martes, 22 de noviembre de 2022

1.187. Sam, el rap y las brisas africanas

Ya aterrizado en un lluvioso y ventoso Madrid, es momento de rememorar algunas cosas de mi reciente viaje. Especialmente, el propio concierto de Samantha Fish en Bruselas del que, en el fragor de la vorágine emocional de los primeros días de viaje, apenas les hablé. Lo cierto es que fue un concierto espectacular, del que la mayor parte de las canciones fueron grabadas con varias cámaras y están ya colgadas en Youtube. Esta vez no les voy a castigar subiendo el concierto entero al blog, como con el de Jerez, pero sí quiero que vean un vídeo que tomó un aficionado con su móvil, un tipo que prácticamente estaba a mi lado, por lo que pueden saborear con bastante fidelidad el espectáculo que yo presencié desde ese mismo punto de vista y valorar si merece la pena ir hasta Bruselas para asistir en directo al portento.  

Son sólo dos canciones, más lo que habla la chica al principio y por el medio de la primera. Esta primera es la famosa Bitch on the run, lo que más se ha aproximado a un hit-single en toda la carrera de Sam, en la que le gusta que el público cante parte del estribillo. Empieza avisando; metan el pecho para dentro y prepárense, que los veo demasiado tranquilos; es broma, pero la verdad es que no sé si me están prestando atención y eso me pone nerviosa, vale, levanten las manos y vamos allá. Arrancan las estrofas y luego Sam se va a una esquina a desgranar su punteo, tan efectivo como de costumbre. Después corta bruscamente y escucha que se están acoplando los altavoces, pero ella sabe donde tiene que tocar un botón y corre luego a pisar uno de sus pedales para quitar el ruido. Deja entonces un espacio para que se luzca el teclista Matt Wade, bebe un trago de agua y va volviendo al ritmo del tema.

Pero de nuevo corta para presentar a sus músicos y bromea con el público: ¿Estáis preparados?; AB Club Brussels, ¿estáis preparados para ser las estrellas de la noche? venga a ver esos coros. El tipo que está grabando este vídeo con el móvil chilla como un condenado y no es consciente de que luego se le oirá sólo a él. Pero, después de dos intentos, Sam sigue con la coña: Bueno, no está mal, el primero más tosco, el segundo un poco mejor; ¿qué pasa aquí? Miren, es nuestra única noche en Bélgica, la única y hemos venido a pasarla con ustedes, no tocábamos aquí desde hace mucho tiempo y además venimos de muy lejos, joder, yo creo que merece la pena que se esfuercen un poquito más. Es más o menos el show habitual en torno a esta canción, que termina pronto. Pero, casi sin intervalo, empieza a sonar Dream Girl, una de las baladas más hermosas de su repertorio.

Tiene una letra desgarrada: soy la chica de tus sueños, juntos volamos por encima de las montañas y los valles, pero, cuando estás listo, vuelves a la tierra y yo ya no puedo bajar, etcétera, ya se la he traducido entera en otros posts. Sam la canta con todo su sentimiento, deja de nuevo un espacio para lucimiento del teclista y entonces arranca su largo punteo, un prodigio de sensibilidad, intensidad, profundidad, melancolía, no hay ahora mismo muchos músicos que puedan expresar tantos sentimientos con una simple guitarra eléctrica. Y Sam lo vive con todo el cuerpo, a veces parece que tiene retortijones, a veces que se está haciendo pis, pero en ningún momento pierde la concentración ni la intensidad. Fue uno de los mejores solos de la noche. Sam se vino a la parte izquierda del escenario y lo tocó justo delante de mí, a buen volumen, en mis narices. Y así es como yo lo vi, con estos ojitos operados de cataratas. Al final se tira al suelo para jugar con el pedal board y deja elevarse unos sonidos evanescentes acompañados por el uuuuuuuh-uuh suavecito que le hacen sus tres colegas. Veanlo.

Al día siguiente, 30 de octubre, Samantha y su grupo tocaban en Helsinki, último concierto de su gira europea. Era la noche previa a Halloween y al otro día se volvían a los USA. Pero ya saben que Sam es muy mirada con las tradiciones, las fiestas y las conmemoraciones. Esta vez no se maquilló de monstruo, como en otras ocasiones en que le ha tocado pasar esta fiesta en su tierra. Pero tanto ella como su baterista Sarah Tomek se permitieron una pequeña referencia a la hora de maquillarse y abajo tienen las imágenes.


