domingo, 30 de septiembre de 2012

7. Barrio de las Letras II

Dice Lisardo que lo de incluir algunos links no es un capricho suyo sino que, si yo meto un link determinado en uno de mis textos, cada vez que alguien pinche en esa dirección, en la lista de entradas de Google o del buscador que utilice, le saldrá la referencia de mi Blog, como el de alguien que ha hablado sobre ello. Eso aumenta el número de lectores potenciales del Blog, y contribuye a que la información fluya en todas las direcciones. Esto del mundo digital es un poco agotador, pienso, mientras me preparo para dar mi paseo de los sábados por el barrio.

Por ejemplo, dice Lisardo que el Mercado de Antón Martín por fuerza ha de tener una Web. La he buscado y, efectivamente la tiene: www.mercadoantonmartin.com/mam/ Me dirijo al mercado entre la lluvia fina de este tiempo otoñal que se nos ha caído encima de repente. Entre medias, he aprendido a subir fotos, y aquí les presento una. Los pescaderos y otros tenderos de toda la vida se van y dejan su sitio a nuevos negocios como este puesto de compra venta de oro. Es la crisis.

 

El otro día, conté que había encontrado cerrada la Ferretería regentada por dos señoras que se merecen una declaración de BIC. Después constaté la deserción de mi pescadero y, uniendo ambas cosas, cruzó por mi mente un presagio funesto. Hoy he ido directo a la Ferretería, y he comprobado con alivio que las dos señoras siguen allí al pie del cañón. Es más, el otro día hablé de Alzheimer y hoy tengo que rectificar y pedir disculpas. La mayor de las hermanas aguanta el tipo y no se ha deteriorado nada, o sea que su dolencia, si es que tiene alguna, será cualquier otra de las muchas que acechan la mente de los ancianos.

La tienda estaba como de costumbre en penumbra, cuando he entrado a comprar un cortaúñas. La hermana mayor estaba en la parte de fuera del mostrador, sentada en una butaca y con un bastón. La otra me ha atendido enseguida, me ha sacado un amplio surtido de cortaúñas y, como siempre, nos hemos puesto a hablar de temas diversos (me ha contado que la primera ferretería la abrió su abuelo, en tiempos de la Primera República). Entre tanto, ha entrado otro cliente, y la hermana mayor se ha puesto nerviosa. Le ha gritado a su hermana que ya estaba bien de cháchara, que había que atender a todos. Como la otra no le hacía caso y seguía contándome cosas, se ha puesto en pié bruscamente, con ayuda del bastón, y ha pasado al otro lado del mostrador, para ver qué quería el nuevo cliente.

Cuando la hermana pequeña me ha dado el cambio, el cliente ya se había ido de la tienda sin comprar nada. Entonces las dos hermanas se han enzarzado en una discusión que la mayor ha zanjado a gritos: ¡QUE TE DIGO QUE NO TENEMOS LO QUE QUERÍA!, antes de irse al interior de la tienda. La pequeña me ha hablado entonces en susurros: ¡Ay, señor, qué cruz la mía!, a mi hermana es que le sientan muy mal estos cambios de tiempo. Lo dicho, habría que buscar algún tipo de catalogación como patrimonio histórico artístico, para estas dos admirables señoras que enfrentan la crisis con una decisión y un carácter asombrosos.

La Iglesia de San Sebastián, un poco más arriba, es bastante fea en mi opinión. La anterior fue bombardeada por la aviación de Franco en noviembre de 1936 y reducida a escombros. Se reconstruyó después de la guerra, con el estilo repolludo de la época. Se dice que aquí está enterrado, no sólo Lope de Vega, sino también una serie de arquitectos, como Villanueva y Ventura Rodríguez. En realidad el cementerio estaba detrás, en el lugar que hoy ocupa una floristería situada en el nº 2 de la calle Huertas. Se cuenta que en tiempos de Larra, el joven poeta romántico José de Cadarso fue sorprendido por unos guardias en este cementerio, mientras intentaba desenterrar el cadáver de su amada, muerta unos días antes. Los guardias lo llevaron directamente al manicomio.

El barrio está hoy engalanado para la feria DecorAcción, un sarao anual que organiza la revista Nuevo Estilo, patrocina el Ayuntamiento y se beneficia del dinero aportado por diversos sponsors. Las tiendas adornan sus fachadas y las calles se llenan de elegantes tenderetes de arte y antigüedades, con un punto Carnaby Street. La gente más cool de la ciudad invade las calles durante los tres días que dura el evento, unas calles que seguramente no volverán a pisar hasta el año que viene.





