sábado, 30 de abril de 2016

500. Mi modesto homenaje a Cervantes

Alcanzada esta cifra mágica del post #500, sin mayores quebrantos que el de mi brazo izquierdo, cuya imagen radiográfica oportunamente subí a este blog para que pudieran apreciarla como pieza de arte conceptual espontáneo, conseguida por intermediación de una puerta de Metro mal alcanzada, con resultado anatómico a la altura de las mejores propuestas de la arquitectura deconstructivista, pues digo yo que cumple hacer un pequeño homenaje al mayor genio literario de la historia, cuyo centenario se conmemora en estos días. Cierto es que también se celebra el de un tal William Ke-se-espere, o como quiera que se diga, bien valorado en el mundo anglosajón y de fama igualmente merecida, aunque dicen las malas lenguas que el caballero Ke-se-espere era en realidad un empresario teatral que contaba con todo un equipo de ayudantes, de los por aquí llamados negros y en las tierras británicas ghost writers, que le elaboraban borradores que él se limitaba a corregir y depurar con su talento innegable, mientras que nadie duda de que Cervantes construyó su obra en solitario, muchas veces en la penumbra de las celdas en que estuvo preso, y encima con una sola mano, algo de mucho mérito, de lo que puedo dar fe después de haber comprobado en mis propias carnes lo costoso que me resultaba escribir nuevos textos en los días posteriores a mi accidente, una tarea que me supuso luchar a brazo partido, para mantener mi ritmo habitual de producción.

He de añadir que, allá por marzo de 2013, ya conmemoré mi post #100 con un pequeño fragmento del Quijote, escogido por varios motivos: el corto tamaño que le permitía ajustarse a las dimensiones máximas de mi blog, el punto escatológico que por aquellos tiempos impregnaba parte de mis textos y el toque humorístico que este foro no debe perder jamás. Pueden consultarlo AQUÍ. Tenía pensado ir honrando mi blog con referencias cervantinas cada vez que alcanzara un número redondo, pero mi vida ajetreada me lo ha impedido y quiso la diosa Fortuna que el post #200 me pillara en Bruselas, disfrutando de la hospitalidad de mi amigo Antònio Trinidad que, por cierto, se ha venido a vivir a unos cien metros de mi casa, por lo que ya hemos dado juntos algún que otro paseo por el barrio. El #300 me llegó en un tren en dirección a Colonia y Hamburgo, en el que había hecho migas en francés con una dama que no recordaba el nombre del arquitecto autor de la estación de Lieja, que acabábamos de atravesar, un nombre que, decía, sonaba algo así como kamasutra. Dado que suele decirse que el tal arquitecto te la clava, la analogía cobra un doble sentido un tanto chocante.

En cuanto al post #400, me pilló en Leipzig, el día de mi intervención en una Jornada titulada Patizipation und Urban Intervention, organizada nada menos que por la Facultät Architektur und Sozialwissenschaften. Tal vez se inclinen vuesas mercedes a pensar que todo esto lo estoy contando a título de excusa, pero nada más erróneo. Yo escribo los textos en formato Word, y se numeran al subirlos al blog por un procedimiento de corta-pega, completado con el añadido de imágenes, videos y links. Estando por ahí de aventuras europeas, no me entero de que he alcanzado un número redondo conmemorable hasta el momento mismo en que lo subo a la nube. Tampoco viajo, como es lógico, con el ejemplar del Quijote que atesoro con mimo. Creo que ya he comentado que mi padre, en sus últimos años, era el único libro que leía, una y otra vez. Lo tenía en la mesita de noche y proclamaba que ningún otro texto le divertía como este. Le pasaba lo mismo con los huevos fritos con patatas, la única cena que admitía. Los hijos le llevábamos a veces a restaurantes caros, con objeto de devolverle una micra de todo lo que nos había dado, y acabábamos enfadados con él: joder, papá, ¿para eso te traemos aquí? ¿Para que pidas huevos fritos?

En fin. Por mor de nuevo de la diosa Fortuna, que tuvo a bien hacerme tropezar contra el defensa lateral izquierdo del equipo contrario que formaban los que bajaban del Metro que yo intentaba tomar, esta vez la cifra de 500 posts me ha pillado en casa, de baja y con el Quijote a mano. Y con tiempo tras una semana atareada. Es momento, pues, de homenajear al maestro con un texto también corto y humorístico como el anteriormente comentado. También aquí, he de ponerles en antecedentes. Al final del capítulo XVI del segundo tomo del libro, don Quijote se ha encontrado a otro caballero con el que ha trabado amena conversación. Se trata de don Diego Miranda, que le sigue la corriente diciéndole que también él se dedica a la esforzada tarea de caballero andante, desfacedor de entuertos y defensor de doncellas amenazadas. Hasta tal punto que, a falta de mejor nombre, don Quijote lo ha bautizado como El Caballero del Verde Gabán. Mientras conversan ambos hidalgos, Sancho aprovecha para acercarse hasta unos pastores que andan cerca, por ver si le dan un poco de leche o algo que sacie su habitual glotonería. En esas don Quijote ve a lo lejos un carro con banderas reales y, presintiendo que se avecina una nueva aventura, llama a Sancho a grandes voces, apremiándole a que le traiga la celada, que el otro carga en su borrico. Es así como Cervantes pone en suerte al lector para abordar el Capítulo XVII, cuyo inicio aquí se transcribe.

    Cuenta la historia que cuando don Quijote daba voces a Sancho que le trujese el yelmo, estaba él comprando unos requesones que los pastores le vendían; y, acosado de la mucha priesa de su amo, no supo qué hacer dellos, ni en qué traerlos, y, por no perderlos, que ya los tenía pagados, acordó de echarlos en la celada de su señor, y con este buen recado volvió a ver lo que le quería; el cual, le dijo:
             –Dame, amigo, esa celada; que yo sé poco de aventuras, o lo que allí descubro es alguna que me ha de necesitar, y me necesita, a tomar mis armas.
              El del Verde Gabán, que esto oyó, tendió la vista por todas partes, y no descubrió otra cosa que un carro que hacia ellos venía, con dos o tres banderas pequeñas, que le dieron a entender que el tal carro debía de traer moneda de Su Majestad, y así se lo dijo a don Quijote, pero él no le dio crédito, siempre creyendo y pensando que todo lo que le sucediese habían de ser aventuras y más aventuras, y así respondió al hidalgo:
              –Hombre apercebido, medio combatido: no se pierde nada en que yo me aperciba, que sé por experiencia que tengo enemigos visibles e invisibles, y no sé cuándo, ni adónde, ni en qué tiempo, ni en qué figuras me han de acometer.
               Y, volviéndose a Sancho, le pidió la celada; el cual, como no tuvo lugar de sacar los requesones, le fue forzoso dársela como estaba. Tomóla don Quijote, y, sin que echase de ver lo que dentro venía, con toda priesa se la encajó en la cabeza; y, como los requesones se apretaron y exprimieron, comenzó a correr el suero por todo el rostro y barbas de don Quijote, de lo que recibió tal susto, que dijo a Sancho:
              –¿Qué será esto, Sancho, que parece que se me ablandan los cascos, o se me derriten los sesos, o que sudo de los pies a la cabeza? Y si es que sudo, en verdad que no es de miedo, sin duda creo que es terrible la aventura que agora quiere sucederme. Dame, si tienes, con qué me limpie, que el copioso sudor me ciega los ojos.
            Calló Sancho y diole un paño, y dio gracias a Dios de que su señor no hubiera caído en el caso. Limpióse don Quijote y quitóse la celada por ver qué cosa era la que, a su parecer, le enfriaba la cabeza, y, viendo aquellas gachas blancas dentro de la celada, las llegó a las narices, y en oliéndolas dijo:
              –Por vida de mi señora Dulcinea del Toboso, que son requesones los que aquí me has puesto, traidor, bergante y mal mirado escudero.
              A lo que, con gran flema y disimulación, respondió Sancho:
            –Si son requesones, démelos vuesa merced, que yo me los comeré…Pero cómalos el diablo, que debió de ser el que ahí los puso. ¿Yo habría de tener atrevimiento de ensuciar el yelmo de vuesa merced? ¡Hallado le habéis el atrevido! A la fe, señor, a lo que Dios me da a entender, también debo yo de tener encantadores que me persiguen como a hechura y miembro de vuesa merced, y habrán puesto ahí esa inmundicia para mover a cólera su paciencia y hacer que me muela, como suele, las costillas. Pues en verdad que esta vez han dado salto de vago, que yo confío en el buen discurso de mi señor, que habrá considerado que ni yo tengo requesones, ni leche, ni otra cosa que lo valga, y que si la tuviera, antes la pusiera en mi estómago que en la celada.
               –Todo puede ser –dijo don Quijote.

Nada puede comportar mayor honor y privilegio para este foro, que reproducir un fragmento del Quijote. Que disfruten ustedes de este maravilloso puente de mayo       


jueves, 28 de abril de 2016

499. Vienen elecciones y Elecciones

Sí, lo he escrito así porque me ha dado la gana. Las elecciones con minúscula son las que vamos a repetir en España. Las otras son las de USA. En cuanto a las primeras, pues estamos igual que en diciembre. Y encima tenemos que tragarnos otra vez el coñazo de la campaña electoral, todo el rato con los telediarios repitiendo la misma murga, como en el día de la marmota. El comportamiento de nuestros políticos en este largo lapsus de ya más de cuatro meses ha sido penoso. Han demostrado una falta de talla asombrosa, han evidenciado que sólo saben gobernar con mayoría absoluta (lo que por otro lado explica que hayamos tenido presidentes como Aznar o Zapatero: es que con mayoría absoluta gobierna hasta mi gato).

Estamos a jueves y no he escrito nada desde el fin de semana, porque he estado ciertamente muy atareado. Saben que sigo de baja laboral, que la mitad de mi sueldo me la está pagando la mutua con la que el Ayuntamiento tiene su convenio y que eso conlleva unas condiciones que debo cumplir. Algunas las obedezco al pie de la letra: acudir cada día a rehabilitación, no hacer deporte, no conducir, no salir de la Comunidad de Madrid y caminar cuidando la pisada, para no caerme. ¿Recuerdan que una médico me dijo que el 75% de los accidentes in itínere eran por echar a correr para pillar un bus o un Metro a punto de irse, o ante un semáforo en naranja o parpadeante? Mi respuesta fue: juro que no lo haré más. Contrarréplica de la doctora: eso es lo que dicen todos; dentro de unos meses, volverá usted a hacerlo como todo el mundo.

