Miren ustedes por donde, resulta
que estoy nada menos que en La Coruña, mi primer viaje de este año del Señor de
2019. Viajé anteayer por carretera (nevando duro en el Manzanal y lloviendo con
diferentes intensidades el resto del camino, con un verdadero diluvio en el
entorno de Piedrafita). El objetivo aparente de mi viaje era ver el partido del domingo del Deportivo,
aunque esa es sólo la disculpa para pasar unos días en mi tierra bajo la
lluvia, visitar a la familia y amigos y respirar ese aire húmedo que limpia las
narices y disuelve las costras que produce la contaminación y de las que nunca
me quejo, porque ya saben que al blog se viene llorado. Es decir, que estoy
aquí errejonudamente instalado haciendo un descanso del sinvivir al que me ha
llevado mi deriva vital de los últimos tiempos. Y que dure, que me lo estoy
pasando muy bien.
Como no voy a tener tiempo de
grandes elucubraciones y disertaciones, voy a procurar aliñar algunos textos
sobre temas de actualidad, basándome sobre todo en fotos e imágenes que voy por
ahí recopilando. De paso, ustedes descansan de rollos más áridos, como los
de los últimos posts, que más de uno me ha confesado que les han dejado un poco
agotados. El primer tema en candelero, o en candelabro que dicen algunos, es el
del maldito Brexit. Hay que ver la que se ha liado a base de torpezas,
mentiras, falsas esperanzas y mucha ineptitud. Para empezar, el olvidado señor
Cameron abrió la caja de Pandora de los sentimientos identitarios y excluyentes
y luego es imposible volverlos a meter dentro del baúl. Ya saben: Bruselas nos
roba, estaríamos mejor a nuestra bola, etc. Este señor, convocó a todos los
malos espíritus británicos por pura tontuna, para solucionar una disputa
interna de su partido. Luego, se vio con una promesa formulada solemnemente,
que tenía que cumplir. Intentó arreglarlo haciendo una gran campaña a favor de
quedarse en Europa, pero el mal ya estaba hecho. Vean aquí lo compungido que
estaba el día que dimitió, bajo la atenta mirada de su señora, cuya postura
traduce un reproche infinito: mira que te dije yo que no te metieras en ese
lío, si es que no me haces caso, eres un inútil James, una sola cosa que tienes que
hacer, que ya me encargo yo de todo lo demás, y la haces mal. Lo típico,
recuerden que esta dama es española.
No acabo de entender cómo es que
tipos tan tontos como estos tienen estas mujeres tan aparentes; la señora
Zapatero era bastante atractiva y lo de Hollande (el más tonto de los tres y,
encima, feo) era ya de escándalo: cualquiera de sus tres parejas conocidas era
guapísima y súper lista, extremo que me llevó a expresar mi perplejidad en este
blog con una frase también histórica: ¿Qué las das, François? El caso es que
Cameron, no el más tonto, pero sí el más dañino para su pueblo, se largó por
vergüenza propia y conyugal, además de ajena, y dejó el entuerto en manos de la
bruja May de la torva mirada, de la que ya publicamos en el blog una imagen que
les vuelvo a repetir, seguida de una nueva reciente en donde se observa cómo se le va reconcentrando el rencor y la impotencia de tan absurdo empeño.
El resultado es que los ingleses
se han metido en un marrón del que no se sabe cómo van a salir, porque ahora
mismo todas las salidas son malas. Es como el chaval que intenta irse de su
casa y emanciparse y no lo consigue. Si se va, mal. Si se queda, mal. Y,
mientras decide si se va o no, la situación es muy irritante. Si finalmente se
queda, es muy difícil que todo siga igual. Quiero decir que sus hermanos y el
resto de la familia no pueden ignorar que se ha intentado ir y, si no se ha largado, es sólo porque no le ha quedado otro remedio. Como el futbolista que intenta irse
a un club más potente y no puede. El público no dejará de abuchearle en los
partidos sucesivos. La mejor imagen de la situación actual del Brexit es la
siguiente.
Algo parecido les sucede a los
catalanes. En este caso la cosa no ha partido de la tontuna de ningún Cameron,
sino de la urgencia de Pujol por ver si se libraba de la cárcel, él y sus hijos.
