domingo, 19 de septiembre de 2021

1.085. Aniversario

Hoy, 19 de septiembre de 2021, se cumplen nueve años desde el inicio de este blog. En tal día como hoy del año 2012, Reflexiones a la carrera salió a la luz con el post #1, bajo el bíblico título de Hágase la luz, y hasta hoy. Durante estos nueve años he mantenido un ritmo de publicación de textos en torno a uno cada cuatro días, primando desde luego la cantidad a la calidad, si bien con algunos ítems ciertamente brillantes, aunque esté feo que lo diga yo mismo. En aquellos tiempos estaba yo bastante bajo de moral, después de haber sido cesado a primeros de año como subdirector general y encontrarme sometido en el trabajo a un ninguneo cercano al bullying que, quieras que no, es algo que te afecta.

Desde el punto de vista práctico, me veía obligado a cumplir un horario de siete horas diarias vigilado de forma obsesiva por una carcelera nazi y sin tener un contenido de obligaciones que lo llenara. Y todo eso sucedía en un contexto de crisis económica brutal, que se pretendía solucionar con lo que luego se llamó el austericidio, consistente en aplicar unas políticas de recortes de servicios y austeridad franciscana, que machacaban sobre todo a los de abajo y que aumentaron muchísimo la polarización social. Como en otras ocasiones anteriores en mi vida, sentí que tenía que contar todo eso y, además, necesitaba una ocupación adicional con la que rellenar mis horas lectivas interminables. En ese caldo de cultivo salió a la luz este blog.

Como ya he contado, me estuve asesorando durante los seis primeros meses de 2012 sobre cómo organizar una tribuna como esta. Por entonces estaba como de moda esto de abrir un blog, pero la gente lo hacía con un grado notable de frivolidad, de modo que publicaba apenas una o dos entradas y luego lo dejaba morir. Yo no quería eso, para mí era un tema vinculado a una cierta continuidad, algo que necesita determinadas condiciones: tenacidad, dedicación, unos cuantos temas básicos o leit motivs y contar con una pequeña parroquia de seguidores a los que hay que cuidar y entretener para que no se vayan borrando. Hay también un tipo de blogger perfeccionista, que no publica un texto hasta que está perfecto, sin un solo error, lo que le lleva a un ritmo de publicaciones de una cada tres o cuatro meses.

Nada de eso quería yo, sino una continuidad sostenida, en parte enlazando los temas entre post y post, a la manera de las viejas novelas por entregas o las modernas series de TV. Tenía en mi haber una especie de carrera literaria, en la que había constatado una cierta habilidad para el relato corto (incluso ganando un premio y quedando finalista en otros dos) y por el contrario una dificultad notoria para la novela larga, que había intentado con resultados bastante frustrantes. Me impuse así un tamaño de no más de dos folios por entrada, límite que he ido estirando hasta los tres/cuatro que ahora suelo llenar. También me hablaron de la posibilidad de asociar el blog a una cuenta de Twitter, para tener miles de seguidores en vez de los 30/40 que vengo teniendo. Menos mal que no caí en eso: entre miles de seguidores es normal que surjan unos cuantos boicoteadores, trolls o haters que se te pueden cargar el invento en una tarde.

Cuando empecé no tenía una idea prefijada sobre la duración de esta aventura, sino que sólo pensaba en continuar indefinidamente mientras el tema me divirtiera y entretuviera a mis lectores. La estadística que me facilita la página que gestiona el blog, me habla de muchas visitas desde el extranjero, especialmente de Estados Unidos (muchos meses superan a las de España) y también de Francia, Alemania, Gran Bretaña y otros lugares. Siendo este un foro en español, imagino que se trata de expatriados que se mantienen así al tanto de la actualidad patria. Tampoco imaginé cuando abrí el blog que viajaría tanto como lo hice. En estos años, han podido verme visitando lugares como Japón, Birmania, Madagascar, Chile, Escocia, Rumanía o Polonia, así como ciudades de todo el mundo: Pekín, Estocolmo, Oslo, Helsinki, San Petersburgo, además de buena parte de las ciudades de la Costa Oeste USA, como San Diego, San Francisco, Los Ángeles, Portland, Seattle y Vancouver. 

Y un inolvidable viaje de tres días a Chicago, en el que me encontré en un grupo en el que yo era el mayor, y el siguiente tenía unos veinte años menos que yo, lo que no me impidió estar la primera mañana a las seis de la madrugada, noche cerrada, listo para salir con un grupo de colegas corredores, recorrer a buen ritmo la orilla del lago Michigan, en donde nos amaneció y regresar a tiempo para la apertura del workshop. Además de permitirme un tercer encuentro con mi querida amiga Shannon Ryan, de LA, a la que conocí en Portland un año antes y fui a visitar a California luego. Y qué decir de mis escapadas en tren por Europa, de ciudad en ciudad. Más la visita a la Isla de Pascua. Más el viaje a Madagascar, en donde me tocó trepar por las empinadas paredes del Tsingy Grande, provisto de arnés y mosquetones.

