domingo, 20 de diciembre de 2020

1.005. El "final rush" hacia la No Navidad

Vaya, pues aquí me tienen otra vez, ya a pique de dar las últimas puntadas, prácticamente de trámite, al año laboral que termina, mi última anualidad completa como funcionario del Ayuntamiento de Madrid, aún pendiente de definir por dónde sigue mi trayectoria vital y cómo me organizo para gestionar la transición hacia esa nueva realidad. Un año de mierda marcado por la situación excepcional de la pandemia, una verdadera calamidad que nos supone muchísimas pegas para poder desarrollar una vida medianamente normal, aunque también tiene sus ventajas. Por ejemplo, este año podremos celebrar la No Navidad y ahorrarnos los villancicos, el turrón y el aquelarre de buenismo y consumismo de los años normales. Todos los años por estas fechas les digo lo mismo: no me gustan nada las Navidades, unas fiestas que, para los que vamos por libre y no nos ajustamos a los parámetros medios de la típica vida familiar, constituyen una especie de tormento, que alcanza el grado más alto de coñazo en los festejos pantagruélicos de los que uno no puede nunca librarse y que suponen aguantar al cuñao de turno criticando al gobierno social-comunista o incluso defendiendo los postulados extremos de Vox.

Nada de eso tendré que sufrir yo este año, gracias al Covid, y a cambio podré disfrutar tranquilamente de las cosas buenas de la Navidad, que para mí se circunscriben a volver a reunirme con mis hijos, en el caso de Lucas tras casi un año sin verlo excepto por la pantallita del móvil. Yo me apuntaría ya a este formato para los años sucesivos, aunque se solucione el tema del Covid-19. Me parece una forma muy digna de acabar el año. ¿A alguien le importa si me paso la Nochebuena yo solo y me ceno un par de huevos fritos con una cerveza Estrella Galicia? Ese es mi objetivo de este año, si bien he de confesarles que ahora mismo tengo la casa llena de hijos. También hay que reconocer que, si no fuera por el Covid-19, Donald Trump habría ganado la reelección de calle y tendríamos que haberle aguantado otros cuatro años, en los que podría haber hecho un estropicio de difícil arreglo. Su derrota es un alivio que tendremos que agradecerle siempre al virus.

Los americanos se han portado, la participación en las elecciones, en torno al 66%, ha sido la mayor en todo el Siglo XX y lo que va del XXI. Mis artistas favoritos del rock USA están todos felices y lo exteriorizan en sus manifestaciones. Por ejemplo, Bruce Springsteen actuó en un programa de televisión para interpretar Ghost, una de las canciones de su nuevo disco ya a la venta, que han podido escuchar en el blog en su versión de estudio. El Boss mantiene prácticamente la misma banda desde 1974. El guitarrista del pañuelo Steve van Zandt, el bajo, el batería y el pianista son los mismos. De la formación de ese año sólo faltan el teclista Danny Federici y el saxo Clarence Clemmons, ambos fallecidos. El teclista no ha sido reemplazado, mientras que al saxo está ahora Jake, el sobrino de Clarence, que toca igual de bien que su tío.

Además, van Zandt abandonó en los 80 la formación durante cerca de diez años, para dedicarse a su carrera como líder de su propio grupo y actor en la serie Los Soprano. Bruce lo sustituyó por Nils Logfreen, un artista que llevaba hasta entonces su propia trayectoria como solista, pero que se sumó encantado. Cuando Steve pidió regresar, el Boss decidió que se quedaran los dos. Logfreen es el pequeñito de la gorra. También está ahora la propia esposa de Springsteen, que se sumó primero como corista y ya se quedó en la banda y en la vida de su jefe. Vean el vídeo. A mí me parece que Bruce es el que menos viejo está de todos, es como si hubiera pactado con el diablo. Los demás están bien, pero se les ve mayores. El Boss está como una rosa. Y su grito es nuestro grito mientras sigamos sorteando al jodido virus: I'M ALIIIIIIIIVE!!!!!

Pues eso: que estamos vivos y cada día que podamos decirlo es un regalo del cielo y deberíamos estar tan contentos como el Boss. Pero yo he tenido un final rush bastante acelerado e intenso, que me dispongo a resumirles, que sé que les encanta que cuente cosas sobre mí. Desde el famoso Puente de la Constitución, esto ha sido un gozoso sinvivir, a la altura de los viejos y añorados tiempos normales. El día 9, nada más volver del puente, ya tuve una jornada bien cargadita, que empecé haciendo mis 50 minutos de carrera matinal indoor. Desayuné, me duché y me fui en coche a la oficina para una reunión del tema Reinventing Universidades a media mañana. A la una bajé puntual a comer en el bar La Dehesa, donde mis amigos me atendieron como de costumbre. Debía comer pronto, porque a las 14.30 tenía que estar de vuelta en la sala de videoconferencias, para la cuarta sesión del Jurado del Bosque Metropolitano, un asunto del que saben que no puedo dar detalles en una página pública como esta.

