domingo, 17 de abril de 2022

1.134. Esto no es rock'n roll, esto es genocidio

En el Domingo de Resurrección por la tarde, punto final a estos cuatro días que he pasado prácticamente encerrado en mi casa, escribiendo, leyendo, practicando con la guitarra, estudiando y preparando las conferencias que tendré que dar en inglés dentro de poco, no puedo dejar de pensar en lo bien que me encuentro en mi casa, protegido de toda adversidad, con mis provisiones adquiridas con antelación, con mi ordenador y mi teléfono móvil que me permiten conectarme con el universo. ¿Se puede imaginar un horror mayor que la existencia de unos aviones que pasan por el cielo lanzando misiles y bombas de racimo sobre los edificios habitados de ciudades hasta ahora en paz como Madrid? Veamos unas cuantas imágenes del horror absoluto.





Para un urbanista y urbanita como yo, no se puede concebir nada más horrible que la destrucción del medio urbano, que es la máxima expresión del progreso del ser humano. ¿Quién va a reconstruir esto? ¿Quién va reedificar lo arrasado? Es que no quiero escuchar ninguna explicación alternativa, es que esto es el horror absoluto y detrás de ese horror absoluto hay un enano físico, político y moral a quien hemos dado en llamar en este blog el Hijo de Putin, rodeado de una cohorte de aduladores semiaterrorizados que no le van a llevar nunca la contraria. Ese tipejo que, cuando en los sesenta todos los jóvenes del mundo se levantaban contra el poder, contra el imperialismo y contra la guerra, en vez de eso se dedicaba a ir a la puerta de las oficinas del KGB en San Petersburgo a rogar que le permitieran enrolarse. Ese acomplejado que odia al mundo occidental porque consiente el feminismo, el ecologismo, la libertad de voto. Y el fuagrás.

Ese monstruo ha osado atacar a un país soberano y masacrar a su población civil. Mi alma y mi cabeza están del lado del pueblo ucraniano. Que está luchando por su libertad. Y también por la nuestra. Recuerden a Bertold Bretch: atacaron a los ucranianos y yo no me preocupé porque no soy ucraniano, etc. Hace unos cuantos posts proclamé que no quería que este blog se convirtiera en un monográfico sobre la invasión de Ucrania. Pero eso no quiere decir que se me haya olvidado el tema. En realidad, me acuerdo de ello continuamente. Y ahora me van a permitir que les traduzca un poema. El título de este post es en realidad el grito final de ese poema, escrito en inglés, que se titula Leyenda de Futuro (Future Legend) y que podría resumir esa situación distópica que el Hijo de Putin ha convertido en real.

                              …y a la hora de la muerte
                              Mientras los últimos cadáveres yacían pudriéndose en la vía pública
                              Las persianas se alzaron una pulgada, allí en el Edificio Temperance
                              En lo alto de la colina del Cazador Furtivo
                              Y ojos rojos mutantes contemplaron la Ciudad del Hambre
                              No más norias gigantes
                              Pulgas del tamaño de ratas aferradas a ratas del tamaño de gatos
                              Y diez mil humanoides divididos en pequeñas tribus
                              Atestaron las azoteas de los estériles rascacielos
                              Como manadas de perros listos para el asalto
                              De los escaparates de la Avenida Quiéreme
                              Desgarrando y volviendo a enroscar sus pantalones de chándal
                              De visón y zorro plateado
                              Mostrando su insignia de zafiro y esmeralda cuarteada
                              Será cualquier día, a partir de ahora
                              El año de los Perros de Diamante

                                           ¡¡¡ESTO NO ES ROCK’N ROLL!!!                                                                                                               ¡¡¡ESTO ES GENOCIDIO!!!