Bueno, pues tengo que confesar que ya lo he hecho dos o tres veces. Ahí lo dejo; tal vez piensen ustedes que soy un idiota, pero es algo innato en mí y, a los 65 años, es ya bastante difícil cambiar comportamientos innatos. En cuanto a las actividades que me han tenido tan ocupado, he de ser cauto y no presumir demasiado, no vaya a ser el demonio que se entere quien no debe. Así pues, diré que el martes, después de la rehab, me pasé toda la mañana paseando a unos amigos por Madrid Río, luego fui a comer a Casa Lucio con otros amigos y, a las 7, acudí a mi sesión mensual del club Billar de Letras. El miércoles, después de la rehab, estuve dos horas sentado con unos amigos polacos, del área metropolitana de Cracovia, con los que charlé largo rato sobre el contexto urbanístico de la ciudad. A segunda hora de la mañana había quedado con un amigo italiano que es profesor y quiere incluir el proyecto del río entre los temas de sus clases, por lo que, después de mucho buscar, había dado con la persona que más sabe del asunto. Como buenos amigos, comimos juntos, tras de lo cual pude descansar un rato hasta mi taller de inglés, y aun tuve tiempo de ver el final del partido del Aleti.

Por último, esta mañana he acudido como invitado a un acto de presentación de una Federación Iberoamericana de Ciudades, en donde me he encontrado rodeado de peperos ilustres y encorbatados, con la Ministra de Fomento al frente y una larga lista de ex-concejales y altos cargos defenestrados. El acto era en el incomparable marco del Teatro Real, y luego nos han dado un vino, del que he salido rápidamente, porque no era precisamente mi ambiente. En todos estos días frenéticos, no sólo no he escrito en el blog sino que casi no he visto la prensa. Hoy, por primera vez en la semana, he comido en La Pitarra, en donde me dejan El País en papel, y he encontrado dos cosas sobre las elecciones, que creo merecen ser reproducidas en el blog. La primera, el chiste de El Roto.


El otro es el brillante análisis de mi admirado Julio Llamazares, eximio escritor leonés, que pueden consultar AQUÍ. Queda poco por añadir a esto. No obstante, desde mi máximo respeto, le haré alguna puntualización. Que se puede mirar a la vez a izquierda y derecha, lo demuestra cualquier retrato de Picasso. Lo que pasa es que hay que echarle valor, veteranía y clase, algo que no tiene ninguno de los cuatro dirigentes. Dentro de eso, yo matizaría. La lucha de Sánchez y Rivera, me ha parecido noble. Al menos lo han intentado. El momento es difícil (sobre todo económicamente) y ya saben que Roosevelt salió de la crisis provocada por el crash del 29 mediante una sabia mezcla de medidas liberales y socialdemócratas. A mí me parece que esa era una buena receta, lo que pasa es que no les daba para completar el guiso. Pero al menos lo han intentado.

Peor es lo de los otros dos, que se han enrocado en posturas cerriles simétricas. Rajoy: mientras esté Sanchez en el cóctel, yo ni me siento a hablar. Iglesias: mientras esté Rivera en la salsa, yo tampoco me siento siquiera. A partir de eso, coincido con Llamazares en que Rajoy va a salir ganando. El PP perdió muchos votos de gente honesta escandalizada por el nivel de corrupción. Ahora, muchos volverán a votarles, asustados por el guirigay de diputados con rastas, diputadas con bebés, titiriteros faltones y medidas como las que, un día sí y otro también, adopta la señora Colau. Los moderados de este país son bastante asustadizos. Así que el PP mejorará sus resultados. Hasta puede que le permitan gobernar con Ciudadanos.

En cuanto a Podemos, creo que es el grupo que se ha dejado más pelos en la gatera. Que el derecho a decidir sea una de sus líneas rojas le va a hacer perder muchos votos, entre ellos el mío. Que saque a colación eso de las fosas de cal viva, es un simple detalle, pero que sólo admite dos explicaciones, a cual peor: que lo llevara preparado, o bien que se trate de un tipo tan habituado a debatir con Inda, Marhuenda y otros impresentables, que no se sabe controlar, se viene arriba y mete la pata. Yo votaría sin dudarlo a una coalición de todas las izquierdas, encabezada por un independiente, como la señora Carmena. En su defecto, mi prioridad es hacerle al PP cuanto más daño mejor, por lo que es posible hasta que vote a Sánchez; no sé, aun no lo he decidido. A lo mejor tengo que taparme la nariz, al echar la papeleta en la urna.

Más decisivas para nuestro futuro van a ser las Elecciones USA, cuyo resultado me parece clarísimo: ganará Hillary. Trump es un payaso que hace gracia en la América profunda, una llanura interminable donde viven cuatro rednecks (palurdos) y vendedores de Biblias. El grueso de la población yanqui vive en ambas costas y es más culta y liberal. Un personaje tan grotesco como Trump no puede ganar en lugares como New York, Boston, San Francisco o Seattle. Lo curioso es que, por primera vez en muchos años, hay un candidato con una propuesta política de corte socialdemócrata europeo. Hablo de Bernie Sanders. Pero no tiene nada que hacer frente a Hillary, a la que apoyan los grandes poderes económicos multinacionales. Yo creo que será una buena presidenta en su política interior (tiene mucha experiencia). En cambio, me da bastante miedo en política exterior. Creo captar en sus ojos un punto despiadado que no me gusta nada.

Es una pena que Sanders no tenga ninguna posibilidad, aunque, el hecho de que haya llegado a competir hasta el final, es un indicativo de que algo está cambiando en esta América cada vez más multicultural y multirracial. El grupo de música norteña La Meta, formado por chicanos o, como les llaman desde el otro lado de la frontera, pochos, se ha dado cuenta del valor de Bernie y le ha compuesto un corrido que les dejo de regalo. Que duerman bien. 


  


domingo, 24 de abril de 2016

498. Un (pequeñito) tributo a Prince

Joder, esto es una auténtica liquidación, no hacen más que morirse artistas a los que apreciaba, todos los días se muere alguien y nos vamos quedando sin referencias. En el caso de Prince, ese tipo de 1,57 de alto que revolucionó la música desde la casa-estudio de grabación que se construyó en las afueras de Minneapolis, con su color púrpura emblemático, se ha escrito mucho estos días, así que yo me voy a limitar a contar dos mínimas anécdotas, que me vienen a la cabeza, en el momento de su prematura muerte, a los 57 años, además de un vídeo que creo que da la medida de la talla artística de este ilustre músico. Un tipo que siempre andaba medio peleado con la industria discográfica, hasta el punto de que hubo de publicar unos cuantos discos bajo el acrónimo (cómo nos gustan por aquí los acrónimos) AFKAP (Artist Former Known As Prince).

La primera, es que lo vi en directo, en la Plaza de Toros de Las Ventas, no he podido fijar en qué año, he buscado por el Google y no encuentro ninguna referencia de esa visita, pero yo estoy seguro de que lo vi y, además desde bastante cerca, en la arena mojada de la plaza de toros. Recuerdo que era verano. Recuerdo que en un lado del escenario había una bailarina guapísima de origen español, que luego supe que era su esposa, que seguía su música, e improvisaba con él algunos pasos de baile (era de su misma altura). Recuerdo también que me encontré entre el público a una compañera de trabajo que se llamaba Ana Ramos y a la que le he perdido la pista. Recuerdo que ambos nos sorprendimos de saber que compartíamos el mismo ídolo. Yo no puedo haberme inventado todo eso. Lo que pasa es que mis recuerdos se difuminan también en medio de la niebla púrpura…

La otra anécdota, tampoco puedo fijarla en el tiempo. En varios períodos de mi vida he tenido amigos ingleses o americanos, con los que quedaba para practicar conversación, a cambio de pagarles las cervezas y poco más. En algún momento tuve uno bastante efímero, que se volvió muy pronto a su tierra y me dejó tirado. Era un estudiante, más joven que yo de edad, pero más viejo de mentalidad. Un día le pregunté de dónde era. Me contestó: –de Minneapolis. ¡Hombre! –exclamé– ¡La tierra de Prince! Me miró con un rostro escandalizado, ofendido, incrédulo: –¡Por favor! Querrás decir la tierra de Bob Dylan… Es un simple detalle, dejando de lado el dato de que el viejo Bob no es del mismo Minneapolis, sino de cerca. Una muestra de que Prince es alguien que representa a una generación musical muy posterior. Es como si a un forofo de Bach le mientas a Stravinsky.

Para el vídeo tengo que ponerles en antecedentes. La Fundación Rock & Roll Hall of Fame fue creada en Nueva York en 1983 por algunos magnates de la industria del disco, con la intención de preservar el legado de esta cultura musical que revolucionó el mundo. Desde entonces, cada año incorporan a cuatro o cinco figuras del rock a su colección y hacen un concierto con ellos, al estilo de la ceremonia de los Oscar. Desde 1998 tienen un museo en Cleveland (Ohio), un moderno edificio ideado en el estudio de Pei&Cobb, los autores de la torre más al norte de las cuatro del Real Madrid. Los conciertos anuales, sin embargo, se siguen celebrando en New York, los primeros en el auditorio del Waldorf Astoria, los más recientes en el Madison Square Garden y otros lugares gigantescos.

Prince fue incorporado al R&R Halle of Fame en 2004. Ese año se incluyó también a George Harrison, el beatle discreto y misterioso, que ya estaba bajo los auspicios de la Fundación como parte del mítico grupo, pero no en solitario. Harrison había muerto de cáncer tres años antes y sus amigos quisieron aprovechar la ocasión para rendirle un homenaje en el concierto correspondiente. Al frente de la iniciativa, Tom Petty, con su melena rubia y Jeff Lynne, el barbado jefe de la Electric Light Orchestra. Ambos habían formado con Harrison, Bob Dylan y otros un grupo de súper estrellas que se llamó The Traveling Wilburys. Ellos dos llevan la voz cantante, para interpretar While my guitar gently weeps... (Mientras mi guitarra solloza), tal vez la mejor composición de George Harrison y una de las canciones más hermosas de todos los tiempos. Al lado de Petty pueden ver al hijo de Harrison, que es igual que su padre y se apunta a todos los homenajes que se le hacen.

