miércoles, 28 de junio de 2017

646. Las apariencias engañan

Mira que es raro este mundo que nos ha tocado vivir. Raro, raro, raro… Se vive para las apariencias y a veces perdemos el norte. Les pongo un par de ejemplos. Me llega una carta de Personal en la que me avisan de que, a partir del 17 de agosto, mis datos personales se publicarán en la Web del Ayuntamiento, a la que puede acceder cualquiera, en cumplimiento de la nueva Ordenanza de Transparencia aprobada por el municipio, a su vez ajustada a la Ley Estatal de la Transparencia. De acuerdo con esos respetables textos normativos, cualquier funcionario que ostente un nivel 28 o superior (mi caso), ha de tener sus vergüenzas al aire a la vista de todo el mundo. ¿Cómo? ¿Qué si eso me parece mal? ¿Que qué tiene de raro? Nada. No me parece mal sino al contrario. Es que lo raro no se lo he contado todavía.

Lo raro es el párrafo siguiente. En cumplimiento de tal y tal y tal, se me advierte de que dispongo de quince días para presentar alegaciones, plazo que se me concede por si acaso estoy en posesión de alguna característica que haga desaconsejable la citada publicación. Rebusco en los textos y resulta que esas circunstancias pueden consistir en lo siguiente: ser homosexual o transexual (cisexual, que es lo que yo soy, no vale), ser víctima real o potencial de violencia de género, estar amenazado por algún movimiento de corte terrorista, pertenecer a alguna religión o credo susceptible de ser atacado, o tener alguna deformidad física o psíquica que pudiera suscitar burlas en la red. Se lo juro, no me estoy inventando nada. A la vista de todo ello, a mí se me ha ocurrido escribirles una carta contando que últimamente me tiro muchos pedos y pidiendo que me aclaren si esta podría ser una circunstancia eximente de la obligación de permitir que mis datos personales se expongan a la intemperie virtual. 

Sí, queridos lectores. Estamos en un mundo de locos. Todo el mundo vive para guardar las apariencias. Así que vamos con la otra historieta. Resulta que, entre las visitas que he debido atender en estos días, me tocó pasear por Madrid Río a un ministro de un país centroeuropeo que no les voy a revelar por si acaso. Y, desde Relaciones Internacionales, me advirtieron de que este señor venía a Madrid a participar en el World Pride, la macro fiesta del orgullo gay. Y ya que estaba por aquí, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Manzanares bajo el Puente de Segovia pues, entre col y col, lechuga. Ya saben todos ustedes que no soy para nada homófobo, que tengo buenos amigos gays y que participo en las fiesta de Chueca con asiduidad, últimamente un tanto decreciente, pero no por homofobia sino por una galopante misantropía. 

Como se pueden imaginar, la visita del ministro gay suscitó las típicas chanzas entre los colegas. Que si ten cuidado, que si llévate un tapón, etc. Al hilo de estas bromas, rescaté de mi memoria una respuesta adecuada: –No os preocupéis, que yo, cada vez que estemos ante una puerta o debamos ir por un sitio estrecho, le diré que pase delante, para evitar males mayores. Es una traslación de un cuento gallego de mis años mozos: –Eu lle dixen que fora por diante por si es caso… Bien, los contertulios me reían la gracia y la cosa no tiene mayor malicia, me parece a mí. El problema es que, en una reunión con gente de dentro y de fuera del Ayuntamiento para la organización de una Feria en la que estamos colaborando, en un ambiente de bromas y chascarrillos cruzados, se me preguntó cuales eran mis actuales ocupaciones, hablé de mis tareas de secretario del foreing office y solté lo del ministro gay y mi ingenua broma. Inmediatamente observé que unos cuantos de los presentes (sobre todo las señoras) se ponían tensos y no me reían la gracia. Seguro que en ese mismo momento me tacharon de homófobo.

Y digo yo: ¿es que estamos tan obsesionados con aparentar que somos políticamente correctos, que ya ni podemos hacer un chiste como ese en según qué ambientes? ¿Es que ya no voy a poder contar más el chiste del negro que dice “yo en pupitre como los blancos”, porque me tacharán de racista? ¿Es que vamos a caer en el puritanismo monjil de no poder hacer una puta broma para no herir sensibilidades? Pues desde aquí, les digo que conmigo no cuenten. Que se metan sus remilgos por donde les quepan, que igual que yo me tengo que tragar a diario el coñazo de la duplicación de género, estos capullos y capullas no van a conseguir que me autocensure y deje de hacer chascarrillos como los dos citados, que no son para nada racistas ni homófobos ni nada. Mi humor es blanco, impoluto, para nada ofensivo. Por ejemplo, ¿saben ustedes qué es un cura? Un señor al que todos llaman padre, menos sus hijos que le llaman tío. ¿De verdad piensan que esto ofende a alguien?

