viernes, 19 de enero de 2024

1.266. Ahora si que empezamos

Bueno, como en tantas cosas en la vida, yo llego a este año con retraso. El otro día les hice el resumen del año terminado con 12 días de retraso y en realidad es ahora cuando inicio este año de 2024, Dios nos ampare, como decían antes las señoras enlutadas de los pueblos. La verdad es que he pasado un período de un cierto desaliento, inducido por las navidades, una pausa en el discurrir del mundo que nunca me resulta grata y agravada este año por un virus que me ha dejado KO durante bastantes días y del que ya me siento completamente curado. Gabriel García Márquez llamaba a ese sentimiento desolado el desgano. Y yo he pasado las navidades con un cierto desgano que no conseguía quitarme de encima. Durante ese tiempo, me he apoyado en dos pilares anímicos sólidos: Tarik Marcelino Martínez y Samantha Fish.

Tarik es un gato cojonudo, yo no he conocido otro igual. Es un tipo, listo, cariñoso, con carácter y continuamente pendiente de lo que está pasando a su alrededor. Los días en que estuve de bajón, estaba ciertamente preocupado, me arropaba mucho y me suponía un apoyo anímico importante. Tarik vive muy bien y últimamente está un poco gordo, pesa seis kilos, por lo que le estoy sometiendo a una cierta forma de dieta. Eso lo entiende regular, porque dentro de su concepción del mundo, en la que él se siente Dios y yo soy una especie de lacayo suyo para todo, le molesta bastante que su cuenquito de comida esté vacío. Y me lo hace saber con sus maullidos y su gestualidad corporal completa. Si se lo lleno, a lo mejor ni siquiera come un poco, pero ya se tranquiliza.

Saben ustedes que los maullidos son un lenguaje que los gatos han desarrollado exclusivamente para comunicarse con los humanos; que entre ellos no se maúllan sino que se bufan, se regañan y se atacan medio en serio, medio en broma. A Tarik sólo le falta hablar, pero es súper expresivo. El día que me quedé levantado para ver un partido de la selección española de fútbol femenino que se jugaba a las cuatro de la mañana, sus maullidos expresaban claramente una idea: venga, jefe, ¿cuándo nos vamos a dormir? Y es muy curioso, pero, cuando me pide que le llene el cuenco de comida, sus maullidos adoptan un acento claramente gallego: ¿e logo, pero cando se come nesta casa, carallo? Un gato que sabe maullar con acento gallego es ciertamente un portento.

Lo de Samantha es otro tema que me ha ayudado a superar el bache. Cada día me ponía sus discos a todo volumen, especialmente los dos que me firmó en octubre en Bexhill on Sea, que son fabulosos. Sam ha completado un año muy bueno en su carrera al estrellato, reconocido por ejemplo con su nominación al Grammy al mejor disco de blues contemporáneo. El experimento de tocar con Jesse Dayton le ha gustado y ahora anda haciendo duetos con otros músicos con los que intenta desarrollar sus capacidades en el directo. Como muestra de todo esto, la revista Where y’at, una de las mejores revistas de Nueva Orleans que informa de su actualidad cultural, similar al Time out de otras ciudades, le ha dedicado su primer número del año, que se publicó el día de año nuevo. Vean en primer lugar la portada de este número especial.

Espectacular como siempre, mi querida Sam. En el interior de la revista, que está dedicada a informar de los conciertos y saraos culturales que se avecinan cada mes, no suele haber artículos con mucho texto, pero esta vez le dedican a Sam una doble página en el centro con una larga entrevista que le hace una tal Emily Hingle, en la que se muestra como es. Un texto que ayuda a conocer mejor su personalidad y también explica por qué me fascina esta mujer que canta, compone y toca la guitarra eléctrica como los ángeles. Me he molestado en traducir para ustedes el reportaje. Así que les pongo arriba la imagen de la doble pagina central de la revista de marras y debajo la traducción de la entrevista.

La mujer que trabaja más duro con tacones, por Emily Hingle

Rapsódica es una palabra que describe bien a la artista musical Samantha Fish.

