viernes, 22 de octubre de 2021

1.093. Mis temas habituales

En este sinvivir que llevo en mi deriva de jubilado hiperactivo, de pronto me he dado cuenta de que ya han pasado cinco días desde mi último post. Ya han advertido ustedes que últimamente he perdido el ritmo regular de un post cada tres días, porque literalmente no me da tiempo a sentarme a escribir con tranquilidad. Y lo cierto es que me suceden más cosas de las que puedo contar en tres folios, por lo que la situación me desborda. Por ejemplo, tengo pendiente matizar el relato de mi incidente con la chica coreana que no me quiso poner mis medicamentos pautados en la tarjeta sanitaria. Dejé a esta chica con un perfil de mala de esta película, cuando la verdad es que luego me dieron unos datos que explican su actitud. Y es de justicia que puntualice esta historia en el mismo formato en que la conté el otro día.

Empezaré por decirles que tuve que comprarme dos de los medicamentos de marras porque se me habían acabado. Y pagué en la farmacia 36€. Al día siguiente, el amiguete médico que se ofreció a solucionarme el problema, me avisó de que ya los tenía en la tarjeta. Volví a la farmacia y me hicieron un ticket de devolución de 32€. Esto demuestra, no sólo que mi petición estaba justificada, sino que he estado haciendo el canelo durante dos años, algo que no me importaba cuando ganaba dinero, pero que ahora entra dentro de los asuntos que tengo que cuidar y aquilatar. Pero vamos con la historia de la china. Según he podido colegir de lo que me ha contado mi amiguete médico, esta chica está haciendo una sustitución por una baja prolongada. Le pagan una miseria y no tiene la menor estabilidad en el empleo: cuando la titular decida volver o se vea obligada porque ya no le prorrogan la baja, la china se va a la calle sin paro ni nada.

Ese es un primer dato, pero es que encima resulta que a estos facultativos primerizos con contratos en precario, el Insalud les hace un seguimiento vigilando a ver qué es lo que recetan, para que no se dediquen a tirar con pólvora del rey, como suele decirse. La medicación que yo tomo es muy cara y los médicos de la pública tienen la instrucción de recetar preferentemente genéricos y a ser posible de los más baratos. Mi amiguete dice que él tiene trienios suficientes como para que no le toquen los cojones y por eso me ha hecho el favor. Pero la china no está en esa situación y su actitud es comprensible. Quizá lo que más me molestó es que se pusiera a ligar abiertamente con el enfermero colombiano cachas en mi presencia, algo que nunca haría una chica coreana, pero esto también se explica por su nacimiento en las Islas Canarias, un lugar en donde las mujeres maduran pronto y son fogosas y ardientes. Ya saben la letra de la canción: Todas las canarias son, como ese Teide gigante, mucha nieve en el semblante, y fuego en el corazón.

Pues eso hizo mi chinita preciosa (hasta le estoy cogiendo cariño y todo): me mostró su semblante de hielo y nieve y reservó su fuego interno para quien se lo merecía más que yo, por edad y envergadura (nunca mejor dicho: en-verga-dura). Lo cierto es que, como en mis cuentas bancarias llevo unos meses observando que sale más de lo que entra, he empezado a moderar mis gastos para controlar el asunto. Una cosa que me asusta un poco es el tema de la factura de la luz. Estos sí que son unos auténticos cabrones. Veamos. Llevan como un mes asustando en la prensa con la noticia todos los días de que se ha batido un nuevo récord de coste de la energía. En realidad no dicen que el récord se ha batido; lo que dicen es: la subida de la energía pulveriza el anterior récord, algo que todavía da más miedo. Una vez creado el terror, a mí me llega un sms que me dice que por problemas técnicos no me pueden cobrar la luz este mes y que, cuando me llegue el recibo acumulado pendiente, se me ofrecerá la facilidad de pagarlo en cómodos plazos. O sea, más miedo inducido.

Y atención a lo siguiente, que explica todo este contexto previo. Me llega el otro día un correo postal, en el que mi compañía de luz me advierte de que mi actual contrato con ellos vence el mes próximo. Que si yo no digo nada, se me prorrogará automáticamente en las mismas condiciones, es decir, que mis recibos seguirán estando sujetos a los vaivenes en el coste de la energía que se produzcan, mire usted qué joda, que diría un argentino. Pero, que si yo quiero, ellos pueden tener el detalle y la amabilidad conmigo de cambiarme a un contrato con un precio mensual fijo, que se aplicará a rajatabla. ¿Lo pillan? Para mí está muy claro, creo que es una forma más de fidelización y, en suma, de extorsión al consumidor. Desde luego que yo no tengo intención de cambiar nada, porque, siempre que una empresa te hace una oferta, es para su beneficio. Si yo no me hago la tarjeta del Alcampo, y no renové la del FNAC que me regalaron mis amigos en un cumpleaños, tampoco voy a cambiar mi contrato de la luz. Que vayan a fidelizar a su puta madre, con perdón.

