lunes, 3 de marzo de 2014

234. Un camelo

Eso es lo que es el mundo en que vivimos. Un puto camelo. Habitamos un universo virtual en el que nos acribillan con una lluvia de información, la mayor parte de las veces manipulada. Veamos unos ejemplos. En el weekend he recuperado una película que se me pasó cuando la estrenaron y que me interesa. Aun no la he visto, así que no tengo una opinión fundamentada, pero me la compré en la FNAC, en donde estaba de oferta. Me refiero a La vida de Pi, un film de hace un par de años. La historia parte del naufragio de una familia india, propietaria de un circo con animales, de viaje a Canadá donde esperan mejorar su negocio. Una tormenta hunde el barco en que viajan y se mueren todos, menos un adolescente y un tigre, que se verán obligados a pasar 277 días en una balsa minúscula, hasta que consiguen llegar a tierra firme.

La película obtuvo varios premios internacionales, pero sufrió la inevitable denuncia de las sociedades protectoras de animales. En USA, estas sociedades tienen un poder creciente y revisan minuciosamente cualquier cinta en la que participen animales. Aquí, ante las putadas que le pasan al tigre y también a algunos otros animales, sobre todo en la parte del naufragio, plantearon la típica denuncia de maltrato físico y psicológico continuado. El director, Ang Lee, se vio obligado a desvelar que no habían utilizado tigre alguno para el rodaje de la mayor parte de las escenas. Era una recreación digital. Un tigre virtual. Mucho más manejable e inofensivo que uno de verdad. Incluso añadió que, en algunas escenas en que sólo salía el tigre, probaron a filmar con uno de verdad, prestado por un zoológico, pero el pobre estaba acojonado (a los felinos no les gusta el agua, como sabrán), resultaba mucho menos creíble que el de mentira y encima casi se les ahoga de puro acojone. Abajo un link a un video sobre el rodaje de esta película, para los que tienden a creer que me invento la mitad de las cosas que cuento.

La película que se ha llevado la mayor parte de los Oscar de este año, Gravity, que por cierto es buenísima (no dejen de verla si no lo han hecho ya), es un muestrario de trucos de rodaje que logra unas imágenes bellísimas, soporte de un guión excelente, capaz de hacer creíble la historia que cuenta. Es obvio que no se ha rodado en la estratosfera donde transcurre. Desde que Matrix empezó a utilizar ciertos efectos especiales, todo el cine está lleno de este tipo de trucos. No sólo eso, sino que las actrices protagonistas suelen tener lo que se llama una “doble de cuerpo”, para lo que se cuenta con profesionales especializadas: dobles de tetas, dobles de piernas, dobles de culo, etcétera. No recuerdo en cuál de las últimas novelas de Murakami que he leído, uno de los personajes femeninos principales es precisamente una actriz que se gana la vida como doble de orejas. Las tiene preciosas.

El mundo del cine es capaz de hacer maravillas pero, si se pueden hacer tales cosas en una película, ¿por qué no utilizar esos trucos de rodaje en la vida real? Es una tentación a la que seguramente ha sucumbido más de un facineroso. Algo así era lo que planteaba Jordi Évole en su comentado programa de la semana pasada. En el propio cine se han contado historias de este tipo: personajes muy malos que involucran a expertos en efectos especiales para cometer algún crimen. Les recomiendo dos películas muy divertidas con historias basadas en esa idea: FX, efectos mortales, de 1986,  y Doble cuerpo, de 1984, dirigida por Bryan de Palma y con una Melanie Griffith jovencísima y guapísima.

Hasta aquí hablábamos de cine, un medio en el que el engaño es algo admitido y consustancial desde los hermanos Lumière. Pero es que la mayor parte de la información gráfica que nos llega está también trucada. Más de la mitad de las imágenes que se difundieron del huracán que arrasó Nueva York hace año y medio, se ha demostrado que correspondían a otras catástrofes. De hecho, las redacciones de los periódicos tienen un extenso archivo digital de imágenes. En cuanto se produce una marea negra, tiran de archivo de patos cubiertos de chapapote y publican la foto más vistosa. Y si llegan noticias de alguna hambruna en África, ya tienen preparada su colección de niños llorando con moscas en los ojos.

Otra cosa son las escenas preparadas. Ya hemos hablado en este blog de algunos casos muy claros. Por ejemplo, los premiados con el Gordo de Navidad. A lo mejor ustedes son tan ingenuos que se creen que los tipos salen a la calle con el champán y se ponen a hacer el mono espontáneamente y sólo entonces llega allí el equipo de TV. Pues no. El equipo llega primero, preparan el escenario, ajustan las cámaras, pasan los ayudantes con los medidores de luz y sonido y entonces dan la salida: venga, todos a hacer el gilipollas y a ponerse perdidos con las botellas de champán convenientemente agitadas.

