viernes, 29 de mayo de 2015

385. Unas horas con Padura

El lunes post electoral, tuvimos una especie de actividad extraescolar en nuestro club literario Billar de Letras. Aprovechando que el gran escritor cubano Leonardo Padura debía hacer una larga escala en Madrid, en el viaje de regreso a su tierra tras una estancia en Israel para promocionar alguno de sus libros, el director del club, mi buen amigo Ronaldo Menéndez, organizó una velada para los que quisiéramos estar un rato con él y charlar de literatura o de lo que fuera. No hace falta que les diga que me apresuré a apuntarme, antes de que se agotaran las plazas. El club tiene dos turnos y la sala donde celebramos las sesiones no da para albergar a todos nosotros. Padura acudió puntual, acompañado de su mujer, Lucía, su mejor colaboradora.

Padura es un hombre pausado, reflexivo, dialogante, que escucha con paciencia y argumenta sus respuestas. Conversador incansable, estuvimos tres horas y media con él, la última parte en torno a unas cervezas, y no seguimos porque ya se tenía que ir al aeropuerto. Como quizá sepan, este hombre es el autor de El hombre que amaba a los perros, sin dudarlo el libro que más me ha impactado en los últimos años. Padura empezó su andadura literaria con una serie de novelas policiacas, protagonizadas por un policía cubano que se llama Mario Conde (nada que ver con su homónimo el banquero), de la que lleva por lo menos seis entregas. Pero con El hombre que amaba a los perros, su carrera dio un salto cualitativo gigantesco. Su posterior novela Herejes, que gira en torno a un viejo cuadro de Rembrandt, mantiene el nivel, según me dicen (yo no la he leído todavía).

Leonardo Padura nos habló de cuestiones técnicas, cómo se documenta, cómo construye sus personajes, cómo trabaja. Nos dijo que se considera un privilegiado por poder vivir de la literatura, aunque es un trabajador incansable. También es guionista de cine (al alimón con su mujer) y periodista, ocupaciones de las que saca algunos ingresos complementarios. Para un libro como El hombre… se documenta obsesivamente, busca todos los textos sobre el tema, rastrea noticias en los periódicos de la época, intenta entrevistar a los hijos, parientes, compañeros y hasta conocidos de los personajes reales de los que habla. Luego escribe de corrido y, cuando tiene terminado el primer texto, lo relee una y otra vez hasta que lo deja a su gusto. El libro del que hablamos es el resultado de cinco años de trabajo (Herejes le costó cuatro).

Para quien no lo conozca, El hombre que amaba a los perros analiza exhaustivamente el asesinato de Trotsky en México, para lo cual desarrolla tres líneas narrativas. En una de ellas va siguiendo a Trotsky a partir de su destierro en Kazajstán, de donde pasa a Turquía, Francia, Noruega y México. El gran enemigo de Trotsky es Stalin, uno de los mayores asesinos de la historia. En una de las últimas ocasiones en que a Trotsky se le autorizó a intervenir en el Comité Central, le dijo a Stalin, delante de todo el mundo, que era el sepulturero de la revolución rusa. Nunca le perdonará este insulto. Primero lo destierra, luego lo persigue y no cejará en su empeño hasta que consigue matarlo. Por otro lado, también persigue con saña a todos sus familiares directos, colaboradores, partidarios y a cualquiera que se refiera a él en términos amables.

La segunda línea del libro sigue a Ramón Mercader, el hombre que finalmente lo matará, desde su juventud en la guerra española, en las milicias comunistas catalanas, en donde es seleccionado para ser infiltrado en el círculo más íntimo de Trotsky. Según nos contó Padura, en los 40, estaban en México al menos seis tipos preparados para matar a Trotsky, entrenados igual que Mercader. Todos eran españoles. Y los otros cinco se quitaron rápidamente de en medio, se sumergieron en el anonimato y nada se sabe de ellos. Supongo que tuvieron que cuidarse para que Stalin no los matara a ellos, como solía hacer con cualquiera que supiera.

Pero en paralelo, el libro recorre una tercera línea, la de un personaje cubano, más o menos de la edad de Padura (y la mía). Es un veterinario de provincias, escritor frustrado en su juventud, que sirve de nexo entre las otras historias, a partir de su observación de un extraño personaje, que cada día pasea por la playa a una pareja de perros. Nuestro veterinario identifica a estos perros como galgos rusos, un animal que no hay en Cuba, traba conversación con él y poco a poco va averiguando la información que atesora este enigmático personaje, el hombre que amaba a los perros. Este tercer relato es uno de los análisis más demoledores que he leído sobre la situación cubana. Además, no viene de alguien que odia al régimen, como Reinaldo Arenas y los anticastristas de Miami. Entre estos, Padura es visto como un escritor afín al castrismo.

A una pregunta mía, respondió que el libro sí se había publicado en Cuba, pero que la industria editorial de allí es tan incipiente y artesanal que sólo había aparecido una exigua primera edición que se agotó enseguida. Después ya no salió ninguna más. De todas formas, creo que un libro tan critico como ese con el franquismo no hubiera llegado a las librerías de la época. Otra compañera le hizo una pregunta más precisa: ¿Cómo es tu relación con el régimen? Es decir: ¿te persiguen, te putean, te ignoran, te consienten, te protegen, te alaban, o qué? Respuesta: Todas esas cosas a la vez, en paralelo. Su situación se rige por un equilibrio delicado. El régimen juega con él a la invisibilidad a nivel interno: no sale en televisión, no le entrevista la prensa. A la vez, él actúa de manera prudente, trabaja en silencio y no da el coñazo.

El régimen sabe que se trata de una figura literaria internacional, a quien no conviene fastidiar. Y además, él es un hombre que proviene de las propias filas de la revolución. Que se limita a narrar el desencanto de una generación, la suya, la de aquellos que sumaron su esfuerzo incondicional a una aventura que les ilusionaba, y devinieron en críticos ante la deriva autoritaria del sistema. Una generación frustrada, en sus propias palabras. Padura, portavoz de esa generación frustrada, ha sido lo suficientemente hábil y diplomático como para conseguir un estatus en el que no se le ponen trabas para entrar y salir del país. Eso le permite atender sus continuos compromisos internacionales. En esas salidas se cuida de criticar al régimen más de lo necesario. Ambas partes han alcanzado un statu quo basado en el respeto mutuo.

Cuando le preguntamos cómo fue que se hizo escritor, nos contó algo sorprendente, que da una idea precisa de su carácter, de su sencillez y proximidad. En sus propias palabras, él no fue un escritor precoz, de esos que redactan folios a los 12 o 13 años y se los enseñan a su padre o a su hermano mayor. Por el contrario, él, hasta los 18, no pensaba más que en una cosa: béisbol. En esa tesitura se le planteó la posibilidad de entrar en la Universidad de La Habana (tenía calificaciones escolares para ello). Y decidió que estudiaría Periodismo, con la única intención de convertirse en periodista deportivo y escribir sobre béisbol. Pero aquí se produjo uno de esos giros del destino que deciden las vidas de las personas. Ese año, el régimen decidió suprimir temporalmente la carrera de Periodismo, con el argumento de que ya había demasiados periodistas en el país. Decisión bastante reveladora de cómo es el contexto en que se desenvuelven los cubanos. Padura optó entonces por estudiar Literatura, pensando que sería lo más parecido al periodismo. Y descubrió un mundo nuevo y apasionante, empezó a leer de manera compulsiva y luego a escribir.

Así nos lo contó y no creo que le moleste que lo revele en este blog. Al final, estuvimos un rato charlando (abajo les pongo una foto) y les resumo algunas de las cosas que contó de su país. Hasta 1990, Cuba contaba con una subvención importante del lado soviético (saben que yo visité la isla en 1988). En ese tiempo la población estaba socialmente igualada en una pobreza discreta, digna y homogénea, no miserable. En los 90, la situación económica se deterioró a niveles tremendos. Luego, sucesivas aperturas del régimen han generado una creciente polarización social. Ahora hay gente que regenta pequeños negocios y prospera (allí, el que gana 5.000 dólares anuales es un potentado). A la vez han surgido villas miseria en torno a La Habana, como en cualquier capital de Latinoamérica. Allí acuden los de Oriente, a trabajar en la construcción en condiciones precarias. Huyen del hambre que afecta a las comarcas rurales y viven en agrupaciones de chabolas, con suelo de tierra y techo de lata. En La Habana se les conoce como los palestinos. Ese es el mundo en el que se desarrolla la nueva novela que prepara Padura.

