lunes, 9 de noviembre de 2020

993. Se acabó la pesadilla

Por fin tenemos ganador de las elecciones USA, la noticia que esperábamos. Una noticia que comporta una sensación de alivio mundial, como cuando estás inmerso en una pesadilla horrible y de pronto te despiertas todo sudado, abres los ojos y dices: ¡qué gusto, otra vez el mundo real! ¿Se imaginan otros cuatro años de este sujeto al frente de la mayor potencia mundial? ¿Qué hubiera sido de la lucha contra el cambio climático? ¿Qué hubiera sido de la pandemia, con un tipo que no se habla con la Organización Mundial de la Salud? Esto era como un relato distópico hecho realidad. Pero la pesadilla ha terminado y ojalá entremos ahora en unos años más tranquilos. Le escribí un Whatsapp a mi amiga Shannon, de LA, diciéndole simplemente: Congrats. What a relief!! con unos símbolos del brazo que muestra la fuerza. Ya me ha contestado, feliz: HUGE RELIEF!!!, un alivio enorme, escrito así con mayúsculas. Y añade: They both will get us back on the track, algo así como estos dos nos van a poner otra vez en marcha, o nos van a reactivar. Toda la gente famosa que apoyó a Biden/Kamala está exultante, el mejor baloncestista del momento, LeBron James, decidió celebrarlo fumándose un puro y Lady Gaga colgó en sus redes esta foto abrazándose a Biden después de un acto de la campaña.








Sheryl Crow se ha apresurado a colgar un vídeo que debía de tener preparado de antes, confiada en una victoria que no tenía nada clara. Yo creo que expresa muy bien esa sensación de alivio. Lo acompaña con un comentario que les traduzco directamente: ...tiempo de sanar... mi esperanza es que podamos avanzar juntos, con un sentimiento renovado de confianza en nuestra democracia y entre nosotros, para construir un futuro mejor para todos. Esto es clave: tender lazos entre esas dos américas que Trump ha contribuido a separar. Una canción para esa esperanza.

Por mi parte, les diré que yo no lo voy a celebrar todavía, hasta que vea que este señor, el presidente más tóxico de la historia de los USA, se va de la Casa Blanca sin que tengan que enviarle a la Guardia Nacional. Porque no duden que el tipo va a intentar todas las mañas y argucias imaginables para evitar el desahucio. Pero me temo que se está quedando solo en esta guerra. El candidato a vicepresidente Mike Pence está callado. George Bush, Mitt Romney y otros próceres republicanos han felicitado ya a Biden, igual que los líderes mundiales y la prensa de todos los países. Colin Powell y la viuda de John McCain incluso dijeron que iban a votar a Biden.

El tiempo que queda hasta el 20 de enero va a ser un espectáculo penoso. Ya sé que la mayoría de mis seguidores no son taurinos; yo tampoco, aunque no soy tampoco antitaurino, simplemente creo que es un espectáculo que irá languideciendo poco a poco, por pura inanición. Pero esta situación de Trump me trae a la memoria esos momentos en que el toro ya ha recibido una estocada, pero no se muere. Se pone en marcha entonces la llamada suerte del descabello, pero a veces el que la ejecuta es un manta y no acierta, por lo que ha de repetirla. Es un espectáculo muy cruel, que a mí me ha tocado ver alguna vez en las pocas corridas que he presenciado. El público se cabrea y abuchea al matarife, que se pone nervioso y lo intenta interminables veces.

Hasta que el toro cae muerto. Entonces, el típico espectador con el vaso de whisky de tubo en una mano y el puro en la otra sentencia la situación con una frase: Ha doblao. Es una afirmación redundante, porque todo el mundo lo ha visto, pero estamos en una sociedad en la que hasta las papeleras a veces tienen un letrero arriba que dice Papelera. Discúlpenme el ejemplo, pero yo creo que el toro Trump va a seguir penando, de descabello en descabello, hasta que doble. Porque yo no le veo muchas posibilidades de llevarse el gato al agua. Si hay algo que funciona bien en USA es el sistema de contrapoderes: Trump puede hacer las denuncias que quiera ante los jueces, pero lo normal es que no se las admitan o que, si le admiten alguna, pierda el procedimiento. Pero yo no lo voy a celebrar aún, por si es caso, que decimos los gallegos. Lo que sí les voy a poner son unos pocos memes de los que han circulado por el guasap estos días.

