sábado, 10 de julio de 2021

1.066. Don't let the old man in

Ya lo han leído: no dejen entrar al viejo. ¿Cómo dicen? ¿Que ya ha salido a la luz el single de Samantha Fish? Pero hombre, mira que sois ustedes vosotros ansiosos y cagaprisas, qué urgencias, qué estrés. Luego dicen algunos de mis lectores que ya no hablo más que de Sam todo el rato y que soy un pesado. Yo pensaba hoy hablar de otras cosas, que una de las virtudes de este blog es la variedad, según me dicen. Pero vaya, el nuevo single de nuestra diva preferida se lanzó mundialmente ayer mismo, yo me levanté y ya tenía un aviso en Facebook de que el tema Twisted Ambition estaba en onda y que el vídeo se podía ver en Youtube. Vale, ya se lo pongo abajo. El disco completo lleva grabado desde Navidad, como saben, pero la estrategia de lanzamiento la marca el súper productor Martin Kierszenbaum, al que Sam ha buscado para que le dé un impulso definitivo a su carrera. Ahora se lanza el single pero el resto del disco no saldrá hasta después del verano. Aunque ya se puede encargar y yo ya he hecho la pre-reserva, para que me envíen el vinilo en cuanto salga. Vean ya el ansiado nuevo vídeo de Samantha.

Sam empezó su carrera haciendo un blues clásico (la época que más me gusta, la que me tiene enganchado), con el que derribó a patadas la puerta de un club bastante cerrado y endogámico, compuesto por músicos mayores y mayoritariamente negros. Después les añadió a sus composiciones un punto country incorporando lo que había oído de niña, formó una big band para desarrollar su música y ahora ha vuelto a cambiar y se ha decantado por un rock bastante estridente y enérgico, con el que quiere dar el salto al gran público, de la mano de un productor con mucha experiencia de éxito, que últimamente se ocupa de Sting, Lady Gaga y otros. Yo le deseo toda la suerte del mundo. Ha hecho un gran esfuerzo también por adelgazar y está muy guapa. Se creen que exagero con esto del exceso de kilos, pero ustedes han visto cómo se ha puesto su hermana y recuerdan el tipazo que tenía la joven Sam que tanto me gusta. Pues vean cómo estaba después del encierro por la pandemia.

Sam lleva muchos años preparándose para dar este salto adelante y es ella quien lleva las riendas de su carrera. Ella ha buscado al productor, ha grabado el disco con él de la mano y ahora se pliega a lo que este hombre le sugiera, sobre la base de su experiencia. Les puedo asegurar que la ya famosa (por polémica) portada en la que sale lamiendo el mástil de su Gibson Firebird cuenta con su aprobación, si es que no ha sido directamente idea suya. A mí ya saben que me gusta aquella Sam jovencita, con el pelo largo que se lavaba con un champú del Todo a Cien y apenas maquillada, pero entiendo que ahora es una diva y, como tal, tiene un estilista (aunque sigue comprándose la ropa que ella elige personalmente), un peluquero que se trabaja su peinado con profusión de rulos y hasta una maquilladora que la retoca antes de salir a escena (como es transparente, ha contado todo esto en redes, ilustrado con fotos).

Así que ahora, en pleno mes de julio, ha enseñado la puntita nada más, del álbum que tiene grabado desde hace casi siete meses. Y eso le va a permitir incorporar al repertorio de su gira la canción publicada. Nada más; las otras del disco han de continuar ocultas para la estrategia de marketing. El álbum tiene ya fecha de publicación: el próximo 10 de septiembre. Pero se puede encargar por anticipado y yo ya he hecho la pre-reserva para que me manden cuanto antes un vinilo. Las estrategias de marketing no son algo de ahora, hace mucho que se inventó la publicidad, no sé si han visto la serie Mad Men, pero ahí se cuenta cómo se crearon las modernas técnicas de venta de los productos comerciales que ahora se enseñan en la universidad. Y los buenos profesionales lo entienden y dejan hacer a los especialistas.

Viene esto a cuento del gran Clint Eastwood, otro de mis ídolos, que tiene nada menos que 91 años, pero sigue trabajando infatigable, como siempre; a este no le frena ni la pandemia. Este hombre realmente portentoso tiene ya una nueva película acabada, en la que se dirige a sí mismo de nuevo, es decir, es el director y el protagonista. La película se llama Cry Macho, y tiene su estreno fijado para el próximo octubre, porque así lo han determinado los de la productora. En realidad, estamos entrando ahora en esta suspensión de la actividad productiva inherente al verano, tiempo de sol y playa para la gente activa. Yo como jubilado que vive ya en una Expo-Ocio continuada (Mariano dixit), no tengo ningún plan playero; en realidad hace bastantes años que no hago unas vacaciones convencionales, porque me gusta estar en Madrid en Julio y Agosto y me encanta viajar después a visitar ciudades fuera de la temporada turística.

