lunes, 30 de diciembre de 2019

897. Por un 2020 bueno para todos ustedes

Sí señor, mañana cerramos década y entramos en los felices 20, como dice un anuncio de Movistar. Esperemos que sean tan felices como los de hace 100 años, para ustedes mis fieles lectores. Bueno, fieles en general, porque en navidades como en agosto la afluencia cae bastante, de lo cual se puede deducir que están ustedes muy ocupados cantando villancicos, tocando la zambomba, zumba-zumba-zumba, aguantando a sus parientes más coñazos, con perdón, me refiero a los típicos cuñaaaos o sobrinos impertinentes, comprando regalos para todo el mundo y poniendo cara de arrobo máximo, aunque en su fuero interno estén como yo deseando que se acabe el peñazo. Qué quieren que les diga, yo voy cumpliendo con mis diferentes deudos y amigos, he hecho los regalos correspondientes, me he mostrado paciente con los pesados e indulgente con los intolerantes, en vez de darles dos bofetadas, y he puesto la correspondiente cara de felicidad que se espera de uno en Navidad.

Eso sí, no he cantado villancicos (me lo prohíbe mi religión) y mi respuesta a los grandes retos del consumismo ha sido la siguiente. Gastos en el Black Friday: 0€. Gastos en el Ciber Monday: 0€. Pero bueno, la verdad es que me lo estoy pasando aceptablemente, he disfrutado de mis hijos (Kike se ha marchado ya), he entrenado duro y no me he pasado demasiado con la bebida y la comida. Mi amiga francesa Barbara ha estado por aquí y me ha gustado mucho conocer a su marido y sobre todo a su maravillosa hija de 8 años, con los que he estado por ahí dos días completos. Aquí pueden ver una de las fotos que nos hicimos.


Por lo demás esto es sólo un ensayo de mi futura vida de jubilado que finalmente, como saben, he decidido posponer un año más, lo máximo que puedo. El frío ha llegado por fin, y es una delicia salir a correr por el Retiro a las 8 de la mañana, aun de noche y ver cómo va clareando sobre las praderas escarchadas. La temperatura esta mañana era de 2 grados. Tal vez sepan que el llamado Paseo de México, que parte de la entrada de la Puerta de Alcalá, está en obras de mejora de los jardines, en las que han encontrado unos restos arqueológicos, que las pueden hacer eternas. No es de extrañar, porque el parque está construido sobre los restos que dejó Napoleón del anterior Palacio Real del Buen Retiro. El caso es que esas obras cortan mi recorrido habitual de runner, que he tenido que modificar.

Ahora, desde la puerta llamada de España, corto en diagonal para salvar las obras, pasando junto a una esquina del gran lago para seguir la diagonal hasta la montaña de los gatos, que contorneo por el exterior, para volver por el borde oriental del parque hasta la magnífica biblioteca instalada en el edificio de la antigua Casa de Fieras, por cierto, una iniciativa de la denostada señora Botella, donde salgo al Paseo de Coches para retomar mi circuito habitual. El recorrido es incluso más bonito que el anterior y está menos petao de corredores pedorros, por lo que creo que lo seguiré manteniendo aunque abran de nuevo el paseo de México. Me falta medirlo sobre plano para saber si es más largo o no, pero de todas formas me encuentro bastante bien y estoy valorando estirar el trayecto incluso un poco más.

Pero, vamos a lo que vamos. Mañana termina el año y es día de salir por ahí a bailar, o quedarse en familia, pero también para bailar algo en casa. Así que voy a obsequiarles con unas cuantas músicas, que hoy voy a concentrar en un artista que tal vez es el que más escucho últimamente. Hablo de Tim Armstrong, el líder del grupo punk Rancid, que mantiene en vigor, aunque sus miembros tienen ya las crestas recortadas y los tatuajes un poco desteñidos. Les he puesto mucha de la música que este señor hace por libre: My bucket’s got a hole, She’s drunk all the time, Let’s get moving into action, Telegraph Avenue y algunas otras. Hoy les voy traer algunas muestras de lo que podríamos llamar el post-punk o el ska-punk, que este señor practica con sus amigos. Empezando por este Oh la la. Pónganlo alto y: a bailar.


