jueves, 28 de agosto de 2014

279. Empezando un nuevo curso

Estos momentos finales del mes de agosto tienen cada año un punto fundacional, naciente, nuevecito, como a estrenar. Es un tiempo lleno de expectativas: ¿qué nos deparará el año que empieza? Porque, a todos los efectos (administrativos, políticos, educativos, contables), el año empieza ahora. Otra cosa es que a finales de diciembre la costumbre imponga una absurda parada de tres semanas para celebrar el cambio de año cristiano a golpe de turrón y zambomba. Los chinos, los islámicos y los judíos no interrumpen sus actividades tanto tiempo, que yo sepa. Este de ahora es también el momento de los planes, de las grandes intenciones: este año me pongo a dieta, o empiezo a hacer ejercicio, o me lanzo a estudiar inglés, o me decido a hacer esas obras en la casa que hace años que debería haber emprendido.

Muchos de mis seguidores entran al blog a ver si cuento alguna intimidad, en general por una sana curiosidad, aunque hay más de un cotilla. Normalmente mis posts hablan de temas externos, que me preocupan o me parecen interesantes o en los que descubro algún matiz que me parece suficiente para escribir sobre ello, hacer alguna reflexión, o simplemente bromear un poco al respecto. Creo que ya hago suficiente striptease mental con las opiniones que deslizo en esos textos, que esas opiniones y valoraciones dan una idea bastante precisa de mi forma de pensar y que no tengo por qué desvelar aspectos más íntimos o personales. Ya cuento bastantes cosas de mi vida, aunque esto no sea un egoblog.

Hasta ahora no he sido capaz de definir una etiqueta que agrupe los textos en que hablo de mí mismo. Tengo etiquetas de movilidad, running, rock, nacionalismo, pedos, La Situación y otras similares. Pero ¿cómo etiquetar los textos en los que hablo de mi persona? He considerado algunos nombres (yo, mi vida, mi salud, mis confesiones) pero no me gusta ninguno. Todos traducen un punto trascendente que no me mola nada, yo no soy Paulo Coelho. El otro día, tomando unos vinos con Lisardo, me dio la solución. Por cierto que mi amigo tiene un color estupendo y está más gordo desde que se ha jubilado. Hablamos de mil cosas y al final salió el tema de cómo etiquetar los textos en que hablo de mí mismo. Dice Lisardo que en el mundo del Blog, las cosas se dicen siempre en inglés: se usa el numeral inglés, se habla de posts, hangouts y todo lo demás. De acuerdo con eso, él me propone crear una nueva etiqueta que se llame About me. Este hombre es un verdadero genio.

Lo que pasa es que tendré que echar un vistazo hacia atrás, a ver qué textos se merecen esa etiqueta. Un propósito adecuado a este momento del año, el de las buenas intenciones y los planes que luego nunca se cumplen. Por ejemplo, éste sería un post a incluir en esa etiqueta About me. Porque hoy les voy a contar algunas cosas. Todo son buenas noticias (si tuviera alguna mala no la contaría aquí). Ya saben que este es el hogar del optimismo, que aquí se mantiene el ánimo contra viento y marea, que, como dicen algunos de mis críticos, vivo en los mundos de Yupi y a mucha honra. Aquí no se permiten desfallecimientos, este blog es el reducto del entusiasmo, de la ilusión, del pensamiento positivo. El antídoto del pesimismo.

Hablando de pesimismo, supongo que saben que el rey de los pesimistas fue el pensador Emil Cioran, nacido en Rasinari, aldea perdida de la Transilvania profunda. En uno de mis recientes recorridos senderistas, la ruta nos llevó a pasar por delante de su casa natal, a la que hice la foto que les pongo abajo. En realidad, Cioran se fue a París a los 26 años y ya no se movió de allí (escribía en francés). Su primer libro publicado se llama nada menos que En las cimas de la desesperación. Le he llamado pensador, y no filósofo, porque su filosofía se resume en una idea: todo es una mierda y, en consecuencia, para qué vivir. Lo mejor es tumbarse en una cama y dejar pasar el tiempo. La verdad es que no le faltaba razón, pero siguiendo su línea no se llega a ninguna parte. Si acaso, a la locura. El pesimismo de este hombre dejaba chiquito a Shopenhauer, otro que tal. Para éste, el pesimismo era la forma más acertada de acercarse a la realidad. Pero al menos no animaba a tumbarse en la cama.