En las últimas entregas de su serie policiaca, Mario Conde ha dejado la policía y ha montado un pequeño negocio de compraventa de libros viejos, con el que se gana la vida. Pero le siguen buscando para investigar privadamente algún caso, algo ahora factible. Ese tipo de negocios surgieron a partir de la crisis de los 90. La gente había de vender sus libros para poder comer, y luego los propios muebles de sus bibliotecas. Padura tiene un amigo, llamado Barbarito (tantos en Cuba se llaman así), que regenta un negocio de ese tipo y es capaz de conseguirte cualquier libro que le pidas. En el anterior viaje al extranjero, Padura le llevó un buen regalo: una primera edición de un códice medieval especialmente valioso. Esta vez le llevaba algo mucho mejor: un bidón de aceite de oliva. La penuria económica ha hecho que los cubanos se estrujen el cerebro para sobrevivir. Y esas rutinas, basadas en la picaresca, se mantienen. Por ejemplo, el próspero propietario de un restaurante exitoso, consigue las gambas a partir de un pescador clandestino y ha de sobornar a los de la vigilancia costera para que miren a otro lado. Y paga a un tipo para que esté fuera en la puerta y facilite el aparcamiento.

Este tipo de prácticas habrán de ir languideciendo forzosamente, a medida que el contexto se vaya regularizando y abriendo. El nuevo acuerdo con USA ha sorprendido a los cubanos, que de ninguna forma se lo esperaban y asistieron atónitos a la información en televisión. Ahora es un tema que se vive con una cierta ilusión. Hay muchas familias separadas, que tendrán mayor facilidad para visitarse. Y se prevé una avalancha de turismo yanqui, para la que no hay infraestructura hotelera, ni de carreteras, ni de ningún tipo. Ni siquiera hay agua embotellada suficiente para atender a esa demanda potencial. Historias del presente cubano, que Leonardo Padura nos fue desgranando pausadamente, con su tranquilidad proverbial. Este hombre ama a su tierra sin condiciones. Una tierra de la que extrae el material del que se nutre su narrativa. Un país que le permite dedicarse al oficio que un día abrazó con pasión. Su prosa se ajusta a lo que Unamuno exigía a la verdadera literatura: es un intento de buscar lo universal en las entrañas de lo cotidiano. Que pasen ustedes un buen fin de semana.




jueves, 28 de mayo de 2015

384. Esperanza desencadenada

No da uno abasto, con tantos sobresaltos. El desenlace de las elecciones locales del domingo en Madrid, fue tan reñido, emocionante e incierto hasta el final, como el de la liga del Dépor. En los primeros recuentos, Carmena y Aguirre iban empatadas a 20 concejales, con el PSOE y Ciudadanos bastante lejos. Pero Esperanza empezó a remontar, llegó a los 21 y siguió aumentando la diferencia. Al final, le faltaron 10.000 votos para sacar el concejal decisivo. Una miseria. Por eso está tan rabiosa. Yo, hasta que no vea a la señora Carmena con el cetro de mando municipal, no respiraré tranquilo, que las huestes de Aguirre (La cólera de Dios) deben estar echando humo, urdiendo algún posible tamayazo o similar para revertir la situación. Como ya he dicho, Carmena y Carmona harán bien en atar corto a sus huestes, que incluso a Cristo le salió un Judas y aquí basta con un solo concejal que flojee en sus convicciones para que se vaya todo a la mierda. Luego no digan que no les avisé.

Hace más de dos años, casi con el blog recién inaugurado, me vi sorprendido por el anuncio de la dimisión de Esperanza como presidenta de Madrid y le dediqué un texto no demasiado crítico, en el que hasta deslizaba un cierto componente admirativo hacia la potencia del personaje. Era yo tan ingenuo que me creí que la despedida era real y definitiva, y ya saben que en el fondo soy un sentimental (en estos momentos estoy cocinando algo similar sobre Botella, de quien creo que sí que se va de verdad). Lo cierto es que todo lo que dije entonces, me parece que puede sostenerse sin demasiado bochorno. Les pido que lo relean, porque allí mantenía yo la teoría de que a esta señora la bronca le pone, que la gresca es lo que la revitaliza. Que su puesto de presidenta era un aburrimiento desde que se había ido Gallardón de la alcaldía y ya no podía dar patadas en la espinilla a contrincantes de su talla. AQUÍ tienen el texto citado.

Pero resultó que esta señora no estaba muerta (políticamente). Lo que estaba es mal enterrada. Esperanza representa una ideología política que casi no tiene cabida ni en el PP, y por eso Rajoy la quiere mandar a su casa, pero no lo acaba de conseguir. Una ideología que yo he llamado el liberal-esperancismo. Eso no es liberalismo. Yo, por ejemplo, me considero bastante liberal. Creo en el libre mercado. Pero el libre mercado, tal como dijo hace mucho Karl Popper, ha de estar regulado. Por unas normas justas que garanticen la libre competencia. Lo que quiere esta señora no es eso. Esta señora quiere la desregulación, es decir, la ausencia de normas. El río revuelto, que valga todo. Eso sin duda favorece a los poderosos, a los amigos del que está en el poder y a los enchufados. Los carromeros y pequeñonicolases.

Por supuesto, la ausencia de unas normas que regulen la competencia justa e igual para todos, favorece a los más grandes. En la jungla, el pez grande se come al chico. En un contexto desregulado pululan a sus anchas tipos como Florentino o Villar Mir. Este último se ha apresurado a declarar que está muy preocupado por la nueva situación. No me extraña. Con la señora Carmena en la alcaldía no va a poder seguir haciendo operaciones Canalejas impunemente. Por cierto, ¿saben ustedes que aspecto tiene este Villar Mir? No se deja ver demasiado. Tampoco es de extrañar. Abajo tienen su foto. Comprobarán que está echando una pinta cada vez más próxima a la del abuelo de la Familia Monster.


Pero la campaña nos ha dejado cosas muy interesantes. Si leen mis opiniones en su arranque, yo estaba convencido de que ganaría holgadamente Aguirre. Luego empecé a dudarlo, porque la vi muy nerviosa y desquiciada. En su debate con Carmena todo el mundo pudo contemplar a una señora maleducada, crispada, agresiva e insultona, enfrentada a una mujer calmada, serena, que no se inmutaba con los ataques, que respondía con tranquilidad, cultura y saber estar. Al final, le han faltado 10.000 votos. Cifuentes ha sacado 5.000 votos más que ella, en la ciudad de Madrid. Y los otros 5.000 que le faltan a lo mejor son votantes del PP que han optado por la abstención. Esperanza los ha asustado a todos. Mi impresión es que el tema lo ha cagado ella, que partía de unas condiciones perfectas para haber sacado un mejor resultado, pero que su campaña ha sido casposa, franquista y basta. Y este país ha cambiado. Eso ya no gusta. Cifuentes es más educada y encima tiene el cuajo de hacer campaña por el PP enseñando un tatuaje que tiene en el culo.

Esperanza ha perdido las elecciones ella sola, por muy poco, porque encima le ha hecho a Carmena la mejor campaña. Y gratis. Cuanto más la insultaba, más gente la conocía y la escuchaba. Yo hace un par de meses, hombre, no puedo decir que no me sonara la juez Carmena, pero no le ponía cara. Ahora todo el mundo la conoce, gracias a Esperanza. Y para colmo de males, unos días antes de las votaciones salió a la luz la declaración de la renta de Aguirre. Y más de uno de los que votan al PP desde las clases humildes se ha sentido estafado y escandalizado. Este es un asunto muy raro. Yo pensé que la filtración venía de Montoro, es decir, de Rajoy. O sea: fuego amigo, que es el más peligroso. Pero conocidos que tengo en la Agencia Tributaria me dicen que es imposible, que no hay rastro de ello y que con los sistemas actuales es imposible entrar en los datos de un contribuyente sin dejar rastro.

Desde el entorno del Gobierno de Rajoy se dice que ha sido la propia Esperanza o alguien de su círculo más íntimo, quien ha filtrado la declaración. Yo no me lo creo. ¿Qué objeto podría tener? ¿Qué se hable de ella aunque sea mal? ¿Mostrarse como víctima de una persecución? Me parece demasiado maquiavélico. Pero no puede descartarse, con este personaje. Las reacciones posteriores lo que vienen a demostrar es que esta señora se ha vuelto loca. Primero ha intentado acercarse a Carmona para hacer un frente antiCarmena. Luego ha ofrecido asociarse a Carmena, siempre que se garantice que no va a haber propuestas soviéticas en los barrios (sic). Por si le quedaba alguna mala cualidad por mostrar, ahora está demostrando que tiene muy mal perder. Debería cuidarse un poco, no sea que le vaya a dar un ictus. Que la cólera es muy mala para la salud.

Lejos quedan los tiempos en que controlaba el cotarro con solvencia, desde su puesto de presidenta regional. Abajo les pongo una foto histórica. La señora Aguirre retoca su maquillaje, rodeada de sus más fieles. De izquierda a derecha: Granados (actual inquilino de la cárcel que él mismo inauguró), Prada, que por entonces ignoraba que los otros lo espiaban usando a las fuerzas del orden público, López Viejo, multi-imputado y reconocido por todos como el más chorizo, y por último, Güemes, yerno del corrupto Fabra y marido de la ínclita Andreita, que tras impulsar la privatización sanitaria apareció en la nómina de las empresas concesionarias de dicha privatización, igual que su predecesor Lamela. Menuda banda. Da gloria verlos.