Cry Macho es pues la aun desconocida última película de Clint Eastwood. La penúltima, Richard Jewell (2019), no contaba con él como actor, sólo la dirigía y fue bastante bien valorada por la crítica (yo no la he visto). Pero yo quiero hablarles hoy de la antepenúltima The mule (2018), que en toda Sudamérica se llamó La mula y en España solamente Mula. No tan bien recibida por el público, he de decir que a mí me gusta, porque todo lo que propone este señor me encanta. Aunque reconozco que no alcanza la altura de Bird, Sin perdón, Gran Torino y otras auténticas maravillas. Pero cuenta el propio Clint que, cuando estaba ya en las tareas de preproducción de Mula, se encontró a un amigo al que no veía hacía tiempo. Estuvieron tomando algo juntos y Clint le contó que seguía al pie del cañón y estaba preparando otra película, centrada en el mundo del narcotráfico.

El amigo pensó que, a su edad (88 en ese momento), se refería a que sería el productor, o como mucho el director. Clint le sacó de su error: No, no, yo seré también el protagonista. Entonces el amigo, asombradísimo, le preguntó cómo hacía para mantener esa actividad frenética a sus años. Y Clint le contestó: ꟷEs que yo no dejo entrar al viejo en mi alma. Fue una frase que le salió espontáneamente, a bote pronto. Pero inmediatamente recordó que la había oído en una vieja canción del country cuyo estribillo decía precisamente eso. En fin, en otros tiempos de este blog, yo era capaz de poner la letra de una canción en inglés y su traducción en español en dos columnas dentro del texto. Eso fue así hasta que me cambiaron la aplicación. Desde entonces ya no lo puedo hacer, algo que me da mucha rabia.

La letra de Don’t let the old man in incide en la conveniencia de disfrutar con los paisajes, de querer mucho a tu pareja, de cuidar a los amigos, de no tener prisa, de adobar los atardeceres con un vaso de buen vino. Clint Eastwood decidió incorporarla a su película, como tema musical principal y grabó una nueva versión ad hoc. Es una canción crepuscular, con un mensaje universal, que dice cosas como hace mucho tiempo que sé, que esto tendrá un día un final, pero yo seguiré a tope, sin dejar entrar al viejo en mí. Es un mensaje que yo voy a procurar mantener mientras pueda. Por eso, salgo a correr por el Retiro, trato de perfeccionar mi inglés, estudio guitarra de blues y antes o después empezaré con el yoga. Además de vivir lo que pueda, viajar en cuanto sea más sencillo y continuar con mis charlas en la universidad y ayudando a mis amigas del curre siempre que me lo pidan. Y cultivando el blog, por supuesto. Pero escuchen ya el tema del que les hablo, sobre las inspiradoras imágenes de Mula.

Es este tiempo de veraneo, de ritmo demorado y de relax, y mucha gente está por ahí en la playa o la montaña. El número de visitas al blog se reduce al mínimo, como todos los años, porque entiendo que el personal no se lleva por ahí el ordenador para desconectar de verdad. Yo estoy a gusto aquí, como les he dicho, en vísperas del día más caluroso del lustro (por lo menos) que se anuncia para mañana. En un ático como el mío, poca broma. Pero tengo la suerte de disponer de una terraza cada vez más verde y florida, que siempre es un desahogo para el alma. Las plantas son seres vivos y en este año he aprendido a entenderlas. Ya no les hago un riego uniforme, sino a la carta, en función de lo que necesita cada una. Además, las protejo del sol, las cambio de lugar si veo que no están contentas, les limpio el polvo de las hojas grandes, les hablo con cariño y hasta les pongo a Samantha Fish para que se entonen.

Entre las plantas de mi casa hay algunas que ya se han ganado un sitio en el imaginario del blog por méritos propios. Por ejemplo, la maravillosa buganvilla, que después de 30 años en su rincón, respondió a la tormenta Filomena haciéndose la muerta durante bastantes meses, para luego brotar incontenible. Ahora mismo está alcanzando un tamaño prácticamente igual que el que tenía el año pasado, pero encima se ha dotado de un punto especial de sofisticación, porque en el  momento de la floración, allá por el mes de marzo, decidió especializar una de las ramas viejas en la producción de flores, mientras el resto de la planta seguía con su crecimiento normal. Pueden verlo en esta imagen.