Vamos con las buenas noticias. Finalmente, el urdangarín de 3 mm. extraído en su día de mis entretelas más profundas, ha sido declarado inocente e inofensivo por el alto tribunal anatomo-patológico encargado de juzgarle. A lo mejor piensan que he intentado darle emoción a este asunto retrasando la publicación del veredicto, pero lo cierto es que el informe se había perdido. A mi vuelta de Rumanía, lo encontraron y me lo entregaron en medio de un montón de disculpas. Si el resultado final es bueno, estas cosas no tienen importancia. Y para colmo, tampoco tengo helicobacter, como me anunció erróneamente el tipo que me introdujo el ojo de Dios por mi agujero mejor guardado. Al final, la cosa se ha quedado en “señales compatibles con posible gastritis crónica  inactiva”. O sea, nada. Me dicen que, según el protocolo, no debo volver hasta dentro de 5 años, pero que, como soy un pesado, que vuelva cuando me dé la gana.

La segunda buena noticia. He empezado a correr y la cosa va marchando. Quiero decir que me duele la espalda, pero no más de lo que me ha estado doliendo en los siete meses (7) en que he estado parado. Sigo a rajatabla mi nueva rutina. Antes de salir, me embadurno la espalda con Traumeel y me envuelvo en una faja de neopreno, de esas que usan las doñas para rebajar tripa. Luego salgo despacio y voy incrementando el ritmo. Con este calor tampoco es que se pueda incrementar mucho. Además he añadido un par de ejercicios a mi tanda de estiramientos. Y procuro extremar la zancada económica que ya les he explicado. Los primeros días, me dolían tanto los cuadriceps al acabar de correr, que me olvidaba del dolor de espalda. El domingo me bañé en una piscina, hice unos cuantos largos a braza y me quedé como nuevo. Así que estoy pensando en ponerme a nadar en los días alternos, para acabar de arreglarme la puta espalda. Nadar siempre me ha resultado algo muy aburrido, pero me lo tomaría como una medicina para la espalda. Nadar para poder correr.

Por lo demás, mis hijos están ya instalados en sus nuevas localizaciones para este curso. Lucas ha dejado Nancy y se ha ido a Lille. El tren Nancy-Lille pasa por París, lo que, si miran el mapa, les dará una idea precisa del modelo de transporte ferroviario francés. Y, en cuanto a Kike, pues está ya en Seul (Corea del Sur), después de pasar tres semanas en Dhaka (Bangla Desh), trabajando de becario para el Grameen Bank (el gran invento de Mohamed Yunus, por el que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz) y una cuarta semana descansando en Hong Kong. Ya saben que me gusta visitar a mis hijos allá donde vayan. A Kike lo fui a ver a Rotterdam y a Lucas a Nancy. El problema es que Seul está muy lejos. Veremos.

Pasan los años y algunas cosas no varían. Hace ya casi dos años que empecé este blog, y tal vez recuerdan el post #2 Pedos de Draghi. Dos años después, la prima de riesgo está bajando a lo bestia. ¿Y saben por qué? Pues por otra declaración del señor Draghi. ¿Y que ha dicho esta vez? ¿De verdad no lo saben? AQUÍ tienen el link. En resumidas cuentas, lo que ha dicho otra vez este señor es que, si la cosa se pone fea, hará lo que tenga que hacer. Mano de santo. No me digan que exageraba con lo de los pedos. Es evidente que, cada vez que el señor Draghi se tira un pedo, baja la prima de riesgo. Esto es como el día de la marmota (supongo que vieron esa película extraordinaria). Les dejo con la imagen más reciente del señor Draghi. Yo también me descojonaría si  mis pedos tuvieran los efectos de los suyos. Sean buenos.


10 comentarios:

  1. Lo malo es que la cosa ha durado dos días. Hoy se ha vuelto a disparar la prima y ha vuelto al valor anterior a lo que usted comenta.

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    1. El efecto de los pedos es efímero, querido amigo. Y hay un conocido refrán que dice: todo lo que sube, baja.

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    2. Mi más cordial y sincera felicitación por el resultado del análisis del urdangarín 3 mm. pero, ¿cómo se puede perder un informe de esas características que, supongo, no está escrito por una mecanógrafa y archivado en una carpeta de anillas, sino en un ordenador y archivado en guardar como?. En fín, no te molestes en explicármelo. Enhorabuena y nada más. Un abrazo. Alfred

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    3. Pues parece que se imprime, se firma y sella, se dobla en tres, se mete en un sobre cerrado y se manda al servicio de Medicina General. Servicio al que nunca llega. Ante mi reclamación, supongo que constatan que el informe se perdió en algún agujero negro y proceden a imprimir otra copia. A mi me cuentan otra historia, la del informe perdido y hallado en el Templo, como Jesús. De todas formas, yono estaba preocupado. Un urdangarín de 3 mm. no es un problema grave, aun en el peor de los casos: que lo declaren culpable. Al menos eso me dicen tus colegas médicos. Un abrazo, amigo.