Los primeros sábados de cada mes, los tenderos del barrio emulan este evento, de forma más modesta y sin sponsors, en lo que llaman El Mercado de las Ranas. De regreso por el interior del barrio, paso un momento a saludar a mis amigos Alejo, Rosa y Pascal, los promotores de La Pizzateca, un establecimiento verdaderamente original. Por 5 euros, uno puede comerse una porción de pizza y llevarse uno de los libros de bolsillo que editan ellos mismos. Alejo, que dirige la parte culinaria, ha aprendido el oficio con los mejores pizzeros de Italia. Un lugar perfecto para solucionar una cena apresurada en cualquier noche de farra en el barrio. ¡Ah! Se me olvidaba el link: www.lapizzateca.com.

Termino mi ronda de hoy tomándome un manzanilla bien frío en La Venencia, un bar único en Madrid, que se merece una entrada aparte. Ya hablaré de él otro día. De vuelta a casa, las calles siguen abarrotadas de gente elegante, pintores, escultores, marchantes de arte, artesanos de nombre, anticuarios y empresarios de la cultura. Merodean entre los puestos callejeros, acompañados por sus familias, todos  vestidos con caros abrigos de entretiempo, pantalones de pana, gorras de paño, largos foulards al desgaire. Me recuerda un poco el ambiente del hipódromo. A esta gente no les afecta mucho la crisis por ahora.

Aquí lo dejo, que otra de las críticas de Lisardo es que mis textos son un poco largos, que tengo que reducirlos. Hoy mi blog tiene un punto melancólico y lo siento, espero que me dure poco. Mi guerra tiene muchos frentes, algunos nuevos, de los que no voy a hablar aquí. A ratos, la calle se llena de gentes indignadas que piden cosas justas y a los que corren a palos. Y el cielo ha adoptado un tono gris invernal que tampoco ayuda. A mí, que ya voy siendo mayor, como a la señora de la Ferretería, también me afectan los cambios de tiempo. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

6. ¿Qué vamos a hacer sin mamandurrias?

Se ha ido doña ESPE y ya parece que nos falte algo. Quizá la mayoría de los integrantes de mi exiguo club de seguidores espera que la ponga verde. Pero para eso hay ya otras tribunas. Este no es un blog político, sino algo más cercano al sueño de Dieguito, Secretario del Ministerio de la Gobernación, uno de los personajes de Luces de Bohemia. En una escena intermedia, este chupatintas, le confiesa al protagonista, Max Estrella, que tiene nostalgia del periodismo y añade: “Hace tiempo acaricio la idea de una hoja volandera, un periódico ligero, festivo, espuma de champaña, fuego de virutas”. Pues algo así es lo que yo pretendo.

A mí doña ESPE me interesa como personaje, independientemente de que comulgue o no con la rueda de molino de sus ideas ultraliberales. Nadie en nuestro país se ha acercado tanto al modelo Thatcher. La señora Thatcher era un animal político. Y de los otros. Una bestia parda, vamos. Debutó con el conflicto de los presos del IRA en huelga de hambre y no se le movió un cabello cuando empezaron a morirse (creo que hasta once). Por cierto, esas eran huelgas de hambre de verdad y no las de ahora.

A quien quiera saber más de este oscuro episodio poco conocido, le recomiendo la tremenda película “En el nombre del hijo”, un relato sobrecogedor, con presencia continua en pantalla del rostro estremecido de Helen Mirren, una de mis actrices favoritas, que interpreta a la madre de uno de los presos. Cuando acabó con los del IRA, la señora Thatcher la emprendió con los mineros que, a pesar de hacerle una serie interminable de huelgas salvajes, tampoco consiguieron alterarle mínimamente el cardado. Y, para colmo, mandó a la British Navy a la reconquista de las lejanas Malvinas, que ellos llaman Falkland. 
  
Hay que recordar que esta señora ganó holgadamente todas las elecciones a las que se presentó. Cuando en su partido se convencieron de que estaba llevando al país a la ruina, no tuvieron más remedio que quitársela de en medio desde dentro, mediante una de las llamadas conspiraciones de alcoba, a lo que se prestó su segundo, un tipo gris con aires de pitagorín, que se llamaba John Mayor. Ese fue su único error, fiarse de un sujeto con una mirada tan falsa, camuflada detrás de unas enormes gafas de pasta.

Por completar el retrato, dejo aquí constancia del testimonio de Vargas Llosa que, tras entrevistarla, escribió que la llamada Dama de Hierro tenía un extraordinario sex-appeal. Si Don Mario dice esto de una mujer, hay que creerle. De eso sabe mucho. En otros terrenos su opinión no es muy de fiar, como puede comprobar cualquiera que se aventure (tapándose la nariz) a leer su artículo sobre la propia ESPE, hace unos días en El País.

No todos los rasgos de Thatcher se pueden extrapolar a nuestra ex presidenta regional recién dimitida.  ESPE era también un animal político, pero con un sesgo populista, castizo, próximo a la gente, que la hacía, por ejemplo, visitar mercados y enzarzarse con las señoras a discutir sobre el precio del pescado o la calidad del aceite de oliva, aspectos de los que parecía estar bien informada. En este país, los aristócratas han sabido siempre conectar con el pueblo llano. Vean también el modo en que desactivó a los bomberos que querían reventarle un acto público con silbatos y cacerolas. Llamó al portavoz, le dijo que se acercara y ordenó a su segundo que le diera allí mismo una cita para explicar qué querían. Y se volvió para continuar impertérrita con su acto. ¡Cómo le gustaría a Gallardón saber hacer eso!

