jueves, 5 de diciembre de 2019

890. De Thunder Road a Supermassive Black Hole

Discúlpenme, pero estoy en un momento un poco emotivo o, como dicen las mujeres, lábil, por motivos de esos que no se cuentan en este blog, a veces algunas historias se aceleran y hay que correr mucho para poder permanecer en el sitio y no perder la posición. Así que hoy voy a empezar mi post proponiéndoles que vean un vídeo muy intenso. En este blog creo que no he hablado nunca de Melissa Etheridge, todo un símbolo del rock femenino americano. Melissa es una luchadora, lesbiana declarada, se ha casado dos o tres veces con mujeres bastante famosas también, ha superado un cáncer de mama y no dejó de salir a cantar incluso con la cabeza rapada a causa de la quimioterapia. Es una de esas mujeres que no tienen pelos en la lengua, que hacen y dicen lo que les da la gana, representante de esa mitad de América progresista que odia a Trump, como la estrella del fútbol femenino Megan Rapinoe y otras. Y en el escenario Melissa es un prodigio de energía, de entrega y de simpatía. 

El caso es que el referente musical de esta mujer ha sido siempre Bruce Springsteen, lo dice en todas sus entrevistas. Y quiero que vean el vídeo de un dúo entre los dos. Por las pintas de ambos, imagino que el vídeo tiene unos 25 años. Melissa está iniciando un tramo desenchufado de uno de sus conciertos y se larga un extenso parlamento (tengan paciencia), del que les traduzco aproximadamente lo que dice. Va a pasar a modo desenchufado y podría sentarse en una silla, pero no lo va a hacer. Cuenta luego que, cuando era joven, escuchaba un montón de músicas y hubo muchos artistas que le influyeron, entre ellos Bruce Springsteen (ruge el público), al que se refiere como a su colega (my fellow). Añade que, cuando ella metía un pen-drive en el aparato de música del coche, o escuchaba uno de esos casetes gigantescos, esa música la hacía soñar. Y su primer sueño era tocar un día con el Boss. Así que le llamó por teléfono, le dijo: Hola Bruce y se lo propuso. Y él le dijo que sí, y aquí lo tenemos. Y entonces sale el Boss al escenario, con su aire de leñador recién bajado de las Montañas Rocosas, y es acojonante la cara de bueno que tiene este hombre, la timidez de sus gestos y la humanidad de su lenguaje gestual conjunto.

Después, ella propone cantar una de las canciones de él y acometen la mítica Thunder Road, realmente una elección brillante. Porque Thunder Road resume toda la poesía, toda la épica de la narrativa del Boss en la romántica historia de un tipo que va a buscar a la mujer amada, la despierta en mitad de la noche y le propone subirse a su viejo Cadillac o Chevrolet para conducir hasta la madrugada, en busca de la tierra prometida junto al mar. Con versos magistrales como: La puerta se cierra de golpe/el vestido de Mary ondula/como una visión, baila a través del porche/mientras suena la radio/Roy Orbinson cantando para los solitarios/Hey, ese soy yo, nena y te quiero sólo a ti. O estos otros: Yo no soy un héroe/eso está claro/la única redención que puedo ofrecerte está bajo este sucio capó/que es una oportunidad de conseguirlo de alguna forma/¿Qué otra cosa podemos hacer ahora/salvo bajar la ventanilla/y dejar que el viento agite tu pelo? Y la emblemática estrofa final: Esta es una ciudad de perdedores/y yo me largo de aquí para ganar. Como diciendo: si quieres, te vienes. Esto es lo que canta Melissa Etheridge, con su voz rasposa como un fósforo que pugna por encenderse, a dúo con su autor Bruce Springsteen, con su tono de voz más acariciante. El público chilla porque casi no puede soportar tanta intensidad, tanta pasión, tanta belleza. Les pido que se lo pongan en pantalla grande y al máximo volumen. Y procuren que no se les salten las lágrimas.


