jueves, 31 de agosto de 2023

1.244. El tema del verano

He de reconocer que me da una cierta pereza hablar del asunto Rubiales, que ha desplazado a todas las serpientes de verano de este Año del Señor de 2023, haciendo que casi no le dediquemos atención al asesinato del jefe de Wagner o las dificultades para formar gobierno, por citar un par de temas de mucha más trascendencia que el arriba citado. Añadiré que, para insistir en lo mismo que está diciendo todo el mundo (salvo la señora Ayuso, Losantos y cuatro colgados), yo no perdería el tiempo en escribir nada al respecto. Lo que pasa es que vengo siguiendo el fútbol femenino desde hace años y creo que puedo poner el tema un poco en contexto. En realidad, yo sigo este tema desde que el Dépor montó su equipo femenino en segunda división, logró por fin ascender a Primera y, en su primer año en la categoría, fue el equipo revelación, en una temporada que se cerró en falso por la pandemia, cuando el Dépor era el cuarto clasificado. En ese equipo había varias jugadoras que me gustaban mucho, como Tere Abelleira, Athenea del Castillo o Misa Rodríguez, la portera canaria.

Al año siguiente, el Dépor empezó fatal, merced al empecinamiento de su entrenador, al que tuvieron que echar a media temporada, cuando el equipo iba último. Empezó entonces una remontada, que terminó muriendo a la orilla, como es el sino de todos los equipos del Dépor. En una liga en la que todos los años menos ese descienden los dos últimos clasificados, ese año bajaban cuatro, por una remodelación de las categorías. Y el Dépor femenino terminó cuarto por la cola, empatado con el quinto, que logró la permanencia por una diferencia de un gol. Es como si estuviera escrito que el equipo tenía que sufrir esa especie de castigo bíblico para igualar el destino funesto del masculino. El recién creado Real Madrid femenino pescó en río revuelto y se llevó a las tres mejores jugadoras del equipo, que el año pasado se quedó por muy poquito a las puertas del ascenso. Con motivo de todo eso, empecé a interesarme por el Real Madrid y también por el Barça, que en estos años pasados ha tenido un dominio abrumador, espectacular, no sólo en España, sino también a nivel mundial.

Así que yo no soy un recién llegado a este tema, como muchos de los que ahora opinan como si entendieran del asunto. El tema del famoso beso de Rubiales a Jenni Hermoso ha generado un pollo descomunal, en el que no viene mal analizar las cosas sin tanta pasión como le ponen algunos y situar las cosas en su contexto, más que nada por tratar de conocerlo en todos sus matices. Eso es lo que voy a intentar, sabiendo que me arriesgo a que me pongan verde o me entiendan al revés. Quede claro que mis simpatías entre los dos protagonistas del beso de marras no son equidistantes. El tal Rubiales me parece un impresentable y representa los valores totalmente opuestos a los que yo vengo defendiendo en este blog. Es un tipo de la Edad de la Piedra, es el eslabón perdido de Darwin, es un animal de pezuña y en estos días se ha mostrado como es. Además (y esto es todavía más grave), es un gangster, que ha establecido una red clientelar en la RFEF, básicamente destinada a forrarse y a conseguir cada vez más poder. En la Federación, Rubiales estaba en todas partes, como si tuviera el don de la ubicuidad.

Pero esto ya se sabía y nadie decía nada. Y, de la misma forma en que el gran Al Capone acabó en el trullo por un asunto colateral de deficiencias en su declaración de Hacienda, Rubiales está cayendo por un asunto colateral de su práctica gangsteril, en cuyo transcurso ha demostrado no haberse enterado de que la sociedad española ha cambiado y ya no es la de los tiempos de las películas del destape y las excursiones a Perpiñán a ver el Último Tango en París. Además de todo eso, el tipo es un basto y un inculto, que ha llegado a donde está por una serie de prácticas matonistas, como las que usa el señor Putin. Y, para colmo, tiene cara de pene; yo no hay vez que vea su jeta que no la imagine embutida en un preservativo gigante. Debe de dar mucho asco que un tipo así te dé un beso, ya no sólo en los labios, sino en la mejilla o cualquier otro de los lugares considerados como castos. Entre las cosas que he leído sobre él, lo mejor es la caracterización que le hace un articulista, que dice que con él se queda corto el concepto de macho alfa, que más bien hay que considerarlo un macho alfalfa.

