sábado, 27 de febrero de 2021

1.027. Disfrutando de mi año samánthico

Hala, no se quejen, que les he dejado descansar de mi diva cinco posts y más de veinte días. Ya les conté que esta mujer genera noticias continuamente; el 3 de marzo reaparecerá en directo en Tallahassee (Florida) y luego encadenará una serie de conciertos en ese estado y en el de Texas. Desconozco el formato del grupo que presentará, no sé si será ella sola en acústico, o en trío con sus dos gladiadores negros cincuentones de los últimos tiempos, o con otros músicos diferentes. Lo que parece descartado es que vuelva a la big band, son tiempos de apretarse el cinturón, al menos mientras la pandemia siga haciendo de las suyas. Tampoco se sabe cuándo publicará ese disco que ha estado grabando en este parón, ni si la gira que empieza el mes que viene será para presentar sus nuevas canciones. Yo les iré informando, porque este blog dio un giro temático a mediados del pasado mayo cuando descubrí a Samantha Fish y desde entonces prácticamente no les he dejado de hablar de la chica. Igual que otros se toman de vez en cuando un año sabático, yo estoy disfrutando de un año samánthico. Samantha Fish y este blog son el hilo conductor que me está permitiendo pasar suavemente la transición desde mi perdida condición de ciudadano activo a la de jubilado, sin los quebrantos anímicos que otros sufren en dicho tránsito.  

Hoy quiero que vean algunos vídeos complementarios de la semblanza en cuatro posts que le dediqué hace poco, porque, aunque ustedes no se lo crean, para esa serie tuve que descartar muchísima información para no resultar aún más pesado. Como saben, Samantha Fish maneja últimamente una guitarra Gibson SG blanca y negra, que ha desplazado en sus preferencias a la vieja Delaney tuneada del pescadito. Bien, pues la casa Gibson ha empezado una serie de vídeos promocionales de sus productos que se llama The songbook, para lo que ha usado una casa de madera junto a un lago en un paraje precioso, para llevar allí a sus artistas y dejarles hablar un poco de sí mismos y luego cantar una canción. Como no podía ser de otra manera, el número uno de esta serie está dedicado a Samantha.

Les pido que lo vean, aunque no entiendan inglés, son apenas dos minutos de charleta antes de ponerse a cantar. La chica confirma lo que les he contado yo, que ella empezó a tocar la guitarra porque su padre y sus amigos la tocaban todos, que oía la radio y allí recibió sus primeras influencias: Keith Richards, Angus Young, Mike Campbell, Tom Petty and the Heartbreakers. En estas enumeraciones deja volar su acento sureño tan característico. Luego habla de los músicos de blues que la influyeron, como Freddy King o Skip James. Dice que su padre y sus amigos eran storytellers, o sea, contadores de historias con música. Que ella cuenta historias no cien por cien autobiográficas, pero basadas en lo que observa a su alrededor. Que la guitarra es como una extensión de sí misma y de su cuerpo, que ella se expresa como intérprete con la voz y la guitarra. Que le gusta explorar nuevas texturas y técnicas. Y termina diciendo que su proceso creativo no tiene límites, es una endless creativity.

Y elige para este vídeo la canción Dreamgirl, que hemos escuchado en su versión con el grupo, recuerden la triple percusión con la cadenita. Aquí la canta ella sola con su guitarra acústica y es una verdadera delicia. No sé si recuerdan la letra: soy la chica de tus sueños, déjate llevar por mí, juntos surcamos los vientos hasta tan lejos como podemos ver, pero luego tú, en cuanto estás listo, vuelves a la tierra y yo ya no puedo bajar; si pudiera rendirme y vivir un “después” feliz para siempre, me iría; si al menos tú pudieras estar a la altura de mis sueños, yo aguantaría; soy la chica de tus sueños, que viene cada día en tu ayuda, lucho contra tus demonios como si esa fuera mi propia cruzada, pero por la mañana cuando te vas, me enfrento a una negrura, que tú jamás conocerás. Ya les dije que Sam sublima aquí, en mi opinión, toda su frustración con el tipo que sólo quiere sexo, pero que, una vez satisfecho su deseo, empieza a pensar en largarse a sus asuntos o tiene prisa por volver con su mujer. Nadie ha expresado tan certeramente en una melodía ese sentimiento. Vean el vídeo. 

Una preciosidad. Como les digo, con Samantha y mi actividad bloguera, voy pasando el trago este de la jubilación, suave y gradual también por el hecho de que yo sigo haciendo prácticamente la misma vida que antes de la fecha del cambio de estatus. Por ejemplo, esta semana tuve el lunes por la mañana la repetición de mi clase sobre el desmantelamiento de las chabolas de Palomeras y otros lugares en los años 70, que esta vez impartí para los alumnos de mi amiga Sonia de Gregorio en la ETSAM. El martes a mediodía tuve una call con Adriana Plata, de Bogotá, para concretar los detalles del encuentro que los urbanistas de esta ciudad están preparando con Madrid, Sao Paulo y San Francisco. Este es un tema en el que intervengo en nombre del Ayuntamiento de Madrid, y es importante para mí, porque los de Relaciones Internacionales saben desde ese día que pueden seguir contando conmigo para este tipo de saraos y ya hemos sentado un precedente al respecto.

El encuentro será finalmente el 16 de marzo, se ha retrasado para que pueda intervenir también la Alcaldesa de Bogotá. Se trata de que el Ayuntamiento quiere remodelar la Carrera Séptima, una avenida que separa la ciudad de los cerros vecinos del norte, también llenos de vivienda. Esta avenida está íntegramente dedicada al tráfico rodado y se quiere cambiar a una sección más arbolada, con menos espacio para el coche y más para el tráfico peatonal, ciclista y de transporte público. Y quieren contrastarlo con algunas operaciones ya realizadas, como Madrid Río y otras similares en las otras dos ciudades invitadas. Por cierto, en los ayuntamientos de San Francisco y Sao Paulo hay muchos urbanistas, pero podría darse la circunstancia de que por dichas ciudades intervinieran Eden Brukman y/o Marcelo Sousa, a los que conozco del C40. Me encantaría verlos.

El miércoles y el jueves estuve dedicado a enviar cartas a todos mis contactos del correo corporativo que se habían apresurado a anularme el mismo lunes, a primera hora ya no me funcionaba. Además tuve que fajarme con la página Web de la Seguridad Social para darme de alta como jubilado y que me empiecen a pagar la pensión. Y ayer viernes, fui a mi oficina con un doble motivo. Primero quería acompañar a mis queridas amigas del curre, mi exjefa y mi compañera M., a un acto de plantación de árboles en la parcela del Bosque Metropolitano que va más avanzada. Asistía la Vicealcaldesa Villacís y nuestro Concejal, del que aproveché para saludarle y comunicarle que ya estaba jubilado, pero a su disposición. El acto lo patrocinaba Sanitas, que ha pagado parte de los árboles y trajeron como embajador al cuatro veces medallista olímpico Saúl Craviotto, que es un tipo guapísimo y excelente comunicador, como verán en la foto de abajo. Mis chicas se revolucionaron e insistieron en que se querían hacer una foto al lado de semejante bellezo. Pueden ver el resultado.


Con unas amigas tan majas como estas, cómo voy yo a romper el contacto con mi curre. El portero negacionista de mi casa comenta entre dientes a mí paso, cada vez que me ve salir: si ya no le pagan, no entiendo por qué sigue usted yendo al trabajo. En fin, a partir de ciertos presupuestos ideológicos y mentales, es frecuente que las cosas se entiendan al revés. Tras el acto, me pasé por el restaurante de mis amigos para comer algo rápido, porque tenía que subir otra vez a la oficina, para encargarme de recibir a los que entregaban propuestas para la fase final de Reinventing Cities 2, cuyo plazo acababa ayer. En circunstancias normales, esto se entregaría en el Registro, pero en esa dependencia sólo se atiende ahora a gente del exterior con cita previa. Así que alguien tenía que estar al loro de que les dejaran pasar los seguratas para que subieran a nuestra planta y les hiciéramos una comparecencia, un tipo de documento del que yo he hecho miles a lo largo de mi carrera, pero que ya no puedo firmar, porque debajo de un letrero que rece “El funcionario”, mi firma ya no es válida.

En fin, ven que mi vida, por ahora sigue sustancialmente igual. Este pasaje lo he intercalado aquí para joder a los seguidores que, en cuanto ven por el título que la cosa va de Samantha, pasan de entrar a leerlo. En realidad, mis lectores más fieles e incondicionales me leen siempre, porque disfrutan de mi forma de escribir, aunque el tema no les interese especialmente. Los otros, en realidad, me siguen por un simple afán de cotilleo, para ver si cuento alguna de mis intimidades, por ejemplo si llevo calzoncillos rojos o uso un champú para blanquear mis canas y quitarles el tono amarillento que me hace más viejo. Pues estos seguidores de segundo nivel van a tener que tragar con Samantha si quieren seguir entrando en mi vida a cotillear, porque yo pienso seguir hablando de mi dreamgirl y mezclando unos temas con otros.

Recuerdan que les dije que Sam también lo canta todo como yo. Pues, igual que los de las guitarras Gibson, los fabricantes de los pedales que utiliza han patrocinado un vídeo en el que Sam explica cómo los usa para sacar diferentes tonalidades de sus tres guitarras principales, la Gibson SG, la Delaney del pescadito y la cigar box guitar de cuatro cuerdas. Les pido que lo vean, aunque no entiendan el inglés, porque los sonidos que muestra Sam son reveladores. Les recuerdo que toda esta parafernalia de pedales, que ella usa a veces con los pies, con tacón altísimo o descalza, y a veces tirándose literalmente al suelo para manejarlos con la mano, compone un sistema totalmente analógico; aquí no hay nada digital. Es el sistema del pedalboard que utilizaban los guitarristas de blues y de rock de toda la vida. Vean el vídeo.

En fin, Samantha ha publicado ya su programa de conciertos para los próximos meses y marea sólo de verlo. A primeros de marzo toca en varios lugares de Florida: el 3 en Tallahassee, el 4 y el 5 en Boca Ratón, el 6 en St.Petersburg y el 7 en Kissimmee. Luego salta a Texas donde los días 25 al 28 da cuatro conciertos consecutivos en cuatro de las ciudades principales del estado: San Antonio, Forth Worth, Austin y Houston. Y en abril tiene toda una serie de conciertos con su amigo y maestro Tab Benoit: el 7 en Roanoke (Virginia), el 8 en Rougemont (Carolina del Norte), el 9 en Huntersville (Carolina del Norte), el 10 en St. Augustine (Florida) y el 11 en Atlanta (Georgia). Es la forma de trabajar de Sam, que nunca se cansa y que consigue a este ritmo hacer más de 250 bolos anuales. Para la mini gira con Tab Benoit han hecho un cartel promocional incidiendo en la idea de la Bella y la Bestia, y la estética de los carteles de cine de serie Z. Véanlo.