La inesperada pandemia ha cortado esta deriva en seco, pero volverá. Como ya he explicado, el personaje un poco acongojado que yo era al inicio del blog se fue sustituyendo por otro más decidido y animoso que me inventé y que empezó a tener vida propia en paralelo a la mía. Algunos de mis seguidores más amigos supieron captar enseguida esa disociación y me lo hicieron ver. Pero poco a poco ese personaje imaginario se ha ido apoderando de mí y ahora ya manda en mi vida. Es ese un tipo que va por el mundo dando conferencias y charlas en inglés y en francés, que se apunta a todos los bombardeos y al que, como buen personaje de ficción, le salen al encuentro situaciones y circunstancias ciertamente literarias, igual que los perros que le salen a ladrar al caminante por un sendero de tierra.

Ha habido en estos nueve años ocasiones especialmente llamativas, como toda la serie de cambios en el trabajo que me recuperaron para la causa y volvieron a realzar mi papel en el Ayuntamiento, cuando ya no esperaba volver a rehacerme a mis años. Hubo momentos fuertes narrativamente, como mi fractura de húmero, o este tan reciente de cuando me descolgué de la azotea de mi casa como un auténtico Spiderman septuagenario. He salido a hacer un par de fotos, desde abajo y desde arriba, del escenario de mi hazaña, para que se hagan ustedes una idea de la dificultad. Véanlas.


No me digan que no es algo meritorio. En fin, algo que siempre me ha gustado es anticiparme a noticias o tendencias, antes de que se conozcan, o se generalicen como correctas. Ha sucedido muchas veces a lo largo de los nueve años de trayectoria del blog, pero me satisface especialmente el tema del independentismo catalán. Yo empecé a denunciar ese movimiento como retrógrado, parafascista, tóxico y pedorro en los cuatro meses de publicaciones que desarrollé a finales de 2012, cuando mucha gente, especialmente en el universo de las izquierdas, los veía con simpatía, como colegas progresistas. El verdadero talante elitista e insolidario de ese movimiento ha sido ya tan desenmascarado y entendido así por todo el mundo, que ni siquiera merece la pena hablar de ello; yo hace mucho que no les dedico un post.

Después de los cambios sufridos por mí durante este último año, especialmente vinculados a mi jubilación a finales de febrero, he creído conveniente retocar mi perfil de blogger, ese que sale en el lado derecho de la página. El antiguo era escueto y sintético, en consonancia con mi personalidad original con la que empecé a publicar: Escritor novel, corredor veterano, viajero recalcitrante, vividor irredento, funcionario menguante. De acuerdo con mi transformación progresiva, ahora he ido a una descripción más amplia, casi exuberante, que pueden ver ya corregida. Verán que incluyo mi fascinación por Samantha Fish, la musa de este blog, descubierta por mí hace año y medio en los tiempos más duros de confinamiento por la pandemia. La he incluido en mi perfil para subrayar que esto no es un amor de dos días. Aunque su deriva actual me gusta y creo que está en su derecho de evolucionar como artista, lo cierto es que lo que me fascina de esta chica es su fase inicial, como blueswoman tradicional.

Y hoy quiero ponerles un vídeo de esa época. Estamos en 2014 y varios de sus amigos de Nueva Orleans han formado la llamada Royal Southern Brotherhood, es decir, la Real Cofradía de los Sureños. Están aquí Devon Allman y Mike Zito, dos guitarristas de su onda, además del bajo, Charlie Wooton, que la adora, como se puede ver en el vídeo. En esta ocasión no está Cyril Neville, otro de los cofrades destacados. Y, en una actuación en el B.B.King Club de Nueva York, invitan a Sam a tocar con ellos. En este vídeo, cuyo sonido está un poco enmascarado por el barullo del público, se puede ver cómo Sam, que es prácticamente una niña, domina la escena y manda sobre un grupo de músicos mayores, curtidos y de mucha calidad, a los que prácticamente lleva con la lengua fuera durante toda la canción. Esta personalidad es la que me tiene a mí totalmente enganchado.

Otra de las constantes del blog es mi fidelidad al Deportivo de la Coruña, al que el inicio de este foro le pilló en Primera División, comenzando ya su decadencia, que nunca creí que le llevara tan abajo. Este año, por fin parece que juega como un equipo en el tercer escalón patrio, lo que yo llamo la Liga Pedorreta (PRFEF). Ayer ganó su cuarto partido seguido y mantuvo la portería a cero. Clave para esto es la figura del portero Ian Mackay, que es cojonudo. A pesar de su nombre, Ian es coruñés de pura cepa, concretamente del barrio del Ventorrillo, hijo de un capitán de barco escocés que plantó su semilla en una rapaza local y luego se largó a seguir su singladura de marinero con una novia en cada puerto. Ian, criado en Coruña por su madre, empezó en los juveniles del Dépor, pero el equipo era entonces uno de los gallitos de Primera, así que tuvo que seguir una deriva como la de su padre, penando por clubes de Segunda de todo el país. Ahora, con 35 años, lo ha repescado el Dépor y está siendo clave en la marcha del equipo, porque nadie le ha conseguido marcar un gol todavía.

