miércoles, 24 de junio de 2020

952. Instalado en la nueva normalidad

Sí, ya se acabó el estado de alarma. Parece mentira, pero hemos pasado 50 días de confinamiento y otros 50 de desescalada, según mis cuentas. 100 en total. El 13 de marzo empezamos el encierro hasta el 1 de mayo. Desde el 2 de mayo hasta el 20 de junio hemos ido desescalando. Y hace tres días entramos en la llamada nueva normalidad. En algunos aspectos, continuamos en la anormalidad anterior. Las calles de las ciudades están otra vez llenas de coches, vuelve la contaminación y el silencio brilla por su ausencia, en medio de un calor que ya aprieta. Y la bronca política sigue en el mismo punto en el que iniciamos la pandemia, con muy ligeros ajustes, como veremos. Pero muchas cosas han cambiado. Sigue dando miedo ir a los bares, no hay teatros ni cines ni conciertos de rock que yo sepa, aunque ya se van preparando para reabrir gradualmente los locales de espectáculos. Sin embargo, yo no puedo salir de excursión senderista ni hacer ninguno de mis viajes blogueros de antes.

La bronca política. Yo creo que en este lapsus se les ha visto el plumero a muchos. Por ejemplo, a los catalanes independentistas: en una Cataluña independiente habría habido menos muertos (sic). A destacar al fraCasado, que ha dado muestras de una deslealtad absoluta, increíble, inaudita: desde que el gobierno tomó posesión en enero, está obsesionado con derribarlo, manía capaz de sobrevivir inmune a pandemias, terremotos o lo que venga. Si llega una invasión de extraterrestres, este señor no ayudará en nada a defender el país y seguirá proclamando que el gobierno es ilegítimo y lo está haciendo fatal. Todo el mundo ha comprobado cuál es su verdadero talante y muy pronto veremos cómo Feijoo, con sus propuestas moderadas, arrasará en Galicia, mientras que Iturgaiz empeorará los resultados de Borja Semper, Alonso y demás moderados vascos, que se han ido del partido para que el fraCasado los sustituyera por un señor que sigue en los tiempos de ETA y cree que el gobierno de Madrid es bolivariano (sic).

En el colmo de su delirio, su partido apoya en Bruselas la línea de los fucking dutchs, cuya tierra definitivamente se merece llamarse Los Países Bajos, porque no pueden caer más bajo. El presidente de Portugal calificó las opiniones holandesas de repugnantes. ¿Pero qué más recortes quieren imponernos estos cabrones? Si la legislación laboral que tenemos desde la reforma de Rajoy no se puede estirar más. Bueno, sí se puede. Tal vez los jodidos holandeses quieren que el empresario, además de echar libremente al trabajador y mandarlo al paro con una indemnización de mierda, este legitimado para cagarse en su padre, y más en su madre (que decimos en mi tierra). No sé, tal vez es eso lo que quieren. De todas formas, el fraCasado y sus acólitos no lo apoyan por su contenido, sino para atacar a Sanchez.

A mí me parece que este señor la ha cagado con su estrategia frentista, inspirada por El del Bigote. Pero El inMundo sigue a su raca-raca y el otro día publicó una encuesta de la empresa amiga Sigma 2, de la que se deduce que el PP remonta y está ya a dos puntos y medio del PSOE en intención de voto. Según este sondeo, el PSOE apenas baja, pero los que pierden votos son los de Vox, que se sitúan ahora por detrás de Podemos y esos votos son los que recupera el PP. Puede que tenga algo de cierto, pero sorprende que inmediatamente El inMundo se marque una editorial cuyo mensaje es La estrategia de Casado va dando resultado. Pues miren, yo creo que no. Yo creo que en el PP hay muchas voces que no aprueban la crispación y el vacío ideológico de este señor, que no combate a Sánchez con argumentos, sino con insultos y concierto de cazuelas. Yo creo que al fraCasado le apoyan El del Bigote, la marquesa ácida, IDA y su camarilla y el campeón mundial de lanzamiento de güitos de aceituna. El resto del partido está callado y a verlas venir. Pero a lo mejor me estoy equivocando. 