Pero su rasgo más característico, en mi opinión, es que se trata de una persona a la que gusta la pelea, que se crece en el cuerpo a cuerpo, que se viene arriba cuando da con un contrincante que intente imponerle sus criterios o sus opiniones, que la trifulca la excita y la tonifica, que la gresca le pone, como suele decirse. 

El primero en probar ese carácter pendenciero inveterado fue Julián Revenga, un socialista tirando a chulo y machista, a la sazón empeñado desde la Comunidad en prolongar la línea 10 de Metro mediante un puente elevado sobre el Manzanares. No sabía con quién se enfrentaba. La ínclita ESPE, por entonces Concejala de Medio Ambiente, se fajó duramente con él y acabó imponiendo su criterio de resolver el tema mediante un túnel bajo el río.

Eso es algo que tenemos que agradecerle todos los madrileños, entre otras iniciativas de esa concejalía. Por ejemplo, ESPE es la responsable de que la calle Príncipe de Vergara tenga un bulevar central con una hilera de árboles de la especie gynko biloba. Son unos arbolitos cariñosos, de hojas caducas con forma de abanico chino y copa asimétrica bastante lucida, además de tener propiedades medicinales contrastadas. En las calles de Nueva York hay muchos. En las de Madrid, ahora, también.

La gente de la ciudad desconoce, en general, este tipo de datos. Por ejemplo, pocos saben que el invernadero que embellece la nave de la antigua estación de Atocha es el resultado de un empeño personal de Barrionuevo. Sí, ése en el que están pensando, el que se comió el marrón, a medias con Rafael Vera. Quizá para retrasar su procesamiento, le nombraron Ministro de Transportes, una plaza puente para que siguiera aforado. Y mira tú por dónde, el tipo se empecina en llevar adelante un proyecto precioso, contra la opinión de toda la cúpula de RENFE, que alegaban que el coste de mantenimiento sería muy alto, que la humedad afectaría a la estructura y otros inconvenientes.

Volviendo a ESPE, bien conocidos son sus rifirrafes con Gallardón. Digo yo que a lo mejor ha dimitido porque ya no podía pegarse con él. Por el aburrimiento derivado de no tener enemigos de esa talla. Ya no podía llamar a nadie “El Hijoputa” y se tenía que limitar a cagarse en los arquitectos. La verdad es que, entre ustedes y yo, ser presidente de la Comunidad de Madrid debe de ser un auténtico coñazo. A menos que te divierta pelearte con el Alcalde.

La última gresca de la Doña fue en el reciente debate del estado de la región. Allí se despachó a gusto con sus contrincantes, a los que puso de comunistas para arriba, y dejó para la posteridad una pequeña perla. Cuando respondió al señor Gordo, portavoz de IU, le espetó: “Se está usted excediendo en su radicalidad, señor Gordo, tenga cuidado, no sea que pase usted de Gordo a Gordillo”. ¡¡Ole!! ¡¡Con dos ovarios!! Esa era la faceta de ESPE que a mí me gustaba. Mira que el apellido de este señor se hubiera prestado a todo tipo de retruécanos chuscos. Pues no, la todavía Presidenta no explotó esa vía y se decantó por un tipo de ironía florentina, afilada, viperina, adecuada a su sonrisa congelada. 

Ahora ha salido llorando a decir que lo deja, que si la salud y todo eso. Una explicación que no casa con su perfil indomable. Yo creo que las lágrimas eran de rabia y frustración, porque la han forzado a largarse. Por Internet circula una versión que habla de una supuesta discusión con Rajoy, que habría tenido lugar en la sede de la calle Génova. Hay que ver qué capacidad de fabulación tienen algunos. Si Rajoy no sale ni al jardín, desde que es presidente…

martes, 25 de septiembre de 2012

5. La verdad oculta de los pedos de Draghi


Resulta que mi digresión sobre los pedos del señor Draghi ha sido muy valorada, es la entrada que ha registrado más visitas, me han llegado correos de felicitación, y llevo unos días que, en cuanto me asomo al pasillo a hacer una fotocopia, es verme la gente y darles la risa floja, antes de llenarme de abrazos, besos, enhorabuenas, carcajadas y entusiasmos desatados. Uno no es de piedra, los halagos siempre gustan y, qué quieren que les diga, me he venido arriba, me he inflado como un pavo y me he puesto un poco tonto. Soy humano y, además, mi autoestima andaba falta de una mano de barniz laudatorio, que reparase los desconchones del orgullo.

