lunes, 6 de enero de 2020

899. El muladar

En eso es en lo que se han convertido Las Cortes con semejante debate de investidura de mierda, que nos tocó contemplar el otro día. En un muladar. Ahora mismo es momento de repetir algo que ya dije hace mucho en el blog: si en este momento apareciera en España un político de talla, consistente y formado, ya fuera de izquierdas o de derechas, arrasaba con toda esta banda, y estoy pensando en Adolfo Suárez o incluso en Margaret Tatcher, en las antípodas de mi ideología básica, pero que, como saben, ganaba todas las elecciones hasta el punto de que sólo se la pudieron quitar de en medio con uno de esos llamados golpes palaciegos, desde dentro de su propio partido, cuando comprendieron que estaba llevando a su país a la ruina (lo mismo que le hicieron, por cierto a Suárez). 

Veamos. Yo empecé a ver el debate y me tragué las dos horas del discurso de Sánchez. Me pareció irreprochable, tranquilo y conciliador, tendiendo la mano a las derechas en varios pasajes. Ya sé que muchos de mis lectores estarán en desacuerdo, pero, por favor, absténganse de comentarios los que no hayan visto el debate entero, y se guíen sólo por algunos fragmentos o resúmenes televisivos o artículos sobre el mismo. El discurso de Sánchez, para mí estuvo bien. ¿Qué se puede criticar de él? Pues que en los últimos años ha dado tantos bandazos en su posición que eso hace que mucha gente ya no se crea lo que dice. En realidad, contribuye a esa desconfianza su percha de joven deportista inmaculado, su aire de campeón de triatlón, esa mandíbula patricia y ese gesto de levantar ambas manos como si no hubiera roto un plato en su vida. Todo eso, le da un aspecto general falso, como si en vez de humano fuera una especie de Geyperman.

A la izquierda tienen el muñeco del que hablo. Pónganle un terno gris marengo recién planchado y tendrán una imagen perfecta de Pedro Sánchez (por cierto, buceo en Internet a ver si a alguien se le ha ocurrido la misma comparación, y encuentro que Maruja Torres le llamó Madelman hace unos cinco años, sólo nos diferenciamos en la marca del muñeco). A pesar de ese aire general de personaje falso que despide este hombre, no podemos negar que encabezó la lista más votada en abril y la sigue encabezando en noviembre, después de siete meses de bombardeo mediático contra su persona, orquestado desde las tres facciones de la derecha. Un discurso el de la derecha que, por cierto, le ha costado la carrera política a Rivera, de quien nadie entiende que estuviera en esa guerra para decir lo mismo que Vox. Yo estoy convencido de que la única manera de solucionar el problema catalán es la que propone Sánchez, porque con el palo y tentetieso, lo que se consigue es revivir al separatismo. Los Torra y similares se alimentan de victimismo; si la sentencia hubiera sido más suave tendrían menos argumentos, cada palo que se les da los resucita. Pero esta es una opinión personal.

Volvamos al debate. Calló Sánchez después de dos horas de propuestas y se dirigió a su escaño. Sus propuestas eran todas cojonudas, salvo por el detalle de que no se sabe cómo se van a gestionar y financiar, pero es obvio que nadie va a soltar un discurso en ocasión semejante prometiendo que va a contaminar más, que va luchar por una sociedad más desigual, que va a promover el machismo, etc. Lo que prometen los candidatos siempre es buenísimo y los folios de los discursos lo aguantan todo. Pero, repito, su tono fue conciliador, reconociendo que la derecha había obtenido muchos apoyos y ofreciendo llegar a soluciones de consenso. Y en eso salió Casado a la palestra. Y su discurso fue un puro insulto, una descalificación permanente, un ataque inmoderado y maleducado al candidato, sin lanzar una sola propuesta alternativa. Pueden comprobarlo, imagino que está enterito en Youtube.

