martes, 23 de abril de 2019

829. La mejor conferencia jamás escuchada

Con ese encabezamiento me la envió (por Facebook) mi ex-profesor de inglés, el bueno de Ed. No sé si es la mejor conferencia jamás vista, pero es extraordinaria y muy oportuna: confirma lo que ya les vengo yo contando hace un tiempo: el escándalo de Cambridge Analytica y cómo la votación sobre el Brexit y la elección de Trump fueron adulteradas. Esta señora se llama Carole Cadwalladr y es la persona que investigó el tema y lo sacó a la luz. Harta de que no pase nada con lo que ella averiguó, ha saltado a los Estados Unidos y ha pronunciado esta conferencia en el marco TED, que acaba de colgarse en la red (todavía no está entera en Youtube, por lo que han de pinchar el link abajo). Miren ustedes en sus conciencias, si no se han dejado influir por mensajes del lado oscuro, recibidos por Facebook o Whatsapp. O por lo que vierte cada día El inMundo. Confiemos en que en estas elecciones que vienen no se produzcan ese tipo de interferencias. Yo no estaría muy seguro. AQUÍ tienen el link. Está en inglés, pueden ponerle subtítulos en inglés. Lo de abajo es la traducción que he hecho para ustedes en exclusiva. No sé cómo pueden disfrutarla más cómodamente. Tal vez con dos ordenadores, uno con la imagen y otro con el texto. Lo único que puedo asegurarles es que merece la pena.

