viernes, 15 de marzo de 2019

818. Cool, calm and collected

Si se han fijado en las últimas fotos de mí mismo que he colgado en el blog, habrán visto que tenía el pelo larguísimo. Es que, con esta vida acelerada que llevo, no había tenido tiempo de cortármelo. Así que el otro día pedí hora donde mi amigo alemán Jurgen para que me dejara algo más presentable. Mi amigo Jurgen me cobra por cortarme el pelo 17€, algo que hacía que a mi hijo Kike se lo llevaran los demonios cuando vivía conmigo. –Papá, a mi me cobran 10€ en el Luis y Tachi de Callao y me lo dejan igual de bien; ese tío te está estafando. En fin, lo cierto es que sigo acudiendo a la peluquería de mi amigo, porque, además de cortarme el pelo, Jurgen suele entrar conmigo en discusiones filosóficas y de todo tipo que, para mí, no tienen precio. Además le encanta que le cuente mis viajes, él ha vivido en Friburgo, de donde es, y en Londres antes de Madrid y tenemos muchos puntos en común sobre los que siempre nos enrollamos.

Así que, mientras aprestaba las tijeras, le conté mi viaje a París y Lille. Quiso saber cómo estaban mis hijos, a los que conoce, y le dije que los había encontrado muy bien, cada uno a su estilo. Kike como una moto en París y Lucas algo más tranquilo, conversador y reflexivo en Lille. Entonces me dijo: –O sea, que uno ha salido a padre y el otro ha salido a madre. Puse cara de no entender y le confesé que no sabía a qué se refería, que ambos tienen cosas de los dos lados. Entonces estalló en grandes carcajadas: –Jajajajá, Emilio, por favor, tú eres el prototipo de persona cool, calm and collected, no conozco a nadie que se ajuste más a esa definición. Le mostré mi ignorancia de nuevo: no sabía qué quiere decir esa expresión inglesa. Me lo explicó por partes: Cool, fino, elegante, chic, siempre con estilo. Calm, tranquilo, el que siempre mantiene la calma. Y Collected (literalmente recogido), pues es más difícil de explicar, pero alude al tipo que nunca pierde la compostura y las formas.

Cool, calm and collected. Así es como me considera Jurgen, que seguía dando grandes risotadas por todo el salón: –Emilio, por Dios, si un día me veo en medio de un terremoto, yo querría que me pillara a tu lado, porque te imagino manteniendo el tipo y diciéndole a todo el mundo tranquilos, no pasa nada, estoy aquí yo. Me quedé pensativo, porque supongo que tiene parte de razón. En cualquier caso, esto es una caracterización a la que he llegado con bastante esfuerzo a lo largo de mi vida, porque obviamente yo no era así antes. Es curioso esto de cómo te ven los demás. Por ejemplo, mi amiga Inmaculada siempre me ha considerado un imprudente, por la cantidad de cosas que cuento en mi blog y que no me da ningún apuro revelar. Aunque, últimamente, desde que me sigue con más regularidad, ha llegado a saber muy bien qué cosas cuento y cuáles me callo. Eso la ha llevado a sustituir el calificativo imprudente por otro que me gusta mucho: desahogao. Así que tal vez debería modificar mi perfil de Blogger y añadir cool, calm, collected y desahogao.

Para celebrar esta nueva caracterización, les voy a traer un vídeo del genial pianista de jazz Horace Silver, uno de los grandes, tocando quizá el que fuera su tema más conocido: A song for my father. Horace Silver era hijo de un emigrante caboverdiano y fue siempre un tipo sin duda cool, calm and collected, que tocaba el piano de forma totalmente desahogada. La grabación es de 1964, cuando Silver trabajaba para el sello Blue Note. El trompetista es Bill Hardman, el saxo Bennie Maupin, el bajo Johnny Williams y el batería Billy Cobham. Es un video bastante largo que pueden dejarse de fondo si no quieren verlo entero.


