jueves, 31 de marzo de 2022

1.130. Highway to hell

Hoy cumple 67 Angus Young, el guitarrista mítico de AC/DC, el que sale en los conciertos vestido de Daniel el Travieso. Para conmemorar este evento, voy a abrir con la versión del Highway to Hell, que hacía Samantha Fish al frente de las Girls with Guitars, grupo que compartía con sus amigas Dani Wilde y Cassie Taylor, además del batería motivao. Este vídeo mezcla tomas de varias actuaciones del grupo en diferentes lugares, todas de 2011, y ya saben que me encanta rastrear viejas tomas de Sam, aunque la fase de su carrera que más me gusta es la siguiente, cuando formó trío con GoGo Ray a la batería y Chris Alexander al bajo. Aquí era todavía una cría y estaba en fase de formación pero ya mostraba su personalidad, su energía y su determinación, además de un dominio sorprendente de la guitarra. 

Tras el aperitivo, retomo el hilo del post anterior, en donde se quedaron pendientes un par de temas, de los que se hablará a lo largo de este post, aunque en estos días han seguido sucediendo cosas que me sugieren algún comentario al respecto. ¿Cómo dicen? ¿Qué? Ah, no, no. La hostia de Will Smith me la trae al pairo, no me extrañaría hasta que fuera una cosa preparada para darle un poco de sal a una ceremonia bastante desabrida por lo que dijo todo el mundo (yo no trasnocho para ver esa insulsez). Además, la favorita, El poder del perro, no me había gustado nada en su día, la veo lenta, premiosa, falta de chispa. Todo el mundo dice que es cojonuda, pero a mí se me hizo bola, debe de ser que no entiendo. En cambio, me parece una maravilla Belfast, que les recomiendo sin dudarlo, si es que no la han visto todavía. Y además con las deliciosas canciones de Van Morrison sonando todo el rato. Al final, se llevó el Óscar al mejor guion, algo es algo.

Hablando de Van Morrison, el otro día tocó en Madrid, en el Palacio de los Deportes de Felipe II, ahora llamado Wizink Center. Por la tarde escuché por la radio que quedaban entradas libres. Hace años que vi a este extraordinario músico y me prometí a mí mismo no repetir, después de asistir a un concierto medido en su duración, sin propinas y sin el más mínimo gesto de empatía hacia el público. Es que ni nos miró. Pero uno se va haciendo mayor y se empieza a sentir legitimado para romper ese tipo de promesas si le da la gana. Yo estuve ese día por mi antigua oficina, sin otro motivo que el de saludar a los colegas y comer luego con un par de compañeras con las que mantengo la relación. Regresé luego por M-40 y Carretera de Valencia, a toda pastilla, porque con mi vista recobrada, he recuperado también el placer de conducir, actividad que estaba empezando a desarrollar de forma un tanto cohibida porque no veía.

¿Por qué les cuento todo esto? Pues porque, como de costumbre, me puse la emisora Rock FM a todo volumen, y recuperé también una vieja rutina, la de subir la velocidad cuando me ponen a AC/DC o a los Ramones. Sonó también una canción de Van Morrisón y el locutor avisó de que aun quedaban entradas libres para el concierto de ese día. Bien, llegué a casa y encendí el ordenador, para ver cuánto costaban y decidir al respecto. Pues, quitando una de gallinero, de las que posiblemente te permitiera ver una esquina del ala del sombrero de Morrison, las de pista se vendían a 200€. No me sorprendió, porque es el precio que valen las del próximo concierto de los Stones en el Wanda, y parece que se agotaron en una hora.

Vamos a ver, cuando yo solía ir a estos conciertos, mayormente el euro no se había establecido aun como moneda en España. Haciendo la conversión en pesetas, 200€ son 33.000 pesetas. Y les juro que yo no he pagado en mi vida 33.000 pesetas por un concierto de rock. Tanto Morrrison como los tres Stones que quedan, tienen setenta y tantos años. Charlie Watts, el batería que se murió el año pasado tenía 80. Los Stones, al menos, se lo curran un buen rato y dan mucha caña. Pero el bueno de Van toca una hora justa y deja muchos ratos para el lucimiento de sus músicos, que suelen ser bastante buenos, por cierto. Yo he recobrado mi vista de antes (Hook Eye Milu, me llama mi profesor de inglés, ojo de halcón) y creo que vería bien a los músicos desde localidades no muy cercanas. Pero ¿estamos locos? ¿No dicen que hay una crisis económica de la hostia? ¿Que la gente pasa hambre? Volveremos sobre el tema. De momento, aquí tienen una imagen del concierto que me perdí.

