lunes, 27 de julio de 2015

407. Amy, el león y los que se tocan las pelotas

Nos quedamos el otro día en que había ido a ver el documental sobre Amy Winehouse y que me había parecido muy interesante. El director, cuyo nombre no recuerdo (pueden buscarlo en Google) dice que se encontró con cientos de horas de filmaciones sobre esta mujer y tuvo que hacer una selección. Aún así, la película dura más de dos horas, en las que es posible asistir al crecimiento y decadencia de una artista única, que asciende a lo más alto con 22 años y muere totalmente hecha polvo a los 27. Como en todo documental, el director entrevista a muchas personas de su entorno, pero sus voces suenan en off, sin que se les vea nunca la cara, sobre las antiguas imágenes de Amy y con un letrero sobrepuesto que dice: voz de Menganito. 

En el film, uno descubre que a esta chica lo que le gustaba era el jazz. Amaba el jazz con toda su alma y usaba su voz poderosa como un instrumento más. Ella componía todas las canciones que luego grababa en estudio, aunque en los conciertos no tenía inconveniente en hacer versiones de temas de otros, que le gustaban. Para que entiendan lo que digo, les pongo aquí abajo una grabación de Amy, yo creo que con 18 o 19 años. A la artista se la ve gordita y saludable, vestida de forma sencilla, sin tatuajes ni moños, cantando libremente, casi a capella con una mínima base de guitarra y con un brillo en los ojos que luego perdería. Les pido que la escuchen. Su voz tiene una fluidez y una continuidad portentosas, como las de una fuga de Bach o un fraseo de B.B. King. Escuchándola, uno tiene la impresión de que podría seguir cantando indefinidamente, que se para porque en algún momento hay que terminar. Si esto no es jazz, que venga Dios y lo vea.


El documental explica cómo el éxito le sorprende sin esperarlo. Cómo se convierte en una máquina de generar beneficios a la que se apuntan de manera entusiasta su padre y una serie de gente de su círculo más íntimo, que no son capaces de frenar su adicción a las drogas y su deterioro progresivo, porque están ya subidos en un carrusel que les permite forrarse a unos niveles que jamás habían soñado. A Amy no le gustan los conciertos multitudinarios, necesita descansar y desintoxicarse, pero nadie la ayuda. Su padre no sale ciertamente muy bien parado en el documental. No es de extrañar que se haya mosqueado con el director. Uno de los que supo apreciar el potencial de esta mujer como cantante de jazz fue el gran Tony Bennet, una leyenda viviente. La voz en off de este hombre, con más de 80 años, es una de las que se escuchan en la película. Consternado, afirma que sólo ha escuchado cantar de esa forma a tres mujeres: Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Amy. Abajo el dueto que grabaron ambos. Amy estaba ya muy mal, pero se esforzó en mantenerse sobria por un día, se pintó y arregló para la ocasión y sacó del olvido su voz portentosa para acompañar a su ídolo desde la infancia, en esta que finalmente sería su última grabación en estudio.


Así que, como suele decirse, entre todos la mataron y ella sola se murió. La cantidad de alcohol que se encontró en su frágil cuerpo, multiplicaba por 5 la tasa de alcoholemia que se admite para conducir, y superaba ampliamente la dosis mortal que puede resistir un ser humano. A su alrededor, una serie de botellas vacías de vodka, su último refugio frente al mundo. Si alguien le hubiera echado una mano, no sabemos lo que podría haber dado esta mujer a la música. Era muy buena. Estos días, aniversario de su muerte se ha vuelto a hablar de ella, como siempre para juzgarla, censurarla y echarla a los leones. A mí me parecen éticamente más censurables otras personas. Por ejemplo, el tipo que ha matado a Cecil, el león de Zimbabwe. El felino más querido de esa desgraciada tierra, antes llamada Rodhesia, apareció muerto, sin cabeza y sin piel. Dicen saber que fue un español el que se lo cargó, con un arco y una flecha. Pagó por ello 50.000 euros y tuvo que perseguir al animal durante dos días hasta que lo pudo rematar.

