jueves, 13 de agosto de 2020

965. Contra el confinamiento mental

¡¡Uff!! Después de un post tan intenso como el anterior, recupero un poco el ritmo agostí o agostudo para seguir mirando alrededor. Qué quieren que les diga, esto del virus tiene muy mala pinta. Quiero decir que otras pandemias, como la de la peste negra o la gripe mal llamada española de 1918, vinieron a durar de tres a cinco años y aquí no llevamos ni uno. Sí, podemos hacer-como-si, pensar que es lo mismo ver un partido de fútbol sin espectadores, o un concierto de rock en Youtube pero, joder, yo añoro el poder infiltrarme en la masa, el sentir los sudores, los olores, el tacto, los sentimientos a flor de piel, la calidez de las miradas, la gestualidad completa sin mascarillas ni distancias sociales de mierda. Ya saben que soy un solitario sociable y urbano, a mí no me entusiasma el campo, no me gusta estar en medio de una pradera, acosado por los mosquitos y el sol abrasador. Si hacía senderismo, era sobre todo por contar con una plataforma en la que me encontraba con un grupo de amigos con los que pasar unos días.

Pero a mí lo que me gusta de verdad es la ciudad, la calle, el personal deambulando, los escaparates, los barrenderos, los carteros, los tenderos sacando brillo a su puerta por las mañanas, las conversaciones en voz alta, las librerías, las exposiciones, los bares, las terrazas, los mercados, los parques, los músicos callejeros, las mujeres urbanas vestidas para gustar y sin miedo a que les den el coñazo. Esto es, globalmente, lo que echo de menos. Y, porque estoy convencido de que todo eso volverá, que, si pensara que esto es para siempre, me moriría de nostalgia y de saudade. Salir a la calle ahora, me trae a la memoria aquella canción de mi adolescencia coruñesa que sintetizaba toda la añoranza del amor perdido o no correspondido, la contradicción suprema de sentirse solo en medio de la muchedumbre urbana: Ciudad Solitaria. Cantaba esa canción en 1964 la gran Mina, conocida como La Tigresa de Cremona, que se esforzaba con la dicción para la versión en español, por entonces obligada. Escúchenla sobre estas imágenes sugerentes de ciudades, amores y de la propia diva.


En fin, que esto del confinamiento va para largo, que va a costar mucho volver a lo que éramos, aunque al final yo estoy convencido de que nos cagaremos en la Covid-19, volveremos a tocarnos, a querernos, a acariciarnos, a abrazarnos. Bueno, por mi parte ya les he dicho que yo voy dando abrazos a diestro y siniestro, sin miedo alguno. Pero, en general, tendremos que seguir un tiempo fingiendo que vivimos como los animales sociales que fuimos un día. Dentro de este paripé, en el que todos hacemos-como-si, los músicos del rock que, como ha dicho Diego el Cigala, viven al día como los gitanos, rectifican todo el rato la fecha de sus conciertos de reaparición. Antes eran a mediados de agosto, ahora ya son en octubre. Como les conté, el concierto macro que iba a dar la banda de Boston Aerosmith, en el Wanda Metropolitano a primeros de julio pasado, se pospuso a julio del año que viene.

Pero tengo un dato aun más preocupante, de una institución que no tiene nada que ver con el rock y tampoco se puede decir que viva al día. Hablo de la City Parks Alliance, la asociación que agrupa a los gestores y conservadores de todos los grandes parques urbanos de las ciudades norteamericanas. Esa asociación organiza cada año, más o menos en julio, un congreso nacional que se llama Greater and Greener (G&G). Tal vez recuerden que yo intervine como ponente en el G&G 2012, en Nueva York, exponiendo el proyecto Madrid Río, como ya se ha contado en el blog unas diez o doce veces, porque es uno de los hitos mayores de mi historia reciente. Desde entonces estoy suscrito a la Web de la asociación y al tanto de sus novedades. En 2019, el G&G se celebraba en Denver, la capital de Colorado, ese estado donde se legalizó hace unos años la marihuana y a cuya fiesta del Fourth Twenty correspondían las fotos que les mostré en un post reciente en el que se hablaba del tema.

Durante la preparación del G&G 2019, me puse en contacto con la organización para ver si querían que fuera a contar algunas de las actuaciones que proponía la señora Carmena, como el Itinerario de Miradores de Vallecas. Se interesaron por el tema y yo les dije que, por mi experiencia anterior, estaba al tanto de que ellos no pagan los gastos de los participantes en sus congresos, lo que, añadido a que en Denver (Colorado) no se me ha perdido nada (al contrario que en Nueva York), me llevaba a indicarles con todos mis respetos que mi presencia estaba condicionada a que tuvieran algún tipo de atención conmigo. No me contestaron y la cosa se perdió en el vacío de lo imaginado y nunca sucedido. En cuanto al G&G 2020, hace meses que se anunció su suspensión, como no podía ser de otra manera.

