lunes, 20 de marzo de 2023

1.214. Que vienen los negros

Dicho esto con todo el cariño y respeto posible a unos señores que están abriendo un nuevo camino mental en la misteriosa y baqueteada África. Como lo oyen: finalmente la delegación de Brazzaville ha conseguido los visados para que sus nueve integrantes viajen a Madrid y esta noche, Dios mediando, llegarán a la estación de Atocha, en el AVE de Barcelona. Basta que diga yo en el blog que un asunto parece imposible, para que se solucione. También la llegada a mi casa de Tarik Marcelino Martínez tiene fecha ya reservada: el 29 de los corrientes. La historia de los de Brazzaville es curiosa y la hemos podido reconstruir llenando los huecos correspondientes a los largos intervalos en que no nos cogían el teléfono, conducta típica de la mentalidad africana, que les impide dar informaciones salvo cuando contienen buenas noticias. Ellos dicen que los occidentales tenemos una obsesión por ir contando todo el rato cómo van las cosas, mientras que ellos piensan que hay que tener paciencia, que las noticias ya llegarán y que es un absurdo estar todo el rato explicando que aún no hay nada consistente.

Vayamos por partes. Como les he explicado, Brazzaville es la capital del Congo ex-francés, estado situado en la orilla norte del río Congo, justo enfrente de Kinshasa, la capital del otro Congo, el ex-belga. En el Congo del sur, un país enorme, hay una guerra civil casi desde el primer momento de la independencia, cuando el presidente elegido en las primeras elecciones tras la independencia, Patricio Lumumba, fue secuestrado, torturado y asesinado por fuerzas contrarias a la democratización del país. En cambio, en el Congo-Brazzaville la situación es de calma chicha. ¿Tiene esta disparidad de situaciones relación con el hecho de que, al norte del río, no hay ni la cuarta parte de diamantes, oro, cobalto, litio, etc. que en el sur? Pues pueden ustedes pensar lo que quieran. Yo no lo digo, sólo lo planteo como hipótesis. La cosa es que el Congo-Kinshasa es un lugar peligrosísimo y nada recomendable, donde te puedes llevar un tiro, ser secuestrado, o que te pase cualquier desgracia irreversible.

Brazzaville, en cambio, es una ciudad plácida y relativamente segura, en la que no es casualidad que haya surgido una ONG que se llama Eveil d’Afrique, pionera en una forma de entender el mundo hasta ahora inexistente en el continente. El presidente de esta ONG es el señor Hamed Ugain Kaya Mikala, que es también quien encabeza la delegación a Madrid. Este señor, con algunos de sus ayudantes, viajó el año pasado a Egipto para intervenir en la Cumbre del Clima de El Cairo, en donde les filmaron un vídeo que ya se publicó en el blog. Para ese viaje, el Ministerio de Asuntos Exteriores les tramitó un visado con la embajada egipcia. Eso les hizo pensar que el procedimiento para venir a España sería el mismo. Pero ya les conté que en Brazzaville no hay embajada española, por lo que estos trámites debían sustanciarlos en la ciudad de enfrente, Kinshasa, donde sí hay embajada española.

Viendo que la cosa se alargaba, cruzaron el río, por el único medio disponible entre las capitales de dos estados que se miran con desconfianza mutua: unas lanchas precarias. Allí entregaron sus papeles y les citaron para un par de semanas después. Pero entonces llegó el Papa a Kinshasa y todo el país se cerró, para que la gente saliera con sus banderitas a agasajar al Pontífice. Un país con una imagen exterior tan mala como el Congo-Kinshasa, no se podía permitir el mínimo fallo en una visita que puede precisamente resultar clave para mejorar dicha imagen. El procedimiento de sus visados se paralizó y les impidió cumplir con las primeras fechas previstas. Lo sucedido después da una idea de cómo son estas sociedades y sus peculiaridades organizativas y administrativas. Porque, unas semanas más tarde, la embajada española les respondió por correo: la competencia para los visados que necesitaban no era de esa embajada, sino de la francesa.

¿Por qué? Pues porque está establecido así. Las embajadas europeas dan directamente los visados para temporadas largas en sus países, por ejemplo por un contrato de trabajo o un curso largo en una universidad. Para viajes más cortos, como de una semana, la Comunidad Europea ha centralizado todas las tramitaciones en la embajada francesa. ¿Cómo dicen? ¿Que eso no tiene lógica? Yo no he dicho que sea lógico. He dicho que está establecido así. ¿Y en el caso de Egipto? Pues Egipto no forma parte de la Comunidad Europea. El caso es que en Brazzaville sí que hay embajada francesa. Pidieron hora allí y les dieron cita para finales de este mes. Adujeron que no podían esperar tanto y les adelantaron la cita al pasado día 3. Ese día, como suelen funcionar estas historias, les tomaron las huellas dactilares, entregaron los nueve pasaportes, firmaron documentos y les dieron cita para el viernes pasado.

