sábado, 18 de mayo de 2013

126. Homenaje al papel higiénico

¡¡Hoooola!! Ya estoy en casa. Se acabaron las vacaciones. En realidad, llevo ya unos días en Madrid de vuelta de mi retiro portugués, pero no encontraba el momento de volver a escribir en el Blog, urgido por otros afanes a los que he dado prioridad, como el de correr por el Retiro aprovechando que todavía no se nos ha caído encima el calorazo que amaga cada vez que el cielo se despeja. Para colmo he tenido alojados en mi casa a un par de porteños pelotudos, compañeros de mi hijo en Rotterdam, que andan estirando lo que pueden su estancia de este lado del Atlántico, a base de visitar a todos sus colegas del año lectivo finalizado. Ayer noche mejoré mi papel de anfitrión haciendo de cocinero para ellos.

No es mala rentrée al mundo de la gran ciudad, después de mi escapada al entorno silvestre de la casa que mi amiga T. comparte en el centro de Portugal con su familia de animales salvados de destinos trágicos marcados por el abandono y la desnutrición, a saber: 19 perros, 2 gatos, 2 caballos, una cabra, un gallo y un montón de gallinas. Tenía también un burro que, como el de la tía Vinagres, se murió hace poco. Ya les hablaré más en profundidad de este peculiar refugio en el que todos los animales tienen nombre. Como les adelanté, el lugar carece de conexión a Internet. No obstante, uno de los días nos acercamos al pueblo de Santa Caterina y visitamos un ciber-bar-panadería. Allí nos conectamos un instante, lo que nos permitió constatar con alivio que la señora Merkel sigue al timón y que a Messi le duele la pierna, pero poco.

Me llamó la atención una noticia. El presidente de Venezuela, que se llama Maduro, aunque todavía está bastante verde, ha anunciado la importación urgente de 50 millones de rollos de papel higiénico, para paliar el desabastecimiento de tan imprescindible complemento de la vida moderna. Acá lo pueden ver anunciando la buena nueva. Por supuesto, el presidente echa la culpa a los comerciantes que acaparan el producto para venderlo luego más caro, las amas de casa que lo acumulan por si acaso, y la prensa que, con sus informaciones alarmistas, contribuye a extender la paranoia. Le faltó culpar al huracán que destrozó las calles de Nueva York hace un año. Con motivo de esta noticia, he recopilado algunas informaciones wikipédicas sobre tan modesto y cotidiano artículo de consumo, que les detallo después de un par de historietas al respecto, rescatadas de lo más profundo de mis recuerdos. 
 
Para empezar, un chiste caribeño. Lupita/Qué/¿Te quieres casar conmigo?/¿Y cuánto es lo que tú me ofreces?/Pues mira, mi amol, yo he estudiado varias maestrías y tengo dos capasitasiones y un digrí, así que tengo seguro encontrar un trabajo digno para alimentarte, pues/Con eso no tengo yo ni pa’ papel higiénico. La escena se repite varias veces, el tipo aumenta su oferta con 10.000 dólares que le pedirá a su papá, luego 20.000, luego 50.000.  Pero la respuesta de la esquiva Lupita es siempre invariable: con eso no tengo yo ni pa’ papel higiénico. Ello conduce al último diálogo: Lupita/Qué/ ¡¡¡CAGONA!!! 

Otra vieja historia que viene a mi memoria. Años de postguerra. Racionamiento, cartillas, estraperlo. Don Jacinto, comerciante jubilado, se ha quedado viudo y no tiene familia. Decide alquilar su casa e irse a vivir a una pensión de medio pelo en su barrio, que es el de Chamberí. Se propone ser el mejor de todos los inquilinos. Es un hombre exageradamente escrupuloso, respetuoso con las cosas públicas y obsesionado con dejarlo todo tal como se lo encuentra, o incluso más limpio. No tiene nada que hacer y su manía le lleva a solicitar a la patrona el honor de ser el último en utilizar cada día el baño comunitario. Entonces, se cierra por dentro, y nadie sabe por qué tarda tanto en salir, no hace falta hora y media diaria para las abluciones cotidianas. El tipo sale cada día hecho un pincel, y pronto empiezan a correr rumores y chistes a cuenta de qué hará don Jacinto en su larga estancia diaria en el cuarto de baño.