En realidad, de lo que yo quería hablarles es del maldito cambio de hora, una tontuna que cada año nos hace pasar unos cuantos días de primavera y otros tantos de otoño bastante descolocados. Esto del cambio, parece que afecta especialmente a los bebés, las mujeres embarazadas y los ancianos, debe de ser por eso que a mí me fastidia estos últimos años, porque antes no me enteraba. Ya les conté que tuve un gato que lo pasaba fatal con este cambio, se deprimía, estaba unos días sin lavarse hasta que, poco a poco, se iba adaptando al horario cambiado. Era un gato muy sensible. Hace unos cuantos años que se viene hablando de que este cambio no sirve para nada, que la energía que se ahorra se compensa con lo que se pierde por los problemas psicológicos que sufre el personal. Y aquí surge el debate: cuál de los dos habría que dejar como único.

Si se pregunta a la gente, todo el mundo prefiere el horario de verano. Pero, mira por dónde, hay unos supuestos expertos, que aconsejan lo contrario. Yo conozco a un tipo supuestamente enterado que, cada vez que yo me pronuncio entusiásticamente por el horario de verano, tuerce la cabeza y me mira con condescendencia. Se le ve en la cara la frase que se está formando en su cabeza: las cosas no son tan sencillas (¿recuerdan?). Yo lo tengo muy claro, el horario de invierno está bien para los países fríos del norte de Europa, en donde no les importa recogerse a las 4 de la tarde, porque hace un tiempo tan malo que no se puede ir de bares. Pero ¿en nuestra querida España de tintorro, tapas y pandereta? Quita, quita. Aunque hay gente que sale poco y por eso les va mejor el de invierno. En los USA, se han liado la manta a la cabeza y han decidido dejar el horario de verano ya para siempre, en los tres husos que abarcan. Es lo que deberíamos hacer en España, si Sánchez fuera más decidido.

Y enlazamos aquí con los temas pendientes del otro día. Lo del Sáhara no da para mucho. Lo que les puedo decir es que a mí no me ha sorprendido especialmente. Porque no tengo a Sánchez por una persona fiel a ningún principio, ni con una miras muy lejanas. Sánchez es un resistente, como se llama a sí mismo en su libro más reciente, un especialista en el regate corto y un tipo que circula sin poner nunca las luces largas (tampoco sus enemigos le dejan mucho más margen). La relación de la izquierda española con el Polisario y el pueblo saharaui, era histórica y nadie se había atrevido a romperla. Bien es cierto que el resultado era que el 80% del territorio del Sáhara está en manos de Marruecos y allí viven la mayoría de los antiguos saharauis mezclados con población marroquí desplazada al olor de los negocios. Y que el otro 20% está aislado por un muro gigante construido por Marruecos, al otro lado del cual, malviven en campamentos los que sostienen la llama del antiguo independentismo. ¿Es esa una situación deseable para siempre? Pues obviamente no. Pero veremos qué pasa ahora.

De todas formas, el movimiento de Sánchez hay que atribuirlo a dos claves. Por un lado, la desaparición anunciada de Ciudadanos deja un espacio electoral huérfano, en el que el PSOE podría encontrar un caladero de votos importante, si modera un poco sus propuestas y las hace digeribles para el amplio sector que no quiere votar al PP, pero tiene miedo de la izquierda que puede representar Podemos. Sánchez lleva ya un tiempo centrándose, a medida que la parte podemita va perdiendo fuelle también. Retirado Iglesias y con Yolanda erigida en campeona de la negociación y enemiga de radicalismos, toda la estrategia última de Sánchez busca que no le digan más que huele a la coleta de su ex socio.

La otra clave está en el predominio USA en el mundo. Ya saben que Trump reconoció los derechos de Marruecos sobre el Sáhara y Biden no ha deshecho ese movimiento estratégico. Marruecos, junto con los Emiratos, Egipto y Bahrein (pronúnciese Bajrain), acaba de firmar una alianza con Israel, patrocinada por los USA, con objeto de contener la influencia territorial de Irán. Estos movimientos son a veces difíciles de descifrar y a menudo tienen motivos relacionados con el mercadeo de ciertas materias primas. El Sáhara es un lugar desértico, que no debe de ser muy atractivo para vivir, pero imagino que es rico en ciertos materiales (antiguamente se hablaba de los fosfatos, pero seguro que hay más cosas). En fin, Sánchez ha hecho su movimiento de ajedrez e inmediatamente lo han puesto a caldo desde la izquierda (lógico), pero también desde la derecha. Eso ya es más difícil de explicar ¿no? Si siguiera en activo el fraCasado, la explicación sería inmediata: Es un paso horroroso, porque lo da Sánchez. Lisa y llanamente. Si diera el paso contrario, sería igualmente criticable.