Dicen las informaciones que no se sabe la identidad del menda, pero que era miembro del Club de Cazadores de Zimbabwe, de donde ha sido fulminantemente expulsado. Que han detenido a sus dos cómplices, pero aun no saben quién es. ¿No les suena raro todo esto? UNO. ¿Cómo saben que era español? ¿Es que decía todo el rato coño, cojones y mierda? (Cortazar pintaba a sus personajes españoles diciendo tacos sin parar). DOS: En un país en el que la vida vale tan poco, no creo que hagan muchos remilgos a la hora de torturar a los cómplices detenidos para que desvelen la identidad del sujeto que los contrató. TRES. Los del Club de Cazadores sabrán su identidad, si no ¿cómo han hecho para expulsarlo? Entonces, la consecuencia es obvia. Se sabe quién fue. Y no se dice. Ergo, se trata de alguien conocido. La nómina de españoles capaces de pagar 50.000€ por hacerse una alfombra de león recién asesinado, digo yo que no debe de ser muy amplia. Quién será, será.

¿El Rey padre? No creo, ya salió muy escaldado con el tema del elefante y no está para muchos excesos. ¿Rodrigo Rato? Creo que no puede salir de España. ¿Bárcenas? No, por lo mismo. ¿Amancio Ortega? Por dinero, sí podría, pero no se le conocen aficiones cinegéticas tan letales. ¿Isabel Preysler, para su nueva casa con Vargas Llosa? No, esta señora no tiene tan mal gusto. La verdad es que no sé en quién pensar. Ortega Cano, que podría dar el nivel de horterismo, pues resulta que está todavía en el trullo. Lo mismo que Granados. ¿Artur Mas? No. Está muy ocupado con el procés, y además, esa costumbre lamentable de la caza, es típicament española, escolti. ¿Villar Mir? No me consta que sea cazador. ¿Florentino? Está en China. ¿Paquirrín? De gira. ¿El Chapo Guzmán? No, que es mexicano. No sé si a ustedes se les ocurre algún candidato. Lo que parece claro es que, antes o después, se sabrá quién fue el autor de semejante desaguisado.

Y hablando de conductas éticamente reprobables, qué decir de las llamadas telefónicas intervenidas al cerebro de la trama Púnica. Por si no las conocen, AQUÍ tienen la información en donde se detallan las conversaciones del sujeto. Y AQUÍ el análisis del tema que hace mi admirado Lorenzo Silva, preciso como siempre y centrado en las dos principales perlas del caso. La foto que sale en el artículo de Silva es cojonuda: el autor de tales perlas parece uno de esos dibujos animados que van andando y no avanzan, al estilo Pedro Picapiedra. También se da un aire a Agamenón: igualico, igualico, que el defunto de su agüelico. Un ejemplo más de mi teoría de que la gente lleva en la cara lo que es.

Hace unos años grabaron a un impresentable corrupto valenciano proclamando con convicción que él estaba en política para forrarse. Pues ahora, el ínclito José Miguel Moreno (por cierto, sustituto de Granados en la alcaldía de Valdemoro) da un paso más hacia la perfección: éste no sólo se ha forrado, sino que además lo ha conseguido tocándose las pelotas. Tal vez sea ese mi problema existencial más acusado: que yo no me hice funcionario para tocarme las pelotas y lo llevo fatal. Este hombre, sin embargo, está feliz. Para hacerse su fortuna, no ha necesitado ni estudiar ni esforzarse. Sólo tocarse las pelotas. Al menos los que rodeaban a Amy Winehouse, tenían que hacer un esfuerzo mayor.

Supongo que, tanto José Miguel Moreno, como el asesino de leones, si se les preguntase por Amy, torcerían el gesto en un guiño de repulsión hacia el personaje, desde una supuesta superioridad moral. Sin embargo, para mí esta mujer estaba bastante por encima de ellos. Esta mujer, mientras estuvo en sus cabales antes de sucumbir a la droga, fue capaz de crear una música muy bella. No creo que estos dos personajes la supieran apreciar. Probablemente, su padre y los demás que se forraron con su sobreexposición en macroconciertos agotadores, en vez de ayudarla, tampoco entendían su arte. Entre determinados planos éticos y estéticos no hay intersecciones. 

Si están en la playa, que disfruten. Si siguen aquí al caloret, paciencia. Parece que ya viene un alivio, aunque ya no sabe uno si creérselo. Besos y abrazos.
   

