Una de las finalidades de este
blog es precisamente que ustedes encuentren aquí términos o expresiones que no
conocían antes, para que luego puedan fardar en sus reuniones de sociedad
dándoselas de expertos, entendidos, engagés o aggiornati. Así
que, como aventuro que muchos de mis seguidores no saben lo que es un hoax, ni conocen la música do wap, pues allá que me apresto a
ilustrarles en esta mañana/tarde de día festivo, al menos aquí en Madrid. Tras los fastos de estos días, después de haber soportado los coñazos sucesivos
de la cena de Nochebuena, el cotillón y las uvas de Nochevieja, más la comida del
día de Reyes, de convivir con la ciudad atestada de cantores de villancicos y la casa
llena de hijos, agradezco sobremanera que los que diseñan el calendario
laboral de cada año hayan decidido que hoy, día 7 de enero, lunes, sea festivo. Y, por primera vez en unas cuantas semanas, me encuentro solo en casa, disfrutando
de una jornada en la que no tengo que hacer nada que no me apetezca, ni espero
que venga nadie, ni nada se va a interponer en este nuevo ensayo puntual de mi futura vida de
jubilado.
De paso, ya les he colado el
adverbio sobremanera, que seguro que
tampoco manejan ustedes de forma cotidiana: me ha venido a la pluma (digital),
lo he escrito así todo junto y no ha suscitado la irritación del corrector de
Word, de lo que deduzco que es correcto. No les extrañará saber que lo primero
que he hecho esta mañana ha sido salir a correr al Retiro. Lo mismo que hice
los días 26, 28 y 31 de diciembre y 2 y 4 de los corrientes. Estoy en buena
forma por primera vez en varios años y me gustaría poder seguir entrenando,
aunque mañana empiezo a trabajar y no sé si va a ser posible. De momento, el
miércoles debería salir de nuevo, pero tengo ya en agenda una jornada bastante
complicada, que no sé si me dejará fuerzas para salir al parque a última hora
de la tarde. Hoy he volado literalmente, a pesar de que continúa la contaminación y las
restricciones de tráfico. Pero ya saben que yo sigo con mis convicciones y mi propia forma de cuidarme, hasta el infinito y más allá.
Les pongo un contraejemplo. El otro día llamé a mi amigo
Tito, para desearle feliz año y pedirle permiso para mencionar su nombre completo
en el blog, al citar su frase gloriosa con la que inicié uno de mis últimos
posts (si me hubiera dicho que no, hubiera puesto solamente su inicial, de acuerdo con las normas del blog). Y resultó que lo pillé en la cama, con un gripazo tremendo, fiebre alta y una ronquera importante. Pregunta: –¿Tú no te vacunas,
Tito? Respuesta: –Yo, religiosamente, desde que cumplí los 60, según lo que recomienda la Comunidad de Madrid. En fin, ya saben que yo no me he vacunado en
mi vida, que mi forma de protegerme de la gripe es salir a correr por el Retiro a temperaturas entre
-1 y 2 grados. Y por supuesto: yo no me vacuno, además, precisamente
porque lo recomienda la Comunidad de Madrid, organismo por cuya desaparición a
medio plazo brindo desde esta página, como he dicho repetidamente.
Pero vayamos a lo que les
prometía en el título, y en orden inverso, para joder. Por si no lo sabían, la
música do wap está considerada uno de
los antecedentes del rock’n roll. Es
una música esencialmente vocal, que salió de los coros de góspel de las
iglesias en los años 30 y 40 y que empezó a cantarse en las calles, sobre todo
por grupos de chavales negros, básicamente sin acompañamiento de instrumentos
musicales (no tenían dinero para comprarlos), lo que suele llamarse a
capella, con el único apoyo de alguna percusión improvisada, o el ritmo que
marcaban los músicos chasqueando los dedos. Hace poco les traje un vídeo de los Platters, cantando The great pretender. Los Platters eran un grupo surgido del mundo del do wap. Lo que pasa es que en los 50,
grupos de blancos se empaparon de esas armonías y empezaron a componer sus
canciones en esos registros, línea estética que completaron con tupés, chalecos
abiertos de raso rojo, chicas con vestidos amplios de lunares, cadillacs, etc.