El caso es que en medio de esa marea de halagos, encontré una mirada disidente, un pequeño sesgo escéptico, un matiz incluso de una cierta melancolía. Todo eso traducían los ojos de mi querido ordenanza digital con pinta de banderillero. Me felicitó también, como los demás, pero yo lo conozco muy bien y sé adivinar en su mirada mucho más de lo que expresan sus palabras. Así que le pregunté: “Qué pasa, Lisardo”. “Nada”, me decía. No me lo quería contar. Al final, a base de provocarle, conseguí que estallara: “¿Sabe qué le digo, jefe? Pues que escribe usted muy bien, pero lo que no tiene es ni puta idea de economía”. La acusación era grave, así que me lo agarré al Lisardo, lo invité a un café y le apliqué el tercer grado. Me lo tuvo que repetir varias veces, porque en estas cuestiones soy un poco bolo, y necesito que me expliquen hasta los más mínimos detalles, hasta considerar que ya he entendido un asunto. Y, sólo en ese momento, soy capaz de escribir sobre ello. La teoría del Lisardo es como sigue.

La declaración de Draghi sobre la que yo hablaba, hay que situarla en contexto: como pieza de una serie de declaraciones sucesivas. A primeros de agosto Draghi sale y dice: haremos lo que hay que hacer. BAJA LA PRIMA DE RIESGO. Unos días después añade: el hecho de que vayamos a hacer lo que hay que hacer, no implica que España no tenga que pagar por ello y hacer unos ajustes de la hostia. SUBE LA PRIMA DE RIESGO. Siguiente declaración: bueno, España tendrá que hacer ajustes, pero los negociaremos con su gobierno y no será para tanto. BAJA LA PRIMA DE RIESGO. De nuevo sale Draghi y ahora dice: Sí, pero quizá haya que tocar las pensiones. SUBE LA PRIMA DE RIESGO. Lo van pillando. Es como el ritmo del reggaeton: un pasito pa’ delante, morena, un pasito para atrás.

Nada de esto es casual, dice mi avispado ordenanza y amigo. No sólo nada de esto es casual, sino que, cada vez que sube la prima, hay unos cientos de especuladores y usureros que se forran instantáneamente, porque habían apostado a eso. Y cada vez que baja, se forran otros tantos ciudadanos, o tal vez los mismos. Es más, es que la verdadera razón de que se haya creado la famosa Prima de Riesgo es precisamente esa: disponer de una variable que cambie con rapidez, para poder apostar contra ella en los mercados. Antes había el fútbol, pero las quinielas se han quedado obsoletas y ya no son negocio.

Más aun. Una vez creado un mercado de apuestas, lo cojonudo es hacerle trampas. En las quinielas, la forma de hacer un negocio redondo, era comprar a un árbitro para que anulara goles legales, un portero para que se le hicieran las manos vaselina, o un delantero para que le entrase un lumbago súbito en el momento de rematar. Pues esto es igual. El señor Draghi es un tipo al que han puesto ahí para que haga precisamente esas manifestaciones. Aquí Lisardo admite dos posibilidades: o bien Draghi es un miembro del grupo de tahúres, al que han elegido porque habla bien, da la imagen y resulta convincente, o bien es un pringaillo (así lo llama él), un empleado al que pagan por su trabajo y al que pueden echar si un día sale, dice haremos lo que hay que hacer y no pasa nada.

Rebobinando, el proceso es el siguiente. El grupo de desalmados que nos está esquilmando, cruza sus apuestas sobre si la prima va a bajar, o va a subir. El crupier planetario, que seguramente tienen, dice la frase mágica: NO VA MÁS. Y es entonces cuando le dan la orden a Draghi: Anda, pringao, sal ahí y di lo que tienes que decir, que para eso te pagamos. Y hazlo bien, a ver si la vas a cagar. El hombre hace su trabajo, sus amigos o jefes se forran otra vez y vuelta a empezar.

En fin, esto es lo que me explicó el bueno de Lisardo, el ordenanza más listo de la Comunidad de Madrid. En ese momento pensé: si todo eso es cierto, entonces los optimistas y confiados como yo, somos unos auténticos gilipollas, capaces de creernos que la prima se mueve al compás de los windschens de la señora Merkel. Me resisto a creerlo, no puede ser cierto, es inaudito, es terrible, esto sólo puede ser fruto de una imaginación paranoide.

Como no podía vivir con esa angustia, corrí a buscar a Sagrario Pérez, mi asesora para temas económicos y financieros. La abordé en plena calle y se lo conté todo a gritos, de manera torrencial, echándome casi encima de ella, como un acosador callejero o un cobrador del frac. Tenía la esperanza de que mi amiga me tranquilizara, me confirmara que todo eso era falso, que se trataba de la típica muestra de la mentalidad conspiranoica de algunos ciudadanos. Pero Sagrario Pérez no hizo eso, sino que, después de escucharme con atención, dio un paso atrás para poder mirarme de arriba abajo y dijo sólo: “¿Y tú lo dudas?”.

