lunes, 14 de octubre de 2013

186. Herniados

Cuando yo era pequeño, recogía los periódicos que desechaba mi padre para ojearlos, leer las viñetas, hacer los crucigramas y ver los santos. En casa se compraba el ABC y La Voz de Galicia, era lo que había en la época. Allí, en las últimas páginas, junto a los crucigramas y las esquelas, había siempre unos grandes anuncios que proclamaban mensajes de este tenor (copio directamente de la Hemeroteca del ABC, pg.6 de la primera edición del 11 de mayo de 1948): ¡Herniados! Con el Súper Obturador Hernius Automático, sus problemas han terminado. Este moderno aparato, el más perfecto, cómodo y seguro, sin tirantes, peso, bulto ni presiones, contiene y reduce la hernia sin notarse que se lleva. Consígalo en el Gabinete Hernius, calle de la Montera, 32, 2º. Venga a visitarnos, tenemos soluciones personalizadas para usted. En este link, pueden ver una página de El Heraldo de Madrid, de fecha indeterminada, que incluye anuncios destinados a los herniados, además de otros para los borrachos y los nerviosos: http://hemerotecadigital.bne.es/pdf.raw?query=id:0000962502&lang=es&log=19310103-00000-00015/El+Heraldo+de+Madrid

A mí estos anuncios, como los del Depurativo Richelet Vitaminado, la Cafiaspirina, el Uromil para la reúma, los Cachets Collazo para la blenorragia, el Optalidón, el supercrecepelo Urania, los parches Sor Virginia o los litines del Doctor Gustín, me remiten a una época superada hace mucho, que se pierde en la neblina de los cincuenta, un tiempo en blanco y negro, como las imágenes del Nodo. Y miren ustedes por dónde, ahora resulta que el futbolista supersónico, el ironman estratosférico, el icono del siglo XXI que ha fichado el Real Madrid para deslumbrar a propios y extraños, pues resulta que está de baja por una dolencia de postguerra, de los tiempos de la sarna y las purgaciones. El señor Florentino ha pagado cien millones por un herniado.

No es mi estilo burlarme de la desgracia ajena, pero no me digan que la cosa no es como para esmendrellarse de risa. Los del Barça habrán de estar frotándose las manos: otra Liga a la buchaca sin despeinarse. Bueno, con permiso del Atlético que resistirá numantinamente hasta donde le lleguen las fuerzas. La peripecia épica del David del Manzanares, frente a los dos Goliaths del fútbol patrio, genera apoyos y entusiasmos en las instancias más insospechadas. Mi amigo Gonzalo Hidalgo Bayal, escritor extremeño de prosa atormentada y compleja, poeta de lo imposible y ensayista de lo abstracto, mantiene un blog desde hace unos cinco años en el que tengo que confesar que a veces entro y no entiendo nada de lo que quiere expresar. 
 
Bueno, pues unos días antes de la pasada Final de la Copa del Rey Madrí-Aleti (donde esta vez no hicimos el ridículo internacional de pitar masivamente el Himno Nacional), el bueno de Gonzalo bajó del Olimpo que habita en compañía de sus atareadas musas, para colgar en su blog este verso breve, sintético, brillante y con la dificultad añadida de rimar esdrújulas:

VATICINIO
Si aun hay justicia poética
En aqueste mundo herético
Esta copa penibética
no hay estética sin ética
Ha de ganarla el Atlético

Acertó Gonzalo en su pronóstico, y desde entonces el Atlético ha ganado prácticamente todos sus partidos, mientras que el Madrí no levanta cabeza. Encima, para pagar la adquisición del herniado, han tenido que traspasar a su mejor jugador desde Zidane, ese alemán medio turco llamado Mesut Ozil, que ostenta una de las miradas más inquietantes del fútbol actual. Cuando se fue al Arsenal londinense, la prensa más afín a la caverna madridista lanzó el mensaje de que Mesut se había ido porque él había querido, y que se había equivocado al marcharse a un club claramente inferior y sin el pedigrí del Madrí. Ahora, mientras el Madrí se arrastra por la liga española, el Arsenal es el líder de la Premier, y Mesut encabeza el ranking de asistencias, es decir, es el jugador que ha dado más pases de gol de toda la liga inglesa. Además, maravilla a los británicos con sus malabarismos con un chicle, que pueden ver en este vídeo.



El día que el herniado portentoso sea capaz de hacer una cosa así, empezaré a tenerle en consideración. Aunque, quita-quita, mejor que ni lo intente, no sea que se le salga la cadera. Se me ocurre que, en una transacción financiera del tamaño de la que ha sustentado la compra del galáctico lisiado, habrá una serie de cautelas, por si el producto no se ajusta a lo estipulado. Cuando uno se compra, por ejemplo, una lavadora, y no consigue hacerla funcionar, pues vuelve a El Corte Inglés, hace una reclamación y le dan otra. A lo mejor el crack demediado está todavía en garantía y Florentino puede reclamar que le traigan otro. Por cien millones, hasta podrían darle dos o tres jugadores, tal como está el mercado.