Algunos de mis seguidores me reclaman que haga alguna crítica de Sánchez, que dé mi opinión de cómo lo ha hecho. Pues lo ha hecho mal, como la mayor parte de los gobernantes del mundo. No tan mal como Trump y Bolsonaro, ni siquiera tan mal como Boris Johnson y como el gobierno sueco, pero bastante mal. En primer lugar, este señor necesita unos asesores de imagen mejores. No transmite empatía. Se le veía acojonado al principio, pero casi nunca empático con las víctimas y sus familias. En algunos momentos se mostró demasiado eufórico con los progresos de la mejora de la curva: qué bien, que hoy sólo se han muerto quinientos. Y ha dado demasiados vaivenes en las informaciones. Por ejemplo, la cuenta de muertos es una auténtica vergüenza, no han sido capaces de contarlos. Respecto a la conveniencia o no de usar mascarilla, el discurso siguió el modelo alirondo: alirondo-alirondo-alirondo, la mascarilla me la quito y me la pongo. Y ha habido muchos movimientos titubeantes, rápidamente corregidos, como lo de la derogación completa de la reforma laboral, el acuerdo con Bildu o, en otro orden de relevancia, la autorización/desautorización de las peluquerías.

Yo comprendo que su tarea era difícil, que nadie esperaba lo que se nos vino encima y que es muy difícil gobernar con una oposición que te pone todos los palos posibles en las ruedas y con unos socios tan peligrosos como ERC o Podemos (aunque Iglesias se esté portando bien, salvo momentos puntuales). Pero la misma presión tenían Salvador Illa y Fernando Simón y, en general han mantenido la calma y la elegancia y han salido bien parados. En el mundo, el toque convincente y empático ha sido magnífico en Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, o los gobernantes de Australia, Portugal y otros lugares. Entre estos y la antipatía básica de Trump-Bolsonaro-Putin-Duterte, pues Sánchez se situaría en un lugar intermedio.

También ha tenido notables aciertos: si la situación no se jode con rebrotes por todos lados, el confinamiento habrá sido útil y ha estado bien organizado. Y vamos a salir de esta con una renta mínima garantizada por Ley, que es un modelo en el que se miran muchos otros países. Quedan por investigar algunos asuntos, en los que yo creo que la Justicia tendrá algo que decir, como la cantidad de muertos en residencias de mayores (competencia autonómica, pero que habrá que dilucidar si se podría haber hecho algo más) o el hecho irrefutable de que somos el país con más médicos infectados. En fin, espero haber contentado a los que me reclamaban críticas al gobierno. Pero hay una sola cosa que tengo clara: si al frente del gobierno hubiera estado el fraCasado, lo hubiera hecho mucho peor y no tendríamos ni renta mínima ni nada.

Todo esto son temas antiguos que nos esperaban a la vuelta de la normalidad, aunque sea esta normalidad tan rara. ¿Y cómo lo llevo yo? Pues bien, a pesar del calor. Esto no es como lo de antes, pero nos vamos acercando. Cada día, al despertar, compruebo que el silencio magnífico de los tiempos del encierro, en el que sólo se oían los pajaritos, ya no existe. Ahora se oyen obras desde muy temprano, coches que pasan y ruidos varios. En mi casa hay dos sonidos madrugadores que se confunden entre ellos: los zureos de un palomo coñazo que vive en alguno de los aleros cercanos y los lamentos de un abuelo porruto al que tengo pared con pared de mi cama. Estoy todavía medio dormido cuando empiezo a oír: uuuurrrr, uuuurrrr y no sé todavía si son los requiebros del palomo enamorado o las ausiones del abuelo vecino. Cuando se trata de este último, se le reconoce porque enseguida le caen todas las broncas de su familia por llorón. Por cierto, ausiones es una palabra del vocabulario manchego, que usaba mi padre con frecuencia.

