miércoles, 26 de mayo de 2021

1.054. Hey Joe, en la historia del blues

Hoy he quedado de nuevo a comer fuera, en este caso con una pareja amiga con la que hace tiempo que quería verme. Tras una sobremesa moderada, volveré a casa para recoger la guitarra, meterla en su funda y cargarla en modo mochila para acudir a mi clase semanal en Palomeras, uno de los puntos de referencia de mi calendario semanal. Enrique es un buen maestro, paso con él unos ratos muy agradables y aprendo muchas cosas de la estructura del blues, y también de su historia, de la que sabe mucho y le encanta contarme viejas anécdotas. No puedo tomar notas y muchas de las cosas que le escucho se me olvidan. Pero me va quedando una base.

Sería ridículo pretender contar toda la historia del blues en un post de 2/3 páginas. En Internet hay tratados y enciclopedias que pueden consultar si quieren. Todo lo que voy a contar hoy aquí son simplificaciones, supongo que discutibles, pero ya me conocen. El blues es una música que surgió entre los negros que fueron traídos como esclavos a Estados Unidos, desde comienzos del XVII hasta que se prohibió la esclavitud en 1812. Los negros siempre han tenido un sentido rítmico y musical especial y se dice que empezaron con sus cantos en los mismos barcos en que eran traídos de África, en donde entonaban a coro y sin instrumento alguno viejas melodías traídas de sus aldeas natales. En los campos de algodón USA, esas canciones fueron evolucionando, al tiempo que los negros aprendían a tocar instrumentos de los colonos ingleses, españoles y franceses, como banjos, violines y guitarras artesanales.

Alguien dotó a estas músicas de una estructura de doce compases lo que nos lleva al blues de principios del siglo XX, donde se efectúan las primeras grabaciones. Esa estructura primitiva del blues, más la utilización de la escala pentatónica para hacer punteos, se generaliza y estará en el origen del jazz, el rock, el soul, el funk y todos los demás estilos. El blues primitivo suele ser bastante tosco, es frecuente que una frase de la canción se repita tres veces y luego haya un cuarto verso diferente. No se cuentan tanto historias como estados de ánimo. La gente vuelca aquí su frustración por la segregación racial, su reivindicación contenida y la imposibilidad de prosperar en un mundo de blancos. Algunos nombres de este blues más tosco podrían ser John Lee Hooker o Bo Diddley.

Durante los años anteriores a la eclosión del rock, la música de los negros no se mezcla mucho con la de los blancos, es un mercado y un sector productivo diferente, con sus propias listas de éxitos, sus programas de radio y sus seguidores. En la alta sociedad blanca no está bien visto escuchar este tipo de música, ha de hacerse de forma clandestina. Las letras del blues a menudo son machistas y violentas, ya les he traducido lo que dicen algunas de las viejas canciones de los años 20 que ha desenterrado y adaptado Samantha Fish. Se habla a menudo de celos, de cuernos, de castigar a la mujer infiel, de tomar un revolver y liarse a tiros con ella o con su nueva pareja. Imagino que algunos artistas negros del blues incluso exageraron ese rasgo violento por suponer que eso era lo que se esperaba de una población primitiva, salvaje e inferior como ellos.

Pero surgen otros músicos mucho más complejos como Muddy Waters o Jelly Roll Morton. Todos ellos son buenos compositores y basan su música en la voz y en la guitarra, instrumento que se convierte en prototípico y en el que surge un elemento genial: el gran B.B. King. También hay una derivada más centrada en el piano, radicada en el entorno del Delta del Mississippi, sobre todo en Tennessee (Memphis Slim o Willy Dixon) y en New Orleans con el pintoresco y aclamado Professor Longhair a la cabeza. Es esta una variante amable muy ligada a la danza, de letras menos broncas y muy relacionada con los ritmillos del Dixieland, la variante del jazz local que se toca en el Mardi Grass y en los famosos entierros. Me dejo en el tintero muchos nombres de músicos muy grandes, pero hay que abreviar .

