sábado, 28 de abril de 2018

725. Piernas

Bueno, pues aquí seguimos a caballo de la realidad líquida embravecida, como el mar coruñés en días de tormenta. Para cabalgar la ola hacen falta dos cosas: piernas y cabeza. En este presente vertiginoso, la posibilidad de que sucedan milagros es real y es algo que no debe causarnos sorpresa. Sin embargo hay temas a los que no alcanza el poder de San Benitiño de Lérez y otros santos milagreiros. Por ejemplo, que el Dépor se salvara del descenso era imposible y así lo entendí yo en enero, después de viajar a La Coruña para verlos jugar en directo. Lo que vi fue un grupo de jugadores abatidos, con plomo en las piernas, bajo el hechizo de un meigallo funesto. Era imposible hacer nada con ellos. Y la debacle se ha consumado: el año que viene jugaremos contra el Reus, el Alcorcón y el Nastic de Tarragona. En fin, yo seré siempre del Dépor, pero ya les he anunciado que el año que viene hincharé (como dicen los argentinos) para Rayo Vallecano, tíos, qué pasa, aquí el menda: bukanero de toda la vida. Lo siento sobre todo por Clarence Seedorf, un buen tío, currante y mediático como nadie, lo cual no quiere decir que sea buen entrenador. Sólo tienen que ver a Guardiola, un tipo bastante detestable, pero un gran entrenador. En cambio el señor Mourinho, que también es detestable, encima es malo de cojones profesionalmente, al menos en mi opinión.

He dicho que Seedorf es un tipo mediático. He aquí otra de las claves del mundo moderno. Hay tipos mediáticos y tipos que no lo son. Hay temas que venden y temas que no. Y temas trascendentes que pasan desapercibidos, bajo la marea de las noticias con más visibilidad. Por ejemplo, estos días nos han acosado por todas partes dos temas: Cifuentes y La Manada. No voy a decir mucho de ambos, hay que esperar a que baje el nivel de ruido. Cifuentes es una persona que padece una enfermedad (en la medida en que la ludopatía y otras adicciones lo son). Pero lo tremendo es que haya unos habitantes de las cloacas que se dedican a almacener imágenes y vídeos de nuestras miserias, para sacarlos en el momento oportuno. El caso del vídeo del mangue de cremas anti-aging, revela dos cosas que apenas se han comentado. UNO, que lo del Máster era sólo una primera escaramuza: alguien dio la orden de fuera con esta señora, por alguna razón que no conocemos, y empezaron con el fuego de infantería, antes de usar la artillería pesada.

DOS, que ese vídeo revela una premeditación por parte del que lo obtuvo. Que esta señora no ha robado una vez sola, que seguramente lo suyo era compulsivo y andaban detrás de pillarla. Porque la casualidad no existe, queridos seguidores del blog. Aquí hay un tipo que opera de productor de la cinta, que está al loro, que aparece en el momento justo para ofrecer una compensación suficiente al vigilante que custodiaba las grabaciones antes de que se destruyeran. Que todo eso requiere un plan, un presupuesto, una logística y unas necesidades de montaje y post-producción. Las razones de por qué se han cargado a esta señora no las sabemos y puede que no las sepamos nunca. En cualquier caso, hay algo claro: que Cifuentes no era uno de los suyos. Que se trata de una trepa, que se declara agnóstica y proabortista, que lleva un tatuaje étnico encima del culo, que es motera y se pega unas chufas monumentales con la moto y que probablemente le gusta el rock duro. Un personaje muy alejado del estereotipo de señora del OPUS que ve con naturalidad cómo le crecen los Jaguar en el garaje.

De La Manada, poco hay que decir. Yo, si fuera el juez, les habría recetado la prisión permanente renovable y comprendo la indignación callejera. Pero la partida judicial no se ha terminado. Veremos qué sucede con los recursos. A la calle hay que tenerla en paz que, si no, es un factor que puede adquirir mucho peso. Los pensionistas se movilizaron a tiempo y ya conocen el resultado. Ahora todo son concesiones, lo cual me parece muy bien, por la cuenta que me trae. Pero de esto es de lo que yo quería hablarles: atronados por el ruido de Cifuentes y La Manada, a muchos de ustedes seguro que se les ha pasado un tema bastante trascendental. Hablo del acuerdo Gobierno-PNV que ha permitido desbloquear la tramitación de los Presupuestos del Estado 2018. Merece la pena leerse los detalles de ese acuerdo, que incluye nada menos que el aplazamiento de la aplicación del factor de sostenibilidad a las pensiones, previsto en la Ley de diciembre de 2013 para que entrara en vigor el próximo 1 de enero y que, en virtud de ese nuevo acuerdo, retrasa su aplicación hasta el comienzo de 2023.

Sobre ese presunto cambio inminente del régimen de actualización anual de las pensiones había yo edificado mi plan de jubilación, aunque ya estaba empezando a flaquear en mis convicciones, como se evidenció en el Post #722 Proyectos de futuro. Les diré que, a lo largo de las caminatas de mi excursión senderista de este fin de semana, tuve ocasión de comentar mis dudas con sucesivos colegas, la mayor parte jubilados, y escuchar sus sabios consejos. Y llegué a una conclusión. A la hora de decidir la fecha de jubilación (pudiendo elegir, como es mi caso) lo más importante no es el tema económico, sino tus propias sensaciones. Los que así me hicieron pensar me decían que los recortes no serían en ningún caso muy drásticos; que, en caso de que lo fueran, afectarían por igual a todos, sin importar que se hubieran jubilado antes o después del 1 de enero de 2019. Y una razón más: Rajoy es tan vago que hasta es posible que no haga el Reglamento que tiene que hacer por pura desidia, con lo cual, la Ley podría no llegar a aplicarse por falta de Reglamento.

Eso es lo que me traje yo en la cabeza de Priego (Cuenca), después de poner a prueba mis piernas con unas rutas de 21 y 12 kms. respectivamente. Por cierto, dice Inmaculada que no he ponderado suficientemente la calidad de los tomates de esa tierra: son ciertamente extraordinarios, me traje un par de kilos que todavía me estoy comiendo. Pero subsistía la espada de Damocles de la aplicación en enero del factor de sostenibilidad. Y el lunes se anunció el acuerdo con el PNV. Así que, en este mundo en permanente transformación, mis coordenadas han dado un vuelco espectacular: hace un año estaba aburrido y me amenazaban con bajarme la pensión si insistía en quedarme. Ahora me lo estoy pasando bien en el trabajo con el tema Reinventing Cities y ya no voy a perder pensión si me quedo después del 1 de enero. Esa es la nueva ecuación. Hasta finales de septiembre tengo tiempo de pensármelo. En este ínterin pueden suceder muchas cosas y puede que vuelva a cambiar de opinión. Creo que es este un tema del que ya no voy a hablar mucho más en el blog pero, en las condiciones actuales, como suele decirse: blanco y en botella.

Otro tema es que, independientemente de que este acuerdo con el PNV me beneficie a mí a título personal, mi opinión sobre el mismo no es muy positiva. Creo que, en términos futbolísticos esto no es más que echar el balón para adelante y esperar a ver qué pasa. El sistema de pensiones ha de ser revisado, porque es insostenible, como les demostré en el Post #714 Las pensiones. Todo esto no es más que una estrategia de Rajoy para seguir en el puesto hasta las elecciones, lo cual me parece muy bien, dada la talla política de las alternativas que tenemos. Pero, antes mejor que después, habrá que afrontar esa reforma. El lado positivo es que se demuestra que la situación económica no es tan desesperada como lo era a comienzos de esta década. Que hay dinero para soportar el gasto que supone la mejora de las pensiones. Que la mejora de nuestro país en las calificaciones de las agencias de rating (a pesar de que mantienen a Cataluña a la altura de Zimbabwe), nos permite tener la prima de riesgo por debajo de 70, lo cual es cojonudo, lo miren como lo miren.

Todos estos movimientos son preparatorios de las elecciones locales y autonómicas de 2019 y, sobre todo, de las generales de 2020. El PP, dentro de su desmoronamiento por el tema de la corrupción, se defiende como gato panza arriba del avance de Ciudadanos, la cuña de la misma madera y el enemigo real, dada la inconsistencia de las propuestas del PSOE y Podemos. Asistiremos a este interesante duelo desde la barrera, que es desde donde mejor se ven los toros. Pero este blog es un foro ligero, casi siempre humorístico. Y resulta que hay otro asunto que también, seguramente, se les ha pasado por alto, entre el fragor de las batallas de los trending topics Cifuentes y La Manada. Hace unos días, el presidente Macron visitó a Trump en Washington. Los dos presidentes, con sus señoras, asistieron en los jardines de la Casa Blanca a la interpretación de los himnos nacionales. Ambas primeras damas dieron en venir vestidas del mismo color blanco inmaculado y fueron objeto de los flashes de los fotógrafos. Empecemos por ver una foto de las piernas de ambas señoras.