Ahora ya no sé qué pensar. Estoy aterrorizado, esta noche tendré otra vez pesadillas. Soñaré con el señor Draghi en primer plano, con un chaleco de rayas verdes y un habano en la comisura, riendo sardónicamente mientras baraja sus naipes ante una timba de adolescentes fumando como cosacos, mientras se juegan la paga semanal en la ruleta del futuro casino del señor Addelson.

Me quedaba sólo un remedio: irme a correr al Retiro. Y eso es lo que he hecho. He salido como alma que lleva el diablo, a una velocidad muy superior a la que acostumbro, volando hasta casi echar el bofe, saltándome semáforos en rojo, apartando a codazos a los demás corredores, brincando sobre parterres, adelantando ciclistas, empujando abuelas, asustando niños. No he parado hasta mi casa, en donde he recuperado el resuello y me he bebido un litro de agua. 

Mañana tendré unas agujetas de caballo. Pero no importa. A pesar de las agujetas, iré a la manifestación que toque, me pondré en la cabecera, levantaré el puño al cielo y gritaré hasta quedarme ronco: NO ES UNA CRISIS, ES UNA ESTAFA, NO ES UNA CRISIS, ES UNA ESTAFA, NO ES UNA CRISIS, ES UNA ESTAFA.

domingo, 23 de septiembre de 2012

4. De compras por el barrio

Ayer por la mañana fui al mercado. La verdad es que mi intención inicial al crear este Blog era escribir una entrada a la semana, a lo sumo dos. Para qué nos vamos a herniar, pensaba yo, total para mantener viva una página que no va a leer casi nadie. Pero el caso es que estoy escribiendo tantas cosas que las tengo que dosificar. Se ve que tenía un atasco creativo considerable. Como he visto que en el fin de semana el número de visitantes baja, pues me he propuesto ajustarme a un calendario. Colgaré mis entradas antes de acostarme, domingos, martes y jueves. Así la gente podrá entrar los lunes, miércoles y viernes, al llegar por la mañana a sus trabajos, después de ver los periódicos. ¡Ya ven qué ordenadito soy!

Ayer por la mañana fui al mercado. Me gustan estos sábados de otoño, en los que la calle Atocha bulle de gente que deambula arriba y abajo por las aceras, mirando escaparates y haciendo compras sin prisa. La calle Atocha comparte con otras, como Bravo Murillo o Marcelo Usera, el honor de ser antiguos ejes urbanos obreros, en donde los carpinteros, los fontaneros y los mecánicos venían a reponer el suministro menudo. Han desaparecido las dos ferreterías que había en la acera de los pares, en las que uno podía encontrar toda clase de clavos, clavitos, tachuelas, tornillos, escarpias, herrajes de puerta y pequeñas herramientas.

Pero permanecen otros comercios históricos. Se puede empezar por comprar un decimito en La Suerte Loca. No nos vendría mal al menos un reintegro, con la que está cayendo. Siguiendo cuesta arriba, está La Casa de la Miel, donde, además de todos los productos derivados de su nombre, se encuentran las mejores lentejas, judías de todos los tonos, garbanzos y especias naturales a granel. Y la sede de la Sociedad Cervantina, y un par de hoteles nuevos, grandes y lujosos, y el teatro Monumental, sede ahora de la Orquesta de la Rtve. En Antón Martín, nos espera el monumento homenaje a los cuatro abogados asesinados a comienzos de 1974. Es una recreación volumétrica del famoso cuadro de Genovés, “El Abrazo”. A mí me gustaba más el cuadro, en el que, detrás del grupo de gente que se abrazaba, se adivinaba un horizonte de gran profundidad, un horizonte de esperanza y de fraternidad. Al convertirlo en volumen, la escena se vuelve chata y achaparrada, y como que pierde dramatismo. Pero está bien que se homenajee a estos mártires de la transición.

Siguiendo por la acera impar, llegamos a un curioso comercio súper antiguo. Es una ferretería con fachada de madera bastante estropeada. Es tan modesta que no tiene ni nombre, se llama sólo Ferretería. El Ayuntamiento la ha incluido en el Catálogo de Establecimientos Comerciales Protegidos. Las dos señoras mayores que la atienden, que son hermanas, se merecen también una catalogación como monumentos a proteger. Deberían declararlas Bien de Interés Cultural. La mayor tiene un alzheimer incipiente y está en la gloria, siempre está de buen humor. La primera vez que entré en la tienda me saludó y me dijo que me encontraba más gordito, que se notaba que estaba comiendo mejor últimamente. La hermana menor está al quite y, en cuanto puede, te señala disimuladamente hacia la otra, como diciendo “ésta está p’allá”. Suele estar también de buen humor, sin dramatizar a cuenta de la situación de su hermana. No tienen mucho género, pero lo que ofrecen es de confianza y se les puede pedir consejo sobre todo ello (a la pequeña, por supuesto). Hoy está cerrada, tal vez cierra los sábados

