martes, 19 de febrero de 2019

811. En pleno vértigooooo

Qué le vamos a hacer, el presidente Sánchez no lee mi blog, o si lo lee no le hace ni puto caso, así que finalmente tendremos elecciones el día de San Pánfilo. Calculo que ha pesado más en su ánimo la posibilidad de mejorar sus actuales 84 diputados y ganarle a la trifascia sedicente. En pocas ocasiones se va a encontrar enfrente una derecha tan fragmentada y un enemigo tan grotesco y repulsivo como el sudoroso Casado, a quien sólo hay que ponerle un micrófono delante para que pierda votos a puñaos. Lo que pasa es que Sánchez se lo va a tener que currar, porque ahora no está precisamente muy boyante. Si no cambian mucho las cosas, el resultado va a estar, como el Gordo de Navidad, mu repartío. Y con la posibilidad de que la aritmética del sistema electoral (en virtud de la cual, el voto de un señor de Soria o de Gerona vale más que el mío), incline el fiel de la balanza final entre los dos grandes bloques a uno u otro lado por un quítame allá esos votos. Tiempo habrá de hablar de todo ello.

Mientras tanto, yo sigo mi programa. Pasado mañana me voy a París, de donde vuelvo el domingo 3 de marzo. Desde el 15 de marzo en adelante, el proceso Reinventing Cities absorberá todas mis energías, con un breve descanso para la Semana Santa. Y luego vendrán las Elecciones Locales, en las que se juega mi continuidad o no como funcionario municipal. Tengo el compromiso con mi jefa de seguir en el curre hasta dichas elecciones y planeo quedarme en los meses de verano, en los que el horario se reduce en una hora y el trabajo suele ser llevadero. A partir del 15 de septiembre es cuando vuelve a regir el horario completo y en ese entorno es cuando tal vez me dé por jubilarme. Puede que me lo tome con más calma si gana la señora Carmena, pero desde ya proclamo que no estoy dispuesto a trabajar para los pedorros de Ciudadanos, los nuevos upeydeiros. Me refiero obviamente a la segunda acepción de la palabra pedorro, según el WordReference: molesto, desagradable, irritante, cargante. Hablaremos de todo esto a su tiempo.

Como ven, no me van a faltar entretenimientos. Pero es que en estos últimos días tampoco he andado escaso de diversión. Por ejemplo, el viernes me pasé toda la mañana participando en un recorrido por el distrito de Vallecas Villa, con un grupo de vecinos de inscripción libre, organizado en el marco del proyecto europeo Eccentric. Este proyecto, en el que participa mi Dirección General, consiste en que Bruselas nos da un dinero a una serie de ciudades (previo concurso) para actividades de participación y reflexión sobre el urbanismo, no para financiar ninguna obra. Durante la actividad, recorrimos el Campus Sur, en donde visitamos el INSIA, centro de investigación sobre el automóvil, La Escuela de Moda, uno de los solares incluidos en Reinventing Cities, el entorno del Hospital Infanta Leonor, que hemos incluido en otro proyecto europeo (EUROPAN), además del casco del antiguo pueblo de Vallecas, estructurado en torno al bulevar García Lorca. Terminamos con una cerveza en el remozado mercado municipal. A mí me tocó hablar tres veces, para contar Reinventing, EUROPAN y nuestro Plan Estratégico de Regeneración Urbana. Aquí tienen una de las fotos que me hicieron.



Desde el mercado de Vallecas Villa me fui corriendo al bar El Bocaito, cerca de Cibeles, donde diversos compañeros celebramos nuestros cumpleaños que eran en estos días, e invitamos a cerveza a unos cuantos amigos. Apenas tuve tiempo de dar una cabezadita, porque luego me fui al teatro, a ver una obra que no me gustó especialmente, pero que me sirvió para quedar con mi amigo X y otros colegas, con los que luego cenamos moderadamente, que ya llevábamos un día cargadito. Pero el sábado hube de levantarme pronto, asearme y afeitarme, para desplazarme luego al Centro para la Innovación La Nave, en Villaverde. Allí se presentaba la candidatura conjunta Carmena-Errejón, en un acto unitario. Había una cola de unos dos kilómetros, pero yo conozco el centro, sé por dónde se entra al aparcamiento y exhibí ante el vigilante ecuatoriano mi carné municipal, además de las canas y la veteranía, para que me levantara la barrera. Una vez en el parking me dirigí a la puerta y conseguí colarme entre los de la prensa. Así me pude sentar en la fila 2 que, si no, no veo ni hostia.