El año que termina, podemos decir que ha sido bueno en general. Por lo que a mí respecta, no me puedo quejar. Cierto que mis viajes se han reducido un poco, pero es que era muy difícil mantener el ritmo de los dos años anteriores: Birmania y Portland-Seattle-Vancouver en 2017 y Los Ángeles-San Francisco, Chicago y Chile en 2018. Este año me ha salvado el fastuoso recorrido por Madagascar, uno de los viajes más interesantes y peculiares que he afrontado en los últimos años, además de otros muchos de trabajo: París, Oslo, Lyon, otra vez París e Innsbruck. No está mal. De Madagascar les voy a traer una foto que me han mandado mis compañeros como felicitación navideña y que ni siquiera recordaba que me hubieran hecho. Está tomada en una de las aldeas en las que desembarcamos durante el descenso del Tsiribihina, y por tanto sin otro acceso que el fluvial. Todos los compañeros se volcaron con los niños, pero a mí me llamó la atención una anciana que se dedicaba a recoger palitos secos, supongo que para encender el fuego. Hablaba poco francés y estaba algo desdentada, pero parecía feliz con el mundo. Estuve un rato ayudándola a recoger palitos y al final accedió a fotografiarse conmigo. Al fondo, un par de baobabs.


Por lo demás, el desastre electoral de la dupla Carmena-Errejón amenazó durante un tiempo con arrasar mi nicho laboral, pero al final salimos indemnes, incluso reforzados, porque es un buen mensaje que una unidad técnica sobreviva después de un cambio ideológico tan extremo. Eso indica que estamos trabajando bien, según directrices internacionales y que hemos logrado un peso suficiente como para que unos y otros se pongan medallas a nuestra costa. Es algo que nos ha inducido un subidón final colectivo, que hemos plasmado celebrando la Navidad por todo lo alto, como un partido de fútbol que todo el mundo espera perder y al final se remonta. En esa euforia colectiva hay que enmarcar mi decisión de no jubilarme todavía. Así que seguimos con Tim Armstrong, que en este nuevo vídeo hace un homenaje a la familia punk de Japón.


Quedan las cuestiones colectivas, que tendré tiempo de desarrollar en posts sucesivos. El Brexit se aproxima a consumarse, lo que yo creo que va a ser una cierta tragedia para los ingleses, que corren el riesgo de convertirse en el Reino Desunido, si escoceses e irlandeses optan por largarse. Para mí es una muestra de lo perniciosos que pueden llegar a ser los referéndums y las consultas. Yo creo que este es un instrumento que sólo sirve para ratificar decisiones ya tomadas por los políticos, a los que hemos votado para que decidan, no para que nos pregunten qué hacer. Lo de Cataluña no parece en vías de arreglarse, pero a mí lo que más me ha preocupado siempre es que todo el mundo entienda el verdadero signo del movimiento independentista. Y eso parece bastante claro. Luego, puede ser que logren separarse, como los británicos, que en este mundo no siempre gana la alternativa más correcta y ética, como ya se sentenciaba en La Venganza de Don Mendo: Vinieron los sarracenos/y nos molieron a palos/que Dios ayuda a los malos/cuando son más que los buenos. No hay más que ver que ver que Trump ganó la presidencia de los USA.

Ese es otro de los retos de este 2020 que empieza: las Elecciones Generales a celebrar el primer martes después del primer lunes de noviembre. El proceso de impeachment terminará por fracasar; está por ver si ayuda a deteriorar la imagen de Trump, o sirve para lo contrario: para reforzarlo. A nivel nacional, el Gobierno que parece a punto de constituirse lo va a tener negro. Tener que trabajar sin molestar a ERC es como sufrir un dolor de huevos prolongado. Veremos lo que dura la cosa. Si hay algo que tengo claro es que el problema catalán, por la fuerza, no se arregla, sino que se realimenta. Pero yo no quiero hablar hoy de estas cosas. Mañana se termina un año que no ha sido malo y les invito a celebrarlo bailando. Tim Armstrong demuestar mucha cultura musical con esta versión delirante del Brown Eyed Girl, de Van Morrison. ¡Hala! Que lo pasen pipa. Buena entrada de año.


