viernes, 25 de noviembre de 2016

580. God save America

Es decir, que les pillen confesaos. Y a todos nosotros. Porque la elección de Trump es un síntoma, más que otra cosa. Yo creo que es un indicativo de lo que está pasando en el mundo civilizado, el occidental, el nuestro. Llega cualquiera con un talante impresentable (Trump, Farage, Uribe, Pujol) y consigue dividir a la sociedad más o menos en dos mitades, que después son muy difíciles de poner de acuerdo. Y, si luego se monta una consulta o una elección, pues resulta que gana por los pelos. Al menos eso es lo que viene sucediendo en este año maldito de los brexit y similares. Ya sé que no es muy correcto políticamente decir lo que voy a decir pero, para esto, casi sería mejor que no preguntaran a la gente. O al menos, que las decisiones de más calado no dependieran de victorias del 51%. 

Yo no creo que la presidencia de Trump vaya a ser una calamidad. Ahora mismo es una incógnita. Es un tipo tan poco preparado para el cargo que lo mismo sale por peteneras, que se dedica a aprender sobre la marcha y no lo hace tan mal, como le sucedió a Ronald Reagan. Yo confío en que la democracia americana, una de las más antiguas del mundo, disponga de mecanismos para reconducir la situación que se ha creado. Lo mismo pienso de Gran Bretaña, donde ya se calmarán las aguas. El caso de Colombia es diferente. Con perdón de mis amigos colombianos, la democracia de ese país está en otro nivel que la americana o británica. Es sintomático que en una consulta tan decisiva como la de ratificación del pacto con las FARC acudieran a votar un 35% de los colombianos. Pero es que, además, la cosa se terminó de desequilibrar por algo que no sé si se ha comentado en este blog.

Resulta que los negociadores (Gobierno y FARC) incluyeron en el acuerdo un párrafo sobre el respeto y la integración de los colectivos LGTB, gays, lesbianas y similares. Estaban diseñando la Colombia del futuro y quisieron hacerse los modernos; no es que tuvieran un especial interés en proteger a esos colectivos. Pero resulta también que las zonas rurales colombianas están infiltradas por la iglesia evangelista, la misma que ha abducido a muchos de los gitanos españoles. Y los dirigentes de la iglesia evangelista colombiana pidieron a sus fieles que votaran en contra, porque el acuerdo firmado suponía la destrucción de la familia, pilar de la sociedad en el ideario evangelista. Así que, en el nuevo acuerdo, han suprimido toda referencia a los LGTB, confirmando que a ambas partes se la suda, y muy posiblemente lo vuelvan a someter a consulta y ganen, a pesar de la cabezonería cerril del señor Uribe.

Y esto viene a abundar en lo que les quiero decir desde el principio. A mí no me preocupa que haya ganado Trump. A mí me preocupa que le hayan votado 60 millones de americanos. Joder, pero qué sociedad es esta que tenemos. Qué mierda es esa que circula por las mal llamadas redes sociales. ¿Se han puesto a leer los comentarios que aparecen debajo de cada noticia, no ya del Marca, sino de cualquier periódico? Son vomitivos en un 90%. Es lo que en este blog hemos llamado la chusma informatizada. Esa gentuza que parece tener todo el día libre para enviar esos mensajes de odio y de incultura supina amparándose en el anonimato de las redes. Eso explica también por qué fracasan todas las encuestas. Es que, en todas las elecciones de este año, las encuestas han pronosticado lo contrario de lo que luego ha sucedido. Un día antes del brexit, los británicos se iban a quedar en Europa. Y los colombianos iban a votar sí. Y la señora Clinton aventajaba a Trump por tres puntos. Y Podemos le iba a pegar el sorpasso al PSOE (¿lo recuerdan?).