Si se fijan bien en el organista que se esfuerza sobre su teclado en la parte trasera del escenario, tal vez reconozcan al gran Steve Winwood, el líder del Spencer Davies Group, Traffic y otros grupos. Todos ellos llevan el peso de la canción hasta la mitad, poco más o menos. Pero tienen una sorpresa reservada. A la derecha del todo, en la sombra, hay un tipo pequeño, a pesar de los tacones y el sombrerito rojo que gasta. Se mantiene en un discreto segundo plano, hasta que el hijo de Harrison le da la entrada con una sonrisa. Entonces se apodera de la escena y ya no pierde su protagonismo hasta el final. Prince era, además de otras muchas cosas, un guitarrista prodigioso y un showman de primera. Hoy nuestras guitarras lloran por él. Pónganlo en pantalla grande, suban el volumen y disfruten de este momento único. Y que tengan una buena semana.



sábado, 23 de abril de 2016

497. La verdad sobre el ISIS II

Nos habíamos quedado en que los movimientos armados no pueden sobrevivir sin el apoyo de la población local. Suele haber también otro factor que ayuda mucho: la topografía. Un entorno como el de Afganistán, la Sierra Maestra en Cuba, o las propias montañas interiores del País Vasco hacen más difícil combatir a un movimiento insurgente al que protegen los lugareños. Nada de esto hay en el territorio controlado por el ISIS, una llanura infinita, un desierto inmisericorde, un secarral inhóspito. Eso hace aun más inexplicable su éxito. En realidad, según los oradores que yo escuché, el movimiento que ha desembocado en la creación del Estado Islámico, lleva gestándose mucho tiempo. Según Omar Ashour, al menos 17 años. Eso nos lleva a 1999, año en que Abu Musab al Zarqaui, terrorista jordano de largo historial delictivo y carcelario, recibió 200.000 dólares de Osama Bin Laden para que formara su propio grupo, llamado inicialmente Jund al Sham, y más tarde Al Qaeda en Irak.

La trayectoria de Al Zarqaui es nebulosa, es varias veces detenido, juzgado, liberado, condenado a muerte en ausencia en Jordania y otra serie de vicisitudes. Se desconoce si estaba en Irak cuando la intervención americana de 2003. Lo que parece claro es que hay una facción disidente de la Al Qaeda de Bin Laden que es autónoma y tiene sus propias ideas. Esta facción está ya en fase de constitución en el momento del ataque yanqui. La diferencia  fundamental con el grupo madre está en que Bin Laden era un visionario enloquecido y podrido de millones que soñaba con conquistar el mundo (como los malos de las sucesivas películas de James Bond). Por eso atacó las Torres Gemelas de New York y otros objetivos por todo el mundo. El grupo disidente quiere desde el primer momento centrarse en la región, y formar allí un estado regido por las leyes islámicas. Una vez creado y consolidado ese estado, ya se verá si se lanza a extender su influencia o no. Y a ese grupo inicial, se le van sumando supervivientes de las guerrillas afganas, formadas y apoyadas por USA contra la invasión soviética. Y algunos cuadros instruidos en escuelas militares occidentales.

La guerra de Bush en 2003 fue una ilegalidad, al no contar con el apoyo de la ONU. Esto lo sabíamos todos y por eso gritamos contra ella en las calles de las ciudades de todo el mundo. Lo que no sabemos es hasta qué punto fue una chapuza su gestión posterior. Los americanos e ingleses entraron con sus tácticas convencionales: bombardeos masivos y ataque de unidades en tierra. La resistencia del régimen de Sadam fue prácticamente nula. Pero Sadam tenía un ejército amplio y medianamente bien armado. Un ejército que quedó disuelto. Los americanos pusieron al frente al nefasto Al Maliki y empezaron a instruir a unas nuevas fuerzas armadas, para incorporarse a las cuales se valoraba especialmente el no haber pertenecido al ejército de Sadam. Decenas de miles de soldados del antiguo régimen se encontraron de pronto sin trabajo, sin sueldo, sin dominar otro oficio que el de militar o policía, pero (lo más importante), con sus armas, que nadie les quitó. ¿Qué hubiera hecho usted, querido lector, en su caso? Pues algunos se pudieron reconvertir en pacíficos comerciantes o artesanos, pero un buen porcentaje optaron por sumarse a la insurgencia, con armas y pertrechos.

Los americanos formaron un ejército nuevo, compuesto por 300.000 soldados, a los que instruyeron y empezaron a pagar, pero que no tenían ningún sentido patriótico o ético, eran gente que se apuntó al momio para poder ganarse un dinerillo. Y es cuando el IS empezó sus actividades. Apenas 800 yihadistas conquistaron Mosul, la tercera ciudad de Irak en número de habitantes, que estaba defendida por 30.000 soldados del ejército regular irakí, que huyeron cagando leches. Pueden comprobar estos datos en ESTA información del ABC. Según Omar Ashour, el IS gana batallas en las que la proporción de sus soldados frente a los del enemigo es de 1 a 25. ¿Qué se está haciendo para frenar este avance del IS? Pues poca cosa, excepto bombardeos casi continuos. En este momento, el territorio del Estado Islámico está recibiendo más de 60 bombas diarias. Han conseguido con ellos matar a unos 20.000 insurgentes, pero da igual, porque otros les sustituyen. El IS tiene estrategias innovadoras, como instalaciones subterráneas, sistemas antibombardeos o refinerías móviles. Y están mezclados con la población civil. Raqqa, su capital, tiene un millón de habitantes. Pedro Baños está convencido de que la solución a este problema no puede ser solamente militar, que en algún momento habrá que sentarse con ellos en una mesa de negociación.

Obviamente, se podría arrasar Raqqa, como hizo Hafed el Assad con Hama. Pero eso pondría en pie de guerra a todos los musulmanes del mundo. Recuerden que en Indonesia hay más de 250 millones de habitantes. De ellos, sólo se ha detectado la incorporación al IS de unos 600. Otro tanto podríamos decir de Malasia y otros países pacíficos y prósperos, que podrían indignarse frente a una salvajada como esa. La solución no puede ser obviamente militar. Además, el ejército del IS no es un puñado de palurdos como los talibán. Tiene una estructura centralizada, un alto mando que controla las grandes directrices por las que se guían las diferentes unidades descentralizadas, que operan de manera autónoma en las 12 provincias en que se divide. Combinan tácticas tradicionales con otras nuevas. Por ejemplo, lanzan delante camiones con suicidas y detrás llegan las tropas que completan la conquista de un lugar. Pedro Baños, que en ningún momento de su conferencia utilizó la denominación DAESH, hablaba en términos cercanos a la admiración, desde el punto de vista militar.

Para subrayar la impresión de que vamos ganando, cada cierto tiempo los yanquis difunden la noticia de que se han cargado a un supuesto dirigente importante del movimiento (el propio Al Zarqaui fue abatido en 2006, la foto de su cadáver apareció en todos los diarios). Un sistema muy americano. ¿Qué importa? Suponiendo que sea cierto, en unos segundos el movimiento tiene un sustituto preparado. ¿A cuántos números 2 o 3 del IS se han fulminado de un misilazo en los últimos tiempos? Es que ya ni se leen esas informaciones, de puro aburrimiento. Obama ha dicho recientemente que el IS está siendo derrotado, que ha perdido el 40% del territorio que controlaba en Siria e Irak. Puede que sea cierto ese dato (en todo caso, habría que atribuirle el mérito a Putin, por su apoyo a Bachar). Pero a la vez están surgiendo nuevos núcleos en Afganistán (Kandahar), en el Sinaí, en Nigeria y, sobre todo, en Libia. Lo de Libia manda huevos, que diría Trillo.

Aquí Occidente repitió el mismo error que en Irak (aunque en este caso, la intervención contaba con la bendición de la ONU, que encargó la operación a la OTAN). Para empezar, se magnificó la información de una supuesta masacre con la que Gaddafi estaba a punto de aplastar la revolución surgida en Bengasi (luego, la veracidad de esta información fue puesta en cuestión, igual que con las armas de destrucción masiva de Sadam). Pero es que Gaddafi estaba loco; era un paranoico que ya no se fiaba de sus propios compatriotas, por lo que estaba protegido por un ejército y una guardia personal formados ambos por extranjeros de los países vecinos. ¿Qué hicieron todos estos? Salir de naja, con sus armas y sumarse a la insurgencia. Otra cuestión: ¿por qué Occidente intervino en Libia y no en Siria? La respuesta es fácil. Siria estaba apoyada por Rusia e Irán, entre otros. Gaddafi era un paria internacional, un payaso enloquecido a quien nadie iba a defender. Sin embargo, han de saber (Pedro Baños dixit) que, antes de volverse un paranoico, Gaddafi había creado en su país la mejor estructura educativa y sanitaria de toda África, sólo mejorada por la de Ceuta y Melilla. Todo eso ha quedado arrasado en este desgraciado país. Ya ven cuántas cosas no sabemos del mundo.

La conclusión de las intervenciones fue la que les puse al final del texto anterior: el IS está ganando claramente su guerra. Entonces empezaron las preguntas del público, tan preocupado y aterrorizado, como ustedes, queridos lectores, con ideas en la cabeza como estas: Entonces, ¿vamos a perder esa guerra? ¿Conquistarán Occidente? ¿Nos prohibirán el alcohol, el fútbol, el rock y el cine? ¿Cortarán la cabeza a los que disientan? ¿Pondrán un pañuelo a nuestras mujeres, que ya no podrán enseñarnos las piernas? Las preguntas no fueran obviamente esas, pero eso es lo que pensábamos. Respuesta de Pedro Baños: no. Nuestro mundo no peligra (excepto por la crisis económica). El IS es un problema estrictamente regional. ¿Y las Torres Gemelas? ¿Y el 11-M? Eso fue responsabilidad de Al Qaeda, que sí era un problema global. Muerto el visionario Bin Laden, su sucesor, el médico egipcio Al Zawahiri, dirige un movimiento en franca decadencia y, en ocasiones enfrentado al propio IS. Así que, repito: el IS es un problema estrictamente regional, aunque de vez en cuando se manifieste de forma terrible en ciudades de nuestra querida y acosada Europa.

¿Y eso de que quieren reconquistar Al Andalus y recuperar sus fronteras hasta el borde de Escocia? Nada, ninguna credibilidad, eso forma parte de la propaganda para asustar. ¿Y los fundamentalistas instruidos en las mezquitas que viajan a Turquía a sumarse al movimiento? Ese es un problema muy grave en Francia, Bélgica, Alemania y el gran desconocido: Austria. En todos estos países hay grandes núcleos de población musulmana que vive en guetos, hay un racismo claro y meridiano y los jóvenes de esos barrios marginales carecen de igualdad de oportunidades, lo que les lleva a la desesperación, a la delincuencia y por último al terrorismo suicida. Nada de eso existe en España. Aquí los moros están integrados, se respeta su religión y existe una verdadera mezcla intercultural (el número de españoles sumados al IS es ridículo, no llega a los 200, la mayoría de Ceuta y Melilla).

