miércoles, 12 de diciembre de 2012

56. Caramulo II. El Museo del Automóvil

En primer lugar les recuerdo que esta noche toca Smiling Jack Smith con David Gwinn en el Bogie Jazz, calle Barquillo 29, primer pase a las 22.30 y segundo a las 23.30. No quería dejar de avisarles antes de concluir esta miniserie sobre el pueblo portugués de Caramulo.

Nos habíamos quedado en que los dos hijos del doctor Lacerda se encontraron a la muerte de su padre con un amplio patrimonio, ligado a un complejo hospitalario que iniciaba una imparable decadencia, que muy pronto obligaría a cerrar todos los sanatorios construidos. La tuberculosis empezaba a ser un asunto del pasado y los dos hermanos decidieron invertir ese patrimonio familiar en crear una Fundación y un Museo, donde dar rienda a sus respectivas pasiones. La colección de pintura es sorprendente, e incluye algunos Picasso, Leger y otros. Pero la colección de automóviles es realmente extraordinaria. Les dejo aquí el link del Museo: http://www.museu-caramulo.net y una página de un particular que incluye unas cuantas fotos de los coches: http://www.soloporsche.com/showthread.php?t=50128
 
La colección empieza con las primeras bicicletas, de hierro fundido y peso en torno a los treinta kilos. Sigue con los primeros Benz y Peugeot, de finales del XIX, que simulaban coches de caballos con un pequeño motor escondido bajo el asiento. Hay Cadillacs, Mercedes, Bugatti, Rolls Royce, y uno de los únicos 84 automóviles Pegaso que llegaron a fabricarse.  La colección incluye un par de Ford modelo T, de los que se usaban en Chicago en los tiempos de Elliot Ness. También algunos De Dion-Bouton preciosos, los primeros Ferrari y BMW, un Citroen Once Ligero, un Volkswagen  Escarabajo, un Triumph rojo descapotable, un Mini, un Cuatro Latas, hasta los modernos Porsche, Ferrari Testarrosa y un par de vehículos de Fórmula Uno. Hay también motos Norton, (la de Lawrence de Arabia), Harley-Davidson y otras. 

Y otra sorpresa. Todos los vehículos están en uso. Es una condición para exhibirlos en el museo. Se puede comprobar por los charquitos de grasa negra que hay debajo de todos ellos, que dan fe de que están perfectamente engrasados. Los automóviles de esta colección participan en rallies de época y desfiles en Portugal y en el extranjero. Y cada poco los sacan a dar una vuelta por el pueblo, para mantenerlos en forma. Algunos de ellos tienen historias peculiares. Están varios de los coches de Oliveira Salazar y alguno de Hitler. El Pegaso es un regalo de Franco al presidente de Portugal. Hay también un Rolls que perteneció a Isabel de Inglaterra y fue utilizado por varios Papas en sus visitas al Reino Unido.

Pero la historia más sorprendente de todas es la del Chrisler Imperial que sirvió de vehículo a la fuga de “los ocho de Caxias”.  El Chrisler era un coche blindado que había sido encargado expresamente por Oliveira Salazar en 1937. El dictador salió ese año ileso de un “atentado bombista” y decidió hacerse con un vehículo que fuera completamente opaco a las balas y las bombas. El Chrisler estuvo entre sus vehículos oficiales hasta 1960, momento en que fue transferido a la PIDE, la policía política del régimen, porque ya casi no se usaba y ocupaba mucho espacio en el garaje. La PIDE lo mandó a guardar en el penal de Caxias, en las afueras de Lisboa, cerca de la autovía de Cascais. Para mayor seguridad le quitaron la correa de distribución, pero el director de la cárcel interpretó ese detalle como una falta de confianza, se ofendió mucho y pidió por escrito que se la repusieran.

En 1961, la cárcel de Caxias se consideraba la más segura del país. Era prácticamente imposible fugarse de ella. Las medidas de seguridad se habían reforzado tras la fuga del penal de Peniche, en enero de ese mismo año, que había permitido escapar a once militantes comunistas destacados, entre ellos el conocido dirigente Álvaro Cunhal. Los activistas presos, miembros de la Unión Antifascista Portuguesa, eligieron a uno de ellos para que se camuflara como preso de confianza, esos que  hacen la pelota a los guardianes y se encargan de tareas especiales, recibiendo también favores a cambio de su buena disposición. En el lenguaje carcelario portugués, se conoce a esta especie de esquiroles como “rachados”. Así que la organización logró infiltrar a un falso rachado como conductor de automóviles, quien poco a poco se ganó la confianza de los guardianes, en un proceso que duró meses. La fuga se planificó al milímetro.

A la hora del recreo, diez de la mañana del 4 de diciembre de 1961, los reclusos jugaban al fútbol en el patio. El rachado apareció con el coche blindado marcha atrás por un estrecho túnel, como hacía otras veces, y abrió todas las puertas como para limpiarlo. Como habían convenido, los reclusos lo rodearon protestando porque les interrumpía el partido. Entonces el dirigente José Magro gritó la consigna convenida: ¡¡¡GOOOOLO!!!  En menos de un minuto otros siete presos estaban dentro del coche, que salió a toda velocidad contra la puerta del penal. El pesado portón de madera maciza saltó por los aires según lo previsto y el blindado avanzó acribillado por los disparos de los guardias, en dirección a la cercana autopista.

Los ocho fugados dejaron el coche en una calleja de Lisboa, donde fue encontrado al día siguiente, con el frontal muy deteriorado y numerosos impactos de bala. La PIDE lo requisó de nuevo y lo guardó sin arreglar. Tras la Revolución de los claveles, los ocho fugados se convirtieron en héroes de la resistencia y el Estado donó el Chrisler al Museo de Caramulo. Los responsables del museo lo restauraron completamente para lo que tuvieron que encargar algunas de las piezas a las fábricas de Norteamérica.

Después de ver las imágenes y leer estas dos entradas sobre el pueblo de Caramulo, supongo que les habrán entrado ganas de visitar la zona. Pues adelante, anímense. Que disfruten esta noche de Smiling Jack.

4 comentarios:

  1. ¿Y para qué diablos vamos a irnos a pasar frío a Caramulo? Con tu relato y las fotos de los bugas, ya no nos hace ninguna falta ir por allá. La historia de la fuga es de película. ¿No la han llevado al cine? Con un final mucho más grato que "Evasión o victoria"

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    1. Boni, Boni, que te veo, Doroteo. La zona de Viseu es muy interesante de visitar, incluyendo Caramulo y San Pedro do Sul, una ciudad de balnearios volcada al turismo nacional. Podríais hacer largas caminatas y visitar el Museo del Automóvil, que merece de verdad la pena.

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  2. Muchísimas gracias por compartir la información sobre este Museo. Muchas veces, en las muestras de vehículos antiguos ves el coche, las características técnicas, pero nadie te cuenta su historia. Eso es lo realmente fascinante.

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    1. Muchas gracias a vosotros. Este blog es sobre todo literario. Se trata precisamente de rebuscar entre los aspectos más cotidianos del mundo para encontrar historias que merezca la pena contar. En general no se habla mucho de coches. Pero a mí me fascinan los automóviles y motos antiguos. En Hervás (Extremadura) hay un museo de motos que también es extraordinario. Pero el de Caramulo es el mejor que he visto.

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