En cambio, Jenni es una chica de Carabanchel, vividora y divertida, que aprendió a jugar al fútbol en los descampados de un barrio por donde es fácil imaginar pululando a Manolito Gafotas y ha logrado el nivel de excelencia futbolística después de superar diversos baches en su carrera, que se desarrolló en el Rayo Vallecano, Atlético de Madrid y Barça, además de una aventura en Suecia, otra en el París St. Germain y una última en el Pachuca de México. Su trayectoria vital está a años luz de la de Rubiales, es honesta y disfrutona y se tomó lo del beso inicialmente a la ligera, porque anda que no habrá ella visto y sufrido cosas peores. Yo tuve una compañera del curre de Carabanchel, que cada día llegaba echando pestes de un exhibicionista que se cruzaba en su camino al Metro a través de un parque y le abría la gabardina. Encima era del barrio y ella lo conocía y cada día le decía: joder Manolo, qué desagradable eres, ¿es que no tienes nada mejor que hacer a estas horas y con el frío que hace?

Jenni trató de quitarle hierro al tema al principio (aunque en todo momento sostuvo que no le había resultado agradable) pero, a la vista de la que se estaba liando, tuvo que pronunciarse y lo hizo de la única forma posible. Pero todo esto viene de antiguo y conviene hacer un repaso somero a la historia. El hecho más trascendente de esta historia se produjo hace un año, cuando quince de las mejores futbolistas españolas enviaron e-mails individuales idénticos a la federación manifestando que renunciaban a participar en la selección hasta que cambiaran o se solucionaran determinados problemas de fondo que amenazaban su salud mental. La cosa era grave y se comentó en su día en el blog.

La renuncia era el resultado de una conspiración subsiguiente a la derrota ante Inglaterra en el Campeonato Europeo de 2022. Esa derrota abrió la espita del malestar de las jugadoras, que entendían que las cosas no se estaban haciendo bien. El objetivo del colectivo tenía nombre y apellidos: Jorge Vilda, seleccionador desde 2015. Hay que decir que, antes de 2015, el fútbol femenino prácticamente no existía en España. Vilda sustituyó a un energúmeno que llevaba 27 años en el cargo y acostumbraba a insultar a las jugadoras llamándolas focas, pedorras y cosas peores. La llegada de Vilda fue una especie de soplo de aire fresco, porque el tipo es educado y mantiene una distancia correcta con las jugadoras. Las rebeldes se cuidaron de dejar claro que el entrenador no se había propasado con ninguna de ellas, que lo que ellas pedían era una mejora en la infraestructura de la selección, que optimizara el talento de toda una generación muy brillante de jugadoras. 

Pero, entre 2015 y 2022, ya se habían visto algunas actitudes de este señor un poco despóticas. Por ejemplo, a Vero Boquete, gallega y estrella del equipo hasta entonces, la relegó sin demasiado motivo, no la usaba apenas y acabó forzando su renuncia a la selección. Ocho años después, sigue en activo, ganándose la vida como futbolista en la Fiorentina, de la primera división italiana. Otro caso similar es el de Damaris Egurrola, jugadora vasca de madre holandesa y criada en USA, que fue la estrella de las selecciones españolas sub 17 y sub 19 y a la que Vilda le cogió manía, por lo que acabó aceptando la oferta de unirse a la selección holandesa. Por cierto, en este Mundial, Holanda jugó contra España y Damaris me pareció una jugadora muy sucia, que arrollaba a las españolas con faltas continuas.

