lunes, 20 de enero de 2014

222. Gamonal y el bombero subversivo

Gamonal es un síntoma. Aunque tampoco hay que sacar las cosas de quicio. Lorenzo Silva, en El Mundo, hacía un paralelismo con las manifestaciones que generaron la llamada primavera árabe, pero, como él mismo reconocía al final de su comentario, los niveles de vida y de irritación no son comparables. Abro El Mundo casi exclusivamente para leer las opiniones de Lorenzo Silva y de Lucía Méndez, a las que ahora se ha añadido mi querido y admirado Enric González. Los tres aportan opiniones ponderadas y originales, lejos de los discursos oficiales.

Cada zona de la Tierra tiene su propia problemática y no se puede generalizar entre ellas. Los países árabes no han completado la transición hacia una sociedad laica, y la predominancia agobiante de la religión les tiene especialmente jodidos. Los ucranianos, por su parte, están divididos entre prorrusos y proeuropeos. Los brasileños están generando una nueva clase media culta a la que horroriza que el Estado se embarque en grandes eventos deportivos mientras perviven las brutales diferencias sociales del país. En España, lo que nos tiene cabreados es el nivel de paro, el desmantelamiento en curso del estado de bienestar y que el partido en el poder esté aprovechando la crisis para imponernos un modelo ideológico retrógrado.

También está la revolución cívica de Tailandia y seguramente algunas otras situaciones que ahora no me vienen a la memoria. Cada una tiene sus peculiaridades locales, socioeconómicas y hasta históricas, que no pueden trasponerse de una a otra. Ciertamente, comparten algunas características, ligadas al desarrollo de los medios de comunicación digitales. Ahora, las convocatorias se hacen a través de las redes sociales, por las que corre también información potencialmente capaz de generar la indignación colectiva. Sentado esto, el mejor análisis que he leído sobre el conflicto de Gamonal es el que firma Nacho Escolar en eldiario.es, cuyo link les pongo a continuación para que lo lean antes de seguir.

Como ven, el problema no es exclusivo de Burgos. Prácticamente en todas las pequeñas capitales de provincia se puede señalar a un constructor local que hace todas las obras, ligado al Alcalde-cacique de turno y amparado por las fuerzas vivas. En La Coruña, en los tiempos gloriosos del alcalde Paco Vázquez, la Xunta de Fraga y Caixa Galicia, el constructor de cabecera era un tal Liñeiro, de profesión, delineante. Todos los asfaltados, rebajes de bordillos, parkings municipales y demás obras en las calles los hacía Liñeiro. El Colegio de Arquitectos lo denunció por intrusismo profesional, pero nunca le pudieron probar nada. Además, era un delineante que contrataba arquitectos para su empresa. Como dicen en Argentina: los pajaritos disparando a las escopetas.

Después de leer lo que dice Nacho Escolar, poco queda por añadir. Como profesional del urbanismo y persona que se ocupa de la participación ciudadana, me gustaría sin embargo hacer algunas reflexiones. El caso Gamonal es el síntoma de una perversión del sistema. A los alcaldes y a sus equipos de gobierno los elegimos los ciudadanos cada cuatro años. Y los elegimos para que defiendan los intereses colectivos, no los intereses privados de determinadas fuerzas vivas o poderes económicos locales. El urbanismo es una disciplina que puede gestionarse de forma participada o de forma despótica. Las condiciones de participación en que se desarrollan los proyectos urbanísticos de una ciudad o región son un indicativo inequívoco de su grado de calidad democrática.

Vean por ejemplo el proyecto de remodelación de Les Halles en París. La ciudad está en estos momentos destripada en su centro más neurálgico por uno de esos proyectos que suelen tacharse de faraónicos. Pero, antes de empezar, se organizó un proceso de información y participación que consiguió un apoyo mayoritario para la actuación proyectada. Por eso los parisinos no han salido a la calle a parar el proyecto a pedradas. Sin embargo, la construcción de un centro comercial sobre un pequeño parque en la plaza de Taksim en Estambul, generó unos disturbios que duraron días y descabalgaron a la ciudad de la carrera olímpica. Lo de Burgos se parece más a Taksim que a Les Halles. La actuación del alcalde es paleta, prepotente e ignorante; cercana a los modos del Tercer Mundo y alejada de la práctica normal en Europa.

Para hacer una actuación urbanística cualquiera, es conveniente pulsar la opinión de los vecinos directamente afectados. Porque un tipo de actuación puede ser buena en un lugar y mala en otro. Un bulevar como el proyectado en Gamonal supone pérdida de plazas de aparcamiento gratuito en la calle. En el subterráneo se construyen muchas más de las que se pierden, pero éstas son de pago. Si la actuación se propone en un barrio elegante, es posible que concite un apoyo mayoritario. La gente de pelas no tiene inconveniente en pagar un precio razonable por una plaza exclusiva y vigilada, donde puede guardar las bicicletas y las tablas de windsurf. Pero en un barrio obrero la cosa puede ser al revés. En Gamonal, la amenaza de pérdida de plazas de parking en la calle, se ha sumado a las molestias potenciales de la propia obra y el mar de fondo de irritación de un estrato social al que la crisis está machacando.