Sobre Casado les reto también a que encuentren a lo largo de este blog una sola frase negativa. Siempre me había producido una especie de ternura. Pensaba que era muy joven y que tenía cierta madera de político a la que sólo necesitaba añadirle un poco de experiencia. Le disculpé incluso cuando le soltó a Sánchez una ristra de insultos en una entrevista (felón, inepto, okupa y no sé cuántas cosas más). Atribuí esa sarta de improperios a su inexperiencia. Ese talante bronco y casi tabernario llevó al PP a obtener en abril los peores resultados de su historia. De esa época es el comentario, que me pareció entonces muy acertado, publicado sobre él por Iñaki Gabilondo y que pueden escuchar AQUÍ.

Tras la debacle del PP en abril, me congratulé de su cambio a un talante más moderado, no sé si motu proprio o aconsejado por sus asesores. Se tranquilizó, pasó a hablar más en estadista y se dejó la barba. Y en noviembre mejoró mucho sus resultados. Por cierto, Rivera dio el bajón en estas segundas elecciones, después de su tono faltón y desagradable en el primer debate, cuando dijo aquello del sanchismo, la banda y la habitación del pánico. A los españoles no nos gustan los maleducados. Y yo pensé que Casado había aprendido la lección y se preparaba para ser un jefe de la oposición duro, implacable y peleón, pero educado. Por eso me ha defraudado plenamente su serie de intervenciones en el nuevo pleno de investidura. Ahora ya no me parece ni siquiera un abanderado de la tuna, como decía Gabilondo. Ahora está cobrando un aire que recuerda más al del bufón Calabacillas, que inmortalizara Velazquez, y a las imágenes me remito.







Sigamos con la lista. Poco tengo que decir de Vox. Me parece un grupo filofascista, cuyo ideario es peligroso, pero tengo que reconocer que son coherentes. Estos no dan ningún bandazo, su posición es siempre la misma. Lo lamentable es que tanto Casado como Ciudadanos copien su discurso. En el Pleno de investidura, Abascal estuvo como siempre. Brillante, rotundo, seguro, sólido, hiriente. Insultó y mucho, pero eso es lo que hace habitualmente su grupo. Y está bien que haya un partido que represente a los cazadores, los toreros, los tardofranquistas y los fachas en general. Esta gente tiene que tener su voz en las Cortes. Y ya que estamos con imágenes comparativas, Abascal creo que sería perfecto para sustituir al negro del caballo en el anuncio del desodorante Old Spice. Es un hombre de verdad.


Vamos con Pablo Iglesias. Yo creo que este señor ha mejorado bastante. Si siguen mi blog, sabrán que le tengo bastante manía a este caballero con coleta. Como carmenista y errejonudo que me proclamo, no le puedo perdonar que echara a perder las candidaturas de ambos, haciendo que la izquierda en Madrid perdiera contra los candidatos más flojos de la historia de la derecha. Pero, en fin, con pequeñas excepciones en su discurso, su tono se ha moderado bastante y su discurso trató de salvarse de la cacofonía que se organizó en el Pleno y que acabó arrastrando al propio Sánchez, que perdió en las réplicas su tono tranquilo, aunque no la educación. ¿Y qué dicen sus críticos? Que esta conversión en moderado es sólo una estrategia para entrar en el gobierno, que una vez instalado en el poder mostrará su verdadera personalidad de comunista y radical.

Puede que sea cierto. Pero yo no me lo creo; a mí me parece que su conversión es sincera, que es el resultado de lo que ha aprendido en los últimos meses. ¿Y saben por qué? Pues precisamente porque la otra explicación supondría reconocerle a este señor un talento estratégico que yo creo que no tiene. Si lo tuviera, Carmena y Gabilondo serían ahora los que mandasen en Madrid, en vez de Almeida y Ayuso. ¿Y a quién podemos asimilar la figura de este señor? Pues yo creo que la modernidad inicial de su imagen con los vaqueros y la coleta, está ahora derivando en la efigie madura, erudita, doctoral y cargada de hombros de un personaje atormentado y rancio de novela decimonónica, o incluso de los tiempos de Cervantes; tal vez El Licenciado Vidriera que, afectado por un encantamiento, se convirtió en un tipo que podía responder a todas las preguntas y era enseñado como tal en las plazas de los pueblos. Iglesias no desentonarían en un escenario como el de abajo, representación reciente en el teatro de la exquisita novela cervantina.