Según la Wikipedia, Brigitte Macrón tiene 65 años recién cumplidos. En cambio, Melania Trump tiene 48, también recién cumplidos. A la vista de las piernas que les muestro, les hago una pregunta: ¿a quién pertenecen esas maravillosas parejas de extremidades que vemos en la imagen? La respuesta parece clara: las que vemos a la derecha son unas piernas más baqueteadas, parecen sugerir una trayectoria más veterana, una sucesión de trabajos, carreras y episodios más longeva. Los pies están mucho más hinchados y llenos de venas que sobresalen; parecen sin duda los pies de una persona mayor. No se olviden que los pies, piernas y manos son las partes más reveladoras de la edad de una persona, que la cirugía estética no ha encontrado soluciones para la mejora de la apariencia de estas partes del cuerpo. Las piernas que vemos a la izquierda son en cambio estilizadas, torneadas, de piel tersa y tobillo fino. Así que supongo que coinciden con mis apreciaciones: las piernas de la derecha son las de la sexagenaria Brigitte y las de la izquierda las de la cuarentona Melania. Ahora vean la imagen completa.


Las apariencias engañan, queridos amigos. Parece que la señora Macron cuida más sus piernas que la señora Trump, a pesar de que la segunda se ajusta más a los cánones que parece admirar el señor Trump, a quien todo el rato se le relaciona con actrices del porno, con tetas de plástico y enormes tacones. En realidad, está claro que Trump se fija más en otras partes de la anatomía femenina. La solución a este acertijo está en la foto de estas dos señoras en contraplano, desde la propia fachada de la Casa Blanca. Aquí se ven muy claramente cuáles son las preferencias del estrambótico presidente del pelo zanahoria.


Lo dejaremos por hoy. Disfruten del fin de semana. Y recuerden: no se fíen de las apariencias. Lo que hoy es negro, mañana puede ser blanco. Excepto la invariante del Dépor, que se va a Segunda, todo fluye, nada permanece. Ya lo dijo Heráclito de Éfeso, un precursor de las teorías de la realidad líquida.

miércoles, 25 de abril de 2018

724. En una realidad líquida

Hace poco más de un año que falleció a los 91 años el pensador polaco Zigmunt Bauman, el hombre que mejor ha radiografiado nuestro mundo acelerado, en el que las cosas cambian de un día para otro. Bauman habla de una realidad líquida, en permanente cambio, por contraposición a la realidad sólida de nuestros antecesores, en donde existían unos valores inamovibles sobre los que se sustentaba todo el entramado social: el matrimonio, la crianza de los hijos, el valor del trabajo, la acumulación de un capital para blindar la vejez y la descendencia, la importancia de la cultura, del arte, de la educación. Ese mundo se ha ido poco a poco sustituyendo por una realidad que fluye y que se caracteriza por otros valores muy distintos: la aceleración, la precariedad, el vértigo, la inseguridad, el cuestionamiento de lo más básico.

En ese mundo móvil, lábil, precario y evanescente, no caben muchas actitudes, salvo la de estar muy atento y tratar de subirse a la ola favorable cuando toca. El que se duerme, se lo lleva la corriente, como al camarón del refrán. Y el que se intenta afirmar en el suelo para oponerse al movimiento predominante, pues la realidad lo arrasa. Una realidad en continua mutación. Adaptarse y tener la facultad de observarla es realmente un espectáculo apasionante. Hace apenas una semana que escribí mi último post y ya las cosas están cambiando un montón. La señora Cifuentes se ha tratado de oponer a ese movimiento y ha acabado arrasada, en un episodio del que ya hablaremos más adelante, porque encierra muchas de las claves de la sociedad que vivimos. Muchos de nuestros pilares se tambalean y hay que seguir con la intuición despierta al ciento por cien.

Eso es lo que trato yo de hacer con mi vida, algo que me exige un esfuerzo no siempre sencillo, porque no olvidemos que yo pertenezco a una generación que se sustentaba en un importante ramillete de certezas. Sirva todo esto de prólogo a mi relato de estos últimos días, que es lo que esperan muchos de mis lectores más fieles, y que les presento también a modo de disculpa por no haber escrito nada en el blog en un período un poco más largo de lo normal. Tras leer lo que les cuento ahora, ya me dirán de dónde podía yo haber sacado tiempo para cumplir con esta tribuna. Nos habíamos quedado en que el viernes salí de mi oficina directamente a la carretera en dirección a Priego (Cuenca). Allí cenamos los del grupo senderista y elaboramos el programa del día siguiente.

El sábado, nos desplazamos en coches a Carrascosa de la Sierra. Desde allí, caminamos hasta la Herrería de Santa Cristina, donde dimos cuenta del almuerzo que llevábamos, a base de bocatas, tomates de la huerta de Cuenca y agua repuesta en las fuentes del camino. Luego, vuelta a Carrascosa. En total, haciendo una media de los registros de los tres podómetros que llevaban algunos colegas, unos 21 kilómetros, con buen piso, pero con importantes cuestas arriba y abajo. De vuelta en Priego, apenas tuvimos tiempo de una ducha rápida, porque teníamos una cita con un alfarero que redondea sus ingresos como artesano del barro con su actividad de guía turístico. Nos llevó primero hasta el convento de San Miguel de las Victorias, que entronca directamente con la fundación de la ciudad (Priego ostenta el título de ciudad desde 1440, cuando lo obtuvo de Juan II, padre de Isabel la Católica). En efecto, Priego adquiere todo su esplendor a partir de la victoria en la batalla de Lepanto, 1574, en donde el Conde de Priego participa como mayordomo de Don Juan de Austria.

Tras la victoria, el Conde edificó el Convento en un emplazamiento privilegiado con unas vistas fastuosas. De vuelta en el pueblo (perdón, en la ciudad), el alfarero nos mostró otros monumentos, como la Torre de Despeñaperros, único resto del castillo árabe, desde cuya azotea arrojaban a los perros, es decir, a los cristianos. El chalet que se construyó el ciclista Ocaña, ganador del Tour de Francia. Ocaña había nacido en Mont de Marsan (Francia), pero sus padres eran emigrantes de Priego. Más allá, la descomunal iglesia de San Nicolás de Bari, en donde pillamos la salida de misa; la Plaza Mayor con el Ayuntamiento. Hacia el norte sale la llamada Calle Larga, que termina pasando por un arco de piedra bajo una casa, ahora en obras. De ese arco, parte el camino hacia el norte que siguió Don Quijote y que, pasando por Molina de Aragón y Zaragoza, terminaba en Barcelona, adonde el esforzado caballero quería llegar para conocer el mar. Allí, Don Quijote es derrotado por el Caballero de La Blanca Luna y, desanimado, decide regresar a casa.

Se pueden imaginar la cena que nos pegamos después de un día tan largo, en el propio restaurante del Hostal Los Claveles, donde nos alojábamos. El domingo, ya con las maletas hechas, fuimos en coche a Cueva del Hierro, en donde comenzamos una segunda caminata hasta las mismas fuentes del Guadiela, unos 12 kms. ida y vuelta. El campo estaba verde como en los mejores tiempos, después de las lluvias recientes. Esta vez comimos en el cercano pueblo de Beteta, en Casa Tere, un lugar especializado en judiones y guisos de caza. Después, un corto paseo y al coche para desandar el camino hasta Madrid, a donde aún llegué de día. Les dejo unas fotos: el mimbre recogido, el líder del grupo conmigo ante un rebaño que cruzó nuestro camino, y una foto de gran parte del grupo (no todo).




El lunes, estaba bastante reventado, pero el día no me dio mucha tregua. Estaba a mi hora en la oficina, donde hube de resolver a la carrera algunos temas del Reinventing, antes de salir en un coche para Cibeles. A las 10.30 estaba convocado para participar en un encuentro con la ciudad china de Chongqing, que se ha hermanado con la de Madrid. Chongqing es la mayor ciudad de China (más de 30 millones de habitantes en su área metropolitana). Y es una de las cuatro grandes ciudades que no tienen región, sino que, por su relevancia, son ciudades estado o distritos federales que dependen directamente del gobierno del Estado. Las otras tres son Pekín, que ahora se dice Bei-jing, Shanghay y Shenzhen, la gran aglomeración vecina de Hong Kong. La delegación de Chongquing (pronúnciese Chon-chin) estaba formada por más de veinte personas. Traían una intérprete muy buena, pero el tema de la traducción sucesiva es muy cansino y hace los actos interminables.

Me tocó contarles mi presentación sobre Madrid, durante unos 45 minutos y después me siguieron otros oradores. En un momento dado, irrumpió en el lugar la señora Carmena, con toda su cohorte. Había abandonado unos minutos el Pleno para venir a firmar el MOU con el alcalde de Chongqing. ¿Cómo? ¡Ah! Que no saben lo que es un MOU. Es como llamamos los modernos a los acuerdos entre ciudades y viene del inglés Memorandum of Understanding. Hala, ya saben una cosa nueva. Después del breve interludio de los alcaldes, continuamos con el acto. El alcalde chino y sus ayudantes me hicieron muchas preguntas Y seguimos casi hasta el mediodía.

A continuación, la delegación china nos invitaba a comer en el Hotel Intercontinental, en la Castellana. Pregunté si estaban alojados allí y me dijeron que no, que estaban en el cercano Hesperia. Que éste había sido su primera opción, pero que habían ido a conocer el restaurante y habían comprobado que estaba en la planta sótano. Y parece que a los chinos no les mola eso de comer bajo la superficie de la Tierra por una cuestión cultural. Nuestro Vicealcalde Luis Cueto se incorporó al banquete y me las ingenié para sentarme a su lado y averiguar qué horas tenía libres en las próximas semanas, para pedirle que presida un encuentro que vamos a tener con ASPRIMA, la mayor asociación de promotores inmobiliarios de Madrid, para tratar de que nos ayuden en lo que ya se imaginan y no hace falta que se lo repita. El banquete fue pantagruélico y muy divertido. Con eso de la traducción sucesiva se alargó hasta más allá de las 17.30. En la sobremesa, bien cargados de alcohol, hice una inspección somera del personal, por aquello de la problemática de género. Y comprobé, que entre el género circundante, la chica más atractiva era la fotógrafa que traían desde China. Le pedí que se hiciera una foto conmigo y abajo tienen  el resultado.