Pero ya está en marcha el G&G 2021, a celebrar en Philadelphia. De hecho, la página Web de la Alliance abrió hace un par de meses el plazo de inscripción de ponencias para dicha edición. El plazo se acababa el 31 de julio. A pesar de todo el trabajo que tenía, me ocupé de dar de alta una ponencia, sobre el proyecto Bosque Metropolitano, la propuesta estrella del equipo de Ciudadanos, que nuestra Dirección General ha dotado de contenido, un proyecto que ya está en marcha y empieza también a venderse: sobre él versó mi intervención en el reciente webinar de la red Metrópolis, coordinado por la guapa Lia Brum. Por cierto, les pongo aquí la imagen que ilustra la información de dicho evento en la Web de Metrópolis, que muestra una captura de pantalla a medio webinar. Lia Brum está cortada arriba en el centro izquierda.







Inscribir una ponencia en un congreso no es como sacar un billete de avión. Hay que hacer un abstract del proyecto y aportar imágenes, además de currículum y foto del conferenciante. Todo eso se hace en inglés y yo me inscribí a mí mismo, consciente de que en julio de 2021 ya estaré jubilado, pero pensando en que mi jefa o mi compañera M. pudieran sustituirme, teniendo en cuenta que, por esta vez, se admitían excepcionalmente las intervenciones telemáticas, lo que las aliviaría de la eventualidad de tener que viajar a su costa a Philadelphia, o confiar en que les pagase el viaje el Ayuntamiento, que tampoco está para tirar el dinero. Además, por lo que sé de ella, Philadelphia es una ciudad que tampoco debe de tener mucho que ver, a pesar de la canción que Bruce Springsteen compuso para la película Philadelphia, 1994, con un Tom Hanks estremecedor. ¿Cómo? ¿Que no la conocen? ¡Joder! pero si le dieron el Óscar a la mejor canción entre todas las películas de 1994... ¿En qué mundo viven ustedes? Esto hay que solucionarlo enseguida.  


Sólo un genio como el Boss puede expresar tantos sentimientos en apenas tres minutos. Pero volvamos al G&G 2021. Presentada la propuesta en plazo, habríamos de aguardar al mes de diciembre, a que se reuniera el Comité de Selección para elegir la lista definitiva de ponencias, descartando las restantes. Como esta vez el proyecto que queremos mostrar es contundente, ambicioso y en perfecta sintonía con la temática del mundo Greater and Greener, se me ocurrió reforzar la candidatura telemática con una gestión personal, a la vieja usanza. Conservaba el contacto de la Directora Ejecutiva de la City Parks Alliance, Catherine Nagel (cherchez la femme). Esta señora fue muy amable conmigo y fue una gestión personal suya la que consiguió que su organización hiciera una excepción y me pagara la mitad del vuelo a Nueva York.

Ya he contado que yo me apunté al G&G 2012 creyendo que iba a gastos pagos, que luego averigüé que no, que amagué con no acudir y que entonces negociamos una solución intermedia. Y cómo eso cambió mi mentalidad viajera para siempre. Catherine fue el alma de esa negociación. Luego, en persona, resultó ser una típica señora americana, delgada, rubia, elegante, ojos claros, con laca en el pelo y collar de perlas, inteligente, educada, próxima, atenta a todos los detalles del congreso, con aire de madre de familia progresista y muy currante. Ella fue también la que me presentó al alcalde Bloomberg en la recepción final que nos dio el Ayuntamiento en la Gracie Mansion, como también he contado. Así que le escribí un correo, que comenzaba diciendo que no estaba seguro de que me recordase y seguía informándola de que nos habíamos inscrito en el G&G 2021 y nos haría mucha ilusión participar contando un proyecto tan interesante como el Bosque Metropolitano.