Arrimadas. Ufff. Esta señora dicharachera y pizpireta no ha aprendido nada de lo sucedido a lo largo del año. Joder, que a Rivera se lo ha llevado el viento por sostener la posición que ahora mantiene ella. Ciudadanos era un partido fundamental en España. Ocupaba el centro-derecha, era la pieza clave del arco parlamentario. Haciendo un uso lógico de esa posición, contribuyó a facilitar la gobernabilidad de Andalucía (con el PSOE) y de Madrid (con el PP), por citar dos ejemplos opuestos. Estaba en la situación ideal para pillar cacho por los dos lados, según mejor le conviniera. Y fue entonces cuando su líder Rivera se volvió loco y convirtió al partido en Ciudadanospedorros. Con el resultado que se vio en noviembre. La fidelidad de la señora Arrimadas a los postulados de su mentor es conmovedora, pero está destinada al fracaso. De hecho, las últimas encuestas de intención de voto de ámbito nacional pronostican la práctica desaparición del partido que pronto encabezará esta señora. Sus intentos de embaucar a alguno de los parlamentarios del PSOE fueron sencillamente patéticos. ¿A qué figura podríamos comparar a esta hermosa mujer, de verbo suelto, castizo y desenfadado? Pues tal vez a Conchita Bautista, por aquello del salero, por no hablar de Rosalía.


Así pues, estaban los tres socios de la derecha calientes y listos para saltar a la menor oportunidad. Y aparecieron Rufián y la señora de Bildu. Rufián conoce muy bien el arte de la provocación. Nadie mejor que él para echar sal en las heridas de los demás. Su figura y su verbo son un compendio de chulería, fanfarronería y matonismo bravucón. Y estaba en el escenario ideal. Con que hubiera dicho la mitad de lo que dijo habría bastado. Rufián lleva lo que es en el apellido. Y la señora de Bildu lo lleva en la cara. La típica matriarca vasca, que, por apuntarse al rollo abertxale, se ha cortado el pelo con las tijeras de podar sin quitarse el secador de la peluquería. Y además, lleva unos pendientes a juego con su discurso político. Después de escuchar a Rufián, esta señora supo lo que tenía que hacer: citar a Otegui y meterse con el rey. Con eso era suficiente para liarla. El resultado de todo esto fue un quilombo monumental. Un guirigay impropio de una democracia europea. Este tipo de circos son habituales en las repúblicas bananeras. Tal como comentó un periodista certero, sólo faltó que Teodoro García Egea hubiera llevado un bote de aceitunas sevillanas para dedicarse durante el pleno a lanzar güitos a la bancada de la izquierda, arte en el que, como saben, el secretario general del PP es el campeón del mundo. ¿No se lo creen? pues lo pueden comprobar en este vídeo. 


Me temo que la imagen del Pleno es la que nos espera para toda esta legislatura. Un esperpento. Por cierto, en la calle, a la puerta de Las Cortes, estaba todo el facherío con sus abrigos Loden, sus puros humeantes y sus echarpes de piel de zorro, gritando cosas como no es un presidente, es un delincuente (yo los vi, porque tuve que atravesar la turba enfurecida para poderme dirigir a Malasaña, en donde tenía la enésima comida familiar navideña). Ya sabemos que la derecha no ha sabido nunca perder. En estos momentos, están apurando sus últimas opciones de joderle el invento a Sánchez. La presión se ejerce ahora sobre el pobre hombre de Teruel Existe, cuya casa del pueblo la tienen abrasada a pintadas, mientras circulan falsas noticias por el Whatsapp que le atribuyen contratos para su señora arquitecta a cambio de su voto. ¿Saben por qué sé que es falso? Pues porque si fuera cierto, ya estaría en la primera plana del ABC, La Razón y El inMundo. He entrado en los tres y no dicen nada de eso. Y esa estrategia de acorralamiento tiene un nombre que supongo conocen. Eso se llama fascismo.