Eso les hizo acelerar un proceso que iba tranquilamente sumando apoyos de la
mano del pastor Junqueras y que hubiera desembocado probablemente en una
mayoría consistente en un par de décadas. Pero les entró la prisa y ahora han
llevado al pueblo catalán a una situación similar a la del Brexit. ¿Saben cuál
es la única solución sólida de estas dos
situaciones? Para mí está bien claro. El Brexit sólo se solucionará si convocan
un segundo referéndum y lo pierden. Las encuestas están ahora, digamos, en
sazón, como ciertas jovencitas. Vean otra imagen muy reciente.
Igualmente, el problema catalán
sólo se solucionará si finalmente hacen la consulta que quieren hacer, y la
pierden. Es decir, si deciden quedarse en España. El proverbial seny de este
pueblo podría llevar a esa salida basada en el sentido común. Pero ahora
mismo no hay una encuesta como la del Brexit que yo conozca. Y desde luego que
con gestos como el de reivindicar al señor Companys, un extremista como Puigdemont
(aunque desde luego condeno su fusilamiento como el de cualquier mortal), no se
consigue nada. O cambiando el nombre del aeropuerto. Que ya ven que castizo
queda.
Hablando de esto del prusés, he
encontrado en la prensa una imagen ciertamente extraña, que les he puesto aquí arriba. Véanla con atención. Observarán que, con la excepción de Maragall y
Montilla, que departen tranquilamente en el centro de la imagen, los otros
cuatro personajes que aparecen, Mas entre ellos, tienen gesto similar. Como si
se estuvieran comiendo un caramelo. ¿Qué puede significar esto? ¿Tal vez es una
píldora que han de saborear de vez en cuando para que no se les desactive la ameba comecerebros
del independentismo? ¿O quizás es un simple caramelo de malvavisco, o un toffe
de café con leche, que les permita endulzar el duro trago de digerir todos los
marrones que conlleva el susodicho prusés. Lo dejo a su leal saber e
interpretar.
Pero sin duda la noticia de los
últimos días ha sido la salida del armario podemita del señor Errejón. Este
caballero siempre ha gozado de mis simpatías, por delante del ceñudo Iglesias,
de quien en esta página se ha dicho que es el más humano de nuestros políticos,
por aquello de errare humanum est. Yo no puedo olvidar que, tras las penúltimas
elecciones generales, en las que Podemos sacó más de cinco millones de votos
(entre ellos el mío), este partido en crecimiento tuvo la oportunidad de hacer
un servicio al país absteniéndose en la votación a la candidatura conjunta
PSOE-Ciudadanos, lo que hubiera permitido echar a Rajoy en ese momento. Yo
defendí aquí esa propuesta, que me parecía muy útil para ayudar a salir de la
crisis económica, igual que la propuesta de Roosevelt sumando medidas de
izquierda y de derecha sacó a USA de la crisis posterior al crash del 29 y
llevó al mundo a una época de prosperidad nunca antes vivida.
No se abstuvo Podemos, a pesar de
que Errejón y los suyos estaban por la labor, porque el humano Iglesias se
mostró clarividente y vio antes que nadie que era mejor que se repitieran las
elecciones, en las que ellos, bajo su batuta magistral, darían el sorpasso al PSOE y se
convertirían en miembro ilustre de la casta que antes tanto criticaban.
Resultado: Podemos perdió un millón de votos (entre ellos el mío) y empezó a
disolverse en la inconsistencia, quedándose reducido a una mala copia de
Izquierda Unida, a quien también se comieron en el proceso. Vale, un político está
en su derecho de apostar todo a una carta y perderlo. Lo admito. Pero lo que
pasa es que al señor Iglesias no se le ha escuchado una mínima autocrítica. Él
lo hace todo bien, es el pueblo el que no le entiende y se equivoca en sus
preferencias y en el sentido de sus votos. Él acierta en todo, hasta comprándose un chalé en Galapagar y
poniendo de número dos a su parienta.
Por eso yo celebro que el señor
Errejón haya cortado con esa caspa autoritaria y leninista y se haya lanzado en brazos de la
abuela Carmena, una señora que lleva cuatro años gobernando en equilibrio, con
un equipo precario y diciendo en todo momento que ella no es de ningún partido.