Pero ahora está el señor Feijoo. ¿Es que no va a haber un cambio de política y hasta de imagen en el PP? En fin, yo le deseo sinceramente suerte a Feijoo, creo que el país necesita un partido de derechas presentable, pero esto me ha desconcertado un poco. Poniéndose a favor de Marruecos en el tema del Sáhara, Sánchez ha dado un paso hacia la derecha. Deberían de aplaudirle desde el PP. Recuerden que el fraCasado se hizo fotos con los líderes de la derecha marroquí cuando estalló el contencioso por acoger al líder enfermo del Polisario, obviando que esos líderes reivindican Ceuta y Melilla como partes de Marruecos. Francamente, para hacer lo mismo que hacía el fraCasado no hacía falta quitarlo ni montar todo este pollo.

Por cierto, cuando se produjo el citado contencioso y empezaron a entrar chavales nadando en Ceuta, Abascal lo tuvo mucho más claro que el fraCasado y se fue corriendo a Ceuta, por si había que ayudar a defender la posición. Hizo el ridículo y se volvió a la península. Yo propuse entonces que se le arrendara la isla de Perejil, para que montara allí un pequeño retén de la legión y cada mañana se rompiera la camisa como Camarón y gritara consignas hacia la cercana costa magrebí (Gibraltar español, Melilla no se vende). ¿Por qué ahora no se va al frente ucraniano a defender la posición? Me refiero a las posiciones rusas, porque habrán sabido que el Ayuntamiento de Madrid ha decidido retirarle al Hijo de Putin la llave de oro de la ciudad que le concedió Gallardón, con el voto a favor de todos los grupos, menos Vox que ha votado en contra. Todo encaja, queridos seguidores.

Pero, volviendo a Feijoo, dice mi amigo Alfred que, antes de emitir una opinión sobre él, hemos de esperar a ver de qué equipo se rodea y como se posiciona precisamente frente a Vox. Yo tengo grandes esperanzas de que en cuanto tome posesión se esmere en desbloquear el Poder Judicial, como un símbolo de ese cambio que tanto le reclamamos al PP. Respecto a la posición frente a Vox, a mí no me parece mal que les hayan facilitado la entrada en el Gobierno de Castilla y León. Sí, sí, ya sé que es horroroso, no me tiren tomates. Vamos a ver: ¿no es esto una democracia? Pues entonces no se puede ignorar que a estos señores les ha votado un número muy alto de ciudadanos, a los que habrá que tener en cuenta. Eso sí, tendremos todos (y el PP el primero) que vigilar de cerca qué hacen con sus consejerías. Y denunciar todo lo que sea antidemocrático.

Y esto de Vox me trae al otro tema que se quedó pendiente el otro día: la huelga de camioneros. Porque ya sabrán que el líder de la autodenominada Plataforma de Transportistas es un conocido simpatizante de Vox en Hellín (Murcia). Un tipo que en su perfil de Facebook continuamente carga comentarios machistas y racistas, aunque no sea cierto que forma parte de Vox, como se dijo inicialmente. En realidad, este señor es un estereotipo de señorito del sur, campestre, taurino, amante de la chacina, posiblemente cazador, de los que huye de cualquier atisbo de igualdad de género, ecologismo o cultura de cualquier tipo, como el agua del aceite. Yo nunca les he escondido mi carácter profundamente urbano y mi falta de empatía con el medio rural, que suelo identificar con un lugar lleno de palurdos que se están quejando todo el día. Ni me gusta Arkansas ni el Ampurdán ni Villarejo de Salvanés. ¿Soy injusto? Seguramente, pero soy así y ya no lo puedo remediar. Al menos lo reconozco.

Desde esa alergia al medio rural entiendo que este movimiento de los camioneros es pariente de los chalecos amarillos de Francia y el renacer de las ultraderechas en casi todos los países europeos (¡hasta en Portugal!). Y siempre es igual. Ante el malestar por las subidas de precios o la imposición de condiciones comerciales desde Bruselas, la gente del campo se cabrea y se organiza para montar el lío. Siguen aquí la semilla que ha ido sembrando Steve Bannon por todas partes, sin cuya influencia no se pueden explicar Le Pen, Abascal o la señora Meloni. Pero yo creo que ese malestar (real) no lo es tanto, porque conozco a muy poca gente que se haya arruinado con el confinamiento y las medidas anti-Covid de estos años. O sea, que el personal tiene un pequeño colchón de ahorros, recursos o posibilidades.