Las chicas de FEMEN tampoco sacan las tetas al viento hasta que están listas las cámaras. En el futbol, el defensa que hace una entrada violenta debe enseguida levantar las manos abiertas y mirar a todos lados con gesto de “yo no he hecho nada”. Y el otro, en cuanto siente el mínimo contacto, se tira al suelo como si le hubieran matado.  Quizá piensen que soy desconfiado, como buen gallego, pero estoy convencido de que toda la información gráfica que nos llega es un puro camelo. Aquí tienen una imagen de hace unos días. Corresponde a una manifestación en Grecia. Véanla y les cuento cómo se tomó, según mi idea de cómo se generan estas cosas.


Bueno, pues yo lo veo como sigue. El fotógrafo tiene primero la idea. Tengo que conseguir una imagen que exprese con rotundidad el poder de la razón sobre la fuerza bruta, el diálogo frente a la violencia y la imposición. Algo que me garantice que me lo compran los periódicos, que yo tengo que comer, joder. Como buen artista, visualiza la imagen primero y se va con un socio (a lo mejor es su cuñado) al lugar en donde se está montando la mani. Hablan con los policías para que les permitan hacer la performance: a ver, a mí me dejáis ponerme detrás de vosotros, mi cuñado se pone a razonar frente a vuestros cascos y yo tomo la foto ¿de acuerdo? Esperad, esperad, que antes tengo que comprobar la luz y el encuadre. Vale, empieza ya a gesticular. ¡Joder! ¿No puedes poner una cara más expresiva? Que no le estás felicitando las pascuas, un poco más de énfasis, hombre. Esta no me vale, hay que repetir la toma.

Un puro camelo. ¿Qué es entonces lo real? Respuesta: el señor Putin. Dice John Kerry que este señor está utilizando estrategias del siglo XIX. Yo me quedaría en el XX. El señor Putin es analógico. Su actuación es hermana del aplastamiento de la revolución de Hungría en 1956, o la Primavera de Praga en 1968. Su matonismo le ha dado buen resultado, por ejemplo, en Siria, en donde occidente no se atrevió a intervenir finalmente. Ya les dije en algún post que la Unión Soviética había caído tras perder la carrera de la tecnología. La industria centralizada e intervenida por el Estado era incapaz de competir con las empresas del primer mundo. Ahora, Putin trata de reconstruir su zona de influencia de los tiempos soviéticos. Ya les conté hace unos tres meses lo que se estaba jugando en Ucrania y los riesgos que comportaba. Por una vez he sido certero y bien que lo siento. La cosa pinta mal para los ucranianos, que se creían que ya estaba todo hecho con su resistencia numantina en el Maidan y su centenar de mártires.

¿Qué hará ahora el mandiles de Obama? ¿Enfadarse mucho? No parece que pueda hacer mucho más. Por cierto, ¿han visto la foto en la Casa Blanca hablando por teléfono con Putin? Otro ejemplo claro de camelo. ¿Creen que una conversación tan delicada y trascendental se puede desarrollar con los fotógrafos pululando por allí? Para nada. Lo que pasa es que había que sacar una imagen adecuada a la dramática situación. Vamos, que venga un fotógrafo, yo pillo el teléfono y pongo cara de preocupación. Look informal, camisa oscura, mano en el bolsillo. Vale, ahora que salga todo el mundo, que voy a telefonear de verdad.

El ciudadano medio es crédulo por naturaleza. Llevamos siglos creyéndonos que existe el infierno, un lugar donde uno se cuece a fuego lento durante una eternidad (¿Alguno de ustedes ha sufrido una quemadura leve, digamos de un segundo? No se lo deseo). Y que la madre de Jesús lo parió sin dejar de ser virgen. Y que a San Isidro le hacían el trabajo los angelitos. Y que Mao batía records de natación. Los efectos especiales sólo han venido a cubrir la necesidad de la gente de que la engañen. Que duerman bien. Y tengan cuidado no vayan a acostarse en una cama digital y se peguen un batacazo.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, ya no se puede uno creer nada. Tal vez los personajes políticos que conocemos son simples hologramas, recreaciones en tres dimensiones. Dentro de poco en las conferencias de prensa de Rajoy repartirán gafas Google para poderlo ver. Total, para que no diga nada, da lo mismo que sea real o virtual.

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    1. Lo mejor es que saquen a Floriano. Este señor es irreproducible por medios digitales.

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