Pero ya les he contado que mi sinvivir sigue a todo trapo. Esta semana está siendo de abrigo y eso que no ha hecho más que empezar. Les dejé el otro día con mis actividades hasta el jueves, cuando subí mi post anterior. El viernes tenía la hoja correspondiente de la Moleskine en blanco y pensé: ¡Por fin! ¡Por fin voy a poder descansar un día! Tumbarme a la bartola, hacer sudokus, tocarme las pelotas a dos manos. Pues nada. A media tarde, me llamó una amiga, tenía dos entradas para el fabuloso concierto de Kase O, todo un acontecimiento, en el Palacio de los Deportes de Felipe II. Tenía dos entradas y le había fallado la pareja. Bueno, esto de ser plato de segunda no es muy estimulante pero, por lo que pude saber, el tal Kase O es un personaje en el mundo del rap, un universo del que desconozco absolutamente todo. Y ya saben que yo entro a todos los trapos, siempre que sea una mujer guapa la que me haga semejante proposición.

Así que le dije que sí. Cogí el 26 y me constituí en la puerta del Palacio, con tiempo para tomarnos previamente un piscolabis con unas birras de tamaño natural. Les diré que es la primera vez en mi vida que asisto a un concierto de rap. Pero no me defraudó. Según he leído luego, el tal Kase O era el cantante y líder del grupo Violadores del Verso (¿se pondría ese nombre ahora un grupo, con la tontuna de lo políticamente correcto?), un conjunto pionero del género que salió nada menos que en 1995. Eran de Zaragoza y tuvieron mucho éxito, hasta el punto que son considerados como la principal referencia del género en España. Se separaron como en 2011 y Kase O empezó entonces una carrera en solitario, rapeando sobre una base musical de jazz, de la que ahora se cumplen diez años. Así que el tipo es cuarentón, se le ve grande (como a mi amigo Tangi) y la gente que abarrotaba el pabellón le quiere muchísimo, se saben sus letras de memoria y las coreaban a voz en grito.

Eso fue lo que más me impresionó, la cantidad de gente que había, porque han de saber que era la primera vez que iba al Palacio reconstruido tras el incendio, en tiempos de Gallardón, y no imaginaba que el lugar fuera tan grande. Yo he ido a numerosos conciertos en el antiguo, que era como más proporcionado y mucho más pequeño, recuerdo conciertos memorables de Miles Davies, o Weather Report, por ejemplo. El viejo pabellón ocupó el sitio de la efímera plaza de toros de Madrid. Han de saber que la primera plaza de toros estaba en Alcalá esquina a Serrano, al exterior de la cerca de Felipe IV, hasta que se aprobó el Ensanche de Madrid y se decretó su demolición. Entonces, en los planos del Ensanche se dejó el lugar para una nueva plaza de toros en Felipe II y por eso las manzanas que la rodean tienen las alineaciones curvas. Pero pronto se construyó la nueva Plaza de las Ventas y esta se abandonó, siendo sustituida por el primer Palacio de Deportes después de la guerra.

Pues el nuevo palacio, que ahora se llama el WiZink, es desmesurado, gallardónico, descomunal. He leído que caben más de 15.000 personas y el día de Kase O estaba petao. De hecho, al salir, la policía municipal tenía cortadas todas las calles perimetrales, especialmente Goya, en previsión de la avalancha de asistentes al final del concierto, que duró nada menos que dos horas y media. Otra cosa que me llamó la atención es que este concierto se incluye en el programa del Festival de Jazz de Madrid de este año y me parece bien, porque las bases musicales sobre las que improvisa el rapero son jazzísticas cien por cien. La asociación del rap con el jazz es antigua y les voy a poner un tema que da fe de ello. Un rapero y un estupendo trompetista de jazz unieron sus esfuerzos para un disco de fusión bajo el nombre de US3. El disco incluía una versión sensacional del Cantaloupe Island de Herbie Hanckok. Fue un bombazo y ¿saben cuándo se publicó? Se lo digo yo: en 1991. Ya lo he traído al blog al menos una vez, pero lo bueno nunca cansa. Escúchenlo.  

Las relaciones entre el rap y el hip hop (que viene a ser lo mismo) con el rock y el blues no suelen ser tan fáciles. Ya les he dicho lo que opina al respecto el gran Keith Richards, de los Stones: "vale, puedo admitir que el rap es una forma de cultura y como tal la respeto, pero, por favor, que no me digan que eso es música". Yo no sería tan extremista; yo creo que los raperos ponen en rimas sus inquietudes, sus análisis políticos, sus narraciones sobre lo que pasa en la sociedad y, en ese sentido, podrían hasta considerarse herederos del antiguo Mester de Clerecía, pasando por las coplas que recitaban los ciegos no hace demasiado tiempo. El tal Kase O tiene un rollo medio místico que le acerca a los manuales de autoayuda y a los telepredicadores, pero invitó a subir a muchos músicos más jóvenes que tenían discursos muy radicales.