14 comentarios:

  1. Joder, pues sí que era buena Amy Winehouse. La grabación más antigua es sorprendente. Una chica en torno a los 20 años que es capaz de componer eso, salir a un escenario con una guitarra que apenas domina y cantarlo de esa manera, es un diamante en bruto. Qué pena que acabara como acabó. En unos años, además, en que la droga ya no molaba, como en los tiempos de Joplin/Hendrix. El dueto con Bennet me gusta menos, no casan demasiado bien, me huele a reunión forzada por las discográficas para seguir explotando el filón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como cantante y compositora era muy buena. La droga ya no molaba tanto como antes, pero ella tenía una patología psiquiátrica previa (anorexia/bulimia) que nadie le ayudó a atajar (además era cabezota).
      En lo de Bennet te equivocas y lo entenderás si ves la película. Este hombre es una institución y decidió hacer un disco de duetos con artistas elegidos por él. Amy no podía faltar, pero ya no estaba en condiciones de grabar ni de hacer casi nada. Sin embargo, Bennet viajó a Inglaterra y prepararon la grabación. En el film se ve como lo intentan varias veces y Amy se para a la mitad y dice que no es capaz de hacerlo, que le está saliendo muy mal, que va a resultar ridículo. Con mucha dulzura, Bennet le dice que no tiene prisa, que lo intentarán todas las veces que haga falta, hasta que les quede niquelao, que está seguro de que van a lograrlo y que no quiere grabar esa canción con nadie más. Como un padre. Como su propio padre no supo tratarla.

      Eliminar
  2. ¡Emilio!, que al final el del león no era español. Que era un dentista de Minessota. No sé de donde sacaron que era español.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fíjate. Era un yanqui. Quién lo hubiera dicho. Sobre la información falsa de que había sido un español, sólo se me ocurre una explicación: que en el Parque Nacional Hwange trabaje un catalán que haya querido echar una mano al "procés".

      Eliminar
  3. Gracias por descubrirme a la verdadera Amy Winehouse. El vídeo de su actuación en directo da la verdadera medida del talento de esta mujer. Aquí no hay trampa ni cartón. Es una mujer dejando volar su improvisación verdaderamente jazzística sin adornos ni añadidos. Música libre en estado puro. Escucho ese vídeo una y otra vez y le saco cada vez más matices. Una sorpresa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo contigo. Amy era uno de esos artistas únicos que surgen de vez en cuando, como Jimmy Hendrix y otros. No dejan discípulos, nadie puede seguir su camino. Si con estos últimos posts he conseguido sacar a esta chica de la sección de sucesos, pues habré cubierto mi objetivo, aunque ya sea demasiado tarde. Yo la he descubierto de verdad viendo el documental Amy.

      Eliminar
  4. Sus posts en los que salta de un tema a otro, suelen gustarme mucho. La narración parece tener una continuidad natural, pero de pronto, en cuanto uno se descuida, ya ha saltado usted a un asunto que no tiene nada que ver con el primero. En este caso son tres los temas entre los que luego juega a saltar de uno a otro.
    Ahora que se sabe que el leonicida era un dentista gringo, es fácil descubrir el truco con el que desarrolla un razonamiento tan falaz como la tesis de un sofista griego, en otro de sus malabarismos narrativos. En fin: es usted capaz de mezclar churras con merinas con un resultado muy divertido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno no sé sin son elogios o críticas. Yo creo que no hay que buscarle tantos pies al gato de mis textos. Me limito a escribir de forma fluida, sobre cosas sencillas y generales que se me ocurren y que pienso que pueden interesar a otros. Cuando sobrepaso los dos folios intento cortar. Y luego le doy un repaso para afinar la redacción. Esto último es clave y te pongo un ejemplo, sobre tu propio texto (disculpa, no quisiera parecer pijotero).
      Tú escribes: "La narración parece tener una continuidad natural, pero de pronto, en cuanto uno se descuida, ya ha saltado usted a un asunto que no tiene nada que ver con el primero".
      Yo diría: "La narración parece tener una continuidad natural pero, de pronto, uno se descuida y ya ha saltado usted a un asunto que no tiene nada que ver con el primero".
      Parece igual, pero no lo es. Las comas bien puestas y la precisión ayudan a que mis textos sean agradables de leer. Un jefe que tuve me llamaba Azorín e insistía mucho en que repasara y corrigiera los textos de mis compañeros. "Esto, que lo vea Azorín", decía todo el rato. Te puedes imaginar la manía que me cogieron todos.
      De todas formas, por si tu comentario era elogioso, te doy las gracias. Y, si no, también.
      Un abrazo y buen verano.

