Es éste un palabro (es decir, un vocablo no admitido por el Diccionario de la
RAE), que se viene utilizando para designar frases o expresiones que la gente
distorsiona y dice mal, en algunos casos por pretender parecer más cultos de lo
que son, en otros porque les salen mal de manera automática por vaya usted a
saber qué conexiones neuronales y, en otros más, porque se empieza a extender
la forma errónea de decirlo y ya se le pega a todo el mundo. Ejemplo. Mucha
gente dice plausible por posible. Se creen que quedan mejor
diciendo plausible. Sin embargo, el
DRAE sólo da dos significados a esta palabreja: 1, digno de ser aplaudido y 2, admisible
o recomendable, que no es lo mismo que posible. Le pasa a los más expertos: mi
profesor de Historia de la Arquitectura decía siempre “Dirección General de
Regiones Desbastadas”, cuando quería decir, obviamente, “Devastadas”.
Inculteces era precisamente el
nombre de una sección dedicada a las barbaridades que dice la gente en público,
emitida por Radio Nacional, y de la que se encargaba el gallego Xosé Castro,
dentro del programa Asuntos propios,
que capitaneaba Toni Garrido, en las tardes de la cadena pública. Hablo en
pasado porque cuando llegó el PP al Gobierno los echó a los dos, supongo que en
pago de viejas afrentas derivadas del cachondeo a cuenta de las burradas dichas
por los de su partido, aunque mi paisano se reía por igual de todos, políticos
y no políticos.
Los oyentes aportaban también
cosas de su cosecha y era una sección muy divertida. Con ese material, Castro y
Garrido publicaron un libro titulado precisamente Inculteces (Planeta-2009), muy
recomendable para reírse un rato. Aquí aparecen desde el atracador que usa una
escopeta recortable, hasta el que combate el dolor de cabeza con colocatil, o
la aerofagia con pedorred. Es una pena que el programa no siga, porque yo tengo
muchas y muy buenas aportaciones. Les cito algunas. Hace frío y está lloviendo
a cántabros. Hay que abrigarse, si no quiere uno quedarse como un tímpano. Conste
que yo el catarro me lo he pillado con el aire incondicional. Aunque tampoco es
bueno tener la ventana herméticamente abierta. Conviene leerse muy bien las
clápsulas de cada contrato. Y no confundir las churras con las meninas. Quien
lo haga comete un graso error. Lo mejor es que haga mutis por el forro. Antes
de que el asunto se convierta en Box Pópuli. Que luego esas cosas te pasan
fractura.
El ínclito Caneda, olvidado
presidente del Compostela al que gustaba pegarse de tortas con Gil y Gil por los
pasillos de la federación, es autor de una frase realmente genial. Tras una
derrota de su equipo por goleada, salió a la palestra y dijo: “No por esto
vamos a rascarnos las vestiduras”. Gil y Gil es, precisamente, el autor de una
de las más sonadas y conocidas. Resulta que este impresentable, cada año echaba
a la mitad de la plantilla y contrataba otros tantos nuevos. Parece claro que
en cada una de las operaciones se llevaba su correspondiente comisión. Pero la
cosa era tan descarada que, uno de los años, se sintió obligado a dar una rueda
de prensa para explicar los motivos por los que daba de baja a medio equipo.
Le habían preparado una hoja para
que la leyera, con la relación de esos motivos de despido. Fulanito por bajo
rendimiento. Menganito por salir mucho de noche. Zutanito por fingir lesiones.
Uno de los miembros de la plantilla de ese año era Quique Setién, quizá el
mejor futbolista cántabro de la historia, actual entrenador del Lugo. Setién
tenía un comportamiento intachable; era un intelectual que dedicaba su tiempo
de ocio a leer y estudiar, cosa que sigue haciendo ahora, como evidencia la
exquisita redacción de sus colaboraciones en los periódicos. Los del club sólo pudieron
agarrarse a esa peculiaridad, que ciertamente le mantenía alejado del clima de
compañerismo chusco y ruidoso de sus compañeros, todos más incultos. No sabemos
qué fue exactamente lo que le escribieron a Gil y Gil en el papelito. Sólo que,
cuando lo leyó ante los micrófonos, dijo: “Quique Setién, por su comportamiento
ostentóreo”. Uno de los periodistas, atónito, le insistió: “¿Cómo ha dicho
usted, don Jesús?”. Y el tipo lo recalcó con su acento más convencido:
“Ostentóreo, he dicho, comportamiento ostentóreo”.
A veces, sobre todo entre la
gente muy mayor, los términos correctos se intercambian con otros de sonido
parecido, de manera automática, sin que el que lo dice se dé cuenta. Cuando yo
era pequeño, solíamos hacer quinielas con mi anciana tía Lola. Yo le recitaba
uno a uno los partidos y ella pronunciaba en voz alta el nombre del equipo que ella
estimaba que iba a ganar, o bien decía “pon un empate”. Tenía algunas ideas
constantes. Por ejemplo, siempre apostada por la victoria de Madrí, Barça y
Aleti. Y por la derrota del Murcia (los mursianos son muy fanfarrones,
aclaraba). Otro de sus equipos favoritos, vaya usted a saber por qué, era el
Rayo Vallecano. Cuando yo le leía un partido en el que jugara dicho equipo, se
apresuraba a decir: “Radio Vaticano”. Enseguida se daba cuenta por mi risa de
que había dicho algo mal, pero a la siguiente quiniela le volvía a pasar lo
mismo.