Bueno, el día después de la votación del Brexit, en junio de 2016, cuando Gran Bretaña se despertó con la sorpresa de descubrir que nos íbamos de la Unión Europea, mi editor del "Observer", un periódico del Reino Unido, me pidió que volviera a Gales del Sur, donde crecí,  para hacer un reportaje. Y así me fui a un pueblo llamado Ebbw Vale. Aquí está. Está en los valles del sur de Gales, que es un lugar muy especial. Es decir, que ha tenido este tipo de cultura muy acentuada de clase trabajadora, y es famoso por sus coros masculinos galeses, el rugby y su carbón. Pero cuando yo era una adolescente, las minas de carbón y las acerías se cerraron, y toda la zona quedó devastada. Y fui allí porque esta zona había registrado uno de los más altos votos a favor del Leave en todo el país. El 62% de las personas votaron allí por abandonar la Unión Europea. Y yo quería saber por qué. Cuando llegué, estaba un poco sorprendida, porque la última vez que había estado en Ebbw Vale, se veía así. Y… ahora, se veía de esta otra manera. Esta es la nueva Universidad de Enseñanza Superior, con un coste de 33 millones de libras, financiada en su mayor parte por la Unión Europea. Y este es el nuevo Centro Deportivo, parte de un proyecto de regeneración urbana de 350 millones de libras, que está siendo financiado por la Unión Europea. Y este es el nuevo Plan de Mejora de Carreteras, con 77 millones de libras de presupuesto, y hay una nueva línea de tren y una nueva estación de ferrocarril, y todo está siendo financiado por la Unión Europea. Y no es que todo esto sea un secreto, porque hay grandes señales como esta por todas partes. (Risas; el cartel dice: Fondos Europeos, invirtiendo en Gales). Tuve esa especie de extraña sensación de irrealidad, paseando por la ciudad. Sensación que llegó a un punto crítico cuando me encontré a un joven delante del Centro Deportivo, que me dijo que había votado por el Leave porque la Unión Europea no había hecho nada por él. Estaba harto de eso. Y por toda la ciudad, la gente me decía lo mismo. Me decían que querían recuperar el control, que había sido uno de los slogans de la campaña. Y me dijeron que estaban aun más hartos de los inmigrantes y de los refugiados. Ya habían tenido suficiente. ¿Qué era lo raro? Porque paseando por allí no me encontré ningún inmigrante ni ningún refugiado. Encontré a una mujer polaca, que me dijo que era prácticamente la única extranjera de la ciudad. Y cuando comprobé las cifras, descubrí que Ebbw Vale tiene realmente una de las tasas de inmigración más bajas del país. Así que estaba un poco desconcertada, porque realmente no podía entender de dónde estaba la gente sacando su información. Porque eran los periódicos sensacionalistas de la derecha los que habían publicado todas esas historias sobre la inmigración, aunque esta zona es un reducto del ala más izquierdista del laborismo. Pero, cuando salió mi artículo, una mujer se puso en contacto conmigo. Era una mujer de Ebbw Vale y me contó que todo este rollo lo había visto en Facebook. Le pregunté: ¿qué rollo? Y ella me contestó que todas esas cosas aterradoras sobre la inmigración, especialmente sobre los turcos. Así que traté de encontrarlo. Pero allí no había nada. Porque no quedan archivos de los mensajes que la gente había visto, o de lo que había sido colgado en sus páginas de noticias. No hay rastro de nada, todo ha sido borrado. Y este fue el gran referéndum, que tendrá este profundo efecto para siempre en Gran Bretaña –ya está teniendo un profundo efecto: los fabricantes japoneses de coches, que venían a Gales y al noreste para sustituir los puestos de trabajo de la minería, se están largando fuera por culpa del Brexit. Y todo este referéndum se celebró en la oscuridad, porque tuvo lugar en Facebook. Y lo que sucede en Facebook se queda en Facebook, porque en cuanto lees una nueva noticia, se desvanece, así que es imposible investigar nada. Así que no tenemos ni idea de quién vio qué cosas, o que impacto tuvieron, o qué datos se usaron para orientar a esas personas. O incluso quiénes pusieron esos mensajes, o cuánto dinero se gastaron, ni siquiera de qué nacionalidad era. Pero Facebook sí lo sabe. Facebook tenía las respuestas a estas preguntas, pero se negó a dárnoslas. Nuestro Parlamento ha pedido muchas veces a Mark Zuckerberg que viniera a Gran Bretaña y nos diera esas respuestas. Y cada vez se negaba. Y ustedes se preguntarán por qué. Porque lo que yo y otros periodistas hemos descubierto es que se cometieron diversos delitos durante el referéndum. Y tuvieron lugar en Facebook. Porque en Gran Bretaña hay un límite para el dinero que se puede gastar en unas elecciones. Y esto es así porque en el Siglo XIX la gente andaba por ahí con literalmente carretillas de dinero en efectivo y simplemente compraba a los votantes por la calle. Así que aprobamos leyes estrictas para que eso no sucediera. Pero esas leyes ya no funcionan. Este referéndum se llevó a cabo casi enteramente on line. Y usted puede gastarse cualquier cantidad de dinero en anuncios en Facebook, o en Google o en Youtube, y nadie lo sabrá porque son compartimentos estancos. Y eso es lo que sucedió. Realmente no tenemos ni idea de la amplitud de esto. Pero sabemos que en los días anteriores a la votación del Brexit, la campaña oficial por el Leave lavó casi tres cuartos de millón de libras a través de otra entidad involucrada, que nuestra comisión electoral ha dictaminado que era ilegal, lo que está denunciado a la policía. Y con este efectivo ilegal, la campaña por el Leave esparció una ola de fuego de desinformación. Anuncios como este. (76 millones de turcos se están adhiriendo a la Unión Europea). Esto es una mentira, una completa mentira. Turquía no se está adhiriendo a la Unión Europea. Ni siquiera está en discusión que se una a la Comunidad Europea. Y muchos de nosotros nunca vimos estos mensajes, porque no éramos el objetivo de ellos. Vota Leave identificó un pequeño sector de gente a la caracterizó como persuadible. Y ellos sí los vieron. Y la única razón por la que estamos viendo esto ahora es porque el Parlamento obligó a Facebook a entregarlos. Y quizá ustedes puedan pensar: –bueno, sí, fue un poco de gasto excesivo, unas cuantas mentiras. Pero este ha sido el mayor fraude electoral en el Reino Unido en 100 años. En una votación que se celebra una vez en cada generación, que se jugaba sólo en un uno por ciento del electorado. Y este fue sólo uno de los delitos que se cometieron durante el referéndum. Hubo otro grupo, que fue perpetrado por