No es momento de celebraciones todavía, pero sí de análisis. Lo que dice Trump del fraude electoral es un delirio de alguien que ha perdido ya toda relación con la realidad. Pero es cierto que, según los datos en el momento en que escribo este post, Biden ha obtenido 75,3 millones de votos (la cantidad más grande de la historia de las elecciones USA), y Trump se ha llevado 71 millones de votos, la segunda cantidad más abultada de la historia de los USA; el único que se acercó a esas sumas fue Obama en su primera victoria, en la que cosechó 69,5 millones de votos. Así que una de las primeras falsedades que se ha dicho es que Biden ha ganado por los pelos. En votos populares, la diferencia es de más de 4 millones y faltan todavía votos por contar, porque han de saber que en California dieron ganador a Biden, cuando aún faltaban 4 millones de votos por escrutar (la ventaja ya era insalvable), lo mismo que sucedió en Texas con Trump. La ventaja de Biden en votos populares aún puede aumentar.

Pero yo quiero quedarme con el dato de Trump. ¿Cómo es posible que 71 millones de gentes hayan votado a este energúmeno? De verdad, tenemos que hacérnoslo mirar. Y yo empezaré por ponerles unos mapitas. Seguramente todos ustedes han estado estos días siguiendo el mapa de los estados, coloreados de rojo y azul, que pueden ver aquí.

Lo reconocen, ¿verdad? Pero, miren ustedes por dónde, resulta que mi amigo X me avisó de que había una aplicación que permite, pinchando en cada uno de los estados, ver la distribución del voto por condados, dentro de dicho estado. El resultado es sorprendente y yo me he dedicado a seleccionar algunos de estos estados y guardar esa distribución por condados, con la herramienta de Google de recorta-y-pega, para enseñárselos a ustedes y que vean lo mismo que yo vi. Empecemos, por ejemplo por ver lo que ha sucedido en Lousiana, estado claramente trumpista, donde está Nueva Orleans, la ciudad en la que viven Samantha Fish y Tab Benoit (cerca). Aquí la tienen.

Ya lo ven. En las ciudades (Nueva Orleans, la capital Baton Rouge o Shreveport) gana Biden. En el campo, donde las amplias llanuras y los campos de algodón, gana Trump. Veamos otro estado sureño en el que Trump ha ganado claramente. En este caso, Tennessee. Allí está Memphis, el lugar de donde salió Elvis Presley, y Nashville, la capital del country, la ciudad donde vivieron Bob Dylan, Johnny Cash y tantos otros, donde viven ahora Sheryl Crow y las chicas de Larkin Poe y donde está el auditorio Ryman en el que tocaron Samantha y Tab la otra noche (ya les contaré de ese concierto fabuloso). Pues aquí está.

Acojonante ¿no creen? Veamos ahora el estado republicano por excelencia, el que más compromisarios le ha proporcionado a Trump. Hablo de Texas.

Increíble. Las grandes ciudades tejanas (San Antonio, Houston, Austin, Dallas, Fort Worth, El Paso) también han votado a Biden. Trump recoge el voto rural y Biden el urbano. Pero vamos a ver ahora uno de los estados en los que ha ganado Biden, en este caso, por poco: Michigan.

Ya lo ven, todo rojo menos Detroit y las demás ciudades industriales del estado. ¿Y cómo es que con ese mapa todo rojo ha ganado Biden este estado? Pues muy sencillo: porque en las ciudades vive mucha más gente que en el campo. Para comprobar lo que les estoy diciendo, nos queda ver un último mapa, el del estado de Nueva York. ¿Puede imaginarse un lugar más urbano que New York? Pues también tiene amplias zonas rurales. Aquí lo pueden comprobar. 

En este caso, sólo aparecen en azul Nueva York y las otras ciudades: Siracusa, Albany, Rochester, Búfalo y probablemente Patterson. ¿Qué quiere decir esto? Pues que a Trump le votan mayoritariamente los garrulos, la gente de baja cultura, los agricultores que viven en sus ranchos, armados hasta los dientes y temerosos de que vengan nuevos inmigrantes y les quiten el poco trabajo que hay. Después volveré sobre esto. Porque esta historia de los mapas aún tiene un estrambote muy curioso. Cuando empezó el proceso del impeachment de Trump (que finalmente no prosperó), su nuera Lara Lea Trump, esposa de su hijo Eric y antigua locutora de televisión como Leticia, publicó en su cuenta de Twitter el mapa que les pongo abajo, con la distribución del país por condados, en base a las encuestas de intención de voto de aquel momento. El letrero es claro: Intenten impedir esto.