Saliendo al escenario con ajustadas ropas de cuero y altos tacones de talla imposible, empuñando su guitarra como un arma, y agitando sus rizos rubio platino con cada nota, Samantha cautiva a su audiencia con calientes riffs y un estilo muy difícil de ver hoy en día. Esta creadora de blues explosivo está empeñada en llevar su música auténtica y significativa a los escenarios alrededor del mundo, revigorizando una escena que la inspiró a ella a coger una guitarra cuando era sólo una niña

Nacida en Kansas City (Missouri), Samantha ha subido de rango hasta ser reconocida como uno de los más geniales músicos de blues vivos hoy en día, aunque aún hay recalcitrantes que dicen que su línea de blues no es lo suficientemente tradicional como para ser incluida en el género. ¿Está permitido evolucionar? ¿Llamas a eso todavía blues cuando ha evolucionado más allá de la forma tradicional? –se pregunta Samantha. Supongo que hay una delgada línea entre lo que la postura purista consideraría diluir un género (incluyendo demasiadas cosas que supuestamente traicionan su esencia) y lo que otras personas piensan que simplemente se trata de expandirlo o comprenderlo. Esto es sólo la siguiente evolución y si no dejas que la música evolucione, morirá.

Cuando comenzó tocando en pequeños locales en su ciudad natal y áreas circundantes, los entusiastas del blues eran personas de mediana edad y mayores, que preferían el blues tradicional. Pero la ambición de Samantha creció y también su repertorio. A medida que fui publicando diferentes álbumes, nos acercamos más al moderno country y sacamos un disco que tocó el pop y el rock'n roll. Veo diferentes edades en nuestro show, y depende de la región. Cuando giramos por la Costa Oeste veo una afluencia más mezclada. En cambio en la Costa Este el personal tiende a ser un poco mayor. Es emocionante para mí ver esa variedad demográfica, porque yo quiero conectarme con la mayor cantidad de personas posible.

Samantha Fish es uno de los muchos artistas jóvenes que se entregan a sonidos y estilos que podrían considerarse nostálgicos, debido a la ausencia de ritmos creados por computadora e interpretaciones sobre pistas de acompañamiento pregrabadas. Pero el arduo trabajo de Samantha y sus colegas, como Billy Strings y Lindsay Stirling, está dando sus frutos al atraer fans de todas las edades, espectáculos con todas las entradas agotadas y cabezas de cartel en grandes escenarios. Dice Samantha: Hay muchos buenos músicos jóvenes por ahí tocando en directo. Me viene a la mente Gary Clark Jr. como alguien a la vanguardia del blues, que lo está impulsando hacia adelante. Gary lo está haciendo realmente bien. Creo que hay una auténtica pasión por la gente que toca bien y por la instrumentación en vivo, así que estamos en el buen camino.

Aunque considera a Nueva Orleans como su hogar, la realidad es que a menudo está de viaje. Las giras son casi la única fuente de ingresos para los músicos, ya que las ventas de álbumes físicos han dado paso a las descargas, el streaming. Y las descargas no les rinden beneficios como solían hacerlo los CDs. El aumento de las descargas va parejo a la disminución de las ventas. Se puede ver hacia dónde se dirigen las cosas. Creo que a veces simplemente hacemos álbumes como soporte de la siguiente gira, porque ahí es donde está todo el dinero hoy en día. Todos nos hemos visto obligados a lanzarnos a la carretera y eso es caro. Así que es casi imposible cuadrar cuentas, afirma honestamente Samantha.

Aún así, le encanta estar de gira, tocar la guitarra y cantar con todo su corazón para su creciente número de fans. Es ese compromiso de hacer actuaciones en vivo que se quedan en la memoria de sus fans lo que Samantha siente que salvará la música para las generaciones futuras. Ella reflexiona: Ves la trayectoria que está tomando la música moderna y lees todos esos artículos aterradores sobre canciones de Inteligencia Artificial creadas en ordenadores, que es lo más alejado de una persona real tocando un instrumento. Cuanto más se popularice eso, creo que habrá un deseo creciente de acudir a actuaciones auténticas, en persona y con una conexión real. De verdad lo creo. Porque la música ha sido siempre esa herramienta universal que nos conecta a todos a través del lenguaje, a través de los sentimientos, a través de todo. La música está en todos nosotros. Mientras la gente busque eso, habrá demanda. Creo que siempre habrá gente que quiera esa conexión real y ese sentimiento real, y eso es algo que sólo puedes obtenerlo de otros seres humanos.