Todo eso saltó en pedazos con la irrupción del rock, que revolucionó y mezcló todos los estilos: Elvis cantaba y se movía como un negro y Little Richard hacía bailar a las jovencitas blancas como nadie. El rock fue recibido como una música del diablo por los estamentos más conservadores de Estados Unidos, que iniciaron una caza y captura generalizada de sus músicos, a caballo de las arengas de determinados predicadores religiosos radiofónicos. Y lograron su propósito porque una ola de desgracias asoló a la primera generación del rock, como les contaré en otro post específico. Pero la semilla ya estaba plantada y resurgió en el lugar más inesperado: Gran Bretaña. Allí, una serie de grupos musicales juveniles se hizo con los discos de los pioneros del rock americano, que les traían viajeros del otro lado del Atlántico. Con los Beatles y los Stones a la cabeza. Y sucedió lo que todos saben.

Dice mi profesor de blues que la importancia del rock en la Historia se debe a que es la primera ocasión en que la gente joven se hizo escuchar y habló con voz propia. Que hasta entonces la gente entre quince y veinte años no era nadie, eran tratados casi como unos niños y no se les permitía opinar. Debían empezar a trabajar como peones o aprendices en los niveles inferiores o estudiar en universidades antiguas y autoritarias. El rock fue el grito de esa generación (la mía) que empezó a expresarse y a llevar la contraria a los mayores, algo que hasta entonces era anatema. No tengo elementos de juicio para opinar al respecto, lo dice mi profe y yo me lo creo en principio, aunque me gustaría escuchar o leer opiniones sobre ello.

Ya en pleno esplendor del rock, en USA los pioneros renacen de sus cenizas y surgen músicos que empiezan a bucear en los clásicos, como hace ahora Samantha. Y entre estos hay una figura monumental, grandiosa: Jimmy Hendrix. Poseedor de una técnica guitarrera prodigiosa, Jimmy deja de tocar como solista en orquestas de soul como la de Wilson Picket, se traslada a Gran Bretaña y se monta una banda experimental única para profundizar en la tradición del blues y dar un salto adelante. Esa banda, en formato power trío, contará con dos músicos británicos: Noel Redding al bajo y Mitch Mitchel a la batería. El grupo se bautiza como The Jimmy Hendrix Experience y su primer disco, titulado Are you experienced? (1967) es un auténtico bombazo. Nadie había tocado la guitarra de esa manera.

Y quiero hablarles del primer tema de ese disco extraordinario: Hey Joe. En general, la primera canción del primer disco de los artistas míticos suele ser algo muy especial porque tiene parte de manifiesto, de proclamar un aquí estamos y esto es lo que proponemos (me viene a la memoria el Blitzkrieg Bop de los Ramones o el Agradecido de Rosendo). Hey Joe es un viejo blues de los tiempos arcaicos, del que ni siquiera se conoce su autor. Y su letra no puede ser más significativa: Hey Joe, where are you going with this gun in your hand (Hey Joe, adonde vas con esa pistola en la mano). Y el aludido contesta: voy a buscar a mi mujer, dicen que la han visto en la ciudad con otro hombre y tengo que ir a matarla. Después hay una segunda estrofa, que sucede a posteriori, en la que la respuesta es: vengo de matar a mi mujer, la vieron con otro hombre y he tenido que matarla, y ahora me están buscando y tengo que huir aquí abajo a México. Tremendo tema. Escuchémoslo.

Es increíble que este tema se publicara en 1967, hace más de 50 años. La banda de Hendrix, alabada por todo el mundo, apenas tuvo tiempo de publicar tres discos, porque su líder falleció a la fatídica edad de 27 años, la edad en que han muerto muchos de los genios del rock. Una carrera corta y vertiginosa en la que tuvo tiempo de saborear su éxito estratosférico: su tercer disco, el álbum doble Electric Ladyland fue número uno en USA durante un tiempo y se dice que Hendrix fue el artista que más cobró por tocar en el festival de Woodstock, su caché subía de forma imparable. En Seattle, su localidad natal, hay una estatua suya, un tanto cutre por cierto, que yo visité, fotografié y reproduje en el blog durante mi viaje por esas tierras en 2017.

Muerto Hendrix, la línea artística abierta por este hombre encontró dificultades para progresar. Había en el rock grandes guitarristas como Eric Clapton, Peter Green, Keith Richards o Rory Gallagher, pero de estilos diferentes. La huella de Hendrix la siguieron algunos artistas blancos del sur de USA, con protagonismo especial para Stevie Ray Vaughan, que era un auténtico animal, a caballo del alcohol y de toda clase de drogas, que le llevaban a tocar de una manera acelerada y energética inconfundible. Hubiera acabado muy mal probablemente, pero antes de eso se estrelló con el helicóptero que lo llevaba a un concierto. Sucedió esto en 1990 y el blues progresivo y experimental se quedó ya definitivamente muerto. Seguía habiendo un blues tradicional, con buenos artistas negros veteranos, como B.B. King, Albert Collins, Buddy Guy o Robert Cray. Pero no parecía haber mucho futuro. Los veteranos se iban muriendo y las nuevas generaciones se decantaban por el rap y sus derivados.