Otro ejemplo de lo que digo. En la plaza madrileña de Barceló, se talaron casi todos los árboles para construir un mercado provisional, que puede convertirse en definitivo. Es decir, algo similar a Taksim. Ni un solo vecino protestó. ¿Por qué? Pues porque antes la plaza estaba llena de mendigos, drogadictos, borrachos y botellónidos. Una obra que los espantara, aunque fuera temporalmente, era una bendición. En los tiempos que corren, es recomendable que los ayuntamientos desarrollen procesos de participación ciudadana reales, antes de meterse en aventuras como la de Gamonal. A los vecinos les gusta que se les pregunte primero.

De todas formas, bien está lo que bien acaba. La calle ha ganado por goleada y el escándalo ha servido para despertar otra vez al pueblo dormido. La solidaridad ha brotado en todas las ciudades. En Barcelona la gente se ha librado por un día de la murga monotemática del derecho a decidir y ha roto escaparates de bancos a sillazos para apoyar a unos maquetos de la orilla sur del Ebro, que, se mire como se mire, forman parte del Estado Español, ese que martiriza y oprime al Pueblo Elegido, sin entender que Catalonia is not Spain. Pero donde la cosa ha alcanzado categoría de esperpento, a la altura de La Escopeta Nacional, ha sido en Madrid. Aquí, como saben, bomberos y antidisturbios se retaron verbalmente y a empujones en un tumulto resuelto con la detención del bombero Santiago de la Fuente, puesto en libertad un día más tarde.

Según los bomberos, su brigada fue requerida a apagar el fuego de unos contenedores de basura incendiados por los revoltosos. Llegaron, acordonaron la zona y procedieron. Entonces, los policías intentaron pasar a la zona acordonada y los esforzados bomberos lo impidieron. Según la policía, fueron los bomberos los que se pusieron farrucos y les agredieron. Si tienen en cuenta que, tanto para ser bombero, como para ser antidisturbios, hay que estar cuadrado, pues no es difícil imaginar los diálogos: mientras yo esté al cargo, aquí no pasa ni Dios/ eso ya lo veremos/ por mis cojones que no pasas/ quítate de en medio, payaso, que te meto/ a que te sacudo un manguerazo/ a que te llevo al cuartelillo y te pasas allí toda la noche, so pringao/ no hay cojones, etc. El caso es que la controversia se solucionó a cabezazos y sin quitarse los cascos reglamentarios. Al otro día, el sindicato mayoritario de los bomberos se manifestó al grito de Santi de la Fuente/ no es un delincuente, hasta que soltaron al tipo.

La imagen de dos equipos agrediéndose a cabezazos sin quitarse el casco, sólo se había visto hasta ahora en los partidos de la liga yanqui de hockey sobre hielo. El casco es un adminículo que últimamente ha diversificado sus utilidades. Ya no se usa sólo para amortiguar los golpes en la cabeza en determinadas prácticas de riesgo, sino también para ocultar la identidad de la gente que quiere ir de incógnito. Y si no, que se lo pregunten a Hollande. Abajo les pongo las imágenes que han suscitado el escándalo que mantiene divertidos a los franceses, que en algo tienen que entretenerse, dado que allí no detienen a los bomberos ni nada por el estilo. Y digo yo: ¿qué le verán a este señor fofito y blandengue tres señoras tan estupendas como Segolène y sus dos sucesoras o simultáneas. Luz Sánchez-Mellado, de El País, me ha robado el titular que se merece esta noticia: Qué las das, François.



Pórtense bien, que los paparazzi, además de Alá y el ojo de Obama, les vigilan todo el rato. A ver si van a dar un mal paso y acaban saliendo en la prensa rosa. Luego no digan que no les avisé. P.D.: He dicho Alá y no Dios, porque Dios no existe, como saben, y eso que salimos ganando los de esta parte del mundo.

16 comentarios:

  1. Dice usted que lo de Gamonal se debe a las plazas de parking, las molestias de las obras y el cabreo de la gente en paro y pasándolas canutas. Se olvida de lo principal: el escándalo de una clase de políticos parásitos forrándose, robando a manos llenas y recortando en prestaciones sociales, en vez de disminuir las partidas suntuarias y las comisiones que se siguen llevando, porque estos buitres no han disminuido sus beneficios por la crisis. Es esa sinvergonzonería la que indigna a los vecinos.

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    1. Estoy de acuerdo con usted en el fondo de lo que dice. El motivo principal supongo que es el que usted cita. Así lo han dicho todos los periódicos, entre los que yo he destacado la crónica de Nacho Escolar. Lo que yo cuento no tiene intención de contradecir la línea de opinión mayoritaria, sino hacer una puntualización desde mi ángulo profesional, y unas reflexiones sobre la necesidad de que el urbanismo se haga desde un punto de vista participativo, puesto que las obras en la ciudad se deben hacer para el ciudadano, y no al servicio de intereses particulares.
      De todas formas, agradezco su aclaración. Tal vez mi exposición no fue lo suficientemente clara.