En fin, como funcionario municipal, es posible que los nuevos me jodan. En el mejor de los casos, puede que tarden tanto en enterarse de por dónde van los tiros que, para cuando se empiecen a aclarar, yo ya esté a las puertas del retiro. Pero, como ciudadano de Madrid, siento un alivio infinito (aun no definitivo, porque la señora Aguirre es como esos bichos que pisas y nunca se mueren del todo). Esta ciudad ya ha sufrido bastante durante 26 años de gobierno de la derecha. Ya tocaba cambiar. Y, sin dudarlo: Madrid no se merece una alcaldesa como Esperanza. Ella lo lleva muy mal pero, parafraseando a la señora Güemes, pues eso: ya saben cual fue la frase que la hizo famosa. Sean Buenos. La publicación de este post se me ha ido de fecha por 5 minutos. Es que he parado de escribir para ver la Final de la Europa Ligue, que estaba muy emocionante. Una vez más han ganado los buenos. Seguimos en racha.
   

lunes, 25 de mayo de 2015

383. ¡Puídose, carallo!

Traducido al román paladino: sí, se pudo. Necesitábamos dos milagros este fin de semana y los dos se han producido. Por los pelos, pero se han dado. Y no tengan ninguna duda de que ha sido cosa de San Benitiño de Lérez. En este blog ya habíamos probado una eficacia notable al contribuir a la salvación de nuestra Teresiña de Becerreá, gravemente enferma de ébola. Ahora no me lo pueden negar: si no llega a ser por nuestra invocación a San Benitiño, en este momento tendríamos al Dépor en Segunda y a Esperanza bailando el chotis con mantilla y teja. ¡¡¡¡Loor a San Benitiño, Aleluya, Evohé, Evohé!!!!

Lo malo es que le hemos pedido tanto trabajo y desvelos que se ha quedado agotado y no le ha llegado la mano para que pillemos la Comunidad de Madrid. Aunque todavía hay chances, si los de Ciudadanos se enrollan y le aplican a la señora Cifuentes la misma medicina que a Susana Díaz. Sería una muestra de coherencia. Lo que pasa es que, si le exigen que elimine de su lista a los corruptos, a lo mejor hasta lo agradece y todo, que doña Esperanza aprovechó la lista de Cifuentes para colarle a toda la purrela que no quería en la suya. (DRAE: purrela: lo que queda, una vez seleccionado y separado lo bueno y aprovechable). Veremos. Y ojo con la señora Aguirre, que puede que ande maquinando algún tamayazo. Esperemos que Carmena y Carmona controlen sus cotarros respectivos.

Pero vayamos por partes. Mi advocación a San Benitiño de Lérez se produjo en el Post #376, publicado el 6 de mayo. Tras ese día, el Dépor jugó tres partidos y ya desde el primero se empezaron a producir cosas raras que nadie entendió, excepto yo (por mi confianza en San Benitiño). El primer partido fue en San Mamés, contra el Athletic Club de Bilbao, que se jugaba su presencia en competición europea para el año que viene. Ya hemos dicho que el Dépor de este año es un equipo muy malo, sólo superior al Córdoba. Por cierto, el Córdoba, que ha batido records negativos en nuestra Liga, ha perdido al menos uno de los dos partidos que ha tenido que jugar con todos y cada uno de sus rivales de la Liga. ¿Con todos? No. Hay un equipo que no le pudo ganar. El único. Ya se imaginan quien fue. El Dépor empató a cero en Córdoba y a uno en Riazor. Iba perdiendo 0-1 y a punto de que le metieran cuatro, cuando uno del Córdoba se metió un autogol con el culo, hecho debidamente comentado en el blog.

Con estos antecedentes, el Athletic salió a San Mamés dispuesto a solventar el asunto por la vía rápida. Muy pronto metieron el primer gol: 1-0. Entonces el Dépor pasó a dominar el partido. ¿Cómo es posible? Pues es una cuestión psicológica. Estamos a final de temporada, los futbolistas están muy cascados y tienen ya unas ganas enormes de irse a la playa. Los del Athletic empezaron a dejar hacer al Dépor, convencidos de que unos tipos tan mantas serían incapaces de meter un gol. Aquí vino la primera cosa rara. Al borde del descanso, el Dépor metió un gol legal. Bergantiños le ganó la posición a Mikel Rico y remató de cabeza. Pero el árbitro lo anuló. Nadie sabe por qué. El propio Mikel Rico confesó que a él no le había empujado nadie. Todo el mundo estaba perplejo: el público, los del Athletic y los del Dépor, indignadísimos de que, con lo que les cuesta meter un gol, encima se lo anulen.

¿Qué extraño barrunto pasó por la cabeza del árbitro, para que anulara ese gol? Yo tengo la respuesta: esta fue la primera intervención de San Benitiño. Si los equipos se llegan a ir al descanso con resultado de 1-1, el Athletic se hubiera puesto las pilas en la segunda parte y el partido habría acabado 4-1. Como el marcador se mantuvo en 1-0, los vascos siguieron vagueando y pensando en la playa. Aún así, tiraron a puerta varias veces, pero allí estaba San Fabricio, que completa el santoral del club. Y eso llevó al último segundo del descuento: en ese instante mágico, Lopo cabeceó a puerta y marcó. Era el guión previsto por San Benitiño: el Athletic ya no tenía tiempo material para volver a marcar.

Una semana después, el Depor ganó cómodamente en su casa al Levante, que no se jugaba nada y tenía ya al personal pensando en qué sombrillas comprarse. Si se hubieran dado otros resultados, el Dépor se habría salvado en esa jornada, pero San Benitiño quería dar emoción hasta el último aliento. La capacidad como guionista de este nuestro santo milagreiro es digna de Scorsese. Y así llegó la jornada de este sábado. El desafío era descomunal. El Dépor debía sacar al menos un punto, en su enfrentamiento con el mejor equipo de España, y quizá del mundo (el Barça). A menos que el Eibar fuese incapaz de ganar al peor equipo de España, y quizá de Europa (el Córdoba). Pero aquí había intervenido ya por segunda vez San Benitiño.

Porque una semana antes, el Barça se había proclamado campeón de Liga. En su partido con el At. Madrid, la dinámica del juego llevaba a un empate a cero, cuando San Benitiño se encarnó en el cuerpo de Messi para marcar el gol que les hacía campeones, también sobre la bocina. Eso nos abría una puerta a la esperanza: el Barça, ya campeón, tal vez sacase frente al Dépor a los juveniles, reservando a sus estrellas para las dos finales que ha de jugar en estos días. Pero la posibilidad de un biscotto se evaporó rápido. Javier Manjarín, ex jugador asturiano del Dépor y colega del actual entrenador, hizo llegar al club un mensaje. Luis Enrique, entrenador asturiano del Barça y amigo suyo de la infancia, es impermeable a sentimentalismos y mamoneos. Él iba a hacer lo que más le conviniera a su club, es decir, reservar a jugadores, sí, pero sacar un equipo capaz de ganarle al Dépor sin despeinarse (algo no muy difícil).

La alineación del Barça confirmó este presagio. Con Messi y Neymar, era suficiente para meternos unos cuantos goles. El resto del equipo, compuesto por suplentes habituales, bastaría para contener los ridículos embates del Dépor, fruto más de su corazón que de su calidad. Así que sólo quedaba encomendarse a que el Córdoba se liara la manta a la cabeza y plantase cara al Eibar. Pero nada más empezar los dos partidos (se jugaban a la vez), marcó el Barça y marcó el Éibar. El Dépor estaba en segunda. Al descanso, el Eibar ya ganaba 3-0, así que esa línea había que darla por perdida. El Dépor seguía perdiendo sólo por 1-0, gracias a San Fabricio, pero se iba al descanso sin haber tirado una sola vez a puerta.  

La tónica siguió en la segunda parte. Ni un acercamiento del Dépor. Machaque continuo del Barça, paradas de San Fabricio y tiros fuera o al poste. Entonces llegó el segundo gol del Barça, algo que caía por su propio peso. Confieso que en ese momento mi esperanza se convirtió en Aguirre, por usar un chascarrillo ya repetido en este Blog. Pero, entonces, el Barça entendió que el trabajo ya estaba hecho, que los mataos que tenía enfrente eran incapaces de revertir la situación y que ya podían empezar a pensar en sus finales. Luis Enrique sacó a calentar a Iniesta, relevo natural de Xavi, que se despedía, para que el público lo ovacionara en su último partido. Fiesta completa. Pero Luis Enrique no contaba con un detalle. En el Dépor no jugaban 11, sino 12. El santo de Lérez preparaba su truco final, digno de un Óscar de Hollywood al guión más endiablado.