Samantha es a veces muy dominante, ella dirige su banda y va dando entrada sucesivamente a los diferentes músicos para que se luzcan. Pero también sabe quedarse a un lado y dejarle el protagonismo a otro, especialmente si ese otro es su amigo y maestro Tab Benoit, el eslabón perdido con el arte y la figura de Stevie Ray Vaughan y Jimmy Hendrix. Les voy a poner un vídeo que lo demuestra. Tab Benoit, con su habitual bajo obeso Corey Duplechin (a quien en otro post definimos como un sujeto espasmódico, trémulo, grasiento, representación viviente de los epsilones del mundo feliz de Huxley) y su batería procedente de los caballeros absolutamente monstruosos de Jon Cleary, ha invitado a dos músicos de lujo para una de sus canciones: Samantha y un trompetista que es muy bueno.

Interpretan uno de sus temas, Medicine, ya saben, porfa tráeme mi medicina, que me estoy empezando a poner muy malito y muy nervioso. El trompeta parece ser más amigo del gordo, que todo el rato le hace señas y morisquetas, ignorando a Sam que, como sabemos, no le tiene mucho aprecio y prefiere coquetear con Benoit, que es quien distribuye los turnos. Sam espera a que se lo indiquen y entra después del trompeta, elevando la temperatura del tema con su punteo fantástico. Cierra Tab Benoit con su guitarra también impagable, con su toque característico, a veces como si la guitarra hablara y siempre masculino, frente a la sonoridad más femenina de Sam. Un tema brutal en cualquier caso. 

Hay que ver, con la afinidad que tiene Sam por los frikis, con el gordo este no hay el menor feeling. Él sabrá por qué. Quiero puntualizar algo que se me quedó en el tintero respecto a Samantha Fish. Me refiero a su relación con su hermana Amanda, dos años mayor, buena y esforzada instrumentista, respetada en el ambiente local del blues de Kansas City, pero que no despega a un nivel más alto. Si se les pregunta, ambas dicen que su relación es excelente, como no podría ser de otra manera. Pero hay algunos indicios de algo subterráneo que ha llevado a Sam a irse a Nueva Orleans, donde se lo pasa en grande, todo el mundo la quiere y la respeta y es feliz con sus gatos. A Sam no le suelen preguntar casi nunca por su hermana, es obvio que es un personaje sin mucho interés para los medios entre los que Sam se mueve. A Amanda sí le preguntan por su hermana famosa. Veamos qué responde.

Por supuesto, dice que se alegra muchísimo de sus éxitos y que se siente orgullosa de tener una hermana como ella. Pero añade: Sam y yo somos muy diferentes y llevamos caminos distintos. Yo soy una investigadora del blues y trabajo mucho en busca de las raíces de esta música única. Samantha tiene otros objetivos: ella maneja un tipo de música más variado y quiere componer sus propios temas, para expresar sus sentimientos. O sea, que yo soy una blueswoman, mientras que ella es una cantautora. Bueno, lo que dice Amanda es cierto pero, sin ser consciente de ello, define una rivalidad soterrada que yo creo que la tiene bastante frustrada. Porque en USA, el mundo del rock y el de los cantautores siempre fueron como el agua y el aceite. Recuerden que a Bob Dylan muchos de sus primeros seguidores nunca le perdonaron que introdujera la electricidad en sus conciertos y le tiraban piedras y otras cosas cuando salía al escenario con su guitarra eléctrica. Era un traidor al folk tradicional.

Hay en Youtube contados conciertos en los que Sam invita a subir al escenario a su hermana para tocar juntas. Pero ninguno en sentido contrario. Si en un concierto de Amanda y su grupo se supiera que iba a entrar su hermana, toda la expectación se centraría en escucharla a ella y eso haría que Amanda se sintiera aun peor. Todo esto que escribo es, obviamente, una fabulación, basada en la imagen de ambas, la alegría que respira Sam por todos sus poros y el aire más triste y desolado de Amanda. Además, hay una cosa obvia: antes de ampliar sus horizontes y el registro de estilos de su música, Samantha ya demostró ser la mejor en el terreno del blues más ortodoxo. Y esa Samantha inicial es la que a mí me tiene totalmente enganchado: como les dije, estoy enamorado de una mujer que ya no existe.

La Samantha actual está luchando por hacerse con una repercusión planetaria. Es una artista a la que el mundo del blues se le ha quedado pequeño, de hecho ya no le pueden dar más premios de blues. Yo creo que Sam estaría encantada si fuera simplemente nominada a un Grammy pero, si piensan que ella va a renunciar a su independencia, o abrirse de piernas ante algún alto ejecutivo de las discográficas, ya pueden esperar sentados y meterse el Grammy por donde les quepa. Sam es feliz haciendo lo que hace y va teniendo ya algunos reconocimientos de mayor calado, como el que les mostré de Paul Krugman, o lo que dijo de ella el New York Times: impresionante guitarrista de blues, que canta con voz dulce y poderosa, uno de los jóvenes talentos más prometedores del género. Por su parte, el periódico de su pueblo The Kansas City Star añade: Samantha Fish ha derribado la puerta del club patriarcal del viejo blues; esta joven artista ha mostrado ya más imaginación y creatividad de la que exhibieron muchas vacas sagradas del blues en toda su carrera.

Qué dice Sam al respecto. Escuchémosla. Yo nunca voy a ser una artista del blues tradicional, no es eso lo que soy para nada. Pero en mí todo es blues. Cuando salieron Muddy Waters y Howling Wolf, lo que hacían no sonaba como algo que se hubiera hecho antes en el blues. Yo tengo que mantener ese fuego y ese espíritu; no puedo hacer a Muddy Waters mejor de lo que Muddy Waters es, yo tengo que ser quien soy y encontrar mi propia voz. Creo que está bien claro. Y proporciona una respuesta contundente a lo que su hermana dice de ella y de sí misma. Pero, como les decía más arriba, a mí me fascina esa primera Samantha, esa casi post adolescente larguirucha, que pesaba 56 kilos y salía ya con una determinación admirable a comerse el escenario con un estilo de blues bastante ortodoxo.

He encontrado en los archivos de Youtube un vídeo de enero de 2013, cuando acababa de ganar el premio al mejor artista debutante del blues, ese galardón que fue a recoger a Memphis con su familia, enfundada en un vestido un tanto pueblerino, que no le sentaba demasiado bien. Olvidada ya la gira con las chicas, Sam se ha apuntado a un Crucero del Blues. Esto es algo bastante popular en USA. La gente se pasa unos cuantos días embarcada en un enorme transatlántico, escuchando blues en directo y cogiéndose unos pedos de altura. Samantha se ve aquí rodeada de músicos muy veteranos, con los que improvisa una jam sesión. Son tres temas los que canta, pero yo les aconsejo que se salten los dos primeros, que son como de calentamiento.

El vídeo dura 23 minutos, pero para ver lo que les digo, han de entrar directamente en el minuto 10. Ahí acaba el segundo de los temas y hay un cambio de batería. Y, a partir de ese punto, tenemos a esa Samantha primigenia que tanto me gusta, en estado puro. Ella domina el cotarro y le va dando entrada a los diferentes músicos, un guitarrista grandote bastante malo, luego un teclista medio chino. Ahí entra ella con su sonido inconfundible. Al final se suma un tipo con un saxo tenor, con el que Sam establece un diálogo súper divertido. Y durante toda la filmación, en el lado de la derecha hay un bailón que ya no es que esté pedo, es que sus movimientos delatan algo más fuerte, no sé, un tripi o un éxtasis. Es admirable que no se caiga de culo. 

Sólo por contemplar las evoluciones del bailón alucinado de la derecha, merece la pena ver este vídeo impagable, que he rescatado para ustedes de un archivo bastante remoto. Hay otros bailones en escena y es este un vídeo que muestra el ambiente de estos cruceros y la capacidad de Sam de apuntarse a un bombardeo y pasárselo de puta madre. Es casi una niña y ahí la tienen, en un medio totalmente decadente y viejuno, calzada con unas chanclas del todo a cien, desplegando toda su música y divirtiéndose. Hagan ustedes lo mismo: hagan de la necesidad virtud y pasen un buen fin de semana, que la primavera empieza a asomar por detrás de la esquina.  


miércoles, 24 de febrero de 2021

1.026. Obras por un tubo

Vaya, este es un tema que hace tiempo vengo sugiriendo en el blog. Porque, desde que ha llegado al Ayuntamiento el gobierno de la derecha, la ciudad está llena de vallas y andamios. En la vía pública hay obras por todas partes. Y, además, los privados se han puesto como locos a reformar sus casas, lo que hace que en estos momentos sea prácticamente imposible encontrar un pintor libre, un carpintero o un acuchillador. La fiebre de los privados tiene una explicación. Muchas de nuestras casas, estaban bien para la vida pre-covid, en la que algunos nos pasábamos el día fuera. Ahora que tenemos que estar encerrados, es el momento de introducir pequeñas reformas que hagan más amable esa estancia tan prolongada en el domicilio. Además, con esta situación, estamos todos ahorrando, porque no nos gastamos un duro en comer fuera, ir al cine, irnos de vacaciones a la playa, etcétera. Así que qué mejor que hacer obras en casa. La abundancia de containers por las calles y el ruido que hay por las mañanas en todos los barrios, dan fe del portento.

Lo de las obras públicas en cambio, no tiene un origen tan claro y se merece una reflexión, porque contrasta poderosamente con los cuatro años del período Carmena, en los que no se hizo casi nada, si salvamos unas cuantas operaciones en el centro, como la Gran Vía o el comienzo de la obra de la Plaza de España. ¿Quiere esto decir que la derecha gestiona mejor las obras que la izquierda? ¿Por qué? En el Ayuntamiento de Madrid hay unos servicios técnicos que se encargan de las obras en la vía pública y en los edificios municipales. En todas las unidades tengo yo amigos veteranos de muchos años en esas lides. Y les he preguntado, para pulsar sus opiniones y alimentar mi propia reflexión, que desarrollaré al final de este texto. Quédense por ahora con que el contraste entre el período anterior y el actual, es palmario, indudable y llamativo. Cualquiera puede verlo. En el anterior no se hizo casi nada y ahora hay obras por un tubo.