Me contestó enseguida. Claro que me recordaba. Me dijo una cosa que yo no sabía: que el G&G 2012 fue el primer congreso que se organizó con ese nombre y esa envergadura. Que para ella fue una ocasión inolvidable, de la que yo había formado parte, y estaba encantada de que después de tantos años continuara en contacto con la organización, algo que me agradecía so much. Y que haría lo que pudiera con los del Comité de Selección para ver si nos elegían. Este intercambio de correos fue con copia a mis jefes inmediatos, para presumir un poco y que vean lo que se pierden cuando no entran a mi trapo de hacerme funcionario emérito. Hasta aquí todo era maravilloso, pero hace un par de días me llegó una carta de la organización con malas noticias. A la vista del avance de la pandemia en USA y en el mundo, la City Parks Alliance ha decidido suspender el G&G 2021 y trasladarlo a julio de 2022.

Por eso traigo aquí esta historia, además de por presumir también un poco con ustedes, para qué negarlo. Si la City Parks Alliance suspende su gran evento anual de 2021, después de haber hecho lo mismo con el de 2020, es que las cosas están verdaderamente negras. En fin, que tendremos que seguir haciendo de la necesidad virtud. En mi caso, seguiré observando el entorno y cocinando mis reflexiones para servírselas luego en el blog. Por ejemplo. El gran encierro comenzó en el mes de marzo, en medio de un terror tremendo a un enemigo cuyo poder letal era por entonces una incógnita. Si al tercer mes del año le sumamos nueve, nos vamos a diciembre. ¿No piensan ustedes, como yo, que estas Navidades va a haber un notable baby boom? Si no es así, es que estamos ya idiotizados, con tanto ordenador y tanta mierda.

Lo que sí se está registrando es un aumento de divorcios y parejas rotas (mi hijo Kike me ha contado de varias parejas de amigos suyos que han salido tarifando). Es que hay uniones que se soportan a base de no verse más que un ratito al día. Otra cosa que está al caer es la plaga de lesiones de espalda, rodillas y tobillos que va a asolar a toda esa panda que se ha lanzado a correr por los parques y las calles sin unas mínimas nociones de técnica de carrera. Tendrían que ver mi foto neoyorkina del kilómetro 21 y aprender. Y tantos otros temas relacionados. ¿Cómo habrá que hacer para ligar, con la mascarilla y la puta distancia social? ¿Serán ligues a distancia, como ciertas universidades? (dicen en México: amor de lejos, amor de pendejos). ¿Cómo harán las parejas secretas para concitar ocasiones clandestinas para sus besos robados?

Ya les he dicho que yo estoy entretenido y encantado en el encierro. Mi hijo Kike ha pasado unos días en mi casa y una tarde mantuvo una conversación con su hermano que sigue en Lille, con el altavoz puesto. Y me tocó escuchar lo siguiente: ¿Qué tal has encontrado al padre? Pues muy bien, aquí encerrado todo el día. A ratos teletrabajando y el resto del tiempo haciendo samanthing. ¿Y eso qué es? Escuchar música; es que a quien más se pone es a una tal Samantha Fish. No la conozco, ¿tan buena es? Sí, sí, cojonuda. Otro tramo de la conversación versó sobre si me debía cortar el pelo o no, que dice Kike que con estas greñas no estoy presentable. Lucas opina lo contrario, dice que me ve muy guapo. Pero esto del encierro es muy relativo. Todo el tiempo me comunico por Whatsapp con mis conocidos. Ayer le pregunté a mi amiga S. si andaba por Madrid, por ver si quedábamos a tomar algo. Me contestó que no, que justo en ese momento estaba en una playa solitaria. Y como prueba me mandó una foto en tiempo real del mar, frente a ella. En la parte de abajo de la foto asoma su pie con las uñas pintadas. Una imagen llena de toda clase de sugerencias.


Mi mundo trasciende del espacio que contienen estas cuatro paredes. Además, no siempre estoy encerrado. Por ejemplo, el otro día quedé con mi amigo X y me lo pasé muy bien. Fuimos a dar una vuelta al Jardín Botánico (primera vez que voy este verano y no es con una mujer) y nos tomamos un vermú en la terraza del parque. Luego comimos en el Matilda, donde mis amigos Fernando y Alejandro preparan un salmorejo imbatible. Subimos a mi casa y coronamos la cita con un dedalito de ginebra, lo que nos llevó directamente a los dos sofás de mi sala de estar, para una siesta de hora y media. Después, X había quedado con su mujer para ir al cine y me sumé a su plan. Ese día hice tres cosas por primera vez: montarme en el Metro, ir al cine y estrenar la mascarilla de la señora Ayuso, que dicen que no protege nada, pero yo creo que algo mejor que las quirúrgicas azulitas ya será. Por cierto, los cines dan pena de puro vacíos. Además de nosotros tres, había otros cuatro espectadores.