Me sorprenden las visiones que otros tienen de mí mismo, si bien he de decir que yo trato de hacer lo correcto, en la medida de lo posible y que esto se ha acentuado desde que tengo un blog y me dedico a contar todo lo que hago porque, cómo podría hacer algo incorrecto y contarlo después. Esto nos lleva al tema de la ética y la moral, que es de lo que quería hablarles hoy, lo que pasa es que si llego a titular este post Sobre ética y moral, no hubiera entrado nadie a leerme. Les hablé el otro día de las jornadas ToGather y de que fui a escuchar a Saskia Sassen y Richard Sennet. Al final de sus intervenciones se organizó una mesa redonda en la que estaban ambos, mi rendida admiradora noruega Ellen S. de Vibe y el decano del COAM, mi amigo José María Ezquiaga. Estaba anunciado también el arquitecto Juan Miguel Hernández de León, pero excusó su asistencia, de lo que me alegré bastante, porque es un señor que no tiene nada que contar (en mi opinión) y que no hubiera estado a la altura de los demás.

Y, como no podía ser de otra manera estando en la mesa José María Ezquiaga, el coloquio derivó pronto en aspectos filosóficos, que trajo él a colación y a cuyo trapo entraron los otros tres. Allí me enteré de que, en inglés, las palabras ethic y moral no tienen el mismo significado que en español. En España, hablar de ética es prácticamente lo mismo que hablar de moral. Son conceptos equivalentes. Algunos amigos a los que he preguntado al respecto me dicen que para ellos es lo mismo. Una amiga me puntualiza que el concepto de moral tiene un significado más relacionado con la religión, mientras que la ética sería algo más propio de un entorno laico. En inglés la diferencia es otra. En el mundo anglosajón, la ética es un concepto que tiene que ver con el individuo. Mientras que la moral es un concepto colectivo.

La ética es el afán de hacer lo correcto, de acuerdo con los principios individuales de cada persona. La moral es el impulso de hacer lo correcto, de acuerdo con las normas colectivas: religiosas, políticas, sociales o derivadas de la simple costumbre. Hablo todo el tiempo del mundo anglosajón, que no se les olvide. Uno se enfrenta a un dilema ético cuando se le presenta una alternativa que pone en cuestión alguno de sus principios individuales. Sin embargo, un dilema moral exige ajustarse a las normas de todos. Los dos mundos tienen intersecciones y no siempre es el mismo el que tiene una visión superior, más justa y acertada. Por ejemplo, si uno se guía por la ética, es más fácil que manipule los hechos para venderlos de una cierta forma. Los principios morales, en cambio, están normalmente escritos, en forma de leyes o normas, resultado del consenso y el trabajo colectivo de muchas personas. Y tienen tras ellos una trayectoria de comprobación dilatada, que se pierde en la historia.

Sin embargo, el que pone por delante la moral y subordina a ella sus principios éticos, tiene de algún modo un componente acomodaticio, de fingimiento, de persona preocupada por el qué dirán. Por el contrario, el que se guía por la ética es en cierta forma más auténtico. Pero puede introducir en la balanza factores egoístas o de beneficio individual por encima del bien colectivo. He de decir que, a la vista de esta diferenciación que opera en el mundo anglosajón, confieso que yo he antepuesto siempre la ética. Eso sí, teniendo en cuenta unos principios personales muy sólidos: los que me enseñó mi padre. Algunos ejemplos sencillos. Yo llego a un paso de peatones y, si compruebo que no viene ningún coche en 100 metros a la redonda, cruzo aunque esté en rojo. Alguien que privilegia el punto de vista moral, se espera hasta que se pone verde. Yo cruzo en rojo, vigilando siempre los dos lados (lo hago también aunque esté en verde), pero estoy pendiente de que no haya a mi lado una de esas viejecitas miopes que se ponen junto a alguien para seguir lo que hace el otro. En ese caso, espero y hasta le digo –¡Vamos, abuela! cuando la luz cambia de color.