Por la misma red, Karim Douieb, un informático belga, desveló la falsedad que supone ese mapa, sustituyendo los valores de los condados por círculos que reflejan el número de habitantes reales de cada uno de ellos. El resultado es el de abajo, con un letrero también muy claro: la tierra no vota, lo hacen las personas.


Me parece que no hay mejor explicación de lo que ha sucedido que la que suministran los mapas procesados con las modernas herramientas GIS, como las que yo uso en mi trabajo. Pero he pasado de puntillas por un tema, que nos puede llevar a conclusiones falsas. Digamos que, de acuerdo con todo esto, ¿hemos de creer que en USA hay 71 millones de garrulos? Nos equivocaremos si pensamos eso. Ese paquete tan grande de gente tiene una caracterización más amplia y variada. Obviamente, hay en ese conjunto muchísimos garrulos. Pero hay también otros grupos, que paso a enumerar abajo.

1.- La gente puramente conservadora o de derechas de toda la vida. Como decía Richard Ford en la entrevista que les propuse leer el otro día, los militantes y cuadros del Partido Republicano son gente muy disciplinada, que votan siempre al partido al que pertenecen. Pasa lo mismo en España. Yo tengo conocidos que votan siempre al PP. No se abstienen nunca, aunque el candidato sea un corrupto manifiesto, o sea corto, o feo, o tenga halitosis, o sea Lollypop Ayuso. Ellos no fallan. Este personal no quiere la ley del aborto, ni el matrimonio homosexual, ni pagar más impuestos, y tiene miedo a los disturbios raciales: Ley y Orden por encima de todo. A cambio de eso, les da igual que el candidato sea un putero, un abusón y un maleducado. Les garantiza Ley y Orden y ya está.

2.- Los extremistas de todo tipo, desde supremacistas blancos, hasta evangélicos, mormones y similares, enardecidos por telepredicadores que a menudo luego son unos pederastas, si no algo peor. Pasando por los fanáticos pro-vida, los testigos de Jehová y hasta me temo que los seguidores de la Iglesia de la Cienciología. Por ejemplo las iglesias evangelistas están extendidísimas en Sudamérica. Recuerden que el referéndum para apoyar el proceso de paz en Colombia se perdió porque los negociadores, por hacerse los modernos, habían incluido en el texto del acuerdo una referencia a estudiar una ley del aborto. Y los evangelistas hicieron campaña en contra. En USA hay también mucho pirao. Tal vez en este grupo no haya demasiada gente, pero cuentan.

3.- Los conspiranoicos, antivacunas, terraplanistas y negacionistas del Covid. Estos son los que más miedo me dan, porque son productos del aislamiento de la sociedad moderna y muchos de ellos viven en las ciudades. Yo tenía un amigo que ya se murió, al que quería mucho, que estaba totalmente convencido de que las Torres Gemelas las habían tirado los propios americanos, basándose en que la familia de Bin Laden había ganado un montón de dinero en Bolsa después de los ataques y otros datos igual de enloquecidos. Con las redes sociales, estos rollos se han disparado. Hay mucha gente convencida de que el Covid-19 lo han esparcido los chinos intencionadamente y que Trump era el único que podía frenar a los chinos, porque todos los demás (incluyendo ustedes y yo) estamos conchabados en una especie de conspiración judeo-masónica-oriental, cuyo objetivo es cargarse nuestro mundo y que acabemos todos hablando en mandarín.

Hay una doctora china escapada de su país alimentando esa teoría, que ha sido desautorizada ya por los principales científicos. Pero ya lo saben: los líderes mundiales son todos más o menos cómplices, la prensa internacional también está toda comprada y los que nos creemos lo que dicen, resulta que somos unos elitistas progres, concepto cuya principal seña de identidad externa es una superioridad moral realmente insufrible para los demás, no sé cómo nos aguantan. A mí esa gente la verdad es que me produce mucha lástima. Debe de ser horroroso vivir convencido de semejantes cosas. Por eso, yo estaba durmiendo mal pensando que la suma de esos grupos (garrulos, conservadores, extremistas y conspiranoicos) volviera a inclinar la balanza de una votación, como ya sucedió en el Brexit, la primera elección de Trump, el referéndum colombiano y las últimas elecciones locales y regionales madrileñas. Por no hablar de la comedura de tarro colectiva de los catalanes. Es que ya estaba hasta los huevos de no poder celebrar una buena noticia (salvo la victoria de Jacinda Ardern).

