viernes, 10 de mayo de 2013

125. P.D. Una de fontaneros

¡¡¡HAN PICADO!!!! Se han creído eso de que no iba a escribir más. No se van a librar de mí tan fácilmente. Miren que insisto todo el rato en que no se crean todo lo que les cuento. Pues nada, amago con no escribir en una temporada y ya está todo el mundo despidiéndose, deseándome buen viaje y todo lo demás.

Bueno, la verdad es que no les he mentido, esta vez. Lo que pasa es que hasta mañana no salgo para Portugal, que ya me han arreglado el Internet y que tengo un rato para subir una parida cortita, a partir de una foto que me han enviado esta mañana. Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. 

Con lo del Internet soy el primer sorprendido. La verdad es que la compañía se ha portado. No les digo el nombre de mi compañía, porque eso sería publicidad, y hacer publicidad sin cobrar royalties es de tontos. Su comportamiento ha sido inmejorable, y eso que la cosa empezó mal. Llamé a Atención al cliente, me atendió el habitual ventrílocuo mecánico, tuve que pulsar almohadilla unas cuantas veces y por fin conseguí que se materializara una persona al otro lado del hilo. Para variar, un ecuatoriano muy amable y untuoso. 

Mil grasias por llamarnos, por favor, dígame su nombre si es tan amable, a quién tengo el gusto de atender. Emilio. Don Emilio, mil grasias por llamarnos, don Emilio, dígame, en qué podemos ayudarle. Se me ha estropeado el ADSL y el fijo que tengo contratados con ustedes. Don Emilio, dígame, ¿qué número de fijo usted tiene?

En fin, no hace falta que reproduzca la conversación entera, ya se la pueden imaginar. Durante aproximadamente veinte minutos me tuvo al teléfono, diciendo que estaba hasiendo unas operasiones de comprobasión y preguntándome cada poco si aún seguía ahí y si el router cambiaba de señal, con respuesta negativa. Al fin, con tono alborozado, me dijo: Don Emilio, ya lo tengo, ya la localisé la avería, ¿está usted ahí? se la voy a explicar en un segundito. En ese momento, la comunicación se cortó y entró directamente el ventrílocuo con una encuesta de satisfacción. Puntúe la atención recibida de cero a cinco. Cero. Disculpe, no le hemos entendido. CERO, COÑO. Disculpe, seguimos sin entenderle. CERO, JODER, HE DICHO CERO, PÁSENME OTRA VEZ CON EL PANCHITO, CABRONES, ESTABA A PUNTO DE CONTARME LO QUE ME PASA Y LE HAN CORTADO USTEDES.

Como se pueden imaginar, el ventrílocuo no contestó a mis insultos. Tuve que colgar y llamar otra vez. La cosa se reprodujo idéntica al principio. Salió el panchito con las mismas fórmulas de cortesía, hasta tal punto que le pregunté: ¿es usted el mismo con el que acabo de hablar? No, señor, usted no me comunicó primero, señor. Pues es muy raro, porque habla usted igual que el otro. Ja, ja, ja, sierto, somos acá unos cuantos compatriotas, discúlpeme, dígame su nombre, por favor, a quién tengo el gusto de atender.

Otros veinte minutos. Esta vez se me informó de que la avería estaba en la central, en el cableado de la central. Que mandaban a un técnico enseguida para que hiciera inspecsión, porque el cableado de la central tenía por lo menos ochenta metros y había que localizar  el punto concreto averiado. Que esa misma noche lo mandaban al técnico, para que yo no me quedara sin Internet más tiempo del imprescindible.

Al final, le hice una pregunta muy concreta: ¿si me hacen una encuesta de satisfacción y yo digo que cero patatero, eso le perjudica a usted? Volvió a reírse y me contó que esas encuestas constan de cuatro preguntas. Que las tres primeras tenían relación directa con su trabajo, por lo que me pedía que fuera magnánimo con él, por supuesto sólo en el caso de que me hubiera sentido bien atendido. Que la cuarta tenía relación con la atención global de la compañía y que ahí dijera lo que me pareciera más oportuno, que a él eso no le afectaba.  Le di las gracias y colgué. Enseguida me vi sumido en la sensación de que todo podía ser un camelo y que nadie iba a hacer nada por lo menos hasta el día siguiente.

Pero no fue así (por cierto esta segunda llamada no fue seguida de encuesta de satisfacción alguna). Ayer por la mañana me enviaron un SMS diciéndome que estaban en ello y que me habían recargado un pincho que tengo de la misma compañía con un giga gratis para una semana, para que no me quedara sin Internet mientras buscaban y arreglaban la avería. Pero no tuve que hacer uso del pincho, porque a mediodía ya estaba arreglada. 

Les cuento todo esto para que tengan paciencia con estas cosas. Yo la tuve en general, aunque la perdí momentáneamente cuando el ventrílocuo me impidió escuchar las explicaciones del primer ecuatoriano, y bien que lo siento. Enfadarse es malo para la salud. No debemos olvidar que hace cuatro días no teníamos Internet, ni móviles ni nada, y vivíamos perfectamente. Los avances tecnológicos nos han cambiado las coordenadas y aún no nos hemos adaptado del todo. Este nuevo mundo en el que vivimos requiere paciencia, proximidad, sentido del humor e imaginación. Y aquí viene lo de la foto que me han mandado esta mañana.

Resulta que en este mundo tan sofisticado, las averías de los aparatos del cuarto de baño y la cocina siguen requiriendo que llamemos a ese personaje analógico inefable que conocemos como ”el fontanero”. Resulta que los fontaneros también se han modernizado y ya no llegan vestidos con un mono azul, sino generalmente con un vaquero a la moda, es decir, de tiro bajo. Resulta que el trabajo de estos señores les fuerza siempre a agacharse, lo que hace que inevitablemente nos veamos obligados a soportar la desagradable visión de su raja del culo. 

Pues bien, en la seria y calvinista Alemania, las quejas generalizadas de las señoras sobre este auténtico problema nacional han llevado a una compañía de fontaneros emprendedores a diseñar un uniforme imaginativo que mejore la visión de los traseros de sus empleados. Su lema: Attraktiver, als du denkst, o sea, más atractivo de lo que piensas. Les dejo con la imagen y esta vez sí que me voy de verdad. Gute nacht.

1 comentario:

  1. Genial idea, y sobre todo supongo que les habrá reportado mucha publicidad gratuita en los medios.

    ResponderEliminar