martes, 19 de enero de 2021

1.015. Virus tontorrones y manuales para el suicidio celular

Estaba yo dándole vueltas a esto de las vacunas, a ver si consigo hacerme una idea de cómo funcionan, no porque me parezca imprescindible entenderlo, desde luego; yo por ejemplo no tengo ni puta idea de cuál es el mecanismo por el que enciendo el televisor, y en mi pantalla se forman unas combinaciones de colores y formas que me permiten ver lo que está pasando en el asalto al Capitolio de Washington o en la final de la Supercopa (discúlpenme, pero ¡qué subidón eso de que pierda el Barça!), en el mismo momento en que cualquiera de esos eventos está sucediendo. Es algo que nunca he entendido y a mis años no creo que llegue a entender; a mí me basta con saber manejar el mando a distancia para encender, apagar, cambiar de canal y subir o bajar el volumen. 

¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Las vacunas. Les decía que no creo que consiga entenderlo. ¿Por qué lo intento entonces? Pues porque en algo he de entretenerme en este lapsus del que les hablaba el otro día. Se me ha terminado la serie que estaba viendo, esta tarde tengo sesión de Billar de Letras y ya me he terminado el libro que vamos a comentar, en el curre tengo un pequeño alivio antes de empezar a prepararme mis bolos académicos inmediatos, tres, como les anuncié, dos de ellos confirmados y con fecha asignada, que ya se irán comentando debidamente en el blog. Y estamos en el punto en que el mundo contiene el aliento ante la toma de posesión de Joe Biden, que como saben es mañana. Este tipo de actos fueron siempre una fiesta multitudinaria, en la primera de Obama se estima que acudieron 1,8 millones de personas. Esta vez, entre los peligros del Covid-19 y el acoso del otro virus, el del fascismo, la explanada frente al Capitolio estará prácticamente vacía y custodiada por soldados armados hasta los dientes, como en cualquier república del tercer mundo.

Como les dije, la tradición es que el presidente electo acuda con su señora a la Casa Blanca, donde le espera el saliente, para los saludos y fotos de rigor, tras de lo cual, los cuatro se van juntos al Capitolio para el solemne acto. Desde allí, el saliente se va a su casa y el electo vuelve para instalarse en la Casa Blanca. Este año tampoco se podrá cumplir esa tradición. El innombrable se irá esta tarde a su mansión de Florida por la puerta de atrás, como ya les adelanté, y no asistirá a la ceremonia. Sin embargo, hace cuatro años sí que se cumplió el trámite. Allí pudimos ver una muestra más de la zafiedad proverbial de este señor, cuando llegó en su coche y se abalanzó a saludar a los Obama sin esperar a su señora, que venía con un regalo para Michelle Obama, al parecer, por la caja, algo de Tiffany’s. ¿Recuerdan la imagen?

Ya apuntaba maneras este impresentable. Por cierto, me resisto a llamarle presidente saliente o ex-presidente, que no lo es todavía. Una vez que Biden le suceda mediante la toma de posesión, tengo que buscar una combinación de sustantivos y adjetivos para referirme a él, no voy a estar siempre llamándolo el innombrable o el impresentable. Podría llamarlo el ciudadano Trump, pero me parece que eso se queda corto. Por ahora, la caracterización que más me gusta es: el promotor inmobiliario y energúmeno multimediático Trump. Es un poco larga, pero muy precisa. Por lo demás, una vez que Melania le dio el regalo a Michelle, posaron los cuatro en amor y compaña, las chicas agarrándose cariñosamente por la cintura, como ven en la archiconocida imagen de abajo.

Bueno, qué cruz, va a tener razón el lector que dice estar harto del tema, es que es como una maldición, yo quería hablarles de las vacunas y acabo hablando otra vez del… eso, del promotor inmobiliario y energúmeno multimediático Trump. Vale, vayamos con las vacunas. Es realmente muy difícil encontrar en Internet una descripción del proceso por el que las vacunas actúan en nuestro organismo, quiero decir, una descripción en términos sencillos, que los entienda todo el mundo, incluidas la señora de Cinamomo y la señora de Gutusso, de las que les he hablado en los posts anteriores. Por el contrario, las explicaciones que se encuentran, son totalmente crípticas, como si estuvieran escritas en chino. ¿Creen que exagero? Pues miren cómo se explica en la Wikipedia el concepto de ARN mensajero, en el que se basan las nuevas vacunas contra el SARS-Cov-2. A ver si lo entienden.

El ARN mensajero, o ARNm, es el ácido ribonucleico que transfiere el código genético procedente del ADN del núcleo celular a un ribosoma en el citoplasma, es decir, el que determina el orden en que se unirán los aminoácidos de una proteína y actúa como plantilla o patrón para la síntesis de dicha proteína. Se trata de un ácido nucléico monocatenario, al contrario que el ADN. A pesar de que la mayoría de los ARNm eucarióticos son monocistrónicos, es decir, contienen información para una sola cadena polipeptídica, algunos estudios han demostrado que ciertos genes eucarióticos organizados en grupos se transcriben como policistrónicos al igual que en los organismos procariotas.