Entre cumpleaños, preparación del viaje, reuniones con los equipos concursantes del Reinventing y ocupaciones varias, yo sigo subido a mi tabla de surf, disfrutando del vértigo del sinvivir en que consiste mi actividad cotidiana. Si algún día vuelvo a mi adorada San Francisco, esta vez no dejaré de desplazarme unos 180 kilómetros al sur para visitar el pequeño pueblo costero de Carmel. Ese lugar tiene algunas peculiaridades, como el hecho de que uno de sus vecinos más ilustres, el gran Clint Eastwood, fuera su alcalde durante dos o tres años, en los 80. Pero además alberga una de las misiones originales que edificó Fray Junípero Serra a lo largo de la costa californiana, completada por una basílica construida en 1918. Fue en esta iglesia, precisamente, donde el no menos grande Alfred Hitchcock ambientó la escena más icónica de su obra maestra Vértigo, que pueden repasar AQUÍ.

Por lo demás he de decirles que, desde el pasado día 1 estoy yendo al trabajo en coche, como un señor. Los primeros días con un tráfico aligerado y fluido por la huelga de taxis. Es este un gremio con el que no me identifico para nada; como colectivo me parecen un grupo de comportamientos gremiales y gangsteriles que lucha por perpetuar una situación de monopolio creada en tiempos felizmente pasados. Y que tienen su guerra perdida: yo he usado en un par de ocasiones el Cabify y no hay color en cuanto a servicio, educación, amabilidad, etc. He de confesar que a lo largo del año apenas uso el servicio del taxi. Así que la huelga no me afectó para nada. Cuando se dedicaron a boicotear el Fitur, al lado de mi trabajo, yo estaba en La Coruña. Y desde el día 1, pude circular por la ciudad, disfrutando de un lenguaje circulatorio con excelente sin-taxis. Luego volvieron a circular, dando vueltas y vueltas vacíos para pillar clientes al descuido y volvió la congestión y la contaminación.

Les cuento también que ya he tenido las primeras negociaciones con la casa Toyota con motivo del próximo vencimiento de los tres años del Auris que sigo utilizando. Y ya he dado mi conformidad con el cambio a un modelo más actual. Será el mismo coche, pero nuevo, con un par de cambios: el nuevo modelo se volverá a llamar Corolla (sólo se cambió a Auris en España, por ese prurito hortera que nos hace cambiar los nombres de las cosas) y mi nuevo contrato será esta vez por cuatro años. Vendrá además con navegador integrado, algo que nunca he tenido y que he echado de menos en muchos viajes, en los que me ha costado un huevo encontrar mi destino. La remesa de los nuevos Corolla no ha llegado todavía, así que seguiré con mi viejo Auris (de tres años) hasta que me avisen.

Es momento de dejarles. El próximo post desde París. Mi plan es volar el jueves y buscar la casa de mi anfitrión Alain Sinou, que me ofrece alojamiento para dos noches. El jueves tengo cena en su casa con todos los profesores de su cátedra. El viernes iremos juntos a la universidad para una clase/debate de tres horas. Luego comida en la propia facultad y una tarde para que me enseñe sus rincones favoritos de París (creo que está más ilusionado incluso que yo con el programa). El sábado me trasladaré a casa de mi hijo Kike, en donde me alojaré hasta el jueves, día en que me voy a Lille a ver a su hermano. La vuelta el domingo en el TGV directamente al aeropuerto Charles De Gaulle, en donde tengo el vuelo de vuelta a las 12.30. Un plan fabuloso. Y, ya que estamos con el vértigo, les voy a dejar de propina un tema del grupo irlandés U2, titulado precisamente así. El vídeo, bastante impactante, haría incluso las delicias del propio Escher. No se pierdan tampoco el comienzo con esa cuenta chusca: uno, dos tres, catorce.  Pónganlo en pantalla grande. Y sean buenos.



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias amigo. Efectivamente, me lo estoy pasando de puta madre hasta ahora.

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  2. Que lo pase bien en París. El vídeo del final está muy bien elegido: expresa perfectamente la sensación de vértigo que quiere usted transmitirnos. Mi pregunta: ¿no es un poco cansado para usted tanta actividad?

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    1. Miré, amigo, estoy tan ocupado viviendo el presente, que no tengo tiempo de pensar en si estoy o no cansado.
      Recuerde que he corrido maratones. En medio de una de esas carreras uno no puede pararse a pensar si está cansado. Yo nunca me lo permitía a mí mismo.
      Un abrazo.

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