Por ejemplo, su antiguo colega de los Violadores del Verso SHO-HAI que derivó sus improvisaciones hacia rimas inequívocas: Isadiazayuso, sanidad pública en uso, Isadiazayuso basta de abuso, jo qué feo eres Feijoo, jo qué pijo eres Feijoo, Abascal tu culo huele mal, Abascal tu cuerpo huele mal, Abascal tu peña huele mal. Los 15.000 asistentes estaban levitando. Pero en esto de la fusión con otras músicas (para mí el rap lo es, aunque no la conozca especialmente), tenemos que volver a Samantha Fish. En su último disco, la canción Loud cuenta con la colaboración del veterano rapero TECH N9ne, hay que joderse qué manía de ponerse estos nombres abstrusos. Esto hizo que, a su publicación, todos los puristas del blues se llevaran las manos a la cabeza: ¡pero hacia dónde va esta chica! Ya les he contado, creo, que, cuando fui a hacerme socio de la SBM, Sociedad del Blues de Madrid, me preguntaron por mis artistas favoritos, les cité en primer lugar a Sam y el tipo, con un mohín como de casi asco, me soltó: ¡pero eso no es blues!

Los puristas son un coñazo en todas las materias y ya les he dicho también que el público que sigue a Samantha está formado íntegramente por veteranos como yo, no se ve un solo chaval en sus conciertos y con un porcentaje alto de puristas. Y respecto a la canción Loud, Sam lo ha explicado perfectamente. TECH N9ne es de Kansas City, o sea, paisano suyo (por cierto, ya no cumple los sesenta). El tipo ha hecho tanto dinero con el rap que tiene hasta un estudio de grabación propio y ese estudio se lo prestó a su paisana Samantha para grabar su último disco. Y un día en que ella y su productor estaban bastante atascados sobre cómo redondear una canción, el tipo pasó por allí para preguntarles cómo iban y se les ocurrió invitarle a hacer unos versos. La canción queda cojonuda, en mi opinión, pero no la pueden tocar así en sus giras, porque no se van a llevar al tipo de gira para que cante cada vez tres minutos.

Bueno, salvo que se trate de un concierto en el propio Kansas City, donde ambos son unos ídolos. Eso sucedió hace casi un año, el 16 de diciembre de 2021. Sam tenía preparada una sorpresa en el concierto y la gente se quedó de piedra y aplaudió a rabiar. Pueden ver como TECH N9ne respeta y quiere a Sam y a sus músicos, como le adora la audiencia y como Sam, cuando ya se ha ido, concluye diciendo: bueno, así es como nos lo montamos en K.C. Les pido que lo vean también.  

¡Ay! los puristas, qué coñazo son. Pero yo les estaba contando mi sinvivir y sigo de manera abreviada. El sábado, además de correr por la mañana, acudí a ver el concierto de Corro en la Sala Clamores. Corro era el batería del grupo de hardcore Memories, en donde tocó el bajo mi hijo Kike durante cinco años. Disuelto el grupo, siguió un tiempo con la batería, pero luego empezó a estudiar piano y ahora simultanea ambas habilidades, toca como batería de apoyo para determinados músicos y también hace una música experimental bastante difícil, y eso fue lo que tocó en el Clamores. En realidad, yo voy a sus conciertos porque soy amigo de su padre y sé que le hace ilusión que vaya a verle, porque el resto del público está formado por familiares y amigos. El domingo, también salí para ver con unos amigos la película recién estrenada As Bestas, que les recomiendo sin dudarlo y sobre la que ya les hablaré otro día, porque el tema da para mucho.

Ayer lunes, como de costumbre, cumplí con el yoga y el Ricla, además de hacer varios recados pendientes. Y hoy martes, por fin he tenido margen para escribir un post, porque en mi agenda sólo figuraba la sesión matutina de inglés. Pero la cosa sigue. Mañana correré de nuevo y luego pienso acercarme a comer con mis amigos del bar La Dehesa del Partenón, cerca del APOT y los Recintos Feriales, donde mi querida Sonia me tiene guardado un décimo de la lotería de Navidad. Y por la tarde iré a mi clase de guitarra con Henry. Eso nos lleva al jueves, que es cuando empieza lo mejor. Porque, además del inglés, el yoga y mi cita con el Ricla, tengo un billete de AVE a Ciudad Real en donde me reuniré esa noche con mis colegas viajeros con un nombre encima de la mesa: Uganda. El viernes vuelvo en otro AVE a mediodía y luego voy al teatro a ver Lectura Fácil. Y el sábado tengo la Christmas Drink, la fiesta de Navidad que organiza mi profe Ed con los alumnos de todos los grupos y niveles. Será en la llamada Taberna de la Copla, por la zona de Noviciado.