Siguiendo con esa línea, les contaré que la mañana en que tenía que pasear al señor ministro, me puse una chaquetita de lino azul, un pantalón claro y una corbata fina de color azul con motitas blancas, me afeité cuidadosamente, me peiné y me eché bien de colonia. Que uno no tiene en la vida muchas ocasiones de amarrar un buen partido de rango ministerial y las ocasiones hay que pillarlas según vienen, porque el cartero no llama dos veces, como saben. El problema es que el tipo venía con un asistente rubiales, mucho más joven y guapo que yo, ante el que no tuve mucho que hacer. Y eso que lo intenté, porque yo no soy celoso y no me importa compartir. Pero, aparte de mostrarle mi presentación, poco más pude hacer. Fuera coñas, era un personaje inteligente y agradable. Y el asistente también. Les di mi tarjeta a ambos y prometí llamarles la próxima vez que visite su tierra. Que ya dijo Chuck Berry que nunca se sabe (you never can tell).

Ya que estamos con esto del orgullo gay, les precisaré que lo de Madrid este año es algo mucho más gordo. La fiesta del Orgullo Gay se lleva celebrando en Madrid desde hace 40 años. Cuando mis hijos eran pequeños solía llevarlos al desfile. Comprábamos pistolas de agua de esas gigantes y nos dedicábamos a disparar a las drag-queens. Algunas se mosqueaban, pero la mayoría lo llevaban bien, sobre todo por el alivio del remojón con el calor que suele hacer en estas fechas. Sin embargo, lo de este año es el World Pride, la fiesta mundial, que sólo se ha celebrado cuatro veces, esta es la quinta, con una periodicidad variable. La primera fue Roma-2000, la segunda Jerusalén-2006, la tercera Londres-2012, la cuarta Toronto-2014. Esta que estamos viviendo es la quinta y la sexta ya tiene sede: Nueva York-2019. Por aquí se esperan dos millones y medio de visitantes, todo un reto para esta ciudad.

He de recordarles que Madrid fue elegida en la conferencia anual de la organización que monta estos pollos, que se llama la Inter Pride, celebrada en Boston en octubre de 2012. Hagan memoria. Atención, pregunta. ¿Quién era en ese momento la alcaldesa de Madrid, responsable por tanto de la presentación de la candidatura de nuestra ciudad a organizar el evento? Pues sí, han acertado. The genuine Mrs. Bottle. Ya ven que las apariencias engañan. Sean felices, reitero, y no se fíen de nadie.

7 comentarios:

  1. El 28.06.17 Inmaculada de la Vega escribió:
    Leí un reportaje en El País que citaba a Gallardón y omitía el papel de Botella. Me alegro de que hagas justicia ahora que El Mundo Today desvela que nadie se ha atrevido a decirle que ya no es alcaldesa. En cuanto a lo políticamente correcto,Torres Dulce o el hijo de Berlanga explicaban que hoy, este no habría podido rodar sus películas. Vuelvo a alegrarme de que seas tú Irreductible Galo II

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    1. Mi respuesta del 4.06.17:
      Hola Inmaculada. Yo siempre había oído que había sido Botella, pero leí el artículo de Jabois y me hizo dudar. El dato del congreso de Boston lo da la Wikipedia. Es posible que ambas versiones sean ciertas, que Gallardón diera in OK verbal e informal y luego la cosa se oficializara en Boston. En ese caso, Botella podría haberlo bloqueado, pero en sus primeros tiempos de mandato cuidaba mucho sus pasos para que no la tacharan de ser menos moderna que su antecesor. Por esa misma razón decidió continuar con la revisión del Plan General, un empeño de Gallardón sin pies ni cabeza que, como todos pronosticamos, terminó por encallar antes de llegar a puerto. Berlanga no habría podido rodar ninguna película, ni Bob Dylan componer muchas de sus canciones. Esta tontuna imperante es muy castrante para la creación artística. Un abrazo.

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  2. El 29.06.17 Mariano F. Sánchez escribió:
    Cada día te quiero más.

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    1. Mi respuesta del 4.06.17:
      Bueno, esto es una declaración de amor en toda regla. Ya sabes que es mutuo. Un abrazo, querido amigo.

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  3. El 3.07.17, Anónimo escribió:
    Me encanta el párrafo de la chaquetita azul y la colonia; como siempre, cuando te pones a fantasear resulta muy divertido.

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    1. Mi respuesta del 4.06.17:
      Bueno, con un gallego nunca debes pensar que todo es cierto ni que todo es falso. Te recomendaría que preguntases a mis compañeras de oficina. Más de una me dijo que qué guapo venía, cuando regresé de pasear al interfecto. Incluso hubo una especialmente maledicente que destacó el tono terso de mi rostro, el buen color y la sonrisa beatífica.

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    2. Una puntualización posterior:
      Perdón, he dicho "el interfecto" porque se me han cruzado las palabras. Sustitúyelo por "el susodicho".

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