El Dépor se fue arriba con fe y corazón y por allí apareció por fin Lucas, el Ulises regresado a su tierra del que hablamos en el Post #296. Con toda su rabia vio llegar el balón, se dio media vuelta y la enchufó a la escuadra. 2-1 y los deportivistas recuperando el ánimo, arengados por Lucas brazos arriba. El fútbol es algo muy psicológico, como ya se ha dicho. El equipo que marca un gol tiene unas descargas de adrenalina, que hacen que se venga arriba. Y el que lo recibe, se queda unos minutos como grogui. En esos minutos extraños, intervino por última vez San Benitiño, para producir una falta a favor del Dépor al borde del área y generar una situación en la que los nuestros tiraban, pegaba en la barrera y les volvía. Y volvían a tirar y volvían a pillar el rechace. Hasta que entró. 2-2. La locura.

El trabajo del santo estaba hecho, y había que dejarle que reservara fuerzas para empujar a la señora Carmena. El resto de la hazaña hay que atribuírselo a los jugadores del Dépor. Quedaban 15 minutos. Se metieron atrás y tuvieron unos cuantos bis-a-bis en susurros con sus contrarios. Los futbolistas son compañeros de profesión y saben cómo manejar estas situaciones. Lopo habló con Xavi (presumiblemente en catalán). Fabricio con su paisano isleño Pedro. Sydney, con su compatriota Neymar. No es difícil imaginar lo que se dijeron. Tíos, dejadlo ya, ya habéis ganado la Liga, ya habéis demostrado que nos podéis ganar con facilidad, ahora relajaros y celebrad vuestra fiesta. Lo cierto es que la imagen de los del Dépor tirados en el campo llorando el descenso, hubiera quedado muy antiestética en la fiesta del Barça.

Los del Dépor empezaron entonces a sufrir súbitas lesiones al menor contacto, para perder tiempo. Y los del Barça no volvieron a tirar a puerta con peligro. Luis Enrique lo entendió y dio por fin la orden de que Iniesta entrara por Xavi, quien tardó una hora en retirarse, saludando a todos entre la estruendosa ovación del público. Eso ayudó a perder aún más tiempo. Al final, Luis Enrique declaró que él es un profesional, que había sacado un equipo capacitado para ganar de calle, pero que el fútbol tiene estas cosas. Y que de diez veces que se hubiera jugado ese mismo partido, el Barça hubiera ganado nueve. Cierto. Pero en este blog habíamos invocado al santo mais milagreiro. Y el santo intervino: en todo el partido el Dépor tiró entre los tres palos dos veces y marcó las dos. Hubo un tercer tiro al palo entre los dos goles. Eso no es algo que suceda normalmente.

Y llegó el éxtasis. La fiesta del Barça, con sus fuegos artificiales y su megafonía, estaba preparada, pero se retrasó todavía un tiempo. Hubo que esperar a que se fueran del campo los del Dépor, que estaban como locos en el centro dando saltos de los llamados de pinchacarneiro y llorando, pero de alegría. Y toda Coruña salió a la calle a celebrar la hazaña. La gente lo había pasado fatal. Con el 2-0 daban al equipo por muerto. Pero, como decimos por allí, non ‘taba morto, que andaba de carallada. En uno de los chats del Dépor colgaron una canción de Peret de mensaje similar. Se la dejo de regalo. De Carmena y Carmona ya tendremos tiempo de hablar. El futuro ha llegado. Hay que estar atentos, que vienen tiempos difíciles y apasionantes. A San Benitiño de Lerez ya lo hemos dejado exhausto, pero aún tenemos a San Benitiño de Rabiño que, según apunta mi amigo Paco Couto, es ainda mais milajreiro. ¡Arre coño! Disfruten del gran Peret.




viernes, 22 de mayo de 2015

382. El viejo Bob cumple 74

Ya lo ven. Hoy toca celebrar el inminente cumpleaños número 74 de Bob Dylan. El gran camaleón que ha cambiado tantas veces de piel: rockero y admirador de Elvis en su adolescencia, convertido al folk por la falta de hondura que apreciaba en el rock de su tiempo, gran poeta beat y compositor de himnos generacionales, ídolo de la contracultura en los primeros 60, cantautor electrificado para horror de los puristas del folk, artista escondido grabando durante meses en un sótano, regreso al primer plano como exitoso cantante amable y padre de familia tranquilo, actor solvente en dos o tres películas, converso al catolicismo con varios discos de murga bíblica, locutor de radio responsable de un programa modélico y divertido. Todo lo que se puedan imaginar. El tipo no para. Se podría hacer un blog exclusivo de Bob Dylan y no bastaría con tres textos semanales.

Su último disco (febrero de este año) nos lo muestra cantando diez viejos temas de Frank Sinatra, con voz cascada de abuelo. Seguramente finge un agotamiento vital que no siente, para ganar un poco más de dinero. Si a Leonard Cohen le ha funcionado el invento, por qué no intentarlo. Pero un judío como él no se rinde nunca y me lo imagino descojonándose de risa ante la condescendencia compasiva de sus oyentes. Los judíos, como Bob, Woody Allen y tantos otros, son gente especial. Si no la han visto, les recomiendo una película reciente: La Fiesta de Despedida. Se desarrolla toda ella en una residencia de ancianos muy ancianos, en alguna ciudad de Israel. A algunos de ellos se les ocurre promocionar y poner en práctica una forma de eutanasia, para evitar sufrimientos a los colegas terminales y montan una especie de comando, que basa sus actuaciones en las habilidades de un antiguo mecánico, que es un chapuzas. Las aventuras de este grupo disparatado de viejos colegas, son desternillantes, a pesar de lo serio del tema de fondo. Sólo los judíos son capaces de bromear con un asunto como ese con emotividad, con respeto y sin olvidar el toque cariñoso con los personajes.

También les he hablado del libro El Pentateuco de Isaac, en el que Angel Wagenstein (que por cierto tiene 92 años) cuenta las aventuras de un personaje que sólo podría ser judío, a quien su sentido del humor le ayuda a pasar mejor por el terrible siglo XX, holocausto incluido. Como los que no lo hayan leído ya no creo que vayan a hacerlo, les desvelo una pequeña historia que se cuenta en este libro, para que vean de que hablo. En un momento dado, el protagonista, superviviente de un campo nazi, es confundido por los soviéticos con un infiltrado alemán, detenido y enviado a un Gulag. Allí, como domina todos los idiomas del mundo, termina como intérprete de los coroneles y mariscales alemanes presos en el campo, que no saben una palabra de ruso. Estos militarotes, creen que el tipo es un simple cabo de su antiguo ejército y empiezan a pedirle que les lustre las botas y otras tareas humillantes.

Y, de vez en cuando, le piden que traiga té para todos. Nuestro hombre va a la cantina y pide tés para los nazis. Pero, de camino al lugar donde descansan los presos, para un momento tras un murete y orina minuciosamente en todas las tazas. Después de varios días haciéndolo, uno de los nazis le comenta una mañana: ¡Eh! ¡tú! ¿Sabes por qué tiene hoy el té ese sabor tan raro? Respuesta: es que anoche cenamos espárragos. El nazi no entiende nada: ¿Y eso qué coño tiene que ver? Nueva respuesta (muy serio): Ah, señor, las conexiones entre los fenómenos naturales son a veces insondables y sorprendentes. El otro piensa un segundo y luego lo despide con un empujón cariñoso: ¡Anda! vete por ahí, filósofo, que eres un puto filósofo…

Esta historia es muy indicativa del carácter y el humor de los judíos. Valga aquí como regalo de cumpleaños para el viejo Bob, a quien estoy seguro de que le encantaría. Y, entre unas cosas y otras, ya me he gastado medio post sin hablar casi de este señor, que era mi propósito inicial. Cualquiera de las fases de la vida de Bob Dylan es interesante, y tienen ustedes en Internet cientos de artículos biográficos y críticos sobre esta figura gigantesca. Así que me centraré en el período para mí más fascinante: el que transcurre desde que decide dedicarse a cantar con una guitarra acústica y viaja a Nueva York desde su Minnessota natal, hasta su disco Blonde on Blonde. Poco después de la publicación de dicho doble álbum, sufre un accidente de moto y se pasa un tiempo alejado de los focos, recuperándose de sus lesiones, según unos, desintoxicándose de sus anteriores adicciones, según otros y probablemente decidiendo qué hacer con su vida, mientras grababa decenas de nuevas canciones en el sótano de su casa, con su grupo, entonces llamado The Hawks y luego transmutado en The Band. Tras ese lapsus, regresará convertido en tranquilo cantautor de gran éxito. En el fondo, es lo que él quería ser: un músico.