Por circunstancias de mi vida privada, de esa de la que nunca hablo, estoy escribiendo este texto en el barrio de Vallecas. Frente a mi ventana hay un bar regentado por un marroquí, al que llamaré Mohamed. Su mujer y sus hijas, le ayudan a servir en la barra y las mesas, en donde se consume toda clase de alcohol. En la cocina hay una señora mayor con pañuelo, tal vez por motivos más higiénicos que religiosos, que cada poco saca unos pinchos morunos para chuparse los dedos. Es también la sede de una de las más acreditadas peñas del Rayo Vallecano, donde se ven todos sus partidos en la tele y se gritan los goles. La gente aprecia a Mohamed, que habla un castellano impecable. Estrechan su mano, se preguntan por sus problemas respectivos, aceptan con naturalidad que cierre el bar para viajar a su tierra a celebrar la fiesta del cordero. Sus hijas son muy guapas y no creo que tuvieran el menor problema si se buscaran un novio local. A eso me estoy refiriendo. A mí Philippe me ha llevado a ver barrios marginales de París y he pasado verdadero miedo. Ese es el paisaje que pueden ver si deciden viajar en el RER (ferrocarril de cercanías) desde el aeropuerto Charles de Gaulle. 

Así que podemos seguir tranquilos, al menos aquí en España. ¿Y qué hacer con el ISIS? Pues lo primero, mejorar la contrainteligencia para evitar atentados indiscriminados en Europa (ya se ha dicho en este blog que los belgas son bastante bolos, lo que pasa es que no me parece elegante insistir en ello precisamente en estos dramáticos momentos). Y lo segundo, intentar detener la guerra y sentarse a negociar. Cada nuevo muerto incrementa el odio y el problema. Lo malo es que Irán (de mayoría chií) apoya a los enemigos del IS en Siria e Irak. Y que Israel está encantado de que se peguen entre ellos y los dejen en paz. Y que el señor Putin ha descubierto que las guerras son un negocio cojonudo. La economía rusa iba de culo y cuesta abajo. Ahora han montado la guerra de Ucrania y enviado ayuda a Bachar. Y se acabó el problema. Los estamos breando a sanciones, pero les importa un rábano: la economía rusa está volviendo a crecer.

En fin, que sigan ustedes disfrutando de este fin de semana venturoso, de tiempo gallego y temperaturas ideales. Madrid es la capital de un estado con una calidad de vida envidiable a pesar de la crisis y en estos meses está preciosa. Y, con un poco de suerte, a lo mejor esta tarde ganan el Depor y el Aleti y pierden el Madrí y el Barça. Eso ya sería para empezar a levitar.  
                

jueves, 21 de abril de 2016

496. La verdad sobre el ISIS I

Asistí el pasado lunes en la Casa Árabe a una conferencia súper interesante, titulada: ¿Por qué el DAESH sobrevive militarmente? En el breve texto, que aparecía en los anuncios debajo del título, se hacía hincapié en el hecho de que el régimen talibán cayó en apenas dos meses, y el Irak de Sadam Husein todavía en menos tiempo, mientras el Estado Islámico está demostrando ser mucho más resistente, y de ahí la pregunta que planteaba la conferencia. Los oradores eran dos. Omar Ashour, nacido en Egipto, catedrático de Estudios de Seguridad de la Exeter University (UK) e investigador de la Chatham House, prestigioso instituto londinense especializado en asuntos internacionales. El otro conferenciante: Pedro Baños Bajo, coronel de Infantería, diplomado de Estado Mayor en la reserva, con varias misiones en Bosnia y Kosovo a sus espaldas y durante algunos años jefe de la Contrainteligencia Europea en Estrasburgo.

Se dijo que la sesión, como todas las que tienen lugar en la Casa Árabe, puede escucharse entera en el podcast de su página Web (yo lo he intentado y no he podido, a lo mejor es que aun no la han colgado). Intentaré resumir su contenido aunque, como ya saben los que siguen este blog, suelo trufar estos resúmenes con mis propias deducciones y reflexiones; por eso les invito a seguir la conferencia original, si son capaces de encontrarla. Mi primera reflexión es obvia y a nadie le sorprenderá: la información que nos vende la prensa generalista es pura mierda. Como resultado de ello, no tenemos ni puta idea de lo que está pasando de verdad en relación con este asunto (cada vez que leo una información sobre urbanismo, puedo imaginar la bazofia que me estaré tragando en asuntos de los que no sé nada). El segundo aspecto a comentar es el de la nomenclatura: ¿ISIS? ¿DAESH? ¿IS? ¿Estado Islámico?

Bien, el movimiento se denominó inicialmente ISIS, acrónimo que suena muy bien (luego es un buen acrónimo) y que ha de leerse en inglés: Islamic State of Irak and Syria. Después, una vez que tuvieron territorios de ambos países bajo su dominio, pasaron a ser solamente IS, o bien Estado Islámico, que es lo mismo en español. De paso borraron esa línea de frontera que separaba ambos estados y que fue trazada en parte con escuadra y cartabón por los ejércitos vencedores de la II Guerra Mundial, que se repartieron al aliguí el pastel petrolífero según sus intereses. Esa línea que atraviesa el desierto y divide la nada, era vista por los pueblos árabes como algo un tanto ofensivo y ominoso. En cuanto a la denominación DAESH, es un nombre inventado por sus enemigos sirios a partir de un acrónimo diferente en árabe, pero con una clara intención peyorativa y ofensiva: en árabe, daesh es algo que hay que aplastar y pisotear. En occidente rápidamente se adoptó este nombre, que irrita y ofende a los miembros del grupo, que siguen autodenominándose Estado Islámico, o IS en inglés.

He de aclarar que en la sesión se pasó de puntillas sobre los atentados en Europa; el tema a debatir era la supervivencia del Estado Islámico, en sus aspectos militares y geoestratégicos. Sí se habló algo (minimizando su importancia) sobre los europeos de origen musulmán que viajan a enrolarse en el movimiento y a veces vuelven instruidos como suicidas y organizan desastres como los recientes de Bruselas o París, que tanto nos aterrorizan. Según los datos fehacientes revelados por estos dos brillantes y apasionados oradores, el ejército del IS cuenta con unos 50.000 soldados en Siria y otros 30.000 en Irak. Son combatientes del lugar, están defendiendo su tierra frente a intereses externos o impostados. Algunas estimaciones llegan a hablar de 100.000 en total. En sus filas hay unos 5.000 extranjeros, la gran mayoría de países como Túnez, Argelia, Arabia Saudí o Marruecos. Los europeos son la minoría de esta minoría.

Prácticamente, la totalidad de los integrantes del IS son suníes, una caracterización que está detrás de todos los conflictos en el área musulmana. El conflicto entre suníes y chiíes, viene de la noche de los tiempos, y el mejor texto sintetizando las diferencias entre ambos bandos lo he encontrado en el ABC y pueden consultarlo AQUÍ. Tal vez ustedes, queridos lectores, piensen: –¡Qué absurdo, mantener esa inquina más de 1.300 años después! Y hasta pueden sentirse superiores y todo, desde su cómoda atalaya de Occidente, sólo sobresaltada de vez en cuando por algún loco envuelto en un cinturón de explosivos. Pero les recuerdo que la tirria que tienen los serbios a croatas y bosnios viene de más de 600 años atrás, cuando los primeros se enfrentaron a la invasión turca y perdieron en la batalla del Kosovo, mientras los demás pueblos eslavos huían, se sometían y hasta se convertían al Islam. Los serbios conmemoran todavía con orgullo esa derrota, que es una de sus fiestas nacionales: nosotros perdimos, pero le echamos huevos, no como los demás, que se cagaron. 600 años manteniendo vivo ese odio. Y lo mismo hacen los catalanes: la Diada conmemora la derrota, hace 400 años, del partidario a sucesor real que habían decidido apoyar.

Volvamos al Estado Islámico. Esos cerca de 100.000 combatientes que forman su ejército, controlan un territorio donde viven 8 millones de personas. Cierto que los hay que sufren maltratos y rigores excesivos derivados de la aplicación estricta de la sharia. Pero la mayoría, están mejor que antes, en un caso comparándose con el corrupto y desastroso régimen de Al Maliki (presidente chií impuesto en Irak por los americanos) y en el otro por comparación con la tiránica dictadura de Bachar el Assad, alauita, es decir chií, como su padre Hafed el Assad, que en febrero de 1982 sofocó un conato de rebelión suní en Hama, arrasando la ciudad y causando un número de bajas estimado en 40.000. En Siria no volvió a moverse una mosca hasta las revueltas de la primavera árabe de 2012, origen de la actual guerra. El IS tiene en su territorio escuelas (coránicas, desde luego), mercados abastecidos, hospitales y servicios sociales. Y sus dirigentes no son corruptos. Así que no es de extrañar que, bajo su protección, mucha gente viva mejor que con Bachar o Maliki.

Omar Ashour dijo que el IS carece de apoyos externos, que ningún estado lo apoya, que se ha declarado enemigo de todos. Pedro Baños matizó esta afirmación. Cierto que ningún estado ha declarado formalmente tal apoyo. Pero hay importantes connivencias. Por ejemplo: alguien les vende las armas (no las pistolas, que se consiguen fácilmente en el mercado negro, sino los tanques, orugas, armas pesadas y camiones –en ingles se llama guns a las primeras y weapons a las segundas). Alguien les vende también esas pickups blancas de la marca Toyota con las que escenifican la entrada en las ciudades que conquistan. Alguien mantiene con ellos fronteras permeables por las que entran los adheridos y salen los suicidas, además de un nutrido tráfico de mercancías. La mayoría de la frontera turca con Irak y Siria está blindada por el conflicto con los kurdos, pero hay agujeros y corredores, cuando menos sospechosos. También hay quien compra su petróleo y sus antigüedades (eso que hacen de volar algunos templos es propaganda para asustar, la mayoría de los tesoros arqueológicos que encuentran los venden para financiarse (¿A quién? Respóndanse ustedes mismos).

Un movimiento como este no se sustenta sin el apoyo de la población (como se vio en el País Vasco, Irlanda del Norte, Argelia y tantos otros lugares). Y, aunque la inmensa mayoría de los seguidores de Mahoma en el mundo son pacíficos, una cierta valoración positiva del IS se va extendiendo: por primera vez en décadas hay una fuerza estrictamente musulmana que va ganando. Porque de eso no tengan ustedes ninguna duda: en este momento, el IS va ganando.