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    4. Pues aunque no sea un egoblog me encanta tener buenas noticias de ti y de lo bien que le pueda ir a tus hijos, así que entre otras cosas de las que hablas, por mí encantado de la parte about you.
      Las entradas de movilidad también me resultan interesantes, además de instructivas dado tu conocimiento profesional del asunto.
      Por cierto de la bici por Madrid, de la que ya comenté algo a raíz de una entrada tuya, tengo otras reflexiones debido a nuevos datos. El que las bicis que ha puesto la Botella sean eléctricas cambia las ideas respecto a lo que escribí en aquel momento. El que haya cambiado mi bici de los años setenta, con desarrollos de cambio para joven, por una mountain bike con desarrollos que valen en ciudad para la tercera edad, me ha hecho retomar la bici más en serio. Por ahora como entretenimiento y recuperación de forma, pero no la descarto del todo como transporte alternativo pese al sudor. En este agiornamento no solo he paseado por Arturo Soria - que parece llana pero es un sube y baja - y carriles bici cercanos, sino que he subido hasta la estación de Chamartín y hecho otras escaladas varias. La frontera hacia el centro que desde mi casa significa la M30, la he estado cruzando siempre sin problemas paseando con mis niños, incluida la cuesta de Ventas calle de Alcalá hacia un lado y hacia el otro.
      El carril bici es un éxito. Tanto es así que está saturado: los que corren, los que van con muletas, los que van en patines, los que van en silla de ruedas, los que llevan carritos con niños, los ancianos, los niños, todo el mundo prefiere ir por el carril bici que está lisito y no como el enlosetado de la acera. Aparte de ir esquivando a toda la multitud, me he comprado un timbre para ir avisando y que no se lleven el susto cuando ya me tienen muy cerca.
      A pasearme en bici por Madrid Río todavía no he ido. Mira si en el tiempo que te queda de estar en el Ayuntamiento consigues que lo cambien a una cota media. No sé a quién se le pudo ocurrir hacerlo abajo del todo, que luego para volver a casa hay que pedalear todo el tiempo cuesta arriba.

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    5. Querido amigo, me alegra mucho que hayas recuperado la bici. Yo sigo emperrado en seguir corriendo, pero creo que antes o después terminaré viéndome forzado a dejarlo. Ese día, me quedará la bicicleta. Tengo una de esas mixtas, que me permiten moverme por la ciudad, pero la uso poco y me da miedo circular por la calzada. Yo sí he ido a Madrid Río desde Atocha, dejándome caer por la acera del Paseo de las Delicias, entre improperios de los peatones a pesar de que voy casi con un pie en tierra, hasta el carril bici del Pasillo Verde, que te lleva al Parque de Atenas, junto al Campo del Moro y el Madrid Río. Allí se llega uno a la Casa de Campo por un lado, o al parque de Bofill por el otro. También me ha tocado alquilar bicis en algunos de los chiringuitos que han puesto por allí. El problema es que los sábados y domingos la lucha por el espacio urbano es dura y despiadada y ya me han contado de ciclistas a los que han sacado a hostias del jardín tras algún amago de atropello. Gracias por todos tus comentarios, espero que hayas pasado un buen verano. Lo que siento es que no se anime más gente a entrar a contar aquí sus historias.

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  2. Su visión de Cioran es muy elemental. Este señor es una de las cumbres del pensamiento actual, a la altura de Freud y otros. La estructura de sus razonamientos es irrebatible y de ahí lo terrible de sus conclusiones. No sé si es muy correcto que frivolice usted al respecto.

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    1. En cuestiones filosóficas nunca he pretendido superar ese nivel elemental que usted me adjudica acertadamente. Tengo varios amigos que adoran los textos de este señor. Aparte de eso, no creo haber dicho nada que sea mentira. Si le he ofendido, le pido sinceras disculpas. Comprenderá usted que un optimista como yo no le tenga una especial simpatía a este gran pensador del siglo XX. A pesar de ello, me fotografié ante su casa natal y ante el instituto donde estudió en la ciudad de Sibiu. Pero son fotos privadas que no voy a colgar en el blog.
      Dicho esto, le agradezco su comentario.

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  3. No le conozco y no me interesan tanto sus temas personales como sus apreciaciones y valoraciones de asuntos por los que siento curiosidad y sobre los que suele usted sorprenderme. No le molestará entonces que le diga que lo más me ha gustado de este post es la foto de Dragui. Creo que esa foto contiene la esencia de muchas de las cosas que nos están pasando. Gracias y, por supuesto, hable usted de lo que le venga en gana, es su blog, faltaría más. Yo sólo le doy mi opinión.

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    1. Gracias, a mí también me parece que la foto es lo mejor de este texto.

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