No sé a ustedes, pero a mí se me ponen los pelos de punta con esta grabación. Debe de ser porque estoy lábil. Hay muchas cosas en el aire, vagas amenazas, mientras sigue la lluvia fina, que llamaremos calabobos, puesto que no estamos en Galicia. Hay huelgas en el transporte público, porque el Metro lo dejó jodido el señor Borja Carabante y la EMT empieza a ver lo que es la gestión de este caballero, anterior consejero delegado de la empresa Metro y actual concejal de movilidad, a quien desde la oposición se ha rebautizado como Borja Carburante, mote que me parece muy afortunado. El portavoz José Manuel Calvo estaba sembrado el día que le puso tal mote, y dijo también otra cosa graciosa: que la propuesta del PP es llenar la ciudad de túneles y la gente se cree que es para meter en ellos los coches, pero es al contrario, porque el PP lo que quiere es meter en los túneles a los peatones, para que la ciudad se quede libre para los automóviles. Hay que reconocer que Carburante estuvo elegante en su respuesta, diciendo que era una pena para Madrid que el señor Calvo se hubiera dedicado al urbanismo, materia en la que había mostrado una inutilidad manifiesta, porque ese día los madrileños habían perdido a un excelente humorista. No está mal. Carburante, estuvo elegante, vaya por delante, no lo duden ni un instante.

Entre la lluvia, que hace que los conductores se atocinen (en Madrid, no en La Coruña), las huelgas en el transporte y la incidencia de la conferencia COP25, la ciudad es un caos. La proximidad de las navidades tampoco ayuda a mantener el ánimo. Menos mal que las condiciones atmosféricas no favorecen la acumulación de la contaminación, que se ha reducido un 20% gracias a Madrid Central, aunque Carburante no lo quiera reconocer. Inmunes a todo ese caos urbano, los de la conferencia del clima siguen encantados de haberse conocido. Anteayer estuve en un debate en el que intervenían varias amigas mías. Me había conseguido un pase para la Zona Verde, en la que tienen lugar los llamados side events. La otra, la Zona Azul, por la que pululan los jefes de Estado, la tengo vedada. En la zona azul parece que se obsequian con los menús de Can Roca. En la verde, apenas puedes conseguirte una botellita de agua en una máquina de vending. Ese ensimismamiento de los líderes mundiales lo simboliza una instalación escultórica urbana que se ha montado estos días en Berlín. Se titula Políticos discutiendo sobre el cambio climático y es cojonuda, como pueden comprobar abajo.


Por lo demás, en el post anterior les planteé una falsa consulta a la que casi nadie se ha molestado en contestar. Como muchos se han maliciado, lo único que pretendía era hacer una crítica de esa moda de consultar a las bases, que no es más que un recurso para manipular aun más el cotarro. Tanto Podemos, como el PSOE, como ERC han consultado a las bases para ver si hablan entre ellos o no y han sacado porcentajes similares, por encima del 90% a favor del sí. No hace mucho, Ada Colau consultó a sus bases para ver si rompía su alianza con el PSC y le salió que sí. Es lo que ella quería. Porque lo primero que se manipula es la pregunta. Sólo les falta redactar las consultas de esta guisa: ¿Es usted tan gilipollas que piensa que nuestro partido debe firmar un acuerdo transversal con el partido X? O esta otra: ¿Aprobaría usted la imbecilidad de que formásemos una coalición con Y? Mi consulta planteaba una pregunta tan complicada, que, por ejemplo, mi amigo Paco Couto, me responde que no y, honradamente, no sé qué me quiere decir, si me está aconsejando que me jubile ya o que no. Pues les aseguro que la pregunta de la consulta de ERC no era menos enrevesada.

La realidad es que yo ya tengo la decisión tomada desde hace unos días, como ya se han imaginado muchos de ustedes. Y mi decisión es seguir en el trabajo hasta el final, es decir, hasta febrero de 2021. Me lo estoy pasando bien, me siento útil, mi jefa y mis compañeros me animan a quedarme, estoy haciendo un trabajo bonito en el que no estoy especialmente sobrepresionado y me pagan bien. Lo que he venido diciendo de que me parecía penoso quedarme hasta el día en que cumpla 70, y al día siguiente no poder ni entrar a mi oficina, no deja de ser una cuestión retórica o, digamos, adjetiva, algo que se me había metido en la cabeza, pero que no desequilibra la balanza frente al resto de los factores a considerar. En la recta final de mi carrera profesional, he tenido la suerte de encontrar una línea de trabajo apasionante y tengo que aprovecharla. Así que ya lo saben. Seguiré hasta la Navidad siguiente a ésta que está a punto de iniciarse, luego tendré un mes de enero para recoger mis cosas y medio febrero para disfrutar de los moscosos y días de vacaciones que me correspondan.

