sábado, 1 de febrero de 2020

906. Al platu vendrás arbeyu...

En mi reciente excursión por Asturias escuché el refrán local cuya primera estrofa titula este post: Al platu vendrás arbeyu, sin non ye de xoven de viellu. Por si lo desconocen, arbeyu es la denominación en bable del guisante. No conocía este refrán, si bien de niño solía ayudar a mi madre a desgranar (así se llama) las vainas para obtener las suculentas semillas, que luego se incorporaban a los guisos de carne o a la merluza a la gallega, o se cocían para añadir a la ensaladilla rusa. Ahora los guisantes vienen metidos en un plástico, si no precocinados, que tamaña tontería es la que tenemos. El significado del refrán es algo similar al castellano arrieritos somos… ¿Y a quién le lanzo yo esta advertencia velada? Pues a ustedes, queridos lectores, porque el contador de visitas me chiva que a mi post anterior sobre la campaña de los demócratas para decidir la nominación de su candidato, han entrado cuatro gatos. ¿Acaso que no les interesa?

Yo mismo empezaba el texto diciendo que era más una guía de consulta sobre los candidatos que un relato para leer de corrido. Pero los que hayan entrado, leído ese comienzo y dejado la lectura para otro momento como yo recomiendo, ya quedan registrados en el contador como visitantes. Así que no me cuenten historias. Entiendo que están ustedes muy ocupados y todo eso, pero es que mi post anterior era de los buenos, con enjundia. Ya vengo yo observando este fenómeno. Por no ir muy atrás, mi reciente entrada sobre el problema mundial de la vivienda tuvo bastantes menos visitas que el siguiente, que era un delirio desde el mismo título (A ver cómo coño titulo yo esto). Está claro que mis seguidores más fieles usan esta tribuna para divertirse (que está muy bien) y se sienten menos interesados por los temas más serios. Me chiva la mujer de uno de mis más acendrados followers, que su marido se lleva mis textos a la cama por las noches para dormirse leyéndolos y que en más de una ocasión la ha despertado con sus carcajadas.

Así que, al plato volveréis arbeyus… En realidad estoy de coña. Dios me libre de regañar o exigir más diligencia a mis lectores. Yo voy a seguir escribiendo cuando me dé la gana, y ustedes me leen cuando les apetezca. Faltaría más. En realidad, sucede que hoy no sabía de qué hablarles y he empezado mi divagación por un refrán que me hizo gracia la semana pasada, a ver si tirando de ese hilo se me ocurría alguna cosa más. Ayer estuve tomando unas cañas con una amiga y seguidora del blog (hola, cómo estás, querida) en el bar llamado El Mercado de la Reina, en plena Gran Vía, un lugar muy recomendable. Llegué primero, como debe hacer un gentleman que se precie, y, mientras esperaba, escuché por el equipo de sonido del bar un fragmento de un tema que me pareció curioso y que logré identificar en medio del bullicio del personal. Era una versión del famoso Seventh Nation Army del grupo The White Stripes, que ya he traído al blog más de una vez.

Para los desmemoriados, es ese tema apoyado en un riff obsesivo, que usa ya hasta el Real Madrid cuando presenta a sus jugadores uno a uno, y en cuyo vídeo se veía desfilar a unos esqueletos que parecían llevar la banda roja del Rayo Vallecano. Pero lo que yo escuchaba mientras esperaba a mi amiga, era una versión soul muy atractiva y sugerente. Así que, cuando llegué a casa, busqué en Google: Versión soul de Seventh Nation Army. Lo encontré enseguida. Y resultó ser obra de un franchute. El soul es una música universal, como demostraban los protagonistas de la película The Commitments, que les recomiendo sin dudarlo, si es que no la conocen ya (¡coño! pueden verla en Filmin, seguro). Y a mí me emociona que las nuevas generaciones tengan incorporadas a su cultura estas músicas con las que yo me hice un hombre desde mi adolescencia coruñesa. El tipo se llama Ben L’Oncle Soul. El tío Soul. Y hace unas versiones de los clásicos muy buenas. Empezaré por ponerles una, del tema de Otis Redding These arms of mine. Inolvidable. Esos brazos míos, que están solos, que te echan de menos, que arden en deseos de abrazarte. Pónganselo en grande y véanlo con atención: versionear a Otis Redding no es fácil, hay que ponerle mucha pasión y no venirse abajo.