Por cierto, ya saben que yo, como jubilado, a partir de ahora voy a dedicar una buena parte de mi tiempo a mirar las obras desde la valla, con cara de atención, como si entendiera del tema, las manos a la espalda y soltando alguna opinión del tipo: si no saben hacer correctamente un encofrado, no sé por qué no se dedican a escardar cebollinos. El día en que mis compañeros me hicieron el homenaje telemático, comenté mis intenciones de dedicarme a ver las obras de la ciudad, lo que generó risas de todos los presentes y carcajadas especialmente sonoras de mi amiga italiana Costanza, la chica del C40 que entró en la teleconferencia desde Londres, y que habla español bastante bien. Costanza y yo tenemos una conexión muy especial, por el hecho de que ella tiene un novio de La Coruña y yo tengo una nuera romana (Costanza es de Bolonia). Eso genera entre todos nosotros un tráfico de coñas en los dos idiomas de lo más divertido.

Costanza contó que en Italia también se dice que los jubilados están todo el día viendo obras y comentando lo mal que lo hacen los obreros. Hay incluso una palabra específica que designa a este personaje: umarell, vocablo que significa exactamente eso: jubilado que mira las obras. Por la tarde le envié un Whatsapp a la chica de mi hijo con este texto: Da domani, prometto essere un vero umarell. Me contestó con una larga serie de caras sonrientes y mucho jajajajá. Ella es romana, pero oriunda del sur, de la Puglia. Y me contó que en su tierra de origen existe otro nombre para designar a este personaje: u capocantier. Maravilloso. En fin, los funcionarios jubilados de estos tiempos tenemos muchas ventajas, yo por ejemplo voy a seguir teniendo gratis el abono de transporte y algunas ayudas para gafas y dentista, como hasta ahora.

Pero no siempre fue así y les traigo a la memoria una película, sin salirnos de Italia, que contaba las penurias y dificultades de un jubilado de Roma en la época de pobreza de la posguerra. Estoy hablando de Umberto D. (Vittorio de Sica, 1952) una de las obras cumbres del neorrealismo italiano, junto con Ladrón de Bicicletas, por cierto también dirigida por Vittorio de Sica cuatro años antes, en 1948. El personaje central es Don Umberto, un funcionario jubilado como yo, pero que las está pasando canutas porque su ridícula pensión no le alcanza para vivir y ya no sabe qué hacer. 

En una escena extraordinaria, Don Umberto va paseando con su perro y, a la altura del Panteón (se reconoce perfectamente), decide ponerse a pedir limosna, porque tiene un hambre de la hostia, pero no sabe cómo tiene que poner la mano, porque nunca lo ha hecho. Cuando por fin encuentra el modo, un tipo que pasa por allí se dispone a darle unas liras, pero le da tanta vergüenza que disimula y da la vuelta a la mano, como si estuviera comprobando si llueve. He encontrado esa escena mítica del cine mundial en Youtube. Se ve algo de la continuación de la película, cuando pone al perro a pedir y se esconde, y luego cuando ve llegar a un conocido. Pero el momento en que da la vuelta la mano y mira al cielo a ver si llueve es una auténtica maravilla; cómo se pueden expresar tantas cosas con un simple gesto y sin diálogos.


Bueno, yo no estoy tan desesperado ni mucho menos, al contrario, estoy eufórico, después de las manifestaciones de cariño que me han llegado desde todo el Ayuntamiento y que han superado muchísimo lo que me esperaba. Estos días me he dedicado a mandar mensajes a todos mis contactos, para darles mi correo y mi móvil personal, porque los oficiales ya los tenía anulados el lunes al levantarme, hay que ver que prisa se dan para estas cosas. Yo no estoy mal como Don Umberto, pero eso no quita para le eche un ojo a alguna obra, como pueden ver en estas imágenes, tomadas esta misma mañana, en el barrio. Le he pedido a un argentino que pasaba por allí que me las hiciera, para dejar constancia de mi nueva condición de umarell.


 

La verdad es que en Madrid, ahora mismo, hay dónde elegir para la foto de marras. Hagamos inventario. Cuando llegó la derecha, la Plaza de España tenía ya las obras recién empezadas, pero muy tímidamente. El nuevo gobierno decidió seguir adelante con el mismo proyecto, buena idea porque es el resultado de un concurso de ideas, en el que se eligieron por un Jurado dos finalistas y luego la gente votó por la que más le gustaba de las dos. Cuando se termine, los jardines de la Plaza de España estarán unidos con los de Sabatini, el Campo del Moro y Madrid Río. La página Idealista.com, publicó hace algo más de dos años este vídeo que les pongo abajo. Por cierto, los arquitectos son amigos míos y tengo pendiente una oferta de visitar la obra explicada por ellos, que no pienso perder. No puedo dejar pasar esta ocasión de ejercer de capocantier de lujo.

La obra de la Plaza de España es la más importante de las incluidas en los Presupuestos Municipales de 2021, con un total de 36,7 M€, que deberían permitir su terminación para el próximo verano. Pero hay muchas otras. Por presupuesto, la segunda en importancia es la remodelación del Nudo Norte, el resto que quedó por hacer de las obras de M-30 que casi nos arruinan como ciudad. Gallardón tuvo que recortar su obra faraónica porque ya no le daba para más el dinero conseguido a base de endeudarnos. Pues ahora se van a meter a rematar esa obra, que causará problemas de tráfico notables, mientras dure. Con dos narices. Cierto que, en tiempos de pandemia, la presión del tráfico es menor, pero hay que echarle valor para meterse otra vez en un fregado como ese, con lo que sufrió la ciudad con las obras de la M-30. Para la reforma del Nudo Norte, se han previsto 30,2 M€.

La tercera obra por presupuesto prevista para el año que viene es la construcción de una nueva planta de tratamiento de residuos urbanos y compostaje en el complejo de Valdemingomez, con 21,6 M€ de dotación, en la que se tratarán las basuras recogidas en los cubos marrones, distribuidos ya por casi toda la ciudad (el casi corresponde a mi barrio, donde no los acaban de poner, para solaz del portero de mi casa que es negacionista y dice que separar las basuras es una tontería porque luego las juntan todas, lo sabe él). Siguiendo ya con otras obras de calado, hay que citar el desmontaje del escalextric de Joaquín Costa, Francisco Silvela y Príncipe de Vergara. En este monstruo ya incorporado a nuestra visión habitual de la ciudad tras décadas de existencia, se detectaron a principio de legislatura problemas estructurales graves, una especie de patología parecida a la aluminosis, que determinaron la urgencia de su demolición. Ahora se destinan 10,6 M€ para la reurbanización de la zona, con más áreas peatonales y carriles bici, recuperando la plaza histórica de López de Hoyos, cuya circunferencia sobrevolaba ominosamente el paso elevado.

Y otra obra importantísima a punto de empezar, me cuentan que está ya en fase de licitación: la cubrición del tramo de M-30 que discurría por debajo de la grada principal del demolido Vicente Calderón. Para esto se destinan 10.5 M€ del presupuesto municipal. Esta obra permitirá rematar el parque Madrid Río, con un ajardinamiento superior que será pagado por los privados, la junta de compensación de la Operación Mahou-Calderón. Los pisos que se van a construir en el solar de la antigua fábrica de cervezas Mahou, cambiarán también la fisonomía de la ciudad y ya se empiezan a anunciar como la zona más cool de Madrid. Les recomiendo que vean una información al respecto, que incluye un vídeo municipal muy vistoso, a pesar de la voz del alcalde, que es más fea que la mía, que ya es difícil. Para ello han de pinchar AQUÍ.

No pretendo hacer un repaso exhaustivo de las obras previstas para este año, pero sí les cuento de algunas que me conciernen como vecino del Barrio de las Letras. En primer lugar, la construcción del complejo dotacional entre las calles Fúcar y Costanilla de los Desamparados. Es un enorme solar conseguido demoliendo dos edificios municipales, un cantón de limpieza y el centro de atención a drogodependientes del Distrito Centro (que se trasladó a un edificio cercano a donde vive el señor Gallardón, en una forma de justicia poética). El solar se completó con la expropiación y demolición de un edificio contiguo de viviendas, en cuyo proceso estuve yo implicado cuando era Subdirector General de Gestión Pública.

Allí van a construir un gran complejo dotacional, con un presupuesto total de 14 M€, que albergará un polideportivo con piscina cubierta, una escuela infantil municipal, un centro de Alzheimer y una cafetería, además de varios sótanos de aparcamiento para residentes y la reposición del cantón de limpieza, también en subterráneo. Los edificios se dispondrán en las fachadas, dejando en el centro una plaza cívica. Está previsto que las obras terminen en 2022, y a mí me ponen en casa. Ya estoy al loro para apuntarme al polideportivo en cuanto abran la inscripción. ¿Cómo dicen? No, no, el centro de Alzheimer no tengo intención de usarlo por ahora, mira que son ustedes malos.



También me queda cerca la Puerta del Sol, donde pronto van a empezar unas obras para ejecutar la solución que ganó el concurso convocado por el COAM en 2014, imagen que ven arriba, en la que todas las estatuas y elementos que salpican la plaza se situarán en posición periférica, dejando un gran espacio cívico en el centro. Y también se va a construir este año el polideportivo de la plaza de la Cebada. El que existía en ese solar fue demolido en 2009, en una operación que preveía construir allí un nuevo mercado municipal, para luego demoler el existente, que es feo de cojones (es la única obra en Madrid del arquitecto Arangoá, profesor de estructuras y fascista autoproclamado). En el solar del mercado se construiría el nuevo polideportivo. Ese proyecto empezó con la demolición del polideportivo existente y entonces llegó la crisis económica y la operación se paró ahí. Durante estos años, el solar del antiguo polideportivo ha sido limpiado, usado y mantenido por los vecinos del entorno, que hacían allí sus verbenas y actividades culturales. Ahora el nuevo Ayuntamiento ha decidido indultar al viejo mercado y hacer un moderno polideportivo en la localización del anterior, para lo que destina 8,8M€.