Me despedí, pero apenas pude descansar media hora en casa. A las 20.00 me acerqué hasta el Círculo de Bellas Artes en donde se inauguraba una exposición de bocetos al natural de mi amigo, arquitecto y colega senderista Chema, que firma como Isómero, porque se apellida García García. Un día agotador, pero el martes no fue mejor. Se lo voy a resumir, para no alargar más este post. Primero media mañana a la carrera, organizando la jornada de ASPRIMA, a partir de las horas que me había ofrecido Cueto. A las 12 estaba en la Escuela de Arquitectura, en donde participé como jurado honorífico en la presentación de los trabajos de fin de Máster (con perdón) de Planeamiento Urbanístico, que dirige mi amiga Ester Higueras y de cuyo consejo asesor soy miembro. Acabamos a las dos de la tarde y nos fuimos todos a tomar unas cervezas en el bar de alumnos. Después de varias latas con los chicos, Ester me propuso terminar la cosa en el restaurante del Museo del Traje, ella y yo mano a mano con una cerveza más. Ya saben que propuestas como esa no me las tienen que hacer dos veces. Para rematar, entre las ocho de la tarde y las once de la noche, tenía un último sarao: la fiesta de cumpleaños de una amiga en un bar de mi barrio. Abajo les pongo una foto de este último festejo.



Hoy estoy de bajón, de cura de alcohol, de escritura de blog. Iba a publicar ya este post, pero está a punto de empezar Fariña en Antena 3. Así que creo que saldrá después de medianoche. He de contarles que se me han vuelto a infiltrar los italianos, que han entrado en una noche non, ante el bloqueo de las noches pares. El toque de queda se va a extender, por tanto, a todas las noches. Durante un tiempo. Luego ya veremos. Otro síntoma de esta realidad líquida de la que les hablaba al principio. Sean buenos. (Lo estoy publicando en el descanso de Fariña y esta noche me voy a saltar el toque de queda)


jueves, 19 de abril de 2018

723. Toque de queda

No creo que nadie se sorprenda de saber que los italianos que piratean mi blog han vuelto a la carga después de mi maniobra de pasar todos mis post a modo borrador y mantenerlos en la nevera dos o tres días. Después de esa jugada de prueba, las cosas regresaron a su fase anterior: cada dos noches, con regularidad suiza, el blog registra una entrada masiva de visitas de Italia, 60 simultáneas, que afecta a mis últimos veinte posts (sean estos los que sean), es decir, tres visitas para cada uno. Entiendo que esto no supone que una persona física haga una especie de rebote de mis textos a tres amigos, algo que no me importaría. Por el contrario, pienso que se trata de una anomalía informática que se me ha quedado adherida al sistema, como una especie de garrapata virtual, más que un virus. Por eso trato de erradicarla. Este blog conlleva una exigencia de calidad en forma y fondo que no puede tolerar eso. 

Así que me dispongo a la batalla. Parafraseando el mítico grito de Husillos, el conspicuo albañil de la película El milagro de P.Tinto, proclamo: AQUÍ HAY QUE SANEAR. En mi primer ataque exploratorio, hice todo a pedal. Quiero decir que tengo mis posts agrupados en páginas de 25. Y yo tenía que dar un tick a cada uno para seleccionarlos todos y luego dar a la opción “cambiar a borrador” a los 25 a la vez. Manteniendo ese formato, hubiera tenido que hacer la operación 29 veces, y dar un total de 723 ticks, contando el correspondiente a este mismo post. Una verdadera lata. Pero en este tiempo he descubierto nuevas funcionalidades del sistema. En primer lugar, puedo agrupar los posts en páginas de 50 y hasta de 100. Y hay una tecla virtual, que te selecciona los cien con un solo tick. Lo que supone dar sólo 8 ticks. Y lo mismo, cuando los publique de nuevo. Eso me da mucha agilidad para hacer la operación de ataque con rapidez.

Además, he puesto a trabajar a la inteligencia y el contraespionaje. Y he comprobado que las entradas masivas de visitas simultáneas desde Italia se producen siempre en el mismo intervalo horario, entre la una de la noche y las cuatro de la madrugada, en días alternos, uno sí, uno no. Así que lo tengo a huevo: sólo tengo que poner el blog en cuarentena las noches alternas y revivirlo por la mañana. Y si veo que el ataque pasa de las noches pares a las noches nones, extender la cuarentena a todas las noches durante un tiempo. No es algo que me suponga una gran molestia, simplemente es una rutina a incorporar a las costumbres de antes de acostarse, como lavarme los dientes. Bien pensado, lavarse los dientes es un coñazo, pero hay que hacerlo y se hace sin dejar por ello el menor resquicio al fastidio. Pues con el saneamiento del blog tampoco.

Lo siento por la miríada de seguidores noctámbulos que entran en mi blog cada madrugada, entre ellos el bueno de Alfred, que me consta que usa mis textos a altas horas de la noche, tal vez para ayudarse a inducir el sueño. Será sólo durante un tiempo, hasta ver si me quito de encima a esta molesta ladilla informática que ha anidado en el blog. Si la respuesta a mi ataque es pasar las visitas masivas a las horas diurnas, admito que no tengo un plan B. No sé qué haría en ese supuesto. Pero démosle tiempo al tiempo. Comprendo que, con esta maniobra defensiva, estoy poniendo en solfa el derecho a decidir de mis lectores, que a ver por qué no van a poder leerme de noche, si se les antoja. Si los catalanes quieren ser independientes, no veo por qué mis lectores no pueden seguirme por las noches. Es un abuso de autoridad intolerable por mi parte. Está claro que soy un autoritario y un facha, y encima español, que gobierno mi blog con resabios de la larga noche franquista, que sólo me he quitado de los modales de forma aparente. Por eso tampoco uso el lenguaje inclusivo, y no me dirijo todo el rato a mis lectores y lectoras, cabreados y cabreadas por no poder leerme de noche y de nocho.

En fin. Desde mi insufrible posición de superioridad, frente a unos pobres lectores que ni siquiera osan pensar en cómo defenderse de semejante atropello, proclamo que, desde esta noche, en este blog entra en vigor el artículo 155, por el cual se establece el toque de queda desde las 12.30pm (salvo que algún día me dé por trasnochar) hasta las 7.00am del día siguiente. Así será hasta que me pase por los huevos levantar el citado precepto, que para eso soy yo el que manda, coño. Mis disculpas por las molestias. Tienen varias formas de responderme. En primer lugar, diseñar y producir unos lacitos verdes con pintas (para diferenciarse de los amarillos). Puestos en la solapa, son una seña de identidad práctica y barata, con la que pueden mostrar al mundo su cabreo y jugar al victimismo, que tanto resultado da a nivel de imagen.

En segundo lugar, algunos de ustedes pueden exiliarse a Suiza, o tal vez a Noruega, por indicar otro país en el que la vida es súper cara. ¿Cómo? ¿Qué no les persigue nadie? No se preocupen. A Anna Gabriel, tampoco. Es este uno de los personajes a los que la deriva actual ha dejado con el culo al aire. Y eso que se cambió de imagen, desterrando el peinado a tazón y sustituyéndolo por un coqueto flequillo al estilo Heidi para pasar desapercibida en las montañas suizas. Ahora sólo le queda gritar Y A MÍ QUIÉN ME PERSIGUE, joder, que me estoy gastando un pastizal aquí en Suiza y ni una mala orden de vigilancia para poder denunciarla. Hablando de cambios de imagen, qué me dicen ustedes del mayor Trapero sin barba. Si hasta da menos miedo. Es una sugerencia para el unurabla Torrent, que con esa barba cerrada asusta a cualquiera. Por su parte, Turull ha vuelto a endurecer el discurso, porque ya ha visto que, en el universo independentista, el que llora, no mama.

Y ya que estamos con sujetos que se han quedado con el culo al aire, qué decir de Lluis Llach. Parecía el amo del cotarro soberanista y ahora se encuentra con que nadie le acusa de nada, lo que revela que realmente no pintaba nada, como yo siempre pensé. Era el tonto-útil, posición para la que venía predestinado, porque sólo le faltaba encontrar la forma de ser útil. La verdad es que a mí me enseñaron a detestar a este sujeto mis amigos catalanes, allá por los años 70. En aquellos tiempos, Barcelona era una ciudad cosmopolita, varios cuerpos por delante de Madrid. De modo que Bruce Springsteen venía por primera vez a España y yo tenía que coger el tren del rock, para poder verlo, como se ha contado varias veces en el blog. Y me hospedaba en casa de mis colegas, un grupo de rockeros vernáculos, que hablaban entre ellos en catalán y conmigo en español.

Y, en una de las primeras ocasiones en que les visité, llegué diciendo: –Oyes, nen, el Lluis Llach ese, qué majo, qué bueno eso de la estaca, que tú la tiras por allí y yo la tiro por allá, qué metáfora más potente del movimiento antifranquista. Aun recuerdo la cara de horror de mi interlocutor: –Joder, Emili, no hablarás en serio, un tío con esa cara de ajo y esa voz diciendo cosas supuestamente trascendentes… Un rockero como tú no puede decirme que le gusta semejante mamarracho. ¿Qué te gusta el Amancio Prada o el Víctor Manuel? Pues este es lo mismo. Para mí no son diferentes del Perales. Escolti-tú, que somos rockeros. En fin, ya sé que muchas de estas cosas que cuento resultan increíbles, pero se trata de una anécdota rigurosamente cierta. Como que me llamo Emili.

