viernes, 18 de agosto de 2023

1.242. Alimenten sus cabezas

Pues aquí seguimos con todo cerrado, tras la huida de media ciudad. Esto es un erial, están cerrados el Matilda, La Pitarra, las Bodegas Rosell, La Venencia, el Revuelta. Los bares a los que suelo ir me muestran su puerta atrancada y diferentes letreros anunciando el cierre temporal. Aun así, la ciudad es una delicia, al menos entre ola y ola de calor. El que sí ha abierto de vuelta es el Ricla, donde ya me acerqué a comer el viernes pasado como les conté y he avisado de que hoy volveré de nuevo. Mi último post lo escribí el domingo por la tarde y el lunes lo dediqué a subir a El Escorial, para pasar el día con mi hermano Antonio y su familia, a los que hacía unos meses que no veía por diferentes motivos.

Lo cierto es que los encontré muy bien y pasamos una tarde estupenda. Mi hermano y su mujer tienen ambos 88 años y han llegado a una situación en la que están felices prescindiendo de horarios y obligaciones. Quiero decir que prepararon un arrocito buenísimo, dedicándole el tiempo necesario, de modo que empezamos a comer ya cerca de las cuatro. Después, una larga sobremesa, con cafés, helados, licores diversos y estupenda conversación, que se prolongó hasta las siete. Y, finalmente, la obligada siesta, de la que ambos emergieron como a las nueve de la noche, aun de día por las fechas y muy sorprendidos de que yo me tuviera que ir, porque no me gusta demasiado conducir de noche. Lo cierto es que, desde que me operé de cataratas, conduzco bastante bien por la noche y me las arreglé perfectamente para bajar el puerto de Galapagar con la noche ya cerrada.

El martes suspendí mi clase de inglés para ver el partido de semifinales del Mundial de Fútbol femenino entre España y Suecia, un evento emocionante hasta la llorera final, porque España iba ganando cuando le empataron en los minutos finales y tuvo los arrestos de deshacer el empate ya en el descuento con un golazo de Olga Carmona, esa chica sevillana de la que les vengo hablando hace tiempo y que por nariz y apellido podría esperarse que se hubiera dedicado al tiri-ti-tran-tran-tran, en vez de jugar al fútbol. A mí muchas veces las noticias me pillan por sorpresa, pero hay otras en que tengo como una especie de intuición y me adelanto a los demás medios y esa suerte que tienen ustedes, mis queridos lectores. El Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda es ahora mismo la noticia del verano y yo se la vengo anticipando. Si revisan ustedes mi post de 1 de agosto, verán que se cerraba con una foto de Olga Carmona y Tere Abelleira dos amigas y compañeras en el Real Madrid, sentadas en el verde compartiendo risueñas un rato de descanso. 

Pues estas dos chicas fueron las protagonistas del gol. Tere sacó un córner en corto y Olga rompió las redes desde la frontal. Por cierto, según una aplicación que analiza todas las jugadas y suma el número de pases acertados, balones cortados, tiros a puerta y demás lances del juego, Tere Abelleira es por ahora la mejor jugadora de este mundial, posición que no creo que pierda, porque será titular seguro en la final de este domingo. Y han de saber que, al final de ese partido histórico, Tere subió a la grada a saludar a su madre, que ha viajado a las antípodas para acompañarla y que le hizo entrega de una bandera gallega que le ha traído, para que posara con ella en el césped. Por si no han visto la secuencia del gol de Olga, no tienen más que pinchar AQUÍ. Abajo tienen las imágenes que les digo: Olga se tira al suelo a celebrar el gol recién marcado y Tere es la primera que llega a abrazarla. Y un rato después, Tere posa en el césped con la bandera gallega.

Emociones a flor de piel, en lo que es la noticia de este verano, como les digo, muy por delante de la constitución de las Cortes, el crimen de Daniel Sancho y el interventor follarín de RENFE. Los seguidores fieles de este blog estaban avisados y hasta Paco Couto, cuyo interés por el fútbol se suele circunscribir a la deriva del Celta, me llamó para decirme que estaba viendo el partido en directo. Hombre, yo no había trasnochado para ver un evento como el partido de cuartos de final desde que me quedaba a ver conciertos de Samantha Fish en los tiempos en que creía que nunca vendría a España. Por cierto, la final de pasado mañana va a ser muy difícil, las inglesas son un hueso, pero nuestras chicas competirán y veremos a ver si ganan. Si es así, es que hasta me voy al aeropuerto a esperarlas llegar.