AQUÍ
pueden ver un análisis que coincide básicamente con el mío. Carmena y Errejón
son los herederos del espíritu del 15-M, secuestrado por Iglesias y su círculo.
Estas crisis tienen la virtud de que la
gente se retrata con sus actitudes y sus respuestas. La carta de Iglesias
respondiendo en menos de 24 horas al movimiento de Errejón, retrata a un tipo
amargado, rancio, antiguo, al que podemos imaginar en su chalé preparando
biberones, mientras los chinches y los grillos le suben por la coleta. En cuanto
al “lisiado”, al que bautizamos así por influencia chilena, ya que es
argentino, pues su declaración nos lo muestra como un miserable, como un tipo
con un rencor de nacimiento, ciertamente justificado, porque no hay derecho a que
otros nazcan enteros y guapos.
Tenía yo cierta esperanza en que,
aprovechando la baja paternal de Iglesias, su señora, que es varias veces más
lista y brillante que él, aprovechase para arreglar los problemas del partido.
Pero es que el humano Pablo no le ha dejado margen para ello, con su carta
apresurada y absurda. Estos días he encontrado yo cierto desánimo entre los
militantes que conozco de Podemos (así vamos a hacer el ridículo) y del PSOE
(si Podemos se viene abajo, no nos comemos una rosca). Paralelamente, mis
amigos de la derecha (que también los tengo y muy buena gente) están aplaudiendo
con las orejas y proclaman: la Comunidad ya la tenemos ganada y quién sabe si
el Ayuntamiento también. Sin embargo yo estoy contentísimo. Igual que otros se
han retratado en un sentido, Carmena y Errejón se han retratado en el otro.
Ahora queda dar la pelea y que ganen los que más se lo merezcan. Desde esta tribuna declaro que la
simbiosis del retrato que ven abajo tiene todas mis simpatías y todo mi apoyo
(ya daré la murga en ese sentido de aquí a mayo).
Así que ya lo saben. Estoy feliz
como una perdiz. Y encima ayer ganó el Deportivo haciendo un partido magnífico.
Y, cuando estoy feliz me entran ganas de bailar, como el día en que ganó
Carmena. Modificando ligeramente el dicho british les diré que: The closer it
gets to local elections, the happier I am, and the happier I am, the more I want
to dance. En cristiano: cuanto más se acercan las elecciones locales, más feliz
me siento y cuanto más feliz me siento, más ganas me entran de bailar. El día
en que ganó Carmena les puse la histórica canción Shame, shame, shame, del
inexistente grupo Shirley & co. Esta vez he encontrado además un vídeo con
imágenes de bailes de famosas películas, más o menos adaptados al ritmo de esta
canción inolvidable, una de las que más he bailado yo en las discotecas de
Madrid a las que solía ir en esos años. Póngansela en pantalla grande, suban el volumen y a bailar. Y sigan siendo felices.
Creo que la señora de Cameron, Samantha, es londinense de toda la vida. Quizá la confundes con Miriam González, la esposa Nick Clegg.
ResponderEliminarTienes razón, es un error garrafal o garrafudo. Siguiendo las normas del blog lo voy a dejar tal cual, reconociendo mi fallo. Procuro que no me pasen estas cosas, pero, como no soy el Papa, pues me pasan a veces. Tampoco cambia el sentido del párrafo, la postura de la doña que, aparentando estar dándole todo su apoyo, en el fondo traduce un reproche. Fue su belleza lo que me hizo confundirme y pensar que era española, porque la media de las londinenses no anda en esos cánones.
EliminarMis disculpas, en todo caso, y gracias por la corrección.
Las dos imágenes de la bruja May están separadas por años, pero en ambas luce el mismo collar de perlas. Y los catalinos está claro que tienen el mismo gesto por el esfuerzo de comerse el marrón.
ResponderEliminarMuy buena la serie de fotos y el vídeo. Disfrute usted de la lluvia
Gracias, no había caído en que la señora May lleva el mismo collar en las dos fotos. Entre una y otra se puede apreciar el desgaste del poder.
EliminarLa que dijo lo del candelabro fue una tal Sofía Mazagatos, belleza olvidada que pasó a la historia por su ignorancia supina
ResponderEliminarSe agradece el apunte.
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