Ya ven qué tóxico es el tema este del independentismo, que se le cuela a uno por todas partes, cuando yo simplemente quería avisarles de la implantación del toque de queda. Tengan paciencia y no teman: la maniobra que proyecto es segura. En otro orden de cosas, ya creo haber repartido mis pendrives de regalo, a falta de Paco Couto que ya se va a quedar para la semana que viene. El amigo Alfred me dijo en su llamada que está admirado de la cantidad de cosas que hago. Y eso que sólo lo cuento de vez en cuando. Por ejemplo, ayer y hoy. Ayer estuve en mi oficina desde cerca de las 9 haciendo una serie de llamadas y contactos relacionados con Reinventing Cities, entre ellas dos reuniones con posibles inversores. A la una bajé a comer algo rápido a mi bar habitual. A las dos tuvimos una call de más de una hora con Hélène Chartier desde Nueva York y la gente de Milán, Oslo, París y Ciudad del Cabo, con los que compartimos huso horario, para cuadrar criterios en relación a las fases siguientes.

Nada más terminar la call, los tres mosqueteros del Reinventing cruzamos la calle para entrar en el IFEMA, en donde nos habían invitado a presentar el proyecto en el marco de la feria Global Robot Expo. Al terminar, recogí mi coche y volví a casa. Pero no subí, sino que caminé hasta la Puerta de Toledo, para asistir a la inauguración del primer espacio puesto en servicio por el proyecto Mares, una iniciativa parecida al Reinventing, pero con financiación europea y coordinada por mi amigo el joven arquitecto Mauro Gil-Fournier. Allí me reuní con otros colegas, como el gran Gianni Rondinella, que tiene apellido de golondrina y en alguna ocasión me ha ayudado a traducir del italiano algunos de los vídeos de tarantellas que he subido al blog. Estuvimos casi hasta el anochecer, porque había música en directo y cerveza. Regresé caminando en medio del hermoso crepúsculo, piqué alguna cosa en casa y me senté a ver el siguiente capítulo de la serie Fariña que acaba en torno a las 12 y media.

Hoy he debido madrugar más para llegar a tiempo al encuentro informativo que tenemos cada jueves a las 8.30, en donde nuestra jefa repasa el progreso semanal de nuestros trabajos. A las 9.30 han llegado tres arquitectas finlandesas del Ayuntamiento de Helsinki, con las que he echado ya la mañana. Hemos charlado unas dos horas sobre el proyecto Madrid Río, en el que estaban muy interesadas por tener una idea similar a desarrollar en su ciudad. Luego hemos ido en mi coche a la sede de Madrid Calle 30, donde mi amigo el consejero delegado Samuel Romero les ha completado la explicación técnica. Allí está también el centro de control de túneles de Madrid, que les ha interesado mucho. Y nos hemos montado en el coche en dirección a Madrid Río. Pero habíamos forzado ya mucho el horario programado, así que nos hemos ido directamente a la Cantina del Matadero, donde hemos comido con sendos dobles de cerveza, de los que hemos repetido (las tres tenían buen saque). Luego hemos caminado un poco por el parque para bajar la comida y el alcohol y las he acompañado hasta el Metro de Legazpi (tenían otras citas para la tarde).

Desde allí he cogido el coche y me he venido directamente a casa, para echarme mi primera siesta en varias semanas. Al despertarme me he puesto a escribir este post. No tengo mucho tiempo; he de hacer la maleta para salir mañana en dirección a Priego (Cuenca) donde me encontraré con mi grupo de senderistas para hacer en el fin de semana dos rutas por el Guadiela. Saldré directamente desde mi oficina en la Isla de Alcatraz. Pero antes, mi jefa y yo estamos citados en la sede de ASPRIMA, para mantener una entrevista con el Gerente y la Directora de Comunicación de esta asociación, la principal de los promotores inmobiliarios de Madrid, de cara a organizar con ellos un nuevo acto de difusión del Reinventing. Así que me pondré chaqueta y corbata y llevaré la ropa de campo en la maleta. Proyecto estrenar la corbata que me han regalado esta mañana las finlandesas. Qué pasen un  buen fin de semana.   

martes, 17 de abril de 2018

722. Proyectos de futuro

Esto de proyectos de futuro es un sintagma muy utilizado en estos tiempos, a pesar de que expresa un concepto redundante que bordea la tautología: de qué coño van a ser los proyectos, sino de futuro. En realidad yo lo traigo aquí por oposición al título del extraordinario relato de Ana Blandiana Proyectos de Pasado, analizado en este blog hace bastante tiempo. Este año, la Feria del Libro de Madrid tendrá como país invitado a Rumanía, y está confirmada la presencia de esta gran dama de la literatura rumana, a la que pueden ver en la foto de la izquierda y a quien me encantaría saludar en persona. Supongo que también vendrá Mircea Cartarescu y a lo mejor hasta tienen que hacer el paripé en un acto conjunto, aunque se dice que no se hablan. Blandiana sufrió la represión de Ceaucescu muy duramente, vio como encarcelaban a su padre y cómo la censura prohibía su poesía en todo el país sólo por ser hija de preso político. Mientras, Cartarescu vivía en ese mundo interior henchido de misticismo metafísico, para el que da lo mismo que haya una feroz dictadura o lo que tienen ahora, que, al menos formalmente, es una democracia. 

Así que proyectos de futuro. ¿Qué voy a hacer? ¿Me jubilo, no me jubilo? Aquí me tienen, deshojando la margarita. Vayamos por partes. Este blog nació en el contexto de una situación laboral en la que me veía postergado y ninguneado en una estructura administrativa en la que se me obligaba a una permanencia diaria en el puesto de trabajo de siete horas y media. Esas situaciones devienen en condenarte a un exilio interior, del que cada uno se defiende como puede. Yo decidí hacerlo con un blog. Mientras me dedicaba a echar el balón para adelante (en términos futbolísticos) en espera de poder enhebrar alguna jugada de interés, me iba poniendo a mí mismo zanahorias delante de la nariz. Tenía que aguantar como fuera hasta octubre de 2017, para recibir el premio a 35 años de trabajo municipal, que tiene un monto económico nada despreciable. Y, ya que estábamos, resistir hasta febrero de 2018, para tener derecho a un incremento de la pensión de un 2%, por mi 67 cumpleaños.

Además, fui a informarme a la Seguridad Social, para ver que perspectivas de pensión tenía. Me dieron cita a primeros de agosto y tuve la suerte de dar con una señora que me lo explicó todo perfectamente. Mi pensión alcanzaba un valor máximo el día de mi cumpleaños 67 y ese valor se mantenía hasta el 1 de enero de 2019. A partir de ahí, entraban en vigor las condiciones que el señor Rajoy aprobó en 2013 y que están sólo a falta de que un Reglamento las particularice y defina. Así que estaba claro que tenía que jubilarme antes de que empiece el año 2019 y así lo conté yo en el Post #665 La tercera decisión, allá por el mes de agosto a finales. Desde entonces, algunas cosas han cambiado. Para empezar, algún listillo de los que me rodean me ha hecho ver dos cosas: UNO, que la eventual rebaja que se me haría en la pensión si me quedo, no sería significativa; que yo podría seguir hasta cumplir los 70 ganando mi sueldo actual, en torno al doble de la pensión presunta, además de beneficiarme de otras dos subidas del 2% en los meses de febrero de 2019 y 2020. Así que al final casi me saldría lo comido por lo servido.

DOS, y más importante: que yo demostraba un alto grado de ingenuidad al pensar que, si me jubilo antes del 1 de enero próximo, me van a respetar las condiciones anteriores. Que en España las leyes no tienen carácter retroactivo hasta que lo tienen. Que si el Estado sigue sin cuadrar los números de un sistema insostenible, a ningún Montoro le temblará el pulso si tiene que aplicar esas nuevas condiciones a todo el mundo, los de después y los de antes. Son razonamientos a tener en cuenta. Pero, además de todo esto, lo que ha cambiado radicalmente es mi situación en el trabajo. Mi anterior y calamitosa circunstancia se prolongó a lo largo del nefasto trienio negro de la señora Botella y yo tenía grandes esperanzas de que las cosas cambiasen con la llegada de Carmena y Ahora Madrid. Pero lo cierto es que el primer año de esta legislatura no supuso una transformación notoria de mis parámetros laborales. Salvando el hecho de que se me reconocían como días trabajados los que pasara en congresos en el extranjero y hasta me pagaban parte de los viajes, lo cierto es que mi situación continuaba siendo aproximadamente la misma.