Es mucha casualidad que fallen todas. ¿Qué pasa? Pues que la gente le dice al encuestador lo que entiende por políticamente correcto, aun a sabiendas de que al día siguiente, en la soledad de la cabina (otra forma de anonimato), va a votar lo contrario de lo que ha dicho. Un yanqui que haya votado a Trump porque “ya hemos tenido a un negro ocho años y, como ahora gane una mujer, el siguiente va a ser un gay seguro”(Michael Moore dixit) no va a reconocer ese sentimiento poco elegante ante un encuestador que le pregunta por su intención de voto. Y a estos hay que sumar los que, si tienen una ocasión de votar, lo hacen por lo que más jode, como también advirtió Michael Moore.
  
Esto es lo que me preocupa a mí. La constatación de la existencia de esa chusma informatizada, esa canalla provista de I-phones y tablets, esa gallofa que hace miles de fotos por todas partes, esa morralla que cada día me acompaña en el Metro con los ojos fijos en una pantallita enana que gobiernan con pulgares vertiginosos. Hasta hace poco, esto me preocupaba por mis hijos, por el mundo que les íbamos a dejar. Pero es que este año tengo la sensación de que todo se está acelerando y que ese nuevo mundo me va a pillar incluso a mí, porque hay una especie de vértigo que te atrapa quieras o no. A lo mejor todo es cosa del año bisiesto este que a ver si se acaba de una vez. Y eso que aun nos queda sufrir la Navidad (qué cruz). En América ya han empezado los festejos con el thanks giving, el día de acción de gracias. ¿No han visto el atasco que se formó en LA? Pues aquí lo tienen.


Por algo decía Leonard Cohen que tenía más mérito llegar a su casa desde el otro lado de la ciudad, que venir en un avión de fuera. En fin, como una muestra más de la estupidez que nos abruma, resulta que en América se ha montado una cierta polémica por la interpretación del himno nacional que hizo Aretha Franklin antes de un partido de futbol americano. Las redes se han petado de comentarios soeces y burlas a cuenta de lo lento de su versión y las caras de los presentes, que parecen impacientes por que acabe. ¡Por favor! Aretha Franklin tiene 74 años, ha pasado muchas enfermedades, tiene cuatro hijos y le falta un diente. Y aun así salió a cantar y lo hizo como siempre: de maravilla. Se merece un respeto. Pero la chusma informatizada no desaprovecha la menor ocasión de hacer daño desde el anonimato. El vídeo no está disponible en Youtube; la información ha salido en El País y para verlo han de pinchar AQUÍ y luego poner el vídeo. Ya me dirán si la interpretación no es cojonuda.

En 1969, Jimmy Hendrix cerró el festival de Woodstock con una interpretación memorable del himno. Resulta que su actuación era la última y los organizadores le dijeron que tenía que tocar el himno. Lo hizo a su manera y no al final, sino en el medio. A mí me encanta cómo conecta al final con Purple Haze, pero he buscado en Youtube una filmación que incluya los dos temas y no la he encontrado. Lo más parecido que tengo es esta grabación sólo del himno. Al final se ve una entrevista en la que le preguntan por qué lo tocó de esa manera tan poco ortodoxa. Y Jimmy contesta con sencillez: lo toqué porque soy americano y fue algo hermoso.


No había en aquellos años dorados chusma informatizada. Lo que sí circulaban eran bulos, como ese de que Jimmy Hendrix era un zurdo que tocaba con una guitarra de diestros y por eso sonaba tan diferente. Si se han fijado en la grabación, queda patente que su guitarra es de zurdos, con las cuerdas más agudas en la parte de abajo. Sin embargo, hay casos en la historia del rock de zurdos que han tocado con guitarra de diestros. Uno de los más conocidos es el de Albert King, ya fallecido. Les voy a dejar con uno de sus legendarios dúos con Stevie Ray Vaughan y lo comprobarán. En fin, hoy hemos empezado en un registro un tanto negativo pero, una cosa lleva a la otra, hemos acabado en rollo guitarrero. Que pasen un fastuoso fin de semana pasado por agua. 


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