Tal vez piensen ustedes, amables y acongojados lectores de mi blog, que este es un poema que algún bardo ucraniano enloquecido por los bombardeos ha compuesto a la vista de lo que está sucediendo en su ciudad. Nada de eso. Este texto que les he traducido tiene casi 50 años y su impresionante lectura en inglés, que van a escuchar ahora, marcaba el comienzo del disco Diamond Dogs (David Bowie 1974). El disco se iba a llamar inicialmente 1984 y todas sus letras recrean el ambiente opresivo de la conocida obra de Orwell, pero Bowie tuvo problemas con los derechos de autor y tuvo que reordenar sus canciones y darle el título de una de ellas. Bowie acababa de disolver su banda Spiders of Mars en el momento de mayor éxito y publicó este disco de ambiente distópico y tenebroso, con un sonido que se aproximaba ya a los Stones y en el que volcaba todas sus obsesiones y su inclinación a la ciencia ficción. Este disco se publicó ocho años antes del estreno de Blade Runner. Y esta leyenda de futuro parece estarse confirmando hoy, cuando Ucrania ha sido atacada por esos nuevos perros de diamante. Escuchen el arranque del disco que les comento.

La letra de la canción, ya si eso, se la traducen ustedes mismos, no hace falta saber mucho inglés para entender el grito de advertencia: Sal del parque, nena, puedes encontrar la muerte en medio de la niebla, que vienen los perros de diamante. Casi cinco millones de ucranianos han huido de estos diamond dogs hacia los países fronterizos del oeste, pero algunos empiezan a regresar a Kiev y su entorno, aprovechando que los perros de diamante han aflojado un poco su presión en la zona. Prefieren vivir bajo la amenaza de las bombas en ciudades arrasadas porque ¿a dónde van a ir? Esta era su casa, aunque esté semidestruida. Me viene a la memoria una anécdota.

La casa en la que yo nací en La Coruña, era un piso alargado entre medianeras, estructurado en torno a un pasillo central con habitaciones a los dos lados ventiladas por patios de luces de 3x3 metros. Formaba parte de una manzana enorme del ensanche coruñés, con un patio de manzana casi más ancho que las calles circundantes. La mayor parte de estas casas estaban construidas en estructura de madera. Un día, cuando mis padres eran octogenarios y vivían solos en la casa, se desató un incendio pavoroso en el otro extremo de la manzana. Los bomberos empezaron la lucha contra el fuego, pero mientras tanto pasaron por todas las casas recomendando a la gente que las abandonara, porque no estaban seguros de poder sofocar el incendio a tiempo. Mis padres se negaron a irse de casa. Y no le dijeron nada a nadie de la familia o conocidos. Era su casa y no se querían ir de ella de ninguna manera. El incendio se contuvo y la casa no sufrió daño alguno pero luego, cuando nos lo contaron, confesaron que habían pasado un calor horrible, además de la angustia imaginable.

Podría seguir esta línea temática, pero creo que ya les he agobiado bastante. Así que voy a derivar por el lado de Bowie. Algunos de mis seguidores más rockeros, como Paco Couto o el Coronel Groucho son bastante refractarios a este personaje y he de confesar que yo también lo era en los primeros setenta. Hasta que me compré un doble LP en directo que se llama David Live (1974), por consejo de un amigo que me lo recomendó. El disco recoge la grabación en directo de un concierto en Filadelfia, en el que interpreta básicamente las canciones de Ziggy Stardust y Diamond Dogs, sus álbumes anteriores. Y tengo que decir que, a día de hoy, este es todavía uno de mis discos favoritos, felizmente recuperado en mi colección de vinilos. Me dejó tan alucinado que procedí a comprarme en cascada todos sus discos anteriores, que son en general bastante buenos.

También me seguí comprando lo que fue publicando en adelante, pero en este caso les confieso que ya no me gustaban tanto como álbumes, si bien casi todos contenían algún tema extraordinario (Héroes, China Girl, etc.). Es algo muy típico de los artistas de rock, en algún momento de su carrera tienen una especie de borbotón creativo que luego se pasa. Y es muy típico que se dediquen a repetirse a sí mismos y vivir de los directos, en los que todo el público les pide las canciones de su momento dorado. De todas maneras, Bowie ha sido reconocido y reverenciado por la mayoría de los músicos y les voy a poner una foto que demuestra lo que digo. El viejo judío no le pone la mano en el hombro a cualquiera. Un tipo tan huraño como él, que no se casa con nadie, demuestra en esta imagen que también lo apreciaba.