Es decir, que me aburría como una ostra, que seguía con mi blog y mis actividades off-shore, mientras mi desempeño laboral se arrastraba penosamente por una pendiente suave en dirección a un futuro cantado. Cuando uno se encuentra en semejante situación, no puede evitar comerse el tarro. Al principio, yo me había hecho mi composición de lugar: me habían cesado a comienzos de 2012 por no tener padrinos. Estaba haciendo un trabajo importante y valorado, todo iba muy bien, pero llegó Mrs. Bottle, dejó el urbanismo en manos de una concejala replicante, esta señora recibió la instrucción de que tenía que recortar sus efectivos y cortó por donde menos dolía. Ya saben que yo pregunté por qué no cesaban a Menganito o a Zutanito, que todo el mundo sabía que no eran tan útiles como yo. También aquí me tacharon de ingenuo: no estaba al tanto de que Fulanito era del Partido (no hace falta que les diga de cuál), Zutanito era primo de no-sé-quién y además era del OPUS, y hasta Perenganito era alguien que en su día había firmado cosas que vosotros no creeríais, por lo que no había que tocarle mucho los cojones, no sea que tirase de la manta.

Esas historias (reales o inventadas, ya conocen la línea de este blog), le sirven a uno para pensar: yo no tengo culpa de nada, lo que me ha pasado es una putada que no tiene nada que ver con mi trayectoria laboral, de la que puedo seguir sintiéndome orgulloso. Lo que pasa es que ya saben que soy autocrítico, que tengo insomnio y que disponía también de muchas horas a lo largo de la mañana para comerme el tarro. Y es entonces cuando, entre la maraña mental, se abre paso un pensamiento insidioso. Que es el siguiente: ¿No será todo esto que estoy contando un montaje mental que me he hecho yo solo, totalmente desligado de la realidad? ¿Realmente me dijeron esas cosas de los Menganitos aludidos? ¿No me lo habré inventado yo para protegerme? ¿No será más cierto que me cesaron porque estaba ya en el principio de la cuesta abajo de mi trayectoria laboral y vital? Tengan en cuenta que, en cuanto me cesaron, me puse a enviar currículums a todo el Ayuntamiento. Y sucedió que nadie me ofrecía un mísero puesto de consejero. Buenas palabras, todas. Pero ofertas, cero. Lógico: en urbanismo estaba más o menos vetado, en otros campos no puedo ofrecer una experiencia similar y para colmo tenía más de 60 años. Son momentos en que a uno se le empiezan a tambalear ciertas convicciones (típico efecto de estas situaciones de exilio interior).

Así que yo me encaminaba con el rabo entre las piernas hacia una jubilación, digamos, deshonrosa, por culpa de esta fase final tan lamentable. Y en eso llegó Reinventing Cities, en una secuencia que pronto les contaré. Y mi situación cambió milagrosamente. ¿Habrá sido San Benitiño de Lérez? Por seguir con los símiles futbolísticos, yo enfilaba cabizbajo el camino a una derrota anunciada e irremisible, cuando de pronto surgió el tema de Reinventing Cities y fue como uno de esos penaltys que le pitan al Real Madrid en el descuento de ciertos partidos. Toda mi vida ha dado un vuelco y mi mente ha desterrado esos pensamientos en que me veía a mí mismo como un manta a punto de llegar al final de la cuesta abajo vital. Y, a la vista de todo esto, me he vuelto a replantear el futuro. ¿Me jubilo a final de año o no?

Ahí estamos. Tengo hasta septiembre para pensármelo. En septiembre tengo que avisar, si es que quiero irme en navidades. Nunca se sabe (You never can tell, que cantaba Chuck Berry). Pero ahora mismo mi decisión está prácticamente tomada: jubilarme en navidades. Me explico. A finales de año estaré a punto de cumplir 68. En ese momento, si decidiera seguir, me quedarían poco más de dos años de trabajo. El primero de ellos, prácticamente perdido. En la unidad a la que pertenezco, que se llama Dirección General de Planificación Estratégica, los últimos meses de legislatura son bastante inútiles. A finales de mayo hay elecciones locales. En junio, los que ganen se dedicarán a celebrarlo. Luego viene el verano. Y, hasta que se formen los nuevos equipos, no pasarán menos de dos o tres meses. O sea, que para navidad 2019 empezaríamos a funcionar. Les recuerdo que, en tal supuesto, el 19 de febrero de 2021 me darían una patada en el culo. Al día siguiente mi tarjeta de fichar estaría anulada, lo mismo que mi teléfono, mi correo electrónico y la posibilidad de acceder a mi despacho.

Así que la cosa está clara. Si yo pudiera seguir una legislatura entera, seguramente me quedaría, al albur de que llegara un nuevo equipo y me volviera a marginar para poner a alguien de los suyos, posibilidad muy probable. Pero, en estas condiciones, lo mejor es que me vaya este año. Hasta entonces, mi trayectoria tiene unos hitos cantados. El 1 de junio me quedo sin plaza de garaje (hasta el 1 de diciembre, en su caso –no es seguro que entonces la tenga). El 15 de junio empieza el horario de verano, que dura tres meses completos y es un auténtico chollo. A finales de julio tenemos que escoger los finalistas de Reinventing Cities, con lo que creo que habré de cogerme vacaciones en agosto, todavía sin un plan concreto. El 15 de septiembre vuelve el horario normal. A finales de octubre, hasta mediados de noviembre tengo un viaje de tres semanas, con mi grupo de birmanos, a un destino que ya se revelará en su momento. Y en Navidad, para casa. Ese es mi plan por ahora.

Esto de los cambios inesperados y milagrosos ya sobre la bocina, se puede aplicar también al Deportivo. En enero yo dictaminé que nos íbamos a Segunda de forma irremisible, después de verles jugar en Riazor con el Levante. Poco después llegó Clarence Seedorf como entrenador, llegada que fue saludada en el blog y que generó en la ciudad una ilusión que la prensa se apresuró a calificar de seedorfmanía. Pero el equipo siguió perdiendo partidos hasta el punto de que la torcida coruñesa empezó a murmurar que estábamos ante el peor entrenador de toda la historia del Depor. Y, de pronto, Seedorf parece haber dado con la tecla. Y el equipo se ha reinventado, como yo en el trabajo. Esta noche, el Reinventing Dépor juega con el Sevilla en Riazor, en busca de una tercera victoria consecutiva, algo no visto en mi tierra en lustros. Y por las calles de la Estrella, la Barrera y la Franja, circula ya un nuevo refrán: ¡Ojo! Que hasta el rabo todo es Seedorf. Sean buenos.



viernes, 13 de abril de 2018

721. Por cerrar Blade Runner

Este blog acaba de tener un momento de esplendor y ahora es preciso seguir adelante, continuar con nuestra rutina. Los siete magníficos, galardonados con el Premio al Seguidor Distinguido, han reaccionado al post anterior y la distribución de obsequios esta casi rematada. Pero uno tira una piedra en un lago y las ondas generadas alumbran nuevos temas colaterales. Ayer por la tarde tomé un té con mi amigo G., empezamos por una casualidad a hablar de Blade Runner y resultó ser un experto en el tema, más erudito que yo e igualmente apasionado por la película. Me reveló algunos detalles que yo desconocía y que les cuento más abajo. Y, al final, no tuve más remedio que regalarle el octavo obsequio, que llevaba en el bolsillo desde por la mañana, por si acaso me encontraba con alguno de los premiados a lo largo del día.

Con este post me propongo cerrar el tema de Blade Runner, para que este foro no se convierta en monográfico. Pero, en cierta forma, este es un texto postcoital, con perdón, y creo que debe ser amenizado con músicas suaves. Así que empezaremos por un grupo que hace una música muy relajante y que tiene un nombre muy significativo: Cigarettes After Sex. Mi amiga Svetlana de San Petersburgo, con la que me sigo comunicando por Facebook, me lo descubrió hace unos meses. Pueden dejarlo como fondo sonoro mientras continúan leyendo.  


Mi amigo G., de quien nunca se ha hablado en el blog, como de tantos otros, estudia, como hobby, en una escuela de doblaje de películas. Acude allí de anochecida, cuando sale de su trabajo. El doblaje español está considerado como uno de los mejores del mundo. Es un viejo arte que arrastra una larga tradición, como el arte de colorear a mano las fotos en blanco y negro, otra faceta en la que los españoles siempre hemos sido maestros. Pues bien, en la escuela de doblaje de la que hablo, el auténtico referente es Constantino Romero, también conocido como locutor calvo y con bigote. A lo largo de su carrera, Constantino Romero (fallecido en 2013), dobló más de un centenar de películas y el sonido de su voz se incorporó a nuestro acervo sonoro como una referencia obligada y entrañable. Él era el que doblaba, por ejemplo,a Darth Vader en la Guerra de las Galaxias, el que le anunciaba a Luke Skywalker:Yo soy tu padre. Aquí tienen una imagen de este caballero.


Pues es precisamente Constantino Romero quien dobla en Blade Runner al replicante en jefe Roy y, por tanto, el que declama el impactante monólogo final, ese que dice: Yo, he vistos cosas, que vosotros no creeríais… A este monólogo se refería el chiste de Forges del último post. Se dice que, en la versión original, este monólogo surgió de una improvisación del actor Rutger Hauer (por cierto, ¿alguien ha visto otra interpretación suya a la altura de este sufriente robot?), pero dice mi amigo que no hay constancia de ello y que probablemente sea una leyenda. Lo que sí me consta es que la productora, que impuso a Ridley Scott la voz en off para que el espectador entienda algo de la película, reconoció la calidad de la voz en off española y admitió que era mejor que la inglesa. Pero vamos a renovar la música y para este apoyo, digamos, chill-out, con el que les estoy obsequiando, nada mejor que la sensual Sade.