Los días que no salgo a correr, desayuno, recojo un poco la cocina y me conecto para el trabajo. Ya tenemos convocadas las tres jornadas para el Jurado de la primera fase de Reinventing Cities, los días 3, 6 y 7 de julio. Después tendremos una semana para hacer las actas y comunicar los resultados a los participantes. Y hacia el 15 de julio el ritmo de trabajo bajará, imagino. Desconozco si vamos a regresar en algún momento al trabajo presencial. En una encuesta que nos han hecho, yo he pedido un régimen mixto: seguir con el teletrabajo, pero poder acudir esporádicamente a la oficina cuando tenga que hacerlo. Este año, por sus especiales circunstancias, se ha decretado que las vacaciones de verano hay que cogérselas entre julio, agosto y septiembre, no a lo largo de todo el año como solíamos. Como en julio yo lo tengo imposible, entre agosto o septiembre he elegido este último. Me gusta estar en Madrid en agosto y para después supongo que la situación habrá evolucionado, espero que a mejor.

Los días que me toca correr, me tomo un café bebido y medio litro de agua y salgo arreando para el Retiro. Ya me he estabilizado en marcas por debajo de los 39 minutos, incluso un día bajé de 38, para mi recorrido de 6,5 kms. Pero no lo voy a estirar hasta los 8 kms hasta por lo menos el 15 de julio, que me quite el estrés laboral. Hay que ir poco a poco, acostumbrando al cuerpo gradualmente a distancias cada vez mayores. Así debe hacerlo cualquiera, pero mucho más alguien de mi edad. La marca de 39 minutos es un límite clave porque supone bajar del ritmo de 6 minutos/km: seis por seis, treinta y seis y tres más del último medio: treinta y nueve. 6 minutos/km es un ritmo que está muy bien, supone hacerse una carrera de 10 kms. en una hora. En mis buenos tiempos, yo corría a 5 min/km. De esta forma corrí varios maratones en tiempos en torno a tres horas y media. Y dos supersónicos: en 3.17 y 3.20. Por lo demás, el Retiro está precioso.

Me paso la mañana currando como un cabrón, hasta que empiezo a notar una cierta gusa. Entonces me hago una comida, me echo una pequeña siesta y por la tarde continúo currando, o me pongo a escribir un post o a leer o a ver vídeos de Samantha Fish. Y por la noche, antes y después de picar algo a modo de cena, me centro en la nueva serie que estoy viendo: The Good Wife, la buena esposa. Es extraordinaria. Voy por la tercera de las siete temporadas que la componen. Las dos primeras empiezan más o menos suaves, pero son un continuo crescendo. La historia empieza con la dimisión del Fiscal del Estado del condado de Cook, en Chicago. Parece que se han publicado unas imágenes suyas follando con una rubia. No está claro si algún enemigo le ha tendido una trampa, pero el tipo ha picado y tiene que dimitir y se va a ir directo a la cárcel, bajo la acusación de que ha prevaricado a cambio de favores sexuales.

La primera escena del primer episodio, nos muestra al fiscal pronunciando su breve discurso de dimisión. Le acompaña su esposa, que se acaba de enterar de un merdé del que no sabía nada y se ve obligada a salir a la palestra a su lado, como Hillary Clinton con Bill. Se retiran ambos a un segundo plano. Entonces ella le da una bofetada. A partir de ese arranque, la serie la va siguiendo a ella y nos muestra cómo se tiene que buscar un trabajo de abogada en un bufete. Le ofrece el puesto un compañero de carrera, que pronto se ve que siempre estuvo enamorado de ella, pero no pudo hacer nada cuando su amada eligió por marido al que luego sería el futuro fiscal. Y podemos ir viendo una serie de casos de los que se va ocupando el bufete, en los que ella demuestra una talla sorprendente como abogada. Y, en paralelo, continúa su historia privada, con continuas sorpresas. En fin, se la recomiendo vivamente.

Esto es lo que vengo haciendo cotidianamente. Pero a la vez voy dando pasos hacia esa añorada normalidad que antes disfrutábamos. Por ejemplo, hoy será ya el cuarto miércoles en que mi asistenta viene a casa a limpiar. Ella acude en Metro, respeta las directrices de distancias, mascarillas, etc. y está 3 horas en mi casa con la mascarilla puesta. Un día fui al dentista y tuve una impresión de seguridad sanitaria total. Tenía una cita concertada para hacerme una limpieza en marzo que hubo que suspender. Y me llamaron ellos, para decirme que la clínica abría otra vez. Llegué, llamé, me abrieron y me enfrenté a una recepcionista que, desde detrás de un panel de metacrilato con un pequeño agujero abajo para pagos y entrega de documentos, me conminó a lavarme las manos con hidroalcohol, antes de ningún otro trámite.

