martes, 29 de octubre de 2013

191. El viejo Lou ya no cabalga más

Nos estamos quedando en cuadro. Este verano JJ Cale y ahora el viejo Lou. A los dos los había citado en mi blog previamente, espero no ser yo el cenizo. En el caso de Lou Reed, encabecé con un verso suyo el post #140, “Sobre el próximo Nobel de Literatura”. A Lou Reed ya no le darán nunca el Nobel de Rhythm’n blues, ni le telefoneará el Presidente para comunicárselo, como fantaseaba en la estrofa citada. Era un tipo duro, un vaquero urbano, un superviviente. Pero un trasplante de hígado no es cosa baladí. Y menos a los 71 años. En fin, cuando alguien se muere, se tiende a ponderar lo bueno que era, lo majo, lo solidario, etc. En la prensa de ayer encontrarán las correspondientes y oportunas hagiografías. Pero esto es un blog y aquí yo digo lo que me da la gana, aunque no sea oportuno ni correspondiente.

La prensa le puso la etiqueta de tipo antipático y áspero, porque daba pocas entrevistas y era bastante borde con los periodistas, a los que no soportaba. Para mí era más bien un tipo con una personalidad poderosa, dominante, solitario, un poco taciturno y con tendencia a ir a la contra todo el tiempo. Era capaz de escribir poemas y relatos muy buenos, y trasladarlos al escenario sobre un sonido de guitarras muy característico. Sus letras contaban lo que pasaba en los barrios extremos de Nueva York en los sesenta, en un ambiente de droga, prostitución, travestis, chaperos, noctámbulos y músicos callejeros. Lou era el cronista de ese escenario marginal, aunque no era una persona que se hubiera criado en ese tipo de ambientes.

Nacido en Brooklyn, de una familia de clase media, cuentan las leyendas que siempre fue un chico inquieto, rebelde y enfrentado con cualquier autoridad, hasta el punto de que sus padres lo llevaron a un psiquiatra y éste hizo con él algo que ahora nos parece horrible, pero en esos años estaba a la orden del día: aplicarle unos cuantos electroshocks, a ver si se tranquilizaba. Unos años más tarde ingresó en la Syracuse University, donde permaneció hasta completar su carrera de letras. Allí se relacionó con poetas y escritores, empezó a escribir y no tuvo especiales problemas con sus profesores. De vuelta en NY, empezó a interesarse por el lado más sórdido de la ciudad y a tocar por los bares con su guitarra.

A mediados de los sesenta formó una banda mítica, la Velvet Underground. Yo he escuchado sus discos con verdadera predisposición a que me gustaran mucho pero, sinceramente,  me parecen muy malos, lo siento. Ya sé que esto es una especie de herejía para determinados sectores; que eran el grupo patrocinado por Andy Warhol y todo eso, pero, qué quieren que les diga, a mí me parecen unos petardos. Sobre todo, eran un grupo muy desigual. Reed era su principal activo, una especie de fuerza de la naturaleza. Cantaba, tocaba la guitarra, escribía todas las letras, se ocupaba de los arreglos. Los demás no estaban a su altura.

Los demás eran John Cale y cuatro mataos. John Cale (el culpable de que mi admirado JJ Cale se tuviera que cambiar su nombre artístico, porque había otro John Cale famoso antes que él) era un estudiante galés de música clásica que compartía piso con Lou y que, tras disolverse el grupo, hizo sus pinitos en el terreno de la música contemporánea, donde nunca consiguió gran renombre. Ya mayor, se dedicó a explotar el hecho de haber pertenecido a la banda maldita supermitificada. Además de Cale, había un bajo cuyo nombre no recuerdo, ni tengo ganas de mirar en la Wiki. Y una rubia llamada Nico, que estaba en el grupo en calidad de tía buena, porque se limitaba a lucir palmito, tocar la pandereta y cantar alguna canción si le dejaban.