Biden no es que me entusiasme mucho. Pero es un hombre educado, moderado, tranquilo, con experiencia política y decidido a irse dentro de cuatro años (si no se muere antes). El primer día de mandato renovará el apoyo al Acuerdo del Clima de París, un asunto clave, y empezará a colaborar con la OMS en la lucha contra el Covid-19. Y hará una política internacional razonable, basada en la cooperación. En este aspecto, lo tiene fácil: todo el rato lo van a comparar con su antecesor y, haga lo que haga, lo mejorará. En política interior lo tiene más difícil. Su oportunidad es mostrarse conciliador y atraerse la colaboración del Partido Republicano en los temas clave. Y bien hará en protegerse, que cualquier trumpista cabreado y armado le puede pegar cuatro tiros, y no quiero dar ideas.

Trump es el que lo lleva crudo. En USA, el perdedor de unas elecciones no tiene nada que hacer, ni siquiera puede ejercer de jefe de la oposición, como en España y otros lugares. Sólo tienen que ver lo que pinta Hillary desde hace cuatro años. Yo creo que él ha luchado por la reelección porque de verdad se lo estaba pasando bien, le gustaba tener tanto poder y tanta atención mediática. Y ahora está condenado a terminar aburriéndose de cojones. Yo llevo hablando en el blog de estas elecciones desde las últimas navidades. No me digan que no les he tenido súper informados. Cuando Biden nombró a Kamala Harris vicepresidenta, ustedes ya sabían quién era y habían visto su foto en el blog. Y de las primarias demócratas se informó en este foro al minuto. Ya saben que eso es lo que me gusta, que ustedes encuentren aquí datos e informaciones que no pueden encontrar en ningún otro sitio.

Por ejemplo, en España, nadie salvo ustedes sabe que existen Samantha Fish y Tab Benoit. La otra noche dieron un concierto fabuloso, del que ya les hablo en el próximo post. De momento confórmense con el video de una de las canciones, que un espectador tomó con su móvil y ha colgado en Youtube. Yo lo vi en directo con varias cámaras y un mezclador de imágenes. Si Samantha ha vuelto del confinamiento con unos kilos de más, Tab Benoit lo ha hecho con un melenón impresionante, él, que siempre había llevado el pelo bien cortadito. Parece que no ha visitado la peluquería en los ocho meses de encierro que lleva; el del otro día era su primer concierto, Samantha ya lleva un mes por ahí de gira. Al bajo, Corey Duplechin, el tipo con pinta de epsilón de Un mundo feliz, que parece que ya no ha engordado más, y a la batería Terence Higgins, que hasta ahora acompañaba a Samantha en su gira. Parece que a partir de este concierto va a seguir con Tab Benoit. La canción que tocan es el I put a spell on you, que ya han visto en el blog tocada al alimón por ambos en una versión deliciosa, que aquí incluso superan. Pónganselo en pantalla grande y disfrútenlo. Tab Benoit está en una forma impresionante, parece un león que haya estado ocho meses encerrado en su jaula. Que tengan una buena semana.


6 comentarios:

  1. Yo también creo que finalmente Biden se instalará en la Casa Blanca, con su señora y sus dos perros lobo (durante cuatro años no ha habido perros en ese lugar). Pero de aquí al 20 de enero, tenemos el esperpento garantizado, hace ya años que su actual inquilino perdió la compostura, si es que la tuvo alguna vez. Y sus seguidores, entre los que yo añadiría a los simplemente patológicos (envidiosos, frustrados, resentidos, amargados, etc) ya están dando el espectáculo. Desde que empezaron a gritar que ya no se contaran más votos. Les faltó añadir: es que si siguen contando, perdemos. Así, con gesto contrariado, como si estuvieran sufriendo una injusticia.
    Dice Almudena Grandes en El País de esta mañana que, para muchos ciudadanos de todo el mundo, estas elecciones se habían convertido en un punto de inflexión. Para mí lo eran, desde luego. Si llega a ganar Trump hubiera entrado en barrena anímica, después del año que llevamos.
    Gracias por toda la información que nos ha ido dando.