Tenía que hablar de esto, que es el tema del día. Y no he esperado a la resolución del enigma mañana por la mañana, porque hoy tenía un rato libre. La legislatura va a ser de abrigo. Ya se pueden ir preparando. En medio del rifirrafe de ataques, Sánchez dijo una cosa (tal vez la afirmación más cierta de todo su discurso): yo trabajo mejor bajo presión. No es original suya, yo ya la había oído. Veremos hasta dónde aguanta. Digo yo que, suponiendo que mañana salga elegido, deberían dejarle gobernar. Al menos los tradicionales 100 días. Y veremos si lo hace bien. En caso contrario yo seré el primero en pedir que se vaya. No lo tiene fácil, con los mimbres que ha de utilizar. Manuel Castells es un fichaje importante, de mucho prestigio. A cambio, nos tendremos que tragar a Alberto Garzón, a quien en este blog hemos bautizado como El Increíble Hombre Menguante, como flamante ministro de Consumo. Será curioso ver a este caballero, con aires de vendedor de batidoras a domicilio, jurando su cargo ante un señor al que se refiere siempre como el ciudadano Borbón.

Y ya que ha salido el tema, les confesaré que yo también soy republicano. Desde un punto de vista teórico y doctrinal es difícil no serlo. Pero, UNO, ahora mismo no me parece un tema urgente que abordar, y DOS, yo soy fiel a los postulados ideológicos y fundacionales de la Segunda República y me parece que, en este momento, la persona que defiende mejor esos valores es Felipe VI. Además, no querría tener que pagarle un sueldo de presidente al señor Felipe González o al señor Aznar, y encima tener que aguantar a la señora que corresponda, con el título de Primera Dama. Quita, quita. 

Si a alguno de mis lectores le parece excesivamente insultante este texto, le pido disculpas. No deje de considerar que esto es el resultado de una sesión de investidura en la que yo me he sentido insultado globalmente por todos ellos. Así que hala, buena semana y a mandar.

3 comentarios:

  1. No me parece nada insultante tu texto y no creo que sea porque se me puede haber relajado el criterio dado el ambiente que hay y que bien has descrito. Con el nivel que estamos viviendo, lo tuyo es delicado y exquisito.
    Además de eso, estoy bastante de acuerdo con lo que cuentas, salvo algunos matices que creo que ya conoces. Por poner un ejemplo no soy errejonudo y pienso que al menos comparte algo de responsabilidad en que nos gobiernen esos candidatos que exquisitamente llamas los más flojos de la historia de la derecha. Mis calificativos para esos gobernantes serían mucho más inclementes. Otra cosa que matizaría es tu comparación de la pizpireta Arrimadas con Conchita Bautista y Rosalía. La parte de Conchita Bautista la comparto. A la comparación con Rosalía le pongo un pero, a Rosalía le reconozco talento. Sí, no está dentro de mis preferencias artísticas y estilísticas, más bien está en las ántípodas, pero le reconozco talento.
    Feliz año.

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    1. Me faltó comentarte mi concordancia con que el negro de Old Spice podría ser sustituido por Abascal. El efecto humorístico del anuncio en el que el protagonista actual muestra su ironía con un visaje socarrón e inteligente lo convertiría Abascal en un efecto cómico. Nos haría reir, más que sonreir, al ver lo patético del personaje tomándose en serio un papel que el humor del negro borda.

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    2. Querido Paco, agradezco tus precisiones, que comparto, y te hago sólo una matización. Arrimadas se parece más a Conchita Bautista, sin duda. Lo de Rosalía, seguramente fue un cruce de cables, pensando en su intervención en la última película de Almodóvar. A mí me gustó la Rosalía del primer disco, más flamenco, no la de los dos discos siguientes, que no me gustan especialmente. Reconozco como tú su talento, pero es una música que no me dice nada y que creo responde a un lanzamiento de la gran industria discográfica y, en definitiva, un producto de marketing.
      Por lo demás, tus comentarios son oportunos como siempre y le dan nuevas dimensiones a los temas.
      Un abrazo y feliz año.

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