Hasta que apareció la generación de Samantha, esos músicos que tienen ahora unos 30 años y que empezaron a los 20. Ya les he dicho los nombres más destacados: Samantha Fish, Larkin Poe, Damon Fowler, Jonathon Long, Eric Gales, Ty Curtis o Jeremiah Johnson entre otros. Sin olvidar al gran Tab Benoit (53 años), el hombre que mantuvo viva la llama desde la muerte de Vaughan hasta el surgimiento de esta nueva hornada, que basa su trabajo en las actuaciones en vivo y cuya eclosión coincide con la decadencia del mercado del CD. Para estos músicos, Hey Joe es como la primera letra del alfabeto, todos la conocen y la tocan de manera destacada. Y quiero que vean un vídeo de la primera Samantha, la que más me gusta, tocando esta canción.

La filmación empieza cuando ya ha cantado, para que veamos la parte de la guitarra. Sam ha invitado al escenario a su antigua colega de giras de Girls With Guitars, Cassie Taylor. Cuando conté la historia de Sam en cuatro posts me referí a sus dos compañeras de gira como unas sosas y un lector me recriminó diciéndome que lo que pasaba es que estaban muy cansadas, agotadas de la gira, mientras que Sam no se cansa nunca. Tenía razón y se puede ver en este vídeo de septiembre de 2013. Quiero recordarles que la primera imagen de esa serie de cuatro posts mostraba a Samantha volando por los aires en pleno salto de la cabra. Esta mujer en directo es puro espectáculo y merece la pena que vean el circo que se monta con su amiga y cómo le vacilan al bajo Chris Alexander. Entre las dos ponen al público en pie, alucinado por lo que están viendo. Pónganse la pantalla grande y disfruten del show de Sam y Cassie.   

Creo que ya son pocos los que, entre mis lectores, piensan que exagero en mi admiración por Samantha Fish. Es una guitarrista fabulosa y lo da todo en sus espectáculos. No creo pasarme si digo que ahora mismo es una de las mejores guitarras en el mundo del blues y del rock, que además canta y compone muy bien y que estoy deseando que salga su nuevo disco para escuchar su progresión. Pero el rock nunca morirá y Sam y los de su quinta ya tienen un continuador. No canta ni compone como Samantha, pero creo que a la guitarra la supera y lo van a ver en el último vídeo que les voy a poner. Estoy hablando del gordo Christone Kinfish Ingram. Ya les conté que a este hombre, al que puteaban en el cole por gordo, encima no le gustaba el rap como a todos sus compañeros, sino los viejos blues que le enseñó su abuelo, un motivo más para que lo tuvieran por un friki.

Samantha lo descubrió hace tiempo y han tocado juntos muchas veces, creo que al menos lo he traído al blog en dos ocasiones. Kingfish, cuyo mote alude a un pescado (un lector comentó que tal vez fuera palometa, por el color) tiene ahora mismo 22 años y debió de empezar a subirse a los escenarios como a los 12. No tiene una voz extraordinaria, pero es consciente de sus limitaciones y canta con mucho sentimiento. Además es bastante simpático. Y con la guitarra es una auténtica maravilla, un portento. Lo van a comprobar en el vídeo de cierre, que es de 2016, o sea que calculen qué edad tenía el angelito. 

Este es finalmente el genuino heredero de Jimmy Hendrix, el que cierra el círculo. Y, como no podía ser de otra manera, se sabe el Hey Joe al dedillo. Y lo toca aquí acompañado por músicos blancos y bastante veteranos (el habitual trío, más un teclista de apoyo). El público que le está viendo tocar, es también cien por cien blanco. Los únicos negros que se ven en imagen son una pareja que está sentada detrás del escenario y que podrían ser sus padres. Es increible la variedad de registros, el juego con el pedal del wah-wah, las referencias a otros temas conocidos del rock. Sin duda la mejor versión de Hey Joe de todos los tiempos. Hala, pantalla grande y a disfrutarla. 

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