Con 20 años, Bob Dylan viajó a New York en 1961, tras dejar la Universidad de Minneapolis. Tenía la intención de visitar a Woody Guthrie, enfermo terminal de corea de Huntington (terrible enfermedad), ingresado en un psiquiátrico. Quería cantarle la canción que acaba de componerle y que les he puesto un poco más arriba. Y ya se quedó en la Gran Manzana. Dado que el accidente de moto fue en 1966, pues estamos hablando de poco más de cinco años años acelerados y frenéticos, en los que publica nada menos que siete álbumes extraordinarios, el último de ellos doble. Las letras de esta época son magníficas y movieron al mundo literario a promover su candidatura al premio Nóbel de literatura, que supongo que ya nunca ganará. Después de 1966 no volvió a escribir letras de esa altura. Entre sus poemas cantados, varios se convirtieron en himnos de toda una generación: Los tiempos están cambiando, Mr. Tambourine man, It’s a hard rain gonna fall. Como ejemplo de su calidad literaria, les transcribo la letra de una canción significativa: My back pages, que no sé si traducir como mis páginas traseras, la cara de atrás de mis hojas, o mis páginas íntimas y ocultas. 

Crimson flames tied through my ears,                 Llamaradas carmesíes traspasan mis orejas 
rollin' high and mighty traps                                atravesando trampas altas y poderosas 
Pounced with fire on flaming roads                     derribadas con fuego en ardientes carreteras 
using ideas as my maps                                    usando mis ideas como mapa 
"We'll meet on edges, soon," said I                    "Nos encontraremos pronto en las orillas", dije 
proud 'neath heated brow                                   orgulloso bajo mi frente acalorada. 
Ah, but I was so much older then,                      Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, 
I'm younger than that now.                                 Ahora soy más joven que eso 

Half-wracked prejudice leaped forth,                   Prejuicios medio arruinados me saltaban a la vista 
"rip down all hate," I screamed                           “extirpad todo odio” grité 
Lies that life is black and white                           es mentira que la vida sea blanco y negro, 
spoke from my skull, I dreamed                         hablaba desde mi cráneo. Soñé 
Romantic facts of musketeers                           románticas hazañas de mosqueteros 
foundationed deep, somehow                             firmemente asentadas, de algún modo. 
Ah, but I was so much older then,                      Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, 
I'm younger than that now.                                 
Ahora soy más joven que eso 

Girls' faces formed the forward path                   Rostros de muchachas formaban la senda 
from phony jealousy                                          de los falsos  celos 
To memorizing politics of ancient history            memorizando la política de la historia antigua 
Flung down by corpse evangelists,                    echadas abajo por evangelistas cadáveres 
unthought of though somehow                            pensamiento impensable, de algún modo. 
Ah, but I was so much older then,                      Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, 
I'm younger than that now.                                 Ahora soy más joven que eso 

A self-ordained professor's tongue                      La lengua de un profesor autoinvestido 
too serious to fool                                             demasiado seria para engañar 
Spouted out that liberty                                      recita que la libertad 
is just equality in school                                     es sólo igualdad en la escuela 
"Equality," I spoke the word                               “Igualdad”, pronuncié la palabra 
as if a wedding vow                                           como si fuera un voto nupcial. 
Ah, but I was so much older then,                      Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, 
I'm younger than that now.                                 Ahora soy más joven que eso 

In a soldier's stance, I aimed my hand               Con porte marcial guié mi mano 
at the mongrel dogs who teach                          hacia los perros callejeros que enseñaban 
Fearing not that I'd become my enemy               sin temer convertirme en mi propio enemigo 
in the instant that I preach                                 en el momento mismo en que predique, 
My existence led by confusion boats,                 mi existencia se guió por barcos en confusión 
mutiny from stern to bow                                   amotinados de proa a popa. 
Ah, but I was so much older then,                      Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, 
I'm younger than that now.                                 
Ahora soy más joven que eso 

Yes, my guard stood hard                                 Sí, mi guardia se mantuvo firme 
when abstract threats too noble to neglect         ante amenazas abstractas, demasiado noble                                                                                para ignorarlas
Deceived me into thinking                                 y me engañaron para que pensara 
I had something to protect                                que tenía algo que proteger 
Good and bad, I define these terms                   el bien o el mal, yo definí esos términos, 
quite clear, no doubt, somehow                         bastante claramente, sin duda, de algún modo
Ah, but I was so much older then,                     Ah, pero yo era mucho más viejo entonces 
I'm younger than that now.                                Ahora soy más joven que eso.

Díganme ahora: ¿han escuchado alguna canción rock con letras que se acerquen siquiera a esto? Dylan es el más grande. En cuestión de letras, el primero es Dylan, el segundo (así como a varios kilómetros de distancia) es Leonard Cohen, y luego, a años luz, todos los demás. Hay entre sus canciones hermosas historias de amor y desamor llenas de sensibilidad. Les destaco ésta, también de la misma época: Don't think twice, it's allright. No lo pienses dos veces, esta bien. El vídeo que les pongo es reciente e ilustra la melodía con una serie de imágenes de trenes de cercanías y calles de Londres a comienzos de los 60, muy adecuadas como fondo de esta preciosa canción.


Por otra parte, Bob fue siempre un innovador. Abajo les pongo el vídeo del Subterranean Homesick Blues, editado en 1965, considerado como el primer vídeo musical moderno. Sus creadores siempre dijeron que la idea y el guión de este vídeo eran del propio Bob. Por cierto, les reto a que identifiquen al tipo que sale en la parte de la izquierda hablando con un vecino. También es una innovación: posiblemente uno de los primeros cameos de la historia.


Bueno, supongo que lo han adivinado. Efectivamente, se trata nada menos que de Allen Ginsberg, el mejor de los poetas de la generación beat. En fin, hemos escuchado su música, hemos desgranado sus letras, hemos visto sus vídeos. Queda ponerles unas fotos, para que vean la evolución del personaje.

                                Aquí el joven trovador recién llegado a New York.

                     Aquí el folk singer travestido de estrella de rock, vestido en Carnaby y abucheado por los puristas en Newport y otros festivales.

Aquí el cantante de éxito y tranquilo padre de familia.

Aquí como actor en Pat Garret and Billy the Kid.

Aquí el veterano que se resiste a desaparecer de las listas de éxito.

Y aquí el abuelo que versionea a Frank Sinatra.

Toda una vida. Pasado mañana, día 24, día de elecciones locales, este señor cumple los 74. Hoy le hemos dedicado este pequeño tributo, a modo de jornada de reflexión, que ya estamos hartos de la campaña electoral. En mi despacho (bueno, yo ya no tengo despacho, sino una especie de chiquero entre estanterías), tengo colgado desde hace unos meses un mensaje colorido, con una frase de Dylan. Esa que dice: “So you better start swimming or you’ll sink like a stone, ‘cause the times they are changing”. Es decir: Empiecen ya a nadar, o se hundirán como una piedra, porque los tiempos están cambiando. Como saben, yo llevo nadando desde el verano pasado. No sólo nadando, sino además guardando la ropa. En el próximo post ya podremos saber si los tiempos han cambiado de verdad o es la misma mierda otra vez. Y conoceremos también en qué división jugará el Dépor el año que viene. Que ustedes lo pasen bien, en este fin de semana decisivo y apasionante. No dejen de votar. Y voten bien. 


miércoles, 20 de mayo de 2015

381. VOTEN, COÑO

saca la red,
hermano, saca la red,
 que ya ha salido la luna,
 no la vayas a coger

Valgan estos versos como homenaje al guitarrista y cantaor Manuel Molina, que murió ayer en Sevilla. Con su pareja Lole Montoya, formó una pareja innovadora que trajo aire fresco al flamenco, allá por los setenta, hace ya cuarenta años, que tiene cojones cómo pasa el tiempo. Aquí les dejo un video bastante más reciente de la pareja, para que vean la hondura y el sentimiento de su música.


Descanse en paz, como suele decirse en estas ocasiones. Lo cierto es que este buen hombre tenía 67 años y estaba bien hasta que, hace unos meses, le detectaron un cáncer. Y decidió que no se trataba, que no quería que le mareasen los médicos, total para morirse igual. Una decisión respetable. No quiero dar la murga ni herir sensibilidades, pero ¿han pensado seriamente en la posibilidad de que exista un Dios que ande por ahí arriba distribuyendo la suerte de las personas? Tú, un cáncer. Tú, un infarto. Tú, te quedas en coma 40 años, como esa mujer de la India que ha salido en la prensa. Convendrán conmigo en que, si ese es el caso, se trata de un Dios ciertamente cruel. Pero cada uno es libre de creer lo que quiera. Ya saben que yo no soy un gran convencido de la existencia de Dios, aunque sí de la de San Benitiño de Lérez en quien tengo todas mis esperanzas depositadas para que salve al Dépor. Uno tiene sus contradicciones.