Esta Nico, ya fallecida, también explotó lo que pudo el hecho de haber pertenecido a la Velvet. Años después, la vi en un concierto al que asistimos unas quince personas, en la desaparecida Sala MM, en La Guindalera. En ese tiempo era una señora ya más fondona, de cara triste, que musicalmente no era ningún portento. Y me falta la batería, Maureen Tucker. Esta no estaba en el grupo en calidad de tía buena (o sea que no debía de tocar muy mal la batería). Lo cierto es que era fea de cojones, disculpen la bastez, y lo sigue siendo ahora que se ha convertido en una de las más relevantes dirigentes del Tea Party. A su fealdad física añade ahora su ruindad ideológica.

Con semejante banda la cosa no tenía mucho futuro, a pesar del patrocinio de Warhol. En 1971 Reed se deshace de sus colegas y respira aire fresco. Compone nuevas canciones y busca como comercializarlas. Y tiene la suerte de que se cruce en su camino el gran David Bowie. En esos años El Duque está en pleno éxito, es el músico que más vende. Bowie escucha los nuevos temas de Lou y decide convertirse en su productor. Además proclama en unas declaraciones que Reed es su maestro, que el bueno es él y que se quita el sombrero ante su música. El disco se llamará Transformer y sale en noviembre de 1972 (hace la friolera de 41 años). Es un disco extraordinario que no ha perdido vigencia. Lo mejor de Reed está en ese disco. Nunca igualará su calidad, ni la exquisita producción de Bowie, con quien ya no volverá a colaborar.

Reed se ve de pronto en plan estrella superventas, un papel que detesta. En 1973 aprovecha el éxito para hacer un disco más de su gusto, Berlín, mientras su productora saca por su cuenta la grabación de una actuación suya que se llamará Rock’n Roll Animal. Los dos discos salen prácticamente a la vez y no se venden mal por el tirón del Transformer, pero aquí se acaba su carrera como estrella multitudinaria. Ambos discos son muy buenos. Berlín es depresivo y muestra la cara más amarga y conflictiva de Reed. El otro es realmente una animalada.

A partir de ese punto álgido, Lou rompió con su productora y se dedicó a escribir, que era lo que más le gustaba (estuvo escribiendo hasta su muerte); alguna gira que otra, que de algo había que comer, y poco más. Sus nuevas canciones eran prácticamente recitados de sus poemas, con un fondo de guitarras que confiaba a otros músicos. Cosechó un cierto reconocimiento como poeta. Y fue admitido en los medios intelectuales, sobre todo después de su unión artística y sentimental con Laurie Anderson, una artista muy respetada en esos medios. Pero nunca igualó el impacto ni la calidad de su disco Transformer. Diré que, como poeta, es bueno, pero no alcanza ni de lejos a Bob Dylan.

Su figura se relacionó durante mucho tiempo con un cierto malditismo suburbial, un poco lúgubre, ligado a una supuesta adicción a las drogas, un perfil que él mismo cultivó por un tiempo. Sus letras en Heroine o la extraordinaria Wating for the man, donde relata la ansiedad de la espera por el proveedor, abonan esa teoría, alimentada por la leyenda de que, en mitad de algunas actuaciones, tenía que parar a que le inyectasen su dosis en el mismo escenario. La realidad es que eso formaba parte de una performance muy de la época (en entrevistas posteriores, Lou mostró su desprecio hacia los que habían interpretado que la cosa era de verdad). Las malas lenguas dicen que Reed le daba más a las anfetaminas y al alcohol, algo coherente con que años después reapareciera gordo, lozano y en plena forma. En otro post les contaré mi experiencia en un fallido concierto de Lou Reed en 1980. Ahora creo que no hay mejor homenaje al genio colérico y malhumorado, que escuchar un par de temas de su obra maestra Transformer. El primero el famoso Vicious, un auténtico himno.