Está clarísimo ¿no? ¿Cómo dicen? ¿Que no han entendido nada? Desde luego es que ustedes no hacen el menor esfuerzo por entender las cosas. Yo, por ejemplo, leyendo ese texto acabo de descifrar las claves últimas del asalto al Capitolio. El promotor inmobiliario y energúmeno multimediático Trump, convocó ante la Casa Blanca a un montón de individuos claramente eucarióticos, pensando que todos eran monocistrónicos, sin darse cuenta de que un número importante de ellos eran unos eucarióticos policistrónicos perdidos, los cuales se organizaron en grupo y asaltaron el congreso comportándose como auténticos procariotas. No sé cómo la policía no se dio cuenta de la jugada. Nada, que vuelvo a hablar de Trump aunque no quiera.

A ver si consigo explicarles esto en términos menos esotéricos. Las vacunas de ARNm son diferentes de las tradicionales, empleadas hasta ahora. Las de toda la vida se basaban en cultivar en laboratorio virus atontados o alelados. Parece que eso es algo que se consigue teniéndolos puteados para que no se vuelvan más fuertes. Cuando estaban lo suficientemente achorrados, estos virus deficientes o minusválidos se inyectaban en el cuerpo humano. Y allí, los anticuerpos y los linfocitos (que son los encargados de defendernos de los diferentes patógenos) los forraban a hostias. Y a base de darles palizas soberanas a estos virus tontorrones, los anticuerpos y los linfocitos se hacían más fuertes. Se volvían unos cabrones de cuidado, de forma que cuando nos atacaban los virus de verdad, estaban lo suficientemente entrenados como para forrarlos también a hostias en cuanto aparecían.

En términos boxísticos, a los anticuerpos y linfocitos se les proporcionaban unos sparrings lamentables, para que aprendieran a dar palizas bien dadas, de forma que estuvieran bien entrenados para el combate de verdad. Muy bien. ¿Y cómo funciona el ARNm? Pues en realidad, este simpático elemento es una especie de profesor de secundaria que proporciona a las células de nuestro cuerpo un manual de instrucciones para que ellas mismas fabriquen a gran escala la proteína S, que es la que utiliza el SARS-Cov-2 para atacarnos. Las células aprenden ese sistema y nos llenan el organismo de anticuerpos y linfocitos T, listos para repeler la entrada del virus maldito. En cuanto les ha explicado esto a las células, el ARNm se autodestruye, porque está diseñado genéticamente para ser un profesor eventual, una especie de PNN, que de esta forma desarrolla una variedad del llamado arte efímero. Tras estudiar ese manual, los anticuerpos se vuelven más cabrones que el virus y aprenden a echarlo a patadas del cuerpo, antes de que nos haga daño. Por cierto, el ARNm es también estéticamente maravilloso, vean que preciosidad.

Es que se queda uno pasmado mirándolo, esto es arte efímero con propiedades hipnóticas. ¿Y por qué no se han usado antes estos métodos? Porque la investigación va avanzando paso a paso. Y ahora se ha acelerado por la emergencia sanitaria mundial y se la ha dotado de fondos suficientes, que es lo que siempre le falta a los investigadores. Pero me cuenta un amigo que las posibilidades del ARNm son infinitas y muy sofisticadas. Por ejemplo, en el tratamiento del cáncer. Hace ya años que se lleva combatiendo el cáncer con tratamientos experimentales basados en el ARNm con resultados espectaculares. Al enfermo se le inyecta un ARNm específico que, en este caso, instruye a los leucocitos. Si los anticuerpos y los linfocitos son soldados temibles con una capacidad letal contrastada, los leucocitos ya son verdaderos asesinos en serie, siempre que se les instruya debidamente. En los casos de cáncer de pulmón, por ejemplo, las inyecciones de ARNm adiestran a los leucocitos para que se conviertan en auténticos sádicos y se dediquen a convencer a las células cancerígenas de que se suiciden. Y el cáncer desaparece con el tiempo. Sólo hay que tener la precaución de que a estos asesinos no se les vaya la mano y empiecen a convencer de la autoinmolación también a las células sanas, lo que sería un auténtico desastre.

