miércoles, 1 de junio de 2016

513. Tejidos y novedades en el piso de encima

La verdad es que ya no sé como titular estos posts en los que empiezo a escribir sin saber ni de qué voy a hablar. El título remite a uno de esos viejos chistes de no es lo mismo, que nos contábamos de chicos en el recreo de la Academia Galicia, o después en el bar de la escuela de arquitectura de Madrid. No es lo mismo tejidos y novedades en el piso de encima, que te jodes y no ves nada y encima te pisan. Ya saben: no es lo mismo tubérculo, que ver tu culo. No es lo mismo dos tazas de té, que dos tetazas. No es lo mismo dos bolas negras, que dos negras en bolas. Todos estos son universalmente conocidos. Y luego estaba mi preferido: no es lo mismo el yoduro de metilo, que yo le metí lo duro.

¿Y ahora por dónde seguimos? Bueno, el gran Lisardo ha muerto, como saben, y ahora mismo no sé si lo maté para nada, porque los resultados de la fanpage no son muy espectaculares. Tiempo al tiempo. Pero suele decirse que, cada vez que se termina una vida, aparece otra nueva. Y ya tenemos una novedad al respecto. ¿Recuerdan al gran Japi Toon Thelonius S., el hijo de mi amiga holandesa R.? Pues resulta que ha tenido una hermanita. Ya les conté que los holandeses sólo tienen un apellido, el del padre, en este caso representado por la S. del final. No puedo poner el apellido completo, porque esta familia amiga mía de Amsterdam es muy celosa de su intimidad (hacen bien, yo tampoco cuento más intimidades que las precisas).

Para compensar esa escasez de apellidos, de clara raíz calvinista, suelen ponerse un montón de nombres rimbombantes; de ahí lo de Japi Toon Thelonius. Muy bien, pues su hermanita nació el 28 de abril y se llama nada menos que Pom Emily Sara Flien S. Imagino que el primer nombre (Pom) será el que ha decidido su hermano, cuando le hayan preguntado al respecto. Del resto no tengo ni idea, no creo que lo de Emily sea por su tito Milu, aunque me haría ilusión. Los holandeses, como todos los anglosajones, suelen también editar una especie de recordatorios, las llamadas birth cards, que envían a todos los amigos. Yo recibí la mía y ya he contestado con mi felicitación por mail. Al final, le pedía a R. una foto para colgarla en el blog. Aún no me ha contestado. De todas formas, los recién nacidos son todos bastante parecidos. A mí los niños me empiezan a gustar desde el momento en que enfocan la vista y te miran (antes incluso de reírse). Por lo que yo puedo contar, desde ahí hasta los 26 años, son una delicia.

Mientras tanto, yo sigo con el brazo regu. Desde que me quitaron el tornillo del hombro, estoy bastante dolorido. Mi sensación es como de tener el hueso al pil pil. Desde el día siguiente a la segunda intervención, mis dolores y molestias no han disminuido. Supongo que es una fase necesaria y ya les he contado que, si mi húmero ha estado firmemente sujeto durante tres meses por un clavo de 25 cms, al que hemos llamado el general De Gaulle, ahora que lo han desatornillado del hombro y ha pasado a convertirse en Konrad Adenauer, está claro que el brazo no se me ha caído al suelo, o sea, que tan mal no vamos. Ayer en la rehab empezaron a darme unas corrientes analgésicas con unos electrodos, que parece que no me van mal. Mis nuevas molestias no me han impedido pasear por el río a cinco arquitectos japoneses, con los que acabé hablando de Murakami y del ramen.

Ayer también tuve un par de actividades offshore de esas que hago medio clandestinamente. Acudí al acto final del máster de Planeamiento Urbano, con el que colaboro hace años, a escuchar la exposición de los trabajos de los alumnos. Al final, me tocó repartir los diplomas, que traía impresos, firmados y con el sello de la Dirección General a la que pertenezco. Entre los alumnos había una morochita a la que descubrí por el acento. Al entregarle el diploma, le dije: –¿De qué parte de México es usted, m’hija?/De la capital nomás; del DF/¡Ah! ¿del Defectuoso?/Seguro. Chilanga legítima. Comí luego en la escuela con la profesora que dirige el máster y me fui caminando por el parque de La Bombilla hasta la Ermita de San Antonio y, de allí a la gran bandera europea erigida en el comienzo de Madrid Río.

Había quedado en ese lugar a las cuatro en punto, con una importante gente de Miami, que la Alcaldía tenía mucho interés en atender debidamente. Tanto interés pusieron, que les empezaron el día con una visita a Mercamadrid. Para ver en su salsa ese gran centro del mercado alimentario de la ciudad hay que ir a las 6 de la mañana (yo lo he visto una vez y merece la pena el madrugón). Pero los de Miami se habían tenido que levantar a las 4 de la mañana y llegaron a Madrid Río con el aguante al límite. Supongo que en Miami el ritmo es más caribeño. Me encontré con tres pesos pesados del urbanismo de Florida, dos de ellos con un soroche invencible, así que hubo que abreviar la visita y mandarlos a descansar.