Sólo entonces me preguntaron qué quería. Me pasaron a la sala de espera, dividida en cubículos individuales con unas mamparas y de la que habían retirado todas las revistas (una pena, porque era donde yo solía ojear el Hola para sacar temas para mis posts sobre el famoseo). Luego me recibió una doctora con mascarilla y careta frontal y me tuve que enjuagar a conciencia con un colutorio antes de empezar. Al salir me ofrecieron volverme a lavar con el hidroalcohol, invitación que rechacé, y hube de pagar con tarjeta. En esas circunstancias es prácticamente imposible el contagio.

Un día quedé con una pareja de amigos para hacerles entrega de unas caretas protectoras que les había conseguido y que les vienen muy bien para el bar que tienen y que se disponen a abrir. Vinieron a Atocha y buscamos una terraza donde sentarnos. El Brillante estaba petao, así que acabamos en el Pando. Allí nos sacaron unas pintas de Amstel Beer de presión, con una serie de tapas de acompañamiento, verdaderamente deliciosas. Estos son colegas míos del running y ya les he traído al blog en foto antes o después de alguna de esas carreras de 5 kms que corría yo últimamente. Fue un rato súper agradable y tengo que decir que estas cosas se disfrutan más ahora, tras 100 días de enclaustramiento. También les confesaré que, cuando llegaron, nos saludamos con el codo pero, después de dos horas charlando alrededor de una mesa y con un par de pintas al cuerpo, al final les acompañé a su coche y me despedí de ellos con sendos abrazos. El alcohol es lo que tiene.

Y para mañana voy a inaugurar un calendario de cenas en mi terraza reconvertida en vergel. He invitado a un par de amigas colombianas a uno de mis platos redescubiertos en el confinamiento. Veremos cómo sale todo. Está claro que hay que ir perdiendo el miedo. El virus anda por ahí todavía y habrá rebrotes. Aquí hay que contar con la suerte, en primer lugar, pero tenemos que procurar no comprar demasiados boletos para esta rifa macabra. Se dice ahora que el virus, además de grandote y pesado (lo que lo vuelve sensible a la gravedad y le hace acabar enseguida por los suelos), tiene muy poca habilidad para mutar. Y esto es clave para que se pueda conseguir una vacuna efectiva. Otros como el de la malaria o la propia gripe mutan todo el rato y regatean con finura a las vacunas.

Ya saben lo que dijo Darwin. En esta batalla, sobrevive el que muestre una mayor capacidad de adaptación. Los humanos hemos demostrado bastante flexibilidad. Nos hemos adaptado a estar encerrados tres meses y encima pasárnoslo cojonudamente. El mundo va rápido y cada vez se acelera más. Estamos en el centro de la realidad líquida que pronosticó Bauman. Y las circunstancias cambian cada día. ¿Se acuerdan ustedes de lo preocupados que estábamos por la sequía? Joder, pues ahora los pantanos están a rebosar. Hoy mismo estaba yo escribiendo este post en la terraza, aprovechando que no hacía sol, y me he tenido que meter para dentro porque ha empezado a llover. El calor es el de costumbre y ya nos hemos quitado el sayo, tras el 40 de mayo (pero no nos quitaremos la mascarilla, hasta que lo diga el señor Illa).