Para firmar su contrato con el club sólo puso una condición. Que le permitieran jugar todos los partidos con una camiseta de color rosa, en homenaje a su madre, muerta de cáncer de mama hace unos seis o siete años. Se la aceptaron y le confeccionaron una camiseta de esas características, con la que sale siempre al campo. Y en el partido de ayer, inventó un nuevo tipo de parada, nunca antes intentada por un portero; debería patentarla. En un mano a mano con un delantero, salió abriendo piernas y brazos como hacen siempre los guardametas para cubrir el máximo de portería. El delantero le disparó justo entre las piernas abiertas, pero entonces Ian dejó caer el tronco y paró la pelota con el culo. Tengo aquí el resumen del partido (apenas 3 minutos) que les pido que vean para que puedan apreciar esta parada innovadora, que salvó la victoria del equipo, enfocada desde varias cámaras.

En toda Coruña ha sido este el tema más comentado en los diversos mentideros: la parada de Mackay con el culo. En el mercado de la Plaza de Lugo, las fornidas pescaderas lanzaban sus aturuxos: ¡¡¡Aaaaaaaay o Mackay ca parou co cúúúúú!!!, mientras se daban fuertes golpes en el muslo con la mano abierta, para no mearse de la risa. El Depor está de vuelta, llegaremos a Primera en unos años y espero tener tiempo de verlo, porque estas edades son una cabronada y, por muy bien que yo me encuentre, en esta guerra vamos viendo bajas en el entorno, cada vez más cercanas, y es algo que te va comiendo la moral.

Una baja sensible, que me ha afectado mucho, es la de Charlie Watts, el batería de los Stones, uno de los cuatro miembros originales del grupo que seguía con vida, hasta el punto de que muchos de sus fans pensábamos que eran inmortales. Me voy a despedir con un vídeo de ellos ciertamente grandioso. Así interpretaron el Satisfaction en el Festival de Glastonbury de 2013, como si dijéramos hace dos días. Tiene una curiosidad. Ese guitarrista gordo y con pinta de señor mayor que luce una chaqueta morada, es nada menos que Mick Taylor, el que fue guitarrista de la banda en su época más dorada. Los Stones son amigos suyos y lo invitan a menudo a los conciertos. Al final pueden ver cómo lo quieren sus ex-compañeros. Ya ven, nueve años con miles de vivencias, que se cierran hoy con un nuevo perfil de blogger y los ánimos intactos. Que terminen ustedes bien el fin de semana.

6 comentarios:

  1. En su asombrosa verborrea ha confundido usted las costa Este con la costa Oeste de USA. Hágaselo ver querido amigo.
    Un abrazo.

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  2. El Coronel me ha pisado la corrección, pero tengo alguna otra, que hoy me he levantado puñetero. Para empezar, Samantha en 2014 tenía 25 añitos. tal vez decir que era casi una niña es un poco exagerado. Por otro lado, su vídeo es fantástico, abrumador. Un matiz que nadie parece haber observado: durante toda la actuación, la chica está mascando un chicle, lo que añade más dificultad a lo que hace.
    Otra. Si el partido del Dépor fue el sábado por la tarde y usted escribe el domingo, difícilmente las pescaderas pueden haber lanzado esos aturuxos, teniendo en cuenta que el mercado (la plaza, como decimos por aquí) no abre los días festivos. Su párrafo es bonito literariamente, pero no deja de ser una ensoñación, o una predicción de lo que tal vez haya sucedido en esta mañana de lunes.
    Sin acritú, es sólo por chinchar un poco.

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    1. No había caído en el detalle del chicle. Samantha es un fenómeno de la naturaleza y de la música. En lo de las pescaderas tiene toda la razón, pero ya sabe que yo me concedo licencia para fabular sobre la realidad que cuento, que este es un blog eminentemente literario, aunque simule una especie de autoficción. Pero lo que yo cuento ha de ser verosímil. En este caso no lo era, por un error mío. De estas cosas, en la producción de cine, se ocupa la script. Yo no tengo script, y por eso he escrito algo imposible, que usted ha detectado y descubierto para todos los lectores. Es una forma de control de calidad que le agradezco.

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  3. Emilio, tus seguidores no te pasan una, están a la que salta. ¡Qué vigorosos ancianos los Rolling! Da gusto verlos.

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    1. Está muy bien que me pillen los fallos, es un control de calidad muy necesario. Los Stones, como yo los llamo, son extraordinarios. Mick Jagger es un referente para mí, como Eastwood y Schwarzenegger.

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