Planteado un conflicto tan grave, la prensa encontró carnaza y se dividió en dos bandos irreconciliables, echando más leña al fuego, es lo que da el país. De un lado, se decía que Las 15 eran unas niñatas consentidas que habían hecho lo mismo en el Barça y les había salido bien. Era verdad en parte. Es más, en el Barça lo habían hecho dos veces. En enero de 2019, un plante colectivo de las jugadoras desembocó en el cese del entrenador Fran Sánchez, que fue sustituido por Lluis Cortés. Con este señor, logró el Barça femenino el histórico triplete de 2021 (Liga, Copa de la Reina y Champions), lo que no le libró de un nuevo plante de las chicas por el que acabó fulminado y despidiéndose entre lágrimas. Por cierto, en pocos meses encontró trabajo como entrenador del equipo femenino de Ucrania pero, nada más llegar a Kiev empezó la guerra; yo creo que este señor es un poco gafe.

O sea, que las jugadoras del Barça tenían experiencia en plantes, aunque ha de reconocerse que el nivel del equipo ha ido subiendo hasta su actual posición a la cabeza del fútbol mundial, en parte gracias a estas combativas futbolistas, que no se conforman nunca. Desde el otro lado de la opinión patria, se decía que Vilda era un manta, un enchufado de la federación en donde trabajaba su padre y que su única experiencia anterior era como entrenador del Canillas FC. Esto era falso. Vilda, hijo de Ángel Vilda que pasó por varios puestos en la federación, ejerció efectivamente como preparador físico del Canillas pero de ahí pasó a entrenar a la selección femenina sub 17, cargo que le llegó a través de su padre, pero con el que consiguió dos Eurocopas y un subcampeonato mundial. O sea, que no era un piernas.

El pulso estaba planteado y Vilda, que es un hombre educado, seguramente se planteó dimitir y que de esa forma se solucionara todo. Pero ahí apareció el macho alfalfa, que le dijo: tú de ahí no te mueves, que yo te voy a apoyar a muerte. En el motín, las chicas del Barça llevaban la voz cantante, pero estaban las de todos los equipos. Finalmente, las del Real Madrid en bloque decidieron no enviar el e-mail de renuncia. También se las puso verdes, se dijo que el club les había prohibido apoyar la revuelta o al menos recomendado que no se significaran. Y que, al caerse del cartel, lo que querían era copar todos los puestos que las rebeldes dejarían libres. Yo creo que esto es una decisión personal de cada una y ambas posturas me parecen respetables.

De hecho, a Las 15 no se les sumaron tres pesos pesados del Barça, tres veteranas que mostraron su apoyo al fondo de su reivindicación, pero dijeron que no compartían las formas. Estas tres eran Jenni Hermoso, Irene Paredes y Alexia Putellas, esta última lesionada de larga duración. Tampoco firmaron esa carta algunas de las jóvenes promesas del Barça, como Salma Paralluelo, Laia Codina o Cata Coll, que siguieron acudiendo a las convocatorias de Vilda, sin que ello mermara su compromiso con su club. La cosa entró entonces en un tira y afloja cada vez más tenso a medida que se acercaba el Mundial. Llegó un torneo intermedio, la Copa de las Naciones, en el que Vilda se las arregló para enhebrar un equipo con lo que tenía y consiguió hacer un buen papel, quedando de segundas. También jugaron amistosos de altura, como uno en que lograron ganar por primera vez a la selección USA.

En esos partidos, Vilda empezó por llamar a Irene Paredes y luego a Jenni Hermoso. Y, en cuanto Putellas regresó a la actividad, se le hizo ver que se contaba con ella para el Mundial. Se dice que Alexia fue la que hizo de mediadora con algunas de las quince, a las que se les llevaban los demonios viendo que se iban a perder el Mundial en el mejor momento de su carrera. Pero el gorila Rubiales exigía que quien quisiera volver tenía que desdecirse de su renuncia por la misma vía: con un e-mail. Lo hicieron cuatro de las 15: Aitana Bonmatí (para mí la mejor jugadora del mundo ahora mismo), Mariona Caldentey, Ona Batlle y la portera Sandra Paños. Vilda convocó para el Mundial a las tres primeras, pero dejó fuera a Paños, en una especie de venganza: el seleccionador no le perdonaba que hubiera apoyado a las díscolas, con todo lo que él había hecho por ella. Con ese grupo, Vilda logró montar un equipo que finalmente salió campeón, como todos saben.

