sábado, 26 de diciembre de 2020

1.007. Manda huevos

Pues sí: manda carallo, que decimos en mi tierra. Hace justo un año, ya se estaba empezando a poner muy malita la gente en Wuhan, sobre todo los que pululaban alrededor del mercado central de pescados y mariscos. ¿Alguno de ustedes se podía imaginar en ese momento que íbamos a vivir un año como el que estamos terminando? ¿Que íbamos a vernos atrapados en una realidad distópica inimaginable muy poco antes? Acabábamos por entonces de superar la fecha de Blade Runner, de perder las elecciones locales de Madrid y otra serie de asuntos que se comentaron en el blog como mi viaje a Madagascar, y afrontábamos el bisiesto que venía, con la despreocupación de todos los anteriores fines de año. El señor Donald Trump se aprestaba a pedalear cuesta abajo rumbo a una reelección cantada, sin saber que la terrible incidencia del Covid-19, junto con los disturbios provocados a partir de la actitud incomprensible de un asesino vestido de policía en Minneappolis, desencadenarían un proceso que le sacaría la cadena a su bici, dando con sus huesos en el suelo. 

En mi caso, empecé el año con ánimos renovados, después de comprobar que el nuevo equipo de gobierno municipal, no sólo no disolvía nuestra Dirección General de Planificación Estratégica como pronosticaban todos los agoreros que nos decían que olíamos fuertemente a Eau de Carmena, sino que por el contrario, nos potenciaban claramente, asignándonos dos subdirecciones generales que se le quitaban a la parte del planeamiento tradicional, en el típico gesto de marcar territorio de un zarpazo, que suelen prodigar los felinos y otros animales territoriales. Hechos que fueron celebrados como nunca, con desayunos, vinos en la ofi y hasta una cena tras la que nos fuimos a bailar hasta altas horas de la noche. Nada nos hacía presagiar lo que venía.

Pero aquí estamos de nuevo dispuestos a celebrar otra vez la Navidad, o la No Navidad en mi caso, con los ánimos intactos simbolizados en este Santa Claus bailón, que me ha mandado mi amiga Giselle desde Curitiba y que he logrado copiar y pegar en este post, para que nos amenice la lectura. A pesar de las circunstancias, en el blog se hizo un seguimiento minucioso del más trascendente de los acontecimientos políticos del año: el proceso de las elecciones USA, de las que ahora se saben ya los resultados definitivos en cifras, que pasamos a comentar. Estados Unidos tiene una población de unos 330 millones de habitantes, según el último censo elaborado en abril de este año, que Trump desautorizó y trató de boicotear de todas las maneras, preparando ya su estrategia por si perdía las elecciones, algo que ya temía por entonces. Sin embargo, el censo de votantes se reduce a 239 millones.

¿Quiénes son esos otros no votantes, que totalizan casi 100 millones de personas? Pues no es fácil de explicar, ni he encontrado ningún artículo al respecto. Aquí se incluyen todos los niños, o menores de 18, edad legal para el voto. Además, todos los que no tienen su situación legalizada, provengan de la inmigración o no. El censo se elabora para saber exactamente la población del país por estados, con fines estadísticos, no electorales. Hay que contar también a los que no tienen sus papeles en regla, por no haber pedido o renovado el ID. Esto sucede por pura desidia a los desheredados del sistema que viven en la calle o en autocaravanas, para los que el ID no tiene ninguna utilidad práctica. Por último, los presos de las cárceles federales y estatales, una población estimada en dos millones y medio de reclusos, más todos los que hayan salido de la cárcel en libertad condicional o hayan cumplido condenas por delitos graves. Ya ven, en España los presos y ex-presos sí que pueden votar.

Sobre estos 239 millones de norteamericanos con derecho a voto, se ha registrado un total de papeletas legales de 158.212.080 votos, lo que supone más de un 66%, el mayor porcentaje de participación de todo el Siglo XX y lo que va de XXI. En las elecciones generales de Estados Unidos es frecuente que esta tasa ronde el 50%, si bien en las estatales se suelen dar porcentajes más altos. Bien, pues ya dentro de esos 158 millones y pico de votos, las cifras son las siguientes:

  • Joe Biden                                        81.283.485                       51,4%
  • Donald Trump                                 74.233.744                       46,9%
  • Una señora libertaria                        1.865.973                         1,2%
  • Los Verdes                                           399.116                         0,3%
  • Otros (17 candidatos más)                  438.862                         0,3%

Estos 17 candidatos estrambóticos incluyen al rapero Kayne West, esposo de Kim Kardashian, la activista socialista Gloria de la Riva que ha recibido condecoraciones del régimen cubano, la pianista clásica y antigua Miss Chicago Jade Simmons o el empresario y banquero californiano Rocky de la Fuente, propietario de una cadena de concesionarios de automóviles. Es de destacar que Biden ha sacado la mayor cifra de votos de la historia de los Estados Unidos y Trump la segunda, dato este último bastante preocupante. Todavía no ha reconocido su derrota, tema del que nos ocuparemos cuando lo haga, pero yo creo que ya es algo irreversible. El 14 de diciembre, los compromisarios de los diferentes estados certificaron sus resultados y los enviaron al Congreso. El 5 de enero, Congreso y Senado en sesión conjunta proclamarán al ganador y luego sólo queda que Biden se vaya a vivir a la Casa Blanca el 20 de enero (ha dicho que lo primero que va a hacer es desinfectarla completamente, que él es persona de riesgo por su edad y allí ha vivido cuatro años un negacionista del Covid sin mascarilla ni ninguna otra medida de protección).

