11. ¡¡YAYOFLAUTA EN EL INTERRAIL!!

Pues eso, que me voy a hacer un viaje cojonudo. Les cuento la génesis del asunto. Resulta que mi hijo Kike está de Erasmus precisamente en la tierra de Erasmus, es decir, en Rotterdam. Resulta que me gustaría hacerle una visita y que el año que viene no voy a poder, porque los señores Rajoy, Montoro, Bañez y otros portentos similares, han decidido quitarme los llamados moscosos. Y que este año, como los anteriores, me los había dejado para el final y ahora tengo margen para irme por ahí un par de semanas. 

Resulta también que tengo amigos a los que me gustaría visitar en Nantes, París y Bruselas y es una buena oportunidad de hacer una gira otoñal por mi querida y decadente Europa, acosada por los tahúres que quieren de nuevo raptarla como en la antigüedad. El otoño es una época maravillosa para viajar. ¡Ah! las calles de Paris sombreadas todavía por los tilos, los grandes robles y los castaños de Indias, y engalanadas por los dorados liquidámbar.

Pensé inicialmente en viajar por carretera, pero mi coche es viejo y no me ofrece las garantías suficientes. Así que busqué información sobre trenes y ¡¡oh maravilla!!: hay una oferta de Interrail Senior (así se llama). Es decir que el Interrail tiene ahora dos formatos, para jóvenes hasta 26 años y para yayos a partir de 60. Los de 26 a 60, que se jodan, que diría Andrea Fabra.

He conectado con unos y otros y he comprobado que andan por ahí de viajes, arriba y abajo, pero al final he conseguido coordinar un programa. Empezaré visitando a mi amigo del alma Philippe Billot, ingeniero jubilado del Ayuntamiento de París, a cuyas órdenes colaboré durante casi cuatro años en el proyecto LASDO financiado por la Comunidad Europea, mediante el que se dotó al Ayuntamiento de Colombo (Sri Lanka) de un sistema georreferenciado de información urbanística. Fue un trabajo muy gratificante para mí, con el que creí abrir una línea nueva para el Ayuntamiento de Madrid. Luego esa línea no tuvo continuidad, pero al menos me dejó un amigo y un sinfín de vivencias compartidas

Desde allí viajaré a Nantes en donde tengo otros dos amigos franceses, éstos arquitectos. Michel Velly, profesor de la Escuela de Arquitectura, no sólo es amigo, sino que es mi ídolo. Michel fue el creador y director durante muchos años de la empresa Cultures Urbaines, dedicada a organizar viajes a las ciudades europeas y americanas para grupos interesados en la arquitectura y el urbanismo, un trabajo de cicerone y pedagogo urbano que a mí me hubiera hecho feliz. Juntos hemos paseado por Madrid a muchos grupos que él traía y acompañaba y a los que mostrábamos una perspectiva diferente de la ciudad. Hace tres o cuatro años decidió dedicarse en exclusiva a la Universidad y dejar la empresa en manos de su segundo Tangi Saout, que es mi otro amigo de Nantes. Con este he paseado sólo a dos grupos.

Les mandé a ambos el mismo correo, para comunicarles mi plan de visitarlos, y con sorpresa he descubierto que las relaciones entre ellos se han distendu, según Tangi y degradé según Michel. Así que, je suis desolé, tendré que dividir mi tiempo entre los dos. Michel es amigo más antiguo y sintonizamos mejor por edad y forma de ver la vida. Pero Tangi es un chico agradable, que siempre ha sido muy amable conmigo. No conozco Nantes a fondo, pasé por allí rápidamente hace muchos años, pero creo que el área metropolitana incluye el núcleo portuario de Saint Nazaire. Tal vez visite el centro histórico con uno y el puerto con otro.

Y en Bruselas me espera otra de mis almas gemelas, António Trinidad, escritor, viajero y profesor de español en el extranjero. Hombre intercultural donde los haya, habitante de ese territorio difuso que gravita alrededor de las fronteras, cronista de realidades mestizas. Es el creador con su mujer Teresa de la revista Manga Ancha, un foro de encuentro entre las culturas española, portuguesa y marroquí, y es también el autor entre otras de la novela Tierra Raya, con la que ganó el premio Encina de Plata un año antes que yo.

He escrito su nombre con acento, a la manera portuguesa, porque sé que es así como le gusta ponerlo. Además de todo eso, cultiva un blog desde hace años, www.antrimu.blogspot.com, en donde deja correr toda la ternura de su prosa poética y delicada, henchida de cariño hacia la gente, en entradas tan cortas como contundentes. Envidio su capacidad de concisión, yo no sé si algún día conseguiré escribir entradas que no me salgan tan largas.

En cuanto a mi hijo, pues es un tío estupendo, estudiante de Económicas, corredor, skater y en sus ratos libres bajista titular del grupo de hardcore music Memories, con el que ha grabado algunas maquetas antes de exiliarse. La página del grupo es:http://www.myspace.com/memoriesmadridhc. El hardcore es un estilo que no se cuenta entre mis preferencias musicales, pero comprendo que soy un antiguo, yo me quedé en el punk rock. 

Mi hijo me explicó que hay dos tipos de hardcore: el hardcore a secas y el hardcore melódico. He escuchado canciones de los dos y, francamente, a mí me suenan igual, qué le vamos a hacer. Pero parece que es una tendencia con muchos años de desarrollo, que empezó entre surfistas de California. En España hay un solo festival de este género musical, que se celebra todos los veranos. ¿A que no se imaginan en dónde? Pues nada menos que en Viveiro (Lugo). El evento se llama Resurrection Fest y esta es su página: www.resurrection-fest.com

 

Esta tarde he ido a comprar el Interrail. Me he inclinado por la modalidad Global Pass Flexi Senior. Vean, vean que contento se me ve con mi pase recién comprado. 

Ya de paso me he sacado el billete para el primer trayecto, Madrid-Hendaya. Me ha costado 6,75 euros. Mi tren sale el sábado día 13 a las 8 de la mañana de Chamartín. Me llevaré el ordenador para seguir cumpliendo con mi obligación de escribir tres entradas semanales en el Blog, aunque antes o después tendré que reducirlas a dos, supongo. En cualquier caso les tendré al tanto de mis andanzas.

Ahora díganme: ¿No se están muriendo de envidia?