A la vista de este nuevo marco contextual del tema, he entendido por fin una de las escenas más hilarantes de la excelente película de los hermanos Cohen Muerte entre las flores, aquella en la que un gángster cabreado intenta contratar a tres tipos de aire patibulario, para que se carguen a un subordinado suyo que le está estafando, y lo justifica diciendo: –Estamos hablando de ética. Y enfatiza la entonación y la gestualidad cada vez que pronuncia esa palabra clave. Pueden ver la escena de que hablo pinchando AQUÍ. También podríamos revisar bajo este prisma la película Una historia del Bronx. Tal vez el niño protagonista se debate entre el mundo moral de su padre y el estrictamente ético de su vecino el gángster.

Todo esto salió de la mesa redonda de ToGather y de estas cosas hablé con Jurgen y también con mi amigo suizo Werner, a quien invité a comer ayer en las Bodegas Rosell. Terminaré revelándoles que, dentro de un par de horas cogeré mi coche, donde ya tengo el equipaje y el depósito cargado de combustible, para salir en dirección al pueblo de Cervera de Alhama (Soria), en donde me reuniré esta noche con mi grupo de senderistas. Esta vez me temo que la excursión es más gastronómica que deportiva. Pero el lugar debe de ser espectacular. Según la información que nos ha mandado el equipo que organiza estas salidas, el paisaje está cuajado de terrazas fluviales, cortados y riberas, cuenta con aguas medicinales y permite recoger piritas y otros cristales de valor. Y para colmo, la fauna ornitológica es especialmente valorada, e incluye nada menos que a la oropéndola y la curruca capirotada. 

Así que, que tengan ustedes un buen finde y que sigan siendo buenos, tanto desde el punto de vista ético como desde el ángulo moral. Estoy seguro de que se lo van a pasar genial. Hombre, no será lo mismo que recoger piritas y observar a la curruca capirotada, pero en una ciudad como Madrid se pueden encontrar toda clase de alternativas divertidas. Ciao.

4 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo con su amigo Jurgen en lo de "cool, calm and collected" que le atribuye. Y respecto a hecho de cruzar los semáforos en rojo le diré que yo lo comparto, sabe usted de sobra que en Nueva York si se espera usted a que se ponga verde le tachan de paleto o proveniente de Texas o cualquier estado "cow", Nuevo Mexico, Arkansas, Oklahoma, etc.
    Creo que lo pasará usted bien observando currucas capirotadas o, tal vez, algún que otro abejaruco en celo. Yo por mi parte asistiré esta noche al concierto en Granada de mi hijo Julián "Checopolaco" que promete buen ambiente y estrena en directo su disco nuevo. Le dejo un enlace de un tema que seguro que le encantará.
    Abrazo fuerte brother.
    https://youtu.be/-M8R3X4aXoY

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    1. Gracias amigo y discúlpeme el retraso en contestar. Con motivo de mi expectativa de observar a la curruca sedicente, no me pude ni plantear el ir a Granada a ver el concierto de Checopolaco y echar unas risas bien regadas con algún bock-barra. Le ruego que me siga mandando convocatorias similares, porque antes o después me apuntaré a algunos de esos planes fabulosos.
      En cuanto al tema que me manda, ya le dije que no soy un entendido en este estilo de música; no obstante, reconozco la calidad de sonido, la buena formación musical, la solidez y la eficacia a la hora de crear un clima sonoro. Es un genio su señor hijo.
      Abrazos apretaos; en cuanto al Depor, ya ni mencionarlo.

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  2. "Ética" llamaron los griegos a lo que los romanos llamaron "Moral". Las interpretaciones que adjudican un concepto laico a la primera y religioso a la segunda, son solo eso, interpretaciones. La moral ha dado más juego en el teatro, por ejemplo, Wilde: "Un hombre moralista es la mayoría de las veces un hipócrita, mientras que una mujer moralista es, invariablemente, fea"... De todos modos, la palabra moral es más creativa, tiene su contrario, "inmoral" y su contradictorio, "amoral", prefijos de los que no puede presumir su elegante sinónimo de raíz griega, ética.

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    1. Mil gracias por el apunte, querida amiga, como siempre complejo y erudito. Un privilegio contarla entre mis lectores habituales.

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