Rematamos a las 17.30 y bajé corriendo a coger el coche de vuelta a casa, porque a las 18.30 quería conectarme a un interesante webinar del grupo C40, en el que los técnicos del Ayuntamiento de Portland (Oregón), algunos de ellos conocidos míos, explicaban su nueva regulación urbanística que permite en determinadas condiciones intensificar la edificabilidad de algunas zonas de vivienda unifamiliar, para acabar con la dispersión del caserío típica de la urbanización americana, que tan poco eficiente resulta a nivel de energía y medio ambiente. Portland es la primera ciudad yanqui que aprueba una norma como esta y todo el mundo está muy interesado en ver sus resultados a medio y largo plazo.

El día 10 no fui a la oficina, pero tuve una reunión virtual de una hora con unos compañeros, para contarles el contexto del Mercado de Orcasur, de cara a un informe que han de hacer. Por la tarde me dediqué a escribir un post para ustedes, que titulé Full de negros-chinos. El viernes 11 tuve que madrugar para estar a las 8.30 en la sala de videoconferencias de la oficina, para la quinta y última sesión del Jurado del Bosque, que se prolongó durante toda la mañana. Dejamos todo rematado a falta del acto de apertura de plicas, que estaba convocado para el lunes. Las chicas del equipo y yo estábamos ya tan agotados mentalmente que nos bajamos a tomar unas cañas en uno de los bares del entorno.

Acabamos ya como a las tres de la tarde. Me despedí de ellas para el fin de semana y me pasé por La Dehesa, pero estaba tan lleno como en los buenos tiempos, de lo que me alegré, si bien decidí no entrar por precaución. Cogí el coche y me vine al barrio. Me acerqué al Matilda y me comí unas lentejas y unos bulbos de hinojo al horno con bechamel, para chuparse los dedos. Necesitaba un descanso, que empezó por una merecida siesta y se prolongó a lo largo de todo el sábado día 12, víspera de Santa Lucía, cuando en Galicia empieza a menguar a noite e crecer o día, un día en el que lo único que tuve que hacer fue subir temprano al mercado para evitar aglomeraciones y colas, a comprar los ingredientes para mis próximos guisos. El domingo 13 tuve tres ocupaciones que llenaron mi día. La primera, hacer mi carrera correspondiente, por el circuito interior de mi casa. La segunda, escribir un nuevo post, esta vez dedicado al Yemen y a ACNUR. Y la última, cocinar un buen potaje de garbanzos, espinacas y bacalao.

Esta tercera ocupación tenía un fin concreto. Por la noche llegaba mi hijo Kike y quería dejarle comida preparada para los dos días siguientes, en los que no le iba a poder atender, de acuerdo con lo que les seguiré contando después. A las 10.30 cogí el coche y me acerqué al aeropuerto. Constaté que empiezo a ver peor para la conducción nocturna, primer signo de que mis cataratas están madurando, a ver cuándo me decido a ir al oculista. Conduje despacio y llegué sin problemas a la T4, primera vez que iba a Barajas desde la pandemia. Había muy poca gente y no te dejan pasar al edificio de llegadas, has de esperar a los viajeros en la entrada del parking. Mi hijo venía directamente desde Roma y estaba muy cansado, pero me pareció más prudente que cogiera él el volante para la vuelta.

El lunes 14 no tuve que madrugar, pero salí para la oficina a las 11. A las 12 era el acto de apertura de plicas del Bosque, a cargo del Concejal de Desarrollo Urbano, antes Urbanismo. Los ganadores de los cinco sectores resultaron ser equipos muy potentes, lo cual está muy bien para el proyecto. Esta sesión era pública y llegaron a apuntarse cerca de 200 asistentes. Casi sin tiempo, mi compañera M. y yo nos fuimos a una Sala de Juntas, para nuestro siguiente sarao on line. Mi amiga Eva Gil, profesora de la Escuela de Arquitectura, dirige por primera vez este año un máster en la Universidad de Lausanne (Suiza) y hace tiempo que me invitó a la presentación de los trabajos de fin de máster, sobre la base de que iba a poner como tema de estudio una de las parcelas de Reinventing Cities II. Le dije que sí, pero que prefería hacerlo en compañía de M. para sentirme más arropado en una sesión en inglés y sobre una materia de la que ella sabe bastante más que yo.