Cortaré aquí mi relato, de acuerdo con los límites de tamaño que rigen mi blog, pero les prometo escribir antes del fin de semana una segunda parte más tranquilizadora. Hasta entonces.  



martes, 19 de abril de 2016

495. Calles alquiladas

Como saben, soy miembro activo del club de lectura Billar de Letras, que dirige, estructura y protagoniza de manera absoluta mi amigo el escritor cubano Ronaldo Menéndez. Hay varios turnos y, en el mío, la presencia mayoritaria es femenina y juvenil, aunque también hay varones, pero casi todo el mundo es joven y sueña con iniciar una carrera literaria fructífera de la que poder vivir. Es decir, que yo soy doblemente una especie de garbanzo negro del potaje, tanto por varón como por veterano. Bien, pues hay alguien aun más extremo que yo en estas lides: también varón y aun de más edad. Es argentino, se llama Eduardo Waisman y aquí pueden verle en una foto reciente. Es una persona extremadamente educada, que deliberadamente busca un segundo plano, una discreción que contradicen sus breves intervenciones en las sesiones del club, en las que deja entrever unas reflexiones siempre originales y precisas, de una hondura poco común.

Hacemos una sesión mensual y, en una de las últimas, Eduardo, así como sin darle demasiada importancia al asunto, nos anunció que había conseguido que le publicaran un libro de relatos cortos, que pronto sería presentado en un acto en el Centro Cultural Galileo-52, al que por supuesto estábamos todos invitados. El libro se llama Calles alquiladas, su presentación tuvo lugar el pasado viernes, día 15, y constituyó un acto emotivo, en el que hablaron dos de los editores, la también escritora y compañera del Club Pilar Mañas, y el propio autor, que nos contó un poco de su historia, de cómo había empezado a escribir y de cómo había llegado a publicar este su primer libro de contenido estrictamente literario a los 72 años que tiene, tras de lo cual, procedió a leer algunos de sus textos. Al final, impactado y emocionado por lo que acababa de presenciar, me compré un par de sus libros que le pedí me dedicara, uno para mí y otro para regalar. Tal vez, cuando lo lea completo adquiriré algunos más para nuevos regalos.

Ahora sé un poco más de la vida de Eduardo Waisman, que no creo que le importe que desvele en este texto. Nacido en Buenos Aires, de padres judíos polacos, que tuvieron la visión y la fortuna de escapar a tiempo del horror que amenazaba sus vidas en su tierra de origen, detrás de su habitual sencillez y humildad hay un verdadero genio de la Física, materia a la que ha dedicado sus estudios y su vida, a pesar de que, desde adolescente, escribía pequeños poemas que no mostraba a nadie. Cursó la carrera de Física y una serie de estudios pre-doctorales en Buenos Aires y luego se trasladó a New York para hacer su doctorado. Ha vivido mucho tiempo en Estados Unidos (28 años en San Diego), también en Francia y, desde hace diez años, en Madrid. Lógicamente, está jubilado, pero sigue haciendo consultorías y colaboraciones esporádicas. Ha escrito incontables artículos en las más prestigiosas revistas científicas y, si buscan su nombre en Google, encontrarán algunos de los últimos, centrados en la nanotecnología y otras complejas disciplinas. Tiene dos hijos y tres nietos.

¿Y cuándo empezó a dedicar tiempo a la literatura este brillante científico? Pues él mismo nos lo explicó con su proverbial humildad. Recién llegado a Madrid, seguramente para vivir una jubilación tranquila junto a parte de sus hijos y nietos, se instaló en la calle Gaztambide. Un día, su mujer le dijo de pasada: si andas buscando entretenimientos para tu tiempo libre, acá a la vuelta de la esquina, sin bajar de la acera, hay una escuela de escritura creativa; te podrías apuntar. Eso fue lo que hizo y allí conectó con su maestra Pilar Mañas, presente en el acto que comentamos. Siguiendo sus enseñanzas, empezó a escribir relatos breves con los recuerdos de su larga y fructífera vida, como parte de los deberes del curso de escritura. Pilar se dio pronto cuenta de la hondura y el valor potencial de lo que este hombre atesoraba y fue una maestra excelente, por lo visto.

Eduardo se refirió a ella como una enseñante muy estricta, que le corregía con severidad, que le rechazaba determinados textos que calificaba como muy malos y le animaba a profundizar en otros en los que veía un posible filón literario. Hace algo menos de un año, le habló de la posibilidad de publicar una selección de estos textos. Ella misma buscó a los editores, hizo la selección y, algo muy importante, ordenó los relatos. El libro tiene un tamaño como el de cualquier otro y sin embargo, contiene 45 pequeños textos, algunos de ellos poemas. Quiere decir que, con pocas excepciones, se trata de relatos de una o dos páginas. Yo creo que, en mi blog, destacarían por cortos. Y esto es algo de mucho mérito. Porque, aparte los que él mismo leyó en la presentación, yo les he echado un vistazo a algunos otros y son extraordinarios.

Y aquí viene a cuento hablar de los editores. Se trata de una pequeña empresa, con sólo un año de existencia, llamada Esdrújula Ediciones. En la presentación, se dijo que el nombre de la editorial tenía un doble significado. Por una parte, las esdrújulas no llegan ni al 7% de las palabras registradas en el diccionario de la RAE. Y, por otro lado, todas, sin excepción, se acentúan. Esa es la pretensión de esta editorial: publicar libros minoritarios y, en cierta forma, especiales, y hacerlo con unas reglas constantes, entre ellas un nivel de calidad del producto muy por encima de la media. Tengo el libro ante mí mientras escribo y es realmente un objeto bonito, con una portada cuidada, un papel de un gramaje recio, una letra grande y una impresión poderosa. Les animo a comprarlo; sólo vale 15€ y es un libro estupendo para tener en la mesita de noche o llevar en el Metro. Sus textos son tan cortos que no dan ocasión a quedarse dormido, ni pasarse de estación.

Queda hablar de los valores del relato corto, frente a la gran novela. Uno de los editores era también autor de relatos cortos e hizo una defensa encendida del género. Contó que él había intentado publicar colecciones de relatos y se encontraba siempre una especial resistencia, una actitud que venía a significar que uno no es realmente un escritor hasta que hace una novela larga. Son sin embargo dos géneros diferentes, lo que pasa es que en España se tiene esa tradición de considerar el cuento como un género menor. Además, ahora, con los nuevos medios de difusión digital, la gente que gusta del relato corto los puede encontrar a cientos en Internet. Me sentí muy aludido por esta reflexión. Yo escribía relatos, gané con ellos un premio y quedé finalista en otros dos, pero siempre encontraba esa presión para escribir una novela larga. Lo intenté, perdí tres años en el empeño, me salió un desarrollo demasiado voluminoso que aun tengo en el congelador y, como una especie de revancha, abrí este blog, con textos aun más cortos que mis relatos anteriores.

En Latinoamérica, el relato es un género mucho más valorado, en donde triunfaron algunos de los mejores cuentistas, como Julio Cortázar, para mí el más grande, a la altura de los grandes maestros Edgar Allan Poe y Antón Chéjov. Cortázar, que era un gran aficionado al boxeo (y al jazz y a otras muchas disciplinas) decía que la novela te gana siempre por puntos, mientras que el cuento ha de ganarte por knock-out. William Faulkner abundó en la idea, cuando dejó escrito que la novela te permite divagar, salirte de la historia o hacer largas descripciones, mientras que en el cuento no se pueden desperdiciar palabras. Menos aun en textos de dos páginas como los que ha compuesto mi compañero de club, admirado y ya definitivamente amigo Eduardo Waisman. Busquen su libro; merece la pena. Recuerden: Calles alquiladas, Eduardo Waisman, 2016, Esdrújula Ediciones.

Acabaré diciendo que acudí al acto acompañado de mi amigo argentino Guillermo y de mi también amigo colombiano Gonzalo López, que vive en San Diego, aunque andaba por aquí de paso, como suele cada año. A este último lo avisé sin saber que Eduardo había sido vecino suyo durante 28 años, en el condado de Chula Vista, donde reside Gonzalo, y que es como si en Madrid hablamos de Leganés. Con el cubano Ronaldo, hicimos una pequeña tertulia, con su cerveza correspondiente, unidos todos por este idioma maravilloso que es el castellano. Ese que una lista de supuestos intelectuales catalanes ha propuesto prohibir en la futura república resultante de la tan ansiada secesión. Por cierto, repaso la lista de firmantes y, el único que me suena, es el señor Carod Rovira, aquel que, siendo líder de ERC, viajó por su cuenta al sur de Francia a entrevistarse con la cúpula de ETA, para pedirles que dejaran de matar dentro de Cataluña, que mataran sólo fuera. ¿Lo recuerdan, verdad?

viernes, 15 de abril de 2016

494. Mis actividades offshore

¡Sorpresa! Fui a la consulta del doctor Gárate este martes con la vaga esperanza de que me dieran el alta o al menos me anunciaran para cuando está previsto dármela. Pues nada de eso. El eminente cirujano me comunicó que, de momento, me prolonga la baja hasta el 10 de mayo, y luego ya veremos. Estuve a punto de hacerle la ola o ponerme a bailar el Funk for your ass, pero me contuve. Lo que no pude disimular es una cierta sorpresa desconfiada: ¿quiere eso decir que mi recuperación no va bien? –le pregunté. Su respuesta: ni sí ni no. Simplemente, no han pasado ni dos meses desde su operación; como le dije, el callo de fractura tarda tres en cerrarse por completo, por ahora parece que va bien, pero yo soy quien ha de firmar su alta y no puedo garantizar aun que no vayan a surgir complicaciones en el tercer mes del proceso. Me parece más pertinente que continúe usted con su rehabilitación programada, en la que, según los informes, progresa normalmente, y el día 10 de mayo vuelve por aquí, le miramos otra vez y decidimos.

Maravilloso. Otro mes de anticipo de jubilación. Cierto que no puedo hacer deporte. Que no puedo conducir porque, al menor roce con otro vehículo, estaría sin cubrir por mi seguro, aun en el caso de que el otro me diera por detrás, y tendría que pagar de mi bolsillo los desperfectos de ambos. Y que tampoco puedo viajar, porque no puedo faltar a mis sesiones de rehab, nooo, nooo, no. De lunes a viernes. Pero puedo hacer un montón de cosas sin salir de la ciudad, que es el hábitat natural de un urbanita como yo. Entre ellas, atender a algunas de las delegaciones extranjeras que visitan Madrid, y a las que acompaño al parque Madrid Río, o les suelto conferencias esporádicas en inglés, francés o español. Así que estoy en la situación ideal: hago vida de jubilado, me pagan como a un activo, y encima me sigo encargando de la parte de mi trabajo cotidiano que más me divierte. El resto, la parte coñazo, puede esperar a que disponga del alta médica. Como dice mi amigo X, estoy de baja para mis ocupaciones normales, pero de alta para las actividades offshore: sólo me falta abrir una oficina en Panamá.