Para mí, el dato definitivo es que Putin ha felicitado ya a Biden. Si Putin ha reconocido el resultado, ya no hay más que hablar. Pero, en paralelo a todo eso, el día 5 de enero se repite la votación del Senado en el estado de Georgia. Es previsible que ganen los dos republicanos, es un estado muy conservador en el que mucha gente no ha querido votar a Trump, pero sí a su partido (Biden ganó, pero en el Senado hubo empate técnico). Si es así, el Senado quedará en manos de Mitch McConnell, el tipo que hace cuatro años no quiso nombrar a una juez para el Supremo propuesta por Obama, por esperar a que se celebraran las elecciones, para las que faltaban ocho meses, y ahora se apresuró a nombrar a una señora propuesta por Trump a quince días de los nuevos comicios. Si este señor sigue controlando el Senado, Biden lo va a tener crudo. 

La única oportunidad que tienen los demócratas es una participación muy amplia, de récord. Para estimular la participación, esta tarde/noche se celebra un festival de rock para ser visto en streaming, con participación de numerosos artistas, entre ellos Samantha Fish, que se apunta a todos los bombardeos que haya. Pueden ver su nombre en chiquitito abajo a la derecha del cartel que tienen aquí a continuación. Los organizadores del concierto han dejado claro que no apoyan a uno u otro partido, el concierto es exclusivamente para estimular la participación, pero cualquiera puede entender el mensaje.

Asuntos inminentes, en el año político que empieza. Además, tenemos el tema del Brexit, algo que entiendo que va a ser malo para Gran Bretaña y también para los demás estados europeos. Gran Bretaña va a tener serios problemas económicos y corre el riesgo de que los escoceses y los norirlandeses se larguen, lo que la convertiría en la Pequeña Bretaña. Y nosotros perdemos un socio de los más potentes, además del posible efecto dominó. Por cierto, algo de lo que no se ha dicho nada. Estaban en plena negociación sobre las condiciones del post-Brexit y todo parecía encaminado a una ruptura; el acuerdo estaba lejos. Entonces apareció la nueva cepa mutante del Covid y todo el mundo cerró fronteras con Gran Bretaña. Una gilipollez, porque la cepa mutante ya estaba al otro lado, como se vio enseguida.

Esta historia me trajo a la cabeza una escena de la extraordinaria película italiana I soliti ignoti (Mario Monicelli, 1958), que en España se tituló absurdamente Rufufú. La inefable banda de cacos, que incluye a Gassman, Mastroianni, Totó y otros, se pasa media película haciendo un butrón para atravesar una pared anchísima que les separa de su camino al banco que quieren atracar. Cuando ya están al otro lado de la pared, agotados de su trabajo, uno de ellos llega al mismo sitio simplemente abriendo una puerta que a nadie se le había ocurrido franquear antes. Pues eso ha pasado con la cepa mutante: la han aislado totalmente, cuando ya estaba al otro lado. Sobre el tema de lo que supone esta cepa mutante en estos momentos, lo mejor que he leído es un artículo de La Voz de Galicia, firmado por el Jefe de Microbiología del CHUAC. ¿Cómo dicen? ¿Que no saben lo que es el CHUAC? Pues van ustedes y lo averiguan, a ver si se lo voy a tener que dar todo mascado… Para leerlo han de pinchar AQUÍ.

Pero yo iba por otro camino. Anularon los vuelos a la Gran Bretaña, cerraron herméticamente el paso de Calais y el Eurotunel. Brotaron disturbios entre los camioneros y transportistas que se quedaron varados, violentamente reprimidos por la policía. Y entonces, al constatar que el virus mutante estaba ya a los dos lados, se reabrió el tráfico. A los dos días había acuerdo para el post-Brexit. ¿Es posible que Europa supiera ya que el virus estaba entre nosotros, pero sobreactuara para que los ingleses pudieran asistir a una representación vívida de lo que les esperaba en caso de Brexit sin acuerdo? ¿Una especie de maqueta escala 1:1? Yo no lo descartaría. No sé, juntando esto con lo del húngaro del otro día, a lo mejor es que me estoy volviendo un poco conspiranoico. Pero es que parece mucha casualidad que la negociación se desbloquee justo después de las escenas de los policías moliendo a porrazos a los camioneros. Lo mismo que el veto de Hungría/Polonia se retiró después de que a un prohombre de dicho veto lo pillaran en calzoncillos huyendo como alma que lleva el diablo por una calle de Bruselas sumida en una niebla espesa.