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    1. En general estoy de acuerdo con sus apreciaciones, el esperpento ya lo estamos viendo, era de esperar. Desconocía los datos respecto a los perros. Para mí la derrota de Trump es, por fin, una buena noticia en este año de mierda, y digo esto muy bajito, que en el mes y medio que queda todavía puede ir a peor.
      Gracias a usted por seguirme y aportar sus comentarios.

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  2. En la lista de colgados de diferentes religiones, ha olvidado usted a los adventistas del séptimo día.
    Sólo por ayudar a completar.

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    1. Se agradece el dato, imagino que hay muchas más de estas sectas cristianas fundamentalistas, a las que les interesa más el oscurantismo que la luz.

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  3. Le veo a usted muy contento por la victoria del senil Joseph Robinette Biden Jr. ¿Está usted seguro que esta victoria beneficia al resto del mundo? ¿Se acuerda usted del cacahuetero James Earl Carter Jr. al que le faltó poco armar una III guerra mundial?. (Nunca me he fiado de los "demócratas" siempre amigos de trepar por lo "políticamente correcto" con el único fin de forrarse de dólares, verbigracia Albert Arnold Gore.
    Mi querido amigo, que el payaso de Donald John Trump sea un ególatra, un "malafollá" y un bocazas no le resta méritos en muchos de los aciertos de su administración. Le ha votado una multitud de todas las clases sociales y ha sido derrotado por los pelos. Victoria pírrica pues.
    Créame que no soy un admirador de Donald, odio todo tipo de represión y de abuso de poder, usted lo sabe, pero abomino de ese exceso de placer que ha sacudido nuestra política nacional que ha surgido con el triunfo de otro payaso senil que es Biden (gran ocultador de su infame vida privada) como si nos viniese un Plan Marshall con el que se nos van a terminar las penas de este país.
    Mi querido amigo, creo que a algunos les irá mejor y a otros peor, pero no se arregla el mundo con estas elecciones.
    Un abrazo muy fuerte y cuídeseme que el virus no perdona.

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    1. Mi querido amigo, hacía tiempo que no llegaban por aquí sus comentarios, siempre bienvenidos (aunque en ciertos temas vaya usted un poco a contrapié de los demás seguidores de este blog) porque cuando menos sirven de contrapunto a las opiniones dominantes, que nunca hay que dar por ciertas.
      No me sorprende lo que me dice porque, de todos los que conozco, usted es el más cronco.
      No comparto su fobia por los demócratas, para mí son un partido de derecha más o menos civilizada (al menos de cara a la galería). Es decir, que los americanos han podido elegir entre una derecha moderada más elitista y urbana y otra ultramontana, rural y más basta. A mí, quienes me gustan son Sanders y Alexandria, aunque sus propuestas tal vez sean por ahora demasiado extremas para lo que está dispuesto a votar el americano medio. Recuerde que a Biden le han tachado los republicanos de socialista y mucha gente se lo ha creído. ¡Joder con el socialista!
      Mi alegría es por la derrota de Trump, no por la victoria de Biden, que me deja bastante indiferente. Creo que Trump ha sido tóxico para el mundo, cierto que ha tenido logros económicos internos, pero, para lo que a mí me interesa, ha roto todas las alianzas internacionales, ha tensionado todas las situaciones (China, Irán, México) y, sobre todo, creo que es un incapaz a nivel personal para estar en ese cargo; que difunde además un mal ejemplo, al calor del cual han crecido personajes como Putin, Kim Yong-un, Bolsonaro, Boris Johnson y otros, por no hablar de Farage, Salvini, Le Pen o Abascal.
      Que le hayan votado 70 millones es para hacérnoslo mirar colectivamente.
      Cuídese usted también del virus, y del veneno que circula por las redes sociales, que puede a veces hacer que nos movamos de nuestro sitio natural. El suyo, como el mío, es estar un poco por encima de la mierda de la política y expresar nuestras opiniones libremente, coincidan entre ellas o no, que para eso está un foro como este.
      Un abrazo fuerte (con permiso de la distancia social).

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