Sigo mi camino hasta la panadería Peter Pan, en la que venden un candeal de primera. Algo más arriba está la iglesia parroquial de San Sebastián, donde está enterrado Lope de Vega, y de la que hablaré otro día porque ahora doy la vuelta para acceder al Mercado Municipal de Antón Martín. Es un buen mercado, hace años lo reformaron como a todos, le pusieron aire acondicionado, suelo de mármol y puertas automáticas. Ocupa dos plantas del edificio. La tercera está dedicada a escuelas taller, aulas de usos inciertos y una academia de baile flamenco. La academia está justo encima de una estupenda tienda de variantes (cómo me gusta esta denominación). Allí venden unas aceitunas de Campo Real para chuparse los dedos. El dueño aguanta el estruendo de los zapateados sobre su cogote con estoicismo resignado.

En la entrada del mercado, un tipo con la barba dividida en dos trenzas, y unos cuantos piercings en orejas y cejas, repartía papelitos a los visitantes. Le he cogido uno y me he enterado de que, a partir del próximo sábado, se inaugura un programa de actividades paralelas para dinamizar el mercado y completar el uso puramente comercial con una serie de actividades culturales y lúdicas: degustaciones gratuitas, animadores, música en directo, bailes y actividades infantiles.  Me parece una idea muy buena, los mercados tienen que ser algo más que el lugar donde se compran las lechugas, y competir con los grandes centros comerciales del extrarradio, a donde van las familias de la periferia a pasar el día. El primer día habrá un guitarrista flamenco y un concierto de folk, entre otras actividades.

Entraba yo tan contento, pero me he llevado un disgusto. Félix, mi pescadero, ha cerrado el puesto sin avisar (o sin saberlo yo, al menos). El sábado pasado estaba abierto y ahora tiene unos discretos carteles que dicen “se traspasa”. Félix era un hombre joven aun, menudo, que llevaba el negocio con su mujer, encargada de cobrar, meter los paquetes en bolsas y otras tareas accesorias. Félix manejaba los cuchillos con precisión, sacaba rodajas de bonito idénticas, limpiaba las colas de salmón para prepararlo al horno o al microondas, y usaba el pulgar derecho para limpiar sus pequeños salmonetes sin mirar, a velocidad de vértigo, mientras charlaba contigo sobre la sequía, el calor, la subida del IVA y otros asuntos. Era joven, digo, y estoy seguro que se habrá ido a montar otro negocio en algún lugar mejor. Pero su desaparición me ha dejado el cuerpo regular. La crisis nos está dejando en cuadro.

De vuelta por el lado de los pares, compro lo último que necesito en el supermercado de la china Ana. Es mayor y se ha puesto ese nombre para integrarse mejor entre los españoles. No he conseguido que me diga cuál era su nombre chino. Toda su familia trabaja en la tienda. Termino mi periplo tomándome un vermú en La Vinícola Mentridana, un antiguo bar recuperado por un grupo de gente tirando a libertaria. Allí puede uno enterarse de los eventos que se preparan en el barrio, y sentarse tranquilamente a leer cualquiera de los periódicos que tienen encajados en bastidores de madera, a la manera antigua, para que no se los lleven.

La crisis viene pegando y estamos lejos de haber tocado fondo. Este es un país en vías de subdesarrollo. Pero tenemos que resistir. Como rezaban pequeños azulejos en las puertas de algunas casas cuando visité La Habana: AQUÍ NO SE RINDE NADIE.