La muerte de Manuel Molina me ha salido al paso en este texto que yo quería dedicar en exclusiva a formular una petición: VOTEN, COÑO. Hagan el favor. Dicen algunas encuestas que hay empate técnico entre Carmena y Aguirre, pero yo no me las creo mucho. Aunque, ¿mira que si son ciertas? Hace unas semanas, Carmena estaba muy lejos, pero parece que va disminuyendo la desventaja. ¡Y viene de atrás! Ya saben que el que viene de atrás tiene un factor anímico poderoso. Sólo necesita un pequeño impulso y ustedes pueden dárselo. Y si les da miedo, pues voten a cualquiera que pueda ayudar a renovar el Ayuntamiento. Por lo menos, no se abstengan, cualquier voto puede sumar. Porque el Ayuntamiento de Madrid necesita también aire fresco, y con urgencia.

Que han pasado muchos años desde que estos señores se hicieron con el poder municipal. Y ya va siendo hora de que venga alguien nuevo y cambie determinadas líneas políticas, además de auditar las cuentas y sacar a la luz lo que ahora se oculta. Y, si todo está bien y es correcto, pues les felicitaremos y les daremos las gracias por sus 26 años de desvelos. Y si el resultado es, digamos, mezclado, pues les felicitamos por lo bueno (como Madrid Río) y les regañamos por lo malo. Y Santas Pascuas. La Historia es siempre imparcial, nunca sesgada, si no, no es Historia. Yo he trabajado para Tierno Galván, Barranco, Rodríguez Sahagún, Álvarez del Manzano. Y con todos he estado a gusto y me he sentido bien tratado. Hasta con Gallardón he podido desarrollar un trabajo interesante y útil. Así que no crean que soy antiPP. Estos tres años últimos han sido otra cosa, y me faltan cuatro días para poder hablar de ello, aunque ya les adelanto que no voy a ser muy drástico, como algunos esperan, con una alcaldesa de la que ya he dicho que sólo tengo una cosa que reprocharle. Que desvelaré cuando toque.

En realidad, a mí me da un poco igual, para un año que me va a quedar después. Si yo mandase en el urbanismo de Madrid, tengo claras las cosas que haría, y no he visto ninguna de ellas en los programas electorales de los partidos y agrupaciones concurrentes. Básicamente, yo haría dos cosas. UNO. Hablar con la Comunidad de Madrid, para establecer unas líneas estratégicas consensuadas para los próximos 20 años (por eso es importante votar también en las autonómicas, a Gabilondo, García Montero o quien más les guste). Esas líneas deberían basarse en crear una cultura del planeamiento y un hábito de cumplimiento del planeamiento por los promotores. Empezando por adaptar la Ley Regional a la Ley Estatal. Es vergonzoso que seamos la única comunidad autónoma que no ha adaptado su Ley del Suelo al Real Decreto-Ley 2/2008, un intento del señor Zapatero de dulcificar un poco el marco legislativo. Ese que llevó a la burbuja inmobiliaria que nos está dificultando la salida de la crisis.

No es que ese texto fuera una maravilla, y además llegaba tarde. Pero es obligatorio adaptar las leyes de todas las comunidades a sus directrices. Y todas lo han hecho menos la nuestra ¿Por qué? Pues porque a su frente estaba esa misma señora que ahora proclama que, si gana Carmena, vamos a entrar en un régimen soviético y chavista. Y decidió que la Ley de Madrid no se adaptaba a la estatal. Así de chula. Ella, en cambio, aprovechaba cada año para colarnos en las Leyes de Acompañamiento de los Presupuestos, sucesivas modificaciones a la carta, como la llamada Ley Virus, que autoriza a construir en las zonas protegidas (una norma hecha a la medida de la familia Oriol y su pinar de Pozuelo), o esa otra que limita a cuatro las alturas de la edificación en toda la región, incluida la capital (una simple muestra de paletismo e incultura urbanística).

Así que lo primero sería adaptar la Ley del Suelo a la Ley nacional. Y, a partir de eso, promover y redactar unas directrices regionales de Planeamiento. En esas directrices se establecería si es necesario revisar los planeamientos de las ciudades, cuándo y en qué condiciones. Sin ese marco y esa cultura de cumplir la Ley, seguiremos como hasta ahora: el Plan General aprobado en 1997, ha superado ya las mil modificaciones puntuales a la carta, todas a instancia de intereses privados, destacando la que permitió las Cuatro Torres de Florentino, la Operación Canalejas o la del Edificio España. Así hasta mil. Me han contado (no sé si es cierto) que Alicia Koplovitz se presentó en el Ayuntamiento de Barcelona con un cerro de millones, que estaba dispuesta a invertir en una operación del tipo Canalejas, y le contestaron que, o cumplía lo planificado, o se podía ir con sus millones por donde había venido. Aquí no pasa eso. Esto es Jauja. Y así nos va.

Pero he dicho que haría dos cosas. Voy con la otra. DOS. Cambiar completamente la política de movilidad, a favor de peatones y ciclistas. Para ello, tengo en la cabeza una idea-fuerza que brindo a quien gane y que, en este caso, creo que hasta Esperanza podría llevarla a cabo: cambiar el diseño de La Castellana entre Atocha y Plaza de Castilla. La Castellana es la espina dorsal de la ciudad. Es el eje norte-sur. Y su sección está diseñada en los años 70, los años de la política de todo para el coche (repasen mi Post #254). También es la calle de mayor anchura de la ciudad (100 metros entre alineaciones), por lo que sería fácil adaptar su sección. Ahora mismo, entre Cibeles y Atocha hay cinco carriles rodados por sentido, además de un carril-bus. Y unas aceras enanas, agobiadas por el tráfico. Hay mucho margen para dulcificar esa sección, eliminando carriles, de forma que convivan automóviles, bus, ciclistas y peatones. Con un carril-bici debidamente separado a lo largo de toda esta espina dorsal, la ciudad empezaría de verdad a cambiar su funcionalidad y a acercarse en este tema a las grandes ciudades europeas.

Pero esta medida no debe adoptarse de forma aislada. Por el contrario, ha de insertarse en un Plan de Movilidad, en donde se dé una solución alternativa al tráfico que hoy abarrota la Castellana y que tendría que irse por otro lado. Un Plan que contemplara el establecimiento de una corona de aparcamientos disuasorios, ligados a las estaciones e intercambiadores de transportes, por ejemplo en edificios en altura (¿por qué no?), planteados como negocios privados, como hay en todas las ciudades norteamericanas y europeas un poco al día. Y una campaña de opinión que meta en la mente de los ciudadanos la idea de que el automóvil en la ciudad es malo. Que ya no mola. El automóvil mata, como el tabaco. Si se ha conseguido que ya no fume ni Dios, por qué no imaginar que puede limitarse el tráfico en las ciudades. Además, tenemos la ventaja de tener un sistema de transporte público cojonudo, tal vez gracias a los años de gobierno del PP. Pues adelante: Plan de Movilidad, campañas de opinión, parkings disuasorios y, como idea-fuerza del programa, cambio del diseño de La Castellana.

En fin. Soñar no cuesta dinero. Ya saben que suelo ser optimista. Sin embargo, me temo que nada de esto suceda. Me temo que los sondeos son mierda, como en el Reino Unido. Que hay muchos que dicen que van a votar a otros, para no quedar de antiguos, pero luego votarán al PP. Que ganará Esperanza sin mayoría y gobernará en solitario. Que, para establecer una política urbanística sólida, ese es el peor de los escenarios: el urbanismo requiere consensos amplios. No la bronca continua que podemos esperar en tal situación. Que mis ideas son como la mariposa de la que habla Lole Montoya. Y, como ella, acabarán pinchadas con alfileres sobre cartulina negra. Pero no nos adelantemos. En cualquier caso, el partido hay que jugarlo, como el del Dépor. Y por ahí anda San Benitiño de Lérez.

Este post tenía pensado colgarlo el viernes, pero ese día lo reservo para celebrar un cumpleaños que se merece un post exclusivo. Así que háganme caso: VOTEN, COÑO. Ya sé que ninguno de los candidatos es demasiado atractivo, que este país se merecería unos políticos mejores. Pero tápense la nariz y sigan el consejo de la viñeta del otro día de El Roto, que tienen a la izquierda. El futuro está a la vuelta de la esquina. Sólo les pido un pequeño empujoncito. Con un último esfuerzo, podemos recuperar el poder, ese que nos arrebataron hace ya tanto tiempo. Tenemos que recuperar el poder, como gritaba el grupo Rage Against the Machine, en su primer disco, del año 90: WE GOTTA TAKE THE POWER BACK. Un grito que sigue vigente, 25 años después. Han de pinchar AQUÍ. Súbanle el volumen y anímense: el futuro está a la vuelta de la esquina. Sólo tienen que votar.

lunes, 18 de mayo de 2015

380. En ascuas

En ascuas me tienen entre el Dépor y las municipales. Se supone que hoy arranca la última semana del pasado y estamos aquí expectantes ante el nuevo presente que puede alumbrarse el próximo fin de semana. Lo del Dépor definitivamente está en manos de San Benitiño de Lérez, porque yo, la verdad, no veo que por mecanismos relacionados con la lógica tengamos alguna posibilidad de salvarnos de la segunda división. Queda un solo partido, el sábado por la tarde y en fútbol puede pasar de todo. Pero lo cierto es que lo tenemos bastante crudo.