este hombre, Nigel Farage, el que está a la derecha de Trump. Y su grupo Leave-USA, también violó la ley. Violó las leyes electorales británicas y las leyes de protección de datos británicas, y esto también está denunciado a la policía. Y este otro señor, Arron Banks financió esta campaña. Y, en otro caso separado completamente, está siendo investigado por nuestra Agencia Nacional del Crimen, nuestro equivalente del FBI, porque nuestra comisión electoral concluyó que no se sabía de dónde venía ese dinero. Incluso si era o no dinero británico. Y ni siquiera voy a entrar en las mentiras que Arron Banks ha dicho sobre su relación encubierta con el gobierno ruso. O en el extraño momento en que Nigel Farage mantuvo varias reuniones con Julian Assange, o con Roger Stone, el amigo de Trump ahora imputado, inmediatamente antes de dos filtraciones masivas de Wikileaks, ambas con datos que beneficiaron a Donald Trump. Pero les diré que el Brexit y Trump estuvieron íntimamente relacionados. Este otro caballero que ven en la foto, me dijo que el Brexit fue el tubo de ensayo para Trump. Y sabemos que son las mismas personas, las mismas empresas, las mismas bases de datos, las mismas técnicas, el mismo uso del odio y el miedo. Esto es lo que estaban publicando en Facebook. Y ni siquiera quiero llamar a esto una mentira (inmigración sin asimilación igual a invasión), porque yo la siento más como un delito de odio. No tengo que decirles que el odio y el miedo están siendo sembrados on line por todo el mundo, no sólo en Gran Bretaña o en USA, sino también en Francia y en Hungría y en Brasil y en Myanmar y en Nueva Zelanda. Y sabemos que existe esa oscura corriente que nos conecta a todos a nivel mundial. Y esto fluye a través de las plataformas tecnológicas. Pero sólo vemos una pequeña parte de lo que está sucediendo en la superficie. Y yo sólo me enteré de algo sobre este oscuro basurero, porque empecé a investigar sobre la relación de Farage con Trump, en una empresa llamada Cambridge Analytica. Y me pasé meses rastreando a un ex-empleado que se llamaba Christopher Wiley. Y él me explicó cómo esa compañía, que trabajaba tanto para Trump como para el Brexit, había elaborado perfiles políticos de la gente, para entender sus miedos individuales, para orientarlos mejor, a través de sus mensajes de Facebook. Y lo hicieron recopilando ilícitamente los perfiles de 87 millones de personas de Facebook. ¡Les tomó un año entero de trabajo para que Christopher los tuviera en su disco! Y yo tuve que transformarme de guionista de largometrajes en reportera de investigación para averiguarlo. Y él fue extraordinariamente valiente, porque el propietario de la compañía era Robert Mercer, el multimillonario que financió a Trump, quien amenazó varias veces con demandarnos para parar la publicación. Pero finalmente lo conseguimos y hasta adelantamos un día la publicación. Y tuvimos otra amenaza legal. No de Cambridge Analytica esta vez, sino de Facebook. Nos dijeron que, si publicábamos eso, nos demandarían. Pero lo hicimos de todas formas (Aplausos). Señores de Facebook, ustedes estaban en el lado equivocado en esta historia. Y estuvieron también en el lado equivocado cuando se negaron a darnos las respuestas que les demandábamos. Y es por esto que estoy aquí. Para dirigirme directamente a ustedes, los dioses de Silicone Valley (Más aplausos). Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg y Larry Page y Sergey Brin y Jack Dorsey. Y a vuestros empleados y a vuestros inversores también. Porque hace cien años, el mayor peligro en las minas de carbón de Gales del Sur era el gas grisú. Silencioso, letal e invisible. Es por eso que ponían abajo canarios, para comprobar el aire. Y en este masivo, global, experimento on line que todos estamos viviendo, nosotros en Gran Bretaña hemos sido los canarios. Nosotros somos el test de lo que les sucede a las democracias occidentales, cuando leyes electorales de cien años son destrozadas por la tecnología. Nuestra democracia se ha roto, nuestras leyes ya no funcionan, y no soy yo quien lo dice, es nuestro Parlamento, que publicó un informe diciendo esto. Estas herramientas tecnológicas que ustedes han inventado, han sido maravillosas. Pero ahora son la escena de un crimen. Y ustedes tienen la evidencia. Y no basta con decir que lo harán mejor en el futuro. Porque para que tengamos alguna esperanza de evitar que esto suceda otra vez, tenemos que saber la verdad. Y quizá ustedes piensen: –Vaya, esto fueron sólo unos cuantos mensajes, y la gente es más lista que eso ¿no es cierto? A lo que yo diría: –Buena suerte con eso. Porque lo que la votación del Brexit demuestra es que la democracia liberal está rota. Ustedes la han roto. Esto no es una democracia, sembrando mentiras en la sombra, pagando eso con dinero ilegal, Dios sabe de dónde. Eso es subversión. Y ustedes son el complemento necesarios de eso (aplauso largo). Nuestro Parlamento ha sido el primero en el mundo en pedirles cuentas, y ha fallado. Ustedes están literalmente fuera del alcance de la ley británica –y no sólo de las leyes británicas; hay nueve parlamentos, nueve países representados en esta mesa, a la que Mark Zuckerberg se negó a ir y dar explicaciones. Y lo que ustedes no parecen entender es que esto es más grande que ustedes. Es más grande que cualquiera de nosotros. Y esto no va de derechas o izquierdas, de Leave o Remain, de Trump o no Trump. Esto va de si va a ser realmente posible o no tener unas elecciones libres y justas algún día. Porque, tal como está, no creo que sea posible. Así que mi pregunta para ustedes es: ¿esto es lo que quieren? ¿Es así como quieren que la historia les recuerde? ¿Cómo los mamporreros del autoritarismo que está surgiendo por todo el mundo? Porque ustedes querían conectar a la gente. Y ahora se niegan a reconocer que esa misma tecnología nos está separando. Y mi pregunta para todos los demás es: ¿Es eso lo que queremos? ¿Para que se salgan con la suya? ¿Y seguir sentados jugando con nuestros móviles mientras cae esta oscuridad? La historia de los valles del sur de Gales es la de una lucha por nuestros derechos. Y esto no es sólo un simulacro, es un punto de inflexión. La democracia no está garantizada y esto no es algo inevitable. Tenemos que luchar y tenemos que ganar esta lucha y no podemos dejar que las compañías tecnológicas tengan un cheque en blanco de poder, es algo que nos concierne, a ustedes, a mí, a todos nosotros. Nosotros somos los únicos que tenemos que recuperar el control (aplausos finales).

