lunes, 2 de enero de 2017

595. A modo de resumen del año

Se acabó finalmente el 2016, que muchos califican de annus horribilis, empezando por Madonna, mujer a la que se respeta en este blog desde hace algo más de una semana. Enterada de la muerte de su amigo el cantante George Michael, escribió en Twitter: –¿Puede 2016 irse a la mierda de una vez? Estuve a punto de reproducirlo en el blog, pero me disuadió mi prevención habitual: el año no se había terminado del todo, y aún podía joder un poquito más y, si no, que se lo pregunten a los de Estambul. Si no fuera por esta enésima barrabasada islamista, la prensa de estos días vendría huérfana de noticias y llena de resúmenes del año, obituarios y similares. Y, en cuanto a los noticiarios de la tele, lo de siempre: gente contando impúdicamente lo que van a comer en las cenas festivas, lo bien que se lo piensan pasar, etc.

Así que sucumbiremos a la moda y haremos un resumen del blog-2016. En lo personal, mi año ha estado marcado por la fractura de húmero que sufrí el día de mi 65 cumpleaños, así como los seis meses y pico de baja laboral subsiguientes, en los que tuve la oportunidad de ensayar mi futura vida de jubilado. Mirándolo ya a toro pasado, digo yo: joder, si no me llego a romper un brazo, de qué les hubiera hablado yo para llenar tantas páginas como he subido al blog. Porque mira que le hemos sacado punta al asunto... Aparte de eso, no tengo demasiadas quejas sobre mi año. La gente que quiero ha pasado por este tiempo sin grandes quebrantos, mis hijos están bien y yo me voy haciendo más viejo, pero me lo sigo pasando bien. En el curre se ha consolidado la tendencia a encontrarme mejor, he vuelto a tener despacho propio, tengo también plaza de garaje hasta el 1 de junio y dentro de lo que cabe me siento tratado con simpatía, por una gente con la que tengo más afinidad que con los anteriores.

Mi problema es precisamente la falta de continuidad de mi presencia en el curre. No sólo por mi baja de larga duración, sino porque tenía pendientes mis vacaciones de todo el año, para disfrutarlas en estos últimos meses. Más los congresos que me han salido. Hagamos un repaso y verán que no exagero en absoluto. Mi baja empezó el 19 de febrero y terminó el 9 de septiembre. A renglón seguido me fui a San Petersburgo. A partir del 19 de septiembre, trabajé tres semanas más y luego me fui a Japón. Me reincorporé a la oficina el 24 de octubre, para trabajar sólo una semana esta vez y largarme a Marsella. Después tuve el período más largo de trabajo: cuatro semanas seguidas. A continuación vino la semana del acueducto, que ya les dije que la pasé en Jaén. Un par de semanas más de curre y llegaron las vacaciones de Navidad, en las que estamos. Y en enero, me incorporaré el día 9, pero sólo para tres semanas, porque luego... Bueno eso aún no se lo he contado. Tengan paciencia.

Con esa irregularidad, no es fácil engancharse a una rutina de trabajo. Por lo demás, he salido a tres congresos al exterior: Londres, San Petersburgo (el más grato) y Marsella. Yo, con uno al año, ya tengo suficiente aliciente para seguir en activo. Entre las reflexiones que me dio por subir al blog estaba mi explicación de las sucesivas fechas-zanahoria que yo mismo me ponía delante de la nariz, como disculpa para seguir trabajando después de mi edad de jubilación reglamentaria. Por si no lo recuerdan, la última de estas fechas-zanahoria era febrero de 2018, el día de mi 67 cumpleaños. Esta es ahora mismo mi referencia mental. Siempre puede haber milagros que me hagan posponerla, pero creo que puede ser un momento muy adecuado para decir chao bambini. Así pues, este 2017 que empieza, corre serio peligro de convertirse en mi último año completo como funcionario en activo.