El bueno de Ed y los demás compañeros de la clase del nivel B1, también vieron el partido por la tele y me agradecieron que les hubiera avisado de una cosa tan emocionante. Todos estuvieron de acuerdo en recuperar la clase al día siguiente, miércoles, en que dedicamos la mitad del tiempo a comentar el partido, en inglés, por supuesto. Ambas tardes, martes y miércoles, me las pasé en casa con mi gato Tarik Marcelino, aprovechando el alivio térmico de estos días. Por cierto, he leído un artículo sobre las diferencias entre perros y gatos, publicado el otro día en El País, que me parece muy bueno y del que he entresacado algunos temas de interés. Por ejemplo, dice que es una inutilidad castigar a un gato por alguna pirula que haya hecho. No lo entiende y la seguirá haciendo.

He observado esto con Tarik. Hace unos días, de pronto le dio por destrozar minuciosamente una alfombrilla dura que tengo puesta para la entrada desde la terraza. Es una alfombrilla de color azul, que hasta ahora le servía para sentarse y la usaba mucho. Pues le he explicado de multiples formas que eso está muy mal. Le he dado cachetes, le he chiringado en el hocico con un spray de agua, lo he encerrado en un cuarto. Todo ello con grandes aspavientos mostrándole la alfombrilla y gritándole MUY MAL, MUY MAL, MUY MAL. Pues nada. He escondido la alfombrilla varios días. Pues en cuanto la saco de nuevo y la pongo en su sitio, no tarda ni un minuto en abalanzarse sobre ella y empezar a destrozarla de nuevo. Entiendo que para él, chincharme es un juego. El saber que eso está mal y me irrita, encima es un aliciente, porque el juego ya es completo: me chincha y corre a esconderse para que no lo pille.

Una cosa que no sabía es que los perros fueron domesticados hace unos 16.000 años, mientras los gatos se asociaron al hombre mucho más tarde, hace unos 5.000 años. Porque no duden de que los gatos no fueron domesticados, sino que se asociaron al hombre por su propia conveniencia, pero sin perder su libertad. Pero lo más impactante del artículo es una consideración que me parece genial. Dice el autor del artículo que los perros piensan que su amo es Dios. Y por eso dedican todo su esfuerzo y energía en honrar a su Dios, en agradarle, en hacer lo que manda y tratar de hacerlo bien para recibir sus premios y aceptar sus castigos cuando no logran la excelencia. Por el contrario, un gato piensa que él es Dios, mientras que el amo es sólo un colega a su servicio, que se encarga de suministrarle la comida y demás comodidades que requiera, como un siervo a tiempo completo. Esa reflexión es exactamente aplicable a Tarik Marcelino Martínez, que incluso me recrimina algunas de las faenas que le hago, como dejarlo solo cinco días o retrasarme en rellenarle su cuenco de la comida.

Ayer jueves tuve mi clase de inglés normal, luego fui al mercado de Antón Martín a reponer existencias y por la tarde me reincorporé a la academia de yoga que ya les he dicho que hasta septiembre no recupera las clases de mediodía. Salí a la ocho de la tarde y me encontré cerrados los bares a los que suelo ir tras el yoga (el Ricla no abre por las noches). Así que me acerqué a la Plaza de Santa Ana, a la cervecería del mismo nombre, donde me obsequié unos estupendos dobles de Mahou de presión acompañando a media de lacón a la gallega. A pesar de esas ocupaciones, seguí, digamos, con el rabillo del ojo, la sesión de constitución de las Cortes, en la que se produjo un misterio que aún no sé cómo valorar. Feijoo le hizo el feo a Vox de no apoyar al candidato que este partido proponía para una de las vicepresidencias a las que tenía un cierto derecho, como tercera fuerza en votos de la nación.

Naturalmente, Vox respondió no votando a la candidata del PP y facilitando el triunfo de lo que ahora se llama el bloque progresista, algo que me da mucha risa, dado que engloba al PNV y a Puigdemont y sus esbirros, que no creo yo que puedan caracterizarse precisamente como progresistas. ¿Por qué hizo eso el PP, por instrucción directa de Feijoo? Pues no se sabe. Una clave la da el hecho de que Feijoo tomó la decisión, justo después de que Puigdemont confirmara in extremis que apoyaba a la candidata socialista. En esas condiciones, Feijoo ya no tenía ninguna posibilidad de ganar y se puede imaginar que pensó: de perdidos al río. Pero esta es una explicación muy endeble. La decisión es una ofensa a Vox y en cierta forma un castigo para cabrearles. Sin ninguna consecuencia práctica para el PP.

