sábado, 7 de julio de 2018

752. Rajoy el resiliente

Buenos días otra vez, queridos seguidores. Empiezo así para subrayar el hecho de que me he despertado de un sueño, el que inicié el 2 de junio yéndome de viaje durante dos semanas. Un sueño que he prolongado a lo largo de otras dos o tres, por el procedimiento de seguir hablando del tema, como si todavía estuviera por la dorada California. Ahora me he despertado y descubro con asombro que mi vida y el mundo que me rodea ha cambiado un montón en este mes largo. Les hago una relación de estos cambios.

1.- Ya no tengo plaza de garaje en el trabajo. Ahora voy a trabajar en Metro-tren-Metro y llego cómodamente a la ofi con un capítulo leído del libro que me estoy ventilando. Lo del coche también es cómodo, pero si no se puede, no se puede, que diría el señor Rajoy. De todas formas, en agosto creo que volveré al coche, porque en ese mes no hay tráfico y sobra el aparcamiento en la zona. Ventajas de ir a la contra respecto a la masa.

2.- Desde el 15 de junio, en mi trabajo estamos con el horario de verano, una hora menos. Esto es algo que nos quitó el señor Rajoy cuando quiso presumir de duro ante los poderes fácticos económicos que nos han estado acogotando desde Bruselas. Porque quitarnos el horario de verano, sólo servía para deprimir al personal funcionario, ya me dirán ustedes cuál era el ahorro económico que comportaba. También se nos quitaron vacaciones, moscosos, pago del sueldo cuando estábamos de baja y otros privilegios. Privilegios que habíamos ido ganando año a año en la dura negociación de nuestro convenio, a cambio de que aceptáramos que no se nos subiera el sueldo. El señor Rajoy nos añadió dos varas de castigo adicionales: una bajada real y efectiva del sueldo y una segunda puya que comento en el punto siguiente.

3.- Sí señor, el recochineo de las medidas que nos aplicó el señor Rajoy fue añadirnos media hora más de jornada diaria durante todo el año. Media hora que no servía absolutamente para nada, puesto que no se observó que nuestro rendimiento mejorase, pero daba mucho por culo, porque te impedía ir a comer a casa y hacer una vida familiar medio normal. Esta media hora extra nos la había devuelto la señora Carmena, pero apareció la bruja Dancausa y recurrió la medida, con el argumento de que una orden estatal no se puede enmendar desde el Ayuntamiento. Y el tribunal concedió la suspensión cautelar, mientras se lo pensaba. Pues también esa media hora parece que la hemos metido de clavo en el horario de verano. Y, cuando la bruja Dancausa estaba empezando a estudiarse el tema, llegó la revolución del ciudadano Sánchez, que dio con él de Presidente de la Nación Española y con la bruja convertida en ciudadana particular Dancausa.

Así que yo me incorporé al trabajo el 19 de junio. Me contaron las novedades y decidí dejar de controlar mi cuadro de cumplimiento del horario. Resultado: el día 30, después de exactamente nueve días lectivos cumplidos, mi cuadro de junio mostraba cinco horas y media de exceso. Con el lío que tengo montado con Reinventing Cities, a mí ahora no me llega con completar el horario de verano que se me pide, para cumplir mis objetivos de trabajo. Valga esto como compensación de la penosa temporada en que debía sufrir eternas horas de cumplimiento de un horario absurdo, sin tener apenas asuntos de los que ocuparme. Ahora nos hemos pasado al otro extremo, lo que subraya lo ridículo que es ese sistema de cumplimiento de horas, minutos y segundos que no tiene nada que ver con la eficacia de las diferentes unidades y el cumplimiento de objetivos. El cuadro del horario muestra una realidad virtual, paralela a la verdadera, que algunos como yo cuidamos porque no es agradable consultar el cuadro y encontrarlo lleno de números rojos, como una cuenta de banco arruinada.

4.- Hay otros cambios sustanciales, como el bochorno que sustituye al fresquito que nos alegraba la vida antes de que yo saliera de viaje. O la mejora de la situación económica municipal que nos permite invertir otra vez en obras importantes, una vez que nos hemos quitado de los huevos el apretón del señor Montoro, que no nos dejaba ni respirar. Por ejemplo, la reforma de la Plaza de España, que ya se había dejado para la legislatura siguiente, ahora se han apresurado a sacarla a licitación.