Este estilo tuvo su máxima expresión en Nueva York, con grupos como Dion and
the Belmonts, del que les traigo un tema, para que sepan de qué estamos
hablando.
Vamos introduciendo ahora lo del
hoax (pronunciar heucs). Lo cierto es que la otra noche estaba tan tranquilo en mi casa, cuando me
entró por whatsapp un mensaje de mi amigo Horacio-que-no-se-llama-Horacio, mi colega
de Barcelona en el workshop de Chicago, en el que me rebotaba un anuncio de la
aerolínea Emirates que ofrecía 500 billetes gratis a los primeros que los
pidieran, para conmemorar el aniversario de la creación de la compañía. Sonaba
raro, pero ya saben que soy un poco pánfilo y no desconfío de entrada de estas
cosas y menos viniendo de un tipo tan ventilado, como Horacio, a quien vi
desempeñarse en Chicago con mucha soltura, tanto en inglés como en lo relativo al mundo digital. El
caso es que, por si es caso, se me ocurrió rebotar el mensaje a un chat que
mantengo con un par de amigas bastante versadas en estos temas, para ver qué me
decían. Luego empecé a indagar en el mensaje.
Empezaban por hacerte dos
preguntas muy estúpidas, de esas que tienen una respuesta muy clara. Respondí a ambas y entonces me pidieron que rebotara el mensaje a diez amigos míos de
whatsapp. Hasta ahí podíamos llegar. Ese es un truco para calzarte un yavoy o similar,
que conozco desde que una vez metí la pata en la prehistoria de mi vida, cuando
intentaba entrar en una página pirata para ver gratis un partido de fútbol de
pago. Cometí la torpeza hasta de teclear mi número de teléfono y luego me costó un
mundo quitarme el yavoy, por el que me cobraban dos o tres euros semanales.
Bastará que les diga que eso me sucedió con uno de aquellos Nokia con los que
todos empezamos a engancharnos al móvil. El caso es que me volví para atrás y
entonces me llegaron los mensajes de mis compañeras de chat. Ojo, que puede
tener un virus, me decía una. Cuidado, me advertía la otra que, aunque no tenga virus, seguro es un hoax.
Continúo ilustrándoles respecto
al do wap, antes de seguir con la historia del hoax. Como les decía, en los
cincuenta, el do wap se infiltró en el imaginario de los chavales de Brooklin y
del Bronx, que aprendieron a manejar estas armonías, que acabarían influyendo decisivamente en los Beach Boys y hasta en los mismísimos Beatles. Cuando el
actor Robert de Niro se decidió a firmar su primera película como director
(sólo ha hecho dos y la otra no es tan buena en mi opinión), se centró en
contar su propia infancia en los barrios neoyorkinos. El film es
extraordinario y se llama Una Historia del Bronx (1993). Para elaborar su banda
sonora, reunió a cinco veteranos de aquellos años, que seguían formando
un grupo callejero esporádico, aunque vivían de otros trabajos. El grupo se
renombró Cool Change y este es el maravilloso resultado, sobre unas imágenes
del Bronx de la época. Merece la pena que se lo pongan en pantalla grande. Este es un do wap de libro, sin más acompañamiento del que puntean los dedos chasqueados.
Sobre este delicioso fondo musical se
iniciaba la película, antes incluso de los títulos de crédito. Les diré que yo
la vi dos veces en el cine de estreno y se la recomendé a todos mis compañeros
de trabajo, como había hecho con Blade Runner diez años antes (por ese tiempo yo tenía ya más ascendiente sobre mis colegas en cuestión de cine y rock'n roll). Joder, si no la
han visto, bajen al videoclub más cercano o descárguensela, o corran a comprarla en algún FNAC o similar. Y véanla ya hoy, no
esperen a mañana. Es una de las películas que más me han gustado en la vida.
Ese grupo improvisado de músicos veteranos, que dio en llamarse Cool Change, dejó para
la posteridad este otro vídeo en el que improvisan un do wap según la norma. Aquí lo tienen.