Por ejemplo, la semana pasada tuve una actividad frenética que les detallo. Cada día he de levantarme a las 8.00, para desayunar tranquilamente, tomar mis medicinas, ducharme, vestirme y caminar media hora hasta Legazpi, en donde he de estar a las 10.15 para mi sesión diaria de rehab. Nada adicional que reseñar el lunes. El martes, quedé a comer con los directores de la antigua Oficina Municipal del Plan, que fueron mis jefes entre 1992 y 1996 y con quienes mantengo una antigua y entrañable amistad. Mi amigo X y yo comemos con ellos de vez en cuando, rememoramos los tiempos de gloria, hacemos muchas risas y prolongamos la sobremesa todo lo que podemos. El miércoles terminé la rehab y crucé hacia la Junta de Arganzuela para encontrarme con la Coordinadora de Cultura de Sao Paulo, a quien mostré mi presentación sobre Madrid Río y luego dimos una vuelta por el parque, en compañía de un colega de Relaciones Internacionales que la escoltaba todo el tiempo. Resultó ser una mujer muy agradable y lista. Al acabar la visita, ella y el colega se marcharon en unas bicicletas del BiciMad, en dirección a Cibeles, en donde continuaba su programa de actividades. En esta etapa no les pude acompañar, dada mi situación de minusvalía física. Pero, antes de despedirnos, le pedí al colega que nos hiciera  una foto, que les pongo aquí abajo.  


Como pueden comprobar, la funcionalidad de mi brazo izquierdo está bastante recuperada, al menos para las actividades esenciales. Me dice una amiga, que hace años sufrió una fractura similar a la mía, que una mujer no puede considerarse del todo recuperada hasta que es capaz de abrocharse el sujetador por si misma sin ayudas. Y no vale el truco que emplean las gordas de abrochárselo por delante y luego darle toda la vuelta. Como yo no soy transexual (travelo, que dicen en mi tierra), no tengo sujetadores, pero creo que, ahora mismo sería incapaz de abrochármelo (no me falta mucho). Cuando yo llegué a Madrid, en 1968, una de las novatadas que, según me contaron, obligaban a hacer en algunos Colegios Mayores, consistía en comprar un melón, ir a una tienda de lencería, pedir un sujetador y, ante la pregunta habitual de la dependienta (¿de qué talla?), mostrar el melón. Yo nunca tuve que sufrir cosas de ese tipo, en mi caso la cosa se limitó a un examen de novatos y dar una conferencia sobre un tema de mi elección. Salí airoso de ambos trámites (mi conferencia fue sobre la guerra de Vietnam).

Llegamos al jueves. El día de la visita de 250 miembros del Club des Clubs Immobiliers de Francia, que llevábamos preparando desde antes de Navidad. El día antes, avisé en el gimnasio que adelantaría mi sesión a las 8.00 (la hora a la que abren), para poder atender a los franceses. A las 9.15 cogí un autobús 45 hasta Cibeles y allí esperé la llegada de los franceses. Se trata de un grupo de promotores, constructores, gestores, arquitectos, ingenieros y cualquiera que tenga que ver con la construcción. Son una asociación pudiente, hasta el punto que fletaban un charter propio para los viajes de ida y vuelta. Más cinco autobuses para moverse por Madrid, más los sucesivos caterings. A pesar de eso, el programa de este viaje, que hacen cada año a una ciudad del mundo, es de locos: se trata de una jornada completa, volviendo el mismo día, es decir, sin alojamiento. El punto de encuentro era en el Aeropuerto Charles de Gaulle a las 5.30 de la madrugada.

El vuelo salía a las 7, llegaba a Madrid a las 9 y de allí les llevaban a visitar el nuevo barrio en construcción de Valdebebas, junto a Barajas. De allí, con sus cinco autobuses venían a Cibeles, en donde se les daba un desayuno en el patio cubierto. A continuación pasaban al salón de actos para una breve bienvenida de la Alcaldesa y un discurso más largo del Concejal de Desarrollo Urbano Sostenible (antes Urbanismo). El concejal, mi jefe, habla perfectamente inglés, pero no francés, así que había traducción simultánea. De allí los autobuses les llevaban a la pasarela monumental diseñada en Madrid Río por el señor Dominic Perrault, y desde allí caminábamos hasta el salón de plenos de la Junta de Arganzuela, en donde yo era el primer orador, luego un colega les explicaba los detalles de la conversión del Matadero en centro cultural, un tercer speaker, de la sección financiera del banco francés BNP les daba el punto de vista de los inversores privados y, por último, un arquitecto del Estudio Lamela les explicaba la Operación Canalejas.

La cosa seguía con un almuerzo en el bar del Matadero, desplazamiento al centro a ver las obras de Canalejas (desde fuera), unas horas libres para que se dieran un paseo y compraran souvenirs y la última cita, a las 19.00 en el Mercado de San Miguel, para comer, beber y relajarse un rato hasta las 21.00, en que los autobuses les llevaban al aeropuerto. Avión a las once de la noche, llegada a París a la una de la madrugada, desplazamiento a sus domicilios; resumiendo: una paliza de cojones. La visita de este grupo descomunal (yo nunca he paseado por ahí a más de 40 personas y ya es difícil), me sirvió para aprender una cosa nueva: dentro de los franceses hay un subgrupo bien diferenciado, que se hacen notar porque no se parecen en nada a los demás: los marselleses.

Estos son algo así como los andaluces y los italianos del sur, unos tipos de lo más cachondo. Para empezar, dijeron que el programa ese era de locos y decidieron venir el día anterior en varios coches, comer por el camino y reservarse un hotelito en el centro, cerca de la plaza de Ópera (eran unos 30). Y luego se quedaron hasta el domingo. Un programa mucho más lógico. Uno de los cinco autobuses pasaba primero por el hotel de los marselleses, los recogía y se iba al aeropuerto a reunirse con los otros. Aquí surgió el primer problema. Los marselleses, se habían ido de carallada, aprovechando su primera noche en Madrid, y era imposible despertar a cuatro de ellos, que ocupaban dos habitaciones dobles. Hubo que recurrir al maitre del hotel, para que abriera los cuartos con su llave maestra y llevarlos a rastras al autobús. Eso originó el primer retraso.

El segundo se debió a una circunstancia que yo no conocía. Los controladores de los aeropuertos, en caso de exceso de tráfico aéreo, pueden derivar a los charters a otra terminal y así está estipulado en sus contratos. Los cinco autobuses esperaban frente a la T-1 a un avión que llegó a la T-3. Todo se fue retrasando, lo que motivó que la Alcaldesa no pudiera saludarlos, porque ya empezaba la Junta de Gobierno que tenía a continuación. El concejal se extendió también más de lo esperado. Y luego, en el recorrido del parque, los marselleses estuvieron un buen rato tirándose por los toboganes que hay junto a la pasarela de Perrault, primero uno a uno y luego en grupos por los más anchos, gritando y haciéndose fotos. Cuando en un programa de este tipo hay un retraso acumulado, ya saben que se soluciona acortando las intervenciones de los conferenciantes de menos rango. Yo hube de apretar mi conferencia a 15 minutos, pero salí bien librado y además les fui contando más cosas a lo largo del día, a los que se interesaban por detalles más concretos.

Aproveché el autobús que les subía al centro para irme a mi casa a descansar un rato. Pero a las 7 estaba en el mercado de San Miguel donde nos acotaron el espacio central para la juerga. Al entrar, nos dieron a cada uno unos sobres con vales por 1€, 2€ o 3€ para que pidiéramos cosas de comer. La bebida era libre. La cosa incluía un pequeño grupo de flamenco con guitarrista, cantaor y bailaora. Como se pueden imaginar, los marselleses se lo pasaron pipa, bailaron más que nadie, hicieron la conga y gritaron ¡¡ALLEZ OLIMPIQUE!!, entre otras expresiones estentóreas, sobre todo, después de que los demás se fueron en los autobuses de las nueve (ellos la seguían hasta el domingo, como he dicho). Y, cuando se les acabaron sus vales, empezaron a pedirnos a los demás. Yo les di la mitad de los míos, porque me fui a dormir a las 10 (me había levantado a las 6 de la mañana). El viernes y el sábado, me encontré a varios de ellos caminando por el centro. Todos se abalanzaron a darme grandes abrazos, para sorpresa de mis acompañantes, proclamando a gritos: UNE JOURNÉE SUPERBE.

El viernes estaba un poco cansado, pero bien. Por eso pensaba que me darían pronto el alta, pero ya ven que estaba equivocado. Así que aquí me tienen, consolidando el manido callo de fractura. Yo creo que, ya que a mi clavo de titanio le he dado dos nombres alternativos (Konrad Adenauer y el general De Gaulle), es justo que también bautice a ese callo de fractura que tanto se hace de rogar. Y ya que estamos en el ámbito de la Unión Europea (esa asociación indigna que persigue a los refugiados sirios con gases lacrimógemos), pues creo que un buen nombre para el susodicho callo sería el de la ex comisaria europea de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton. AQUÍ pueden ver algunas imágenes de esta señora. Así que esta es mi situación actual: a pesar del esfuerzo heroico y sostenido del general De Gaulle, la señora Ashton no acaba de consolidarse. Pasen un buen finde.

martes, 12 de abril de 2016

493. Cabos sueltos

Bueno, ya tengo bastante agotados los nombres de posts en los que se entremezclan temas sin aparente relación entre ellos, como un totum revolutum (al mismo tiempo tengo la sensación de que siempre escribo sobre lo mismo): miscelánea, encurtidos y variantes, objetos perdidos, una vida de locos y hasta uno que se llamó “Titúlenlo como quieran”. Aunque, bien pensado, aun me faltan macedonia, gazpacho, revuelto de ajetes con gambas y algunos otros símiles gastronómicos. Hoy voy a darle carrete a algunos temas que se han suscitado en las entradas más recientes y que tienen un cierto desarrollo, porque muchos de mis seguidores tienen la mala costumbre de hacerme sus comentarios en persona o por teléfono. A mucha gente le cuesta redactar un comentario y subirlo al blog: con esto del guasap, cada vez se escribe menos y peor.