Y 5.- Sobre todos estos cambios, sobrevuela la gran revolución de Sánchez, la jugada maestra de billar a tres bandas que ha dado en convertir al señor Rajoy en ciudadano privado que pasea en pantalón corto por Santa Pola. La verdad es que a mí me cuesta adaptarme a una realidad en la que no esté en el centro el señor Rajoy. Nos vamos acercando a cumplir el sexto año de blog. Y, cuando yo inauguré esta página, allá por el mes de septiembre de 2012, el señor Rajoy ya era nuestro Presidente. En este blog se han hecho proclamas pidiendo al cielo que, por favor, se fuera de una vez, que nos quitaran de en medio a tan nefasto personaje. Por ejemplo, pueden leer AQUÍ, uno de esos panfletos que, con la perspectiva del tiempo, me sigue pareciendo certero, aunque esté mal que lo diga. Y no es el único, pero no quiero sobrecargarles de deberes lectores.

El calvario ha sido largo, pero no hay mal que cien años dure y, cuando menos se esperaba, cuando ya tenía sus presupuestos aprobados, un viento también certero se lo ha llevado como a semilla de conífera. Y resulta que debajo no había nada. Ya saben que, convocadas esa especie de pseudoprimarias que han montado, el número real de militantes era la décima parte de los que se decía. Era un falso partido. Arropando a Rajoy había cuatro gatos. Eso explica muchas cosas. Por ejemplo, que Feijoo haya dicho que aparten de él el cáliz de la secretaría general. E incluso la propia corrupción intrínseca de sus estructuras. Con tan poca militancia real, tenían que recurrir a la corrupción para simular ser el partido que no eran. Todo esto agiganta la figura de Rajoy. Él era todo, para bien y para mal. También se explica ahora que su partido le tolerara el tancredismo, rayano en el absentismo laboral, de su última trayectoria.

En este blog se han escrito panegíricos de personajes que no son santos de mi devoción, como Esperanza, Botella y, en el otro lado del espectro, Fidel Castro o Ceaucescu. Todos esos textos pretendían ser acercamientos desprovistos de prejuicios o sesgos ideológicos previos. Ahora mismo me siento incapaz de hacer algo similar. Rajoy es una persona a la que la vida le ha ido arrastrando a lugares en los que no quería estar, puesto que está claro que lo único que le ponía era ver fútbol, descansar, caminar dándose aire con los codos como pollo perseguido y fumarse puros. Sobre sus últimas horas de presidente, yo sigo sosteniendo mi tesis. Cuando Sánchez presentó la moción de censura, salió a la palestra inusualmente enfadado. Estaba furibundo, como nunca se le había visto. Esto se debía a que tenía que cancelar el viaje a Kiev a ver la final de la Copa de Europa. Porque, por entonces, ni él ni nadie pensaba que Sánchez tuviera la más mínima posibilidad de ganar el envite.

Cuando se vio que el PNV se cambiaba de bando, Rajoy abandonó el hemiciclo y desapareció. Luego se supo que estaba encerrado en un restaurante. Estuvo allí más de siete horas de sobremesa. Y también tengo claro lo que pasó. Todas las fuerzas vivas del partido intentaron convencerle de que dimitiera, para desactivar la moción y mantener en el gobierno al PP con Soraya al frente. Pero fue imposible convencerle. Porque si algo sabe hacer este señor es resistir. Rajoy es un ejemplo prototípico de resiliencia, ese palabro que se ha puesto tan de moda. Y además es gallego. Quiere esto decir que, por entre las brumas del humo de los sucesivos puros que seguramente se fumó en esa larga tarde, este señor divisó los difusos contornos de un futuro dorado de ciudadano particular, con pantalón corto, que ya no está obligado a soportar el coñazo del desfile, ni ningún otro coñazo.

Tengo que decir que me siento bastante identificado con el señor Rajoy. Después de un mes hablando de mi viaje maravilloso, anoche, por primera vez en mucho tiempo, me acosté pensando: y mañana, el coñazo de escribir otro post. Una más de las frases proverbiales de este señor, que alguien ha recopilado en el vídeo que les dejo de regalo. Que pasen un buen finde.





2 comentarios:

  1. O sea que, al contrario que con el dinosaurio de Monterroso, cuando usted despertó, Rajoy ya no estaba allí.

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    1. Ni Rajoy, ni Cifuentes, ni Dancausa, ni Zidane ni Lopetegui, ni el Cretino Ronaldo. Esto ha sido una desbandada. El único que sigue es Florentino, el "ser superior".

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