Voy a enumerar simplemente algunas de las otras obras previstas en la ciudad para este año. Se va a soterrar parte de la salida de la A-5, en la zona de Campamento, se van a construir dos importantes colectores de agua en Vicálvaro para servicio de los nuevos desarrollos del sureste, se construirá una nueva piscina cubierta en Cea Bermúdez, se harán reparaciones en el parking de Santo Domingo, el Museo de San Isidro, la iglesia de San Antón (con permiso del Padre Ángel) y el entorno del Observatorio Astronómico. Se continuará con las obras de consolidación del antiguo Mercado de Legazpi y se harán algunas de las obras de urbanización que estaban pendientes desde hace mucho, como las de las calles Eduardo Barreiros en Villaverde, Sierra Toledana en el Puente de Vallecas o la calle Ayerbe en Barajas.

Y se pone en marcha por fin el programa de aparcamientos disuasorios, asociados a las estaciones de ferrocarril de la periferia, para que la gente deje allí el coche y acceda en tren al centro. Este año se van a construir esos aparcamientos en superficie, situados en Tres Olivos, Pitis, Aravaca, Aviación Española, Fuente de la Mora, Mar de Cristal, Villaverde Bajo-Cruce, Canillejas y Playa de Riazor (la de Barajas, no la de La Coruña). Como pueden comprobar, al Ayuntamiento de Madrid le ha entrado un verdadero furor por hacer obras en el espacio público y los edificios dotacionales. Porque además de todo eso, he podido comprobar que la calle Huertas, que tenía el pavimento destrozado por los camiones de reparto de los bares, está siendo arreglada tramo a tramo y ya no corre uno el riesgo de escorromoñarse al tropezar con una baldosa levantada o meter el zapato en un charco de aguas hediondas.

¿Cómo se explica ese contraste con la legislatura anterior? Pues creo que la cosa se debe a varios factores. No sé si es algo general, pero en este caso concreto no se puede negar que la derecha gestiona mejor el presupuesto y la inversión en obras. Como ya expliqué en el blog, en tiempos de la señora Carmena se hacían unos presupuestos también ambiciosos, pero luego no se ejecutaban en una buena parte. Por eso quedaba siempre un excedente, que se dedicaba a pagar la deuda de la ciudad, que bajaba y bajaba, algo por lo que se felicitaba de manera un tanto idiota al equipo de gobierno. ¿Por qué pasaba eso? Pues me dicen mis colegas que en esa época se perdía mucho tiempo en discusiones bizantinas, en una participación ciudadana mal entendida, en buscar consensos a veces difíciles que retrasaban todos los procesos. Mi amigo J.P. lo resume en una frase certera: Emilio, eran unos pesados.

Creo que esto es algo que puede considerarse consustancial de una cierta izquierda, la más ideologizada. Para el proceso de participación de la Plaza de España se llegó a extremos ridículos. Se hizo una primera encuesta ciudadana para decidir colectivamente cuáles serían las preguntas que se debían hacer a la ciudadanía sobre qué era lo que demandaba la plaza. Una encuesta para determinar las preguntas que se harían en la encuesta sobre el tema. Kafkiano. Con todo eso, llegaron las elecciones y la plaza de España apenas había sido vallada. Menos mal que el nuevo equipo ha decidido seguir con el proyecto, que yo realmente creo que va a cambiar totalmente Madrid. Pero hay otras razones. Como ya he contado en el blog, el equipo de Carmena no le hizo ni cosquillas a la superestructura burocrática municipal.

Esa Brunete burocrática, la misma que un día me censuró a mí una memoria, cuya versión original reproduje en un post muy valorado por mis lectores, campó por sus respetos durante toda la legislatura Carmena. Los cuatro tipos de burócrata tóxico que les describí (el ultraperfeccionista, el acojonao, el torpe y el que hace labor de zapa adrede por motivos políticos) hicieron y deshicieron a su antojo sin que nadie les dijera nada. Un ejemplo. En nuestra Dirección General convocamos un concurso de ideas para 19 plazas de los barrios. Un año después del fallo del jurado, no habíamos conseguido ni que se pagara a los miembros externos de dicho jurado. Mucho menos a los ganadores, que se agruparon y lo denunciaron en una carta dirigida al COAM. Así no se puede trabajar. Los del equipo anterior fueron un tanto ingenuos. Se dedicaron a programar actuaciones a largo plazo y no hicieron apenas nada en el corto plazo. Por eso, entre otras razones, perdieron las elecciones, porque el vecino prototípico del sur estuvo cuatro años viendo el bache en la calle delante de su casa sin que nadie se lo arreglara. Y el día de la votación decidió abstenerse.

Más cosas aún. Estas historias tienen un comportamiento cíclico. Hay períodos para la planificación y tiempos para la ejecución. Si lo piensan, muchas de las cosas que se están haciendo, ya estaban planificadas de antes, simplemente estaban paradas o retrasadas (Plaza de España, Nudo Norte, Puerta del Sol, Centro dotacional de Fúcar, parkings disuasorios). Y la situación económica general y particular de las arcas municipales, también influye. Por simplificar, Álvarez del Manzano estuvo 12 años de alcalde sin gastar prácticamente nada, con las cuentas saneadas. Eso permitió que el manirroto Gallardón tirara la casa por la ventana y endeudara a la ciudad hasta extremos peligrosos. A la señora Botella, con las manos de Montoro apretándole el cuello, no le quedó más remedio que ahorrar, para reducir la deuda. Carmena continuó reduciendo esa deuda pendiente, en parte por esa torpeza a la hora de ejecutar los presupuestos. Y Almeida se aprovecha ahora otra vez de unas cuentas bastante saneadas por la actuación de sus dos antecesoras.

Una razón más. Finalmente, las personas y su talante son clave en todo lo que va sucediendo en las sociedades. Almeida es una persona eminentemente práctica. Su equipo ha hecho un inventario de todos los proyectos y actuaciones que estaban pendientes o guardados en un cajón (como el Nudo Norte) y ha dicho: –¿Hay presupuesto para todo esto? Pues adelante. Esta derecha es pragmática, no pierde el tiempo en bizantinismos, está más bregada en la gestión del día a día y sabe hacer de la necesidad virtud, como demuestra el caso del escalextric: ¿Que hay que echarlo abajo? Pues no lo reconstruimos y nos apuntamos un tanto. Esta es mi valoración personal de todo este asunto y, por supuesto, si alguien quiere rebatirla o introducir otros aspectos o matizaciones, pues abajo tienen ustedes la pestaña de comentarios. Aprovechen el buen día que hace y vayan con Dios.   

domingo, 21 de febrero de 2021

1.025. ¡Pues yo no noto nada!

Sí, resulta que desde anteayer viernes ya soy septuagenario, jubilado y miembro del colectivo de las llamadas clases pasivas, pero yo, como digo en el título, no noto nada diferente. Por el contrario, me veo exactamente igual que antes de esa fecha. En realidad yo ya llevo desde que empezó la mierda esta de la pandemia en una situación que no es de activo, ni de jubilado, sino de una especie de medio pensionista. Quiero decir que casi nunca uso el despertador, salvo cita tempranera, y que voy distribuyendo el día entre las diversas tareas que tengo que desempeñar, incluyendo trabajos para el Área de Urbanismo (a partir de ahora la voy a volver a llamar así, como se llamó toda la vida), preparación de charlas y clases diversas, lectura de los libros de Billar de Letras y otros, escritura de mis posts, preparación de la comida diaria, degustación y siesta si se puede, entrenamientos cada tres días y mucha vida social telefónica, por no hablar del disfrute de vídeos de Samantha Fish y similares. Además de salir a la calle de vez en cuando, con las debidas precauciones, a mantener viva esa actividad social no virtual que tenemos ahora en stand by.

Y lo cierto es que esta etapa, que ha culminado en mi 70 cumpleaños, ha tenido un final acelerado, vertiginoso, como todo lo que nos va sucediendo últimamente en este tiempo que transcurre deprisa y despacio a la vez: un final de etapa al sprint. Y menudo sprint. Ha sido una semana muy intensa y llena de emociones. El martes 16 publiqué mi anterior post a primera hora. Fue algo que se me ocurrió porque ya no tenía tiempo de hacer una cosa más elaborada. Así que, una serie de fotos bien seleccionadas, unos comentarios a vuelapluma, como suele decirse, y faena de aliño al canto. Ya sé que mis seguidores aprecian bastante este tipo de textos frescos y sin mayores pretensiones temáticas, pero he de confesar que el primer condicionante de mi último post fueron las prisas, que ya empezaban a aparecer en mi horizonte de funcionario a punto de llegar al abismo del retiro definitivo.

Tras publicar el post, hube de sumarme a una reunión de trabajo a las 13.00, con uno de los equipos de la primera edición de Reinventing Cities, con los que está habiendo problemas jurídicos para cederles la parcela. Después de comerme algo rápido y dar una breve cabezadita, me apresté a terminarme el libro que debíamos discutir en el Billar de Letras de esa misma tarde. El libro se llama Dendritas (Kallia Papadaki, 2019), es una novela excelente que recibió ese año el Premio de Novela Europea, pero a mí se me había hecho bola en su primera parte, tal vez porque la propia situación de vértigo vital en la que estaba inmerso me había hurtado la concentración necesaria para disfrutar de un texto con frases muy largas y continuas digresiones.

Pero ya le iba cogiendo el punto y se cruzaba además una circunstancia: es un libro de Automática Editorial y para mí esta empresa está ligada siempre al nombre de su fundador Darío Ochoa, un tipo estupendo al que aprecio mucho, hace años que lo trato, nos hemos encontrado en innumerables presentaciones de libros y siempre lo visitaba en la Feria del Libro, donde me ha regalado novelas impagables, como Exodo, de D.J. Stalingrad, además de ser los que publican en España a Yan Lianke (El sueño de la aldea Ding o Días, meses, años), Yuri Buida (El tren cero o Helada sangre azul) y otros autores que me gustan. Nos había dicho Ronaldo que Darío estaría en el club y yo no quería hacerle el feo de decirle que su libro se me había hecho bola. A las 19.30 me conecté, con el libro ya terminado. 

Resultó que finalmente no venía Darío, sino una socia suya, además de la traductora del libro desde el griego original. El encuentro fue muy interesante, la traductora era una mujer súper maja y, como de costumbre, salvo Ronaldo y yo, el elenco del club era enteramente femenino, como pueden ver en la foto de arriba. He de confesar que, en algunos momentos, consultaba disimuladamente el móvil porque algunas de las intervenciones de las tertulianas me aburrían un poco. Y, en una de esas, me encuentro un Whatsapp recién enviado por mi amiga Belén Díaz, directora del Máster de Economía Creativa de la Universidad de Alcalá de Henares, en el que he colaborado otras veces. Texto del Whatsapp: te recuerdo que este jueves tienes clase en el máster, según el programa que te adjunto. Momento de terror: el jueves tenía yo mi clase en la ETSAM sobre la erradicación del chabolismo en los años 70 en Madrid. Consulté el programa: la clase de Belén era por la tarde (3 horas); la clase con Darío Rivera en la ETSAM era por la mañana (2 horas).