¿Por qué volvieron Aitana y las otras dos? Pues yo las entiendo muy bien. Son profesionales y un Mundial como el de este verano es un escaparate único para sus carreras. Más los patrocinios y las ganancias directas en dinero contante y sonante, que no son como para despreciarlas por una cabezonería. Aitana es una mujer muy ambiciosa, como ella misma reconoce, va derechita a por el Balón de Oro y no podía dejar pasar esta oportunidad. Y las tres son catalanas o medio catalanas (Caldentey es mallorquina) y ya saben que la pela es la pela. Además, la federación incorporó muchas de las innovaciones pedidas por las rebeldes. Menos entiendo a las once recalcitrantes, encabezadas por Mapi León, la mejor defensa del mundo. En el caso de esta mujer, hay que decir que es maña, lo que explica bastantes cosas. Y tiene un liderazgo que seguramente ha arrastrado a las demás.  

Rubiales acudió a la final y se mostró eufórico en el palco y después en las celebraciones sobre el césped. Las mujeres lo habían sometido a un pulso muy duro y eso es algo que un machista como él no soporta. Y en ese pulso, había ganado por goleada. Con su apoyo, Vilda había logrado nada menos que el campeonato mundial. Así que se volvió loco y, en su euforia, se olvidó de convencionalismos y etiquetas y se mostró como es: un impresentable. Como se ha dicho, él no estaba celebrando tanto el campeonato, como su victoria en el pulso con Las 15. Pero es curioso cómo se endiosan este tipo de personajes, hasta el punto de olvidarse de que les están filmando. Porque las actuaciones incorrectas de Rubiales fueron cuatro. Primero se agarró los huevos en el palco, gesto que ya se ha comentado en el post anterior. Luego le echó la mano al hombro a la reina. Y después del beso a Hermoso se echó al hombro a Athenea del Castillo, la jugadora más liviana del equipo, como si fuera un saco de patatas. Todo esto se ve en las fotos que les traigo.






Pero la herida entre las jugadoras seguía abierta. Las 12 que se quedaron finalmente fuera, guardaban silencio. Ni una sola de ellas escribió en sus redes una felicitación por el éxito de sus compañeras. Durante el Mundial, habían sucedido algunas cosas significativas. En el tercer partido, contra Japón (España estaba ya clasificada después de ganar los dos primeros), el equipo sufrió una derrota sonrojante, por 4-0. Las japonesas nos pillaron al contraataque y nos marcaron cuatro goles como cuatro soles nacientes. Parece claro que, con Mapi León en el equipo, no hubiéramos encajado cuatro goles. Vero Boquete, que hacía de comentarista para RTVE, se dejó el micrófono abierto y se la escuchó lamentando la falta de Mapi y también de la portera Sandra Paños. Destilando, en suma, todo su resentimiento contra el entrenador que la apartó de la selección. Un resentimiento que comparte Damaris Egurrola, que tal vez por eso les arreó tanta leña a sus antiguas compañeras de la sub 17.

Vilda señaló a tres jugadoras después de ese partido. La portera Misa, que no paró un solo disparo: le tiraron cuatro veces y todas fueron goles. Y la parte izquierda de la defensa, formada por la central cordobesa Rocío Gálvez y la lateral Olga Carmona. Ninguna fue alineada de inicio en el siguiente partido, contra Suiza en el que ganamos 5-1. Ni Misa ni Rocío volvieron a jugar un solo minuto en el Mundial. En la posición de Olga, Vilda situó a Ona Batlle, cambiándola de lado y dando entrada a Ohiane Hernandez por la derecha. Pero Ohiane vio la segunda tarjeta amarilla contra Holanda, así que en las semifinales contra Suecia, Vilda tuvo que rescatar a Olga y nuestra gitana universal le terminó por salvar el culo en el último minuto de la semifinal y le solucionó después la final, con un par de goles históricos. Cosas del karma, o resultado de la actividad de esos dioses que nos gobiernan jugando a los dados.  