Después de un tiempo sin que nos cogieran el teléfono, nos llamaron un día con un par de buenas noticias. UNO: al señor Kaya Mikala lo habían nombrado para un cargo oficial, algo así como Delegado Nacional para la Sostenibilidad Ambiental. DOS: el alcalde de Brazzaville les había mandado una carta muy cariñosa apoyando su misión en Madrid, confiando en que ese viaje inicie una relación fructífera entre ambas ciudades y mostrando su disposición a viajar a Madrid en el siguiente viaje que organicen. Y ya. Les preguntamos por los visados y dijeron que no los tenían todavía, que lo que nos habían contado eran unas noticias sensacionales y que los occidentales es que nunca tenemos bastante, coño, siempre queremos más. Y entramos en una nueva fase de incomunicación, momento en que yo escribí mi post anterior. Mi socio en estos menesteres, Werner Dürrer empezaba ya a hartarse de tanta informalidad.

Pero este viernes nos llamaron alborozados: habían acudido a la cita en la embajada francesa y acababan de salir tras recoger los nueve pasaportes con sus flamantes visados para viajar a España. Me los imagino por la calle tirando los pasaportes al aire muertos de risa. Y otra vez volvimos a perder la comunicación con ellos. ¿Qué les pasa ahora? se preguntaba Werner desesperado. Yo se lo expliqué: tenían unos billetes de avión medio reservados para el sábado, pero seguramente los habían perdido por haber tardado tanto con los visados. Algo así les ha debido de pasar, porque lo siguiente que hemos sabido es que llegan desde Barcelona, vía AVE, dos días después de lo previsto. Menos mal que no nos afecta para la cita con mis ex-compañeros de Urbanismo, que tenemos fijada para el miércoles. 

Así que ya lo saben. Los siguientes tres días estaré muy ocupado atendiendo a estos señores de cultura muy distinta de la nuestra, lo que acrecienta mi interés y mi respeto por ellos. El programa es todavía provisional, pero más o menos creo que el martes les daremos una vuelta por el centro para enseñarles la ciudad, el miércoles tenemos el acto programado en el edificio APOT (saludo de mi jefa, conferencia sobre el Bosque Metropolitano a medias entre mi compañera R. y yo y visita en autobús propio por las distintas zonas a reforestar o ya replantadas) y el jueves contacto con el Área de Medio Ambiente y tal vez con algunos activistas climáticos. El jueves por la noche o el viernes, los mandamos para Valencia en donde hay un colega de Werner listo para enseñarles su ciudad. Por cierto, integran la delegación cinco hombres y cuatro mujeres, las mujeres son clave en el despertar y el cambio de mentalidad en África.

Con esta actividad, cierro por el momento este grumo de presión profesional con el que he comenzado el año y que me tiene súper entretenido. Tanto como para no estar pendiente de cosas como la moción de censura que se empieza a dirimir mañana. Yo pongo siempre por delante a las personas, para explicar los diferentes hechos que se van sucediendo en la actualidad y, en este caso, entiendo que el señor Abascal (su culo huele mal, como le cantaban en un concierto de rap no hace mucho) es la representación de un ala muy radical y ultra del PP, que se ha salido del partido y ve que se le está pasando el arroz, porque los catalanes están bastante pacificados (y entonces, ¿para qué Vox?) y que Feijoo está poco a poco, a la gallega, dando entrada en la dirigencia del partido a personajes como Borja Samper, que auguran un sesgo más centrado a medio plazo.

Como no espabile, Vox se puede convertir en un grupo tan marginal como Falange Española. Hasta ahora, lo que han demostrado es que su único objetivo programático es dar mucho por culo, es lo único que saben hacer, son un grupo de activistas que actúa como si no fuera a ganar el poder nunca. Y, para hacer mucho ruido, ¿qué mejor que un circo como el que se avecina? ¿Y qué hay de las razones de Tamames? Pues Tamames es un personaje bastante aislado, al que siempre le ha gustado estar en el centro de todas las salsas, como el vinagre. Tiene 89 años, se siente bien, está activo y la oportunidad le permite volver al centro del cotarro. Y está encantado, no tienen más que ver su gesto en esta mirada al fotógrafo mientras su colega presenta la iniciativa.