Lo de que haya un cambio, al menos en el Ayuntamiento de Madrid, pues qué quieren que les diga, yo tampoco lo veo muy factible. A mí me sigue pareciendo bastante improbable que la señora Esperanza no resulte al final la lista más votada. Curiosa la frase que me acaba de salir. Presupone que estamos en una competición entre varias listas, con algún que otro listo. Que el listo sea Carmona, les da una idea del nivel de la contienda. El domingo salió un sondeo en El País que pronosticaba un empate técnico entre Aguirre y Carmena, pero esto de los sondeos está bastante desprestigiado últimamente. Hace cuatro días, los sondeos hablaban también de empate técnico en el Reino Unido y ya vieron el resultado: mayoría absoluta, absolutamente inesperada, a cargo del Cameron de la Isla. Veremos.

Que sí, que ya sé que me estoy haciendo el loco sobre el hecho imposible de ocultar de que la semana pasada me salté uno de mis tres posts de costumbre. Llevo cultivando ese hábito con bastante puntualidad prácticamente desde primeros de año. En ese tiempo he dejado pocas veces lapsus como este de 5 días en silencio. Es algo bastante insólito. Supongo que saben que insólito es lo contrario de sólito, palabra que recoge el DRAE, aunque su uso corriente en castellano se está perdiendo. No ocurre lo mismo en el italiano, donde cuenta con acepciones múltiples. En Italia, los chavales se despiden en la calle diciendo: ci vediamo sólito. Es decir: nos vemos en el sitio de costumbre. Y si usted regresa a la misma hora al bar en el que ayer tuvo una larga conversación con el camarero al que pidió por ejemplo un Campari, tal vez dicho camarero le aborde con una pregunta: ¿Sólito? Quiere decir: ¿Lo mismo de ayer?

Explicaciones. En Madrid fue festivo el viernes y ya saben que las semanas de puente se me trastocan un poco los planes pero, aun así, es extraño que, a lo largo de un fin de semana tan extenso, no haya encontrado un ratito para compensarles de esa sequía momentánea. La verdad es que ha sido un fin de semana un tanto atípico para mí. Normalmente yo tengo una actividad un tanto frenética a lo largo de los días lectivos de la semana, y desaparezco de la circulación en el wekend, cuando me retiro a descansar y a cuidar mi vida privada, esa de la que no les cuento nada en este foro. Este fin de semana, sin embargo, mis actividades de vendedor de motos urbanísticas a extranjeros se han extendido fuera de su espacio sólito y han invadido mis habituales horas de relax.

El jueves, al terminar mi horario laboral normal, no cogí el coche para meterme en un atasco hacia las playas de levante, como hizo la mayoría de mis compañeros. Por el contrario, me fui a casa, comí algo ligero y descansé un ratito para ir fresco a mi actividad vespertina. A las 5, con mi traje de verano y mi mejor corbata, bajé a la parada del autobús 27, que recorre toda la Castellana hasta el intercambiador de Plaza de Castilla. Desde allí caminé hacia el norte entre rascacielos más o menos torcidos, bloques de oficinas y hoteles. Hacía tiempo que no caminaba por ese neoyorkino e impersonal paraje de Madrid. Me esperaban en el piso 18 de Torre Espacio, la torre más al norte de Las Cuatro de Florentino, posiblemente el mayor pelotazo urbanístico de la historia en Europa.

Mi appointment era con un grupo de 38 arquitectos y constructores austriacos, que participaban en un viaje organizado por el Ziviltechniker Forum, que es como se llama el Colegio de Arquitectos y Constructores de Austria, con sede en Graz. Lo he dicho con precisión: arquitectos y constructores. En Austria, para dedicarse a la construcción o a la obra civil, hace falta un permiso que se concede a todo aquel que acredite la capacidad y los conocimientos suficientes. Entre lo que se pide no está el título de arquitecto, si bien el 80 o 90% de los miembros de este colegio son arquitectos. En el grupo había sólo tres o cuatro que no lo eran. La logística del viaje se la proporciona mi amigo suizo Werner, que me pidió ayuda para darles una conferencia de una hora.

Les conté más o menos la historia reciente del urbanismo madrileño y las circunstancias en que se redactaron los últimos planes generales de la ciudad. Se interesaron mucho en el tema y me hicieron un montón de preguntas. La verdad es que conectamos muy bien. Entre colegas y gente de similar generación es fácil empatizar, a pesar de las diferencias de lengua (entre ellos hablaban en alemán, pero se entendían conmigo en inglés). Anochecía ya cuando me subí en el bus que les esperaba a la puerta de la torre, para llevarlos a su hotel, cercano a mi casa. Esa noche cenaban por su cuenta, pero al día siguiente tenían la cena oficial del viaje, a la que insistieron en invitarme (y ya saben que no me hace falta que me insistan mucho para este tipo de cosas).

Así que el viernes, día de San Isidro, disfruté de una agradable velada en la taberna La Castela, un lugar de referencia, en el 22 de Doctor Castelo, con barra de estaño, grifos de vermú y unas raciones excelentes. Tienen detrás varios comedores y llenamos el más grande.  A la una de la madrugada me despedí de ellos y eché a andar hacia mi casa, rechazando compartir alguno de los taxis que me ofrecían. Es un verdadero placer caminar en las noches de primavera por el centro de la ciudad. Necesitaba bajar el alcohol y ordenar mentalmente las informaciones que me habían contado. Los austriacos, como todos los centroeuropeos, beben en serio.

Pero no se acababan ahí mis actividades a favor de la marca Madrid. Porque el domingo por la mañana hube de ponerme de nuevo el traje para estar a las once en punto en la sede de la empresa Madrid-Calle 30 y recibir al gobernador del estado chino de Zhejiang. Como ya les he contado, el 80% de los chinos que viven en España, provienen de esta región, un territorio donde viven 70 millones de personas. Y el gobernador estaba de visita en Madrid y quería que le explicaran el proyecto del río. Como al concejal de urbanismo de Tel Aviv hace unos meses, le atendimos entre un colega de la empresa y yo. Este bolo me llegó a través de la Fundación Orient de amistad hispano-china, que contactaron directamente conmigo.

El gobernador se presentó con un séquito de unos 17 ingenieros y gestores, además de varios fotógrafos y un cameraman que lo filmaba todo. Teníamos dos horas, incluyendo una breve visita a un punto del parque, y tengo que decir que se fueron encantados. Los chinos, por lo que yo he podido observar, se comportan de una manera un poco caótica, con mucho apresuramiento, hablando todos a la vez e interrumpiéndose entre ellos. Les hablábamos en español y la intérprete que traían se las veía y se las deseaba para controlar el cotarro. El punto que visitamos fue la pasarela de Perrault, que les dejó boquiabiertos. Desde el centro se podía ver un acto del PP que se desarrollaba a unos 200 metros y cuyas ovaciones intermitentes nos llegaban con nitidez. Luego me enteré por la prensa de que estaban Botella, Aguirre, Cifuentes y creo que Aznar. Tal vez crean que exagero, pero me pareció que no había mucho más público que el que desplazaba yo con el grupo de chinos. El personal debe de estar harto de la campaña.

En fin, estas fueron mis actividades de fin de semana. Unas actividades que me busco por fuera de mi desempeño municipal y por las que nadie me paga ni me compensa el horario. Las voy anotando en mi currículum por si a los nuevos rectores del urbanismo les interesa el asunto y me apoyan un poquito. Porque a los que hay ahora les importa un rábano. Sólo les preocupa que cumpla mi horario por las mañanas. Pero ya queda poco para que se vayan. Si no hay impugnaciones ni recursos, parece que la nueva corporación se constituirá el sábado 13 de junio, día de San Antonio. Y, el lunes 15, el nuevo responsable del urbanismo madrileño vendrá por aquí y tocará con los nudillos en la puerta.

Yo creo que para la ciudad sería bueno un cambio. A lo mejor me equivoco. Pero, como Joss Stone, yo también tengo el derecho a equivocarme. I got a right to be wrong. Como ya les puse la versión de estudio, con un bonito vídeo que homenajea a los antiguos montadores de películas de celuloide, pues aquí tienen una versión en directo. Brasil, verano de 2010. Disfrútenla. Pórtense bien. Y tengan cuidado con el caloret, no sea que se les aparezca Rita Barberá en una esquina. Menudo susto.  


miércoles, 13 de mayo de 2015

379. Un tributo a Chet Baker

Hoy, 13 de mayo de 2015, se cumplen 27 años de la muerte de Chet Baker, un personaje verdaderamente singular en el mundo del jazz. Trompetista extraordinario, considerado durante años como la gran esperanza blanca de un mundo, el del jazz norteamericano, dominado por los negros, unía a su dominio, versatilidad y sensibilidad como instrumentista, una capacidad como cantante de baladas que junto con su belleza natural volvía locas a las mujeres de su época. En sus conciertos intercalaba la trompeta con estrofas cantadas como un auténtico crooner y sus composiciones pusieron el fondo sonoro a innumerables películas, la última que me viene a la memoria, la excepcional L.A. Confidential. Les intercalo algunos de sus temas más conocidos. No hay mejor homenaje a un músico que escuchar sus grabaciones.