Y en este punto aparecen los listillos (y listillas) que dicen: no, si yo ya lo sabía. ¿Pero qué sabías tú, tonto’lhaba? Tú lo que eres es un listillo, porque, mira tú por dónde, resulta que sabías más que yo, que no lo tenía nada claro. Lo de emprender una vuelta al mundo por las ciudades donde tengo conocidos, es algo que me hace mucha ilusión y ya lo tenía bastante planificado. Y, si lo dejo para el 2021, es posible que no lo pueda hacer, porque ya no tenga ganas o por alguna cuestión física, que no hay que olvidar la edad que tengo. Tan planificado lo tenía que ya se lo había contado y planteado a mis amigas Svetlana, de San Petersburgo, Tantri, de Yakarta y Shannon, de LA. Todas estaban encantadas de que las fuera a visitar y ahora tengo que escribirles para decirles que me he vuelto a enganchar en la oficina. Shannon me dice que todavía tiene muchas cosas que enseñarme, frase que acompaña con un corazoncito muy rojo, un mensaje que resuena en mi cabeza lleno de imágenes sugerentes. Me cuenta también que ha dejado la oficina del alcalde Eric Garcetti, para volver al Departamento de Planeamiento Urbano, de donde provenía. Desde el 1 de diciembre, Garcetti es el presidente de C40, donde ha sustituido a la señora Hidalgo, que en abril afronta una cita electoral en París, en la que se propone para la reelección.

Svetlana también ha cambiado de trabajo y ahora está en una oficina diferente, que compagina con su dedicación a la coreografía de ballet clásico. Hablando de Svetlana, recordarán que este verano asistió a un concierto del grupo Muse en Milán, en medio de sus vacaciones italianas, en donde se hizo un selfie que colgó en su página de Facebook y que yo traje al blog, con un comentario sobre lo guapa que estaba. Me contó que el concierto había sido fabuloso. Muse no es un grupo que yo controle, surgieron cuando ya estaba algo mayor y desentendido del rock. Pero he buscado información sobre ellos y he descubierto que son muy buenos. En realidad, todo lo destacado lo hace el líder, que es el compositor, cantante y guitarrista. Le acompañan sólo un bajo y un batería, además de un cuarto miembro que toca panderetas y cosas así. Vean esta canción en directo. Se llama Supermassive black hole y se sustenta en un riff muy poderoso. El líder hace gala de una cultura guitarrera importante, puesto que al inicio y al final homenajea a Jimmy Hendrix, y en los punteos de en medio hace una referencia inequívoca a Rage Against the Machine. Disfruten de ello. Es toda una modernidad. Y que pasen un buen puente.





6 comentarios:

  1. Por partes. Thunder Road es un auténtico himno de toda una generación y la versión de Bruce/Melissa es muy buena, llena de sentimiento.
    Respecto a lo de su jubilación, mi consejo: Viva usted el presente. No piense en lo que vaya a suceder en un año o en dos. Haga ahora lo que más le apetezca. Sólo existe el presente. Lo demás son ilusiones.
    Comparto su opinión de Muse. Tal vez tenga que pasar algo de tiempo para que se les valore debidamente.
    Y arriba ese ánimo, que vienen las navidades y no conviene afrontarlas bajo de moral.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por sus consejos. Las navidades son un trance duro para los solitarios como yo. El año pasado las llevé mejor, pero este año las temo. Haré por seguir su máxima: vivir el presente. Creo que es un consejo muy práctico. A ciertas edades ya no se puede pretender otro tipo de estrategias por falta de perspectiva.
      Un abrazo.

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado. Es buenísima y, para darle la réplica a Bruce a ese nivel, no vale cualquiera.

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  3. Pues, después de los comentarios anteriores y sus alabanzas, me gustaría sumar a los aciertos de este post la delirante propuesta de textos para futuras consultas. Me he reído con ganas.

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    1. Estupendo, eso es lo que yo intento, que la gente se ría. Las consultas reales no son tan claras, pero el mensaje oculto es el mismo.

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