Al lado de la buganvilla pueden ver la espléndida begonia de flor. Recordarán que, con motivo del Filomena, la corté al ras de tierra y también ha resucitado con fuerza renovada. Pero lo más asombroso es lo de la singular oxalis triangularis. Recuerdan que salió de un pequeño bulbo que llegó a mi casa de polizón en un paquete de tierra. Publiqué en el blog algunas fotos de este portento, que además, cuando llegaba la noche se recogía a dormir. Vean una de aquellas fotos.

Bien, pues esta imagen data de mediados de mayo y corresponde al momento posterior al trasplante a que la sometí por consejo de mis amigos floristas, para que estuviera sola en un tiesto. Un par de días después, la planta se marchitó y se jodió del todo, se conoce que no le gustó la maniobra de cambio de maceta. El tiesto ha permanecido dos meses sin planta alguna y he estado a punto de tirarlo a la basura. Pero mi hijo Lucas me dijo que esperara. Que él se llevó de aquí unos bulbos en Navidad y que, nada más plantarlos se estropearon, pero que el bulbo sigue enterrado y luego da más plantas. Y dos meses y medio después, ha renacido una oxalis miniatura, que casi no se ve por ahora (es apenas un alfiler con cabeza) pero que crece día a día. Tal vez consigan verlo en esta foto de abajo.

Las plantas son seres vivos y representan el 85,5% de la biomasa de nuestro planeta. Los animales apenas son un 0,3% y lo del hombre ya es una cosa ridícula. Y sin embargo, el hombre es el elemento más tóxico para la biodiversidad, ya se ha visto cuando los meses de encierro severo por el primer ataque del covid: la naturaleza contraatacó y recuperó territorios de los que se la había excluido. Lo cuenta el científico italiano Stefano Mancuso en su libro La nación de las plantas y también en la entrevista que le hacen en El País y que supongo que pueden ver si están suscritos o no han agotado sus cinco artículos gratuitos del mes. Han de pinchar AQUÍ.

El parque Madrid Río fue diseñado como una pieza urbana con una presencia vegetal domesticada y ordenada. Pero en 2015, el Ayuntamiento de Carmena decidió iniciar un proceso de renaturalización que ha propiciado que el río recupere su formato original, con sus formas orgánicas no diseñadas. Y ese río natural está ya tomando sus márgenes y cambiando el concepto del parque. Y, como les conté, el nuevo Ayuntamiento de la derecha sometió a votación en el Pleno que hacer con el río y los grupos votaron por unanimidad, desde Más Madrid a Vox, por seguir con la renaturalización. Este es un tema que se merece un post en exclusiva. Yo soy un elemento típicamente urbano, animal de asfalto que respira contaminación. Pero creo que es clave dejar entrar a la naturaleza en las ciudades y hasta en las casas. Como forma de supervivencia.

Ya ven que estoy hoy un poco místico y atmosférico (este es un post con mucho aire). Pero mis temas base siguen por detrás. Por ejemplo, sigue sin concretarse el fichaje de Athenea del Castillo por el Real Madrid femenino, pero hay una Web del club que casi lo da por hecho y ha publicado un vídeo con sus goles, asistencias y penaltis provocados en el último año. Es un vídeo con una música base que rima bastante con el rock duro de la nueva Samantha, así que en cierta forma es un buen cierre para un post que empezaba con el energético Twisted Ambition. Cuídense del calor. Y del virus, que anda todavía por ahí. Y recuerden: dejen entrar a la naturaleza en sus vidas y en sus casas. Pero no dejen entrar al viejo.

2 comentarios:

  1. Samantha se da más maña rompiendo bloques con la maza que cavando la tumba del post anterior. Y lo del texto atmosférico viene muy bien para el calor. De todas formas, una escapadita a la playa no le vendría mal. Saludos.

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    1. Gracias, estoy muy bien en Madrid en verano, ya saldré después con permiso de la pandemia. Eso de romper bloques no es tan fácil, se lo digo por experiencia. Y, por cierto, el vídeo de Athenea ya no se puede ver, el Youtube lo ha borrado. Una pena. Los que se hayan dado prisa a leer mi post lo habrán podido disfrutar.

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