Joder con el franchute, qué sentimiento. El legado del eterno Otis está en buenas manos. Culturas cruzadas, mestizaje, puentes entre diferentes tradiciones, redes supranacionales. Este es el mundo que tenemos hoy en día. Por eso resulta totalmente anacrónico el surgimiento de historias como el prusés o el Brexit que hoy se culmina. Ambos procesos son similares y han llevado a sus pueblos respectivos a una división muy dañina, cuyo resultado es que la mitad de sus poblaciones está condenada a la frustración y la tristeza. En Cataluña está por decidir qué mitad es la que entrará en depresión. En Gran Bretaña ya se sabe cuál. A mí me produce congoja que se vayan los ingleses. Algunos analistas lo consideran un hasta luego (al platu volverán, arbeyus). Entienden que los británicos volverán antes o después, para eso sólo hace falta que se mueran unos miles de abuelos y entren al censo otros tantos elementos de las nuevas generaciones. Los escoceses ya han dicho que no esperarán y volverán antes. Y está por ver si los norirlandeses no se lían otra vez a bofetadas. Una penita, y tengo un par de imágenes muy significativas. La primera es de hace tiempo, de una mani a favor del remain. La mirada del niño que sujeta el globo concentra toda esa melancolía. La otra es de ayer mismo: el eurodiputado socialista Rory Palmer llora al final de su última sesión en el Parlamento de Bruselas, al que ya no volverá. 



Entre los que han expresado su convencimiento de que sus hijos asistirán a la vuelta de su país a Europa si es que se les admite de nuevo, está el parlamentario de los Lores John Kerr. La entrevista que pueden leer AQUÍ es muy significativa. Ahora queda un año de transición en el que hay que perfilar determinadas cuestiones económicas no cerradas en la negociación, además del peliagudo tema de la frontera entre las dos Irlandas, que durante este año va a seguir prácticamente igual, abierta, de forma provisional. En fin, estas son las consecuencias de la tontuna del señor Cameron, sumadas al ensayo de como manipular un proceso electoral mediante fake news, procedimiento que se probó aquí antes de ser usado por Trump para ganar (como se demostró en el Blog, Post #829), y sumado también al resurgir de un nacionalismo rancio y aislacionista con un fuerte olor a naftalina. Todo muy lamentable.

En cuanto a la mayoría absoluta obtenida en las últimas elecciones generales por el señor Boris Johnson, para mí se explica por dos motivos. Uno, el hartazgo del pueblo inglés sobre el tema del Brexit, en el que han estado enmierdados tres años. La gente estaba tan aburrida y hastiada del asunto que ha votado porque se termine de una puta vez. Por eso han apoyado al único que ofrecía un camino claro para salir del atolladero, aunque sea un impresentable y todos lo sepan. Ojo, que esta es una vía que intentarán recorrer los catalanes: conseguir que todos estemos tan hartos de su prusés, que acabemos votando mayoritariamente que se vayan. Pero hay otra razón poderosa en Gran Bretaña en mi opinión: la antipatía que destila la figura del antagonista Corbyn. Es que ese tío es un sieso, que además no se definió sobre la cuestión clave. Y llego a pensar que mucha gente apoyó a Johnson con tal de no votar a semejante matiti. Ya saben que yo le doy mucha importancia a estos factores. Por ejemplo, estoy convencido de que Hillary perdió en buena medida porque es una antipática. 

En fin, que muchos jóvenes ingleses tendrán años para echar de menos los programas Erasmus y la posibilidad de viajar libremente por Europa sin tener que atravesar fronteras y de hacer amigos sobre la base de una identidad común continental. O, dicho en términos poéticos, que sentirán arder sus brazos por el anhelo de abrazar a sus coetáneos europeos, lo que nos lleva otra vez al soul y al franchute que se hace llamar El Tío Soul y sus maravillosas performances. Les voy a dejar de propina el vídeo de la versión de estudio del tema de The White Stripes con el que he empezado este post, el que yo escuché ayer por la tarde en El Mercado de la Reina. El vídeo es muy bueno, puesto que escenifica el sueño tipo del mirón, para lo que utiliza a una chica ciertamente guapa. Y el arreglo soul del tema, con un punto funky y unos toques de ska, tiene bastante gracia. Además, por supuesto de lo bien que canta este joven, que domina con soltura los fundamentos del soul, algo que yo capté entre el ajetreo y el ruido del bar. Les pido que se tomen este texto como un post de descanso después del de las elecciones yanquis, pero no se confíen que ya tengo en preparación otro sobre el conflicto con Irán. Disfruten del finde caluroso en el que estamos y pórtense bien.  


4 comentarios:

  1. No sé si funcionará este enlace.
    https://twitter.com/ibonpereztv/status/1222852882061582337

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    1. Hola Paco, en los comentarios no se pueden poner enlaces directos, pero sí su dirección para hacer un corta-pega. He visto el vídeo que me mandas y es bastante gracioso, en la línea de los Monty Pithon. Lo terrible es que parece tener bastante de verdad. El que le tenía muy pillado el rollo a los ingleses era el guionista de Asterix, que los pontaba todo el tiempo tomándose un té con una nube de leche.

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  2. Lo malo es que esa escapada británica de Europa puede desembocar en un Reino Unido satélite de los EE.UU. de Norteamérica y eso no sería bueno para nadie.

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    1. Para los Estados Unidos, Inglaterra es un lejano mosquito tratando de llamar la atención de un elefante. No tendrán mucho futuro por ese lado, mejor harían de mirar hacia el continente que tienen al lado. Los escoceses lo tienen clarísimo.

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