OK. Ahora que ya saben lo que es
el do wap, sigamos con la otra historia. Investigué un poco en Internet y muy
pronto encontré una información al respecto, que pueden ver AQUÍ y que inmediatamente le remití a mi amigo de Barcelona. Espero no haberme infectado con algún virus o mierda similar, yo no mandé los
diez whatsapps que te piden, sólo uno y lo borré enseguida. Lo que no estoy tan
seguro es que el bueno de Horacio haya quedado libre de mancha. Es posible que
haya mandado los diez mensajes que le pedían. Aún en ese caso imagino que le
habrán pedido algún tipo de confirmación que hay que ser muy pánfilo para
clickar, aunque ya les digo que yo hice algo así con mi Nokia prehistórico.
A lo que vamos. ¿Qué es un hoax? Pues un engaño masivo por medios
informáticos, que uno puede ayudar a propagar sin ser consciente de ello. Un fraude en el que
te ponen un cebo para que piques. Una vez que picas, puede que te infecten con
un virus o un malware, o simplemente te tragues una noticia falsa o un mensaje
político tóxico. Con cosas como esta se ha conseguido que gane el señor Trump, que
triunfe el Brexit, que en Colombia gane el no a la paz, o que Vox saque tantos
votos en Andalucía. O que los gilets
jaunes sigan dando el coñazo domingo tras domingo. Y, por supuesto, que se
extienda el mensaje no menos tóxico del prusés (ya he dicho que para mí este
fenómeno no es diferente de los relacionados más atrás). Hemos de protegernos
de estas cosas. Y todos los analistas políticos alertan de que viene un año de
abrigo. Las elecciones locales y europeas de mayo son cruciales para proteger el mundo que hemos vivido en los últimos 70 años y tratar de mejorarlo y no empeorarlo.
Háganme el favor, estén atentos.
La derecha va a seguir votando a los suyos, sean corruptos, burros o
impresentables. Si los de la izquierda nos las damos de exquisitos y empezamos
a arrugar la nariz al advertir que nuestros candidatos son feos, tienen halitosis o gastan una
coleta que no nos gusta, entonces vamos aviados. De aquí al último domingo de
mayo les voy a dar mucho el coñazo con este tema. Porque creo que nos jugamos
mucho. No hay que caer en alarmismos, está en nuestra mano pararlos. Pero, hemos
de juntar fuerzas contra los Trump, Salvini, Le Pene, Putin, Erdogan, Duterte, Salman y
tantos otros (y Puigdemont, desde luego). Todos esos sujetos están al frente de fuerzas
disgregadoras. Y hemos de estar unidos para afrontar, de la mano de la ONU, el triple reto que nos
viene: demográfico, tecnológico y climático. Si estoy equivocado, si esto es incorrecto,
if this is wrong…
El do wap ha sido siempre una
línea artística muy próxima al rockabilly. Por eso, cuando Robert Gordon grabó
en 1978 su disco Fresh Fish Special, que era todo un homenaje al rockabilly, no
dejó de incluir un tema totalmente do wap que se llamaba If this is wrong. Yo vi su concierto en Madrid durante la gira de
promoción de este disco. Compartía cartel con Ian Dury y ambos tocaron en el
desaparecido Pabellón de Baloncesto del Real Madrid, justo donde ahora hay
cuatro torres monstruosas (y una quinta en camino). Les dejo con el tema en
cuestión: si esto es incorrecto, enamorarme de ti, no hay nada que yo pueda
hacer, etcétera. Para escucharlo han de pinchar AQUÍ. Sean buenos.
En su lista supongo que no tendrá inconveniente en añadir a los señores Maduro y Ortega.
ResponderEliminarDesde luego. Disculpe mi olvido.
EliminarSí señor, yo también estuve en ese concierto, que encabezaba Dury, el autentico "spasticus autisticus". Le recuerdo saludando al final con una ristra de chorizos al cuello. ¡Qué tiempos, tío!
ResponderEliminarYo estaba bastante adelante, como me gustaba ponerme en los conciertos por aquellos años. Y recuerdo al tipo, feliz con sus chorizos al cuello gritando: OÉ, OÉ. Entonces se ponía una mano en la oreja y añadía: ¡¡RIAL MADRÍ!!
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