      Eliminar
  5. Si usted ha tenido que ver el documental para descubrir que a Amy le gustaba el jazz, eso quiere decir que no ha escuchado la música de Amy, ni ninguna de las muchas entrevistas que se le hicieron (se las recomiendo; revelan un amplio y profundo conocimiento de la música de los siglos XX-XXI y una enorme sensibilidad). El primer disco de Amy "Frank" es jazz puro (de hecho empieza tarareando jazz a capella y versiona dos canciones de jazz) y ella siempre se autodefinió como "a jazz singer"; en cuanto a que se convirtió en una máquina de generar dinero... no era ese el problema sino su relación tóxica con su esposo Blake Fielder-Civil. Me alegro de que haya usted descubierto lo brillante que era Amy (un genio diría yo); a título informativo únicamente indicar que en la grabación que pone usted en primer lugar, tenía 21 años, puesto que se realizó con el motivo de la celebración en Londres del 50 aniversario de las Fender Stratocaster (la guitarra que toca Amy en esa grabación). Escribir un artículo, aunque sea un blog, sobre un genio de la música com Amy Winehouse con tal manifiesta falta de conocimientos, es en fin...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo lo que usted dice es cierto y le agradezco las precisiones. Si ha entrado en otros de mis posts, verá que no presumo de especialista de nada, sino de un conocimiento muy superficial sobre las cosas que me van interesando en el día a día. Mi mente es bastante dispersa, salta de un tema a otro y mi producción de posts trata de reflejar el movimiento browniano de mis pensamientos y de hacerlo de manera amena para el lector. Mi trabajo se acerca más a la divulgación que al análisis en profundidad y no creo engañar a nadie.
      Si me lo permite, le diré que tal vez se podría haber ahorrado su último comentario. Yo me he limitado a escribir sobre la impresión que me ha causado una película documental, sobre un personaje del que no sabía prácticamente nada, ignorancia que no he ocultado en ningún momento. Después de ver el film, he sentido curiosidad, he buscado algunas entrevistas y vídeos y he sacado una primera impresión, que he desarrollado en un par de brochazos apresurados. La cosa no va más allá de eso. Tampoco creo haber dicho ninguna barbaridad.
      Por otro lado, no aspiro a que mis escritos gusten a todo el mundo. Mi foro está abierto a sus críticas, que siempre le agradeceré.

      Eliminar
    2. Emilio, eres demasiado educado con esta señorita que ha entrado a criticarte sin fundamento. Yo tampoco sabía nada de Amy Winehouse, excepto lo que salía, como tú dices, en la crónica de sucesos. Tu entrada me ha avivado la curiosidad por el personaje, hasta el punto de ir a ver la película, algo que no tenía en programa. Después de verla, he descubierto a una mujer llena de sensibilidad musical y ciertamente genial. Lo que esta comentarista hace es presumir de experta y enmendarte la plana en el tema de la edad de Amy en el primer vídeo, algo irrelevante, que cualquiera puede consultar en Internet. Por otro lado, en la película no queda tan claro que el problema de esta mujer fuera exclusivamente su "tóxico" esposo. Eso es lo que yo creía antes de ver el documental. Ahora no estoy tan segura.

      Eliminar
    3. Vale, tengamos la fiesta en paz. No sé quién eres, pero te contesto. He respondido a la señora anterior con educación, porque ella se ha dirigido a mí con educación. Su último párrafo, por el que le he regañado moderadamente y anteponiendo un "tal vez", revela que es muy posible que no conozca este blog. Como ya he repetido hasta la saciedad, este es un modelo de foro en el que yo comento cosas que me vienen a la cabeza, de forma superficial y sin grandes pretensiones. Por eso escribo muchos textos, sin apenas repasarlos. El modelo contrario es el de mi amigo Emilio de la Peña: este tocayo saca un post cada tres meses, porque no se decide a publicarlo hasta que lo tiene perfecto. Mi blog no es así, y se proclama desde su propio título, que es un oxímoron: una verdadera reflexión no puede hacerse a la carrera.
      Dicho esto, lo importante es que la señora Susana y yo coincidimos en el tema de fondo: que Amy Winehouse era un genio de la música. El hecho de que ella lo supiera de antes y yo lo haya descubierto con la película es irrelevante. Ni siquiera mi texto es un artículo sobre Amy; apenas dos párrafos y medio dentro de un post que entremezcla ya desde su título tres asuntos que no tienen nada que ver. Y, desde luego, este modelo de blog, ha de admitir la crítica: yo no puedo pretender estar en posesión de la verdad sobre temas de los que no soy un especialista. Los detalles que aporta esta señora, son de agradecer y enriquecen mis opiniones.
      Por último, creo que lo que llevó a Amy a una muerte prematura fue un conjunto de factores, en el que tiene un papel decisivo el marido tóxico, que la metió en la droga y también el entorno, que no supo sacarla de ella.
      Así que gracias a ambas. Con lo tranquilo que ha estado esto en la primera quincena de agosto, ahora está movidito. Como a mí me gusta.