Su fallecimiento fue trágico, como toda su vida. Tal día como hoy, Chet Baker apareció muerto al pie de la ventana de su hotel en Ámsterdam, por donde parecía haber caído. Tenía 58 años. Se especuló con diversas versiones: estaba drogado y se había caído; lo habían empujado unos traficantes; un marido burlado lo había sacado a hostias por la ventana, tras sorprenderlo con su mujer en el hotel de marras. Al final les contaré la versión que finalmente se da por buena, no menos sórdida que las anteriores. Porque este hombre de aire angelical, que cantaba con un lirismo exacerbado y tocaba como los ángeles, llevó casi desde su juventud una vida arrastrada, dominada por las pasiones, su afición a la heroína, las mujeres guapas, los coches de alta gama y las juergas de varios días. Todo eso, curiosamente, convivía con una especie de inocencia primigenia; era un bendito, incapaz de dominar sus vicios. Al menos al principio. A partir de cierto punto, era simplemente un yonqui, y ese es un calificativo que caracteriza a un tipo de gente de la que no te puedes fiar. Las imágenes de abajo dan cuenta de una vida de excesos, antes y después, y son significativas. 


Pero vayamos por partes. Chet nació en Oklahoma en 1929. Su padre, alcohólico guitarrista frustrado, le compró su primera trompeta con 11 años. En los 40, la familia se trasladó a California y allí el chico empezó a cantar en concursos radiofónicos, mientras estudiaba algo de música. Pero, a los 16 años, dejo el colegio en el que estudiaba y se enroló en el ejército. A partir de ahí su formación musical fue totalmente autodidacta. Era 1946 y la Guerra Mundial había terminado. Tras dos años en Berlín, dejó el ejército, empezó a tocar en clubes de jazz de Los Ángeles, y se matriculó otra vez en una escuela de música. Pero dejó los estudios enseguida, se enroló por otros dos años y, sólo tras este segundo período de servicio a la patria, decidió dedicarse a la música como profesional. Su vida era ya caótica y vertiginosa.


Hizo algunas audiciones en estudios de grabación, y no tardaron en contratarle. Poco después era ya miembro del cuarteto del saxofonista Gerry Mulligan, que completaban un bajo y un batería. Pero este grupo, que dejó grabaciones históricas y conciertos memorables, se disolvió abruptamente en 1953 por una circunstancia reveladora: su líder ingresó en la cárcel por posesión y consumo de drogas. Se desconoce si el bueno de Chet había empezado ya a consumir, pero es bastante probable. En el cuarteto de Mulligan, Chet se había revelado como un trompetista especial, y también le habían animado a cantar. En las actuaciones en directo, las mujeres iban casi en exclusiva para escucharle cantar y gritaban histéricas con sus solos. Tras la disolución del grupo, Chet decidió explotar su vena lírica y formó su propio grupo, con el pianista Russ Freeman y, por supuesto, bajo y batería. Creo que todos los temas que les voy poniendo en este post corresponden a esa época.


Se hablaba de Chet Baker como del James Dean del jazz. Con la vida que llevaba, todo el mundo esperaba que muriera joven como Dean, pero logró sobrevivir, casi como un muerto viviente. Lo sorprendente es que, en medio de la sordidez de su existencia, cuando salía a un escenario y tomaba su trompeta o cantaba con su voz suave, se transfiguraba y conseguía transmutar toda su penuria en una forma innegable de belleza. Su música transmitía serenidad, dulzura, paz. A finales de los cincuenta, Chet Baker era un músico apreciado en la cresta de la ola. Era guapo, famoso, tenía las mujeres y la droga que quería y su vida discurría con rapidez. Era un jazzman de primera línea, hasta el punto que saltó el charco y empezó a hacer giras por Europa.

En julio de 1960, fue detenido en Italia. Conducía por una carretera y paró a poner gasolina. No sólo al coche. Como no salía del baño, el gasolinero fue a ver qué le pasaba y lo encontró desmayado, con una jeringuilla en el brazo. Se armó un escándalo considerable, fue detenido y acusado de posesión y consumo de heroína. No era la primera vez que pasaba un par de días a la sombra, pero esta vez hubo juicio y condena. Era un tipo famoso y su caso se convirtió en ejemplarizante. No salió de la cárcel hasta las navidades de 1961. En el pueblo toscano de Lucca, donde está el presidio en el que pasó año y medio, había un pequeño club de jazz y muchos aficionados. Aunque estaba prohibido que los presos tuvieran instrumentos musicales, los forofos locales consiguieron convencer al director de la prisión de que se trataba de un caso excepcional, un artista del primer nivel al que no se le podía reprimir su arte.


Le suministraron una trompeta y se le concedió permiso para tocar dos horas al día. Los viejos del pueblo todavía se acuerdan. Chet Baker tocaba en su celda y toda la cárcel se paraba; presos y guardianes escuchaban arrobados sus fraseos. Y los vecinos acudían al pie de la muralla a disfrutar de dos horas de música maravillosa. Año y medio más tarde, Baker salió de la cárcel, más gordo (milagros de la pasta local), regenerado, desintoxicado y en plena forma. Grabó en Roma un disco que se llamó Chet is back, en agradecimiento de lo bien que le habían tratado. Y parece que hasta pensó en quedarse en Italia y abrió un club de jazz en Milán. Pero un yonqui siempre recae. Le detuvieron de nuevo en Alemania, donde decidieron deportarlo. Pero ya no le dejaron entrar en Italia. Así que lo mandaron a su tierra. Y allí su vida se precipitó al sumidero.

En 1966 desapareció. Algunas enciclopedias del jazz llegaron a darlo por muerto. Pero no estaba muerto. En un callejón de San Francisco, unos traficantes se habían cobrado una deuda no satisfecha dándole una brutal paliza. Le rompieron todos los dientes. Y un trompetista sin dientes no puede tocar. A partir de ahí, la autodestrucción. Tres años después, un músico de jazz reconoció a Chet en el gasolinero desdentado y lamentable que llenaba el depósito de su coche y dio el aviso. Sus colegas se movilizaron y le ayudaron, liderados por el gran Dizzie Gillespie. Le pagaron una nueva dentadura completa y un tratamiento con metadona. Un tiempo después tuvo una reaparición apoteósica en el Carneige Hall de New York. Su sonido ya no era el mismo, porque su boca tampoco era la misma, pero pudo seguir con una carrera aceptable, ayudado por su aura de malditismo.


Y se fue de los Estados Unidos. Europa era el lugar en donde se había sentido más a gusto, donde la sociedad, menos puritana, perdonaba sus excesos y entendía mejor su música. Vivía en hoteles, estaba casi siempre de gira, grababa de vez en cuando y sobrevivía como podía, de la misma forma vertiginosa. Era ya un artista de culto. Volvió a tocar en Italia, en Alemania y hasta en España (en el San Juan Evangelista dio su último concierto español dos meses antes de morir). Sobre lo que sucedió el día de su fallecimiento, existe una versión que se da por buena en los medios musicales y que yo me creo (como me creo la que conté sobre la muerte de Sam Cooke en el Post #49).

El día de autos, Chet Baker había dado un buen concierto en un club de Ámsterdam. Estaba hasta arriba de heroína. Y, tras recorrer varios garitos, volvió al hotel de madrugada, acompañado de unos amigos y unas cuantas groupies, todos tan colocados como él. Subieron a su habitación y montaron un escándalo considerable. La dirección del establecimiento intentó en vano que se calmaran. Y al final le dijeron que dejara el hotel, que lo expulsaban. Entonces, como suele suceder, el tipo se puso digno y dijo: ustedes no me echan, soy yo el que se va de este hotel de mierda. Salieron a la calle en comitiva, en busca de un lugar donde no les dieran el coñazo. Chet había dejado sus cosas arriba, algo que le importaba una mierda, pero entonces cayó en la cuenta de que también se había dejado su trompeta, y eso era serio. Tenía que volver a por ella. Pero entrar por la puerta, disculparse y pedírsela a los de recepción era una forma de indignidad. Y a su mente nublada acudió la idea de trepar por la fachada hasta su ventana abierta. A la altura del segundo piso, perdió pie y cayó. Los amigos salieron por piernas. Una vez más, el gran Chet había tomado la decisión equivocada. Murió como había vivido. Una placa recuerda hoy el lugar del suceso. Se la dejo de propina. La inscripción es conmovedora: El trompetista y cantante Chet Baker murió aquí el 13 de mayo de 1988. Él vivirá en su música para cualquiera que esté dispuesto a escuchar y sentir...