Salvo que sea un primer paso para desmarcarse del abrazo del oso al que Vox les estaba sometiendo. Feijoo es muy listo y puede haber entendido que perdió su envite electoral por oler demasiado a Vox, por el tufo a torero, a cazador y a racista. Yo no tengo duda de que Feijoo está en una línea ideológica pragmática, digamos más cercana a lo que fueron Rajoy y Soraya. Pero alguien le ha forzado a situarse mucho más a la derecha, en la línea Ayuso, donde no se siente especialmente cómodo. Y tal vez pudiera ser este un primer paso para marcar diferencias y acercarse más a lo que debe ser un partido de derechas europeo. Pero debe andarse con ojo. Porque desde la línea dura de su partido (Esperancita, Cayetana y la propia Ayuso) ya se está deslizando que la culpa de todo lo que está pasando la tiene Rajoy, que con su movimiento al centro generó la aparición de Vox y ahora la derecha está dividida y por eso pierde. Yo creo que quien generó a Vox fue Puigdemont y sus aventuras.

Si Sánchez consigue formar un nuevo gobierno Frankenstein, se vienen cuatro años de más de lo mismo, de acoso por tierra mar y aire desde los medios de la Brunete mediática (Mundo, ABC, Razón), sazonados con nuevas encuestas que darán ganador por mucho al PP, salvo las que haga Tezanos, y con ruido insoportable por todas partes. Yo ya les he dicho que prefiero el gobierno Frankenstein que no el gobierno Francostein con que nos amenazaba la derecha. Pero Sánchez ha de gobernar bien y hacerlo para el país y para todos los españoles. Ya no cargará el hándicap de tener a Iglesias, Montero y Belarra en el gobierno y hasta puede que haya aprendido algo en sus años de presidente. La economía va bien y el mercado de trabajo está bastante pujante. Una línea continuista, basada en el diálogo con los diferentes sectores, sería bien valorada por todos. Lo que pasa es que depender de catalinos y peneuvistas tiene siempre el riesgo de que de pronto le den una patada al tablero de ajedrez.

Veremos por dónde tira la cosa. Mientras llega la hora de acercarme al Ricla, donde me tienen reservada mi mesa, pienso en cuánto tiempo ha pasado desde el surgimiento del rock como fenómeno masivo, a la par que los hippies, las drogas, la píldora y la liberación sexual. Tal día como hoy, hace exactamente 54 años se estaba celebrando en Woodstock la madre de todos los festivales. Hoy les dejo de propina un video breve de un momento mágico de ese festival. En concreto, la interpretación por parte de Grace Slick, del grupo Jefferson Airplane, del mítico tema White Rabbit. Grace vive todavía, tiene nada menos que 83 años, es algo más joven que mi hermano y mi cuñada y, como ellos, está en buena forma, como pueden ver en la foto de abajo.

Pero en Woodstock, Grace Slick estaba en el arranque de su carrera, con toda la energía de sus 29 tacos. White Rabbit es un tema mítico del rock, con una estructura musical repetitiva a la manera del Bolero de Ravel, en el que se describen los efectos del LSD y ciertos hongos, relacionándolos con el mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Grace acomete el crescendo del tema en una especie de éxtasis, que a ella misma le sorprende, como se ve en su wow final. Un éxtasis similar al de Olga Carmona tras su ya mítico gol. Véanlo y quédense con el grito final: feed your head, alimenten sus cabezas. Eso les ayudará a ser buenos y vivir más felices. Y no se pierdan la final del Mundial.   

2 comentarios:

  1. He escuchado varias veces el White Rabbit, que no conocía, hasta entender todo su significado. Joder, es que es un auténtico himno, sintetizado en dos minutos. Leo al respecto en la Wikipedia y descubro que la autoría de esta maravilla es exclusiva de Grace Slick, letra y música. Sigo su blog en busca de pequeños detalles como este. De verdad, gracias.

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    1. Pues gracias a usted por seguirme y por su apunte sobre la autoría exclusiva de Slick. White Rabbit es efectivamente un himno, que se mantiene vigente hoy en día. Volveré sobre él en próximos textos.

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