Ayer tuvimos la sesión de cierre de Billar de Letras, que ya les cuento otro día. Mañana tendremos el Proofreading Committee, reunión con los capitostes de la red C40 previa a la celebración de las reuniones del Jurado on line de Reinventing. La realidad no da tregua y yo ya voy teniendo que terminar este texto. Caigo en la cuenta de que no les he puesto ni una imagen ni vídeo ni nada. Así que les voy a dejar un regalito. Entre mis followers hay un debate sobre si nos gusta más Samantha Fish o Sheryl Crow. Yo les aconsejaría que no se olviden de otras. Por ejemplo de Joss Stone. Esta mujer tiene un hándicap en relación con las dos diosas actuales del blog: que yo sepa, no compone. Eso hace que su carrera dependa de que sepa elegir canciones a su altura. Para mi gusto, la canción Karma, cuyo vídeo de grabación ya traje al blog, es su mayor acierto. Vean cómo la interpretaba en directo hace ocho años. Las armas de esta mujer, guapísima, vegetariana y que canta siempre descalza, son el sex-appeal, las facultades vocales, la expresividad de sus manos y unas piernas infinitas (a ella no parece preocuparle si se ve más de lo que se debe ver). Disfruten de mi regalo.  



4 comentarios:

  1. Tienes razón en que Sánchez, sobre todo al principio, no mostraba empatía, me parece que no era por falta de afecto hacia la gente, sino que aparecía impávido porque estaba noqueado con el panorama doméstico y ministerial: su mujer, su suegra, unas cuantas ministras, entre ellas su Carmen Calvo, que, por cierto, sigue pareciendo una muerta, yo creo que a ésta le afectó muy en serio la Covid 19... Se podía haber hecho mejor, pero el número de muertos, tan crecido, quizá esté relacionado, en parte, con la demografía: el virus se ha cebado con los ancianos y España tiene la población más envejecida del planeta, creo que detrás de Japón. En cuanto a la mascarilla de Illa, san Fernando Simón ya explicó, con su genuina sinceridad, que no se impusieron antes porque sería una norma de imposible cumplimiento, dado que no había existencias. Más claro, agua. Por eso insistía tanto en la higiene y la distancia. Por cierto, las que nos ha proporcionado IDA, son una eme: Antes de acoplártelas, te quedas con las asas en la mano. ¿No decía de que habían colado al gobierno material defectuoso? Los únicos, según el FMI, que van a "crecer" son los chinos; las consecuencias de la pandemia para Europa van a ser devastadoras, a ver si no aciertan esos sesudos técnicos.

    Tu cantante, efectivamente es requeteguapa y tiene más voz que Rocío Jurado, que ya es decir.

    Cuídate y no abraces tanto, que the devil hides in the details, te lo digo en inglés, porque sé que te gusta.

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    1. Africa, disculpa, que creía que ya te había contestado. Estoy de acuerdo con tus comentarios en general, lo que pasa es que algunos me acusan de pelota con el Gobierno y por eso he buscado hacerle alguna crítica.
      Europa va de culo, podríamos ser ahora una referencia ética y política frente a USA, China o Rusia, gobernadas por impresentables, pero tenemos un problema: estamos demasiado disgregados, hay demasiados intereses pequeñitos de países insustanciales. Añoro a Carlomagno o a Napoleón.
      En cuanto a lo de los abrazos, pues El País sacó el otro día una guía de cómo abrazarse, y es tal como yo lo hacía, guiado por el sentido común: mirando para afuera y sin hablar al mismo tiempo. Y con la mascarilla de Illa bien calada.
      Te mando uno de esos abrazos.

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  2. Excelente la Jossy pero el hortera del guitarrista del sombrerito no se la merece manque lleve una excelente guitarra DUESENBERG fabricada en Alemania como la que tiene mi hijo Alejandro para sus conciertos con LORI MEYERS (Le adjunto foto por whatsapp).
    Alégrome de que se encuentre usted bien y haya recuperado su cotidianeidad. Los viejos rockeros...ya se sabe.
    Un fuerte abrazo brother.

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    1. Jossy está extraviando un poco su carrera, me parece, ahora bien, es una mujer muy guapa y parece feliz.
      El impresentable del sombrerito es alguien de peso: el eurithmico David Stewart, la mitad fea del dúo Eurithmics, que compartía con Annie Lennox. Cuando esta se fue haciendo mayor, decidió buscarse una compañera (musical) más joven. Justo es decir que en ese tiempo, la carrera de Joss Stone parecía más encaminada.
      La foto que me mandó usted por Watsapp, muy buena, lo que pasa es que en este foro entran niños y no quiero montar escándalo.
      Un abrazo, brother.

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