En fin, este tipo de actividades las hago de forma clandestina. Un colega de la rehab, que es inspector de trabajo, me ha dicho que tenga cuidado, que me pueden meter un puro que te cagas, y otro del mismo calibre al Ayuntamiento. Para ello, tendría que denunciarme alguien. Tal vez no debería publicitar estas cosas en la red pero, por otro lado, también es un buen test para saber si alguien me odia. Y además, ya saben que caminar por el borde de la norma es algo que me supone un placer adicional que no puedo negar. El día del concierto del Boss, casi disfruté tanto escuchándole, como atravesando los controles policiales sin que descubrieran que llevaba oculta una petaca de bourbon.

Fuera de esto, por mi vida pasan efímeramente personajes de lo más variopinto. Mi hijo Kike tiene un amigo londinense, que se llama Ola, negro como el carbón y de cerca de 2 metros de alto. Fueron compañeros de carrera en la Carlos III, donde ya saben que se puede estudiar Económicas en inglés. A pesar de haber pasado aquí 4 años, no habla una palabra de español. Ahora trabaja y vive en Londres, pero ha venido a pasar una semana con su amigo y le hemos hospedado en mi casa. He de decir que, durante esa semana, la casa ha estado mucho más ordenada que cuando está solo mi hijo. Ola es un tipo encantador y súper educado. Pero, ya saben que los negros tienen un sentido del humor muy especial (recuerdan aquello del negro zumbón). Ola decidió que, ya que lo alojaba en mi casa, debía traerme un regalo. Aquí lo tienen. 


Sí señor, han acertado. Es una cajita de las tradicionales butter cookies, conmemorativa del 90 cumpleaños de la Reina. Se pueden imaginar la sonrisa de Ola, con sus dientes blanquísimos, cuando me la entregó y estudió mi reacción. Por aquí han pasado también mis amigos de San Diego Gonzalo y Judy, y abajo les dejo el testimonio del selfie que nos hicimos en la plaza de Santa Ana.



Y estos últimos días he podido confraternizar también con Ian y Louise, una pareja de amigos y medio primos británicos, a los que voy a añadir al mailing con el que ahora aviso cada vez que cuelgo un nuevo post. Me lo han pedido, porque les interesa especialmente para practicar español, aunque por aquí nos entendimos en inglés sin grandes problemas. La verdad es que la hora y media semanal que dedico al aprendizaje del inglés e ingesta de cerveza en el Martínez Bar de la calle del Barco, empieza a dar sus frutos. Por lo demás, ha empezado la Feria del Libro y el domingo por la noche me acerqué por allí porque firmaba mi amigo Eduardo Waisman, el autor de Calles Alquiladas, el libro que estoy leyendo actualmente. En total ya le he comprado seis ejemplares, porque me está gustando mucho, me parece un buen regalo para diferentes amigos y, además, hay que ayudar a los colegas.

Por el momento, estos son los tejidos y novedades del piso de encima. Mañana me quitan los puntos colchoneros y, a propósito, es una pena que el Aleti, con el que yo iba, perdiera la Final de Champions, pero he de reconocer que el resultado fue justo. El Madrid jugó mejor en la primera parte y también al final, aunque estaban todos rotos y agotados. Este resultado me alegra por Zidane, que es un tipo al que admiro, elegante, tranquilo y que siempre sabe estar. Y también me alegra por mi amigo X, tan forofo que, el día que nació, los médicos le dijeron a su madre: –Señora, ha tenido usted un madridista.

6 comentarios:

  1. No he leído este post aún y, sinceramente, no sé si lo voy a leer, porque... !!!!ESA FOTOOOOO!!!

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    1. Te refieres a la de arriba. Dice mi amiga África (¿no serás tú misma, por ventura?) que la quite, que estoy muy feo y que muestro una papada que no tengo. Es por la postura forzada para hacerme el selfie. De todas formas, yo no me veo mucho más guapo, qué le vamos a hacer, la edad no perdona. En la de abajo estoy más "interesante", que es como nos llaman a los veteranos cuando nos quieren echar un piropo.
      De todas formas, prometo someter mis próximos selfies a un cierto control estético (sin caer en los retoques tipo Phoshop).
      Un abrazo, querida (presupongo el género, porque a mis seguidores masculinos no suelen interesarles estos aspectos)

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  2. !Qué título tan apropiado para un post sobre urbanismo "metilo de yoduro"! Quedo a la espera, tuya afectisima.

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    1. Te tomo la palabra. Hace ya unos cuantas fechas que tengo la intención de contar algunas experiencias vividas en mi trabajo, hace ya muchos años, para que no se pierdan en el olvido. Podría ser un buen título.

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  3. No es lo mismo montar un follón que follar un montón!

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    1. Pues no lo conocía, pero desde luego que ahora mismo lo añado a mi colección de favoritos. Gracias por el aporte

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