11 comentarios:

  1. Querido amigo: Me encanta leerte, incluso en blogs como éste, en el que pareces relajarte, acaso como consecuencia de las fiestas. Pero me ha sorprendido que achaques a D. Pedro Muñoz Seca el cuarteto que atribuyes a La venganza de D. Mendo (obra que he leído varias veces), pues creo que no es del todo cierto.
    Llevado de mi extrañeza, he comprobado que, en efecto, D. Pedro no recoge eso en su tragicómica comedia y, llevado entonces de mi curiosidad, he buscado el origen de esos versos. Pues bien: parece que corresponden a una composición de autor anónimo formada por seis estrofas en décima (o espinela) que empieza:
    Llegaron los sarracenos / y nos molieron a palos, / que Dios ayuda a los malos / cuando son más que los buenos. / Así dice, por lo menos / una copla urdida mal / pues, en examen formal, / nos ofrece su remate / un blasfemo disparate / y una mentira historial.

    Y siguen 5 décimas más.

    No me pongas mérito alguno, pues sólo tengo el de conocer "La venganza de D. Mendo" (que tampoco es mucho). En relación con el resto, sólo tengo el de la búsqueda y el de haber fusilado la primera parte del poema.
    Un abrazo y feliz año 2020.

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  2. Perdona de nuevo mi intromisión: Las décimas que he atribuido a un autor anónimo no son huérfanas. Al parecer las escribió el madrileño Juan Eugenio de Hartzenbusch, y están dedicadas a la Guerra de África.
    Y no insisto más. Me voy a dormir.
    Un abrazo.

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    1. Mi querido ateo piadoso: no sabes cómo te agradezco tu investigación y tus desvelos (puesto que, por la hora de tus comentarios, parece claro que el asunto te tenía desvelado), para conocer el origen exacto de los versos que reproduzco. Se trata de una coplilla que yo tenía guardada en el fondo de mi memoria, evidentemente en el cajón equivocado. No sé a qué se debe el cruce de datos, yo tenía La Venganza de Don Mendo en la casa de mis padres y la he leído varias veces, hace ya muchos años. Y estaba convencido de que los versos venían de ahí.
      Así que, respecto a este tema, esta claro que estaba Herrado, así, con hache. Siguiendo las normas del blog, que no sé si conoces, yo acostumbro a corregir las erratas ortográficas que los lectores detectan, pero dejo los errores de fondo, como este, junto con los comentarios que los desenmascaran, para que conste el error y la corrección, con su autor.
      Gracias otra vez y ¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!

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  3. Pues mire usted que acabo el año releyendo el cuento "Pierre Menard autor del Quijote" de nuestro amado J.L. Borges y que como usted bien sabe "No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran ­palabra por palabra y línea por línea­ con las de Miguel de Cervantes".
    Creo que estos tiempos son buenos para las diarreas mentales querido brother.
    Aprovecho para desearle un venturoso año nuevo.

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    1. Mi querido brother, excelente lectura para el tránsito de año. El que viene, parece venir de nalgas, así que hemos de ser modestos y graduales en nuestros deseos y aspiraciones: empecemos por no atragantarnos con las uvas. Y así ya todo.
      Yo, con que el año venidero me propiciara un nuevo encuentro con usted, ya empezaría a considerarlo en positivo.
      Abrazos sin medida y ¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!

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  4. Eras el más alto de Madagascar. Feliz año

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    1. Sí, los sakalava son bajitos, no como los masai.
      Feliz año nuevo, amigo Mariano.

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    2. Bueno, Emilio, también eres mejor mozo que muchos franceses. Esta noche empiezan los ¡ojalá! felices veinte... A no ser que los tocapelotas digan que la década no arranca hasta el 21. En todo caso, feliz año nuevo.

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    3. Feliz año nuevo y buen viaje a las antípodas. Pon alguna pica por allí, que necesito bases para ese tramo de mi futura vuelta al mundo, que proyecto para cuando me jubile.

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  5. El tren que sale en el vídeo primero, es maravilloso.

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    1. Es el tren que recorre la Costa Oeste de los USA. Permite ir de Seattle a San Diego por menos de 100€. Tiene dos pisos y funciona muy bien, con puntualidad alemana.
      Yo he hecho dos tramos, que se contaron en el blog: en 2017 fui de Seattle a Portland. Y en 2018, de San Diego a Los Angeles.

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