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  2. No se ría de los bomberos, que son una gente estupenda. Saludos.

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    1. Los bomberos tienen todo mi respeto y simpatía. No creo que en mi texto haya una sola línea de burla sobre el colectivo. Si algún bombero cree lo contrario, le pido encarecidamente disculpas.

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  3. Lo que cuenta de Liñeiro y La Coruña no es rigurosamente exacto. Cierto que es una figura idéntica al Méndez de Burgos. Pero caracterizarlo como un simple delineante se queda un poquito corto. El ínclito señor Liñeiro estudió arquitectura, pero no terminó porque empezó a trabajar en diferentes estudios de arquitecto, como lo que suele llamarse delineante proyectista, antes de montar su propia empresa (es un dibujante notable). Luego empezó a comprar suelo y se convirtió en promotor, potentado local y, naturalmente, político. Su época dorada coincidió con el alcalde Paco Vázquez y con el también socialista González Laxe en la Xunta (es decir, que cuando llegó Fraga, este hombre ya hacía todas las obras de la ciudad) . Al parecer, era amigo personal de ambos, lo que no le impidió presentarse en ambas elecciones como cabeza de serie del CDS. Tanto Vázquez como González Laxe le derrotaron.

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    1. Gracias por sus aclaraciones. Lo cierto es que tengo poco contacto con La Coruña (me alegro de que la gente siga diciendo "La" Coruña), y en este caso se evidencia que el poco contacto que tengo es a través de arquitectos, un gremio que echa las muelas cuando le mientas a Liñeiro.

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    2. Tiene gracia que este señor diga "cabeza de serie del CDS". Supongo que quiere decir cabeza de lista.

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    3. Ya me había dado cuenta del lapsus linguae, pero no quería "hacer sangre" a cuenta de ello, que luego algunos lectores se quejan de la exigencia de "rigor gramatical". De eso mismo se podría quejar la señora Botella, sin ir más lejos.

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  4. Dios no existe y Alá sí, parece que dice usted. Interesante matización. Eso explica muchas cosas.

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    1. Lo que yo quiero decir es que el Dios de los cristianos se ha reducido a una convicción íntima de los creyentes, que yo respeto absolutamente, pero ya no es un instrumento de dominación de determinados poderes o intereses. En el mundo islámico, creo que no han llegado a esa fase. Llegarán, sin duda, pero será a costa de sangre, sudor y lágrimas. Tal vez Túnez es el primer país en esa senda. A mí no me importa que organicen su sociedad como más les guste, pero es que da la sensación de que los ciudadanos cultos y urbanos de estos países, están reprimidos y no son muy felices. Así éramos nosotros antes.

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  5. El culebrón Hollande es ciertamente asombroso. Ahora el tema está en saber quién es la primera dama de Francia. Yo creo que deberían preguntarle a Cospedal. Seguramente esta señora, con su habitual facilidad de palabra, les aclararía a los franceses que la señora Rottweiler, o como se llame, es ahora una simulación de primera dama evanescente en cuarto menguante, mientras que la señora Gaye, que encima dicen que está embarazada, podría ser una opción de futuro perfecto en diferido, con niño trasunto de Manolito Gafotas, aclarando a sus compañeros de clase que ese señor miope que le espera a la salida del cole, no es su abuelo, como podría pensarse, sino su padre.

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    1. Es usted mordaz... Me gusta lo de la señora Rottweiler, realmente se corresponde con su gesto antipático. Yo tengo debilidad por Segolène. No descarte usted que vuelva al primer plano y acaben montando un trío con la joven actriz. Los franceses son muy tolerantes con esas cosas. Acuérdese de Anais Nin. Y de Jules et Jim. Me viene a la memoria aquella deliciosa canción de Aute que se llamaba significativamente "Una de dos". Su estribillo decía algo así:
      "Una de dos:
      o me llevo a tu mujer,
      o entre los tres nos organizamos,
      si puede ser..."

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  6. Una curiosidad. Habla usted de los hábitos y corruptelas en las pequeñas capitales de provincia. ¿No es igual en las grandes ciudades? Gracias.

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    1. En las ciudades grandes, por lo que yo sé, el pastel se lo reparten entre varios, generalmente los más grandes. Como se imagina, no es muy prudente que entre en detalles al respecto. Supongo que sabrá disculparme.

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  7. Luz S. Mellado se contesta a lo de "François, ¿qué les das?" Es la fascinación del poder. ¿Cómo si no el enano de Sarcozy se levantó un pibón como Carla Bruni? Hay quien lo intenta con los 5.000 abdominales, pero ése, ni por esas. También Luz aclara que no se hagan ilusión los feos, que, sin poder, no van a levantar pasiones.

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    1. Pues ha de ser eso, porque si no, no tiene explicación. El dinero es también un atractivo de pibones (según usted las denomina) casi tan irresistible como el poder. Piense en el sapo conocido como Fefé.

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