domingo, 5 de mayo de 2013

123. Inculteces

Es éste un palabro (es decir, un vocablo no admitido por el Diccionario de la RAE), que se viene utilizando para designar frases o expresiones que la gente distorsiona y dice mal, en algunos casos por pretender parecer más cultos de lo que son, en otros porque les salen mal de manera automática por vaya usted a saber qué conexiones neuronales y, en otros más, porque se empieza a extender la forma errónea de decirlo y ya se le pega a todo el mundo. Ejemplo. Mucha gente dice plausible por posible. Se creen que quedan mejor diciendo plausible. Sin embargo, el DRAE sólo da dos significados a esta palabreja: 1, digno de ser aplaudido y 2, admisible o recomendable, que no es lo mismo que posible. Le pasa a los más expertos: mi profesor de Historia de la Arquitectura decía siempre “Dirección General de Regiones Desbastadas”, cuando quería decir, obviamente, “Devastadas”.

Inculteces era precisamente el nombre de una sección dedicada a las barbaridades que dice la gente en público, emitida por Radio Nacional, y de la que se encargaba el gallego Xosé Castro, dentro del programa Asuntos propios, que capitaneaba Toni Garrido, en las tardes de la cadena pública. Hablo en pasado porque cuando llegó el PP al Gobierno los echó a los dos, supongo que en pago de viejas afrentas derivadas del cachondeo a cuenta de las burradas dichas por los de su partido, aunque mi paisano se reía por igual de todos, políticos y no políticos.

Los oyentes aportaban también cosas de su cosecha y era una sección muy divertida. Con ese material, Castro y Garrido publicaron un libro titulado precisamente Inculteces (Planeta-2009), muy recomendable para reírse un rato. Aquí aparecen desde el atracador que usa una escopeta recortable, hasta el que combate el dolor de cabeza con colocatil, o la aerofagia con pedorred. Es una pena que el programa no siga, porque yo tengo muchas y muy buenas aportaciones. Les cito algunas. Hace frío y está lloviendo a cántabros. Hay que abrigarse, si no quiere uno quedarse como un tímpano. Conste que yo el catarro me lo he pillado con el aire incondicional. Aunque tampoco es bueno tener la ventana herméticamente abierta. Conviene leerse muy bien las clápsulas de cada contrato. Y no confundir las churras con las meninas. Quien lo haga comete un graso error. Lo mejor es que haga mutis por el forro. Antes de que el asunto se convierta en Box Pópuli. Que luego esas cosas te pasan fractura.

El ínclito Caneda, olvidado presidente del Compostela al que gustaba pegarse de tortas con Gil y Gil por los pasillos de la federación, es autor de una frase realmente genial. Tras una derrota de su equipo por goleada, salió a la palestra y dijo: “No por esto vamos a rascarnos las vestiduras”. Gil y Gil es, precisamente, el autor de una de las más sonadas y conocidas. Resulta que este impresentable, cada año echaba a la mitad de la plantilla y contrataba otros tantos nuevos. Parece claro que en cada una de las operaciones se llevaba su correspondiente comisión. Pero la cosa era tan descarada que, uno de los años, se sintió obligado a dar una rueda de prensa para explicar los motivos por los que daba de baja a medio equipo. 

Le habían preparado una hoja para que la leyera, con la relación de esos motivos de despido. Fulanito por bajo rendimiento. Menganito por salir mucho de noche. Zutanito por fingir lesiones. Uno de los miembros de la plantilla de ese año era Quique Setién, quizá el mejor futbolista cántabro de la historia, actual entrenador del Lugo. Setién tenía un comportamiento intachable; era un intelectual que dedicaba su tiempo de ocio a leer y estudiar, cosa que sigue haciendo ahora, como evidencia la exquisita redacción de sus colaboraciones en los periódicos. Los del club sólo pudieron agarrarse a esa peculiaridad, que ciertamente le mantenía alejado del clima de compañerismo chusco y ruidoso de sus compañeros, todos más incultos. No sabemos qué fue exactamente lo que le escribieron a Gil y Gil en el papelito. Sólo que, cuando lo leyó ante los micrófonos, dijo: “Quique Setién, por su comportamiento ostentóreo”. Uno de los periodistas, atónito, le insistió: “¿Cómo ha dicho usted, don Jesús?”. Y el tipo lo recalcó con su acento más convencido: “Ostentóreo, he dicho, comportamiento ostentóreo”.

A veces, sobre todo entre la gente muy mayor, los términos correctos se intercambian con otros de sonido parecido, de manera automática, sin que el que lo dice se dé cuenta. Cuando yo era pequeño, solíamos hacer quinielas con mi anciana tía Lola. Yo le recitaba uno a uno los partidos y ella pronunciaba en voz alta el nombre del equipo que ella estimaba que iba a ganar, o bien decía “pon un empate”. Tenía algunas ideas constantes. Por ejemplo, siempre apostada por la victoria de Madrí, Barça y Aleti. Y por la derrota del Murcia (los mursianos son muy fanfarrones, aclaraba). Otro de sus equipos favoritos, vaya usted a saber por qué, era el Rayo Vallecano. Cuando yo le leía un partido en el que jugara dicho equipo, se apresuraba a decir: “Radio Vaticano”. Enseguida se daba cuenta por mi risa de que había dicho algo mal, pero a la siguiente quiniela le volvía a pasar lo mismo. 