Suspiro de alivio. Le dije a Belén que era la primera noticia que tenía de que tuviera que dar esa clase, pero que no se preocupara, porque yo siempre cumplo, como Samantha Fish: los que somos de una determinada pasta no contemplamos el cansancio entre los factores a tener en cuenta. Quedamos en hablar el día siguiente. Tras el encuentro de esa mañana con los de Reinventing, mi jefa y mi compañera M. se habían quedado un momento conmigo para comunicarme cómo habían pensado celebrar los fastos de mi despedida, que les relataré después. Dichos fastos excluían mi presencia en el edificio APOT el viernes, último de mis días lectivos. Y el jueves ya imaginan el programa que tenía, con mis dos clases telemáticas. El único día que me quedaba para ir a la oficina era el miércoles y tenía unos asuntos que resolver allí.

Así que el miércoles me levanté y cumplí con mi programa de entrenamiento, 50 minutos de carrera indoor, que ya hago sin rodillera ni nada. Luego, desayuné, me di una buena ducha, me vestí y cogí mi coche para el APOT. Resulta que mi hijo Lucas, su novia y una serie de amigos más, me habían mandado fotocopias de sus pasaportes y DNIs para que se los compulsara, y quería hacerlo mientras pudiera (desde anteayer ya no puedo). En la secretaría de la Dirección General me habían dejado el sello de compulsa, yo tenía que firmar abajo, poner el DNI y la fecha. Eso certifica que la fotocopia es conforme con el original y los chicos parece que lo necesitan para moverse por los países europeos que se vayan abriendo. Preparé todos los documentos, los escaneamos y me los envié a mi correo, ese que me van a quitar en pocos días. Luego, me di una vuelta por todas las plantas, para despedirme de Kordineitor y los compañeros de otras unidades que me fui encontrando.

A las 13.30 bajé a comer al bar de mis amigos y también me despedí de ellos. El ambiente general empezaba a ponerse emotivo. Cogí el coche de vuelta, me di mi siesta de rigor y dediqué la tarde a prepararme la charla del día siguiente, que era de mucho compromiso para mí. Vino la señora que limpia en casa y, mientras anduvo por allí con el aspirador a todo meter, me dediqué a hacerme unas notas para ayudarme con lo que quería contar. Cuando se fue, hice un ensayo y me pareció que lo tenía todo en orden y ajustado a la duración que me pedían. Con Belén hablé en algún momento del día. Me contó que en el máster hay doce alumnos, la mayoría sudamericanos. Que la clase era en español, tres horas con un descanso de 15 minutos en el centro. Y que me pagaría 40€ la hora, 120 en total. No es que vaya a salir de pobre con eso, pero por ahora es el único bolo de pago que me ha salido, los demás son gratis et amore.

Me acosté lo más pronto que pude, estuve escuchando a Samantha un rato para relajarme hasta que me llegó el sueño. El jueves madrugué y, como siempre que tengo una densidad importante de actividades de compromiso que implican hablar ante audiencias, empecé por tomarme una tacita de té de ginseng rojo coreano, mi pócima para estas ocasiones, tan efectiva como la que elaboraba Panoramix. Un médico me advirtió hace mucho que tuviera cuidado con eso, que es como una bomba para el corazón. Por eso me lo tomo siempre en ayunas, a pequeños sorbos espaciados, mientras me preparo el resto del desayuno. Y ya sé que ese día no puedo tomar más que un café, además del té de ginseng. Con esa combinación, me pongo como una moto y afronto lo que sea.

A las 10.30 empezamos el sarao, que estaba previsto para 2 horas (la sala virtual hay que dejarla libre para la clase siguiente). La cosa salió muy bien, había unos 80 alumnos, es un curso completo de la Escuela y los tuve entretenidos hasta el final. Hice unos estiramientos y decidí comer pronto, casi a la una, tenía unas lentejas de dos días antes, con chorizo, costillas adobadas, zanahoria, curry y chiltepines, capaces de reanimar a un muerto. Me eché una siesta y sólo entonces me puse a preparar la charla de las 18.00. Esta era de menos compromiso, me limité a aprovechar la presentación que hice para la Universidad de Lille, lo que me llenaría hasta el descanso, y luego añadí otra sobre Madrid Río, como caso de éxito, para la segunda parte. Sólo tuve que cambiar la primera imagen de ambas presentaciones, para poner la fecha y el nombre de la Universidad. De los doce alumnos asistieron sólo ocho, todo mujeres para variar. Tengo tablas para torear este tipo de eventos y la cosa salió bien también (de esto no tengo imagen, pero les juro que eran ocho mujeres).

Belén estuvo al principio y luego se tuvo que ir, por un asunto privado. Por la noche me llamó a decirme que varias de las alumnas le habían mandado correos entusiasmadas con lo que les había contado. De hecho, durante el descanso, dos de ellas me pidieron relaciones (quiero decir, por Linkedin). El caso es que a las nueve, en cuanto terminé, me invadió una sensación de hambre canina. Miré en la nevera y no había nada a la altura de mis urgencias, ya saben que suelo cenar ensaladas y cosas suaves. En mi mente se representó una hamburguesa con doble de kétchup, mostaza, mayonesa y lo que fuera. Hay un Steak Burger cojonudo en Atocha a cinco minutos de mi casa. Intenté pedir la comida por Internet, pero la aplicación se me resistía, así que me puse unos zapatos y bajé.

Era el primer día en que el toque de queda se retrasaba a las 11 y no se pueden imaginar el mogollón de gente que había. El restaurante estaba lleno y en la puerta tuve que luchar por hacer oír mi pedido, en medio de la cola de repartidores de Deliveroo y otras compañías, con sus bicicletas y motos. Me dieron una boletus burger y me la subí a casa, para tomármela con una cerveza 1906. Me sentó como Dios. Y ya quedé listo para los saraos conmemorativos del viernes. En realidad, el día de mi cumpleaños lo empecé madrugando, porque tenía una nueva conexión con la clase de Darío Rivera a las 9.00. Ese día estaba dedicado al programa Reinventing Cities Students. Ya saben que yo no estoy en ese programa, salvo como asesor, pero me pidieron que estuviera presente. Me conecté acabando de desayunar y la cosa se prolongó hasta las 10.30.

Y empezaron los festejos. A las 12.30, mi jefa había citado a toda la Dirección General, para una reunión de despedida por Windows Teams. También le pasó el link a varios amigos y amigas mías y a las chicas de C40, Julia López Ventura desde Madrid, Hélène desde París y Costanza desde Londres. Hablaron tanto mi jefa como mi compañera M., que me echaron unas flores exageradas. Habían preparado también que me llegara en ese momento un paquete con un regalo que me hacían todos los compañeros. Lo abrí en directo y resultó ser una maleta preciosa, de Samsonite, para mis viajes futuros. Luego me pusieron un vídeo que me habían grabado y me dejaron el turno a mí para hablar. Fue una cosa muy emotiva, los tres que intervinimos contamos muchas anécdotas de estos cinco años inolvidables que hemos pasado. Vean aquí una escena de un momento en que yo estaba contando algo y todas se reían (digo todas, porque también aquí eran todo mujeres).

Me sorprendió que, tanto mi jefa como mi compañera M., incidieran en un rasgo mío: las dos contaron anécdotas en las que mi presencia les había dado un plus de tranquilidad en momentos de crisis o dificultad. Mi jefa dijo que, recién nombrada como Directora, la llamaron para decirle que tenía que recibir a 30 belgas y contarles los proyectos de Madrid en inglés, que me llamó aterrorizada y que yo le dije que tranquila, que yo me encargaba de ese tipo de cosas y que se olvidara. También que, cuando fuimos los tres a Paris a presentar nuestro Reinventing, ella estaba nerviosa, porque tenía que hablar al día siguiente, pero cuando por la mañana me vio llegar con mi traje, mi corbata roja y mi bigote blanco, inmediatamente supo que todo iba a salir bien y se le quitaron todos los nervios.

Mi compañera M. contó que, cuando fuimos ella y yo al MIPIM de Cannes, nos hospedamos en Niza y cogimos un tren para la Feria por la mañana. Y que nos pasamos de estación. Pero ella me vio tan tranquilo, que no se puso nerviosa. Efectivamente, paramos en la siguiente, cruzamos por una pasarela sobre las vías y volvimos en un tren en sentido contrario. También que en Innsbruck yo la cogí por el hombro para subir a un mirador panorámico volado sobre la montaña con suelo de cristal al que ella nunca se hubiera subido sola. Anécdotas que yo no recordaba, pero coinciden con lo que dice mi peluquero Jurgen: que soy el ejemplo proverbial del tipo cool, calm and collected y que, si un día se tuviera que ver en medio de un terremoto, yo soy la persona que querría tener a su lado porque me imagina diciendo: tranquilos, no pasa nada, está todo bajo control. Si todos dicen eso, será verdad que transmito serenidad, pero no era consciente de ello. Vean el vídeo que me hicieron.

En fin, emociones a flor de piel. Pero la cosa no había acabado. A las dos me vestí, bajé a la calle y caminé hasta Colón. Allí, en el restaurante Papúa, habíamos quedado a comer en petit comité los tres mosqueteros del Reinventing. Mi jefa, mi compañera M. y yo comimos estupendamente e hicimos una larga sobremesa hasta por lo menos las cinco y media. Nos lo pasamos muy bien, ellas me regalaron un libro por su cuenta, con una dedicatoria preciosa de más de una página, que no les voy a mostrar, eso es algo íntimo. Caminé de vuelta a casa, aún muy conmovido, y dediqué el resto de la tarde a contestar todas las felicitaciones que me habían llegado, algunas de ellas impensables. Nunca me había felicitado tanta gente. Desde mi amiga indonesia Tantri, que no sé cómo sabe mi fecha de cumpleaños y dice que mantiene viva la esperanza de que nos encontremos algún día, hasta Elena González del Pino, la estupenda narradora oral que les traje al blog hace poco, que tampoco me había felicitado jamás. Por la noche estaba agotado anímicamente y no tuve ganas ni margen de tiempo para escribir el post que me tocaba.