Ya sea en la carretera o aquí en la ciudad, el talento de Samantha Fish es innegable. No sólo es una cualificada guitarrista y vocalista, que gana premios y ocupa los primeros lugares en las listas de éxitos, sino que también está llamando la atención de personas que de otro modo nunca habrían oído o visto a alguien tocando un blues tan alegre y conmovedor. Tienes que crear momentos para las personas, dice sobre cómo capturar y mantener esa atención en un mundo lleno de ruido, en una época de clips, de tiempos de atención minúsculos. Y Samantha está contenta con cómo le han ido las cosas desde que empezó a tocar la guitarra cuando era una niña. En lo que a mí respecta, mi versión del blues está funcionando bastante bien. Agacho la cabeza y me pongo a preparar fechas de gira.

Samantha, además de todo esto, es una mujer muy atractiva, yo la he visto en persona y es un pedazo de mujer de 1.70 que se mantiene en muy buena forma. Es tan atractiva que hasta mantiene el sex-appeal cuando sale fea en una foto, como en las dos que les voy a poner abajo, que demuestran que hay fotógrafos con muy mala leche, pero a ella no le importan, se ríe las tripas con este tipo de fotos y es ella misma la que las publica en sus redes.


Entre el 25 de abril y el 5 de mayo se celebrará en New Orleans el Festival de Jazz y Blues que organiza cada año la Jazz and Heritage Foundation. Pero este año parece que han tirado la casa por la ventana. El programa es fabuloso, con los Rolling Stones como cabeza de cartel y, por supuesto Samantha Fish, que toca el 2 dos de mayo. También estará mi amiga Ghalia Volt, a la que es la primera vez que invitan. Aunque Sam y los Stones no tocan el mismo día, sería un sueño que la invitaran a subir al escenario. Es algo que se me ha ocurrido, aunque entiendo que es muy improbable. El viejo Keith Richards siempre ha tenido buen ojo para detectar buenos músicos y mujeres maravillosas. Por ejemplo Sheril Crow, con la que tiene una larga amistad. Sheril, el otro día, con motivo del 80 cumpleaños de su amigo, publicó cuatro fotos con él en diferentes momentos de sus vidas. Aquí pueden verlas.




Si el viejo Keith no ha perdido facultades, tal vez Sam tenga la oportunidad de su vida, que lanzaría su carrera de forma definitiva. En fin, he empezado a escribir este post sin saber a dónde iba a llegar y he acabado hablando de mujeres guapas. Para los que hayan llegado hasta aquí, les diré que en textos sucesivos les iré contando mis planes inmediatos, que empiezan con un viaje a París para el que tengo ya fechas de vuelo. El 14 de febrero vuelo a París. El 16 doy mi clase en la Paris-Huit. Esa noche viajo a Lille en tren para reunirme con mis dos hijos en un punto intermedio de sus lugares de residencia respectivos y celebrar con ellos y sus chicas mi cumpleaños. Y el domingo 18 vuelvo a París, en donde estaré hasta el 23 en que regreso.

También he de contarles que el otro día acudí a una consulta con los dermatólogos de la Clínica Puerta de Hierro, que me han detectado diversos puntos de conflicto, entre ellos dos pequeños carcinomas que habrán de extirparme en los próximos días. La palabra carcinoma suena tan terrorífica como Inteligencia Artificial según Sam, pero luego no es para tanto. Dos pequeñas intervenciones con anestesia local y puntos y luego tocar madera con los resultados de las biopsias. Si tengo suerte, me intervendrán antes de viajar a París. Pero como no quiero terminar este post hablando de cosas desagradables, sino de mujeres guapas, voy a recuperar a otro de los ídolos de este foro.

A mí ya saben que me gustan las mujeres con personalidad fuerte. Si encima son guapas, pues mejor. Hace como un año que la gran Jacinda Ardern dimitió por sorpresa de su puesto de primera ministra de Nueva Zelanda. Dijo que estaba harta de la política y que quería dedicarse a otras cosas. No me extraña, para ser político hay que ser de una pasta determinada. Jacinda, que a su nombramiento se convirtió en la mujer más joven que accedía a un cargo como ese, desde entonces ha dejado de ser un personaje público. Pero yo la sigo en sus redes y por eso he sabido que hace una semana se ha casado con su compañero de toda la vida, un presentador de la televisión local que es también el padre de su hija (recuerden sus apariciones por el parlamento con un embarazo de ocho meses). La chica hizo una boda por todo lo alto y aquí tienen su foto de la ceremonia. Sean buenos.


2 comentarios:

  1. Venga, anímese a ir al festival de jazz de NOLA. Eso sí que sería un puntazo.

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    1. Gracias, pero no tengo margen para incluir eso en mi programación.

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