Otra historia colateral. La guerra entre director y productora fue cruenta. Scott se negaba a cambiar el final. El pretendía acabar la película tal como se puede ver en la versión The Director Cut, que cualquiera puede ahora comprarse en DVD o descargarse en la red. Es decir, Deckard encuentra el muñequito de papel confeccionado con la técnica japonesa origami, que le ha dejado su compañero Gaff. Lo recoge del suelo, sonríe al comprender que Gaff ha estado allí, ha podido matar a Rachel y no lo ha hecho. Estruja el muñequito, se da la vuelta y sale del piso. Entonces la imagen funde a negro, salen los títulos de crédito y arranca la música que luego se utilizó durante años como sintonía del programa de TV Informe Semanal. En la versión que impuso la productora, hay una escena posterior. Scott se avino a rodar un par de imágenes de la pareja protagonista, relajados a bordo del coche, pero no era suficiente: la productora quería unas imágenes de paisajes, que subrayaran la huida de la ciudad y ayudaran a relajarse al espectador, después de casi dos horas de escenarios apocalípticos, en los que llueve todo el rato y siempre es de noche. 

Harto de la batalla y de la presión que estaba recibiendo, Scott llamó a su amigo Stanley Kubrick (otro auténtico personaje), que acababa de rodar El Resplandor, película que transcurre en un hotel en medio de un parque natural canadiense o americano. Y le preguntó si no tenía por ahí alguna secuencia de exteriores que le sobrara. Kubrick le dio unos restos y Scott le coló a la productora esas imágenes de recuelo. Para más inri, resulta que esas escenas, como todos los exteriores de El Resplandor, fueron rodadas desde un helicóptero por un ayudante de Kubrick en el Parque Nacional de los Glaciares, en Montana (USA), puesto que el estrambótico director de la película no salió de Gran Bretaña en ningún momento de su rodaje. Esta y otras cosas me contó mi amigo G., de quien me despedí anticipadamente porque tenía el plan de asistir a una lectura de poemas de José Ovejero, de su último libro Mujer Lenta, del que ya les hablaré otro día si viene a cuento.

Otro de los temas que comentamos es que toda la película es una distopía, tal como podía imaginarse en 1982 un futuro apocalíptico. La película se desarrolla en Los Ángeles en 2019, o sea el año que viene. Y es muy curioso cómo ese futuro imaginado tiene algunos fallos bastante llamativos, ahora que estamos casi en el año indicado. Por ejemplo, todo el mundo fuma cual carreteros en espacios interiores o exteriores. Era imposible imaginar entonces que el tabaco resultaría proscrito. También es llamativo ver a Deckard leyendo tranquilamente el periódico de papel, algo que está desapareciendo también. Y no sale un solo teléfono móvil, era también inimaginable que llegaran a imponerse como se han impuesto. Estamos así ante una especie de doble distopía inversa o antitética. Sin embargo, la película se adelantó a su tiempo en cuanto a maquillajes,vestuarios, escenarios, encuadres. Es realmente admirable la forma en que están filmadas las maquetas, en un tiempo en que no existían los medios actuales.

Queda un tema por dilucidar. Las dos versiones más conocidas de la película (parece que también existen otras, ya de coleccionista), son muy parecidas. Sólo se diferencian en dos momentos, el final ya comentado y la famosa escena del unicornio, que Scott sostiene que le suprimieron en 1982 y que yo tengo el barrunto de que nunca existió y se grabó después, para fastidiar, o para completar la torna de una nueva versión bastante gratuita e innecesaria. La tercera diferencia está en la voz en off, suprimida en la versión del director. Pero, en la cinta que se vende ahora en las tiendas de por aquí, si uno elige escucharla en español, puede disfrutar de esa maravillosa voz en off, algo que no sé si Scott sabe. Porque, un bloqueo tan absoluto y universal de la versión de 1982 sugiere que ha habido un proceso judicial que lo ampara.

Así que, finalmente, ambas versiones son casi idénticas. Y aquí viene la cuestión que les planteo. ¿Está justificado el pollo que yo he montado al respecto? ¿O es que se me está yendo la olla pa’ Camboya? Pueden opinar libremente, pero yo voy a justificar mis motivos. La guerra entre director y productora es habitual y legítima por ambas partes. Es como la batalla entre autor y editor. José Ovejero y Juan Casamayor nos contaron hace unas semanas cómo fue esa batalla, de la que salió el libro Mundo Extraño. Con el tiempo, ambas partes enfrentadas suelen reconocer que el resultado final mejora las primeras versiones. En el cine es algo mucho más claro, al ser la producción cinematográfica un empeño industrial colectivo con mucha gente interviniendo.

En ese contexto, entiendo las posturas de ambos lados en 1982. Y hasta puedo admitir que Scott se empeñara en rescatar la versión que él hubiera querido hacer. Lo que ya me jode bastante es que haya vetado la otra. ¿Por qué? Pues porque Blade Runner se convirtió en una película de culto en la versión de 1982. Fue esa y no otra, la que se estrenó en los cines, la que sus forofos de primer momento tenemos en la memoria. Y en esa versión, tanto la voz en off, como el final, son fundamentales. El final es extraordinario, en mi opinión, y tiene buena parte de culpa de su éxito, porque hace realidad el sueño de muchos hombres: escaparse con la mujer ideal, que encima no va a envejecer; huir con ese portento hacia el norte, fuera de la ciudad. 

Scott no tiene derecho a secuestrar un producto incorporado a nuestras señas de identidad sólo para contentar a su ego. No es de recibo. Y por eso yo he luchado hasta recuperar la versión buena, he encontrado a alguien que le ha dado una calidad siete veces superior (se ven los granos y los defectos de afeitado de Deckard, se pueden contar uno a uno los pelos de las cejas de Rachel) y he editado unas copias únicas para mis más fieles seguidores. Es una forma de darle un corte de mangas a este ególatra lleno de soberbia (encima, me dicen que el hacker misterioso que ha logrado la hazaña, ha colgado ya su producto en la red, para que cualquiera se lo descargue libremente). En fin, que es normal que este blog esté en un momento de exaltación. Les dejo ya. A partir del próximo post, retomaremos otros temas diferentes. Les dejo un último tema suave,para tranquilizar el patio. Esta vez es el gran Bruce Springsteen. Pasen un buen finde y sean felices.


lunes, 9 de abril de 2018

720. Deckard ataca de nuevo

¿Que no saben quién es Deckard? Pues sí que empezamos bien… Es broma; ahora mismo se lo refresco. Para los que estén in albis, Rick Deckard es el protagonista de Blade Runner, la mítica película sobre la que tenemos un asunto pendiente, desde el Post #688, Rescatar Blade Runner, que no hace falta que se repasen, porque ya se lo resumo yo: Blade Runner se rodó en 1982 y se estrenó en España en 1983. Poco a poco, por el boca a boca, se fue convirtiendo en una película de culto, aunque yo presumo de haberme dado cuenta de su trascendencia desde el principio (y no soy el único). Durante diez años, en España sólo existió una versión: la que se estrenó en los cines y se comercializó en DVD, en torno a la que se forjó la leyenda.

Diez años después, Ridley Scott, el director, que siempre ha sido un águila para los negocios, vio la posibilidad de hacer más caja con el tema y se descolgó con una nueva versión que se llamó El Montaje del Director. Se estrenó en los cines y yo acudí esperanzado a verla. Menuda decepción. La versión del director era prácticamente igual. Sólo añadía una escena super-hortera: un sueño de Deckard, donde se ve a un unicornio corriendo a cámara lenta por unos praos. Y también alteraba el final (dice Scott que el final de 1982 se lo impuso la productora). Por último, suprimía la voz en off, que ayuda a entender una historia que sin ella resultaría demasiado críptica y difícil de seguir (en opinión de la productora). Hasta aquí todo entra dentro de lo previsible (aunque yo me malicio que la escenita del unicornio se grabó mucho después, una morcilla añadida para que hubiera dos cambios visibles y no uno solo).

Yo tenía mi versión de la original en DVD y estaba tranquilo. Pero, de pronto, resultó que mi cinta se había extraviado, en alguna mudanza o en algún préstamo no devuelto, de mis hijos o de mí mismo, da igual, la cosa es que ya no estaba (hablo ahora de hace unos cuatro meses). Ni corto ni perezoso, intenté comprar otra copia y descubrí con sorpresa que Scott ha vetado la versión que se estrenó en 1982. Que ya sólo se puede encontrar la versión del director. La otra es imposible encontrarla en las tiendas grandes y tampoco en tiendas de segunda mano como Discos La Metralleta. Tampoco se puede descargar de la red. Ante ese bloqueo, escribí yo mi post antes citado, que era una llamada de auxilio. ¡Que alguien me ayude!

Una digresión sobre esta última expresión. En España siempre se había gritado ¡Socorro! en situaciones de apuro. Una expresión concordante con el francés ¡Au secour! Incluso la película sobre los Beatles Help! se tradujo aquí como ¡Socorro! Sin embargo, en los filmes que venían de América, la gente usaba la expresión más común allí: Somebody help me! Al doblar estas cintas, la diferencia de extensión con el  tradicional ¡Socorro! aconsejó a los dobladores usar ese artificioso ¡Que alguien me ayude! Esta expresión impostada, se ha escuchado tanto, que ahora es frecuente, por ejemplo, escuchar a un grupo de niños jugando a tirar a otro al agua, juego al que el propio agredido se suma, muerto de risa, gritando: ¡Que alguien me ayude!