En resumen, que en vez de inyectarnos virus tontorrones, ahora lo que se nos meten son manuales de instrucciones, totalmente sintéticos, diseñados para adiestrar a nuestras células para que se defiendan ellas solas. Y que, al ser sintéticos, se pueden fabricar a gran escala, para que haya para todos. No sé si con estas explicaciones a nivel de calle, ustedes se han hecho una mejor idea de lo que se está jugando con esto de la vacunación. Si no, al menos se habrán divertido un rato. Si buscan una explicación más seria, tal vez quieran leer el artículo de la BBC al que accederán pinchando AQUÍ. Digamos que está a un nivel intermedio entre mis descripciones y el rollo abstruso de la Wikipedia. Como siempre, yo creo que la terminología científica es extrapolable a otros sectores de la cultura humana. Por ejemplo, el nuevo entrenador del Deportivo, intenta transmitirles a los jugadores un manual de instrucciones, a la manera de un ARNm, que les permita atacar el virus de la tristeza que les inculcaba Fernandiño Vazquez, un señor que últimamente tenía esta cara.

Yo sé que normalmente hay un proceso lógico por el que te pasan una serie de putadas y entonces te pones triste, pero a veces la cosa se invierte y entra en bucle: como estás triste, todo te sale mal. Este hombre no estaba anímicamente capacitado para dirigir a un equipo de fútbol. A lo mejor se tenía que haber metido él mismo un chute de ARNm contra la melancolía. Porque esto del ARNm tiene unas posibilidades infinitas (endless possibilities). Tal vez un día nos puedan meter inyecciones de ARNm que nos induzcan la sensación de ser guapos, algo que ayuda bastante al ánimo. O que nos blinden contra la pereza. O hasta que impidan de raíz los comportamientos éticamente deleznables, de modo que a los que entren en política se les exija un certificado de vacunación contra la corrupción.

Cambiando de tema, en cuanto a la respuesta a la gran nevada que nos trajo la borrasca Filomena, diez días después del evento buena parte de la ciudad continúa under one foot and a half of snow, es decir, bajo pie y medio de nieve. Las administraciones del PP tienen los servicios públicos tan depauperados que han tenido que inyectarnos a los ciudadanos un ARNm, en forma de manual de instrucciones, de modo que nosotros mismos cojamos palas y picos y nos abramos caminitos en el centro de las calles, para poder seguir viviendo mínimamente. Aún así, el hielo ha hecho que muchos de nosotros nos hayamos escorromoñado contra el suelo con consecuencias traumatológicas diversas.

Comenta mi amigo Mariano que la Cenacha, como suele llamar a la señora Ayuso, está muy escondida últimamente, seguramente en alguna cantarera. Y dicen los bomberos forestales de la Comunidad que están parados en sus casas, con sus camiones en los garajes y que no entienden por qué no los llaman para ayudar en la ciudad. Y añaden las malas lenguas que la Cenacha no quiere que las cosas se arreglen demasiado rápido, para poder declarar la zona como catastrófica y que Sánchez afloje la mosca. Y yo me pregunto: ¿esta señora entenderá cómo funcionan las vacunas de ARN mensajero? No sé qué pensar, si tenemos en cuenta que fue a inaugurar el súper hospital anti Covid y no se enteró de que se había puesto la bata quirúrgica al revés, como si fuera una bata de casa.

¿No se lo creen? Pues lo pueden comprobar en la foto que les dejo de despedida (el consejero de Sanidad sí la lleva bien puesta). He de confesar que, cuando fui a que me hicieran mi primera colonoscopia, yo también me la puse mal, desatando las carcajadas de todos los facultativos presentes. Todo esto tiene un corolario chusco: para dirigir adecuadamente la sanidad de tu región es bueno que al menos te hayan hecho alguna colonoscopia. Si no, estás apañado/a. Una reflexión apresurada, en el día en que conmemoramos el centenario de Patricia Highsmith. Sean buenos. Y cuídense, que ahora viene el diluvio universal. Yo ya tengo preparada el arca de Noé por si acaso.



4 comentarios:

  1. Amigo mío: Yo creo que contra lo que deberías haberte vacunado hace tiempo es contra Trump. Te ha afectado profundamente y ahora ya no estoy seguro de que tengas remedio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal vez eres tú quien se tendría que haber vacunado contra Trump y sus mentiras, a juzgar por tu comentario. ¿Te ha pillado todo esto sin estar debidamente vacunado?
      Un abrazo, amigo.

      Eliminar
  2. Bueno, la foto de Ayuso es buenísima. A mí me tiene totalmente despistado: ¿quién es Ayuso? ¿Ese personaje cándido capaz de salir en una foto como esta, decir que echa de menos los atascos o intercambiar tweets pasionales con su peluquero enamorado? ¿O esa otra que pintan los medios de la izquierda, obsesionada por privatizarlo todo, cargarse a Sánchez y actuar como una alumna de Trump desencadenada? Es un enigma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que es las dos cosas. Su candidez le permite escuchar a un malvado como MAR, que es quien está detrás de todas sus decisiones políticas y de comunicación. Peligroso personaje este, el inventor del "Váyase señor González".

      Eliminar