viernes, 21 de septiembre de 2012

3. El ordenanza de planta y los links

El ordenanza de planta se llama Lisardo. Es un tipo más bien chaparro, achulado, nariz contundente, largas patillas, aires de subalterno taurino. Cuando se enfada conmigo se pone muy colorado, adelanta la frente, engalla el gesto, aprieta los puños y parece que me fuera a dar un cabezazo. Resulta que, como ayer le nombraba en mi entrada de los Pedos de Draghi, me pareció obligado avisarle y que lo leyera, él el primero, y vaya bronca me echó. Este tío tiene un carácter… Y no vean cómo grita (sólo les chilla a las personas que aprecia). Oigan, oigan:
¡Pero bueno! ¿Usted de qué va, jefe? Se nota que no ha hecho usted un Blog en su vida. Usted de lo suyo sabrá, pero lo que es del mundo digital… Ni idea. Pero, vamos a ver: ¿para qué ha abierto usted un Blog? Digo yo que para tener muchos seguidores, cuantos más mejor. ¿O no? ¿Y de verdad se cree que los va a tener enganchados con cuatro chistecitos de pedos? ¡¡Amos, no me joda!! Lo que la gente quiere son links. Links y más links. Esta ciudad está hirviendo de cosas que están pasando por todas partes. ¡En tiempo real! Lo que tiene usted que hacer es conectarse a esa red y hacer que fluya.
Lo que pasa es que es usted un antiguo, una especie de dinosaurio, vamos. Se cree que esto es como publicar una novela por entregas, un folletín. Que vale con escribir dos tonterías, que las lean cuatro antiguos como usted, se rían  y ya. Pues no señor, lo que usted hace es one to many y ahora lo que mola es el many to many. Se lo digo yo, que de lo digital sé un rato.
Después de esta bronca, pues no me queda más remedio que hacerle caso al ordenanza de planta. Cualquiera le lleva la contraria. Así que esta noche no he podido correr por el Retiro ni nada. Me he puesto a buscar links, para colgarlos mañana en cuanto llegue a la ofi, y se me ha hecho de noche. Ahí va lo que he podido recopilar:
                1.- Ya está en marcha el HayFestival de Segovia, que durará hasta final de mes. Es un encuentro con escritores de todo el mundo. La página es www.hayfestival/segovia. La sesión más interesante era el próximo miércoles, pero se han acabado las entradas, lo siento, hemos llegado tarde. Me refiero al encuentro de Nicole Krauss con la periodista Pepa Bueno. Nicole Krauss es una novelista neoyorkina bastante joven (38) que tiene sólo tres novelas. La primera A man walks into a room es muy rara, inquietante, un poco kafkiana. La segunda, The history of love es sencillamente extraordinaria. De lo mejor que se ha escrito en los últimos años. Están las dos publicadas en Salamandra. Ahora viene a presentar la tercera, The great house, que creo que ya está en las librerías, de la misma editorial. Aunque ya no podamos asistir a este encuentro, hay muchos otros en el programa.
                2.- Mi amiga Belén Díaz  dirige el primer  Master de Economía Creativa, Gestión Cultural y Desarrollo, de la Universidad Rey Juan Carlos, www.mastereconomiacreativa.es. Empieza en octubre y todavía quedan plazas. Es muy caro, pero es una inversión para creativos, economistas, emprendedores, etc. Los de la primera promoción tendrán facilidad para encontrar trabajo en campos de futuro, como el turismo cultural. Belén es economista y artista a la vez y, con mucho esfuerzo, ha logrado juntar sus dos vocaciones para montar un curso pionero en España y en Europa (parece que sólo existe otro en Londres). Para jóvenes emprendedores que tengan el dinero suficiente, un título y nulas expectativas de trabajo a corto plazo.            
               3.- Para parados con menos poder adquisitivo, mi también amiga Arantxa de Juan www.arantxadejuan.net, actriz y pedagoga teatral de larga trayectoria, ofrece un curso de teatro para adultos muy interesante, junto al metro Noviciado. El taller se llama Teatreves,  y se centra en técnicas para el desarrollo del cuerpo y la voz, juegos teatrales e improvisaciones que alimentan la desinhibición, la observación y la creatividad para después afrontar los textos desde la naturalidad, el autoconocimiento y el sentido lúdico. Al final se monta colectivamente un espectáculo, con participación de los alumnos en todos los pasos (escenografía, vestuario, luces) con el fin de dar sentido a todo el aprendizaje y hacer partícipe al público, sin el que no existiría el teatro. Interesados/as escribidle a ajuanga@gmail.com.
                4.- Mi joven amigo Bernardo Robles expone sus cuadros en la Casa de la Cultura de Chinchón desde el 22 de septiembre al 6 de octubre. Bernardo acaba de terminar Arquitectura y expone sus obras antes de irse a Bruselas, en donde va a montar un estudio con dos colegas. Para ver su obra entrad en www.robleshidalgo.com. Pinchando en el centro de la portada, sale un cuadro de un huevo frito, que es genial. Para inversores en arte. Este chaval es un desconocido, pero puede que en unos años esté cotizadísimo. Luego no digan que no les avisé.
                5.- Por último, para quien no tema a la señora Merkel y sus windschens, el sábado 6 de octubre, la Parroquia Alemana, Avenida de Burgos 12, celebra la Oktoberfest, desde las 13.00 a las 21.00. Habrá juegos infantiles, música en vivo, litros de deutsches bier, bretzeln weiss- und bratwürste, que quiere decir cerveza alemana con salchichas a la brasa, trajes regionales y mucho tirulirulirulí. Estos no tienen link, son de la Edad de la Piedra.
En fin, no me dirán que no son variadas mis informaciones. Pues antes de colgar esta entrada, se la he enseñado al Lisardo y va y me dice que qué aburrimiento. Me ha vuelto a gritar. Dice que para repartir links no hay por qué ser tan soso. Pero, ¿en qué quedamos? ¿Es que esto no es bastante many to many? Me he enfadado con él y sólo he conseguido que me mire como diciendo “con estos novatos no hay forma de hacer carrera”. ¡Ay, qué hombre este más difícil de contentar, oyes! 