Hubiera sido bueno saber que piensa cualquiera de estos dos del Hijo de Putin. De Bowie ya no podemos conocer su opinión, y de Bob prácticamente tampoco, siempre se ha expresado en sus letras por las que le dieron el premio Nobel, en mi opinión con toda justicia, aunque bastante tarde. El mundo del rock ya se está movilizando y se anuncian macroconciertos para recaudar fondos para ayudar a los ucranianos, como no podía ser de otra manera. Algunos veteranos, como U2 y Pink Floyd han grabado unos vídeos cantando canciones al respecto, pero no se los voy a traer a esta tribuna, porque me he quedado bastante acongojado al ver lo viejos que están todos. En el caso de Pink Floyd, hacía nada menos que 30 años que no grababan nada. Y se pueden imaginar las pintas que tienen.

Pink Floyd fue también uno de mis grupos favoritos, nunca llegué a verlos en directo pero conservo varios de sus vinilos. Y, en la memoria, entre otras, una de las canciones mejores de todos los tiempos. Pocas veces se ha expresado con tan pocos versos el conflicto existencial, la dificultad de la convivencia, la soledad como destino inevitable del hombre del siglo XX. La canción se llama Wish you were here y me he tomado la molestia de grabar para ustedes una versión artesanal, en la medida de mi progresión con la guitarra española, antes de entregarme ya del todo a la eléctrica. Para algo llevo alrededor de un año dando clases de guitarra y practicando de forma cotidiana. Además, ahora que veo bien las partituras, algo se tiene que notar. Véanla y seguimos un poco más.

¿Cómo dicen? ¿Que yo también estoy muy viejo? Desde luego. Pero al menos me pongo el pañuelo de bluesman y las gafas negras para que no se me vean las ojeras. En fin, este es mi pequeño homenaje al pueblo ucranio, que lucha por su libertad y también por la nuestra. Les llamo la atención sobre un detalle. Durante el punteo, que se repite tres veces, los dedos anular y meñique de la mano izquierda no se han de mover, permanecen cautivos sobre las cuerdas quinta y sexta. Eso le da a la canción ese punto nostálgico tan característico. Pequeños trucos que me enseña mi amigo Henry Guitar, con quien me iré en julio al Cazorleans, si el tiempo y el Hijo de Putin no lo impiden. Porque la situación internacional es muy peligrosa y en cualquier momento se puede liar parda.

Mientras tanto hay que seguir con la música y las demás actividades, como la orquesta del Titanic. He de decirles que, por si no tuviera bastante con el programa de los meses venideros, me ha salido un nuevo bolo. El día 5 de mayo, justo antes de atender a los doctorandos del Politécnico de Milán, me tocara hablar a una delegación de técnicos y funcionarios del Metro de Copenhague. Los trae mi amigo Werner que, superado lo peor de la pandemia, ha reanudado su actividad de organizar viajes profesionales especializados por la ciudad de Madrid. Me va a tocar explicarles la política de movilidad de la ciudad. Le he dicho a Werner que mi posición es muy crítica con esa política (suponiendo que hubiera alguna), pero dice que da igual, que a ellos les va a interesar esa visión crítica.

A lo mejor piensan ustedes que tengo mucha cara poniéndome a hablar de algo de lo que no soy especialista, pero les recuerdo que ya fui al workshop de Portland (Oregón) en 2017 a contar lo que estaba empezando a montar el equipo de Carmena en el tema de la movilidad y quedé bastante bien. Ahora tengo que poner en orden mis informaciones y organizarme una presentación más o menos aparente. Además, este es un bolo de los de cobrar. Aunque sea poco, cualquier cantidad es bienvenida, para que no me tengan que andar invitando mis amigos franceses de visita en Madrid. Así que, mientras puédamos, seguiremos con las actividades dispersas, sin olvidar el cuidado del blog, que es como mi jardín particular. Esperando que lo hayan pasado bien en estas fiestas, les deseo una buena semana de rentrée. Sean buenos.

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