lunes, 10 de diciembre de 2012

53. De regreso al espacio digital

Bueno, cuando menos se lo esperaban, les he obsequiado con cuatro días de silencio bloguero. ¿Qué tal se lo han pasado en el puente? Espero que bien. Como anuncié, he pasado estos días en Viseu (Portugal), con un grupo de 29 senderistas. Nos alojamos en el hotel Grao Vasco, en el centro de esta bonita ciudad interior del norte de Portugal. Antes de salir, revisé varias páginas de información sobre hoteles. Algunas de ellas decían que el Grao Vasco tenía un excelente WiFi libre en todas las habitaciones, mientras que otras precisaban que sólo lo había en las zonas comunes.

Pensé que las primeras reflejarían la situación actual, y las segundas estarían sin actualizar. Con esa esperanza, me llevé el ordenador con la idea de escribir alguna entrada por las noches antes de acostarme. Resultó ser al revés. Sin Wifi en el cuarto, me resultaba muy dificultoso escribir para el Blog. Cuando uno viaja en un grupo de este tipo, el programa es muy apretado, se organizan largas caminatas durante las horas de luz, visitas turísticas luego y pantagruélicas cenas al final, para celebrar lo bien que va saliendo todo y cantar Asturias Patria Querida y otros himnos estruendosos, para horror de los educados y discretos camareros locales.

Les juro que llegué a bajar el ordenador una noche y me puse a teclear en el hall, pero todo el rato pasaban compañeros que me preguntaban qué estaba haciendo, o me invitaban a acompañarlos a algún sarao fuera del hotel, y yo necesito un mínimo de privacidad para desarrollar mis pequeñas paridas. No se entienda esto como una disculpa; la verdad es que el hecho de haber estado cuatro días desconectado de la red, sin saber lo que estaba pasando en el mundo, sin noticias de la prima de riesgo ni del tobillo de Messi, ha contribuido a hacer más intenso este delicioso receso en las tierras siempre queridas de nuestro vecino lusitano.

De lo que sí debo disculparme es de haberles dejado varios días con el Blog estancado en una página de pedos. No ha sido algo premeditado. De todas formas era una entrada muy instructiva y científica, cualidades que muchos alaban de mi Blog pero, como de este tema no es apropiado hablar, no pueden presumir en público de lo que hayan aprendido con su lectura.

Unas líneas sobre el grupo del que formo parte, aunque participo muy esporádicamente en sus actividades. El grupo cuenta con unos cincuenta miembros más o menos fijos, y su nombre es Izquierda Senderista. Para conectar con ellos, lo mejor es entrar en su Blog, del que les pongo la dirección: www.izquierdasenderista.blogspot.com. Generalmente programan dos tipos de recorrido para cada día: uno de ciclistas y otro de caminantes. En este caso, los recorridos ciclistas anduvieron en el entorno de 45 a 50 kms. y los de caminantes entre los 8 y los 20 kms.

La organización corre a cargo de un pequeño grupo de entusiastas comandado por Antonio Sastre, a quien llamamos El Líder, aunque no deben esperar de él un mandato de tipo maoísta o estalinista, como podría deducirse del nombre del grupo, sino un trato cariñoso y próximo, que tiene en cuenta las circunstancias personales de cada uno de los participantes a la hora de programar las excursiones. Con ésta de Viseu, hemos terminado las actividades de 2012. Si tienen interés en sumarse a las próximas, estén atentos a su Blog.

El viaje Madrid-Viseu es cómodo, 450 kilómetros de autovía que se pueden hacer en una tarde. Por primera vez he sufrido en carne propia el peaje impuesto en todas las autovías del país por la política europea de recortes. Cada poco hay unos pórticos metálicos sobre la carretera, señalizados con carteles donde se detalla el peaje a pagar por atravesarlos, entre veinte céntimos y dos o tres euros. Los portugueses deben adquirir unas tarjetas, a la venta en estancos y kioscos, que derivan el pago de esas cantidades a la cuenta de cada uno.

Los extranjeros deben también hacerse con una tarjeta para el número de días que vaya a durar su viaje, que se compra en las gasolineras. La tarjeta debe validarse mandando un SMS con un código a un teléfono que te indica el propio gasolinero que te la vende. Pero la mayor parte de los conductores de nuestro grupo no consiguió que el SMS llegara a su destino. El sistema no debe de funcionar muy bien todavía. Váyanse haciendo a la idea, porque en España no tardarán mucho en implantarlo.

La actual crisis económica no ha hecho mucha mella en el pueblo portugués, acostumbrado históricamente a apretarse el cinturón. Los portugueses siguen siendo unos tipos tranquilos, cívicos, educados, ceremoniosos. El cambio de horario hace que anochezca a las cinco y media y, a partir de esa hora, se ve muy poca gente por la calle. No hay bares como en España (realmente, no hay ningún país como el nuestro en cuanto a vida callejera). La gente trabaja  mucho y, cuando acaban su jornada, se retiran rápido a sus casas a tomarse el caldo verde con el que siempre empiezan sus cenas.

Aquí la humedad deteriora bastante la pintura de exteriores, por lo que cada año deben repintar todos los paños. Las calles están limpias y los jardines cuidados. En todo Viseu no vimos una sola pintada. Por el contrario, es una ciudad de gran tradición cerámica y artesana. Tanto en la Catedral como en algunas plazas, hay grandes murales de azulejos antiguos, que representan escenas históricas. Uno de sus personajes más emblemáticos es Viriato, a quien están dedicados una estatua en el centro y el principal teatro de la ciudad.

Grao Vasco es otro de sus hijos más venerados, un pintor del siglo XV que da nombre a una de las avenidas centrales del casco histórico y cuenta también con un museo exclusivo de su pintura. La ciudad se construyó sobre una colina de granito y la catedral, en el punto más alto, está edificada sobre grandes bloques de ese granito, sin necesidad de cimientos. Desde allí se puede callejear por las tortuosas callejuelas del barrio de La Judería, que cae en pendiente hasta las mismas orillas del río Pavia. En el centro del barrio, la Gran Sinagoga, que está siendo restaurada con fondos europeos FEDER. Hay pocos bares y restaurantes, pero pueden pasarse por A Casa dos Queixos, en donde les sacarán un vino de la cuenca del Dao, con una tapa de queso local, muy parecido al gallego, y luego cenar en Cortizo o en Las Murallas.

Al Oeste de la ciudad está la sierra de Caramulo, por donde discurren muchas de las rutas senderistas. En el centro, el pico del Caramulinho, que se sube por una escalera de piedra de 300 escalones y permite una vista amplia de las cuencas del Mondego (el río de Coimbra), al sur, y del Dao, que fluye por el otro lado hasta desembocar en el primero. Es una zona de viñedos en donde se elabora un vino a granel de muy buena calidad, pariente modesto del Ribera de Duero. El pueblo de Caramulo, en lo alto de la sierra, tiene unos cuantos edificios que en su día albergaron sanatorios antituberculosos, ahora abandonados. Y cuenta también con un Museo del Automóvil, que se merece una entrada propia, por lo que se lo contaré mañana, con algunas fotos de la zona. Que tengan un buen día.

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