viernes, 29 de diciembre de 2017

696. Virtuosos

Conmigo nunca se sabe pero, sin no me da por interrumpir los fastos de fin de año para ponerme a escribir y subir un texto más en los dos próximos días, esta será mi última entrada de 2017, un año que está en sus últimos alientos. En estas ocasiones es cuando uno suele ponerse trascendente y solemne, lanzar una mirada panorámica sobre el devenir del mundo, recordar que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, o cantar eso de tú que puedes vuélvete, me dijo el río llorando. No estoy seguro pero creo que alguno de los años anteriores aproveché la ocasión para hacer, de alguna forma, balance. Por determinadas circunstancias, este año no voy a ir por ese camino. Estoy subido en una ola favorable (a ver si dura), y además me he tomado dos semanas de vacaciones, esta y la próxima, que estoy aprovechando seriamente para hacer un ensayo de mi futura vida de jubilado.

Quiero decir que he hecho mi carrera reglamentaria de 5 kilómetros por el Retiro, el lunes, el miércoles y hoy viernes, con buenas sensaciones en espalda y rodillas. Que además he ido a nadar el martes. Que he visitado a varios amigos, he confraternizado con mis dos hijos, he cuidado a la familia, he comprado regalos, he avanzado en la lectura de Avión Club, he caminado mucho por la ciudad y voy cumpliendo con ustedes en el blog. En esa dinámica, el fin de año no es para mí un punto y aparte sino un punto y seguido. El blog está en un momento dorado, tengo muchos seguidores y los textos de los últimos dos meses me han dejado bastante satisfecho. Así que hoy bajo el pie del acelerador para obsequiarles con una entrada corta y poco profunda, centrada en tres vídeos musicales, para amenizarles el cambio de año. Les recomiendo que se los pongan todos en pantalla grande.

Los tres vídeos tienen algunas características en común. Se trata de músicos que tienen una sólida formación clásica, que en algunos casos han sido concertistas afamados y han grabado discos de música clásica, pero que también se interesan por otras líneas musicales más actuales, como el rock, el jazz y hasta el rap. Además, son virtuosos de sus instrumentos y tienen una vis cómica muy marcada. En este terreno podríamos situar también a los inigualables Les Luthiers, pero estos tipos geniales añadían a todo lo anterior la facultad de construirse instrumentos delirantes y un componente literario que los tres que aquí les presento no tienen. Aquí nos circunscribimos a virtuosos de determinados instrumentos, mezcla de estilos musicales y un marcado componente cómico, casi circense. La relación de estos artistas con un concierto ortodoxo es como la de los Harlem Globe Trotters con un partido de la NBA.

Empezamos con un cuarteto femenino de Hamburgo, que se llama Salut Salón. El vídeo que les pongo circuló ampliamente por Whatsapp hace un tiempo, tal vez ya lo conocen, pero es una delicia verlo de nuevo. Se trata de cuatro mujeres bastante guapas, que juegan también la carta de la belleza. Su virtuosismo es increíble, saltan sin problemas de Vivaldi a estándares como Mack the Knife y su performance, con un punto cabaretero, es divertidísima. Se conocieron de niñas estudiando en uno de los conservatorios más prestigiosos de Alemania, pero pronto se inclinaron por esta vena más circense. Además, una parte importante del dinero que ganan con sus divertidos conciertos, lo destinan a una fundación que ayuda en proyectos solidarios de Latinoamérica. Un portento de chicas. 

  

El segundo grupo que les propongo escuchar y ver, responde al sugestivo nombre de MozArt. Es un grupo polaco que forman cuatro instrumentistas de cuerda formados en las mejores academias polacas, las de Varsovia y Lodz. Durante años fueron uno de los mejores cuartetos de cuerda clásicos del país, pero luego decidieron explorar su conocimiento del rock y su lado más cómico, algo muy meritorio a su edad. En el vídeo que les traigo, hacen un popurrí de Mozart, Michael Jackson, Beatles y un pequeño homenaje al primer rock and roll. En Youtube pueden encontrar vídeos de otras actuaciones, tanto de MozArt, como de Salut Salón.


He dejado para el final al personaje más genial, estrambótico, innovador y musicalmente sólido de los tres. Responde al curioso nombre artístico de Chilly Gonzales. Un nombre realmente sorprendente, si tenemos en cuenta que se trata de un judío askenhazy, natural del Canadá e hijo de inmigrantes húngaros que huyeron del nazismo, que naturalmente no se llama así. Además, nuestro hombre es un trotamundos que ha vivido por muchos lugares. En París grabó dos discos de piano clásico (su instrumento), que fueron muy bien valorados por la crítica. Después se lanzó al jazz, convirtiéndose en un fijo en el cartel de los mejores festivales europeos. En este momento vive en Colonia. Interesado también por el rap y por la música electrónica, la que hacen solos los pequeños artilugios que regalamos a nuestros hijos cuando son niños, sus conciertos actuales incluyen momentos realmente asombrosos. Abajo pueden ver uno de sus shows en el festival Electronic Beats, celebrado en la ciudad austriaca de Graz en 2013. Les dejo con él, no sin antes desearles un feliz año nuevo. Sean felices.


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