El caso es que la primera de las dos sesiones era ese día de 13.00 a 17.00. Es decir, que no comimos. Hubo un breve descanso en el que aprovechamos para zamparnos un par de mandarinas cada uno, de una bolsa que había traído nuestra jefa para las sesiones del Bosque. Al final, mi compañera me dijo que la excusara para la sesión del día siguiente, que yo no necesitaba ayuda ni con el inglés ni con los proyectos. M. tiene que atender a su propia familia y no puedo tirar de ella más de lo que ya tiro. Al acabar, cogí el coche y llegué a casa a tiempo de conectarme a un encuentro virtual que había convocado ACNUR para conmemorar el 70 aniversario de la organización. Lo escuché con un oído, mientras me calentaba un plato del potaje, que estaba riquísimo, según certificó mi hijo que es un gourmet.

Me enteré de algunas cosas más sobre ACNUR, que les cuento. La organización se crea a partir de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, celebrada en Ginebra en julio de 1951. Esta Convención, organizada por la ONU, definió el concepto de refugiado y sentó el llamado principio de no devolución: los países firmantes se comprometen a no devolver a su tierra a los refugiados cuya vuelta ponga en peligro su vida o sus derechos fundamentales. Se pensó en principio para la Europa post Guerra Mundial, pero su Reglamento, de 1967, ya extiende su validez a todo el mundo. En este momento, finales de 2020, hay en el mundo más de 8 millones de refugiados y desplazados. La Convención ha sido firmada por 147 países. Y un dato acojonante: España es el primer país del mundo en número de asociados, con más de medio millón. Para que luego digan.

El martes 15, tenía la segunda sesión de lectura de los trabajos del grupo de Lausanne. Pero, al ser yo solo, podía hacerlo desde casa. La sesión era esta vez de una a seis, porque había un grupo más que el día anterior. Una paliza, pero en casa es más cómodo. Mi hijo asistió entre estupefacto y divertido a mi soltura con el inglés, un idioma que nunca he estudiado en serio, pero en el que me voy arreglando a partir de mi amor por el rock and roll. Otra ventaja: en los 25 minutos de intermedio me calcé el último plato de potaje, con una cerveza Estrella Galicia. Después de eso, mi inglés fluyó como agua de manantial. La doble sesión me resultó muy interesante, es curioso ver lo que piensa la gente joven de la arquitectura antes de salir al mundo profesional. Acabamos y me tumbé un rato en la cama, porque tenía que reponer fuerzas para lo siguiente: a las 19.30 tenía la sesión de cierre de año de Billar de Letras, dos horas hasta las 21.30 analizando el libro de relatos Desguace Americano, con presencia del editor. Ya les hablé de este libro y de su autora Bonnie Jo Campbell, y posiblemente les cuente algo más al respecto.

El miércoles 16 hice una nueva carrera indoor (mi hijo ya está curado de espanto conmigo) y luego tuve un par de reuniones virtuales con equipos de Reinventing, pero ya empezaba a bajar un poco el ritmo. Kike me cocinó una pasta al pesto di ruccola espectacular y después de la siesta me puse tranquilamente a escribir sobre el húngaro sedicente. No me dio tiempo a acabar el post y me fui a dormir. El jueves rematé el post y luego salimos Kike y yo en el coche en dirección esta vez a la T1 de Barajas, en donde aterrizaba a las 11.00 el vuelo de Air France que traía a Lucas desde París. Desde entonces, estoy centrado en la vida familiar, que entra dentro de las cosas de las que no se dan demasiados detalles en el blog. Ayer sábado, mi nueva circunstancia me llevó a volver a salir a correr al Retiro después de bastantes días. Correr dentro de una casa pequeña ya es algo dificultoso; con un conviviente pululando por allí aún más y con dos es ya imposible.

Les cuento también que uno de estos días me llegó el paquete que esperaba hace bastante tiempo. Había usado la Web de Samantha Fish para comprar algo de su merchandising y por fin lo recibí. Entre las cosas que venían, una camiseta que me sienta fenomenal y con la que ya salí ayer al Retiro. Y una carátula de su último disco (que ya tenía) pero firmada de su puño y letra por la mismísima. Abajo ven las imágenes. Por cierto, la firma de Sam no sería muy difícil de interpretar para un grafólogo, expresa con claridad la exuberancia de su personalidad.  