Entremos con él, para ver a qué dedica esa hora y media. Para empezar, se arremanga y revisa todos los rincones del cuarto, en busca de manchas, charquitos, gotas de agua, pelos y restos diversos, que va saludando entre dientes con frases como: ya me lo imaginaba yo, hay que ver qué poco cuidadosa es la gente y otras similares. Ataca el rollo de papel higiénico y, provisto de trozos generosos, va poco a poco limpiándolo todo, dejándolo impoluto. Sólo entonces afronta sus enjuagues, aspergios y lavatorios, que producen una segunda generación de salpicaduras que también han de ser enjugadas. El tipo repasa una y otra vez su obra con la satisfacción del deber cumplido. Sólo entonces abre el pestillo y deja el baño libre.

A don Jacinto lo echaron al poco de la pensión. Cuando preguntó por qué, la patrona le dijo escuetamente que ocupaba el cuarto de baño demasiado tiempo y que gastaba un rollo diario de papel, lo que lo convertía en un huésped poco conveniente para ella. El tema del gasto de papel, nos lleva a las cifras de consumo que indica la Wikipedia. En primer lugar, parece que, en un uso normal, un rollo de papel estándar sirve para 26 usos. Así lo determinó un estudio del Wall Street Journal en 2004. Según ese diario, el ciudadano medio usa entre 8 y 9 rectángulos de media por uso. Como el rollo tiene 240 rectángulos, pues la media es esa. 

Si cada habitante caga 1,5 veces al día, una operación sencilla nos conduce a una cifra de gasto anual por persona de 20,5 rollos. Pero parece que estos son datos de Estados Unidos. Según las encuestas, en Latinoamérica el consumo es mucho más bajo, liderado por Chile, Argentina y México, todos con cifras muy alejadas de las de los yanquis. En Europa los españoles somos los que más gastamos, tal vez por nuestra costumbre de utilizarlo para usos espurios, como hacía el don Jacinto de mi historia.

Antiguamente, la gente se limpiaba el culo con lechugas, hojas de parra o de coco, musgo, lana, piedras o lo que pillaran. Lo más normal era ir a lavarse al río, cuando lo había. Los romanos tenían esponjas pinchadas en un palo y metidas en un cubo de agua salada, donde las enjuagaban después de cada uso. Los chinos fueron los primeros en usar cuadraditos de papel en el siglo XIV. En el XVIII, la generalización de los periódicos, llevó a la gente a cortar cuadrados y colgarlos en clavos. A mediados del XIX se empiezan a comercializar en Estados Unidos paquetes de papel plegado, específicamente destinados a la higiene de la retaguardia. Muy poco después, se inventa el rollo tal como lo conocemos ahora. 

Sin embargo, las primeras marcas debían de distar mucho de la suavidad actual. En 1935 se comercializó en los USA una marca que se anunciaba como “libre de astillas”. Sólo en 1942 apareció el papel de doble hoja, un invento escocés que no llegó a nuestro país hasta mucho después. Mis recuerdos de infancia van inevitablemente unidos al papel Elefante, que era una especie de lija del cero. Aquí tienen la imagen, envuelto en su celofán amarillento. Como pueden ver se vendía en dos tamaños, normal y kingsize para culos gordos. 

El mayor o menor uso de papel higiénico es un indicativo del nivel de desarrollo de un pueblo. En las ciudades costeras de Marruecos he visto a la gente mayor bajar a la playa, subirse los bajos de la chilaba, hacer su operación tranquilamente y luego dejar caer la chilaba sin limpiarse ni nada. En El Cairo, a comienzos de los setenta, los wáteres públicos se limitaban a un agujero protegido por unas chapas metálicas verticales para que no se te vieran las vergüenzas, sin más accesorios. Se dice que los fundamentalistas usan la mano izquierda como medio de limpieza, mano que ya no usan para nada más (menos mal).

Un par de curiosidades. En Zimbabwe, la ultrainflación a que el dictador Mugabe ha llevado al país, hace que un rollo de papel cueste 100.000 dólares locales. O sea que a la gente le saldría más barato limpiarse el culo con billetes de 5.000 dólares. Pero, como es natural, utilizan cuadrados de periódico a la antigua usanza. En Japón, el prestigioso escritor Koji Suzuki editó una novela corta de terror, titulada Drop en rollos de papel higiénico (abajo la imagen). En pocos días vendió 80.000 ejemplares. Hermosa idea: te sientas, lees y luego te limpias con el texto. Un ejemplo del llamado arte efímero.


2 comentarios:

  1. Tambien existen rollos que sirven además para descarga de pasiones futboleras. Tal que éste:
    http://www.somosrojillos.com/media/galeria/9/6/1/4/1/n_club_atletico_osasuna_humor-1416.jpg

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    1. Muy buena la imagen. En Pamplona odian al Madrí y cada año les tiran de todo y les insultan. Eso va a ser bueno para el Depor. El Osasuna tiene un punto más y cierra la liga en el Bernabeu.

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