Es curiosa la forma en que algunas marcas comerciales se interfieren en estos cruces de cables tan divertidos. Ya les he dicho que uno de los hallazgos de lenguaje que más maravillan a mi amigo Philippe es la costumbre española de llamar michelines a las lorzas que afean la cintura de los mayores poco cuidadosos, trasponiendo el nombre de una marca de neumáticos de coche, francesa, por más señas. Aquí les traigo otro ejemplo sorprendente, con fotos.

Hace años que en el Puente de Vallecas, la tierra del famoso equipo del Radio Vaticano, existe la calle Monte Oliveti, con sus correspondientes placas indicadoras y recogida con ese nombre en todos los callejeros. Como ustedes saben, el paraje bíblico a que hace referencia es el Monte Olivete, pero al que puso nombre a la calle se le cruzó inoportunamente una marca suiza de máquinas de escribir (aunque con doble t) con este resultado. Así ha quedado en la memoria de los vecinos del barrio. Años más tarde, cuando se renovaron parte de los carteles, el grafista se metió a corrector y acabó de fastidiarla añadiendo la segunda t, como ven en la foto de abajo. 

Una fuente inagotable de inculteces es el mundo de la medicina. Quien no tiene alto el ácido único, sufre de salmorragias, tiene afectada la médula espiral, se rompe la tibia y el pirulé, o se le llenan los oídos de cerámica y debe acudir con urgencia al doctor Torrino. Uno de los mejores es el caso del tipo al que partieron la cara y tuvo que ir a que lo operase el doctor Máximo Facial. A veces las cosas se empiezan a contar como chiste, y luego ya no se sabe cuál es la expresión correcta: se puso como un obelisco, o ni frío ni calor (cero grados), son fórmulas que ya utiliza todo el mundo. Y las doñas adictas a las rebajas, cuando se prueban una blusa y comprueban que les queda pequeña, vuelven a la tienda a “descambiarla”. 

En fin, les dejo, que tengo que bajar a comprar el pan. A estas horas ya se habrán acabado las barras, voy a ver si me queda alguna braguette

8 comentarios:

  1. Eres un cachondo, pero me da que aunque algunas "inculteces" son ciertas y de ellas hay documentación gráfica y audiovisual mas que sobrada, otras me parecen un tanto exageradas y pura leyenda, en cualquier caso todas muy divertidas.
    Ultimamente me molesta sobremanera algo que se ha generalizado entre periodistas y contertulios, especialmente en el mundo del futbol, y es aquello que suelen decir cuando hay que ganar un partido porque hace mucha falta: vamos a ganar "si o si". Pero,¿qué gilipollez es esa?. Aunque no pienso utilizar semejante incultez nunca más, admitamos por esta vez que el Depor tendrá que ganar en Valladolid si o si.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ninguna de ellas me la he inventado. Todas las he escuchado o salen en el libro citado. Admito que quizá algunas sean inventadas por algún chistoso, pero, a cambio, te diré que hay muchas más y peores. Sin contar las que no son graciosas. Algunas no las he citado para que no se cabreen las personas que suelen soltarlas.
      En cuanto a lo del Depor, yo confío en que se salve, pero esto del fútbol ya se sabe que es para sufrir.

      Eliminar
  2. Una "incultez" muy celebrada por nosotros, querido Emilio, es la de: "...se nos presentan dos dilemas".
    Y ahora le propongo a usted que cultive una que se me aparece a mí en multitud de ocasiones:
    "D. Francisco me han pedido en el ayuntamiento el santificado final de obra..."
    Ahí queda eso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenísima la del "santificado". La añado a la colección.

      Eliminar
  3. En otro orden de cosas, me parece que el reloj que tiene usted en este blog va un poco atrasado, porque los comentarios aparecen a horas intempestivas.
    Hágaselo ver.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya me he dado cuenta, pero no sé cómo arreglarlo. El blog lo tengo acompasado con la hora de la costa este de Estados Unidos. Debe ser por mi gusto por NY.

      Eliminar
  4. Recordando a Caneda, otra que añadir a la ya dicha.
    Estando el Compostela en primera fue a dar una conferencia sobre fútbol a la Universidad de Santiago. Al final, en el turno de preguntas, algunos universitarios con sentido del humor le formularon diversas cuestiones que lo descolocaron un poco, por lo que queriendo zanjar el asunto, dijo en un tojo enojado y con viva voz:
    "Eso es pataca minuta".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo había oído, pero no sabía que era de Caneda. Es increíble lo mal que se dicen muchas cosas. Ayer recibí un escrito de Unión Fenosa que me informa de la nueva normativa sobre lectura de contadores y patatín y patatán. Transcribo literalmente: "Cuando ne sea posible efectuar la lectura del contador, la empresa está obligada a dejarle un aviso de imposible lectura".
      Sin comentarios.

      Eliminar