Es curiosa la forma en que
algunas marcas comerciales se interfieren en estos cruces de cables tan
divertidos. Ya les he dicho que uno de los hallazgos de lenguaje que más
maravillan a mi amigo Philippe es la costumbre española de llamar michelines a
las lorzas que afean la cintura de los mayores poco cuidadosos, trasponiendo el
nombre de una marca de neumáticos de coche, francesa, por más señas. Aquí les
traigo otro ejemplo sorprendente, con fotos.
Hace años que en el Puente de
Vallecas, la tierra del famoso equipo del Radio Vaticano, existe la calle Monte
Oliveti, con sus correspondientes placas indicadoras y recogida con ese nombre
en todos los callejeros. Como ustedes saben, el paraje bíblico a que hace
referencia es el Monte Olivete, pero al que puso nombre a la calle se le cruzó
inoportunamente una marca suiza de máquinas de escribir (aunque con doble t)
con este resultado. Así ha quedado en la memoria de los vecinos del barrio.
Años más tarde, cuando se renovaron parte de los carteles, el grafista se metió
a corrector y acabó de fastidiarla añadiendo la segunda t, como ven en la foto
de abajo.
Una fuente inagotable de
inculteces es el mundo de la medicina. Quien no tiene alto el ácido único,
sufre de salmorragias, tiene afectada la médula espiral, se rompe la tibia y el
pirulé, o se le llenan los oídos de cerámica y debe acudir con urgencia al doctor
Torrino. Uno de los mejores es el caso del tipo al que partieron la cara y tuvo
que ir a que lo operase el doctor Máximo Facial. A veces las cosas se empiezan
a contar como chiste, y luego ya no se sabe cuál es la expresión correcta: se
puso como un obelisco, o ni frío ni calor (cero grados), son fórmulas que ya utiliza
todo el mundo. Y las doñas adictas a las rebajas, cuando se prueban una blusa y
comprueban que les queda pequeña, vuelven a la tienda a “descambiarla”.
En fin, les dejo, que tengo que bajar
a comprar el pan. A estas horas ya se habrán acabado las barras, voy a ver si
me queda alguna braguette.
Eres un cachondo, pero me da que aunque algunas "inculteces" son ciertas y de ellas hay documentación gráfica y audiovisual mas que sobrada, otras me parecen un tanto exageradas y pura leyenda, en cualquier caso todas muy divertidas.
ResponderEliminarUltimamente me molesta sobremanera algo que se ha generalizado entre periodistas y contertulios, especialmente en el mundo del futbol, y es aquello que suelen decir cuando hay que ganar un partido porque hace mucha falta: vamos a ganar "si o si". Pero,¿qué gilipollez es esa?. Aunque no pienso utilizar semejante incultez nunca más, admitamos por esta vez que el Depor tendrá que ganar en Valladolid si o si.
Ninguna de ellas me la he inventado. Todas las he escuchado o salen en el libro citado. Admito que quizá algunas sean inventadas por algún chistoso, pero, a cambio, te diré que hay muchas más y peores. Sin contar las que no son graciosas. Algunas no las he citado para que no se cabreen las personas que suelen soltarlas.
EliminarEn cuanto a lo del Depor, yo confío en que se salve, pero esto del fútbol ya se sabe que es para sufrir.
Una "incultez" muy celebrada por nosotros, querido Emilio, es la de: "...se nos presentan dos dilemas".
ResponderEliminarY ahora le propongo a usted que cultive una que se me aparece a mí en multitud de ocasiones:
"D. Francisco me han pedido en el ayuntamiento el santificado final de obra..."
Ahí queda eso.
Un abrazo.
Buenísima la del "santificado". La añado a la colección.
EliminarEn otro orden de cosas, me parece que el reloj que tiene usted en este blog va un poco atrasado, porque los comentarios aparecen a horas intempestivas.
ResponderEliminarHágaselo ver.
Un abrazo.
Ya me he dado cuenta, pero no sé cómo arreglarlo. El blog lo tengo acompasado con la hora de la costa este de Estados Unidos. Debe ser por mi gusto por NY.
EliminarRecordando a Caneda, otra que añadir a la ya dicha.
ResponderEliminarEstando el Compostela en primera fue a dar una conferencia sobre fútbol a la Universidad de Santiago. Al final, en el turno de preguntas, algunos universitarios con sentido del humor le formularon diversas cuestiones que lo descolocaron un poco, por lo que queriendo zanjar el asunto, dijo en un tojo enojado y con viva voz:
"Eso es pataca minuta".
Lo había oído, pero no sabía que era de Caneda. Es increíble lo mal que se dicen muchas cosas. Ayer recibí un escrito de Unión Fenosa que me informa de la nueva normativa sobre lectura de contadores y patatín y patatán. Transcribo literalmente: "Cuando ne sea posible efectuar la lectura del contador, la empresa está obligada a dejarle un aviso de imposible lectura".
EliminarSin comentarios.