Así estamos en este final de curso, a la espera del siguiente de los acontecimientos previstos, las elecciones catalanas, de las que ya se hablará en su día. De momento, yo he recuperado mi dulce soledad después de más de diez días de tener la casa llena de hijos, con los que obviamente me lo he pasado muy bien. Mi hijo Kike llegó el primero y durante unos días cumplimos a rajatabla las medidas anti-covid. Es decir, que estábamos todo el rato con mascarilla dentro de casa, como mandan los cánones. La cosa se acabó bruscamente, cuando mi hijo descubrió que yo llevaba puesta una de sus mascarillas usadas: claro, él la dejó por ahí tirada y yo las veo todas iguales, aunque él me hizo ver que eran distintas. A partir de ahí la cosa se relajó y cuando llegó Lucas, que encima ha pasado el Covid y tiene unos anticuerpos como conejos, pues aquello fue el previsible desmadre.

Ayer se marchó Lucas por la tarde, después de compartir conmigo una merluza a la gallega que preparé para ambos, con su ajada correspondiente, según la receta que publiqué en el blog y que pueden encontrar, con algunas otras, en la etiqueta Cocina, aquí a la derecha. Me pasé el resto de la tarde leyendo hasta que llegó la hora de mi cena de No-Nochebuena. He de decirles que en los días anteriores hube de resistir las presiones cruzadas que me llegaban desde diferentes frentes de familiares y amigos (que te vengas con nosotros, ¿de verdad lo vas a pasar solo?), pero también escuché, cuando les conté mis planes a algunos, un comentario repetido: ¡Qué envidia me das! Lo de la cena de Nochebuena es algo que mucha gente aborrece, pero no puede evitar, y yo este año lo he conseguido por primera vez en mi vida.

Como les anuncié en los dos posts anteriores, mi cena de Nochebuena consistió en huevos fritos con patatas. Esta era la cena preferida de mi padre que, desde que yo recuerde, cenaba cada día dos huevos y nunca tuvo alto el colesterol. Acompañados por una cerveza 1906, que es la tostada de Estrella Galicia, son un manjar de dioses. Afronté la noche con la sensación de que estaba haciendo algo histórico y lo quise reflejar en el blog. Así que tomé una serie de fotos con el móvil, de las distintas fases de la elaboración, supongo que todos ustedes saben como hacerse unos huevos fritos con patatas, así que no necesito escribirles la receta. Cuando los tuve listos, me puse a Samantha Fish a todo volumen y me los comí tan tranquilo. Pueden creerme si les digo que dormí luego como un bendito. Aquí tienen la serie de las fotos.










Pero no todo el mundo es tan solitario como yo. Ya que hablamos de Samantha Fish, pues les contaré que mi adorada diva celebró la Nochebuena en su casa de Nueva Orleans y tuvo tiempo de grabar un mensaje con su móvil dirigido a todos sus admiradores y colgarlo en su página de Facebook. Es una versión del Run Run Rudolph, el tema con el que Chuck Berry felicitó las pascuas en 1958, que yo les traje al blog hace exactamente un año. Tal vez lo recuerden, contaba la historia de Rudolph, el reno más listo de la manada, que ha de darse prisa para llevar a Santa Claus a la ciudad, donde un chico ha cambiado su carta a última hora y dice que todo lo que quiere por Navidad es una guitarra eléctrica de rock and roll. Sam simplemente conecta su móvil e improvisa una interpretación un tanto melancólica y desgarrada del tema, muy adecuada para esta realidad distópica en la que estamos. Para escucharlo han de pinchar en el link que les pongo abajo, aumentar de tamaño la ventana dos veces y ponerlo desde el principio. Y, al final, cuidar de que no se les cuele algún otro vídeo, que estos de Facebook son unos listos. Que sigan ustedes bien. Cuídense mucho. ¡Ah! el link para escuchar la felicitación de Samantha Claus es ESTE.

4 comentarios:

  1. No se preocupe por parecer conspiranoico, en realidad usted es un veterano que ve más allá de lo que vemos los más jóvenes. Además, es desconfiado, como buen coruñés que sabe lo que es el CHUAC y cómo identificar las patatas de Coristanco. Por cierto, los huevos con patatas muy apetitosos.

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    1. Gracias, hombre. No soy conspiranoico, sólo un poco desconfiado, no sé si por el lado gallego o por veterano como usted dice. A veces es sólo el resultado de sumar dos y dos.

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  2. La próxima nochebuena le aconsejo cambiar su austero menú por unas cocochas de bacalao al pil-pil con cachelos cocidos. Este menú es el que llevo yo aplicando desde hace dos años y me sienta muy bien. Si lo riega con un albariño pues mucho mejor aunque la 1906 es una joya.
    Le deseo un próspero mérimée querido brother.

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    1. Agradezco el consejo, trataré de probarlo y también le deseo un próspero mérimée. Feliz año, amigo.

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