Bueno, aquí tienen la imagen de Deckard, por si les quedaba alguna duda de a quién nos estábamos refiriendo. Harrison Ford estaba guapísimo. El caso es que, desde diciembre pasado, yo estaba detrás de conseguir una versión en condiciones de mi querido Blade Runner original, el que comercializó la productora en 1982. Ya escribí en su día que mi vida entera estaba consagrada al Reinventing Cities y a la búsqueda de Blade Runner, pero nadie se lo creyó. No obstante, si pensaban que había tirado la toalla, es que no me conocen. Después de desechar otra serie de vías que se revelaron inútiles, digamos que conecté con la comunidad virtual de los informáticos de primer nivel, los analistas de sistemas, los colgados de la red de diferentes tipologías, los hackers y virgueros del mundo digital. Tengo un amigo de esa comunidad, especie de Matrix en la que hay que moverse con cuidado y más después de lo que se ha revelado en estos días sobre Facebook. Por cierto, yo siempre he dado por hecho que, al publicar un blog como este, me exponía a la pérdida de mi privacidad anterior, un aspecto que siempre me la ha refanfinflado. Si no fuera así, este blog no existiría.

Pero la intimidad de mis amigos y mis fuentes sí que me preocupa. Así que, digamos, mi amigo A, contactó con el experto B y este lanzó la llamada en Matrix. Poco después apareció alguien que tenía una copia del DVD que se vendió en las tiendas entre 1982 y 1992 (y también después, antes del veto de Scott, en el tiempo en que podían conseguirse ambas versiones). Pero el experto al que hemos llamado B no es un cualquiera. Este señor pasó la película a un soporte digital actualizado. Descontento con la calidad de imagen que ofrecía esa cinta, reproducida mil veces y copiada luego a un soporte diferente, procedió a someterla a un proceso de redigitalización y remasterización. ¿Cómo? ¿Que no saben qué es eso? No se preocupen: yo tampoco. El caso es que este buen hombre consiguió una copia digital que ocupa 7 gigas y medio, lo que da idea de su nivel de calidad visual y auditiva (las que se descargan por ahí vienen a tener un giga y medio).

Ahora, que no venga por aquí ningún listillo a decirme que se ha puesto a buscar por ahí y ha encontrado esta versión: el amigo B, como buen hacker, ha colgado ya el resultado de su trabajo y cualquiera que sepa encontrarla y descargársela, puede hacerlo libremente. Pero volvamos a mi amigo A. Este hombre me llamó y me dijo que ya tenía lo que le había pedido. Quedamos a tomar un café con unas torrijas y me hizo entrega de lo siguiente:

                       –La versión de Blade Runner (1982), de 7,5 gigas
                       –Una versión similar de Blade Runner-2049, (2017), de 6,5 gigas
–Dos cortos rodados por Denis Villeneuve, director de la segunda de estas películas, con filmaciones destinadas a entender la transición entre una y otra.

Estos cortos, revelan que Villeneuve es un tipo majo y normal, que quiere ayudar a que su película se entienda, no como el otro capullo, que, por cierto, se ha retratado ya definitivamente sacando a patadas de su última película al actor Kevin Spacey, estigmatizado como acosador de mujeres, cuando el rodaje ya estaba terminado. Este auténtico fenicio ha tenido los huevos de volver a filmar todas las escenas de Spacey con otro actor. Todo para no arriesgarse a que la película (de la que se dice que es una mierda, como muchas otras de Scott) sea un fracaso en taquilla por incluir a un actor ahora vilipendiado (no entro a valorar si el vilipendio es o no merecido, imagino que sí lo es).

Con ese material en mi poder, lo primero que hice fue ver en mi televisor la película original. Es una gozada, tiene una calidad de imagen extraordinaria y, aunque siempre será imposible que la TV iguale a la gran pantalla (¡ah! las dos veces que la vi yo en el cine Avenida), pues qué quieren que les diga: que me volví a emocionar al ver semejante maravilla. Y, en ese momento casi de eucaristía pagana, pues sucedió que me acordé de ustedes, mis fieles seguidores de esta tribuna que dura ya más de cinco años. Y pensé que podía instituir un Premio al Seguidor Distinguido de Reflexiones a la Carrera. Un galardón que valorase la antigüedad, fidelidad, constancia, aporte de comentarios, etc. Hice un sorteo mental (con bolas calientes, por supuesto) y elegí a siete merecedores de dicho premio (más abajo pongo la lista de agraciados).

Pero mis tribulaciones no se habían terminado. Mi primera idea era copiar el material en discos DVD, comprar unas cajas y bajarme de Internet las carátulas, para simular el producto que antes se podía comprar en cualquier video-club (otra institución desaparecida en combate). Problemas: no hay DVDs vírgenes de la capacidad necesaria, unos 14 gigas. Mi respuesta: vale, hago dos DVDs para cada uno. Imposible también: los DVDs que se puede uno comprar en una tienda, no admiten más de 4 gigas. Bien, entonces unos pendrives. Me subí al FNAC y me compre una colección de pendrives de 16 gigas. Pero, después, necesitaba ponerles una etiqueta identificativa del regalo. Bajé al fotocopiero del barrio y me encontré a un nuevo dependiente de los llamados del culo alto, es decir, el típico zangolotino vago. Se le hacía un mundo hacerme una colección de etiquetas.

Por resumir. Recuperé mis años de experto en manualidades. Encontré un programa de impresión de etiquetas. Hice un folio entero, con indicadores de corte horizontal y vertical en los bordes. Me compré unos folios de papel adhesivo. Logré meterlos en mi impresora y producir un folio de etiquetas. Luego tiré de cutter, hice mi colección y les puse una a cada uno de los pendrives, lo que supone quitar el papel transparente protector, apuntar, pegarlo correctamente en el pendrive y hacer un corte preciso en el borde de la tapadera, para que se pueda abrir. Una labor de artesanía. Cuando ya tenía diez artilugios preparados, empecé a copiar los archivos de las películas. Mi gozo en un pozo. La pantalla me devolvía un mensaje: el archivo es demasiado grande para el soporte elegido.

Es jodido comprarte un pendrive de 16 gigas y no poder descargar en él un archivo de 7. No tuve más remedio que molestar otra vez al bueno de A. Por teléfono me lo explicó. Los pendrives que se compran por ahí vienen formateados por defecto con el formato Fat32, que no te deja cargar archivos superiores a 4 gigas. Es decir, tú vas cargando archivos hasta de 3,99 gb, y puedes ir sumando hasta completar los 16 gigas totales. Pero no te deja cargar archivos de más de 4. La solución: formatear el pendrive y cambiar al formato NFTS. Me explicó cómo hacerlo y fin de la historia. Así que ya tengo mis regalos preparados. Tal como ven en esta foto. El vinito que me estoy tomando es un verdejo de Rueda de puta madre.


Y ahora vamos con la lista de agraciados.

1.- El Coronel Groucho. Nadie puede ser el primero de esta lista, salvo este amigo primigenio, tremendísimo cronopio, voluminoso consumidor de blogs, cervezas y otros productos perecederos y autor de comentarios siempre precisos.
2.- X el sigiloso. Seguidor incondicional camuflado tras esa consonante nebulosa. Como muestra de que es el blog el que se proyecta sobre nuestras vidas y no al revés, corrimos una carrera juntos vestidos de Papá Noel y acudimos también a ver a Bruce Springsteen en el Bernabeu. No aparece mucho, porque suele trasladarme sus comentarios por detrás.
3.- El África misteriosa. Tan insondable como el continente homónimo, mi amiga prodiga sus comentarios escondida tras el perfil Anónimo, pero yo reconocería su prosa entre un millón. Por cierto, querida África, ya sé que a ti no te gusta la película. El regalo es para que se lo hagas llegar a Boni, por supuesto.
4.- Paco Couto. Colega de los tiempos gloriosos, averiguó que tenía un blog y dedicó dos días con sus noches a releer los posts atrasados hasta ponerse al día. Rockero y motero veterano, encuentra aquí un lugar donde compartir sus nostalgias.
5.- Speedy Alfred. Así lo acabo de renombrar porque me consta que es el que lee más pronto mis textos. Tiene un avisador en el móvil que le advierte de que acabo de escribir un post. Por donde le pille, se lo lee (luego suele repasarlo más despacio).
6.- Inmaculada de la Vega. Va siendo hora de confesar que fue ella la que me ayudó a pulir los diversos detalles técnicos, antes de lanzarme a publicar. Al principio, cuando tenía un puesto fijo de trabajo, se camuflaba tras el mote Sagrario, asesora de asuntos económicos. Ya de free lance, no tiene inconveniente en entrar a comentar con su nombre y suministrarme contenidos con su continua y fructífera actividad en redes.
7.- El gran Mariano. Last but not least. Otro incondicional que, cada día, antes de abrir los periódicos digitales, consulta mi blog por si hay algún post nuevo. Una vez consultado mi blog, entra en las demás páginas, para enterarse de los asuntos de segundo orden, como las novedades de Puigdemont y otros temas tan poco divertidos.
    
Bien. Yo tengo los regalos listos. El sistema de reparto es el siguiente. Cada uno de los aludidos ha de llamarme por teléfono (quien no tenga el número, sabrá cómo encontrarlo). Y concertamos una cita para una cerveza o lo que sea. Con los que estén fuera de Madrid, podemos quedar en un punto intermedio. O denme ustedes una dirección postal para que se lo envíe por MRW. Esto es todo. Les dejo de propina un conocido chiste de Forges. Otra demostración de lo que fue Blade Runner para el imaginario de nuestra generación. Sean buenos.



sábado, 7 de abril de 2018

719. ¡Arriba la birra!