Temas estos de escasa entidad, de esos que al Ateo Piadoso y otros seguidores de este blog les interesa que comente, aunque a mí no me quitan el sueño ni van a cambiar mucho mis rutinas de jubilado con alma de quinceañero. Por ejemplo, ahora estoy centrado en buscar material para preparar mi charla del día 19 en París, que finalmente va a versar enteramente sobre temas que nunca he contado. Ya me han mandado los billetes electrónicos de avión, tengo mi certificado Covid listo en la tarjeta sanitaria y sólo me falta prepararme la charla. El bueno de Alain está muy ilusionado, dice que vamos a tener una mañana de debate a tres voces con su amigo alemán Rainer, delante de los alumnos de ambos, y que luego nos iremos los tres a comer y de farra parisina para seguir debatiendo sobre los temas, de los que ya les adelantaré algunos aspectos que pueden encajar en el discurso del blog a medida que los vaya madurando.

Va a ser este mi primer viaje fuera de España desde el cerrojazo del Covid, pero no el último, espero. De hecho, en el próximo febrero voy a repetir itinerario: París, Lille y Ámsterdam. ¿Y con qué motivo esta vez? Parece mentira que me lo pregunten. El 10 de febrero actúa Samantha Fish en el Bataclan de París. Y ya tengo sacadas seis entradas de foso, que es como llaman allí al espacio delante del escenario. Invito al concierto a mis dos hijos y sus parejas respectivas. La sexta entrada aun no sé para quién va a ser, estoy en fase de concurso abierto, se admiten ofertas. Pero es que además, al día siguiente 11 de febrero, Sam actúa en el Melkweg de Ámsterdam. Mi plan es cogerme un tren por la mañana para asistir también a este concierto. Estoy pendiente de que mi amiga Rosa me diga cuántas entradas quiere. 

Por si no lo saben, el Melkweg, junto con el Paradiso, son los dos lugares míticos del rock a los que acudían los colegas en los tiempos dorados. La gente de los ochenta encontraba en Ámsterdam un lugar de libertad en donde desparramar sin freno, antecedente de lo que luego se dio en llamar el turismo del porro, que hubo de ser limitado y regulado por las autoridades locales. Recuerdo un amigo que volvió contando que se había pasado un fin de semana todo el día fumado y, en el colmo del éxtasis (ponía los ojos en blanco al rememorarlo), había ido a escuchar música al Paraíso y al Milky-güey, un par de sitios en donde se alcanzaba el nirvana del rock. El que contaba cosas como esas adquiría un prestigio indeleble en el grupo, que nadie ponía en duda, cuando a lo mejor no había salido en su vida de Vallecas, lo mismo que el que se desempeñaba en la clandestinidad política y, así entre dientes, dejaba caer que lo habían detenido y torturado: a ese ya todo el mundo lo miraba con admiración y ligaba más que nadie, que al fin y al cabo era de lo que se trataba. 

Samantha está ahora de gira por los USA y, a lo largo del mes de noviembre, tiene concierto todos los días menos cuatro. Y algunas fechas son dobles, con concierto de tarde y de noche. Tras un breve descanso navideño, saltará a Europa, empezando por las islas británicas. Ese ritmo, que nadie aguanta más que ella, explica que cada año se lleve el Road Runner Award, que premia la mejor gira. Lo sorprendente es que siempre encuentra músicos que la acompañen en esa deriva vertiginosa. Como de costumbre, los fans graban sus actuaciones y las cuelgan en Facebook y en Youtube. Les voy a poner un vídeo subido muy recientemente, para que vean qué energía despliega la chica y cómo la siguen los del grupo. Especialmente la baterista, que es explosiva, vigorosa, volcánica, todo un fichaje. Y en este grupo todos hacen coros. Vean este vídeo y se harán una idea de lo que voy yo a presenciar en febrero. Se les ve tocar dos canciones enlazadas, una de su último disco y luego sin transición su gran éxito Bitch on the run, en el que, como de costumbre, Sam anima a participar al público. Y se ve que sigue  sin detenerse con un tercer tema enlazado, aunque el vídeo ya se corta. Pantalla grande, please.