Ayer sábado fue mi primer día de jubilado oficial, septuagenario y miembro de las clases pasivas. No sentí nada diferente de otros sábados anteriores. Corrí a primera hora, desayuné, me duché y me fui con mi amiga del alma más cinéfila a ver en sesión matinal Las niñas, que es una película española muy sensible y muy bien rodada. Después nos obsequiamos con unas chuletillas de cordero en una terraza y me vine a casa. Estuve contestando más felicitaciones, vagueando y enredando de diversas maneras. Y, cuando me puse a escribir, ya era muy tarde para llegar a publicar en el día, así que lo dejé prácticamente terminado para publicarlo hoy, como hacía mi madre, que se iba a la misa del sábado y volvía encantada porque ya le valía para el domingo.

Y ahí fue donde me vino a la cabeza la frase que titula este post: ¡Pues yo no noto nada! Es verdad, yo me siento igual que me sentía antes de tanto festejo. El lunes repetiré mi clase sobre las chabolas para el grupo de Sonia de Gregorio, un sarao que me han adelantado; el martes tengo que conectarme con Bogotá a las 14.30, para preparar un encuentro virtual que vamos a tener con otras ciudades el 10 de marzo. Y tengo otros trabajos pendientes que hacer para la semana próxima, como enviar a todos mis contactos la dirección de mi correo personal antes de que me quiten el corporativo, o vaciar el ordenador que me dieron para el teletrabajo, antes de que tenga que devolverlo. Además de los trámites para que me empiecen a pagar la pensión. Todo esto se irá contando a medida que vaya sucediendo.

Parecería que mi mundo y mi circunstancia han cambiado completamente. Pero yo no noto nada. Para los que todavía no hayan caído en la coña que me traigo, esa frase en concreto (¡Pues yo no noto nada!) es la que dicen invariablemente todos los que fuman marihuana por primera vez. No falla. La dicen unos segundos antes de que les dé la risa floja. Así que yo la he repetido unas cuantas veces para transponerla a esta especie de limbo onírico y narcótico en el que estoy entrando. Es decir, que está a punto de darme la risa floja infinita, una buena forma de entrar en este agosto eterno y sin calor, como lo llamé en un antiguo post, o Expo-Ocio continuada, como lo caracteriza mi amigo Mariano. No hay un solo motivo para la tristeza o la nostalgia, la vida sigue y es tiempo para la alegría, el disfrute y la risa floja forever. Y, encima, con este cumpleaños, salto al grupo anterior de vacunación, algo que puede resultar vital.

Yo seguiré intentando vivir la vida a tope, entrenar, leer, ir al cine y al teatro, quedar con mis amigas (y también con los amigos, para que no tengan celos), disfrutar de la ciudad, sentarme en las terrazas a beber cerveza, estar al tanto de lo que pasa en el mundo y ayudar donde me dejen (con permiso del Covid). Y este blog va a ser un poco el hilo conductor entre mi vida de activo y mi vida de jubilado. Así que quiero dar las gracias encarecidamente a todos mis seguidores, que hacen posible que me lo pase tan bien en este empeño, que me inducen a mantener un nivel a la altura de sus expectativas, que me aguantan a pesar de las turradas que les doy con Samantha Fish y mis restantes obsesiones. 

Con el blog como hilo conductor, ese background de actividades vitales y a la espera de que se pueda viajar y me ponga a recorrer del mundo hasta el confín, sepan que tampoco descarto embarcarme en alguna iniciativa que me resulte atractiva (ya tengo algunas ofertas sobre la mesa, que me estoy pensando), porque ya saben que tengo por norma entrar a todos los trapos. Ya se irá contando todo cuando corresponda. De momento, sean felices y disfruten de este domingo que se anuncia lluvioso, después de los días soleados que hemos tenido. Y no lo olviden: la vida es un regalo.

martes, 16 de febrero de 2021

1.024. Un post con más santos que texto

Mira que debería tener yo una semana tranquila, al fin y al cabo son mis últimos días como funcionario en activo. Pues nada, esto es un sinvivir, como de costumbre. Entre la preparación de mi speech de hora y media sobre la lucha contra las chabolas de Madrid en los primeros años de la democracia y los festejos diversos inherentes a la despedida de mis compañeros, pues esto es un estrés que no me deja en paz y créanme, estoy deseando que llegue el sábado para tumbarme a la bartola y disfrutar por fin de mi nueva condición como miembro del colectivo conocido como clases pasivas, denominación un tanto inadecuada para mí, que pienso seguir lo más activo que pueda, hasta donde me lleguen los ánimos. Con decirles que esta tarde tengo sesión de Billar de Letras y no me he podido acabar la novela sobre la que vamos a hablar... Es que tengo la cabeza en otras cosas, qué le vamos a hacer.

El sábado me desactivarán el correo electrónico del trabajo y la tarjeta del móvil corporativo, así que tengo que darme prisa para enviar mensajes a todos mis contactos dándoles cuenta de mi correo y móvil particulares, para que me tengan localizado, no vaya a ser que alguno de esos contactos decida un día declararme heredero universal de sus bienes y no me los pueda hacer llegar por no haberle dado mi dirección de correo particular. Además tengo que vaciar el ordenador que me dieron para teletrabajar, para dejarlo listo para ser devuelto. Con todo esto, no puedo estar muy al tanto de las noticias del mundo, pero algo he oído por ahí y me he apresurado a guardar algunas imágenes de esas que valen más que mil palabras. Por todo esto, creo que voy a dedicar este post a comentar algunas de estas fotos, y otras que tenía por ahí archivadas. Tengo algunos seguidores que, nada más ver mis posts, se agobian ante la cantidad de texto que produzco y se limitan a echar un vistazo a los santos. Pues este va a ser un post de santos, para que todos descansemos. Empezamos por el primero.

Es una de las noticias del momento, aunque estaba cantada. El señor Trump (que no es precisamente santo de mi devoción) ha sido absuelto y se ha apresurado a posar con un diario que daba la noticia. Dice que su cruzada del Make America Great Again (MAGA) no ha hecho más que empezar, pero es otra de sus fanfarronadas: para continuar esa lucha tendría que arremangarse y ponerse a trabajar y no lo veo yo muy por la labor. Este señor la cagó con el asalto al Capitolio y ya no se le volverá a dar la serie de carambolas que le permitieron llegar al poder. El Partido Republicano está perdiendo militantes por miles y tendrá que renegar de la memoria de este hombre si no quiere desaparecer en la niebla de la historia. El juicio ha servido para que todo el mundo viera los vídeos tomados en el interior del Capitolio durante el asalto; para que se entendiera la incertidumbre y el miedo que pasaron los congresistas. Y el Republicano es un partido de Ley y Orden. Pero vamos con otra imagen de actualidad.

Es la imagen más significativa de las elecciones catalanas. Junqueras y Aragonés rememoran el famoso beso que se dieron Leonidas Brezhnev y Erich Honecker, presidentes de la URSS y la Alemania Oriental, respectivamente, en el año 1979, para mostrar al mundo la solidez de su alianza. Hay que ver, el Brezhnev este, con la cara de bruto que tenía y mira que era besucón; debía de ser un tipo muy sensible. En su remake catalán con mascarillas, yo creo que la parte más sensible le corresponde a Pere Aragonés, porque a Junqueras, así muy delicado no se le ve. Por lo demás la foto es cojonuda, mucho mejor que las de buster-keaton-Illa. Refleja muy bien la cerrazón en la fraternidad del mundo independentista, que ha llevado a su pueblo a un callejón sin salida: cada elección que hagan será como el día de la marmota. La banda de los identitarios, que simbolizaban aquellos alcaldes que levantaban sus varas de mando gritando Vutarem, vutarem, vutarem, va a seguir a lo suyo, sin darse cuenta de que están matando a la gallina de los huevos de oro. Al final la gente está harta del coñazo, se abstiene de votar y vuelven a ganar los mismos. ¿Cómo dicen? ¿Que no conocen la foto de Brezhnev? Eso tiene fácil arreglo. Abajo pueden verla.

Otras cosas que pasan por el mundo adelante. En mi querida Birmania la situación se está poniendo fea. La gente ha conocido lo que es vivir en un estado al menos nominalmente democrático, han progresado, han visto llegar el turismo, están conectados por Internet y ahora no están muy por la labor de volver al gobierno militar. Pero me temo que vayan de culo. ¿Se acuerdan de las enormes manifestaciones en las ciudades de Bielorrusia? Pues se han quedado en nada. A estos les pasará lo mismo. Por si acaso, los militares han sacado los tanques a las calles, como hizo Milans del Bosch en Valencia en el 23-F. Y tengo una foto también cojonuda. Un tanque circula por una de las avenidas de Yangon, la capital histórica del país, una calle que me suena mucho, creo haber estado por ahí. Y un niño trata de correr a su velocidad, como hacen los niños de todo el mundo hasta que sus padres les regañan por la travesura. Una imagen de cómo la fuerza bruta se superpone con la realidad cotidiana de la gente.

Otra historia reciente. La señora cuya foto ven a la izquierda es Kaja Kallas la nueva y flamante primera ministra de Estonia, otra mujer más que llega a la jefatura de gobierno de un país en estos últimos tiempos. Pero lo raro en este caso es que en la Presidencia de Estonia hay también una mujer, que se llama Kersti Kaljulaid, así que Estonia es el primer país en el que hay dos mujeres en los dos principales puestos de mando. Resulta que Kaja Kallas ya fue la cabeza de la lista más votada en las elecciones celebradas hace dos años, pero los segundos y terceros formaron alianza, como harán ahora los independentistas catalanes, y evitaron que esta señora accediera a la jefatura del gobierno. En su lugar, fue nombrado primer ministro un tal Juri Ratas, quien, haciendo honor a su apellido, parece que está de corrupción hasta las cejas y, cuando han salido a la luz sus trapos sucios, homónimos de los papeles de Bárcenas, ha tenido que dimitir, lo que ha llevado a Kaja al poder.  

Pero, ya que hemos hablado de Bárcenas, les diré que su historia más reciente es antigua como la vida misma. Cuando un partido o un gobierno se cae con todo el equipo, en los momentos finales hay que decidir quién se come el marrón. Sucedió con Felipe González y el GAL. Surgió la pregunta del millón: ¿Quién se come el marrón? Y todos miraron a Barrionuevo y a Rafael Vera. Pues lo mismo sucedió cuando el caso Gurtel y aledaños. A la pregunta citada, los peperos respondieron mirando a coro a Bárcenas. Y este dijo vale, pero con una condición: que no se le toque un pelo a mi mujer. Y, pasado el tiempo, resulta que la señora Bárcenas está en la cárcel cumpliendo una condena de doce años. Y eso no era lo acordado. Así que Bárcenas está ahora amagando con romper la baraja y tirar de la manta. No se sabe si va de farol, pero no olvidemos que este señor era conocido como Luis el Cabrón. ¿Y dónde tiene el dinero que oculta? Pues, cuando se lo preguntan, pone la cara que ven abajo.