El título de este post es un palíndromo gozoso, lo mismo pueden ustedes leerlo al derecho que al revés, que mantendrá un significado espumoso y burbujeante, como el dorado líquido a presión que se tira con cuidado sobre el vaso de caña o doble, sacándole la espuma justa y rematando con el golpe del grifo hacia adelante, como marcan los cánones. En este blog se ha hablado mucho de la cerveza, uno de los grandes inventos de la Humanidad, y nunca le hemos dedicado un post en exclusiva, porque digamos que el valor y la importancia de la cerveza se presuponían o se daban por descontado. ¿Por qué hacerlo hoy después de tanto tiempo? Pues sencillamente porque hoy es un día muy especial.

Hoy, 7 de abril de 2018, se cumplen 85 años de la derogación de la funesta Ley Seca en USA. El alcohol en todas sus formas estuvo prohibido desde 1919 hasta justamente el 7 de abril de 1933, generando la época de mayor criminalidad y gangsterismo de la historia americana. En los años 20, floreció la producción clandestina de alcohol en lugares como Chicago, inmortalizado en la serie televisiva Los Intocables, con el detective Eliot Ness a la cabeza. Todavía tengo yo en la cabeza la música y las imágenes en blanco y negro de esa serie, que veía de pequeño en La Coruña. ¿Cómo pudo generarse semejante desatino? Pues miren por dónde, resulta que la 18ª Enmienda de la Constitución americana, llamada popularmente La Ley Seca, se aprobó precisamente para acabar con la delincuencia, a la que se creía íntimamente vinculada con el alcohol. Desde los sectores más conservadores, se hablaba del alcohol como la bebida del diablo. Una bebida que hacía que un tipo honrado y buena persona, se fuera a la taberna, se pusiera hasta arriba de alcohol y se liase a tiros con cualquiera o, al volver a casa, les zurrase a su señora y a los niños hasta que se cansaba o se quedaba dormido. 

Sin negar que esos comportamientos se producían y se siguen produciendo con preocupante frecuencia, no hay que perder de vista el componente puritano que encarna esa inquina hacia el alcohol o cualquier otra droga euforizante que nos ayude a pasar por la vida de forma más grata, alegre y productiva. El alcohol está presente en la Humanidad desde tiempos inmemoriales. La relación del ser humano con el alcohol se pierde en la noche de los tiempos. Hay incluso teorías que ligan el paso del nomadismo al sedentarismo con la necesidad de permanecer en la misma zona para poder cultivar las viñas cuyo fruto fermentado proporcionaba esos momentos inolvidables en los que el hombre primitivo se sentía un dios, capaz de conseguir los objetivos que se propusiera. En la mentalidad obtusa y simple de estos primeros humanos, cualquier sustancia que ayudara a soportar la dura realidad de una existencia expuesta a todos los peligros, era bienvenida.

Pero desde los primeros tiempos, el hombre es consciente de los peligros que entraña el exceso de alcohol y va aprendiendo a administrarlo por el sistema de prueba y error. Se evidencia la necesidad de obtener una bebida de baja graduación y aquí es donde aparece la cerveza. Está comunmente admitido que las primeras evidencias de existencia de la cerveza nos llevan nada menos que a la civilización sumeria, aunque no esté ciéntificamente probado que este extraordinario pueblo fuera su inventor. Fíjense en el dato: allá por el año 3.500 antes de Cristo, este pueblo, que se asienta en la zona posteriormente llamada Mesopotamia, es el responsable de al menos dos inventos clave para la Humanidad: la escritura y la rueda. Y está constatado que los sumerios le daban fuerte a la birra. Impresionante.

Desde luego que los egipcios y los griegos conocían la cerveza, y que el vino abundó no sólo en Grecia sino también en Roma. La Biblia narra numerosos episodios con vino, como el de Noé, y ya saben que una de las principales manifestaciones del carácter divino de Jesús era su facultad de convertir el agua en vino. El vino está incorporado a la liturgia cristiana, y aparece también con frecuencia en la Torá de los judíos. Sin embargo, las ramas protestantes tienen cierta proclividad al puritanismo, especialmente los calvinistas, que constituyen una parte importante entre los pueblos que colonizaron Norteamérica. Ese ramalazo puritano está presente en toda la historia yanqui, desde los predicadores que acompañaban a los primeros colonos del Oeste, hasta las ligas femeninas contra el alcohol.

Y esta tendencia cristaliza en los primeros años del Siglo XX. Las oleadas de inmigrantes irlandeses, italianos, alemanes y de la Europa del Este, todos ellos grandes bebedores, agravan el problema a ojos de los primeros pobladores, básicamente anglosajones y más moderados. Las estadísticas de personas que se gastan todo su sueldo en beber durante el fin de semana y las cifras de violencia intrafamiliar crecen exponencialmente y son infladas por los partidarios de la abstinencia con datos alarmantes. Surgen las llamadas Ligas de la Templanza, que van ganando terreno, impulsadas por predicadores del ala más conservadora y redes de protección de mujeres y niños maltratados. Durante la Primera Guerra Mundial, se suma a todo esto el hecho de que muchos de los mayores taberneros del país eran de origen alemán, lo que los coloca en el foco de los movimientos patrióticos. El terreno está abonado para que se legisle en contra del consumo libre de bebidas alcohólicas. En octubre de 1919, la 18ª Enmienda entra en vigor en todo el país. Y comienzan los años veinte. Escuchen una música de la época.


Los locos años veinte fueron un período marcado por la Ley Seca. Y, desde luego, fueron la demostración palpable de que prohibir cualquier sustancia o actividad, es dejarla en manos de los gangsters y las mafias. El carácter ilegal de una actividad es lo que le da un mayor margen de beneficio, es un valor añadido. Igual que en la Galicia que se relata en la serie Fariña, en Estados Unidos, la producción clandestina y la venta de alcohol se convierten en los grandes negocios ilegales, que controlan Al Capone, Frank Nitti, y otros. Empiezan las reyertas y los tiroteos, como la famosa matanza del Día de San Valentín. Y en ese clima de violencia, surgen figuras míticas paralelas, como la del atracador de bancos John Dillinger. Los promotores de la Ley Seca habían prometido que la delincuencia disminuiría drásticamente al prohibirse la venta de alcohol, que (sic) las cárceles se vaciarían y sus edificios se reconvertirían en graneros y fábricas. Pero lo cierto es que la delincuencia se multiplicó por diez, menudeaban los hechos violentos, cada día había asesinatos y la gente se sentía menos segura. ¿Cómo dicen? ¡Ah! Que se les ha acabado la música. No es problema. Aquí tiene otra, no menos sugerente y, encima, con interesantes imágenes.


En este ambiente general festivo, no es difícil deducir que el whisky corría sin freno a pesar de la prohibición; que las clases altas tenían suministro libre en el mercado negro y que, en las fiestas de la alta sociedad no faltaba el aderezo de la bebida más popular entre la población, que ayudaba a que el foxtrot, el charleston y el jazz volaran libres, mientras la gente bailaba enloquecida hasta la madrugada. Pero a la vez, la policía desplegaba una gran actividad, decomisaba cargamentos de whisky y cerveza e introducía un factor de estrés en una población que se encaminaba sin saberlo hacia el crash económico del 29. Y el personal empezó a cabrearse. Y brotaron las manifestaciones. Aquí tienen un par de imágenes bastante conocidas pero muy expresivas de este período de finales de los veinte.



El crash del 29 planteó la conveniencia de legalizar la producción de alcohol, un sector económico con capacidad de revitalizar la economía y un semillero de ganancias para el Estado con la recaudación de los impuestos correspondientes (la segunda de las imágenes anteriores corresponde a una manifestación a favor de que la cerveza se grave con impuestos). La opinión pública estaba ya claramente a favor de esta tendencia. Y fue Franklin Delano Roosevelt quien incluyo en su candidatura a las presidenciales de 1932 la propuesta de legalización. Ya presidente, firmó en marzo de 1933 la llamada Acta Cullen-Harrison, que devolvía el alcohol a la legalidad. El 7 de abril la nueva reglamentación entró en vigor. Abajo pueden ver un recorte de prensa que muestra cómo se celebró la noticia en algunos bares.


Desde entonces, las mafias y los gangsters se desentendieron de este sector económico (cuando un negocio se vuelve legal, se reducen mucho sus márgenes de beneficio). Algunos de sus capos se pasaron al mundo del boxeo, hasta entonces un sector ultra limpio incluso conocido como el deporte de caballeros, proceso que se narra con todo detalle en la extraordinaria novela de Budd Shulberg The harder they fall, que en España se tradujo por Más dura será la caída (y que fue llevada al cine, constituyendo el último y excelente trabajo para la pantalla de Humphrey Bogart). Los demás derivaron su actividad al mundo de las drogas, la prostitución, las armas y otros tráficos ilegales. Desde entonces, el alcohol campa por sus respetos a todo lo largo y ancho del mundo y forma parte esencial de la cultura de países como España, la República Checa, Irlanda, Francia, Italia, Polonia, Rusia. En sus diferentes versiones. Y, desde luego, Estados Unidos. Les voy a dejar con la imagen de la batería de grifos de cerveza que tiene ahora mismo un conocido bar de Washington. Sean buenos este fin de semana, y tómense algunas cervezas a mi salud. Sólo tienen que levantar sus jarras y decir: ¡Arriba la birra!