Esta chica está en plena forma vocal e instrumental y se ha hecho con un grupo que le da mucho cuerpo a su música, prácticamente como el que tenía antes de la pandemia, a falta de la sección de viento. Si comparamos este vídeo con los que les suelo poner del principio de su carrera, es fácil ver la evolución de su cuerpo, que ya no es el de aquella post adolescente delgada como un espárrago que no se sabía de dónde sacaba tanta energía. Ahora es una mujer, igualmente enérgica y talentosa, pero más rellenita. El paso del tiempo que no perdona a nadie. Algo similar me pareció observar el otro día en un partido del Real Madrid femenino que dieron en TV en directo. Mi adorada Athenea del Castillo, llegó al equipo de puntillas, como una especie de jovencita meritoria que debería esperar que las más veteranas le dejaran un hueco en el equipo titular. Pues desde el primer partido se ha hecho con la titularidad, no sólo en el Real, sino también en la selección nacional absoluta, en donde es fija y ya empieza a golear. Les traigo aquí el resumen del último partido de la selección en el que ganaron tres-cero a Marruecos. Athenea jugó todo el partido con el número 22 a la espalda y marcó los goles primero y tercero.

En este vídeo no se aprecia especialmente, pero el día que la vi con el Real Madrid, me pareció que ya no era aquella chica espigada que corría como un gamo. Athenea es muy profesional y yo creo que se ha entrenado para ganar en masa muscular. Me pareció más rotunda de formas, más mujer, aunque puede que se deba a la camiseta blanca del Real Madrid, yo creo que le quedaba mejor la del Dépor a rayas azules y blancas. Athenea ha ganado también en sentido táctico, ahora da muchas asistencias y sabe colocarse en el lugar al que va a llegar la pelota, los dos goles con España son por estar bien situada en el campo. Y han visto que, cuando marca, no se pone a dar saltos como una tolili, se queda muy quieta y espera a que las compañeras la abracen. Es marca de la casa también.

Ya que hablamos del Deportivo, les diré que el otro día el equipo juvenil superó la primera eliminatoria de la Youth League europea, a la que accedió después de ser el campeón de España el año pasado. Era el partido de vuelta frente a un equipo polaco, que en la ida les habían ganado tres-cero. Así que tenían que marcar al menos cuatro goles. El partido era en la tarde/noche del miércoles de un día desapacible en Coruña. Pero allí estaban más de 8.000 espectadores alentando una remontada como las que el primer equipo solía hacer en los años gloriosos de Valerón y Mauro Silva. Es una asistencia de público que supera a muchas de los equipos de Primera División en domingo. Los chavales interiorizaron ese espíritu y ganaron cuatro-cero, en un partido del que no me resisto a ponerles un resumen también. Este equipo anuncia una generación gloriosa, que esperemos que no se la lleven los equipos más grandes (en presupuesto, que no en afición; en afición no hay duda: somos los más grandes).

En fin, que ya les he puesto al día de mis temas habituales: mis pequeñas aventuras domésticas, Samantha Fish y el Depor. Sólo me falta hablar del fraCasado, que hay que ver, es que no aprende. Lo que me fastidia de este señor es ese gesto de media sonrisa, ese aire de jefe de grupo de boy-scouts, ese mohín de delegado de curso de una universidad del Opus, ese aspecto melifluo que no le lleva a ninguna parte. Fíjense que, ha sido sentarse a hablar con el Gobierno, y en 24 horas tienen ya resuelta la renovación del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo, lo que viene a demostrar que no era tan difícil y que han estado mareando la perdiz sólo para joder. 

Este tío es muy tonto y ha vuelto a ir de acuseta a Bruselas a decirles que Sánchez lo hace TODO MAL y que no nos den los fondos, que Sánchez los va a dilapidar en comprar comics y videojuegos (sic). Sólo le falta decir: Si lo sabré yo… No se da cuenta de que con esa sonrisilla no tiene nada que hacer ante Ursula von der Leyen que, cada vez que se encuentra con Sánchez, cae rendida ante su apostura. Y eso que no es canaria. El campeón mundial de lanzamiento de güitos de aceituna se esfuerza en mostrarle el gesto que tendría que adoptar, la cara de machote que debería poner, en vez de esa semisonrisa estúpida, pero no consigue grandes resultados. Les dejo con una imagen de uno de sus últimos intentos. Buen finde.




4 comentarios:

  1. Impresionante Sam e impresionante la chica de la batería. ¡Qué poderío! Definitivamente, las mujeres se están haciendo con el mundo del rock.

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    1. Las mujeres mandan mucho ya en el rock y en todas partes, como debe ser.

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    2. Pues sí se da un aire a Massiel la chica de la batería. Sabrá usted, querido Coronel, que yo vi a Massiel en directo en La Coruña, cuando tendría yo unos 15 0 16. Cantó con su grupo en la vieja plaza de toros, que años después sería derribada para hacer viviendas. Qué tiempos.

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