Ya ven que mi programa no da tregua. Pero ha salido un nombre a la palestra: Uganda. El jueves nos vamos a reunir en un bar de Ciudad Real para contrastar disponibilidades, recorridos, precios, calendario. En principio, la cosa sería para la primera quincena de mayo. Uganda ofrece al menos tres grandes Parques Nacionales, rastreo de gorilas, chimpancés, leones y rinocerontes blancos, caminos de senderismo con posibilidad de dormir en acampada, como ya hicimos en Madagascar. En resumen, un nuevo acercamiento al África profunda. Uganda ofrece un lugar menos batido por el turismo que Tanzania o Kenia y veremos a ver si hay quórum suficiente entre el grupo de veteranos. Estos viajes son caros, pero no creo que el coste sea un problema: después de dos años sin salir de viaje, todos han de tener dinero ahorrado y muchas ganas de marcha. Ya les iré contando.

Pero las brisas africanas que agitan mi vida y mis proyectos para el año que viene, no se limitan a Uganda. Porque mi amigo Werner y yo hemos conectado con una ONG que se llama Eveil d’Afrique y está radicada en Brazzaville (Congo ex francés). Estos señores están estudiando la posibilidad de implantar un anillo verde (Cordon Vert) alrededor de su ciudad y han escuchado hablar de nuestro proyecto Bosque Metropolitano. Y Werner y yo les organizaríamos la visita, que en principio está prevista para la segunda quincena de enero. Me he puesto en contacto con mis compañeras de curre al cargo de dicho proyecto para conseguir que reciban a la delegación de Brazzaville y estamos a la espera. Mientras tanto, la gente de esta ONG ha estado en la COP-27, celebrada en Egipto y nos han mandado unas fotos y un vídeo cortito de su participación en ese evento planetario. Aquí los tienen.



Brazzaville es una ciudad súper interesante y nuestro objetivo es, por supuesto, que luego nos inviten a visitarla. Por si no lo saben, el Congo es el río más largo de África después del Nilo y el segundo río más caudaloso del mundo, después del Amazonas. Antes de llegar a las cataratas Livingstone, el río forma una ancho lago, en cuya boca de salida se sitúan Brazzaville al norte y Kinsasa (antigua Leopoldville) al sur, las capitales de los dos estados del Congo. África es un lugar muy vasto y con un potencial inagotable. Mi hijo Lucas estuvo este verano quince días en Malawi y volvió encantado. Malawi es un lugar perdido en el medio del continente que, para bien y para mal, no tiene en su territorio oro, diamantes, petróleo ni metales raros de esos que se usan para los móviles. Con motivo de esa carencia general, los han dejado en paz, viven tranquilamente y es un remanso de sosiego impagable. Y la falta de recursos estimula la imaginación popular, algo común a todo el continente, Si no me creen, vean cómo se enjuagan la cabeza para quitarse el champú en la cercana Angola.

Ojalá mis dos posibles viajes al continente africano salgan adelante. Pero la llamada de África no se limita a estos asuntos. Porque las brisas africanas ya han llegado hasta mí hace mucho, lo que pasa es que durante un tiempo, esas brisas han estado incorporadas a la zona de sombra del blog, esa zona homóloga de la de la luna sobre la que no cuento nunca nada. Ahora esta línea ha pasado a estar fuera de la zona de sombra, saquen ustedes las conclusiones que les parezcan, pero hoy, a cuenta de ello, quiero mostrarles una imagen que creo que, de una vez por todas vale más de mil palabras. Les dejo con ella y les reitero mi petición: sean felices si pueden. Ya sé que las cosas no son tan sencillas, pero a veces, con un poco de esfuerzo se pueden simplificar. Y sean buenos, por supuesto.

4 comentarios:

  1. Precisamente un barco que remonta el río Congo hacia su nacimiento, es el centro de la acción que se cuenta en el extraordinario libro El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, en el que se inspiró Coppola para elaborar el guión de Apocalypse Now.

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    1. Gracias por el aporte de información. Es un dato clave.

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  2. No es por chinchar, pero supongo que querrá usted decir "mester de juglaría".

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    1. Pues yo también supongo eso. Jajajaja. En realidad es una cosa que he dicho un poco según me ha venido a la mente. De acuerdo con las normas de este blog, no es una errata, sino un error y, como tal, lo dejo así, con su oportuna corrección. Abrazos.

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