La segunda oleada del coronavirus está llegando antes de lo previsto, pero les repito que hay que vivir sin miedo. Ser prudentes, por supuesto, tampoco hay que ser unos bárbaros como los que construían puentes y rascacielos hace cien años y brincaban de una viga a otra a 200 metros del suelo. Pero no se puede vivir con miedo. El miedo es la base del confinamiento mental, que es el peor. España es el país más afectado de Europa, dicen, y Madrid la peor de sus ciudades, hasta el punto que ya nos llaman la Wuhan europea. Desde el mismo centro de este lugar tan peligroso, yo les exhorto a no tener miedo. He vivido en Colombo (Sri Lanka) en plena guerra civil, con toque de queda y las calles principales cortadas con checkpoints. Y también por aquí cuando los grises nos repartían estopa a los que pedíamos libertad y democracia. Perdón, eso era en Madrid. En Barna pedían llibertat, amnistía i estatut d’autonomía. Escolti tú, que no es lo mismo ¿eh?

Destierren el miedo de sus cabezas, eviten el confinamiento mental, que es algo muy nocivo. Es cierto que tendremos que seguir haciendo-como-si, fingiendo tener una vida intensa, cuando en realidad estamos encerrados en nuestra puta casa, pero finjamos también una vida plena, como esa de la que antes disfrutábamos. ¿Y cómo se hace eso? Pues con imaginación. Igual que imaginamos que salimos a la calle a hacer vida social, o al cine, cuando la realidad es que el cine está vacío y la calle llena de gente con mascarilla que te mira con aprensión, pues de la misma forma podemos soñar que somos otro, alguien libre que puede salir a explorar el universo, recorrer del mundo hasta el confín, abrazar a la gente sin miedo, flirtear sin reservas mentales. No es difícil imaginar algo así, hasta hace muy poco era el mundo que teníamos, al menos yo.

Por ejemplo, hace un año por estas fechas, yo estaba preparando mi viaje a Madagascar y por en medio tenía una escapada a París. No se nos puede haber olvidado tan rápido. Por si ayuda, podemos escuchar a Joaquín Sabina (ni lo duden que es el mejor letrista del rock patrio) y tratar de imaginarnos que somos uno cualquiera de esa larga galería de personajes que proclama que le gustaría ser y nunca será. Yo también estaría encantado de ser cualquiera de ellos, por supuesto. Con este tema, además, les dejo un regusto más positivo, que los dos anteriores eran un poco melancólicos. A las puertas del ferragosto, aprovecho para desearles que sigan disfrutando de un buen verano, dentro de lo que cabe. Y cuídense, desde luego. Pero no tengan miedo.


4 comentarios:

  1. # Pues ya que la City Parks Alliance pospone nuevamente la G&G 2021 a julio de 2022, ¿porqué no nos trae ahora aquí al Blog una buena presentación del Bosque Metropolitano, haciendo como si?

    # En efecto, la excelente foto del pié de su amiga S sugiere que la inclinación del horizonte, en cualquier momento, desplazará las aguas marinas hacia nuestra izquierda, como si.

    # Finalmente queda desterrado el sinvivir del miedo y el confinamiento mental, gracias al lacón a la gallega, los chupitos de ginebra y las generosas siestas, también como si.

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    1. Querido amigo, en la terraza de la Cruz Blanca de Vallecas ya le dimos el otro día la estocada definitiva al desánimo y la duda que amenazaba con llevarnos a una forma de confinamiento mental. Ahora tenemos claro el camino, pero hay que seguir vigilantes, que esto no se ha terminado todavía.
      La foto del pie de mi amiga también es un punto de apoyo para mover el mundo, según nos lo enseñó Arquímedes (según creo, la playa de la foto no está lejos de Siracusa).
      Por último, que quede claro, para los demás lectores, que la idea de escribir hacer-como-si con dos guiones intermedios me la sugeriste tú, entre tientos al dedalito de ginebra, aunque tu modestia te haga escribirlo sin ellos.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Pues la verdad es que el Ayuntamiento va a perder un activo importante contigo. No creo que haya muchos con un campo de actividad tan amplio y una red de contactos tan extensa. Tu jubilación sera una faena para la ciudad. Cuida de que no lo sea también para ti, que te vas a encontrar con un vacío importante. Saludos.

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    1. Mil gracias por el cumplido, pero nadie es imprescindible en estas estructuras administrativas (si lo fuera, ya me llamarían).
      Respecto a mí, espero tener suficientes entretenimientos, aunque he de tener cuidado, que la nostalgia se te cuela a veces por las rendijas de la mascarilla contra los virus del desánimo.
      Saludos cordiales.

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