El segundo se llama Perfect Day y es una canción misteriosa, que ha suscitado numerosas interpretaciones. En medio de un surtido de letras en donde se habla de camellos, travestis, bujarrones, proxenetas y homeless, Reed se descuelga con una letra sencilla que cuenta una tarde en un parque (posiblemente el Central Park, o tal vez el Prospect  Park de Brooklin, su barrio). Alguna gente pensó que pretendía burlarse de la vida aburrida de la gente normal. Falso, Lou Reed no bromeaba con estas cosas, ni casi con nada. Otros dijeron que le hablaba a la heroína (por el verso que dice “me mantienes enganchado). Tampoco lo creo: ¿para qué hablar en clave, si todo el mundo daba por hecho que se drogaba, y eso vendía entonces? Por supuesto que Reed nunca quiso explicar el significado de la canción.

Yo tengo mi propia interpretación. Creo que la letra retrata el momento de descanso del trasnochador compulsivo, junto a la chica del barrio que le gusta y que es una chica formal. El tipo sabe que pertenece a la noche, a las tinieblas, a ese mundo marginal tan atractivo y tan destructivo a la vez. Es un semidelincuente que sabe que acabará mal. Pero se permite un descanso en un parque y disfruta de una normalidad que le está vedada. Y le canta a su chica que esa normalidad, que ella vive y él finge, es maravillosa. Es una de las canciones más tristes que he escuchado nunca, reveladora de la ambivalencia de Lou Reed, de su espíritu atormentado que le llevaba a los medios más sórdidos, pero con una cierta mala conciencia que le hacía añorar esa normalidad mediocre de la que siempre se sentiría excluido. Aquí tienen la canción. Abajo les pongo la letra y su traducción. Descansa en paz, viejo cowboy.




Perfect day, (Lou Reed 1972)           Un día perfecto

Just a perfect day,                                             Sólo un día perfecto,
Drink Sangria in the park,                                Bebimos Sangría en el parque,
And then later, when it gets dark,                   Y luego más tarde, cuando oscureció,
We go home.                                                      Nos fuimos a casa.
Just a perfect day,                                              Sólo un día perfecto,
Feed animals in the zoo                                   Alimentamos animales en el zoo,
Then later, a movie, too,                                   Luego más tarde, también una película,
And then home.                                                  Y luego a casa.
Oh it’s such a perfect day,                                Oh, qué día tan perfecto,
I’m glad I spent it with you.                               Estoy contento de haberlo pasado contigo.

Oh such a perfect day,                                      Oh, que día tan perfecto,
You just keep me hanging on,                       
Me sigues teniendo enganchado,
You just keep me hanging on.                       
Me sigues teniendo enganchado,

Just a perfect day,                                             Sólo un día perfecto,
Problems all left alone,                                    Todos los problemas nos dejaron en paz,
Weekenders on our own.                                 Domingueros a nuestra bola,
It’s such fun.                                                       Es tan divertido.
Just a perfect day,                                             Sólo un día perfecto,
You made me forget myself.                           Me hiciste olvidarme de mí mismo.
I thought I was someone else,                       Pensé que era otra persona,
Someone good.                                                 Alguien bueno.
Oh it’s such a perfect day,                                Oh, que día tan perfecto,
I’m glad I spent it with you.                               Estoy contento de haberlo pasado contigo.

Oh such a perfect day,                                      Oh, que día tan perfecto,
You just keep me hanging on,                        Me sigues teniendo enganchado,
You just keep me hanging on.                        Me sigues teniendo enganchado,
You’re going to reap just what you sow,       Sólo vas a recoger lo que sembraste,
You’re going to rea
p just what you sow,       Sólo vas a recoger lo que sembraste,
You’re going to reap just what you sow,       Sólo vas a recoger lo que sembraste,
You’re going to reap just what you sow…    Sólo vas a recoger lo que sembraste…

8 comentarios:

  1. Se nos fue otro de la familia querido amigo...ya vamos quedando menos...
    Por otra parte creo que los "electroshocks" obraron un milagro en este caso.
    Un abrazo fuerte.
    http://youtu.be/6FPTBrBGZGY

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    1. Pues no se me había ocurrido pensarlo, pero efectivamente, parece que los electroshocks fueron efectivos. El tiempo pasa y vamos teniendo bajas, qué le vamos a hacer.
      Releyendo mi texto, creo que exagero un poco. Después de 1973 Reed hizo algunos discos bastante buenos, sobre todo Coney Island Baby, y también el New York, en el ochenta y tantos. Pero ninguno iguala al Transformer. Queda hecha la corrección. Y desde luego, sus letras siguieron siendo muy interesantes.