En fin, ya saben que estoy enamorado de Samantha Fish, uno tiene sus gustos y sus debilidades. Pero también les he confesado varias veces que soy un partidario decidido del poliamor. Así que también me tienen enganchado las chicas de Larkin Poe y otras de las que se ha hablado en el blog. Por ejemplo, Athenea del Castillo, la estrella del Dépor femenino, que ya ha jugado unos minutos en la selección nacional y que tiene un potencial enorme. Vean primero un par de fotos de la chica. Hace unos días vimos con qué estilo chuta a gol. Ahora la vemos conduciendo el balón y mirando para encontrar una línea de pase y en la otra foto celebrando un gol marcado con su socia Peke, una delantera nata, vasca de pura cepa, que luce el 18 a la espalda.




El domingo pasado, el Depor ganó 2 a 1 al EDF Logroño, remontando el gol inicial de las riojanas y les pido que vean el vídeo resumen del partido, que es muy cortito. Athenea, que juega con el número 7 a la espalda, tiene un protagonismo absoluto en las imágenes. Se la distingue desde la salida del equipo al campo. Luego la vemos trabajando en defensa y despejando en largo. A continuación una de sus internadas, pero acaba tirando muy flojo. Hay un gol del Logroño que es anulado y luego otro que vale, en el barullo de un corner mal defendido. Quedaban 20 minutos, pero Athenea y Peke no se rinden nunca. No se ve con mucha claridad, pero Athenea anota el gol del empate de tacón, un recurso de lujo, a pase de Peke. La vemos recogiendo el balón de la red y corriendo al centro mientras las compañeras la felicitan. Ella quiere que se saque rápido, el empate no le vale. Y enseguida la vemos internándose en el área con su estilo característico y poniendo un centro perfecto para Peke, que sólo tiene que empujarla para lograr el segundo gol. Al final, el abrazo de las dos.

Creo que no es muy difícil entender qué es lo que tienen en común Samantha Fish, las chicas de Larkin Poe, Athenea e incluso la pianista clásica Katia Buniatishvili, con la que les voy a dejar. Todas ellas se han infiltrado en terrenos antes reservados a los hombres, en donde destacan a base de calidad, esfuerzo, arrojo, entrega, profesionalidad y entusiasmo. Las mujeres con personalidad pueden llegar a donde quieran. Así que, si hemos empezado con Bruce Springsteen gritando a todo pulmón que está vivo, creo que no viene mal terminar con un fragmento de la música igualmente apasionada de Tchaikovsky, en la interpretación perfecta de Katia, la pianista georgiana del apellido impronunciable, que es otra de mis musas. Disfruten de estos días que vienen. Con esto del teletrabajo no he comprado lotería de Navidad en el trabajo. Así que, si este año toca, habrá quedado establecido quién era el gafe. Que pasen un buen domingo. 


4 comentarios:

  1. ¡Qué actividad vertiginosa la tuya, Emilio! Afloja un poco y disfruta de la alegre compañía de tus vástagos. Tu pianista georgiana es pura pasión, pero a ti lo que te gusta es su poderosa delantera, también a ella le encanta, solo le falta decir "¡Estos son mis poderes!"; pero la exhibición es innecesaria, ella sería una intérprete fascinante aunque se vistiera de monja. Y tienes razón con el "boss", está muy joven y muy bello. Tú también con la camiseta de Fish. Besos y Feliz Navidad.

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    1. Lo mismo para ti, querida. Sí, últimamente estoy tan ocupado, que no tengo tiempo ni para sentir que estoy agobiado. Al contrario, disfruto de esta vorágine mientras pueda, a la espera de poder salir a la calle y dar abrazos a todo el mundo.
      En cuanto a la pianista georgiana, voy a tener que sacarla en algún vídeo más recatado para contradecir a las malpensadas.
      Un abrazo fuerte.

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  2. El Boss está muy guapo, pero ¿estás seguro de que no se ha estirado la cara o se ha puesto botox? Es que yo le veo las mejillas como el culo de un bebé. A lo mejor soy una malpensada...

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    1. Vaya, otra malpensada, en este caso anónima. Al menos te identificas como tal, aunque en condicional. Pues ahora que lo dices sí es posible que esa tersura facial no sea natural. Piensa mal y acertarás. Feliz Navidad, en todo caso, y un fuerte abrazo virtual también para ti.

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