Empezaré aclarando que, cuando el domingo me referí a Mario Conde, no tenía ni puta idea (lo juro) de que estaban a punto de detenerlo. Ya saben que, una de las cosas de las que me gusta presumir en el blog, es de adelantarme a noticias y temas que luego se convierten en trending topics. Un ejemplo. Seguro que a todos ustedes les suena ahora el campo de refugiados de Idomeni, donde se hacinan los refugiados sirios que intentan pasar de Grecia a Macedonia. No creo, sin embargo que lo conocieran cuando yo lo cité por primera vez en el Post #420, publicado en el pasado mes de agosto. Saco pecho cuando suceden cosas como ésta, pero esta vez he de reconocer que lo de Mario Conde es una casualidad. Es más, estuve a punto de dejar el post sin acabar, para subirlo tranquilamente el lunes por la mañana, lo que me hubiera fastidiado la primicia.

La tragedia de los sirios, a los que se está machacando en esta Europa que cada vez se aleja más de los presupuestos éticos que establecieron De Gaulle y Adenauer, es un asunto tremendo, que no debemos olvidarla ni por un instante. Es un comportamiento indigno, denigrante, horroroso. Mi reciente Post #484 “Cinco años de dolor en Siria” es el que menos entradas ha registrado entre los últimos publicados. Es como si ya nadie quisiera oír hablar de este espinoso asunto. Pero yo seguiré dando la coña y por eso les pongo aquí un reciente vídeo al respecto producido y publicado por la sección canadiense de Amnistía Internacional. 


Volviendo a Mario Conde, yo tenía claro que este señor no había devuelto lo birlado (cómo me gusta esta palabra), y me sorprende que lo hayan pillado ahora; tal vez se ha descuidado y ha pensado que ya no lo estaban vigilando después de tanto tiempo. En mi texto, yo lo equiparaba con Roldán, y me comenta mi compañera África que, respecto a este señor, estoy completamente equivocado, que todo lo que se llevó fuera de España, a su vez se lo birló Francisco Paesa, su testaferro (cómo me disgusta esta palabra), quien por cierto, años después, publicó una esquela de su propia muerte, completamente falsa, como demuestra el hecho de que, tiempo después, dio de alta una sociedad offshore en Panamá, según los papeles ahora revelados. Resultado: el bueno de Roldán malvive en Zaragoza, prácticamente de la caridad y las ayudas de algunos de sus amigos.

Otro tema que me han comentado por fuera. A algunos les ha hecho mucha gracia que ya no vuelva a nombrar al presidente y me refiera a él como ese señor del que ustedes me hablan. Piensan que estoy retrucando su forma de referirse a Bárcenas, Rato y otros, a partir del momento en que van cayendo en desgracia y que esa es mi forma de expresar que para mí este señor ya no es nadie. Es eso, obviamente, pero también más cosas. Porque creo que el presidente está tan enmierdado en la corrupción como esos otros a los que ni siquiera se refiere por su nombre. Lo que nos lleva al mundo de los deportistas: ahora nadie quiere a Sharapova, hasta sus patrocinadores le han rescindido sus contratos. Y sus compañeros tenistas (en mi opinión, todos ellos hasta las cejas de productos que mejoran su rendimiento), reniegan sistemáticamente de ella, como se hizo con Ben Johnson y otros. Llamando al presidente de la forma en que lo hago, me estoy anticipando al momento en que él será también un apestado, algo que llegará antes o después.

Por otro lado, ese recurso mío no es original. Se ha utilizado mucho, por ejemplo, en la literatura. Cortázar, en El Libro de Manuel, su última novela verdadera, incluye un personaje al que se refiere como el que te dije, así con cursivas y todo. Personaje que interviene todo el tiempo en la acción: “Joder, dijo el que te dije, poniendo cara de disgusto”. Eloy Tizón, en uno de los relatos de Técnicas de Iluminación que acabo de leer, cuenta los problemas de pareja de un hombre que habla en primera persona, donde cada poco se interfiere esa otra persona que no nos interesa, de quien no se revela su identidad, aunque uno puede imaginar que se trata de un antiguo novio o amante de su mujer. También en la vida real se usa este recurso para referirse a alguien a quien no se quiere nombrar. La familia al completo de una amiga mía a la que abandonó su marido, se refieren a él todo el tiempo como el susodicho: ayer me crucé en la calle con el susodicho y, por supuesto, no lo saludé.

Cambiemos otra vez de tema. Han causado furor los vídeos sobre gatos de hace unos días. Lo del trilero les parece a algunos increíble. Dicen: eso tiene que estar preparado. Pues yo estoy convencido de que es cierto. Los gatos son seres muy inteligentes. Hace meses les hablé de una página en la que vendían un artilugio que enseñaba a los mininos a hacer pis y caca en el wáter, evitando la engorrosa cajita de arena. No tengo duda tampoco de que los maullidos de los gatos caseros van dirigidos a los humanos, y que seguramente tienen diferentes acentos por regiones, como sostiene la investigadora Susanne Shötz. Y estoy convencido de que, si un día esta especie invasora y depredadora de bípedos implumes que somos los seres humanos acaba con la civilización, los gatos sobrevivirán. Ya se están preparando para sustituirnos, y hasta han aprendido a usar el Ipad, como se ve en esta foto de abajo. 


Por lo demás, Ivica Djikic acaba de publicar en España un segundo libro, a la vista del éxito de Cirkus Columbia. Se llama Soñé con elefantes y lo publica la misma editorial Sajalín. Las críticas lo ponen por las nubes. Por lo visto, es una nueva radiografía del proceso de balcanización, escrito en clave de novela negra, que indaga en las mafias croatas que había en Yugoslavia y qué papel juegan en el apoyo al movimiento independentista liderado por el siniestro Franjo Tudjman (un político con muchas cosas en común con Pujol o Arzallus, que fue el primer presidente de la república secesionista). Y, por supuesto, cómo se adaptan esas redes criminales al nuevo contexto de la Croacia independiente. Añade una de las críticas que he leído, que el desarrollo de la historia destila, de forma muy sutil, una cierta añoranza por los tiempos de la gran Yugoslavia. Yo no sé si este señor está poniendo en riesgo su integridad física publicando textos como este. Este es un último cabo suelto que dejo para otro día. Me refiero a la, para mí, inevitable conexión entre nacionalismo y violencia, algo que en Cataluña presumen de no tener, pero que no tardará mucho en empezar a asomar la patita. De momento, yo me voy a comprar el nuevo libro de Djikic esta misma tarde. Sean buenos.

domingo, 10 de abril de 2016

492. Donde rascas, sale mierda

Los papeles de Panamá son una muestra inequívoca de la máxima que titula este post. Ya habíamos tenido muchos y variados indicios de ello en casos como el de las tarjetas black, en dónde no había diferencia de sinvergonzonería entre los consejeros puestos por el PP, los del PSOE, los de IU y hasta los de los sindicatos: todos gastaban dinero de bóbilis o, como decía mi padre, de baracalaufe, con la misma prodigalidad, con el mismo desahogo, con la misma soltura, tirando de unos fondos que no eran suyos. A esto de Panamá y las empresas de activos offshore, sólo le veo un aspecto positivo: la constatación de que en todas partes cuecen habas, que los españoles no somos más chorizos que los demás, lo cual es bueno para eliminar los últimos restos de ese complejo de inferioridad que nos imbuyeron para calzarnos los recortes y el desmantelamiento del supuesto estado del bienestar que disfrutábamos, un estado del bienestar que estaba bastante bien, aunque lejos de los niveles de Alemania, Francia, u Holanda, por no hablar de los países nórdicos.

Que no somos peores ni más impresentables que nadie, es algo en lo que vengo yo insistiendo desde siempre, casi desde el principio de este blog, hace cerca de cuatro años. En este foro se ha revelado que en la inmaculada Alemania que tanto nos regaña, la deuda de la ciudad de Berlín es ahora mismo de 63.000 millones de euros, diez veces más que la de Madrid que tanto nos han afeado. Y que las obras del nuevo aeropuerto de Berlín no se acaban nunca y cada año ahondan más el agujero presupuestario que están generando, algo similar a la obra de nunca acabar de Hamburgo, la Filarmónica del Elba, proyecto estrella de los arquitectos Herzog y de Meuron, especialistas en duplicar y triplicar los presupuestos iniciales de sus proyectos, como suele pasarle a Calatravatelaclava y otros portentos. En el caso de Die Elbphilharmonie Entsteht, la desviación presupuestaria es ahora mismo superior al 1000%, en vías de convertirse en un récord Guiness. La avaricia es condición humana, como se decía en aquella vieja canción de los 50 que se titulaba: Todos queremos más. El pobre quiere más/el rico mucho más/y nadie con su suerte/se quiere conformar.

Bueno, en algunas cosas sí que somos diferentes. El hecho de que personajes como Rodrigo Rato o Miguel Ángel Blesa no estén ya en la cárcel y no hayan sufrido más que un cogotazo para meterlos en un coche, solo se da por estas tierras. Y que Bárcenas haya pasado una temporada a la sombra y ya esté esquiando en Baqueira. Y que Roldán o Mario Conde se hayan librado con unos cuantos años a la sombra, sin tener que devolver lo birlado. En USA, sin ir más lejos, al señor Bernard Maddof no tardaron mucho en echarle el guante. Un año después fue sentenciado a 150 años de cárcel, lugar en donde se sigue pudriendo. En España no sólo no pasa eso, sino que encima el juez Garzón se pone a investigar la trama Gürtel, y al que lo empapelan es a él. Yo creo que eso no se ha visto ni en Italia.

La avaricia es condición humana, pero en esto de Panamá hay algo más. Hay un reflejo de esa especie de reticencia primigenia a pagar impuestos, a ceder una parte de lo que uno ha ganado con su trabajo para que engrose las arcas públicas, unas arcas que deberían servir para hacer carreteras, hospitales, servicios sociales, instalaciones deportivas y parques para todos. En el mundo del capitalismo, en donde todos nos desenvolvemos, a veces es difícil que la gente entienda la superioridad del bien común frente al beneficio individual. Recuerdo, cuando yo llevaba pocos años en los servicios municipales, que me tocó explicarle a un propietario de una vivienda que no podía cerrar su terraza con un acristalamiento fijo. De hecho, no conseguí que lo entendiera, salvo como una imposición de los cabrones del Ayuntamiento como yo. Oiga ─me decía─, que la casa es mía. Que la terraza es parte de la casa y es de mi propiedad. Que yo me he comprado esa casa con el dinero de los ahorros de toda mi vida. Que la he comprado, la he pagado y tengo todos los documentos en regla. Que no tengo ni hipoteca. ¿Por qué no voy a poder hacerme yo un invernadero cerrado? ¿Es que no me puedo hacer una sauna en uno de los dormitorios, si me sale de los cojones?