Y, hablando de comerse el marrón, pues tenemos estos días otro ejemplo muy claro: la señora Cifuentes ha sido absuelta, pero hay dos personas que han cargado con el muerto. Su ayudante María Teresa Feito, a la que han condenado a tres años, y la profesora del máster que ha admitido haber falsificado el título a petición de la otra. Siendo la asesora miembro destacado del Opus Dei, es posible que se recree en su propia culpa, he sido mala y tengo que purgar mis pecados, tengo que ir a la cárcel y pediré que me traigan un cilicio para sufrir doblemente. Sólo así podré pagar por el pecado supremo de haberme encargado de que el título del máster de mi jefa se materializara de la nada, como la cara de Cristo en el paño de la Verónica. Mientras tanto, la ambición rubia las ha pasado canutas, pero ha librado y pronto podrá mirar a la cámara con su gesto más característico, el que radiografía su personalidad.

Pero el hilo conductor de este post son las imágenes y, como es natural, no podía faltar aquí el mundo del fútbol. En estos últimos días se ha hablado mucho de una figura emergente, de quien se pronostica que muy pronto será llamado a la selección nacional. Se llama Bryan Gil y pertenece al Sevilla, si bien esta temporada juega cedido en el Éibar, donde está metiendo muchos goles. Quédense con el nombre y también con su cara, les voy a poner un par de fotos. A la vista de estas imágenes, no creo que les quede ninguna duda de que el chico tiene olfato de gol.


En fin, pensaba terminar con una foto de Samantha Fish, para seguir la línea imperante en este blog desde hace nueve meses, pero he decidido que por una vez les dejo descansar. Estoy metido en el vértigo de la jubilación, vienen momentos de gran emosión, como solían decir los locutores taurinos, y tengo un poco la sensación del que sale de una casa y cierra la puerta sabiendo que ya no podrá volver a entrar. Saben que yo voy a procurar seguir yendo por mi oficina, siempre que ello sea de utilidad, pero el trance no deja de ser emotivo y soy persona a la que afectan estas cosas. Así que voy a cerrar regalándoles una imagen ciertamente singular. Una de las obras más maravillosas y menos conocidas del modernismo catalán es la Casa de Pere Brias. Está en Barcelona, en el número 439 de la Gran Vía, fue construida en los albores del siglo XX e inaugurada en 1903. Cuando el sol le da de una determinada manera, la casa adquiere unas armonías formales espectaculares, una materialidad fluida, una cualidad lisérgica al alcance de muy pocos artistas. Sean buenos. Y échenle paciencia, que esto se acabará.  


sábado, 13 de febrero de 2021

1.023. La jubilación

La jubilación
Pronto llegará
Yo te cantaré
Y tú me verás

Me viene a la mente esta vieja tonadilla, de la que no recordaba ni el título ni el autor. La he buscado en San Google y resulta que es un éxito de una tal Lolita Garrido, que se llamaba La televisión, no La Jubilación, nada menos que de 1948, tres años antes de que yo naciera, pueden encontrarla en el Youtube. No había televisión entonces, obviamente, yo todavía me acuerdo de cuando mi padre cedió finalmente y compró un viejo armatoste de blanco y negro, bastantes años después. En fin, detecto una expectación indisimulada del público por saber cosas acerca de mi inminente jubilación, dentro de seis días, sobre todo después de que les anunciase mis intenciones de hacer lo posible para prolongar mi vida activa de alguna forma, incluso haciendo lo imposible, si ello fuera posible, según la celebrada frase de mi añorado Rajoy (los dirigentes de ahora son mucho menos divertidos).

El tema de la jubilación y mis investigaciones al respecto, tampoco me parece nada divertido pero, ya que insisten, tendré que dedicarle un post. En realidad, a mí me divierte más hablar de Samantha Fish o de cualquier otro tema. Ya les he contado que mi padre, en sus últimos años, tenía en la mesita de noche el Quijote y no quería que le regaláramos ningún otro libro, decía que él ya no pensaba leer otra cosa que no fuera el Quijote. Tenía ya más de 80. Siendo yo hijo suyo y al borde de cumplir los 70, no les extrañará que no quiera hablar más que de Sam y su guitarra. Un comentarista dice que la última canción que les traje al blog le recuerda a las armonías vocales de Amy Winehouse. Ojo con eso, querido amigo. Me pone usted en un verdadero compromiso.

A nivel personal, ambas son totalmente opuestas. Samantha es una buena chica, de una familia estructurada, llena de sentimientos positivos y con un control total sobre su negocio y sobre su vida en general. Amy fue un desastre, lastrada por sus complejos y su deriva hacia el abismo en el que finalmente sucumbió, empujada por las drogas y un marido que era un personaje verdaderamente tóxico. Y tenía un entorno que no la protegió de la caída. Samantha tiene una familia y muchos amigos que la adoran y no la dejarían caer. A nivel vocal, Sam tiene ciertamente un registro más amplio, llega a unos agudos inverosímiles y tiene una voz más cultivada (aunque tal vez no sabe lo que dice cuando se define como soprano), no fuma y hace media hora de ejercicios de calentamiento vocal antes de cada concierto. Amy se murió antes de quedarse como Sabina, para lo que tenía todos los números.

Sentado esto, diré que Samantha a mí me fascina por su talento como guitarrista, su personalidad y su forma de salir cada vez al escenario a comerse el mundo, y en segundo lugar por su forma de cantar y de componer. Pero lo que hacía Amy con la voz mientras estuvo en forma, es inigualable. La voz de Amy era un instrumento de jazz completamente libre, al albedrío de su creatividad, algo que nadie ha conseguido emular. Al César lo que es del César. Pero, ya que hemos dicho que Sam es una buena chica, valiente, divertida, vitalista y con su complejidad, pero sin dejar de ser una buena chica de Kansas City, les voy a destacar un aspecto en el que tal vez no se han fijado: no tiene en su cuerpo un solo tatuaje, ni otros agujeros artificiales que los de las orejas donde sujeta los amplios aros que tanto le gustan.

¿Cómo dicen? ¿Que cómo lo sé? Pero mira que son ustedes chinches. Obviamente yo no conozco las partes de su cuerpo que ella no haya querido mostrar en público. Pero la gente que se hace tatuajes o piercings, se los hace para enseñarlos. Una chica que se tatúa por ejemplo un pececito en un hombro, ya está obligada a llevar siempre camisetas sin mangas, aunque pase un frío de la hostia. Pondría la mano en el fuego de que Sam no se ha hecho nunca un tatuaje. Y esto, en una persona famosa del entorno de los 30 años, es algo verdaderamente excepcional en estos momentos. Vean a cualquier futbolista de fama. Las chicas de Larkin Poe tienen tatuajes (los de mi adorada Megan son súper discretos), artistas como Lana del Rey o Lenny Kravitz están llenos de ellos y hasta Amanda Fish, si se fijaron, tenía uno al menos, en el brazo.

¿Y saben por qué Sam no se hace tatuajes? Pues yo lo tengo claro: porque no le da la gana. ¿Qué dicen ahora? ¿Que si soy anti-tatuajes? Para nada. Mis dos hijos están apuntados a la tendencia y tengo muchos amigos y amigas con tatuajes y piercings por todos lados. En fin, nunca les he hablado de mi amiga S. (¿o sí?). Mi amiga S. es una de mis colegas del mundo del running. Juntos hemos corrido unas cuantas carreras (no todas las que yo hubiera querido) y estamos ahora sufriendo esto de estar en el dique seco. Antes de comenzar una prueba de 5 kms. de las que yo solía correr en los últimos tiempos, nos hicimos un selfie para la posteridad. Aquí lo tienen.  

Vale, que sí, que ya les hablo de la jubilación, aunque sea un coñazo. Es un tema en el que he ido dando sucesivos bandazos. Allá por el mes de noviembre, mi jefa me comentó por el pasillo, así como de pasada, que menuda putada eso de que me fuera, que por qué no pensaba en alguna solución para poder seguir después de la fecha fatídica. Le prometí enterarme de las posibilidades, pensarlo con calma y hablarlo con ella cuando tuviera una decisión tomada. Pregunté a una amiga que sabe de estas cosas y me contó que para mayores de 70 había en el Ayuntamiento de Madrid dos posibilidades. Una, que me dieran una plaza de asesor político, que no tienen límite de edad, Carmena tenía varios asesores de su quinta. La otra, que me contrataran como asistencia técnica para trabajos concretos, para lo que tal vez podría considerar la conveniencia de darme de alta como autónomo.

La primera posibilidad la tengo vetada. Ahora mismo no tengo ningún conocido lo suficientemente íntimo en ninguno de los partidos con representación en el Pleno, como para pedirle que me contrate en una de sus plazas de asesor, pero no para trabajar para su partido sino para seguir trabajando para mi jefa. Totalmente inviable. Quedaba la segunda. Consulté con mi hijo Kike que sabe mucho de esto por su trabajo como auditor de empresas. Su consejo fue que, si pensaba seguir de alguna manera activo, era imprescindible que me diera de alta como autónomo en cualquier caso, por un tema de protección de datos. Tiene un sentido: si yo, por ejemplo participo en el próximo Jurado de Reinventing CIties, donde se eligen las propuestas ganadoras, ya sé que los perdedores se van a cabrear muchísimo y se van a poner a buscar fallos en el asunto para impugnar el resultado del concurso. Y el hecho de que yo esté en ese fregado tan sólo en calidad de amiguete, es ponérselo a huevo.

Con estos datos me lo pensé y decidí que me apetecía seguir: mientras dure la pandemia, no puedo viajar y, si tengo que seguir encerrado, puedo perfectamente continuar teletrabajando, algo que me resulta muy cómodo. Siempre que se me considere útil. Con esta decisión, le pedí hora a mi jefa, que me recibió en su despacho el 22 de diciembre, día de la lotería, con esta frase de bienvenida: Emilio, ¿vienes con malas noticias? Le dije que para nada. Que ya había tomado una decisión. Que esto era un acuerdo entre dos partes y por la mía estaba seguro de que quería seguir, en principio. Que lo que ya no tenía tan claro es que el tema le conviniera a ella y al Ayuntamiento, porque –añadí– entendería que ahora me dijera que no. No es lo mismo –continué– que tú tengas aquí a una vieja gloria a la que no puedes echar porque es funcionario y, ya que lo tienes, lo aprovechas y, si encima se enrolla y se porta bien y ayuda, pues hasta le coges cariño. Es muy diferente que yo esté fuera y tú me quieras contratar para que venga a aquí a ayudar. 