2. Pedos de Draghi

Iba yo ayer por El Retiro, en esta época incierta en la que todavía hace calor, pero ya los castaños de Indias muestran sus tonos dorados que anticipan la llegada del otoño. La única hora buena para correr en estos días (salvo madrugón) es a las 8 de la tarde, pero es entonces cuando sale todo el mundo y hay que pelear por el espacio a codazo limpio con las auténticas hordas de corredores, ciclistas, patinadores, paseantes de perros, etcétera, que abarrotan los caminos. Los etcétera son los peores.
Aun así hay margen para pensar, y la cabeza se le va a uno a la economía, bajo el diluvio de datos que nos abruman. Yo no entiendo nada de eso, pero está claro que todo lo ha revolucionado la tecnología. La posibilidad de estar conectado en tiempo real ha cambiado las pautas de negocio. Hace unas décadas bajaba la Bolsa en Frankfurt, y uno no podía teletransportarse a Nueva York y ponerse a vender como un loco, anticipándose a los brokers locales. La crisis del petróleo de 1973 tardó cuatro años en llegar a nuestro país. Ahora las crisis son instantáneas. Un tipo estornuda en Hong Kong y al instante otro en Londres dice: ¡Bless you!, que es como dicen ¡Jesús! los ingleses.
En los “parqués” (con los recortes acabarán poniéndoles tarima flotante) hay cientos de tipos apostando a futuro: cien mil a que el precio del trigo de Arizona se derrumba, cincuenta a que sube la soja. En el trapicheo del zoco universal, sucede que algunos países se ven atrapados en deudas monstruosas, después de comprar cosas absurdas (a saber para qué les van a valer a los griegos los aviones de guerra que les han vendido los alemanes).
Para medir la salud de los países en problemas, se ha inventado un concepto nuevo: la Prima de Riesgo. Es como un termómetro que mide la fiebre. Francia se ha levantado hoy con unas decimillas. Italia y España tienen fiebre alta, y Grecia rompe el termómetro. Es un medidor de una finura asombrosa, que va cambiando cada minuto. En mi trabajo, el ordenanza de planta tiene un teléfono con whatsapp, que le va enviando datos al minuto. Y, cada vez que entra con unos sobres, aprovecha para informarnos: Italia acaba de bajar dos puntos, España no se ha movido desde las 12. Son las ventajas de tener un ordenanza digitalizado. El anterior, que era analógico, sólo nos daba la previsión del tiempo, en función de lo que le indicaba la reúma.
Es un indicador supersensible, digo. En agosto, la prima española bajó apreciablemente ante la declaración del señor Draghi, presidente del BCE, que dijo lo siguiente: “No tengan duda de que el BCE hará lo que tenga que hacer para salvar al euro”. Inmediatamente, la prima bajó cincuenta puntos. Convendrán conmigo en que ese efecto mágico no se debe al significado de la frase, que podemos catalogar de afirmación de Pero Grullo, o más bien (perdonen el cultismo) de tautología. Sin ir más lejos, es lo mismo que va diciendo todo el rato el señor Rajoy, el rey de la tautología. El tipo, en cuanto alguien le pregunta, carraspea, se perfila y suelta “Haremosh lo que hay que hacer”. Y la prima ni se inmuta.
Si la cosa no se debe al significado, sólo puede deberse al significante, como nos enseñó Ferdinand de Saussure. Es decir que el tal Draghi, podría haber dicho cualquier otra cosa, con los mismos efectos. Podría, por ejemplo, haber gritado: ¡Me cago en diez! O bien: ¡Au!, como los indios de nuestros tebeos. O incluso: ¡Ugh! como los malvados mambas de El último mohicano. Hubiera bastado un simple eructo.  O un pedo. De ahí la entradilla.
Se imaginan el titular: “Draghi se tira un pedo y baja la prima de riesgo”. No sé de qué se ríen, está demostrado que la destrucción de la capa de ozono no se debía, como se creyó inicialmente, a los sprays de clorofluorocarbonatos, sino a los pedos de las vacas de Holanda, un país en el que, como escribió un niño en un examen y quedó recogido en la primera Antología del Disparate, de cada cuatro habitantes, uno es vaca.
Ese es el problema, que las ventosidades del señor Draghi tienen un efecto instantáneo que nunca conseguirán los educados carraspeos de nuestro Presidente. Rajoy dice “ejem, ejem” y no pasa nada. No hablemos ya de los regüeldos de Arias Cañete, que como es sabido los tiene de tostadas con crema, de manteca colorá, de boquerones en vinagre, o de pan con tomate, según lo que haya desayunado. Sin embargo, no es difícil seguir imaginando titulares: “El Nasdaq se desploma después de que a la señora Merkel se le escape un windschen”.
Tal vez sea este el mejor indicador de que estamos intervenidos, pienso, mientras sigo corriendo por el parque.