Cómo explicárselo. A cada uno de mis argumentos, me daba una respuesta demoledora. Es que hay unas ordenanzas que impiden cerrar terrazas: unas ordenanzas que han hecho ustedes los burócratas, los chupatintas del Ayuntamiento que, lo mismo que han escrito eso, podrían haber escrito lo contrario. Es que el Ayuntamiento tiene que vigilar que los edificios cumplan unas condiciones estéticas generales: ¿pero qué mierda de condiciones estéticas, si el edificio es horroroso? ¡Que esto no es el Louvre, oiga! Es que hay unas normas que tiene que cumplir todo el mundo y no se pueden hacer excepciones: ¿y por qué están todos los edificios del barrio llenos de terrazas cerradas, incluidas unas cuantas en el mío? Es que cualquiera puede mirar desde abajo y ver que usted ha hecho una ilegalidad y denunciarle: pero si aquí nadie mira al cielo salvo cuando se pone a llover... Lo dicho, que no le convencí.

Cuando uno tiene suerte y gana un poco de dinero, hay una voz interior que le susurra argumentos como los que manejaba mi interlocutor de la terraza. ¿Para qué vas a dar algo al Estado? Si luego no se lo gastan en carreteras y hospitales, sino en coches oficiales, mordidas y mojigangas. ¿Es que conoces algún político honrado? ¿Es que crees que, si no se estuvieran forrando, aguantarían lo que aguantan? ¿Conoces a alguien que haya llegado a rico sin hacer trampas? Además, en cuanto uno ahorra cuatro duros o tiene un golpe de fortuna, aparecen como por ensalmo una serie de consejeros financieros, que ofrecen trucos supuestamente legales, o semilegales, sistemas que, te dicen, emplea todo el mundo para proteger su dinero. Es difícil no caer en ello; esto es como lo que imagino que pensaban Urdangarín y su señora: que estaban haciendo lo que todo el mundo hacía. Para no caer en la trampa hay que tener unas sólidas bases éticas que no son precisamente virtudes propias de futbolistas, tenistas, faranduleros y políticos, sectores todos para los que no se requiere una carrera universitaria o una mínima formación.

La lista de Panamá es terrorífica. Presidentes de países como Islandia, Gran Bretaña o Argentina. Les recuerdo que Islandia es ese país idílico que decidió someter a referendum si se pagaba o no la deuda que tenía el estado con los bancos acreedores. Que la ciudadanía decidió no pagar y que éste era el presidente que estaba gestionando esa decisión ciudadana. Que Macri era el héroe destinado a rescatar a Argentina de la tenaza del kirchnerismo. Que Cameron es el tipo que plantea a sus súbditos la duda filosófica de si les conviene seguir en Europa o no. No me extraña demasiado encontrar en este lodazal a Putin, o a la familia Pujol. Como tampoco me resultaría muy llamativo que dentro de unos días apareciera Lendoiro, o el propio Rato. Porque esto no se ha terminado. La prensa lleva cuatro años trabajando en el tema y este tipo de asuntos se dan a la opinión pública en dosis sucesivas, desvelando nombres poco a poco.

Lo que sí me ha dejado un poco sorprendido es que aparezcan aquí los hermanos Almodóvar. ¡Joder, sólo falta Macnamara! Mira que me he desternillado con ellos noche tras noche en el Rockola y otros lugares. El pobre Fabio Macnamara ha abjurado últimamente de las drogas, se ha vuelto creyente, pepero y hasta fan de Esperanza Aguirre. Esta conversión, yo la interpreto como un efecto secundario de todo lo que este señor se metió al cuerpo en los años de desmadre. Ya saben que hay drogas que en cada toma se cargan miles de neuronas. Pedro Almodóvar era un tipo capaz de hacer unas películas divertidísimas en las que la gente joven de entonces nos veíamos reflejados. Tenemos amigos comunes y hasta me he tomado alguna caña con él cuando era casi un desconocido. Últimamente su humor se ha ido agriando, ahora es una persona, creo, aislada del mundo de la calle, del que sacaba toda su inspiración, y eso se nota en la temática de sus películas, que antes yo me apresuraba a ver el día del estreno. Ahora he de confesar que no he visto ninguna desde la estupenda Volver. El papel de Almodóvar en aquellos años, lo cubre ahora Paco León, que ha dirigido ya tres películas muy buenas. La última se llama Kiki, la vi ayer en el cine y es bastante divertida, aunque no supera a las otras dos: Carmina o revienta y, sobre todo, Carmina y amén, que es cojonuda.  

Lo que sí les puedo asegurar es que el dinero no está entre los objetivos por los que Pedro Almodóvar dirige su vida. De la parte financiera se ocupa su hermano Agustín, a quien conozco un poco más, lo suficiente como para afirmar sin ninguna duda que es un buenazo. Lo debe de estar pasando mal estos días y desde aquí le mando un abrazo. Es él quién habrá de dar las explicaciones que estime pertinentes, pero no me cuesta mucho imaginar que, sobre el hecho innegable de que todo lo que idea su hermano se convierte en una fuente de dinero (como todo lo que ideaba David Bowie), se echó sobre sus espaldas la tarea de invertir adecuadamente ese chorro de millones. No siendo economista, sino profesor de instituto, tuvo que hacer un cursillo acelerado y, tal vez, en 1991 se cruzó en su camino uno de esos asesores de los que he hablado más arriba y le convenció de abrir una de esas sociedades offshore. Tardó tres años en darse cuenta de que aquello era un marrón potencial y cerró el chiringuito. Hace más de veinte años de ello. Pero, como digo, esta es una simple hipótesis, basada en mi convicción de que es una buena persona, y habrá de ser él el que se explique.

Este es el mundo que nos ha tocado vivir. Un lugar donde, en cuanto rascas, sale mierda. Y encima en un país con unos políticos incapaces de sentarse a pactar un gobierno que nos libre de una vez de ese señor del que ustedes me hablan, persona non grata en mi blog y en Pontevedra. Menos mal que ayer volvió a perder el Barça, una de las pocas alegrías que nos está dando el bisiesto este de los cojones. Mañana más.

viernes, 8 de abril de 2016

491. El regreso de Polly Jean

Bueno, el 15 de abril se publica el nuevo disco de Polly Jean, después de cinco años de silencio, en lo que podemos calificar como el acontecimiento de lo que llevamos de año en el mundo del rock. La verdad es que es una vergüenza que lleve yo cerca de quinientos textos sin haber mencionado siquiera a la extraordinaria Polly Jean Harvey, más conocida por su nombre abreviado que constituye también su marca artística: P.J.Harvey. Esta mujer es el rock en estado puro, es energía, es femineidad, es talento, es arte. Este post es un homenaje a una artista, que lleva más de veinte años en la primera línea del rock. P.J es una inglesa, menuda, de voz poderosa, gran guitarrista, que toca todos los instrumentos y además es escultora, poetisa y no sé cuantas cosas más. Este post va a ser eminentemente musical y vamos a empezar por un video de sus comienzos, cuando componía una especie de post-punk y hacía bandera de no arreglarse nada, es decir, no pintarse, vestirse de negro, etc. La grabación es en un concierto de 1992 y para verlo (caprichos del Youtube), han de pinchar AQUÍ. Un consejo: pónganla en pantalla grande.

En fin. De esta mujer se dijo enseguida que era la sucesora de Patty Smith y la verdad es que esta canción que hemos escuchado, podría recordar un poco a las armonías y los atuendos de la gran musa de la contracultura neoyorkina. Lo que pasa es que P.J es volátil. Puede reconvertirse y acaba siendo ella en todas sus versiones. ¿Que quieren que me ponga guapa y hasta enseñe un poco una teta, para ser famosa? Pues nada. Sin problemas. Pero yo sigo haciendo rock del bueno, con letras profundas, agresivas e impactantes. Para ver este otro vídeo, pinchen ahora AQUÍ.

Seguro que esta vez se la han puesto en pantalla grande, sin que les diga yo nada. ¿No están ya enamorados de esta mujer? P.J es una mujer libre y urbana, que puede salir por la noche por la ciudad y mostrarse tan relajada como en este otro temazo. Otra vez a pinchar AQUÍ.

Bien, hemos hablado de las letras. Esta mujer dice lo que le da la gana. Y no se anda con chiquitas a la hora de insultar a ciertos hombres (algo le habrán hecho). A esta no le vale con esas gilipolleces de decir todo el rato los vascos y vascas, como Ibarreche y como dicen ahora todos los políticos de todos los partidos. Escuchen y vean este nuevo vídeo. La canción se titula Who the fuck (You think you are) y eso es lo que precisamente vocifera  Polly Jean: ¿Quién cojones te crees que eres? En la parte final lo deja muy claro: FUCK... YOU... FUCK...YOU. O sea: jódete... tú. A pinchar AQUÍ.

Los críticos con esta mujer la acusan de narcisista, histriónica, exagerada y numerera. Tal vez es por todo eso por lo que yo la adoro. Porque yo también soy histriónico y todo lo demás. Joder, no vamos a pasar por la vida de puntillas. Ahora viene un plato todavía más fuerte. La canción Rid of me (Deshacerte de mí) es el grito desesperado de la mujer hacia el macho que pretende dejarla, que se ha aburrido de su amor, que quiere deshacerse de ella. Tiene un estribillo inequívoco: Lick my legs/I'm in fire/Lick my legs /I'm desire. Es decir: lame mis piernas, estoy ardiendo, lame mis piernas, soy deseo. Hay que tener muchos ovarios para cantar eso frente a decenas de miles de espectadores. El vídeo está grabado en Sidney (Australia) durante su festival de 2001. Fíjense en un detalle: cómo esta mujer se aparta del micrófono cuando entona el tremendo estribillo, para poderlo gritar, mientras se acerca en las partes más susurradas. Hasta estos detalles controla esta gran artista. Esta vez el Youtube se porta bien y no han de pinchar. Abajo sale el vídeo. Disfrútenlo.

    
Y qué ha hecho esta mujer en los últimos cinco años. Pues viajar con su pareja, el fotógrafo Seamus Murphy, por lugares como Afganistan, el Kosovo o los barrios más marginales de determinadas ciudades, entre ellas Washington D.C. Fruto de esta inmersión en el lado oscuro de nuestro desgraciado mundo, ambos han publicado un libro conjunto, en donde se alternan las fotos de Seamus, con los últimos poemas de P.J. En España se tradujo y puso a la venta el año pasado, a cargo de la editorial Sexto Piso. El Libro se llama El Hueco de la mano. Y, como les digo, este día 15 de abril saldrá a la venta el último disco de este portento de mujer. Su nombre: The Hope Six Demolition Project. ¿Van a esperar mucho para irlo a comprar? De postre les dejo un tema algo más tranquilo, pero igualmente inquietante. Que pasen un buen finde.