Pero esa desunión entre las jugadoras la ha solucionado definitivamente el macho alfalfa con sus actitudes arriba reseñadas y la posterior huida hacia adelante. Aún en Sídney, los periodistas le rodearon y, cuando se creía que le iban a pedir que hablara sobre el triunfo de la selección, resulta que lo que le preguntaron fue sobre el beso a Jenni, que ya empezaba a ser muy comentado en España. Su respuesta: yo sólo quiero hablar del Mundial, no de las bobadas que dicen algunos gilipollas y tontos del culo (sic). Todavía no sabía en qué jardín se había metido. Luego en el avión, se ve que le recomendaron hacer un vídeo de disculpas, que grabó claramente a regañadientes: yo no creo haber hecho nada malo pero me dicen que me disculpe y tendré que disculparme. Más tarde se supo que presionó de todas las formas posibles a Jenni y a la capitana Ivana Andrés para que participaran en ese vídeo, ayudándole a exculparse, pero ambas son muy listas y se negaron.

Llegada la selección a Madrid, el tema del beso se había convertido ya en trending topic mundial, copando las portadas del New York Times y todos los grandes diarios de occidente. Entonces, se filtró a la prensa que Rubiales dimitiría en la asamblea de urgencia que se había convocado. Pero sorprendentemente para todos, el tipo no dimitió, sino que se atornilló a la poltrona y reforzó la unión con superglue. Lo más penoso fue ver a Vilda y otros palmeros aplaudiendo un discurso en el que atribuía sus problemas al acoso de unas falsas feministas, muy distintas de las feministas de verdad, como sus hijas, a las que había invitado a que presenciaran el despropósito desde la primera fila. Todo muy mafioso, muy corleone. Cinco veces repitió como un mantra la frase no voy a dimitir, entre el aplauso de los asistentes, en una escena a la que algunos músicos han añadido bajo, batería y otros instrumentos. Véanla.

Además, intuyendo lo que se le venía encima, cesó a todos los miembros de su Consejo de Administración, menos a uno: su fiel Pedro Rocha. Pero este, que se ha quedado al cargo del tinglado al ser suspendido Rubiales por la FIFA, rápidamente se ha desmarcado de su mentor y ahora encabeza el movimiento para que se vaya. Esto es ciertamente un clásico: el propio Rubiales fue nombrado de urgencia para sustituir al no menos gangsteril Ángel María Villar y seguir como su hombre de paja, pero enseguida renegó de él. Como Franco con Suárez, o Uribe con Santos en Colombia. Por entonces, ya las 12, más las 23 de la selección y otras 50 de todos los equipos españoles habían firmado un llamamiento en el que manifestaban que no irían a la selección hasta que se vaya Vilda. Sus aplausos al mono en jefe en su último y delirante discurso fueron la gota que colmó el vaso de todas ellas. Y así están las cosas en este momento. Se espera que Vilda se vaya, lo que permitiría que se pueda hacer una selección femenina con las mejores. Vilda ha demostrado ser un buen entrenador, en circunstancias muy difíciles, y podría hacerlo muy bien en cualquier club europeo. De momento, España, que era la nº6 del ranking FIFA a comienzos del Mundial, ocupa ahora el nº2 y no es la primera por su derrota ante Japón.

Poco queda que añadir a este chungo asunto. Ahora bien: un beso por sorpresa, o a traición, en los labios ¿es para tanto? ¿Por qué? Pues yo creo que sí es para tanto, aunque hay que interpretarlo como una gota que colma un vaso que lleva mucho tiempo llenándose. Siglos. El vaso del maltrato a las mujeres. El vaso del machismo. Rubiales abusa de su posición superior, él es el jefe de la federación y Jenni una simple futbolista, es decir, una persona en un nivel inferior y, en teoría, a sus órdenes. Está muy mal utilizar esa preeminencia para obtener lo que se solía llamar un beso robado. Es tan incorrecto como si yo se lo hiciera a la señora que limpia en mi casa, o a cualquiera de las chicas que tuve a mis órdenes en mi etapa laboral. Rubiales, que es un verdadero neandertal, entiende que tiene una especie de derecho de pernada que le permite hacer lo que hizo. Además está toda la gesticulación circundante, cómo el tipo se le cuelga del cuello como un mono y rodea su cintura con las piernas, como le sujeta firmemente la cabeza para plantarle el beso. Es ciertamente asqueroso.