Dicho esto, mi única preocupación es que a ver si la va a dar un perreque, que 89 años son muchos. De momento ya se ha decidido que le pongan una silla para su intervención, en vez de intervenir de pié como todo el mundo, imagino que para que no se le salga de sitio la prótesis de cadera que nadie ha dicho que lleve, pero que su andar titubeante y con bastón delata. Para Abascal es un riesgo importante, que le puede salir muy bien o muy mal, nunca regular, porque, en su partido o lo que sea, muchos están disgustados de que se fie todo a que un comunista de toda la vida tenga un buen día y se levante sembrao, algo que para nada está garantizado, porque Tamames ha demostrado por activa y por pasiva que es un verso suelto, que va por libre, que al final va a hacer lo que le dé la gana en función de su humor ese día, que es imprevisible y a menudo le ciega su carácter malhumorado y refunfuñón.

Ustedes lo verán, imagino, por la tele. Yo estaré muy ocupado con los africanos, aunque al tanto de lo que suceda, como también estoy pendiente de las revueltas en Francia, donde Macron ha adoptado una estrategia tan arriesgada como la de Abascal y tiene a todo el país levantado en su contra. Ayer hablé con mis hijos, con motivo del Día del Padre y están tranquilos. Dicen que allí siempre están así, que les encantan el motín y la revuelta, que todos tienen el chaleco amarillo en el perchero al lado de la puerta, listo para ponérselo si hay que salir puño en alto a montar alguna pendencia o reivindicar algún derecho pisoteado. En los próximos días tendré una información precisa y directa sobre la misteriosa y baqueteada África, un mundo a años luz de la protestona Francia. Les iré contando.

Mientras tanto, Samantha Fish está ya en plena gira europea con Jess Dayton y me ha llegado un vídeo de su interpretación, el sábado pasado (anteayer) en Goteborg (Suecia), del clásico de Screaming Jay Hawkins I put a spell on you. Es un archivo de Facebook que espero puedan ver bien. En medio de sus nuevas canciones con su amigo, correspondientes al disco que se publicará en mayo, se detiene un momento para cantar esta maravilla. El micrófono de voz no está demasiado alto, pero es suficiente para contemplar a esta Sam algo más mayor, madura y baqueteada (aunque no misteriosa) dejándoselo todo como de costumbre, apoyada en su fiel bajo Ron Johnson. Como siempre, intercala dos punteos, el primero suavecito y como para calentar y el segundo sensacional. El tipo que ha colgado este vídeo en Facebook escribe al lado que nadie interpreta esta canción como ella y estoy de acuerdo. Véanla pinchando AQUÍ.

Samantha sigue siendo un personaje único, una mujer que se ha colado en un feudo hasta ahora reservado a los hombres, el de la voz y la guitarra en el blues/rock más ortodoxo. Y, como bicho raro, le siguen haciendo entrevistas por donde quiera que aparezca, en las que se muestra transparente. Pero le hacen siempre las mismas preguntas y ya empieza a hartarse de ello. Al llegar a Holanda, recién aterrizada de Australia, volvieron a preguntarle lo mismo otra vez, incluyendo la cuestión habitual: ¿Qué le recomendaría usted a una chica joven que quisiera empezar ahora una carrera como la suya? Su respuesta: ya lo he dicho muchas veces, que se entere bien de cómo funciona el negocio de las discográficas para que no la engañen ni la obliguen a hacer otra música distinta de la que ella quiera hacer. Y, por supuesto, que pague sus impuestos, coma verduritas y beba mucha agua. Fue la última pregunta de la entrevista. Por cosas como esta me sigue fascinando esta mujer. Sean buenos.

5 comentarios:

  1. Impresionante Samantha, como siempre. Me extraña que no recalque usted el hecho de que todos los espectadores de las primeras filas son calvos y vejestorios, como suele advertirnos.
    Suerte con los negros. Se lo pasará usted bien con ellos.

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    1. Es obvio que Sam nos gusta a los de una generación, la de los boomers. Los más jóvenes no entienden de esto, prefieren el rap y el hip-hop. En cuanto a los negros, pues ya conoce usted el desenlace.

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  2. Qué sí, cansino, que ya sabemos que "She put a spell on you", qué somanta con la Samantha. Cambia el título del blog, deberías llamarlo "Obsesión samantera".

    Y a Tarik ponle el apellido materno, Tarik M. Martínez Muau. Es lo suyo.

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  3. Miau, puto corrector. Tarik Marcelino Martinez Miau, marqués de la Alameda.

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    1. En este foro sólo hay una persona cansina y no soy yo.

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