      Eliminar
  6. Debo confesar que no conocía el blog; es la primera vez que entro en él (un comentario sobre el documental "Amy" me trajo aquí); una vez que usted me ha aclarado la filosofía del mismo creo que mi obligación es pedirle disculpas. En cualquier caso, nunca pretendí ofender a nadie; reconozco que soy una incondicional de Amy, no solo en cuanto a su indiscutible talento sino como persona; me da mucha pena que cuando se habla de ella sea siempre para hablar de su adicción al alcohol (sobre todo la prensa inglesa) obviando, entre otras cosas, por ejemplo lo generosa que era (entre las ONGs inglesas tenían un dicho "Díselo a Amy; ella lo hará"), así que no puedo hablar de ella sin pasión.
    En cualquier caso, y sobre el tema del concierto de Fender, no era mi intención "enmendarle la plana" a nadie y efectivamente como dice la otra persona que responde, el dato es comprobable en internet. No creo que tenga ninguna importancia, y si como dice, está usted redescubriendo a Amy le recomiendo la entrevista que le hacen con motivo del concierto https://www.youtube.com/watch?v=n9bG6Q5rPJY y sobre todo (si no lo conoce ya) el concierto y la entrevista en Dingle https://www.youtube.com/watch?v=7BfZ1bxuNXI
    Un saludo y gracias por responder

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Susana, primero me vas a permitir que te trate de tú, como signo de amistad y respeto. Segundo, no era necesario que te disculparas; no me sentí ofendido por tu comentario. Si te ha parecido necesario pedirme disculpas, pues yo te las acepto y listo.
      Yo también te debo algunas explicaciones. Tengo 64 años y hasta hace unos 25 estaba muy al día en el mundo del rock y el blues. No tanto en el del jazz, aunque algo. Luego me empezó a dejar de interesar ese mundo, porque creía (y creo) que ya no hay nadie tan bueno como Bob Dylan, Lou Reed, Jimmy Hendrix o Leonard Cohen, por decir algunos al azar. Ahora estoy más o menos enterado de los éxitos de mayor repercusión, pero siempre con la idea de que no igualan a los antiguos, que eran los míos.
      En ese contexto, escuché Rehab, me gustó y me compré el disco Back to Black, del que no creo que se pueda decir que sea jazz. Varias veces estuve a punto de hacerme con el Frank, pero no lo llegué a escuchar como se debe. Después asistí a las noticias sobre el proceso de autodestrucción de Amy, sobrecogido y sin entender cómo le podía pasar eso a alguien.
      Llegó el documental, leí alguna crítica en la que se decía que era bueno, que no se recreaba en el morbo y que desvelaba a la verdadera Amy. Fui al cine atraído por el personaje. Y me llevé la gran sorpresa: además de conocer mejor la vida de Amy, descubrí que era una artista superlativa, que lo que hacía era jazz y que ponía en cuestión absolutamente mi convicción de que la música de ahora ya no es tan buena como la de antes. Desde entonces he buscado más grabaciones en youtube y coincido con todo lo que dices sobre su sensibilidad y talento.
      Respecto a lo que dice la otra comentarista (descubre su género en la última palabra), pues siento que te haya criticado. No es la primera vez que en mi blog se enzarzan visitantes entre ellos; yo siempre procuro poner paz. A mí lo que me interesa es que entre gente nueva y se sienta libre para decir lo que le parezca, por supuesto con educación.
      No creo que debamos alargar más este asunto, te prometo escuchar con atención los vídeos que me indicas. La puerta de este blog está siempre abierta para personas como tú: informadas, vehementes, educadas y que escriben de forma correcta y concisa, esto último cada vez más raro.
      Un saludo afectuoso.

      Eliminar