Pero no conviene demonizar específicamente el beso en los labios como algo perverso en sí mismo. En otro tipo de contexto, en un contexto de coqueteo y seducción entre iguales, puede ser un simple gesto que invita a ir un poco más adelante, en espera de la respuesta de la otra parte. Incluso por sorpresa, en forma de beso robado. En ocasiones, es la mujer la que toma la iniciativa, a mí me ha tocado vivirlo en las dos formas. Es diferente; si es la mujer la que da el paso, no suele tener muchas dudas de la respuesta: el hombre ya se sabe que piensa con la polla y le va a parecer bien en todos los casos, a menos que la chica no le guste en absoluto. En cambio, si es el hombre el que toma la iniciativa, la cosa es como una pregunta o una propuesta, que puede tener muchos resultados, incluso cargarse del todo la relación en ciernes. Me viene a la cabeza un ejemplo.

Hace un tiempo yo solía quedar con una amiga para ir al cine, cenar o tomar algo juntos y, sobre todo hablar largamente de nuestras preocupaciones y nuestros anhelos. Al final de cada cita, yo solía acompañarla a un punto intermedio entre nuestras casas, ya saben que pocas cosas hay que me gusten más que caminar por la noche en la ciudad con una chica guapa a mi lado. En las despedidas nos dábamos un largo abrazo, seguido de un par de besos. En una ocasión, yo la besé en los labios. Se quedó muy sorprendida, pero dimos media vuelta sin decir nada más. No fue, por mi parte, un impulso, sino algo premeditado, dirigido a hacerle ver que podíamos ir más adelante en nuestra relación, si ella quería. Ya en casa, pensé que a lo mejor no volvíamos a quedar. Pero fue ella la que me llamó la siguiente vez. Durante la velada, ninguno hizo referencia a nuestro beso del día anterior. Y, llegados al mismo punto de habitual despedida, fue ella la que buscó mi boca y sacó la lengua a pasear. Esto es algo muy femenino, con perdón: hacemos lo que yo quiera, cuando yo quiera y llegando hasta donde yo diga. Lo que vino después, ya entra en la zona de sombra sobre la que no se habla en este blog; que cada lector imagine lo que quiera.

Lo que intento decir es que no hay que sacar las cosas de quicio. Un beso robado en los labios no siempre es malo. Lo es y mucho, con abuso de posición, entre dos que no se conocen más íntimamente y encima sujetándole la cabeza a la chica con fuerza. Algo tan deleznable como mirarle las tetas o darle una palmada en el culo, costumbres bastante arraigadas entre cierto tipo de machos alfa. Todos ellos son restos del derecho de pernada y en el mundo de hoy son rechazables absolutamente y sin matices. Pero no debemos llevar este tema hasta el mundo de la seducción, el flirteo y la relación libre entre personas de distinto sexo (o del mismo) en situación de igualdad. Yo apoyo totalmente el feminismo y todo este mundo del Mee Too, pero que no nos lleve al puritanismo meapilas de que haya que ir con cuidado a la hora de ligar. Yo siempre he sido un seductor educado y cuidadoso, con iniciativas basadas en el respeto, que apenas me he llevado broncas por propasarme y sí, en cambio, algún desprecio o desinterés de mujeres que gustan de actitudes más agresivas o directas.  