Mi jefa me escuchó pacientemente y luego me dijo que estaba segura de que quería que continuara. Que lo demás eran elucubraciones mías. Era lo que quería comprobar, y me parecía de justicia hacer esa primera gestión. Yo no quiero convertirme en un incordio para mi equipo, con lo bien que me han acogido en estos últimos cinco años. Les diré que salí de esta primera gestión con el ego bastante reconstruido, en unos momentos en los que estoy a punto de entrar en una fase de mi vida diferente, por mucho que me empeñe en no darme por enterado.

Entonces hice la segunda gestión. Pedí hora en la Seguridad Social y me atendió una señora por teléfono. Lo que yo quería saber es: si yo estoy un año más cotizando (en ningún momento he pensado en alargar más la cosa, sólo hasta que se acabe la pandemia) y voy a ganar menos dinero que los años anteriores, ¿eso puede afectar negativamente al cálculo de mi pensión? No me contestó en términos de blanco o negro, pero yo entendí entre líneas de su respuesta, que por supuesto que me podía afectar, que había un riesgo cierto de que hiciera el canelo siguiendo activo. Además, se cruza el tema de que están pensando en cambiar el sistema de cálculo de la pensión, pasando de los 25 años actuales de cotización a 35, lo cual me puede perjudicar también. Así que su consejo era claramente que me jubile ya, asegure la pensión a la que tengo derecho ahora y luego ya puedo ver que es lo que hago.

Sabio consejo. Además, me dijo que había dos modalidades para lo que yo quiero. UNO, la jubilación compatible: yo sigo cobrando mi pensión, pero puedo hacer trabajos siempre que no gane más de 9 o 10.000€ al año, la cantidad máxima exacta depende de la cuantía de mi pensión. DOS, la jubilación activa, para trabajos concretos sin límite de pago. Esta modalidad es a petición del interesado. Tú te diriges a la Seguridad Social y le comunicas que quieres hacer jubilación activa dos meses, o cuatro, a la carta, porque te han contratado para un trabajo. Durante el tiempo que solicites, te pagan la mitad de la pensión, que luego recupera su cuantía anterior. Eso se pide y te lo conceden siempre, porque se ahorran dinero.

Tercera gestión. Llamé a mi amigo Manolo, del sindicato al que estoy afiliado. Es este un tipo peculiar, de aire rural, gafas de pasta, barba entrecana, zamarras de borrego, pitillo en mano, voz aguardentosa y labia desbocada. La última vez que le había llamado fue para que me explicara por qué tenía que agotar las vacaciones. Me explicó que en caso contrario yo podría reclamar una compensación económica. Mi pregunta: ¿y si yo firmo un papel comprometiéndome a no reclamar? Su respuesta: Emilio, ¿sabes qué te digo? vete a tomar por culo. Así quedó consignado en el blog. Esta vez, le llamé unos días después de la Filomena. Se le oía así como si estuviera al otro lado de la Tierra. Me dijo que estaba aislado en su pueblo y no podía bajar a currar a Madrid como siempre, con todo el trabajo pendiente que tenía.

Su consejo: pilla la pensión ya. Y, si luego te hacen una oferta concreta, vienes a verme y la estudiamos juntos. Porque piensa que tu jefa te quiere contratar, sí, pero luego se lo pueden negar desde arriba o recortarle el presupuesto. Y, en cualquier caso, no pierdas de vista que la única forma que va a tener el Ayuntamiento para contratarte es como asistencia técnica. Consejos requetesabios. Pero me costaba mucho oírle, sonaba como si estuviera dentro de un pozo. Le pregunté: –Manolo, pero ¿dónde coño estás que apenas te oigo? Respuesta: es que he salido aquí a darle de comer a unos borregos que tengo, que como no les dé algo se van a helar. Esa fue la conversación.

Cuarta gestión. Si sólo se me puede contratar como asistencia técnica, bueno sería consultar a los de contratación del Área de Urbanismo. También tengo allí una amiga, que me dio un dato muy interesante: la máxima cantidad que se puede contratar sin concurso y sin tener que presentar tres ofertas, son 15.000€. Es lo que se llama un contrato menor, o como suele decirse, un menor. El asunto se iba acotando. No me van a poder pagar más de 15.000 y, si no me paso de 9.000, sigo cobrando la pensión. Es verde y con asas. O blanco y en botella, que no blanco y en aznar. Una amiga más, que es muy rápida con los cálculos, escuchó mis dudas y me dijo: 9.000€ por un año de trabajo, no te conviene para nada. 9.000€ por seis meses, sí que podría ser interesante para ti. Una opinión a tener en cuenta.

Hechas todas estas averiguaciones, procedí a rumiar toda la información recibida y comparé las distintas posibilidades que se me presentaban. Y llegué a una decisión. Me jubilo, y sigo ayudando a mi jefa, por ahora, de gratis. Cuando tenga asegurada la pensión, seguiré así en principio. Si en algún momento vemos que la cosa excede de esta ayuda gratuita y me compensa hacer todo el papeleo que se necesita para que me hagan un contrato, pues lo estudiaremos conjuntamente. Ya les adelanto que mi olfato me dice que eso no sucederá. No lo veo probable. Lo más normal es que siga de gratis y que la cosa vaya languideciendo de manera natural. Y, en una de estas, hasta puede que llegue el señor Vacunin, que no Bakunin, se pueda volver a viajar por el mundo y yo le diga a mi jefa ciao, bambina.

Pero no se sabe lo que está por venir, nunca se sabe y eso es lo que le da la gracia a la vida: si supiéramos de antemano lo que nos va a pasar, sería aburridísimo. De momento, me están saliendo bolos por un tubo. Después de mi clase de dos horas en inglés para el máster de Smart Cities de la Universidad de Lille, ahora tengo otros cuatro confirmados. El día 18 hablaré para la clase de mi amigo Darío Rivera en la escuela de Arquitectura, contando el tema del chabolismo, que ya desarrollé en el blog en una serie de cuatro posts no consecutivos. El 1 de marzo repito esa clase para otro grupo, el de mi amiga Sonia de Gregorio.

El 10 de marzo participaré en nombre del Ayuntamiento en un encuentro con varias ciudades, entre ellas Bogotá y San Francisco, presentando el Madrid Río. Y el 15, hablaré para un tercer grupo de la escuela, el del máster que dirige mi también amiga Ester Higueras. Allí contaré la historia de Madrid y su relación con el agua, una clase que ya he dado en ese máster otros años y que parece que gustó. Por cierto, esta clase está programada como presencial, en la confianza de que la situación sanitaria haya ido aflojando. Como ven, no me faltan entretenimientos. Yo no retiro el pie del acelerador y mi idea es continuar a toda pastilla hasta donde llegue. Ayer comí con mi peña de tres amigas en la terraza del Anel, al lado de la Puerta de Alcalá. Tengo entradas para ver a José María Pou en su monólogo sobre Cicerón, el próximo día 5, con la peña del teatro, que poco a poco va recuperando su ritmo.

Y, por supuesto, sigo con mis entrenamientos. Mi nueva rodillera atómica, es tan buena que, cuando acabo de correr mis 50 minutos, me duele todo el cuerpo, menos la rodilla protegida (no se olviden de que tengo prácticamente 70 tacos). Hay que ver lo que es la tecnología punta de los chinos. Lo que sí les digo es que el tema de las elecciones catalanas me interesa entre cero y nada. Cataluña lleva diez años poniendo la gobernabilidad de la región en manos de unos impresentables que les están engañando, porque no gobiernan sino que se aprovechan del dinero público para vivir como curas y cebar sus ensoñaciones de independencia. Todo el mundo lo ha visto. Si después de eso, siguen empecinados en lo mismo, merecido tendrán lo que les pase. En realidad, lo único que me ha hecho gracia de la campaña es lo sucedido en Vich.

Como quizá sepan, Vich es el lugar donde se cuece el independentismo cerril más incandescente. Hasta el punto de que la alcaldesa pidió hace no mucho que por favor no se les hablara en castellano a los desconocidos, aunque por su pinta se tuviera claro que eran españoles (supongo que alude a los cuernos y el rabo). Que aún en ese caso se les hablara en catalán. Bueno pues en este lugar tan radicalizado (donde por cierto hay un gótico espectacular, por no hablar del famoso salchichón de Vich), los policías locales llevan mucho tiempo de reivindicación de unas mejores condiciones laborales. Recientemente, se han roto las negociaciones para el convenio colectivo y los portavoces del sindicato policial han anunciado que, a partir de ahora, todas las gestiones que hagan las desarrollarán en castellano, idioma en el que también se dirigirán a los viandantes que incumplan alguna norma o les pidan ayuda. Es una medida de presión a la japonesa, que me parece cojonuda. Por si se creen que me lo he inventado, pueden leer la noticia pinchando AQUÍ 

Y de lo demás, qué quieren que les cuente. Tampoco me interesan nada las desafortunadas declaraciones del señor Iglesias que, cada vez que habla, pierde votos. No me interesará nunca nada de lo que diga este señor, mientras no haga autocrítica y admita que la culpa de que perdiera la izquierda en Madrid, ciudad y comunidad, fue enteramente suya. También sigo pensando que un partido serio como el PP, el que más militantes tiene de España, no puede estar en manos de un petimetre como el fraCasado. Dice un amigo mío que este señor, a fuerza de moverse todo el rato entre las malas compañías de los negacionistas de todo tipo, ahora niega la existencia de Bárcenas. Mi querida Birmania, que visité hace ya cuatro años, está pasando un mal trago, que no sabemos cómo acabará. Tiempo habrá para hablar de todo ello. Así que, como hemos hablado arriba de tatuajes y piercings, les voy a dejar de propina un tema al respecto del gran Rory Gallagher: Tattoo’d Lady. Este blog tiene lagunas importantes en el tema del rock y que no hayamos hablado nada de este guitarrista estratosférico irlandés, ya fallecido, es una de ellas. Es un tema bueno para bailar en esta por fin soleada mañana de sábado. Sean felices y que no decaiga.