Lo que pasa es que, debidamente manipulados, incluso encuentran dinero para organizar estas revueltas. Saben que los camioneros vinieron a Madrid y colapsaron la M-40, convirtiendo todas las carreteras del entorno madrileño en un puro atasco, una auténtica highway to hell. Montar ese pollo cuesta dinero. Pero es que, en paralelo, en la Castellana se montó una macro-marcha del campo, para la que se fletaron 1.185 autobuses de todas las regiones y las asociaciones de cazadores aportaron 1,4 millones de euros para la logística del asunto. Y también en esos días apareció una lona en la obra de un edificio de la Puerta del Sol que lleva más de una semana y pueden verla en las fotos de abajo. Colocar ese eslogan antigubernamental en lugar tan emblemático, parece que cuesta unos 50.000€. Pero, en fin, la suma de estas tres cosas (huelga de transportistas, marcha del campo y lona en la Puerta del Sol) sugiere una estrategia made in Bannon.





¿Cómo dicen? Venga, grítenlo a coro: ¡¡¡LAS COSAS NO SON TAN SENCILLAS!!! Desde luego. Hay pequeños transportistas que no se sienten representados por las grandes asociaciones de camioneros y que están participando en los paros. Algunos oportunamente manipulados y otros con motivos reales. Pero ya saben que yo no soy un sabio, ni un analista político, ni un experto en este tema. Yo soy un blogger y mi misión es estudiarme someramente los temas, simplificarlos y contarlos en esta tribuna semi-privada. Y fíjense que he pasado por alto el carácter ilegal de una huelga sin servicios mínimos y la burrez de los piquetes que lanzaban neumáticos ardiendo a los que querían seguir trabajando.

Por mi parte, yo tuve la suerte de que hice acopio de todo, el día antes de mi segunda operación de ojos, por si acaso me veía obligado a quedarme encerrado y en reposo. Cuando llegó el desabastecimiento de aceite, leche y cervezas, yo tenía suficientes existencias de las tres cosas. En relación con este tema, les dejo de propina un vídeo humorístico al respecto, que ha circulado estos días por los whatsapps. Sean buenos.

2 comentarios:

  1. Al leerte siempre encuentro cosas interesantes de las que pienso que merecen algún comentario. No lo hago muchas veces porque me parece que cuando lo hago me extiendo demasiado. Si me supiera moderar lo haría más pues lo que tratas en tu blog se lo merece.
    Aquí comentaría dos cosas, pero tal vez sólo comente una para no alargarme.
    Una: Van Morrison.
    ¡Éste si que es un cascarrabias cum laude!
    Por si le faltaba algo también es negacionista o algo parecido y hasta se manifiesta en canciones contra las restricciones que, según él, coartan su libertad personal, parece que más importante para él que evitar, en la medida de lo posible, la transmisión masiva de la enfermedad que podría producir un colapso sanitario con muertos del virus y del resto de cosas que no hubieran podido tratar. Bien sé que es cicatero, avaro y mezquino con su arte. He visto en un concierto suyo un reloj digital gigante a un lado del escenario para controlar el no pasarse ni medio segundo.
    Bien, pues a pesar de todo eso sigo siendo un incondicional de su arte. Sintonizo totalmente con su poética, su estilo y con los géneros en los que se mueve.
    Seguramente es del artista al que haya ido a más conciertos. El artista del que he tenido toda su discografía en vinilo, luego en CD y ahora en memoria digital.
    Lo de los precios de este concierto ya es otro asunto. Totalmente de acuerdo contigo.
    Y ya hablaremos de la huelga, que a mí me recuerda las de Chile contra Allende. Huelgas políticas muy eficaces porque el paro del transporte lo para todo y el seguimiento está garantizado porque existen unas reivindicaciones razonables de los transportistas. Pero eso no lo inventó Steve Bannon, ya lo había inventado Henry Kissinger.
    Lo del sahara me da verguenza. Lo primero es la palabra dada, cumplir los compromisos, la dignidad y el honor. Otra cosa es de traidores. Aunque nos lo manden los EEUU. Creo que fue Casto Méndez Nuñez, heroe vigués, el que dijo que más vale honra sin barcos que barcos sin honra.

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  2. Querido Paco, sabes que eres libre de escribir aquí cuantas veces quieras y con la extensión que requiera tu comentario, esta tribuna está a tu disposición. A Van Morrison sólo lo he visto una vez que recuerde y me resultó bastante áspero, aunque coincido contigo en que es un genio. Lo de la huelga está sobradamente analizado y lo del Sahara es una mierda, lo único que digo es que no me sorprende porque no tengo a Sánchez como hombre de gran fidelidad a unos principios, menos aun a unos acuerdos que no firmó él mismo. Un abrazo, hablamos a la vuelta de la Semana Santa.

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