No sé si esta diferenciación entre besos en los labios es compartida por algunos sectores del feminismo radical. Yo la verdad añoro el momento en que todas las feministas iban de la mano y no divididas como en el último 8 de marzo, una división motivada por las posiciones de intolerancia de algunas. En Madrid, el feminismo dio un gran salto adelante en la manifestación de 2020, esa misma que fue demonizada por la derecha diciendo que había sido un foco de contagio del Covid (yo tengo muchas amigas que se unieron a la manifestación de ese día y ninguna conoce a nadie que se pillara allí el Covid). El cartel anunciador de esa marcha, emitido por Comisiones Obreras es todo un símbolo de aquella unidad que hoy echamos de menos. Con él les dejo. Sean buenos. Y buenas, ya que estamos en este tema.   

6 comentarios:

  1. Un tipo vulgar y chabacano, grosero, confianzudo y maleducado como es este personaje, ¿de dónde ha salido?, ¿quién le ha nombrado?. Todo cuanto dices me parece muy acertado y además bien documentado, tu trabajito te habrá costado, pero añadiría yo lo inoportuno del momento y lugar, agarrando sus huevos y descorteses maneras ante las cámaras del mundo entero. En la taberna de su pueblo, ante iguales, hubiera resultado algo más discreto. Por ello, además, es tonto. Yo, por mi parte, le condeno a pasar una larga temporada en la mazmorra del castillo de San Felipe hasta que las barbas le lleguen a sus innobles partes. Un abrazo afectuoso. P.S. ¡Asombroso lo que sabes del equipo femenino!

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    1. Querido Alfred, ya ves que el tema se ha seguido complicando. Habrá algún post más al respecto. Un abrazo fuerte.

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  2. Es un gañán.
    En cuanto a otro asunto, aquí me das un nuevo indicio para seguir pensando que lo que tú llamas zona de sombra puede que tenga alguna sombra, pero estoy seguro de que está llena de luz.

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    1. Eso quisiera yo, jajajaja. Un fuerte abrazo para ti también.

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  3. Desde mi punto de vista femenino, te agradezco el tono cuidadoso general, habitual en tus textos, para lanzar un mensaje nítido: que un beso robado en los labios no es para que se monte el "pollo" que se ha montado. Pasaré por alto eso del comportamiento dominante como típicamente femenino, que es verdad, pero no es más que la reacción defensiva a un comportamiento simétrico durante siglos del macho dominante, que ahora ve en peligro sus privilegios.
    Es verdad que un beso robado no es lo mismo que una violación o cualquiera de las tipologías que podemos considerar como agresiones sexuales graves. El beso robado está en el mismo tipo de conductas que las palmadas en el culo, las miradas al escote o los piropos. Ciertamente menos graves en sí mismas, pero que conducen finalmente a las otras, las más graves. Bien, pues las mujeres también estamos hartas de soportar esas cosas y deseando decir que sé acabó.
    Yo llevo detrás una larga carrera como especialista en lo que ahora se llama big data y en ese sentido me ha tocado asistir a un montón de congresos, encuentros de empresa, reuniones de trabajo o talleres. Pues en todos ellos lo primero que se detecta es que las mujeres están en minoría. Somos pocas y hemos de ir vestidas con ropas ajustadas, tacones y buena capa de maquillaje, para que no nos ninguneen todavía más. Y naturalmente, hemos de ir cada poco al baño para comprobar en el espejo el estado de nuestras pinturas de guerra y nuestros atuendos. Pues en toda mi vida, la conversación entre las chicas en el baño de señoras de esos eventos es: qué coñazo, esto está lleno de sobones y viejos verdes, no sé cómo lo aguantamos, qué lata que tengamos que soportar esto para ganarnos el cocido.
    ¿Se acabará esto algún día? Yo espero que sí. Al menos que nuestras hijas no lo tengan que sufrir. Eso es lo que está detrás de por qué un asunto nimio aparentemente, como el famoso "pico" de Rubiales, se haya convertido en un huracán de alcance aún desconocido.

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    1. Querida amiga desconocida, tu comentario creo que le pone el punto sobre la i a todo este asunto. Muchas gracias por leerme, por comprenderme en buena parte y por esta aportación tan oportuna y clarificadora. Un beso (casto y en la mejilla, no vayamos a fastidiarla).

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