Pero no sólo de curre vive el hombre. En el aspecto físico, mis actividades de runner han estado bajo mínimos. Hace un año por estas fechas, había parado de correr porque me dolía la espalda. Dolor que se me quitó milagrosamente en el segundo preciso en que me rompí el brazo. Volví a entrenar el 15 de agosto y había conseguido un grado aceptable de forma en torno al 10 de septiembre, cuando empecé mi ronda de viajes y ya no pude seguir un entrenamiento regular. Por entonces empecé también a nadar y a hacer pesas, actividades ambas en las que mi rendimiento se ve mermado por las molestias que conservo en el brazo, seguramente ligadas a la presencia del clavo Konrad Adenauer, del que no me puedo librar hasta el próximo mes de marzo, suponiendo que el próximo TAC no lo desaconseje. Lo que sí he seguido con completa regularidad es el taller de conversación inglesa de todos los miércoles, así como el club de lectura Billar de Letras, una vez al mes.

En el aspecto colectivo, creo que ya está todo dicho. Ganaron el Brexit, el no en Colombia, el señor Trump. Se jugó la presidencia Renzi y la perdió. Y aquí estuvimos un montón de meses sin gobierno, de lo cual no parece haberse resentido ni la economía ni el país en su conjunto. De todo esto, yo saco algunas conclusiones personales. UNO: las encuestas preelectorales no son fiables, porque la gente no confiesa lo que va a votar en realidad. DOS: por esta y otras razones, es una idiotez convocar consultas, a menos que tengas un margen muy amplio de expectativas de ganar. Y ni así, que las consultas las carga el diablo. Casi mejor no preguntar sobre nada que sea sustancial. TRES: las cuestiones fundamentales no deberían decidirse nunca por márgenes de unas décimas; deberían requerir mayorías de dos tercios, por ejemplo.

Y hay un tema que me preocupa mucho: la generalización de eso que he llamado la chusma informatizada. Mi admirado Lorenzo Silva, la caracterizaba hace poco con una frase mucho más demoledora que cualquiera de las mías. En un artículo titulado El peligro de las ocurrencias, publicado en El Mundo el último día de 2016, hablaba de “esta era loca de la posverdad, en la que la información y el conocimiento han sido sustituidos por un algoritmo alimentado por el delirio de una horda de monos histéricos armados con esa herramienta del diablo que todo lo confunde y que llaman Smartphone”.  No se puede decir más claro. Y qué decir de la memez de llamarle posverdad a lo que siempre se había llamado mentira. Es un apartado más de la tontuna lingüística que nos asola. Eso de todos y todas. Eso de sí o sí. Eso de no es no. O el puigdemontista referéndum o referéndum.

Ese nivel de mediocridad que nos rodea, ha hecho que en el lapso de un año pasemos de considerar la continuidad de Rajoy como una desgracia, a sentirla como un alivio. Porque, no me dirán que la alternativa de Pedro Sánchez al frente de un gobierno de coalición con Ciudadanos, Podemos, Vascos y Vascas, y catalonios sedicentes hubiera tenido mucho futuro. Con cierta gente es imposible trabajar, como se vio en su día con el tripartito catalán. Y, si se les hubiera ocurrido ir a unas terceras elecciones, yo no tengo ninguna duda de que el PP hubiera sacado mayoría absoluta. Por eso dieron el golpe de estado en el PSOE. Para ahorrarse la befa de una derrota aún mayor. Aunque ahora, la caverna mediática de izquierdas (que también la hay) diga que fue una conspiración del gran poder económico, para mantener a Rajoy de presidente. Lo mismo que dicen de los problemas en Podemos. Que a Errejón lo mueven los grandes poderes económicos. No exagero, lo dictamina así el señor Monereo (que no Monedero), dinosaurio sobreviviente y preclaro seguidor de Anguita, en ESTE artículo, que no hace falta que se lean si no quieren, se lo pongo sólo para que no piensen que me lo estoy inventando.

Hemos de estar muy atentos para que no nos manipulen y nos cuelen mentiras bajo el ropaje de posverdades. Entre la mierda que nos están vendiendo de forma subliminal está esa idea generalizada de que todo está muy mal, para tenernos aterrorizados y manejarnos mejor. Sobre los aspectos económicos de lo que está aconteciendo, les recomiendo (ahora sí) leerse ESTE artículo de El Mundo de hace unas semanas. Y para que no nos inunde el pesimismo ESTE OTRO de mi querido John Carlin en El País.

Así que: anímense hombre. Empieza un año nuevecito lleno de novedades y de oportunidades. Sólo tienen que estar atentos para distinguir la verdad de las manipulaciones y los sucedáneos. Dejen libre su intuición y observen el panorama. Lo que se avecina es apasionante.

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