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  2. Amigo, la canción Perfect day todo el mundo la identifica con la placidez que produce un pico de heroína, parecida al efecto del opio. Por eso, por ejemplo, en la película Trainsppoting suena esa canción cuando el protagonista se desvanece tras un chute y acaba en un hospital al borde de la sobredosis.

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    1. Cada uno es libre de creerse lo que quiera. Ya he aclarado que lo que digo es mi propia interpretación de la canción. En los años en que molaba drogarse, algún periodista listillo hizo la interpretación que usted dice y ya todo el mundo la dio por buena. Puede que el director de Trainspotting crea eso, o sólo la utilizó para mostrar el nirvana de una dosis alta de caballo. Pero yo sigo en mis trece. Mi interpretación se basa en fundamentos sólidos, que le detallo.
      1.- La expresión "you keep me hanging on" se utiliza más entre enamorados que en el mundo de la droga. Expresa la frustración del tipo (o tipa) que está enganchado de un amor y no se siente correspondido, por lo
      que le dice a la otra parte: "me tienes enganchado". Hay hasta una canción extraordinaria de Las Supremes con ese título.
      2.- Si alguien se hubiera molestado, como yo, en hacer una traducción de la letra, creo que llegaría a la misma conclusión. Si Lou le habla a la heroína, ¿qué sentido tienen versos como el que dice que se cree otra persona, alguien bueno? ¿O la frase final repetida veinte veces?
      3.- No me imagino a un tipo duro como Lou, dedicándole esos versos a una sustancia blanca en polvo. No era tan hortera.
      Yo creo que Lou fue un icono del que vendieron una imagen, con su consentimiento. Una imagen que ayudó a "ponerlo en el mercado". Luego vio el efecto pernicioso que esa imagen producía entre decenas de jóvenes y dio marcha atrás, como hicieron John Lennon, Dylan y tantos otros. Y pasó a cabrearse cada vez que un periodista le volvía a preguntar cuánto había de cierto en sus adicciones de juventud.
      Pero si usted cree que Perfect Day habla de un chute de heroína, no soy yo quien vaya a bajarle del burro. Está en su derecho.

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    2. No es que lo crea yo, es que lo cree todo el mundo.

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    3. Es usted cabezota. Muy bien. Había dicho: unos hacen la interpretación A y otros la B. Rectifico. Todo el mundo menos yo se inclina por la interpretación A. Yo sigo creyendo en la B. Mentiría si dijera lo contrario. Supongo que así se queda usted conforme. Un saludo.

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    4. O sea que, además de antinacionalista furibundo, es usted antidroga. Pues mi más sincera enhorabuena. El típico que ni disfruta ni le gusta que los demás lo hagan.

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    5. ¡¡Ole, mi niño!! Ahora me lo explico todo. Era usted el troll nacionalista. Ya le echábamos de menos por estos lares; sobre bases como las nuestras se cimentan las grandes amistades. Le diré que disfruto mucho con un montón de cosas. Y sí, soy antinacionalista furibundo y berrendo, y a mucha honra. Lo de la droga es diferente. Respeto lo que cada uno quiera hacer con su cuerpo y recomiendo información. No me parece mal que la gente se drogue, si se informa previamente de los riesgos, efectos secundarios, ventajas, inconvenientes, etc. Y me parece mal la propaganda que hacen o hacían algunas figuras del rock hace tiempo. Los más listos supieron echar el freno en este aspecto de la propaganda. Los menos listos o más incautos se quedaron en el camino.
      Ahórrese responder de nuevo porque ya no le voy a contestar, este diálogo ya huele, mejor entre en otro post y pruebe a camuflarse de nuevo.

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