6 comentarios:

  1. Tema muy interesante, formato un poco disuasorio. El texto es una transcripción traducida, sin puntos y aparte. Esto lo hace bastante arduo de leer. Imagino que gustará a los que estén aprendiendo inglés, para verlo, como usted dice, con dos pantallas. No es mi caso. No se me ocurre cómo se podría hacer más asequible.

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    1. Bueno, yo creo que se puede disfrutar aunque no se esté aprendiendo inglés. Además, con los subtítulos y mi traducción, el inglés se va aprendiendo solo. Por eso me he tomado el trabajo. Si conociera una forma mejor de presentar este tema, la hubiera hecho.
      Por cierto, la página te permite hacer unos subtítulos y subirlos. Después de una somera revisión, los cargan. El problema es que ahora mismo yo no tengo tiempo de hacer eso.
      Le agradezco sus críticas constructivas.

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  2. Impresionante y aterrador el discurso de Carol Caldwalladr.

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    1. Sí, es tremendo, pero esto ya lo sabíamos y yo lo conté en algún post no hace mucho. Lo impresionante es la fuerza y la convicción con que esta señora lo plantea y cómo anima a luchar contra una guerra que no considera perdida.

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  3. Aunque se había contado por algunos medios está muy bien que esta periodista nos recuerde a todos que nuestra democracia está en peligro y que son los legisladores los que tienen que poner su esfuerzo para sacar adelante leyes para que se persigan estos delitos tecnológicos. Y a los legisladores les elegimos los ciudadanos.

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    1. Hola Ana, no sé si nos conocemos. En cualquier caso, este es tu primer comentario en el blog con tu nick, así que me corresponde darte la bienvenida y animarte a seguir comentando lo que te plazca, que siempre será bien valorado y agradecido.
      Efectivamente, la conferenciante pone el acento preciso sobre un tema muy grave, que no debemos dejar de tener en cuenta, porque sin duda sigue sucediendo.
      Saludos cordiales.

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