguero navideño, y han vuelto a dispararse las visitas. Ya veo que, como el bebé de la historia que les contaba en mi última entrada, no habían abandonado la buena costumbre de entrar en mi Blog, sólo estaban descansando. Como premio, voy a dejar a un lado mi propósito de esperar a que pasen las fiestas, y vamos a empezar ya a dar caña. ¿Por qué no? Y, para dar caña, nada mejor que Cañete.

El actual ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, ya visitó esté Blog en la entrada nº 2, a cuenta de sus viejas declaraciones explicando que un camarero marroquí nunca tendría el mismo salero que uno nacional, a la hora de servir un desayuno como Dios manda, porque no lograría entender si el desayunando quiere la tostada con crema, con manteca colorá, con boquerones en vinagre o con tomate.

Bien, pues este orondo señor ha vuelto a abandonar el anonimato de la segunda línea del Rajoy team, para felicitarse públicamente por la reciente sentencia de la Audiencia Nacional que anula las sanciones impuestas por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) entre 2009 y 2011 al Consejo Regulador del Vino de Jerez, por sus presuntas prácticas monopolísticas. Aquí tienen el link al Diario de Jerez, en donde se da cuenta de las declaraciones del señor Cañete. 

Muy bien. Algunas reflexiones al respecto. Las prácticas monopolísticas tienen una amplia tradición en España, en donde mucha gente se proclama liberal (como Esperanza Aguirre), pero luego arrima el ascua a su sardina, familiar o gremial. Ser liberal está muy bien, yo me proclamo liberal, estoy convencido de que la competencia es buena dentro del sistema de libre mercado en el que nos movemos, y para el que ya no parece haber alternativa desde el derrumbe del mundo soviético. Pero yo no soy un liberal-esperancista, uno de esos que dicen que mucha libertad, pero para que yo, desde el poder, favorezca a mis amigos o mi familia.

La libre competencia se basa en la existencia de unas normas que regulan el funcionamiento de los mercados, mientras que el liberal-esperancismo se basa precisamente en la eliminación de esas normas, en lo que se ha dado en denominar con el palabro “desregulación”. En esta sociedad tan hipócrita en la que vivimos, se desarrolla una lucha continua entre los que vigilan el cumplimiento de unas mínimas normas de libre concurrencia en los mercados, y los que tratan de burlarlas. Es como la carrera permanente entre el doping y el anti-doping.

La CNC es un organismo estatal creado para defender la posición en esa constante pelea. La CNC tiene una página Web: www.cncompetencia.es. Si entran en ella y pinchan sobre la palabra “Noticias”, se sorprenderán de la cantidad de expedientes que este organismo tiene abiertos, desde las empresas eléctricas, cuya aparición reciente en el programa Salvados casi le cuesta la barba al bueno de Jordi Évole, hasta las empresas mayores de telefonía (Moviestar, Orange y Vodafone), que directamente incluyen en sus balances anuales una partida para pagar las multas de la CNC, y siguen cebando su monopolio. Pasando por la Asociación Nacional de Criadores de Caballos, o lo que la propia CNC denomina "el cártel del material de archivo”. Increíble, pero cierto.

En ese marco, es donde hay que situar la sanción al que también podríamos llamar “cártel del vino de Jerez”. Su verdadero nombre es: “Consejo Regulador de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez”. Parece ser que la CNC investigó durante años las prácticas que este organismo desarrollaba desde 1991 (y se supone que desde antes), y decidió imponerle unas multas superiores al medio millón de euros, que ahora ha anulado la Audiencia Nacional.

Las prácticas del Consejo suponen un sofisticado sistema de fijar los precios del mercado de la uva, y manejar a su antojo la oferta de mostos y caldos de la región que controlan. La Audiencia basa su decisión en dos argumentos: que la Junta de Andalucía estaba de acuerdo con el sistema y que se le había dado publicidad suficiente. Es como si un proyecto urbanístico contrario al planeamiento vigente se convirtiera en legal sólo porque lo respalde un organismo oficial y se publicite a los cuatro vientos.

Bien, hasta aquí, nada demasiado escandaloso. El vino de Jerez es un patrimonio nacional que se debe proteger, cuyos orígenes se remontan a los tiempos antes de Cristo, cuando los fenicios plantaron las primeras viñas. Su historia la encuentran ampliamente relatada en la Wikipedia y no hace falta que se la reproduzca aquí. En Inglaterra ya apreciaban el jerez en el siglo XII. El auge definitivo de esta industria viene del siglo XIX y se debe a una serie de cultivadores ingleses: Sandeman, Terry, Domecq, Osborne, Garvey, Duff-Gordon y tantos otros que les sonarán de las estanterías de los bares. Y González-Byass (o González by ass,  versión chusca que no hace falta que les traduzca, que todos ustedes entienden el inglés elemental).

La legislación en que se basa la creación de la CNC, intenta proteger al consumidor de las prácticas monopolísticas, y podríamos llegar a entender que el Gobierno quiera, en estos tiempos de crisis, proteger más al productor que al consumidor y, por tanto, subvencionar esa industria, relajar los controles anti-monopolio y salvar un sector productivo del que viven tantas familias y que además es patrimonio nacional, etcétera. Tengamos en cuenta también que el vino de Jerez no es un artículo de primera necesidad, no es como si la Audiencia adoptara una resolución similar con el trigo, por ejemplo. Incluso podríamos entender que el señor Cañete, como Ministro de Agricultura, quiera velar por la pujanza de un importante sector productivo, por encima del cumplimiento estricto de las leyes de la libre competencia.

Pero la clave del asunto la encontramos en la propia Wikipedia, sólo buscando la referencia personal de don Miguel Arias Cañete. Transcribo directamente: Arias Cañete está vinculado a Jerez de la Frontera por su matrimonio con Micaela Domecq y Solís-Beaumont, novena hija de Juan Pedro Domecq Díez y de Matilde de Solís-Beaumont y Atienza (hija de los marqueses de Valencina), con la que tiene tres hijos. Ha sido, por tanto, cuñado del ganadero Juan Pedro Domecq. Este hermano de su esposa, hasta su fallecimiento en 2011, estaba casado con la condesa del Asalto, María Teresa Morenés y Urquijo, a su vez prima de otro ministro del gobierno de Mariano Rajoy, Pedro Morenés. Fin de la cita.

Pues, como suele decirse, sobran los comentarios.

2 comentarios:

  1. En fin, algún jerez tendrá que beberse este señor, a ver si olvida su contrariedad por no hallar en sus presupuestos una partidita para los trasvases que en los tiempos de Ánsar iba a hacer por c... (criadillas) y se quedó con las ganas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de los trasvases ya lo incluí como uno de los grandes horrores del segundo mandato de Ansar, en la entrada 48, que, por cierto es de las que menos ha visitado la gente, vaya usted a saber por qué. En febrero de este año, ya de nuevo ministro, volvió al ataque con el asunto, a pesar de lo que dijo al respecto el CSIC (ver www.publico.es/420707)

      Eliminar