Cuando a uno lo estafan, tiene que pelear para recuperar su dinero. Por ejemplo, el coche que yo alquilé en Escocia, me lo han cobrado dos veces y aquí me tienen dando la bronca. Otro día les contaré la historia de este pleito insignificante, en el que he encontrado el inesperado apoyo del Banco donde tengo la tarjeta Visa de la que me cobraron las dos veces. Los señores del Banco, lo primero que han hecho es ingresarme la cantidad cobrada de forma indebida y decirme que me olvide del tema, que ya ellos lo pelean con sus gabinetes jurídicos. Pues digo yo que eso podía hacer el señor Florentino: a ver, ustedes me reingresan los cien millones de pavos, y luego se entienden con el instituto Hernius, o con quien corresponda.

La forma de combatir externamente una hernia, sin intervención quirúrgica, es un adminículo de nombre bastante elocuente: braguero. En los comienzos del siglo XX, los bragueros eran parientes de la faja de ballenas, el sostén-panza para embarazadas (también utilizado por ciertos caballeros), los tirantes ortopédicos del doctor Levine y otros inventos de la ortopedia con fines estéticos. Pero ya en los cuarenta, los modernos bragueros del doctor Boer, sólo conservaban de sus antecesores el nombre. La forma de estos artilugios se había estilizado hasta tal punto que se reducían a una cinta minúscula con una pieza dura para el lugar de la lesión.

Según el DRAE, la palabra braguero tiene otra acepción menos conocida. Se llamaban así las sujeciones que inmovilizaban a los cañones de los barcos para que, al disparar, el retroceso no fuera muy grande. Un cañón de varias toneladas que se pone en marcha es difícil de parar por los marineros y puede herir a alguien, o saltar por la borda. Eso es lo que hace a veces la lavadora de mi casa: cuando centrifuga, se pone tan contenta que sale a la mitad de la cocina a saludar. Supongo que debería ponerle un braguero para lavadoras. Tal vez deba consultar al respecto con el señor Florentino. Un tipo capaz de emplear tan bien su dinero, no creo que tenga muchos problemas para arreglarme la lavadora. De momento, la marcha de su equipo en los campeonatos que disputa, tiene a los forofos todo el día con el braguero puesto por si acaso. 

Duerman bien y no sean malos.

6 comentarios:

  1. La historia del Supermán baldado es tan ridícula como cabreante. ¿De dónde saca el tito Flo los cien kilos? Más la renovación de Cretino Ronaldo. Estas cosas influyen también en la imagen bananera de nuestro país. ¿Quien pude confiar en nosotros con semejante desmadre?

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    1. Procure usted no indignarse más de la cuenta. Es malo para la salud. La sociedad Real Madrid es próspera, tiene muchos y variados ingresos y, como negocio, marcha viento en popa. Otra cosa es que a usted o a mí nos parezca antiestética la ostentación de poder del tito Flo, como usted lo llama. Usted se indigna y yo hago risas con motivo del baldamiento de su nueva y flamante estrella. Baldamiento que, espero, sea pasajero y se cure rápido, el chaval no tiene la culpa de que se vuelvan locos con sus músculos y me parece menos creído que el Cretino que usted dice, que por cierto, está cada vez menos tonto (a lo mejor es que se le está pegando algo de Casillas). Y tampoco hay que extrapolarlo a la situación del país, que es la que todos sabemos; sería injusto echarle la culpa de ella al Real Madrid. Si usted quiere, podemos culpar a ACS, pero no en exclusiva, no con menos delito que el resto de las inmobiliarias de la burbuja. Un saludo.

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  2. Recuerdo la cantidad de remedios para males diversos de aquella época, pero en especial uno del que mis padres se servían para aumentarme el apetito. Benditos sean.
    https://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&docid=mXVyG8SGCU4npM&tbnid=NwiKhPUHLtxnVM:&ved=0CAUQjRw&url=http%3A%2F%2Fwww.todocoleccion.net%2Fquina-santa-catalina~x3926272&ei=9BhdUu-eNOiu0AXLtoDQDg&bvm=bv.53899372,d.Yms&psig=AFQjCNGADx1D7KXJjyfuCFxdaRzdN-Glnw&ust=1381919197274850
    Un abrazo.

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    1. Sí señor, la auténtica Quina Santa Catalina. Era una especie de vino dulce de poca graduación, que se daba a los niños inapetentes. ¿Quien iba a pensar entonces que llegaríamos a comer como comemos? La verdad es que con cerveza uno se come lo que le echen

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  3. Oye, Emilio, que los parches Sor Virginia han vuelto. En la SER los anuncian a mediodía y, según proclaman, son eficacísimos para remediar los dolores musculares, reumáticos y demás alifafes por el estilo.

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    1. Bueno es saberlo, pero espero que no los necesitemos, ni tú ni yo. Me encantan algunas de las palabras que afloran en este Blog. "Alifafes", de reminiscencias moriscas, era un término que usaba mucho mi madre, para describir esos pequeños achaques que sufrimos los veteranos, que ya vamos teniendo diversos "ruidos", como los coches. Lo de la buchaca también es bastante clásico. Y un amigo me pregunta si esmendrellarse es término galaico. Pues no señor, es de patente inequívoca asturiana, pero no conozco otro que describa su sentido de forma tan gráfica.

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